Miguel Capítulo 22

MIGUEL.

¿Desilusionado?… que tonto era sentirme así… pero en verdad pensé que después de lo que había pasado la noche anterior Gonzalo iba a venir a buscarme… o al menos llamarme…  había sido especial…  y  quería… no sé,  saber de él, escucharlo…  pero ya era medianoche y no me había llamado. Dejé el teléfono prendido por si acaso. Me dormí un poco triste, pensando en él.

Al día siguiente no supe de él hasta tarde; anduve todo el día distraído, pensando y esperando su llamada, pensé que podríamos desayunar juntos… almorzar o simplemente vernos un rato, pero no fue así.  Era viernes y terminaba mis clases temprano. Salí de la ultima hora de clases  y me extrañó no encontrar su vehículo afuera… me estaba acostumbrando a encontrarlo esperándome… me quedé un rato esperando y ya, cansado, me fui a mi casa.  Estábamos viendo una película conNali cuando de pronto tocaron el timbre. Nunca pensé que podía ser Gonzalo, él siempre me avisa por el teléfono y me espera afuera. Pero no, ahí estaba él, todo sonrisas y simpatía con Nali y mi mamá. No podía creer lo que les estaba diciendo.

– Me disculpo señora pero necesitamos a Miguel por todo el fin de semana, vamos a trabajar fuera de la ciudad, incluso tal vez unos días de la próxima semana 

¿Qué estaba planeando Gonzalo? ¿Un fin de semana para los dos?… el corazón se me disparó pensando en lo que podríamos hacer juntos teniendo un fin de semana completo para ambos…

– Por supuesto Gonzalo. Espero que les rinda el trabajo– mi mamá le sonríe agradecida.

Para ellas Gonzalo, “mi jefe”, ha pasado a ser algo así como su protector y benefactor…  supieran lo cercanas que andan a la realidad!

Rápidamente pongo en un pequeño bolso algunas cosas para el fin de semana, me despido de ellas con un beso y nos vamos.

– ¿De qué se trata? ¿Dónde vamos?- le pregunto tratando de aparentar tranquilidad, pero estoy super entusiasmado

– Es una sorpresa  

– ¿No me vas a adelantar nada?

– Créeme si te digo que te voy a sorprender-  me dice todo misterioso.

Está concentrado en conducir y no me mira. Por ahora, me queda claro que vamos a su departamento.

Generalmente, en cuanto entramos a su casa, casi antes de cerrar la puerta, está completamente encima de mí besándome y buscándome pero hoy se mantiene extrañamente distante. Quiero acercarme a él… tomar la iniciativa pero no lo he hecho nunca…  no sé qué le pasa, tal vez está cansado simplemente. Toma el teléfono y le recuerda a alguien sobre alguna cosa pendiente por hacer. Al terminar la llamada parece recordar mi presencia… 

– Ven aquí Miguel 

Está de pie cerca de la puerta del dormitorio, reclinado contra la pared… sonriendo… mierda!!  con esa maldita sonrisa suya…  esa que reserva solo para él mismo y que nunca anuncia nada bueno para mí…  esa sonrisa que había desaparecido hace semanas. Siento un pequeño escalofríos en la espalda pero aún así me acerco…  se ve irresistiblemente atractivo, todo serio y fijo en mi. Sin palabras, me toma brusco por la cintura y me estampa un beso…  intruso, chupa con fuerza mis labios, doloroso, casi violento…

-Gonzalo!!

Por breves instantes me mira de una manera especial…  extraño, como si me estuviera viendo por primera vez, luego, vuelve a sonreír y me empuja hacia el dormitorio. Caemos sobre la cama y me abraza fuertemente, me sostiene un rato así con mi rostro pegado a su cuerpo… siento su respiración acelerarse y cambiar… intento mover mi cabeza pero la retiene contra su piel. Lo abrazo con mis brazos y piernas… no sé qué le pasa a Gonzalo hoy día pero esta diferente.  Se suelta de mi abrazo y se levanta de la cama. Gira uno de los sillones del dormitorio, toma asiento, enciende un cigarro y me mira

– Desnúdate Miguel…

Le devuelvo la mirada preguntando qué está pasando pero sus ojos no muestran ninguna expresión, fríos, duros…  no sé de qué animo está pero me está empezando a poner nervioso

– ¿En serio?

