GONZALO
Andrei llegó muy temprano con todo lo que le había pedido. Lidia le había indicado donde comprar ropa básica para Miguel y un par de celulares nuevos.
–Quédate con él. Creo que aún está durmiendo. Pide desayuno y oblígalo a comer– Andrei asintió.
Lo primero que hice fue volver a la universidad. Tenía un certamen importante ese día. Obviamente no estaba tan bien preparado como me habría gustado, apenas si había mirado las materias en el computador pero tenía que darlo. No estuvo tan terrible. Me comuniqué con Andrei al terminar. Todo estaba bajo control.
A las 11 de la mañana, ya en mi oficina, hice venir a la única mujer que trabajaba conmigo; me ayudaba en la administración de las propiedades que mi padre me había encargado. Era una mujer mayor, dura y muy fría pero cumplía su trabajo a la perfección y se enorgullecía de lograr siempre lo que se proponía.
– Quiero que me encuentre un departamento para mí… algo parecido a lo que tengo ahora-
– ¿Para cuándo lo quiere?- Sonreí, esto iba a agradarle a ella
– Lo quiero listo para mañana– abrió mucho los ojos…
– Va a costar bastante más caro –
– Sra, Nelly… encárguese de que esté listo mañana a mas tardar y mejor si es esta misma tarde, ¿puede hacerlo? – me miró ofendida
– Por supuesto que si, Don Gonzalo– salió de la oficina muy rápido. Si alguien podía hacerlo era ella. Odiaba que alguien dudara de sus capacidades.
Estuve un rato conversando con mi padre… por suerte tenía buenas personas que trabajaban conmigo… todo estaba en orden y al nuevo proyecto aún le faltaban un par de meses. Aparenté total tranquilidad. Me invitó a almorzar. Hubiera preferido volver con Miguel pero acepté. Los almuerzos con mi padre nunca eran largos y necesitaba recuperar mi cercanía con él.
Eran cerca de las 5 de la tarde cuando volví al departamento. No había nadie dentro. Imaginé cientos de cosas en sólo unos minutos. Tomé mi celular y entonces recordé que lo había puesto en silencio para no ser interrumpido mientras almorzaba con papá. Tenía varias llamadas de Andrei
-¿Dónde estás?- le grité en cuanto me respondió
– Estamos bien… no te preocupes. Ya vamos de vuelta –
– ¿Sacaste a Miguel del departamento?!! – ¿se había vuelto loco?? ¿Qué mierda le pasaba a Andrei?
– Gonzalo, todo está bien. Llegamos dentro de poco- Me respondió algo molesto.
Me senté a esperar. No tuve que hacerlo mucho rato. Cruzaron la puerta conversando tranquilos… Andrei reía y Miguel lo seguía, sin reír, pero se veía tranquilo y animado. Estaba usando ropas nuevas que le quedaban muy bien. Ambos traían bolsas de compras en sus manos. La cara de Miguel cambió inmediatamente nada más verme. Pasó derecho al dormitorio y cerró la puerta.
– ¿Qué diablos Andrei?… ¿Qué pasó? – estaba enojado
– Fuimos de compras y luego almorzamos–
– ¿Cómo?!! –
– ¿Sabes cuánto tiempo lleva encerrado? … no pasó nada malo Gonzalo, llevé al chico de compras y le gustó… necesita despejarse,.. hacer cosas, esta ahogándose en sus propios pensamientos y dolores – Andrei me habló muy seguro… tenía razón en todo lo que me estaba diciendo pero aún así me asustaba mucho que Miguel estuviera “libre”… no quería perderlo… por nada del mundo quería perderlo
– Pudo haberse escapado– le reproché
– No… te aseguro que no se va a escapar –
– ¿Cómo lo sabes? –
– Lo conversamos… no tiene adonde ir, sabe que está en tus manos… ya sabes, su familia… y no tiene fuerzas suficientes aún… además, llegamos a un acuerdo –
– ¿Un acuerdo? –
– Si… él sabe que si escapa tú me vas a tener que cortar la cabeza –
– ¿Y qué diablos puede importarle tu cabeza??!!!–
– Dale un poco más de crédito Gonzalo… es buena persona. Confía en mi además… es mi vida y mi cabeza, no?- O sea, mas encima, este par se habían aliado y ahora se convertían en buenos amigos… lo miré fijamente… no sabía que sentir.. aúnestaba enojado por el susto… no quería ni imaginarme que Miguel se volviera a perder… pero por otro lado, estaba diferente… Andreí le hacía bien a Miguel y tenía razón cuando decía que necesitaba hacer cosas y no estar encerrado mirando las paredes todo el día.
