Amanecimos abrazados. Su cuerpo firme, cálido, tranquilo, aún enredado con el mío, cómodamente, como si estar así fuese lo natural… su pelo había crecido lo suficiente como para alcanzar a desordenarse… me pregunté si algún día dejaría de sentir esta emoción y cosquilleo con solo verlo y tocarlo. Dejé mis labios reposar sobre su hombro desnudo… absorbí el sabor de su piel… lentamente le dejé muchos besos en su hombro y cuello hasta que despertó y me sonrió con mucha flojera y dulzura.
Nos levantamos temprano, teníamos muchas cosas por hacer. Me reí al ver a Skylar estudiar las ropas en mi closet como si se tratara de criticar una obra de arte… Finalmente, con un largo suspiro y dándose por vencido, sacó una camisa de color claro y mirándome con cara divertida pasó por mi lado hacia el baño.
Llegamos temprano a la universidad y hablamos directamente con el encargado de su carrera. Nos recibió bien y no había problemas para que Skylar se reintegrara, aunque le advirtió que sería difícil y le convendría hablar con cada uno de sus profesores quienes, seguramente, harían algunas excepciones dado su historial de buen alumno y el accidente por todos conocido.
Las primeras miradas extrañas las sentimos al salir de la oficina principal… la secretaria y algunos otros administrativos nos miraron examinándonos
– ¿Tú eres Skylar, verdad?
Ina de ellas no se aguantó y se acercó a nosotros
-. Siii.?
Respondió él, extrañado, sin saber bien que pasaba
– Te vi en la televisión. Me alegro que te hayas recuperado … ¿Roberto?… fue muy valiente lo que hiciste
Asentí con la cabeza y salimos rápido del lugar siendo intensamente observados por ellos.
– ¿Qué fue eso?- caminábamos juntos pero sin tocarnos
– Vas a tener que acostumbrarte por ahora. Con el paso del tiempo se les va a olvidar
Le contesté arrepintiéndome de no haberle contado antes, pero tontamente pensé que… no sucedería.
Se detuvo y me sujetó del brazo
-. Explícame por favor… ¿Qué fue lo que pasó en esa oficina?
Comencé a explicarle pero sabía que no le iba a gustar
-. Ya estoy acostumbrándome… la gente nos reconoce y se acercan a hablarte… por la televisión… la mayoría solo quieren saludarte… me preguntan por ti
-¿La gente?… ¿cualquier persona?
Su voz denotaba claramente la poca gracia que le hacía que esto sucediera. Skylar es celoso de su privacidad y no le gusta la idea de cualquier persona acercándose a hablarle y reconociéndolo
-. Lo siento Skylar, es parte de lo que Érica quiso explicarte anoche… mucha gente se va a acercar a ti, solo diles…
– NO!!, no quiero hablar con “la gente”, ¡esto es ridículo!
El tema lo había puesto muy incómodo y nervioso.
– Lo sé pero… ya se les va a olvidar. Por favor, ten un poco de paciencia
Había pasado por mucho, por tanto… no sé que habría dado por que ahora pudiera seguir estudiando tranquilo sin que nada lo molestara. Skylar puede sobresalir fácilmente cuando se lo propone… pero solo si es como a él le gusta, él decide cuando quiere ser notado y cuando quiere pasar inadvertido.
– ¿Paciencia?… yo?? Sólo una vez en mi vida he tenido paciencia Roberto… sólo una!!
A pesar de lo molesto que está no puedo evitar que se dibuje una sonrisa en mi rostro
– ¿Conmigo?
Lo desarmo… sonrío al recordar toda la paciencia que tuvo que empeñar conmigo… él nunca ha sido paciente… pero lo fue conmigo. Se le olvida la molestia, se le olvida que estamos en la universidad y que hay mucha gente alrededor nuestro
– Si, contigo
Solo un leve roce de nuestros cuerpos, de nuestras manos, suficiente como para sentirnos más cerca… para saber que nos tenemos el uno al otro.