– Completamente en serio

Despacio comienzo a quitarme la ropa. Gonzalo sabe que odio hacer esto pero no voy a discutir ni a protestar…  creo que a él si le gusta verme así, sumiso, haciendo para él algo que no me gusta hacer. Me mira por largo rato, desnudo sobre la cama, mientras termina el cigarro.

– Juega conmigo Miguel

De la mesa de noche saca un par de esposas. Inmediatamente salto alejándome… Dios!, sabía que su sonrisa no presagiaba nada bueno… mierda!, esposas… amarrado… no me gusta.  Lo miro esperando que cambie de parecer pero no…  se acerca y comienza a besarme…  su boca me distrae mientras sus manos sujetan firme las mías y me apresa con las esposas…  así es que este es el humor de hoy día…  mierda!!

– Gonzalo… por favor

– Compláceme un rato Miguel

Con fuerza tira de las esposas y las sujeta a los barrotes del respaldo de la cama. Me he dejado convencer tan fácilmente…  pasa su mano cálida por mi cuerpo dejándome sentir los primeros cosquilleos de excitación. Del mismo cajón saca otras esposas, unidas con cadenas, y vuelve a sonreír

– ¿Qué vas a… ?!!

Su mano se detiene sobre mi boca, callándome. Luego, presuroso, sujeta mis piernas, cada una a una de las barras de la parte posterior de la cama… vaya ánimo el de hoy día… no me gusta, me siento completamente vulnerable, nunca antes había llegado tan lejos, a tenerme inmovilizado así. Gonzalo se queda a mi lado sobre la cama…  en completo silencio me recorre con la vista y su mano abierta me toca con extraña gentileza, sus dedos se deslizan suaves por mi piel…

– Miguel… Miguel… te pedí tan poco… no era tan difícil – suspira – no te costaba tanto…

– ¿Qué?… ¿De qué hablas?

Su mano sigue trazando líneas imaginarias en mi cuerpo.

– Tenías que echarlo a perder

Me mira de una manera extraña que no se interpretar pero que no me gusta…  mis sentidos se ponen en alerta.

– ¿Qué pasa?- mi voz sale un poco insegura… no sé porque.

 – ¿Recuerdas?… te pedí dos cosas

En verdad me ha puesto totalmente nervioso…  no entiendo de qué habla ni que le pasa

– Te pedí lealtad y obediencia…

Me quedo inmóvil… ni siquiera mi corazón es capaz de latir… solo puedo mirar sus ojos y esperar…  su mano continúa moviéndose, solo que esta vez está subiendo por mis brazos.

– Pero no fuiste capaz de cumplir 

No,no,no…nooo. Me olvido de respirar o moverme… La mano de Gonzalo se detiene en el brazalete… despacio me lo quita y me mira.

Sabe… Gonzalo sabe!!

– Gonzalo… – mi voz sale en un suspiro helado… estoy entero helado – suéltame, yo te puedo …

Aún con el brazalete en la mano escucho el silbido del aire antes de sentir el golpe…  su mano me atraviesa la cara, fuerte, violenta y brutal, los adornos del brazalete me arañan la piel, rompiéndola…  ha sido tan brusco y repentino que me quedo mudo, con la boca abierta mientras él me mira con una intensidad que no le conocía… sus ojos me taladran

– Cállate Miguel… no quiero escucharte decir ni una palabra- su voz es dura… llena de rabia.

– Gonzalo escucha

El segundo golpe es más fuerte aún,  la sangre corre de mi labio y toda la cara arde y me duele mucho… Gonzalo sostiene el brazalete en el aire y lo mira hipnotizado. Puedo sentir como el miedo se apodera completamente de mí.

– ¿Pensaste que podías engañarme tan fácilmente?

Estoy asustado, muy asustado y adolorido. 

– Te dije que tarde o temprano iba a averiguar todo Las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos sin que pueda hacer nada para contenerlas. Tiemblo entero… quiero gritarle, hablarle, explicarle…

– Déjame explicarte…

El tercer golpe termina de romper mis labios y dejarme mareado, ha sido el más fuerte. Salta de la cama y abre el maldito cajón del velador… esta vez es una tira larga de algo parecido al cuero…

– Que te calles!!! 