– De acuerdo… gracias- lo estreché en un abrazo… Andrei era mi amigo del alma y estaba haciendo todo esto por mí. Poco después se fue no sin antes recordarme que volvería más tarde a ver cómo seguía… me reí en su cara
– Y supongo que Lidia también va a venir a chequearnos… ¿verdad?-
– Por supuesto – sonrió de vuelta y desapareció.
Golpeé la puerta del dormitorio. Se demoró un poco antes de abrir… tenía el celular en mi mano y él se dio cuenta de inmediato fijando su vista en el aparato telefónico. Caminé hacia la sala y me siguió. Quería mirarlo… contemplarlo en detalle. Tenía una leve semejanza con el Miguel de antes, excepto por la falta de chispa y vitalidad en sus ojos… la ropa posiblemente la había elegido Andrei pero mi amigo tenía un gusto impecable… Miguel estaba precioso… se dio cuenta que no podía quitar mis ojos de él y se sintió incómodo. Reaccioné al ver su incomodidad
-. Puedes llamar a tu hermana. Ya le entregué uno a ella también – le pasé el celular. Lo recibió cuidando de no tocar mi piel.
– ¿El número?- su voz sonaba normal… apagada pero normal.
– Está grabado en el tuyo– quiso volver al dormitorio pero se detuvo
– ¿Puedes decirme qué fue lo que les contaste?-
Le repetí en detalle el cuento que le había inventado a su familia para mantenerlas tranquilas. Nos sentamos en la sala, frente a frente y me escuchó atentamente. Estaba fascinado por tenerlo frente a mi… mirándome… casí como antes… Cuando terminé de hablar siguió sin moverse… quería preguntar algo más
-. ¿Qué pasa… dime?-
– Mi mamá… me va a preguntar cuando voy a volver-
Andrei tenía razón… por alguna causa Miguel no tenía intención alguna de escapar… miedo… inseguridad… no sé, pero me estaba preguntando cuando le iba a permitir ver a su familia…. Volver a moverse en libertad. Y yo no podía aún… no quería correr ese riesgo… necesitaba más tiempo para asegurarme… Miguel se había vuelto demasiado importante… todo este asunto era la fuerza que estaba llevando mi vida… todo estaba girando en torno a él… quise decirle algo que lo hiciera feliz… que le diera esperanzas pero no podía correr ningún riesgo… Las cosas entre nosotros distaban mucho de ser normales
-. Dile que todavía no sabes – respondí firmemente. Alcancé a ver sus ojos ponerse tristes pero se levantó rápidamente y volvió al dormitorio… quise seguirlo… abrazarlo, rodear su cuerpo entero y transmitirle mi cariño… consolarlo por el dolor que yo mismo le causaba… me estaba doliendo a mi también. Pero no lo hice, ahora iba a hacer las cosas bien y con paciencia. Estaba recién comenzando a crear una conexión con él y no quería arriesgarme a romperla y que volviera a cerrarse… me gustaría dejarte estar con tu familia pero soy egoísta Miguel… te quiero para mi más que para nadie más.
Mucho rato después salió del dormitorio.. aún tenía los ojos algo rojos… de seguro había llorado. Estiro la mano y quiso devolverme el teléfono… estuve a punto de tomarlo…
-. Quédatelo – me miró dudando si aceptar, finalmente su mano se cerró sobre el aparato.
– Gracias – murmuró apenas. Dio la vuelta intentando volver al dormitorio
– Miguel!… ¿Quieres… acompañarme?… tengo que salir un rato… ¿quieres ir conmigo?- se demoró en contestarme. Asintió apenas con la cabeza. Un sentimiento intenso de felicidad me recorrió. Estaba aceptando que estuviéramos juntos… aunque no como me habría gustado, pero juntos al menos.
