Miguel Capítulo 16

GONZALO

 

Tanto Miguel como yo somos madrugadores. A pesar de lo tarde y cansado que se durmió anoche, hoy despertó muy temprano. Me doy cuenta que está acostumbrado a levantarse de madrugada.  Me gustó la experiencia de dormir con él…    duerme como los niños pequeños, en posición fetal y completamente relajado, su respiración es suave, acompasada y apenas se mueve en la cama…  lo sé porque desperté varias veces durante la noche, no porque me sintiera incómodo sino más bien para comprobar que la situación era real… lo miré dormir… su rostro es pacífico y hermoso…  estaba agotado puesto que acaricié su rostro… quite los mechones de pelo de su cara y no despertó… nunca antes  había pasado la noche con ninguno de mis amantes … nunca había tenido ganas de hacerlo… con ellos es una diversión momentánea… es sexo…sólo eso…¿y qué es con Miguel entonces???.. cuando mi mente llegó a esa pregunta me quede despierto bastante rato dándole vueltas, mirándolo, como si pudiera descubrir en su rostro la respuesta… me gusta el mocoso, más, mucho más que cualquier otro que haya conocido antes… eso es todo.

Me di cuenta del momento exacto en que despertó. Mis manos, hasta ese momento quietas, bajaron despacio por su espalda una y otra vez… a Miguel le gusta lo que le estoy haciendo… se queda quieto disfrutando de esa caricia.

-. Buenos días

Me alegra ver sus ojos aun adormilados mirarme algo desconcertados

– ¿cómo estás?

Con un gesto extraño en mí, reservado sólo para mis hermanos, paso mi mano por su cabeza y despeino aún más su pelo castaño… Miguel, con sus ojos aún pesados de sueño, y su mirada algo perdida es precioso… también sonríe tímidamente… me gusta mucho, me produce un sentimiento cálido que no se bien cómo explicar… pero dura sólo unos instantes pues me levanto y cruzo hacia el baño. Abro la ducha y el día comienza.

-. ¿Quieres ducharte?- le pregunto al terminar.  

Miguel intenta salir de la cama pero al moverse su cuerpo le recuerda lo vivido la noche anterior… no se queja, no emite un sonido… pero sé que esta adolorido. Busco en mis cajones y mientras pasa caminando a mi lado lo detengo del brazo

– Tomate uno

Le paso una caja de analgésicos. La recibe en su mano y sigue caminando hacia el baño. 

Cuando Miguel sale ya vestido del dormitorio he preparado café y estoy revisando algunos correos en el computador

-. ¿Quieres Café?

Miguel se sirve una taza y se detiene a tomarla frente a los ventanales que muestran una hermosa vista de la ciudad

– No tengo nada de comer aquí, pero podemos tomar desayuno en el camino… tienes clases las 8:30, ¿verdad?

Hay un leve movimiento de tensión en su cuerpo

-¿Qué más sabes de mí, aparte de mi horario?- me pregunta sin dejar de mirar por los ventanales.

Dudo un instante antes de responderle, por su voz y su actitud  puedo deducir que está molesto… no quiero empezar el día discutiendo… me siento feliz hoy día… no quiero arruinarlo.

– Casi todo… ¿algo en particular que debiera saber?

– ¿Cómo lo averiguaste?

– mmhhh… necesitaba saber de ti antes de… llegar a un acuerdo

– ¿Me investigaste?

Dejo de lado el computador y me acerco a él.

– No…  bueno, no directamente

– ¿Pagaste por conseguirla información? 

Con una mano sostengo el café y la otra la paso por su cintura y lo atraigo hacia mi cuerpo… huele a shampoo, a jabón… mezclado con su olor natural…  me deja abrazarlo pero lo siento tenso… molesto.

– Valió la pena… aunque no está completa

– Una verdadera estafa- me contesta en forma irónica 

  -¿Qué faltó… que quieres saber?-

– ¿Quién fue el primero?… todavía no lo sé

Algo parecido a un temblor recorre su cuerpo… mis sentidos se ponen alerta de inmediato

– Ya déjalo… fue hace mucho tiempo

Intenta soltarse de mi brazo pero no lo dejo

– ¿Cuándo?… ¿Cuándo fue?  

Quiero saberlo… quien tocó su cuerpo antes que yo…  sigo hablándole tranquilamente, controlando mis ansias de sacarle la información a la fuerza. Estoy tan cerca que puedo sentir las emociones que pasan por su cuerpo. Se gira y me sonríe intentando distraerme.

– Estoy contigo ahora… ¿qué te importa lo que pasó antes de ti? 