La mañana se nos pasó rápido buscando y hablando con la mayoría de los profesores. En cada lugar al que fuimos volvimos a sentir las intensas miradas sobre nosotros pero nos ocupamos del asunto al que íbamos y tratamos de no darle importancia. Cerca de las dos de la tarde ya todo parecía arreglado y Skylar podía reintegrarse a clases a partir del día siguiente.
Volvíamos juntos y de pronto nos encontramos frente a la cafetería de la universidad… estaba lleno, adentro la gente almorzando y afuera, grupos de alumnos dispersos, conversando. Ambos nos habíamos quedado inmóviles… mirando desde la distancia lo que parecía ser una prueba de fuego
-¿Quieres almorzar?
Sonaba una pregunta lógica y normal.. pero no lo era
– ¿Aquí?!
Me preguntó en un hilo de voz… inconscientemente Skylar se acercó y rozo mi mano.
– ¿Por qué no?
Le respondí intentando aparentar una seguridad que estaba muy lejos de sentir pero que necesitaba entregarle. Skylar iba a seguir viniendo a este lugar durante todo el tiempo que faltaba para terminar su carrera… yo?, probablemente no volviera nunca más. Necesitaba que sintiera nuevamente la confianza para que se pudiera mover tranquilo por toda la universidad.
– ¿Estás seguro que quieres hacerlo?- una leve sonrisa nerviosa en sus labios
– Bueno, nadie dijo que iba a ser fácil, verdad?… Todo o nada, recuerdas? – esta vez tomo su mano y la aprieto… en verdad ahora es todo o nada con él.
– Si… me acuerdo muy bien
Comenzamos a caminar, suelta mi mano y no hago el intento de volver a tomarla… ya será en público cuando él se sienta seguro de querer hacerlo. Lentamente nos acercamos a los grupos de alumnos. Las miradas comienzan a caer sobre nosotros. Puedo sentir como Skylar se va poniendo tenso en la forma en que cambia su caminar, sus músculos se endurecen y mueve los dedos de las manos, pero no se detiene. Solo yo, que lo conozco bien, puedo darme cuenta que está nervioso.
-. Hola Skylar!! Roberto!!
Algunos de ellos nos saludan amistosamente. Los miro y sonrío educadamente pero no me detengo.
Cruzamos las puertas de la cafetería. Está lleno de gente, como siempre a esta hora. Hay un ruido fuerte, mezcla de conversaciones, cubiertos, tintinear de vasos y música de fondo, pero a medida que avanzamos hacia las bandejas, los ruidos parecen ir disminuyendo, se va haciendo un silencio que se siente aún más fuerte que el ruido anterior. En la boca del lobo…ahí es donde estamos… nadie nos mandó a meternos, pero aquí estamos.. Skylar está nervioso y se ha puesto su capa de arrogancia, no demuestra cómo se siente, simplemente camina sin mirar ni ver a ninguno de los rostros que nos observan… mi corazón y mis manos mueren por abrazarlo y protegerlo pero es lo peor que podría hacerle ahora. Skylar llega primero hasta las bandejas y toma una. Lo sigo. El silencio nos va siguiendo también. Cuando estamos a punto de elegir que comer se escucha un pequeño grito, algo ahogado
-Son Skylar y Roberto!!
Es la voz de una chica en alguna parte de la cafetería. Me giro tratando de encontrar el origen, pero entonces son muchas las voces que repiten lo mismo… ya no nos miran disimuladamente sino directamente… y se acercan a saludarnos… amistoso, amables, preocupados. Me doy cuenta de lo mucho que lo altera la situación pero él parece que estuviera tranquilo, sonríe con aparente naturalidad y contesta los saludos y preguntas… pero yo se que está muy nervioso e incómodo. De pronto hace lo impensable; toma mi mano y la aprieta fuertemente… delante de todos, sin mirarme, sigue sonriendo, pero siento su brazo temblar y la mano apretarme… paso mi pulgar suavemente por su piel… parece tener un efecto importante, se tranquiliza y respira profundamente mientras sigue hablando y contestando lo que le preguntan.