Nunca lo había visto así, totalmente descontrolado y furioso, es realmente aterrador. Sujeta la tela alrededor de mi cara, en mi boca abierta, amordazándome e impidiéndome hablar

– nooo.. no por fav…-  demasiado tarde. Aprieta fuerte.

– ¿Pensabas en Daniel cuando estabas conmigo?

La sola mención de Daniel hace que las lágrimas surjan en mayor cantidad… Dios mio… estoy perdido… no sé cómo pero ya sabe todo… aterrado, solo y perdido, completamente a merced de Gonzalo.

– Pues ahora piensa sólo en mi

Gonzalo se lleva las manos al pantalón, baja el cierre y … Dios!!! Ya se para dónde va esto…  se ubica entre mis piernas, levanta mis caderas y me penetra de una sola estocada dolorosa… de mi garganta sale un rugido involuntario e inevitable…  duele como el infierno…  me quedo totalmente inmóvil…   pasivo, no peleo ni intento nada…  lo dejo hacer pues no puedo evitarlo…  sólo quiero que termine luego y me deje desaparecer de su vida de una buena vez… es el fin. Duele, me embiste fuertemente una y otra vez, desgarrando y rompiéndome, siento un hilo de sangre caliente correr. No voy a gritar ni a retorcerme… no voy a darle en el gusto de verme así…  Le ordeno a mi garganta retener los sonidos de dolor…  cierro los ojos, no quiero recordar su cara de demente.

– Mírame puta de mierda!!! Mírame!!!

Un nuevo golpe, esta vez en mi vientre, me hace encogerme de dolor.  Lo miro a través de la neblina del dolor en mi cara y en mi cuerpo… parece un loco 

– Soy yo Miguel…  esta vez piensa solo en mi

Totalmente desquiciado. Sus manos apresan mis caderas enterrándose en mi piel y profundiza sus estocadas, mi cuerpo se mueve entero al compás que marca su ataque… como un muñeco inanimado. Los minutos se me hacen largos y dolorosos. Gonzalo se corre dentro de mí…  sudado y exhausto…  sale de mi cuerpo y el dolor reaparece en mi recto… siento líquidos escurrir, sangre, semen… solo quiero que termine… vuelve a sonreír

– ¿Te gustó puto?… tengo mucho más para darte

Sin perder la cara de loco y con una energía que me sorprende vuela hasta el cajón de sus juguetes…  ya sé que viene ahora…  comienzo a temblar incontrolablemente… quiero que me golpee fuerte y me deje inconsciente de una vez… no quiero saber que me va a hacer. De un manotazo toma mi pene y comienza a insertar el aparato que la vez anterior dejó de lado… una especie de cilindro delgado largo, un tapón,  hasta llegar a la base de mi miembro… se siente extraño, una presión muy fuerte…. mi cuerpo intenta rechazarlo… duele…  solo lo miro y lo único que no puedo contener son las lágrimas y el movimiento tembloroso de mi cuerpo… 

– Te va a gustar putita… 

Gonzalo no parece en su cabales…  está loco de rabia… entre medio de todo mi miedo y dolor siento pena… pena por él, parece tan herido y dañado… no sé qué está sintiendo… no puedo decirle que no lo traicioné porque lo hice…  pero quiero decirle algo, calmarlo…  mis pensamientos quedan interrumpidos al sentir que introduce algo bruscamente en mi recto. La sangre y el semen sirven de lubricante y lo que sea que está metiéndome entra fácilmente provocándome un nuevo chispazo de dolor.  En un movimiento involuntario me intento alejar de él

 – Ah no, no te asustes, para una puta de mierda como tu esto va ser el paraíso-  me mira y por solo unos segundos parece recuperar la normalidad   -esto te va a encantar… deberíamos haberlo hecho antes- se ríe fuerte – pero como a ti te asustaban… Que idiota!!!