Miguel me acompañó mientras hacía un par de cosas. Estuve más que pendiente de él todo el tiempo… no le quitaba los ojos de encima …pero su actitud era extremadamente pasiva… parecía ausente… de a poco fui creyendo más lo que decía Andrei. Por alguna razón Miguel no tenía intenciones de escapar, pero no iba a correr ningún riesgo.
Volvimos temprano. Ordené comida y al poco rato Lidia y Andrei aparecieron en el departamento. Volvimos a comer los cuatro juntos… Miguel estaba callado pero mucho más relajado que el día anterior… incluso conversó un par de frases con ellos. No conmigo.
Al día siguiente temprano me avisaron del nuevo departamento. Confié en que la mujer sabía mis gustos así es que acepté todo por teléfono.
-Miguel!!– golpee la puerta del dormitorio… permanentemente cerrada… aunque no tenía llave no quería forzar a abrirla… estaba aprendiendo a respetar su espacio pero … me estaba costando horrores… sobre todo de noche, cuando se encerraba y desaparecía e mi vista… dejándome ansioso y desvelado.
Abrió y me miró sin ningún gesto especial en su cara
– Vamos – estaba entusiasmado… aunque no lo conocía quería mostrarle el nuevo lugar donde íbamos a vivir… juntos… forzadamente, pero juntos. Miguel me siguió sin hablar. Al llegar a la dirección recordé haber hecho esto mismo con Miguel tiempo atrás… al conocer el que sería el departamento para él y su familia… cuando aún intentaba convencerlo de aceptar el acuerdo… cuando todavía sonreía y tenía seguridad… cuando me había cautivado con su personalidad y figura… mierda!!, como quería que cambiara y volviera a ser el de antes… echaba tanto de menos su alegría y su compañía… lo tenía… pero estaba tan lejos.
– ¿Te gusta? – entramos al departamento, amueblado de manera diferente al otro pero igual bonito y de buen gusto… la sra. Nelly no podía fallarme. Está ubicado en un décimo piso y me agradó nada más verlo. Me mira interrogándome – Es que… no vamos a quedarnos más allá. Este es nuestr… – respire despacio… no era nuestro… él no quería nada conmigo… aún – vamos a quedarnos aquí-
Soltó un gran suspiro. Creo que le gustó la idea. Tenía dos habitaciones y la distribución algo diferente al otro.
– ¿Cuál quieres?– Le pregunto indicándole ambos dormitorios para que elija… me mira fijamente… se encoge de hombros
– Me da igual – pero había un pequeño alivio en sus ojos
Elegí el de cada uno e hicimos varios viajes para traer nuestras cosas… podría haber conseguido con mis hombres que trajeran todo sin tener que mover un dedo… pero me gustaba la idea de hacer algo juntos aunque no me mirara ni me hablara… al menos estaba conmigo, se movía a mi lado… podía mirarlo a mis anchas.
Lidia y Andrei fueron los primeros y únicos en conocer el departamento por ahora. A ellos también les convenía el anonimato del lugar. Me acostumbré rápidamente al nuevo departamento… era cómodo y silencioso… Miguel estaba siempre conmigo, al menos físicamente estaba ahí y podía verlo… esperaba que de tanto verme se volviera a acostumbrar a mi, dejando de lado el miedo u otras sensaciones. Pusimos un televisor grande en cada dormitorio y a veces caminábamos juntos hasta un supermercado cercano o algunos restaurants locales… solo a comprar comida para llevar… No creo que hubiera aceptado salir conmigo a cenar… El lugar estaba relativamente cerca de la tienda de Lidia por lo que nos acostumbramos a que ella apareciera en cualquier momento a visitarnos… creo que en realidad sólo venía a verlo a él… estábamos en muy buenos términos, pero su favorito claramente era Miguel y no yo.