A nadie parece importarle ni llamarle la atención que Skylar me haya tomado la mano… a estas alturas y luego de toda la publicidad, todos saben que somos pareja… están más preocupados de saber cómo está y de alegrarse por su recuperación, otros quieren que yo les cuente del paramédico aquel… Nadie está siendo desagradable pero aún así la situación no es cómoda… entonces la escucho llegar a nuestro lado y me suena a salvación
– Rucio!!!… sólo a ustedes se les puede ocurrir!!!
Nancy sostiene a Skylar en un abrazo fuerte y estrecho.
– ¿Qué están intentando probar?
Juntos, los tres, nos vamos a sentar en una mesa desocupada en un rincón algo alejado para almorzar tranquilos… Yo tenía razón, luego de un rato ya nadie nos presta mucha atención, solo una que otra mirada pero la calma ha vuelto. Nancy está feliz de saber que Skylar vuelve y yo feliz de saber que él contará con su apoyo
Cuando estamos terminando de almorzar, la cafetería de a poco ha ido quedando con menos gente. No sé si la presentí o la vi primero… pero por fuera de los cristales de la cafetería pasa caminando tranquila la figura de Ángela, acercándose indiferente en dirección a la cafetería; viste elegante como siempre y se ve atractiva… pero mis pensamientos fueron de molestia y preocupación.
–.¿Ya terminaste?, vamos? – le pregunto con algo de prisa, poniéndome de pie.
Skylar me mira directamente… lo sé antes que me lo diga
-. Ya la ví. No voy a correr y tú tampoco
Automáticamente, como si hubiera recibido una orden me vuelvo a sentar. Nancy mantiene un riguroso silencio pero se ha acercado a Skylar en una clara señal de protección. Ángela, con otra chica que la acompaña, entran y se dirigen a buscar sus alimentos, conversando. No nos han visto. Ninguno de nosotros mira en su dirección… bueno, casi ninguno… Skylar tiene su vista fija en ella. No sé qué es pero puedo presentirlo… hay algo en su mirada que me asusta.
– Skylar?- lo llamo suavemente
– mmmhhh?
Pero no quita sus ojos de ella… la está llamando, buscándola con los ojos. Y le resulta. Como si hubiera sentido la mirada, Ángela se vuelve directamente hacia nosotros. Su primera impresión es de sorpresa y luego de enfado, molestia… desprecio. Se gira nuevamente y se aleja hacia el rincón más lejano de nosotros en la cafetería. Skylar sigue mirándola… no puedo leer la expresión en sus ojos… no sé qué está pensando. El silencio entre nosotros es tenso. Creo que lo mejor es alejarnos del lugar. Ella ya no tiene nada que ver con nuestras vidas.
– ¿Vamos?- nuevamente me paro y Nancy lo intenta también pero Skylar no se mueve.
–Skylar?… no vale la pena. Vamos amor
Por fin me mira… no me gusta su mirada. Se pone de pie, decidido, y sin decirnos nada, pasa entre nosotros y comienza a caminar hacia Ángela. Hago el intento de seguirlo pero la pequeña mano de Nancy me detiene con fuerzas en mi muñeca, tirando.
– Déjalo
– Pero…
– Lo necesita Roberto… déjalo hacerlo a su modo
Me vuelvo a sentar pensando en que comienzo a entender por qué Skylar la llama la pequeña bruja… es un poco sabia esta chica.
Ángela se ha sentado de espaldas hacia nosotros. Skylar llega a su lado, frente a ella. Se miran con evidente antipatía
–.¿Qué quieres? – le gruñe Ángela.
Skylar se toma su tiempo antes de contestar. La mira de arriba abajo desde su altura… como sólo él sabe hacerlo… demostrando con cada fibra de su cuerpo el disgusto que le produce esa mujer
– Sólo decirte que nunca más te vuelvas a acercar a Roberto… porque la próxima vez…-le habla con tranquilidad y firmeza
-¿La próxima vez qué?!! – lo interrumpe casi gritando y con una amarga sonrisa – ¿Qué me vas a hacer mariquita???!