¿Estás coqueteando conmigo pequeño demonio?…lo miro fijamente, mi mano sostiene su barbilla y no le permito girar su cabeza… necesito saber

– ¿Te importa a ti Miguel?

Mi pregunta lo sorprende… sus ojos, nerviosos, se desvían de los míos de inmediato pero alcanzo a ver una breve sombra de dolor… de miedo y de duda…  ¿Qué es esto?.  Miguel sonríe pero es demasiado tarde… mierda! ¿Qué o quién es lo que le importa??!!! Lo suelto y me vuelvo para apagar el computador sintiendo que hay algo que está escapando de mi control en todo esto… ¿hay alguien que fue importante en su vida??

– Vamos

Salimos del departamento. No lo vuelvo a tocar. Su reacción me ha dejado molesto… preocupado.

En vez de acompañarme a desayunar prefirió ir a su casa.

– Te veo más tarde- le digo aún sin mirarlo.  

Recuerdo al contacto que me consiguió la información sobre Miguel. Decido que después de clases voy a hacerle una visita

MIGUEL

¡Mierda!!… cometí un error… lo sé… no esperé nunca a que me devolviera la pregunta… dudé.. no pude negar a Daniel, ni siquiera en mi pensamiento… Gonzalo va a seguir dándole vueltas al tema… no sé de qué forma podría descubrir la existencia de Daniel… no existe ningún testigo de nuestra relación… Lidia!!!, pero es la hermana de Daniel y lo adora, tampoco hay forma de que pueda contactarla. Esto no debería estar pasando. Solo ahora me doy cuenta del peligro en el que he puesto a Daniel… y a mí mismo ¿Qué haría Gonzalo si lo descubriera, si supiera lo que hice y cuando lo hice?… mierda!, no quiero ni pensarlo, no puedo poner a Daniel en ningún peligro… aunque no vuelva a verlo nunca más en mi vida, no quiero que nada malo le pase.

Entro a mi casa y mi mamá está tomando desayuno con Nali. Ni siquiera he pensado en que decirle

-. Miguel!!, al fin te apareces!!!, ¿dónde estuviste toda la noche?

– Mamá… estuve trabajando y me quede dormido… tengo que trabajar hasta tarde

– Te dije que eras muy chico para ese trabajo-

– No mamá, no soy  muy chico, lo estoy haciendo bien, tan bien que me han pasado un departamento para que viva más cerca de las oficinas

-¿Cómo?

– Ya me escuchaste… podemos irnos a vivir a otro lugar, cerca de mi trabajo  

Nali no cabe en sí de alegría y mi mamá insiste en que tiene que verlo primero para convencerse de que es verdad. Quedamos de acuerdo en ir a verlo esta misma tarde. Me tranquiliza y me alegra saber que de una vez y para siempre saldremos de este barrio miserable. Al menos parte de mis sueños y esperanzas se están cumpliendo.

La mañana se me pasa rápido corriendo ente una clase y otra. Hoy comienza una clase nueva de computación gráfica que me resulta especialmente entretenida… no tengo un computador pero desearía tener uno… entonces recuerdo la tarjeta que me pasó Gonzalo y que aún no he tocado.  Al terminar la clase de las 11;30 corro hasta la cafetería y busco el cajero automático… necesito saber qué cantidad de dinero tengo. Deslizo la tarjeta, me pide crear una clave y lo primero que viene a mi mente es el nombre de Daniel, lo transformo en números y esa pasa a ser mi clave… la pantalla me arroja una cantidad que no me creo… vuelvo a repetir la operación y vuelve a darme el mismo resultadome quedo pegado mirando la pantalla y recordando…”puedo ser muy generoso cuando me lo propongo… o algo así fue lo que me dijo Gonzalo al entregármela y tenía toda la razón.  Algo aturdido salgo rumbo a mi siguiente clase. No solo puedo comprarme un computador… puedo comprar el mejor computador del mercado y aún me sobraría dinero para muchas cosas más.  Me siento…extraño, feliz,…¿lo valgo?… ¿por qué tanto?.

A la una y media en punto termina la última clase de la mañana y mi teléfono suena. Es Gonzalo

-. Te estoy esperando

Salgo algo más apurado que lo normal y veo el jeep de Gonzalo estacionado frente al instituto.

-. ¿Qué quieres almorzar? – me pregunta al subir.

Parece feliz de verme. La molestia de la mañana superada.

– No sé… me da lo mismo

– No estás apurado, tu siguiente clase es a las cuatro

-¿Te aprendiste mi horario de memoria? 

Me muestra una imagen en  su celular… tiene una copia exacta de mi horario de clase

– ¿Por qué mejor no me pones un GPS… así sabes exactamente donde estoy en cada momento?- le contesto molesto.