Durante toda esa semana la rutina se mantuvo más o menos parecida… Miguel estaba conmigo o con Andrei la mayor parte del tiempo… dejé a Andrei libre de sus obligaciones en la oficina para que tuviera tiempo de estar con Miguel… ambos parecían pasarlo bien juntos y definitivamente Miguel volvía más tranquilo y relajado cuando salía con él. Por las noches, cenábamos los cuatro juntos y luego, cuando ellos se iban, Miguel desaparecía en su cuarto… tranquilo, sin prisa, pero esa puerta cerrada me estaba matando… cada noche me dormía pensando en la puerta cerrada.
Fue la sexta noche que dormíamos en el departamento nuevo… eran alrededor de las 5 de la mañana cuando escuché un ruido extraño… parecido al llanto… Miguel!!. Me levanté de prisa y entré a su habitación… estaba oscuro pero por la puerta abierta entraba luz suficiente para verlo… estaba durmiendo pero se agitaba violentamente en la cama… tenía una pesadilla… lloraba y se lamentaba con pequeños quejidos… me acerqué.. .pensé que si despertaba de golpe y me veía a su lado tal vez iba a ser peor… pero no podía dejarlo sufriendo
-Miguel!!… Miguel!!
No me atreví a tocarlo… no podía tocarlo, pero me puse justo a su lado y le hable alto para que despertara
– Miguel!!
El último fue casi un grito que lo hizo abrir los ojos… lloraba. Me miró asustado… aún dormido… creo
– Es una pesadilla
Pero no paraba de llorar… estiré mis brazos para abrazarlo…
– ¿puedo? .. pregunté despacio…
Miguel estiró los suyos y me abrazó llorando aún… Dios!!!.. me emocioné hasta el centro mismo de mi médula… tenía a Miguel entre mis brazos… respiré intensamente su olor y sentí la textura de cada fibra de su precioso cuerpo… delgado, herido, dañado por mi, sentí algo muy intenso parecido al dolor y al placer al mismo tiempo
– Tranquilo… fue un sueño
El peso de su cuerpo apoyado en el mío se sentía maravillosamente bien… se demoró en responderme
– no- apenas susurro
– Estabas soñando…- repetí acariciando su espalda
– no… nooo, No fue una pesadilla… me querías matar!!!
Miguel está ahora completamente despierto… sus brazos me empujan lejos haciéndome perder el equilibrio y se arrincona en la cama, alejándose de mí… ha comenzado a temblar
– No… no te quise matar
– Lo recuerdo todo… tenías un arma… me querías matar!!!
Me grita.. es como si la pesadilla continuara a pesar de estar despierto
– No Miguel… no te iba a matar…
Ahora soy yo el que ha comenzado a derramar lágrimas… caen solas, sin control, rodando por mis mejillas
-. No pude Miguel.. no podría jamás … créeme por favor…- le suplico
– Tenías un arma… –
– Si… la tenía pero no pude… fue un error… todo lo que te hice fue un maldito error… jamás debí tocarte mocoso… jamás…
Estoy soltando lo que me ha estado estrujado el corazón… necesito decirle… lo necesito… miro sus ojos. Sigue temblando
–Perdón Miguel… perdóname por favor
Las palabras me salen del alma… solo escucho su respiración acelerada y los sollozos que lentamente se calman… ya más tranquilo me responde muy seguro
– Debiste haberme matado…
Levanto la vista y lo miro… creo que un poco horrorizado… sin embargo él está tranquilo
– ¿Cómo?.. ¿por qué? –
– NUNCA… nunca te voy a perdonar – la energía ha vuelto a su voz – me dañaste… me golpeaste… me violaste… quisiste matarme… me arruinaste la vida… me alejaste de mi familia… ya no puedo volver a estudiar… no tengo nada.. NO SOY NADA!!!… todo gracias a ti…
Se ha abierto una compuerta que desahoga el interior de su alma a gritos y me está sepultando a mi…
– Te odio Gonzalo!! Te odio con toda mi alma!!!–
– No es cierto Miguel… podemos arreglarlo… escucha, déjame…
Intento estirar mi brazo para tocarlo… necesito que me escuche y tranquilizarlo, pero Miguel reacciona muy rápido y golpea mi mano muy fuerte con uno de sus movimientos aprendidos… me quedo inmóvil… con la boca abierta y totalmente desconcertado… sus ojos destilan odio… la energía ha vuelto a ellos pero solo en forma de rabia y odio
– No vuelvas a tocarme… nunca
Es una clara amenaza… siento que he perdido todo el juego… he retrocedido mil años… Miguel ha recuperado de golpe su espíritu pero solo para destilar odio contra mi
– Miguel… – es una súplica… pero no cambia su mirada ni su actitud… Desde la esquina de la cama siento toda su energía negativa llegar hasta mi. Despacio, me levanto y salgo de su dormitorio. Necesitamos un poco de distancia en estos momentos. Escucho cómo la puerta se cierra detrás de mí… todas las puertas.