En la cafetería se ha quedado todo en silencio… solo la música que suena por los parlantes… pero también parece haberse reducido al mínimo… todos miran hacia ellos. Ya no aguanto y me pongo de pie. Nancy vuelve a sujetarme pero ambos estamos de pie.
Skylar la mira fijamente… enojado. De pronto sonríe apenas… sólo en la comisura de sus labios una pequeña sonrisa malvada. Su mano se dirige rápida al vaso grande de jugo sobre la bandeja de Ángela y como en cámara lenta lo levanta y muy despacio lo vierte sobre la cabeza de Ángela… sin moverse… sin gritarle… sin prisa… solo está parado frente a ella dejando caer el jugo que corre desde su pelo hasta sus pies. Ángela reacciona tarde… cuando logra abrir la boca y gritar ya toda la cafetería ha estallado en risas… incluso la amiga de Ángela no puede evitar reírse al ver el espectáculo
-. Im… be… cil!!… pero…mira como… me has dejado…!!!! – está al borde de la locura
– Te voy a dejar peor si te veo cerca de él!!!
Soltando el vaso que cae dramáticamente rebotando sobre la cabeza de Ángela, Skylar da la media vuelta y me sonríe. Avanza sintiéndose feliz entre medio de los estudiantes que llegan a llorar de la risa al mirar a Ángela.
– Ahora si podemos irnos – me dice, sonriendo
Me pregunta sonriendo entero… con todo el cuerpo… sonríe de pies a cabeza, satisfecho de lo que ha hecho,como no lo había visto hacerlo desde el accidente. No puedo evitarlo. Sonrío con él. Tomo su mano y salimos los tres juntos dejando atrás el sonido de las risas que aún no paran.
– Eso no fue muy bonito- le digo cuando ya estamos un poco lejos
– ¿No cierto que no??… – pero sigue sonriendo.
Nuestra tarde fue sumamente especial, Lo primero que hicimos fue sacar mis cosas del departamento y trasladarlas al que sería el “nuestro”. No nos tomó demasiado tiempo; no tengo tantas cosas y soy bastante ordenado. Lo más difícil fue despedirme de Erica… seguíamos estando en la misma ciudad y tan solo a unos pocos minutos de distancia, pero estaríamos viviendo nuestras vidas en forma separada, por primera vez. Me abrazó muy fuerte
-. Vas a ser feliz hermano.. elegiste bien, estoy segura de ello
– Soy feliz Erica… muy feliz
Se abrazaron con cariño ella y Skylar.
-. Siempre serás bienvenida – le dijo sintiéndolo de verdad. Erica lo entendió así.
Al volver al departamento intentamos poner algo de orden… Había unas cuantas cajas y maletas… pero no nos resultó. Cada vez que él pasaba por mi lado invariablemente tenía que tocarlo… acariciarlo… mis manos se iban solas hacia su cuerpo… cuando yo pasaba por el lado suyo, me sujetaba y se colgaba de mi cuello… de mi boca…
-. Ya déjame, ¿si?
Pero sus brazos seguían acercándome hacia él… a su boca húmeda, abierta, deliciosa… podría besarlo eternamente sin cansarme jamás.