Presiona una pequeña caja negra que sostiene en sus manos y lo que sea que está en mi, comienza a vibrar enviando ondas placenteras…  a pesar de todo lo violenta de la situación la maldita vibración me produce placer. Gonzalo está atento a mi reacción…  miro fijamente sus ojos tratando de evitar demostrarle cualquier sentimiento, ya no lloro más… nos quedamos anclados mirándonos unos segundos… mis ojos llenos de terror y dolor… vuelve a apretar otro botón y la vibración aumenta. Con su mano limpia los restos de lágrimas de mi cara. Veo sangre en su mano. Proviene de mi cara. Luego se acomoda en la cama y me acaricia el pelo como si fuera la cosa más normal del mundo.

– Vamos a esperar, si?… ya debe estar por llegar

No puedo controlar lo que estoy sintiendo… llegar?… ¿Quién va a llegar?… mi pene lentamente comienza a llenarse de sangre y la presión de lo que Gonzalo me insertó en el pene se vuelve mayor…  no puedo evitarlo… solo puedo pensar en una persona que pudiera llegar… pero no entiendo cómo… ¿Daniel?..  Dios!, Gonzalo está completamente loco…  si está haciéndome esto a mí no sé qué podría llegar a hacerle a Daniel… mierda!!… el dolor que produce la presión del tapón en mi pene aumenta… es una extraña mezcla del placer que vibra y el dolor… muevo mi cabeza y lo miro… quiero ver un rasgo de humanidad… no puedo convencerme… pero si, siempre supe que podía llegar a ser así de cruel… de pronto recuerdo lo que le dijo a mi mamá… todo el fin de semana y quizás más días aún... entonces me doy cuenta horrorizado que mi sufrimiento, mi castigo, está simplemente comenzando.  Gonzalo mira al vacío y juega con el control remoto moviéndolo entre sus dedos. Se vuelve hacia mí al sentir mi mirada.

– Te está gustando mucho, verdad?… placer y dolor, tu combinación favorita…. como te malcrío puto…. Como te malcrío

Esta vez mis ojos vuelven a llorar… pero no es de miedo ni de dolor… es de pura pena. Mi dolor es físico… el de Gonzalo es más profundo.

El sonido del timbre nos sorprende a ambos. Gonzalo se pone de pie y me mira amenazante

– Si haces un solo ruido lo vas a pagar muy caro 

Camina hacia la puerta, presiona el botón del control y vuelve a disminuir la velocidad de la vibración, se gira y me dice despacio

– Para que me esperes… no te vayas a correr sin mi

Se ríe solo. Apaga la luz del dormitorio y se detiene a calcular exactamente cuánto dejar abierta la puerta… quiere que yo escuche y vea.  Dejo caer mi cabeza pesada sobre la cama… me duelen mucho la cara y el estómago…  los golpes de Gonzalo fueron feroces… la presión en mi pene, ahora completamente erecto, se está volviendo un dolor casi insoportable. Lo escucho abrir la puerta y de inmediato reconozco la voz, siento miedo por él.

– ¿Para qué me citaste aquí?¿Cuál es la urgencia?  

Daniel entra al departamento. El miedo visceral se apodera de mi… Daniel está frente a Gonzalo y parece no tener idea en dónde ha venido a parar. Con dificultad y aún algo atontado, levanto mi cabeza y trato de agudizar mis sentidos para escuchar, pero el dolor y la maldita vibración me están haciendo imposible concentrarme en lo que veo…

– Te quedaste muy enojado anoche Daniel. Pensé que podríamos intentar arreglar las cosas un poco

– No veo cómo… convenciste a papá de mandarme lejos ¿cómo crees que podemos arreglar eso?

¿Qué mierda está pasando?… ¿Daniel y Gonzalo?… ¿se conocen?..  ¿anoche? ¿Dónde se va Daniel?

– Yo sé que es difícil entenderlo ahora, eres mi hermano menor y lo estamos haciendo por tu propio bien

El mundo deja de existir por unos instantes… mi corazón deja de latir y yo estoy en una pesadilla de la que no puedo despertar… esto no es real… no puede serlo

-. No veo cómo mandarme lejos va a mejorar mi vida… pero no hay mucho que pueda hacer por ahora- Daniel se acerca amenazante a Gonzalo – pero me lo vas a pagar, algún día vas a pagarme lo que me estás haciendo Gonzalo!