– No me des ideas Miguel… tal vez termine poniéndote uno para vigilarte de cerca

Por alguna extraña razón se me ocurre que Gonzalo no está bromeando y podría llegar a hacerlo en verdad.

Almorzamos en un restaurant cerca del instituto pero no fue muy agradable, la comida en si estaba buena pero Gonzalo se encontró con algunos compañeros de clases que se acercaron a saludarlo. Fue educado y frío como siempre, pero pude darme cuenta que se sentía incómodo…al principio pensé que era porque no sabía cómo explicar mi presencia pero luego me di cuenta que no era eso…  él quería estar a solas… conmigo.  Nos retiramos rápido del lugar

– ¿Por qué te molestan?

– Son unos pedantes… Hablan maravillas de los negocios que piensan hacer pero ninguno de ellos ha trabajado en su vida… no tienen idea del mundo… idiotas!

– ¿No tienes amigos entre tus compañeros?

– No, solo son contactos… no tengo amigos en la universidad

– Pero si tienes algún amigo, ¿verdad?

– Si… solo uno

– ¿Quién es?

– Algún día lo vas a conocer- y con esas palabras da por terminada la conversación – ¿y tu?, ¿tienes algún buen amigo?

Giro mis rostro de inmediato…

– No, ninguno- contesto con frialdad. – ¿Dónde vamos?

– Necesito hablar con alguien… volveremos antes de las 4 

Es un barrio relativamente bueno, con una gran zona comercial y con mucha gente en las calles. Gonzalo estaciona y nos dirigimos hacia un restaurant que desde fuera parece común y corriente.

-Ya sabes… cerca de mí y mantén la boca cerrada

Al entrar, Gonzalo mira con detención y se acerca al tipo que está en la caja. Pregunta y de inmediato nos conduce hacia la parte trasera del restaurant… el cambio es notorio, el lugar es amplio y esta elegantemente decorado… Cuando se abre la última puerta veo a un hombre cuyo rostro me parece familiar… lo he visto antes, hace mucho tiempo, Sami me lo señaló una vez, un jefe importante de algo.  Gonzalo y él se saludan  y hablan respecto de los “canales de distribución”… el hombre se muestra respetuoso con Gonzalo a pesar de ser mayor y tener varios guardaespaldas a su alrededor. La conversación dura unos 15 minutos, Gonzalo no me mira ni una vez ni tampoco el otro hombre, pero los acompañantes si me miran fijamente, atentos a mis movimientos. Finalmente salimos y al volver a la calle siento que puedo respirar tranquilo nuevamente. No me había dado cuenta de lo nervioso que estaba. Trago una inmensa bocanada de aire

.¿Qué te pasa?-  Se dio cuenta de mi acción

– Nada… necesitaba aire.. sonríe

– Más vale que te acostumbres… no sería nada bueno que te vean nervioso

– ¿Y a mí por qué?, el de los negocios eres tú

Ya ambos estamos sentados en el vehículo. Antes de ponerlo en funcionamiento me mira detenidamente…

-. Primero que nada porque estás conmigo y segundo, no es bueno que la gente vea siempre tus emociones, especialmente cuando estas nervioso  

Me mira esperando mi reacción. No le digo nada… sé perfectamente porqué me está diciendo eso.

Gonzalo me deja cerca de la universidad

-. Quiero verte más tarde

Sujeta mi brazo antes de bajar del vehículo.

– Voy a llevar a mi mamá y a Nali a ver el departamento después de clases

– Bien… te acompaño

No me deja alternativa pero creo que su presencia como “mi jefe”  puede hacer más fácil convencer a mi mamá.

– Bueno. ¿A las 7?

– Nos vemos

Las clases terminaron a las 6 y me fui rápido hasta mi casa. Nali estaba lista hace rato, esperándome, y mi mamá aún no sabe bien que tan en serio tomarme, le cuesta convencerse. Un poco antes de las 7 llegamos frente al departamento. Las caritas de ambas están gratamente impresionadas… me da tanto gusto poder darles esta alegría, aunque sea a costo de una mentira.

-.Miguel… ¿seguro que es aquí? 

Mi mamá cada vez más nerviosa, sintiéndose como una intrusa en este edificio tan elegante.