El día siguiente pareciera igual a los anteriores… hacemos lo mismo, se va con Andrei durante el día… le está enseñando a manejar y por lo que me cuenta, lo están pasando muy bien, vuelve en la tarde… cenamos los cuatro… pero algo ha cambiado irremediablemente… su energía está de vuelta, su forma de moverse ha cambiado, más ágil y despierta… hay brillo en sus ojos nuevamente… pero está sacando fuerzas del odio hacia mi… no me ignora completamente pero puedo sentir su molestia cada vez que estoy cerca de él… en su actitud… en la manera que evita mirarme… en pequeños detalles… hasta en la forma en que su respiración se altera si me acerco. Intento parecer normal..no darle importancia… pero noto cada uno de sus movimientos.
Miguel pasa cada vez más tiempo con Andrei… Lidia y él se han esforzado por mejorar su apariencia aduciendo que le sube el autoestima, ha cambiado su forma de vestir, de peinarse… y cada día está más lindo… lindo de verdad… no solo sus ropas sino también su forma de caminar y hablar… todo… parece un poco más seguro… con Andrei se han vuelto muy amigos… los escucho conversar de todo y casi, casi reírse… Miguel ha vuelto a intentar sonreír, pero sólo cuando yo no estoy. Mi presencia inmediatamente lo cambia… se vuelve arisco, serio… lleno de un odio que disimula frente a ellos pero guarda para mi..
A pesar de todo, no lo quiero lejos. Andrei me preguntó si podía quedarse con él unos días, en su departamento… quise matarlo… Miguel no va a salir de mi lado hasta que vuelva a hablarme y a… mierda!!! yo sé que le va a costar pero va a volver.. tiene que volver… la imagen del antiguo Miguel es una costra que envuelve todo mi corazón… duele pero me mantiene lleno de esperanzas. Cada día es más difícil soportar su indiferencia y esta nueva actitud que tiene… a veces pasa delante de mí caminando impasible y me quedo perdido mirando su cuerpo y queriendo tocarlo… deseándolo con todo mi ser… extrañando un beso, una caricia… una mirada siquiera… pero parece no darse cuenta de lo que me provoca… no me mira… no existo para él… no sé cuánto tiempo más voy a tolerar esta nueva actitud en él… siento que cualquier día voy a perder los estribos y agarrarlo a besos o a golpes… no lo tengo claro aún… me he vuelto experto en el arte de respirar profundo y contar hasta 10. Lidia, que se da cuenta de todo, parece disfrutarlo y me mira con una mezcla de diversión y compasión… le devuelvo miradas de odio, pero sólo logro hacerla reír…
-. Te dije que necesitabas usar toda tu paciencia Gonzalo–
– Lo sé… pero ¿sabes lo que me provoca?- contesto exasperándome
– Seguro!!.. lo quieres en tu cama y en tus brazos, no? – la miro con mezcla de rabia y esperanza… deseando que de una vez me dé la solución – tiempo hermano… mucho tiempo
– Me odia Lidia… no sé cómo voy a lograr su perdón…
– Odiarte?… Gonzalo, no has pensado??? Miguel ha tenido mil oportunidades para irse… para devolverte la mano y dañarte mientras duermes… pero sigue aquí, ¿no te has preguntado por qué?
DANIEL.