Gonzalo finge no darse cuenta de la amenaza de Daniel. Se sirve un vaso de licor sin ofrecerle nada a Daniel

– Tienes varias cosas que agradecerme Daniel

Bebe dos sorbos muy tranquilo. Daniel no se mueve, observándolo, esperando  

– Vas a estar rodeado de puros chicos… vas a tener mucho de donde elegir… de seguro te encuentras a alguno que te caliente la cama en las noches

Daniel se vuelve blanco como el papel, retrocede unos pasos… las palabras se le atragantan y no sabe que decir

– ¿Cómo…?.. Ah.. ¿Quién..? 

-¿Cómo lo sé?… solo lo sé y punto. Por tu propio bien voy a darte un par de consejos de hermano mayor

Daniel está completamente choqueado, incapaz de reaccionar aún. De pronto le grita

– Ahórrate tus consejos!!, no quiero aprender nada de ti, maldito pervertido

Gonzalo no cambia ni un gesto de su cara. Me he recuperado del impacto inicial, recién puedo asimilar lo que escuché…  hermanos!!…  ¿Daniel y Gonzalo son hermanos?…  ¿Cómo fue que nunca supe?, por Dios!! Si hasta estuve en su casa!!… nunca vi a su familia, ¿Gonzalo es el hermano pervertido del que me hablaba Daniel??!!… estoy completamente mareado… dolor, placer incómodo, uno de mis ojos se ha hinchado y me cuesta seguir la trayectoria de ambos conversando en la sala, pero sé, por mi propia seguridad, que no debo perderme una palabra de lo que digan. No puedo desmayarme ahora

– Primer consejo. No confíes nunca en ninguno de ellos, todos son putas baratas que te traicionan. Solo úsalos para desahogarte y pasarlo bien, pero no les entregues más… jamás. Te harán picadillo si lo haces! 

Daniel reacciona indignado acercándose a él de forma amenazante

– Eso debe pasarte a ti siempre!!, te enredas con puros muchachitos baratos… nunca has conocido un amor de verdad… no tienes idea lo que se siente amar de verdad a alguien

– ¿Y tú sí? 

Dios!! Puedo leer lo que está pasando por la mente de Gonzalo como si fuera un libro abierto ante mis ojos… quiere humillar a Daniel… su hermano??!!! Dios!! ¿Dónde me fui a meter??… debo advertirle… debo… no puedo hacer nada… pero sé exactamente hacia donde está llevando Gonzalo a Daniel… y tan claro como el agua comprendo que yo soy la atracción principal… así… tal como me tiene, quiere que Daniel me vea así. Un pequeño quejido casi inaudible escapa de mi garganta… muevo mi cuerpo retorciéndome en la cama… me estoy desesperando con la vibración… enloqueciendo… necesito tocarme… rozar.. Dios!! La presión es desesperante…

– Por supuesto que sí!! – contesta Daniel seguro.

Gonzalo sonríe…  esa maldita risa egoísta. Lo tiene donde planeó tenerlo desde el principio

– ¿Y quién es ese misterioso amor tuyo? 

Sigue jugando con el control en sus manos

– No entenderías nada, no eres capaz de entender lo que siento

– Explícame

Se sienta tranquilo y espera. Daniel no sabe qué hacer.

– No voy a perder más tiempo contigo… no tengo nada más que hacer aquí…

Daniel se encamina hacia la puerta. Gonzalo se para de prisa y lo sujeta del brazo. Ante sus ojos exhibe el brazalete que me quitó momentos antes, con una sonrisa de satisfacción.  Daniel se lleva la mano al suyo… no es ese…  se da cuenta que es el mío. Lo mira, mudo de asombro.

– ¿De dónde lo sacaste? ¿Cómo llegó a ti?

Intenta arrebatárselo pero los reflejos de Gonzalo son muy rápidos

– ¿Lo reconoces?

– Gonzalo… basta de idioteces… ¿de dónde lo sacaste?

– Me lo entregó él mismo

Ahora si Daniel queda absolutamente descolocado…  lo mira incrédulo

– ¿Miguel?!!… ¿él te la pasó?… pero…

Gonzalo se calla y sigue sonriendo frente a sus narices…  está dándole tiempo a Daniel para que saque conclusiones en su propia mente. El rostro de Daniel va reflejando las etapas de su pensamiento… sorpresa, incredulidad, duda… desconcierto… finalmente dolor…

– ¿Dónde está Miguel?!! 