Abro la puerta y ambas entran … se sorprenden… les gusta y se separan para recorrer todos los espacios.  Me quedo solo… el recuerdo de Daniel y todo lo que compartimos aquí me llega suavemente… envolviéndome por completo. Siento que muero un poco de tristeza  Como un robot, camino hasta el cuarto en que hicimos el amor tantas veces… la cama… la alfombra… hasta puedo escuchar su voz en mi cabeza y sentir el roce de sus delicadas manos en mi piel… busco el brazalete en mi muñeca.  La pena de no poder verlo y la sensación de vacío me aturden…un nudo enorme se instala en mi garganta cortándome la libertad de poder respirar normalmente…  me pego a la pared del dormitorio y despacio resbalo hasta quedar sentado en el suelo. Cubro mi cara con ambas manos y dejo que unas cuantas lágrimas resbalen de mis ojos…necesito liberar este dolor… ¿cómo estas Daniel?… me muero por verte… ya no estás tan triste, ¿verdad?… tienes que olvidarme… y yo a ti…

– Miguel?, ¿estás seguro que es aquí?- la  voz de mi mamá buscándome.

Me mojo la cara en el baño y vuelvo a recobrar la compostura.  Ambas están felices. Gonzalo elije ese momento para hacer su aparición.  Nali lo mira extasiada sonrojándose por completo y mi mamá se desconcierta ante este extraño que se presenta como mi jefe y le repite el mismo cuento que yo le había contado. La voz de Gonzalo es convincente, despliega todos sus encantos con ambas. Ellas le creen todo. Quedamos de acuerdo en cambiarnos al departamento lo antes posible y de pasada, Gonzalo se disculpa con mi mamá porque tendrá que hacerme “trabajar hasta tarde” … por ahora estamos ocupados en una campaña importante y necesita mi cooperación… además como estudio y no dispongo de tantas horas, tengo que trabajar hasta tarde. Mi mamá asiente… mira a Gonzalo, el departamento… a mi… y algo cambia en ella… su forma de mirarme deja de ser la de siempre… me está mirando diferente, hay admiración y respeto en sus ojos… me siento podrido, culpable y una mierda, pero de una u otra forma he conseguido una parte importante de lo que aspiraba. Saldremos de ese agujero inmundo en el que estábamos viviendo… las opciones de Nali serán diferente y la vida de mi madre más cómoda y descansada. Se me borra algo el sentimiento de culpabilidad.  Me besa con cariño mi mamá, emocionada… sonríe con alegría y alivio, dándose cuenta que ya no está luchando sola.

Totalmente entusiasmadas se despiden y se van. No importa si tengo que trabajar hasta tarde… mi mamá se ha creído el cuento completo… soy libre de hacer lo que quiera con mi tiempo, en sus ojos, he pasado a ser un adulto responsable… ¡que mierda de mentiroso soy!… pero estoy feliz, feliz de verdad!!!

.¿Todo bien?- 

– Si… estuviste muy bien…

Gonzalo se ha portado muy bien… no le correspondía hacer nada pero estuvo aquí apoyándome… ¿por qué me cuesta tanto ser amable con él?… o con cualquiera?. Me esfuerzo y logro que me salgan las palabras

–Muchas gracias – lo digo en voz baja… sin mirarlo.

No sé si Gonzalo se da cuenta de lo mucho que me cuesta agradecerle.

– Me agrada tu mamá, es una luchadora 

Aún estamos en el departamento. Quiero salir pronto de aquí. En mi mente este es el lugar de Daniel.

– ¿Qué quieres hacer?

Mi  pregunta es totalmente inocente, pero la mirada que recibo de respuesta no lo es… me río… es tan obvio!!!. Gonzalo sonríe también. Estira su brazo y me atrae hacia su cuerpo. Paso mis brazos alrededor suyo… acepto tranquilo y un poco entusiasmado este contacto… ¿estoy cediendo?

– Vamos

Al llegar a la puerta me suelta y salimos separados caminando hasta el jeep discutiendo sobre qué tipo de comida vamos a ordenar. Ninguno de los dos quiere ir a un restaurant y ambos sabemos por qué.

 

DANIEL.

Tengo clases hasta las 6 y ya no puedo faltar más. Por primera vez mis calificaciones han bajado y no puedo poner atención ni concentrarme. No puedo controlar mi mente… sólo me caben Miguel y la pena que siento… no tengo espacio para lo que habla el profesor.  Solo una cosa no he dejado de hacer…  todo mi tiempo libre lo dedico ahora al gimnasio… tengo la estúpida esperanza de que Miguel va a aparecer ahí… tal vez buscándome… quizás en algún momento sienta el mismo dolor que siento yo y decida que no puede más…     

Lidia me pidió la dirección y me dijo que iría a ver si encontraba a Miguel.   Le pedí que me esperara pero no podía. Entre su tienda de día y su vida social nocturna va a regalarme un rato de su tiempo para averiguar sobre Miguel. Sólo han pasado un par de días desde que lo vi por última vez pero siento verdadera desesperación por volver a abrazarlo como tanto le gusta… me pregunto una y mil veces si le sucede lo mismo o simplemente dejó de pensar en mí y me está olvidando. No creo… creo que de verdad Miguel me ama… si es así de seguro está sintiendo algo parecido… pero está con él… esta con ese tipo… la ansiedad se transforma en rabia… me imagino a Miguel siendo tocado por esa otra persona… dolor, rabia… angustia de la buena, de la que me hace querer morir… o matar.