El cuerpo de Coque es lo más suave que he tocado en mi vida… pequeño, adaptable y encantador… su piel tiene la textura de la seda… Coque sabe cómo alegrarme hasta cuando estoy del peor humor… tiene una habilidad especial para ser feliz y contagiarlo… disfruta de todas las cosas… desde los rayos del sol hasta las comidas… me tranquiliza y me hace olvidar todo lo malo que guardo en mi interior… Este chico nunca esta triste ni de mal humor, al contrario… parece no conocer el significado de esas palabras… me gusta mucho… besar su boca se me está volviendo un vicio… llevo toda la semana buscando cada momento a solas posible para besarlo… en el baño, en las salas vacías, en lo que antiguamente era el laboratorio… se ha convertido en nuestro lugar de citas… lo espero cuando sale de clases o él me está esperando a mi… se cuelga feliz de mi cuello y me ofrece su deliciosa boca son la cara llena de una luminosa sonrisa y los ojos brillantes de alegría
-. Hola Dani – su sabor es delicioso… sus labios son pequeños, como todo él, pero sabe perfectamente que hacer con ellos para encenderme… no sabría como describir su sabor… pero Coque sabe a tranquilidad y a felicidad
– Hola Coque – paso mis manos por su espalda atrayéndolo hacia mi… se deja llevar fácilmente… Coque jamás me ha dicho que no ni me ha puesto una cara de disgusto… pero no hemos pasado más allá de los besos y algunas caricias un poco atrevidas… tengo claro que soy yo el que maneja esta relación y no sé porqué aún no he cruzado la barrera… tengo recuerdos demasiado fuertes pegados en mi cerebro…
Es viernes en la tarde y la mayoría de los alumnos del internado se han retirado a sus casas… sólo los que no tenemos donde ir o no queremos ir, nos quedamos acá el fin de semana. Coque está sentado sobre una de las antiguas mesas del laboratorio, lejos de la puerta y de todo… me quedo de pie entre sus piernas abiertas mientras me abraza por el cuello y me atrae… bajo mis manos por su espalda… y levanto su camisa… su piel es tan delicada… no hay nada más suave que hayan tocado mis manos… gime despacio, se retuerce y se acerca más a mí, cruzando sus piernas por detrás de las mías… ya lo sé..sé que puedo, sé que lo quiere… tengo que concentrarme sólo en él y borrar todo otro recuerdo
–Dani…
Suspira en mi boca… él sabe… no es primera vez… estoy seguro. Despacio lo empujo sobre la mesa… es tan lindo y pequeño… abro los botones de su camisa y beso cada parte de su torso… su cuello, sus pequeñas tetillas hasta que gime… bajo mis manos hacia su pantalón… chequeo su rostro… me está autorizado con esa preciosa sonrisa… vuelvo atrás a besar sus labios… este chico es tan delicioso… el pantalón desaparece revelando sus piernas y un pequeño bóxer blanco… Coque está tan excitado como yo… intenta levantarse y tocarme, pero con solo una mano lo vuelvo a dejar sobre la mesa… sonríe obediente anticipando lo que va a suceder… cierra sus ojitos y me deja hacer tranquilo… paso mi lengua por sus piernas… hasta llegar a su miembro erecto… es mi laboratorio y esta deliciosa y sonriente criatura es mi experimento… tiro de sus piernas hasta dejarlo posicionado… listo para mi… quito su bóxer y me abro el pantalón…
– Dani…
No está sorprendido.. sólo me está pidiendo… apurando. Desde hace varios días el lubricante y los protectores no abandonan los bolsillos de mi chaqueta. Los tomo y unto mis dedos… separo sus suaves piernas… obediente me deja hacer lo que quiero sin una sola protesta… él quiere que lo haga… introduzco mi dedo en su abertura rosada y apretada… Coque jadea y suspira… cierra sus ojos y sin perder la expresión de alegría y placer me llama por mi nombre muchas veces más y levanta sus caderas hacia mi mano… otro dedo… es tan estrecho este chico… me pongo el protector y un poco del lubricante… quito mis dedos y lento pero con seguridad me introduzco perdiéndome en su interior… aprieta sus labios…
– ¿Te duele?