Se acerca peligrosamente a Gonzalo

– Donde tiene que estar

– No te atrevas a hacerle algo…

Daniel levanta sus manos en un intento de amenaza, Gonzalo se prepara también… lo está esperando, está buscando la menor provocación para golpearlo

– ¿Algo?… le hago cosas todos los días y créeme que le encantan…

Daniel se lanza en picada contra el cuerpo de Gonzalo. Falla el primer golpe pero se gira rápido y lo golpea fuerte por atrás, Gonzalo tambalea, se afirma en la mesa y se recupera, tiene toda la rabia acumulada y la descarga contra Daniel. Ambos hermanos se golpean con toda la furia que sienten dejando a su paso un reguero de cristales y muebles rotos

– ¿Tú?… animal ¿tú? …  no puedes ser

Daniel recibe un par de fuertes golpes que lo dejan tambaleando… Gonzalo ha recibido lo suyo pero sigue de pie. Con un certero golpe final Daniel queda en el piso, Gonzalo lo inmoviliza en el suelo aplastándolo con su pie.

– ¿Recuerdas cuando éramos niños y sacabas mis cosas para jugar?

Gonzalo le habla fuerte, con la respiración aún acelerada producto de la pelea

– Te lo dije entonces y te lo repito ahora… no juegues con mis juguetes idiota!!

Termina la frase con una patada directa al mentón de Daniel – mis juguetes son sólo míos 

Daniel se derrumba…puedo ver como se agrieta y se empequeñece

– ¿Dónde está Gonzalo?… ¿Qué le hiciste?

Gonzalo tira fuerte de él y lo arrastra hasta el dormitorio, abre la puerta de golpe y empuja a Daniel dentro de la oscuridad… luego prende la luz

– Ahí lo tienes… donde debe estar – Lo toma fuerte del pelo obligándolo a mirar – En mi cama… donde pertenece la puta esa!!-

El silencio es total… sólo se escucha muy despacio el suave sonido que produce el aparato que vibra dentro de mi cuerpo…  de a poco se agrega el sonido que producen mis sollozos que mueren mudos en mi garganta… No puedo evitarlos aunque quisiera…  No soy capaz de mirar… cierro fuerte los ojos, solo quiero que esto termine de una vez…

– OH por Dios!! Miguel!! 

Daniel me recorre con la vista rápidamente…  completamente choqueado ante el espectáculo que esta presenciando. Estira sus manos hacia mí y hace el intento de levantarse para acercarse, pero Gonzalo lo deja nuevamente en el suelo de una furiosa patada en la espalda

– Mi juguete Daniel…  No se toca

– Eres un monstruo…  eres la peor escoria Gonzalo. Suéltalo!!!… suéltalo ahora!!! – le grita entre lágrimas.

Gonzalo esta alterado pero aún así es capaz de mantener la frialdad

– Naaahhh… lo está pasando bien…

Se acerca y me acaricia la cara, completamente surcada de lágrimas, sangre, sudor y terror

– Verdad que si, Miguel?

Daniel ve la oportunidad, Gonzalo se ha descuidado y le está dando la espalda. Se para de un salto rápido y ciego de rabia descarga un certero golpe sobre Gonzalo quien cae de la cama al suelo, golpeándose y arrastrándose unos metros.  Daniel corre a mi lado..

– Miguel… ¿Por qué no me dijiste que era Gonzalo?.

Iintenta infructuosamente quitarme la mordaza, sus ojos verdes llenos de miedo y dolor. Baja su rostro hasta mi cara y me cubre de besos,.. Sus manos siguen peleando con la mordaza hasta que logra soltarla. Tomo una bocanada de aire y finalmente un grito inmenso sale de mi garganta… no puedo evitarlo.. mis dientes castañean

– No te preocupes.. te voy a sacar de aquí.

Pero Gonzalo está a su lado, apresa a Daniel del cuello, este intenta defenderse pero no me suelta, su mano se ha enganchado abrazándome… no quiere dejarme.