Espero que Lidia tenga alguna noticia… lo que sea, bueno o malo, solo quiero saber algo de él.

Prometí no llamarlo… pero nunca pensé en cumplir la promesa, solo me detiene el hecho de saber que será Miguel el que se enoje si lo hago y probablemente tome una medida drástica como desaparecer para siempre…  Viernes, dijo que me llamaría el viernes… recién es martes… ¿Cómo hago para llegar hasta el viernes?… ¿Cómo puede mi vida haberse transformado de tal forma que ahora gira en torno a una posible llamada telefónica?

No puede ser… tal vez el problema aquí no solo es Miguel… tal vez soy yo que he sido demasiado blando y manejable… De pronto imagino que soy mi padre o Gonzalo… incluso Lidia, en esta misma situación… los tres son fuertes y llego a una conclusión que me impacta… a ninguno de ellos se les habría escapado Miguel de entre las manos.

Este pensamiento es muy fuerte… me quita el aire… me enoja… ¿fui yo el estúpido que no supo pelear?… Me siento enfermo… nuevamente salgo apurado de clases sin preguntar al profesor… apenas alcanzo a llegar al baño y vomito hasta el alma… ¿fue acaso mi culpa?… me siento enfermo… mareado… ninguno de ellos habría perdido a Miguel como yo… yo lo dejé ir.

-¿Daniel?-  lo voz de Nico, compañero de clases y uno de mis amigos

– Aquí Nico…- me acerco al lavamanos a intentar componer un poco mi persona..

– Hombre… ¿estás enfermo?

– No… ya pasó

– El profesor me mando a verte…. Estas muy pálido, mejor te vas a tu casa

– Ya estoy mejor… en serio

Aunque el espejo me informa exactamente lo contrario.  Volvemos a clases, me disculpo con el profesor y la tortura de estar sentado sin hacer absolutamente nada más que pensar en Miguel vuelve a instalarse…agravada ahora por la rabia y la culpabilidad de saber que fui un idiota… un débil y que si hubiera actuado diferente jamás habría dejado a ir a Miguel…  Lidia, tienes que ayudarme… tengo que recuperarlo como sea. Recuerdo el peso de mi padre, el peso de mi familia… del dinero y la posición… ¿cómo diablos hago para aprender a usarlo?.. reviso las actitudes de mis hermanos mayores… nunca se cuestionan sus órdenes ni nadie les pregunta nada, no piden… ordenan… siempre están seguros de que van a obtener lo que quieren… y pelean duro hasta lograrlo… de mi padre… ni hablar! Siempre obtiene lo que quiere usando el método que más le acomode… a veces he pensado que mi padre podría llegar a matar a alguien que se atravesara en su camino… si es que ya no lo ha hecho… diablos!!!  yo no soy así… ¿por qué soy diferente a ellos?… también se la respuesta… Gonzalo. Fue siempre el consentido de mis padres… toda la atención y el cariño era para él… a él le hacían caso en todo y le regalaban su tiempo… desde que tengo memoria Gonzalo andaba pegado a mi padre y todavía lo sigue haciendo.  El tiempo y cariño que sobraba se dividía entre la única niñita o el pequeñín de la casa… yo no soy ninguno de ellos… a mí me dejaron solo, es por eso que mi personalidad es diferente… más débil… soy el más débil… ¡pero que imbécil!! Me sentía feliz siendo como soy!!! Me gustaba ser diferente a ellos!!! No me había dado cuenta hasta ahora de lo que estaba perdiendo… pero ahora lo sé… y ahora puedo cambiarlo.

GONZALO

-PIZZA… QUIERO PIZZA!!!