No me contesta con palabras pero niega con su cabeza mientras mantiene sus ojos fuertemente cerrados… está mintiendo… sé que le duele pero no me detengo… no puedo detenerme hasta llegar al fondo de su pequeña entrada. Solo entonces le doy un momento para acostumbrarse a mí.
– Relájate Coque
Asiente con su cabeza, todavía con los ojos apretados. Paso mi mano por sus caderas acariciándolo… no me gusta que le duela. ¿Cómo es que tiene la piel tan suave?… De a poco relaja su boca y finalmente abre sus ojos. Como puedo me acerco a su estómago y beso su piel… con pequeñas gotitas de transpiración que saben a cielo… me muevo, primero lentamente… no quiero dañarlo y tomo entre mis mano su miembro excitado, lo acaricio frotándolo al mismo ritmo que lo penetro. Coque responde con deliciosos gemidos y movimientos de sus caderas… me excita aún más… por unos cuantos minutos permanecemos jugando a excitarnos, lento y sensual. Luego tomo su brazos y lo tiro hacia mi… su trasero apenas apoyado en la orilla de la mesa y sus brazos fuertemente cruzados en mi cuello mientras mis movimientos se vuelven más y más fuertes… me abraza aún más fuerte y gime como una nena en mi oído.. me enloquece escucharlo… su voz es tan jodidamente sensual al gemir, lo sostengo con solo un brazo y lo masturbo con la otra mano… su cuerpo es tan moldeable… gime nuevamente con su voz especial, se arquea hacia atrás y expulsa un chorro de líquido blancuzco sobre mi mano y su vientre… su rostro es puro placer… lo sostengo firme del trasero con ambas manos y embisto su cuerpo con fuerza un par de veces más hasta encontrar mi propia satisfacción. Sólo entonces un sonido ronco escapa de mi garganta… y por un instante, cuando sólo siento el éxtasis del placer, se me borra la imagen de Coque y lo recuerdo…
MIGUEL
Andrei no sabía que yo había manejado un par de veces… por lo menos había experimentado lo que era sentarse frente al volante y acelerar. Uno de los chicos del barrio, mayor, tenía un auto en el que se paseaba tirando pinta y sintiéndose el dueño de la calle… era algo gordito y muy grandote. Siempre me buscaba, creo que le agradaba, pero le daba vergüenza a la vez… él se sabía macho, re macho y que lo vieran interesado en mi era malo para su reputación. Pero un par de veces logró hacerme subir en su auto, y otro par de veces me permitió manejarlo. El chico era una buena persona. Manejar no era difícil. Así es que cuando Andrei me propuso enseñarme acepté más que rápido. Había un sitio grande, en la parte de los suburbios de la ciudad, al que entraba como si fuera el dueño. Había un par de guardias en la puerta de entrada pero en cuanto veían aAndrei le abrían de inmediato. Luego nos dirigíamos a lo que parecía un terreno grande sin uso. Cambiábamos lugares y yo practicaba. Andrei tenía mucha paciencia y era muy difícil que se alterará por algo… incluso cuando a propósito no me detenía a tiempo o hacía movimientos para asustarlo… él no gritaba ni se molestaba. Solo me miraba y con su misma voz tranquila y segura de siempre me corregía hasta que se daba cuenta que lo había hecho intencionalmente. Entonces se reía… algo parecido a una sonrisa estaba comenzando a formarse en mi cara… después de todo no me había olvidado de sentir alegría… aún tenía la capacidad de reír y de interesarme por otras cosas… es solo que… me era muy difícil mostrarlo a otros… pero estaba comenzando a soltarme con Andrei. Me pasó un pequeño libro con los reglamentos del tránsito y me obligaba a estudiarlo… lo hice en las noches, puesto que no tenía en que más ocupar mi tiempo y cada día cuando me hacia las preguntas que tenía que haber estudiado, las respondía sin dudas ni errores. Cuando pasaron dos semanas y me sentí seguro en el vehículo, me permitió manejar de vuelta hasta el departamento. Estaba encantado y lo hice sin ningún problema. El trafico no me asustaba y podía moverme con