– Daniel… sal de aquí por favor… corre…- le grito desesperado – sal de aquí!!!- mi voz se quiebra,

Gonzalo tira de él… su mano no quiere soltarme pero Gonzalo lo arrastra

– No sabía… no sabía… lo juro Daniel – le alcanzo a decir.  Me mira.,. me cree. Sé que me cree. Con sus ojos llorosos fijos en mi Daniel me dice tranquilo

– Te amo…

-¿Lo amas?… es una puta. De la peor clase!!! Y tú lo amas??!! – ríe mirándonos a ambos

– No lo es… – desde el suelo Daniel lo mira con odio  y le habla claro y fuerte – No es nada de eso… una puta pasa por muchos hombre… para Miguel YO  fui el primero, el único

Es la gota que rompe el vaso de contención en Gonzalo. Suelta de golpe el cuerpo de Daniel que cae pesadamente al suelo…  le lanza un golpe enceguecido que Daniel alcanza a esquivar a medias… se miran… Daniel se queda sin luchar, sin pelear de vuelta, vencido ante la enormidad de lo que está viendo, la realidad lo aplasta. Gonzalo adopta la postura para irse con todo contra él, liquidarlo de una vez,  pero de pronto se queda inmóvil en el aire…  respira fuertemente un par de veces…  me recuerda un toro embravecido.

– Daniel… eres mi hermano… lárgate ahora y no vuelvas nunca más. No quiero verte en mucho tiempo

Aún sigue preparado para molerlo a golpes…  se está conteniendo sólo porque a último instante recordó que eran hermanos. Daniel lo mira

– ¿Qué le vas a hacer?

– Nada que no le haya hecho ya

Daniel baja la cabeza

– Daniel… vete, por favor vete – le suplico… me mira con tanta pena y dolor

– Me prometes que estará bien? 

Gonzalo ni siquiera se molesta en contestarle 

– Dime que no lo vas a dañar más!!! – insiste Daniel en un grito desesperado, derrotado.

Gonzalo abandona la posición de guerra… se demora unos segundos antes de ordenarle

– Hazle caso Daniel… Vete de una vez

La voz de Gonzalo suena más tranquila. Daniel se levanta del piso lentamente. Ambos caminan hacia la puerta de salida… casi al cruzarla, Daniel rápido,  se escapa de la mano que sujeta su brazo y corre hacia mi… no sé cómo se las ingenia para dedicarme una sonrisa dulce y triste a través del velo de lágrimas y besarme con cuidado los labios dañados

– No sé cuándo pero voy a volver por ti

Dice bajito,  solo para mí. Se va con la misma rapidez antes que Gonzalo lo alcance a tocar,  pasa rápido  por su lado, sin mirarlo, y sale del departamento con un sonoro portazo.

 Creí que era la noche más larga de mi vida… Todavía no sabía lo que vendría después. Gonzalo se quedo con la furia acumulada y la descargó toda en mi… ya no recuerdo la cantidad de veces que me violó, a ratos con furia, otras veces se reía…  bebió todo lo que nunca había bebido en su vida… él, que siempre se controlaba perdió todo control…  A ratos me gritaba, me golpeaba, me escupía las palabras más duras e hirientes…  Hice lo único que podía hacer…   me cerré en el más profundo y estoico de los silencios, hubo instantes en que creí que me desmayaría del dolor y la desesperación, pero no tuve tal suerte…  Cuando no estaba él dentro de mí, dejaba alguno de sus juguetes o el maldito aparato vibrador…  todos los dildos, de casi todos los tamaños y formas, pasaron por mi esa noche…  nunca quito de mi pene el tapón que me había puesto…  por horas el dolor parecía insoportable…  la presión me hacía sentir que podía reventar en cualquier minuto…  en algún momento dejé de sentir dolor cada vez que algo entraba o salía de mi… se volvió permanente, la sangre se acumulaba sobre la cama, gota tras gota en un hilo constante y yo no controlaba más el temblor de mi cuerpo

Al amanecer, Gonzalo desapareció del dormitorio un rato largo…  semiconsciente, lo escuché volver pero ya no tenía fuerzas ni siquiera para mirarlo…  en un extraño gesto de su parte levantó mi cabeza y me hizo beber agua… o jugo, algo.  Después, el mundo se tiñó de oscuro… me dormí en una especie de pesadilla dolorosa continua de la que no podía escapar.

 

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