Mis manos siguen haciéndole cosquillas y aunque está muerto de la risa no deja de pedir pizza a gritos

– Es comida chatarra mocoso… aprende a comer alimentos decentes

Estamos a medias entre el sillón y la alfombra del departamento… nos vinimos todo el camino discutiendo que tipo de comida íbamos a ordenar… Miguel insiste en comer su alimento favorito y yo quiero algo mejor… puedo ordenar ambas cosas… es sólo que convencerlo se ha convertido en un tema más interesante que la comida en sí.  Al entrar al departamento estoy divertido y excitado… Miguel se ha atrevido a discutir conmigo y pelear por lo que quiere… tiro de él y lo retengo junto a mí, apresando su cuerpo delgado con mis brazos

– Vas a aprender a comer bien mocoso, voy a pedir…

-. Pizza, ¿verdad?… doble queso por favor…

Se ríe… que mierda de mocoso!!! su risa me desarma… tan cerca de mí y tan hermoso… alegre, como no lo había visto nunca…  Me trago la risa de su boca con mis labios… mi lengua, profunda en la suya, intentando retener los sonidos que de ella brotan… lo quiero todo… quiero a este mocoso completo… quiero muchas risas más pegadas en mis oídos y en mi boca…. Miguel responde de inmediato. Se suelta fácilmente de la prisión de mis brazos y pasa sus brazos por mi cuello atrayéndome más hacia él, abriendo su boca para dejarme entrar y enredando mi lengua con la suya… compartiendo el delicioso sabor de su saliva y sus pequeños gemidos que mueren lentos en mi garganta…

– Gonzalo…-  es un susurro suave que me estremece

– Dime…

– Quiero comer pizza!!

Se escapa de mis brazos y corre hacia el sillón tomando el teléfono que está sobre la mesa

– ¿El número de la pizzería?- me grita muerto de la risa, con el pelo revuelto y los ojos brillantes… ¡Dios!… ¿este es Miguel?… ¿esta deliciosa criatura arisca y obstinada también puede mutar en una risueña y alegre?? Me siento mareado de deseo…  estoy descubriendo cosas nuevas que me enloquecen y me atraen cada vez más… la mente se me nubla y todos mis sentidos están solamente puestos en obtener placer de él… no… con él y para él… quiero que siga feliz.  Rápido, llego hasta el sillón e intento arrebatarle el teléfono… nos enredamos en una pelea… nuestros cuerpos se rozan… estimulándose… comenzando a arder

– Dame ese teléfono

– Sólo si ordenas pizza! 

Sigue riendo y aún no logro quitárselo… su brazo estirado… fuera de mi alcance. Entonces se me ocurre que Miguel pueda ser cosquilloso y así efectivamente es… se retuerce de la risa bajo mi cuerpo, su cabeza y parte de su torso cuelgan apenas apoyado en la alfombra mientras sus piernas aún patalean en el sillón. Lo empujo despacio y ambos caemos sobre la gruesa alfombra que amortigua la caída… mis manos bajo su ropa,  en el borde de sus caderas… mis labios perdidos en los suyos

– Quédate tranquilo, mocoso

No me interesa nada más que su deliciosa persona… sonríe triunfador pero de un beso intenso le quito la sonrisa….con impaciencia le quito la ropa y él me ayuda a quitar la mía…  siente tanta urgencia como yo… su piel levemente sudorosa es una exquisita invitación… sobre la alfombra nuestros cuerpos muy juntos… mi boca se pierden por largos minutos en su cuello…mis manos aprisionan sus nalgas empujando sus caderas contra las mías… erecciones rozándose… Miguel tampoco está tranquilo sus manos y su boca juegan besando mi cuerpo…  bajo sin prisa a su pecho… su pezones rosa oscuro son una fuente de interés principal en la que me entretengo besando y chupando hasta dejarlos duros y adoloridos… me gusta sentir el pequeño botón endurecerse en mi boca… gime… jadea… está comenzando a perder el control

-Gonzalo… para… por  fa..vor

Miguel es un campo fértil en el cual experimentar. Quiero llevarlo hasta sus límites… pero me estoy perdiendo en el placer de Miguel.

MIGUEL

Le pido que se detenga… pero en realidad sólo estoy pidiéndole más y él lo entiende… mi cabeza hacia atrás, mi boca abierta tragando aire en porciones pequeñas… el control totalmente en su manos… chupa fuertemente una vez más y sus dientes muerden mi pezón… duele

– Duele…

-Lo sé, mocoso…

Pero no se detiene… en un movimiento rápido sube y su boca asalta la mía…invade, muerde, tironea…  me asfixia…  estoy sintiéndome sobrepasado nuevamente… como anoche… miedo… dolor.. placer… sus manos me mueven fácilmente, como un juguete articulado y me quedo tendido completamente en la alfombra, con las piernas separadas, sus manos en mis rodillas… temblando… esperando más… mi pene completamente erecto, pidiendo a gritos atención, un roce… algo.  Bajo mis propias manos… necesito tocarme…aaahhh se siente bien…  apresa mis manos y las lleva hacia atrás de mi cabeza.