– Skylar…
De a poco nos fuimos acalorando más y más… primero de pie en salón entre las cajas, pero íbamos a terminar cayéndonos… lo empuje hasta la pared… resbalamos hasta el dormitorios y finalmente terminamos desnudos en la cama, buscándonos con urgencia… necesitaba el calor de su piel… su olor, sentir que se abría y me envolvía dentro de su cuerpo y me hacía llegar al paraíso… a veces con calma y ternura y otras veces, como ahora, con urgencia y necesidad… con la adrenalina de lo que había pasado en la cafetería aún dando vueltas, con la felicidad de sabernos juntos y solos en este departamento…
– Date vuelta amor
Se gira lentamente, sonriendo provocativo… me gusta tanto la preciosa forma de su cuerpo de hombre… la curva de sus hombros… su espalda y sobre todo su trasero… me doy el tiempo para recorrerlo y excitarlo todavía más… del velador tomo el lubricante…. meto mis manos entre sus nalgas y mis dedos se pierden en su cálido interior… Skylar gime completamente abierto y receptivo… se mueve pidiendo más, levanta sus caderas… su trasero, para salir al encuentro de mi sexo… el peso de mi cuerpo sobre el suyo… su brazos estirados y los míos sobre ellos, nuestros dedos entrelazados y mi miembro completamente dentro suyo… al principio es lento, suave… dulce, gemidos tranquilos… suspiros y sonidos deliciosos de su boca… pero luego es intenso, brusco… rápido, mis manos en su miembro, masturbándolo y mi boca intentando alcanzar la suya en un beso apasionado y casi violento… el control completamente perdido… ambos jadeando y repitiéndonos las palabras de amor más dulces mezcladas con los juramentos más groseros que conocemos…
Aun cansados y sonriendo adormilados… sin soltarnos, sobre la cama… las cajas y maletas mirándonos desde la sala
– ¿Crees que algún día vamos a terminar de ordenar? – le pregunté
– mmmhhh nop… tiremos todo por la ventana…
me abraza con todo su cuerpo y yo lo recibo cobijándolo y sintiéndome tan lleno, rebosante de amor por él. Nos quedamos tranquilos… semi-dormidos, solo disfrutando el uno del otro… nada mejor en este mundo.
– Skylar… mi precioso rubio… nunca vamos a salir de esta cama, verdad?
– Nop… jamás
Pero finalmente sí salimos de la cama y al cabo de una semana las cosas habían cambiado drásticamente; el departamento lucía perfectamente ordenado y habíamos establecido una especie de rutina de orden que no nos costaba mantener; ambos éramos ordenados por naturaleza y teníamos espacios claramente definidos.
Además, en esos días fue cuando apareció la señora Mirna… Una mujer baja, regordeta de unos 58 años, con la sonrisa permanentemente a flor de labios y las manos más hábiles para cocinar, ordenar, lavar, planchar, etc… habíamos comenzado a buscar a una persona para que nos ayudara con las labores de la casa y apareció ella… a ambos nos agradó de inmediato, jovial, ágil y con muchas ganas de trabajar… había quedado viuda, sin hijos ni familiares cercanos. La contratamos por un periodo corto para hacer la prueba… sólo la necesitábamos unos días a la semana… Mirna empezó a consentir a Skylar más de lo normal… se deslizaba muy calladita mientras él estudiaba y le dejaba un trozo de strudel recién preparado por ella, con un vaso de leche fría. Nuestras ropas perfectamente limpias y ordenadas. Antes de irse, por las tardes nos dejaba preparada la cena que incluía algunos de los platos más deliciosos que habíamos probado jamás. Nos tomó tanto cariño que se excedía largamente en sus labores por agradarnos y a nosotros nos tomó menos de una semana darnos cuenta que ambos estábamos enamorándonos de los cuidados que nos prodigaba esta mujer. La primera vez que por casualidad nos sorprendió besándonos nos miramos los tres un poco incómodos… pero luego ella dio un gran suspiro
-. Eso es amor de verdad…- volvió a suspirar y siguió con sus labores.
Skylar había vuelto a su rutina de la universidad y sus estudios le exigían mucho, tenía que recuperar el tiempo perdido y a veces pasaban varios días en que el único contacto entre los dos era acostarnos juntos en la misma cama y dormir abrazados… él completamente cansado como para intentar cualquier otra cosa… No me quejaba. Sabía lo agotador que le estaba resultando, lo peor era que aún había personas desconocidas, estudiantes en su mayoría, que lo reconocían y se acercaban a hablarle y eso lo ponía de muy mal humor… yo solo quería estar ahí para ayudarle en lo que pudiera.