– Gonzalo…

– No me obligues a amarrarte… no te toques

Lo miro para saber si está hablando en serio… Si, es en serio… mantengo mis manos atrás pero… necesito contacto..  nunca había estado así antes…

– aaahhh… mierda… Por favor…

Gonzalo baja lentamente por mi estómago hasta llegar a mi erección entonces se desvía y sigue hacía el interior de mis piernas… sus manos en mis caderas sujetando firmemente.. mi respiración se vuelve irregular… mis caderas se mueven hacia él… quiero… necesito…

– Gonzalo… por favor…

Mi cuerpo entero en un estado de hipersensibilidad…  me toca, cerca…  muerde la piel sobre mis costados…en cualquier parte de mi cuerpo menos donde lo necesito… no aguanto más… mis manos automáticamente se mueven hacia mi pene… mierda!!!,duele, duro… caliente, desesperado por un poco de fricción…

mmhhmm… desobediente

Estira su cuerpo y toma el cinturón de sus jean…

– Nooo … me voy a quedar quieto, en serio

Apresa mis manos por las muñecas y el cinturón queda firmemente atado… la pata del sillón es su siguiente objetivo donde amarra el cinturón inmovilizando mis manos… estoy nervioso…  pero excitado como nunca antes en mi vida…  si me toca voy a correrme de inmediato.

– Ahora si… ¿en dónde estábamos? 

Dios… es una tortura deliciosa…

– ¿Qué me decías Miguel?- 

– tócame… por favor.

No me importa nada… sólo sé que necesito que me toque… muevo mis caderas hacia él…

– Me desobedeciste

– ¡mierda Gonzalo… me duele!!  

Sonríe satisfecho… he dicho justamente lo que quería escuchar

– Pero que impaciente Miguel

Se levanta por sólo un instante y veo su cuerpo completo… es una visión deliciosa…  me gusta cada vez más… Vuelve trayendo en la manos un montón de cosas… sólo alcanzo a ver algunas y me aterro… cierro fuertemente los ojos… no quiero

– Gonzalo.. no quiero, por favor

Esta vez se lo estoy pidiendo en serio. Entiende mi tono de voz y se vuelve hacia mi…

– ¿Eres capaz de aguantar sin acabar hasta que te lo diga?-

Trago con fuerza… en seco… mi respiración al límite…se vuelve a ubicar entre mis piernas con un aparato de aspecto extremadamente peligroso en sus manos

– Puedo intentarlo…- contesto asustado

– No me sirve Miguel 

Dios!!. es algo así como un lápiz muy delgado de un material semi flexible, con una pequeña punta en forma de cabeza de flecha… no quiero ni saber dónde pretende instalarlo

– Si!!. Si… me aguanto…

Se detiene a mitad del camino y me mira muy serio sosteniendo el aparato frente a mis ojos

– Será peor si me desobedeces–  es una advertencia

– Gonzalo…- me tiene en sus manos y lo sabe – está bien…. me aguanto…-  no sé cómo lo voy a hacer…

– Sólo cuando te de permiso podrás correrte… ni un segundo antes –    ah mierda!… esto es lo más fuerte que he vivido en mi existencia…. Deja sobre la mesa los aparatos y su atención vuelve a concentrarse en mí.

– Sólo una pequeña ayuda- rápido, sujeta mi pene y siento algo deslizarse… comprimiendo y causándome un leve dolor… es un anillo… me ha puesto un maldito anillo y se está dando el gusto de apretarlo aún más regulando y haciendo más difícil que pueda eyacular…

-. No… quítamelo… – me muevo inquieto… sin poder hacer uso de mis manos pero Gonzalo ya paso a otra etapa… siento el roce húmedo de su lengua en la punta de mi pene…seguido del calor de su boca que me envuelve completamente tragándome hasta la base misma… mierda!!… no voy a aguantar nada…ya quiero correrme

– Piensa en otra cosa Miguel- sus manos masajean suavemente mis testículos… ¿pensar en otra cosa?

– En qué??… dime en que pienso!!! – le grito urgido, conteniendo la respiración mientras mi cabeza inquieta se mueve hacia uno y otro lado…  mi  pene está expulsando líquido pre-seminal… Gonzalo lo lame con delicadeza… me recorren escalofríos… esto es demasiado excitante… me sostiene con ambas manos y  su lengua me lame despacio… insertándose apenas en el conducto

-Delicioso…  ¿quieres?- pasa su lengua una vez más y luego sube hasta mi boca y me besa… siento el gusto salado de mis propios jugos…

– Suéltame…  quiero tocarte- por un segundo mis palabras parecen llegarle pero no me suelta.

– ¿Qué tenemos aquí?- Toma un pote de lubricante, lo esparce en sus dedos… sus dedos pasan despacio tocando mi orificio anal… es una reacción instintiva el cerrarse… pasa una y otra vez, estimulándome, haciéndome gemir… dejándome con las ganas de sentir ya sus dedos dentro de mí. Tiro de mis manos pero no puedo soltarme

– Ya hazlo de una maldita vez!!! estoy llegando al límite… lo sé, la sensación que me produce el anillo es desesperante…   siento lágrimas escapar de mis ojos y palabras sin sentido de mis labios… no quiero esperar más, me duele todo… mi cuerpo entero lo necesita ahora mismo.

– Gonzalo…. Por favor…-

– Está bien mi pequeño demonio– también lo quiere.  Uno de sus dedos penetra en mi… doloroso, pero mucho menos que la ansiedad que me consumía hasta hace unos segundos atrás… es un alivio… un gemido profundo de alivio y placer sale de mi garganta.

– más…  más – no reconozco mi propia voz

– ¿Cuántos dedos quieres?- me pregunta al momento de insertar otro…  mi mundo empieza y termina en el movimiento que marcan sus dedos… no puedo pensar, la presión en la base de mi pene es dolorosa… estoy a punto de explotar…  puede hacer conmigo lo que quiera

– Tres dedos mocoso…- Su voz ronca…  sus dedos se mueven dentro mío y mis caderas siguen su movimiento…

-. Gonza…lo quie..ro  –

– No… aún no- Gonzalo retira sus dedos,  separa mis piernas con algo de violencia  y levanta mis caderas con facilidad hasta que su miembro queda ubicado en mi entrada…

– No puedes, no sin mí-  en un solo movimiento está dentro mío… grito y muerdo fuerte mis labios para suprimir el dolor que me causa, pero mis piernas se cruzan detrás de su espalda empujándolo hacía mí…

-por favor… ya quiero…-  se retira hasta casi salir completamente y vuelve a entrar con fuerza… maldito anillo… quiero soltar el volcán en llamas que siento acumulado en mis genitales

– Mierda Miguel!!… conmigo, ahora… – Sus manos sueltan el anillo y me corro… doloroso, ardiente… lo mejor que he sentido jamás en mi vida. Gonzalo acaba dentro de mi… su cuerpo se estremece… sus ojos se cierran… se ve hermoso… majestuoso…  luego cae agotado, sobre mí.

En un acto totalmente impensado lo abrazo apretándolo muy fuerte y son verdaderos sollozos los que salen de mi garganta

– Sshhhh… tranquilo Miguel, no pasa nada- aún con su respiración agitada me intenta tranquilizar,  acariciándome … no sé qué me pasa…  estoy temblando entero y necesito llorar. Oculto mi rostro en el hueco de su cuello.  Con calma, Gonzalo se hace cargo de la situación. Primero limpia mi estómago quitando los restos de semen, luego me levanta y me lleva hasta la cama… con cuidado, como si fuese una pieza de colección frágil y delicada. Se acuesta a mi lado y me abraza susurrándome palabras dulces para tranquilizarme… hasta que caigo en una especie de sopor, agotado, cierro los ojos… solo un instante.

Cuando despierto estoy solo. Aún no respiro completamente normal pero estoy más tranquilo. Sobre el velador hay un vaso con agua y la bendita caja de analgésicos… intento moverme y si, lo necesito.  Gonzalo entra al dormitorio…  solo viste sus jeans oscuros… y está comiendo un trozo de pizza…

-. Hola – toma la caja y me entrega el analgésico en la mano. Se sienta a mi lado y sin decir una palabra acerca el trozo de pizza a mi boca… la muerdo, caliente, crujiente… doble queso. Terminamos el trozo mordiéndolo entre  ambos.  Va a buscar el resto de la caja de pizza y dos vasos grandes de gaseosa. Se mete a la cama conmigo y prende la televisión… entre ambos nos terminamos toda la pizza mirando cualquier tontera en la tele.

– En realidad, no estaba tan mala

Lo miro fijamente… quiero saber que fuerza y poder tiene para dejarme así… No sé qué veo en sus ojos… hay una luz diferente. Me muevo en la cama… mi torso y mi cabeza reposan ahora sobre su pecho… mis brazos cruzan su cuerpo… me quedo quieto escuchando el latido uniforme de su corazón. Luego de un instante me abraza y deja un suave beso en mi frente

– ¿Quédate a dormir conmigo?

No es una orden…  Muevo mi cabeza en señal de afirmación. Me quiero quedar con él.

 

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