No puedo negar que quería hacerle el amor a cada rato pero lo veía tan urgido y apurado, intentando recuperar el tiempo perdido en la universidad que me conformaba con un beso rápido, una sonrisa entre sus estudios y abrazarlo cada noche y dormirme pegado a él, respirando su olor. Nunca pasaron más de un par de días en todo caso… a veces… a pesar de todo lo que le quedaba por estudiar durante el día o la noche, salía del estudio dando un portazo y se sujetaba a mí de forma descontrolada… besándome, metiendo su lengua descaradamente en mi boca y llevando sus manos bajo mi ropa con urgencia, bajando el cierre de mis jeans antes de darme tiempo a reaccionar
-. No me has hecho el amor en dos días, idiota… mira como me tienes
Me recriminaba sonriendo… me tomaba la mano y la ponía sobre su pene completamente erecto bajo la tela del pantalón… me empujaba al dormitorio, al sillón, a la alfombra o a lo que estuviera más cerca. Yo solo sonreía… no importaba lo que estuviera haciendo, lo dejaba de lado. Me encantaba su desesperación por que lo penetrara y lo hiciera sentirse mío… necesitaba mis besos y mis caricias.
– Te amo, te amo …
Me sonreía ya más tranquilo luego de habernos hecho el amor, me besaba dulcemente y volvía a sus estudios aún sin terminar.
Yo había pasado varios días en entrevistas de trabajo y estaba esperando comenzar en cualquier momento; sólo tenía que tomar la decisión correcta, pero me estaba costando mucho. Tenía varias opciones. Gracias a mi buen examen y a un registro de notas impecable tenía en ese momento tres ofertas de trabajo. Lo conversé con Skylar pero las tres opciones parecían interesantes y era difícil decidir. Al final, acepté la que me pareció mejor por lo que podría aprender y practicar, aunque ninguna calzaba a la perfección con mis sueños.
Comencé a trabajar y al principio la novedad hizo que todo fuera entretenido y bueno… era un empresa muy grande y éramos varios arquitectos, yo era el más joven. Aprendí mucho con ellos y me sentí contento, sobre todo cuando a fin de mes recibía mis primeros cheques del sueldo. Me sentía muy orgulloso. El día que depositaron mi primer sueldo en mi cuenta bancaria hice varias cosas tontas pero que para mi fueron tremendamente importantes: me dirigí a una florería y compre dos preciosos ramos de flores, los más grandes y delicados: escribí una pequeña nota de agradecimiento para Nancy… le agradecí haber sido la amiga fiel de Skylar y haberme aceptado a mi también en su vida. El otro ramo se lo llevé yo mismo a mi hermana y se lo entregué con un gran abrazo y un beso… no habría nunca mejor hermana que ella. Luego, llegue al departamento y sin darle derecho a protestar ni nada me llevé a Skylar a cenar al restaurant más exclusivo de la ciudad y luego al motel más caro… decorado en forma especial para fantasear… fue una noche inolvidable que hasta el día de hoy recordamos y nos vuelve a hacer sonreír.
Skylar siguió dando lo mejor de sí en sus estudios, sobre exigiéndose y dejándose cuidar y mimar por la Sra. Mirna y por mí. La mayor atención provino de Amanda que le regaló un auto esta vez… él protestó, quería de vuelta su moto… pero ni Amanda ni yo consentimos en tamaña idiotez. Ninguno de los dos estábamos dispuestos a volver a dejar que arriesgara su vida. Nos era demasiado valioso para ello. Quedo mudo ante nuestra decidida negativa y aceptó el auto que su mamá le regaló. Al poco tiempo estaba feliz con él y ya no se acordaba de la moto.
Todo el esfuerzo y las horas invertidas valieron la pena. A fin de año obtuvo muy buenos resultados a pesar del tiempo perdido y lo celebramos como correspondía.
Mi horario de trabajo, en general no era muy exigente, así es que una vez que terminaron sus clases teníamos tiempo para compartir y hacer cosas entretenidas, salíamos con algunas amistades, viajábamos a la playa los fines de semana y Skylar con cuidado, volvió a practicar deportes y de a poco me introdujo en ese mundo que terminó gustándome mucho.
El trabajo me gustaba pero definitivamente no era el ideal que tenía en la mente para el resto de mi vida… pero eso vendría más adelante… Cuando nos sucedieron las cosas más increíbles y nuestro mundo tuvo un giro de 360 grados y se volvió aún mejor.
Nani buen dia ,quisiera saber cuantos capítulos falta para que termine esta hermosa novela y cuando lo van actualizar.