tranquilidad. Esto se repitió por casi una semana. Luego un día me sorprendió pasándome a buscar muy temprano para llevarme a obtener mi licencia de conducir. Estuve muy nervioso pero obtuve mi licencia. Me sentía muy feliz y agradecido. Creo que ese fue el primer día que volví a dibujar una sonrisa en mi rostro. Con la licencia en mi mano, Andrei no me dejo subir al asiento del copiloto nunca más. Ahora, había pasado a ser algo así como su chofer y era mi trabajo llevarlo y traerlo de todas partes, acompañarlo y esperarlo y en algunas ocasiones, vigilar que nada malo le sucediera. Lidia no me perdonaría nunca si algo le pasaba a su Andrei. Me gustaban ese par… Lidia era perfecta para Andrei y la forma en que se amaban estaba más allá de todo lo que yo conocía… ambos morían el uno por el otro y estaban dispuestos a todo, absolutamente a todo por estar juntos de nuevo. A veces, sentía un poco de envidia de un amor así… tan grande que les abarcaba todo el espacio del cuerpo y la mente… eran felices con solo mirarse. Tenía un vago recuerdo… muy vago, de un sentimiento así… de haber sentido algo fuerte… pero no quería pensarlo. Había perdonado a Lidia… no sé bien porqué… quizás porque necesitaba su amistad y la veía feliz. No tenía muchas personas con quien conversar aparte de Andrei. Me gustaba cuando estaba con ambos… aunque suene extraño no me sentía un intruso entre ellos dos… ni me hacían sentirlo tampoco… a veces, cuando estábamos cenando en la mesa y ellos dos se miraban o tomaban las manos… sentía la mirada de Gonzalo sobre mi… ¿qué mierda es lo que quiere o espera??… mejor que ni lo piense… jamás… nunca más.
A medida que pasan los días y las semanas no he cambiado mi actitud para con Gonzalo… no lo ignoro completamente… apenas si lo justo y necesario para darle a entender que no me importa en lo más mínimo. El teléfono me ha permitido estar en contacto con mi mamá y Nali… están bien, desesperadas por verme y yo a ellas. Ahora sólo llamo a Nali… mi mamá puramente me reta y me exige que vuelva a la casa ahora mismo… ¿cómo le explico?… por eso sólo espero las horas en que sé que Nali está sola y la llamo para hablar y escucharla. Le ha ido bien en el colegio y está contenta. Me agradece a cada rato el dinero que les he enviado… por un lado me gusta que lo estén disfrutando y estén viviendo tranquilas… pero por otro lado quiero matarlo por tomar decisiones así y entrometerse de esa manera en mi vida… que digo!! Gonzalo se metió en mi vida y la cambió para siempre desde el primer momento en que se fijó en mi… algún día voy a cobrarle cada una de sus intervenciones.
Por ahora, estoy esperando a que se canse y me deje marchar… de esa forma no va a volver a buscarme nunca más… no es un hombre paciente así es que estoy seguro que ya pronto se va a aburrir de esperar que responda a sus miradas y a sus intenciones. Sé que es lo que quiere… pero yo solo quiero que me deje tranquilo… lo odio, lo odio con toda el alma… odio que me mire de la forma en que lo hace… que me hable así… con ternura o delicadeza.. no sé… solo odio que me hable… odio que exista y que respire a mi lado.
Andrei y él a veces pasan mucho rato conversando respecto al proyecto de Gonzalo. Los escucho sin dar mi opinión ni hacer comentarios… a veces Gonzalo me mira como si quisiera que yo participara de lo que están haciendo… podría… porque veo que cosas podrían hacer mejor y dónde tendrían que mejorarlas en la calle… pero no voy a cooperar con algo de Gonzalo… quizás si solo fuera algo de Andrei… pero no.
Hoy estuvieron conversando nuevamente. Me senté callado a esperar que terminaran y luego salí detrás de Andrei. Me indicó a donde quería que lo llevara. Esta vez es una casona de campo al otro lado de la ciudad. Cuando llegamos hay un par de personas dando vuelta. Se saludan, todos se conocen. Lo sigo y llegamos a un lugar que me llama mucho la atención… no hay nadie en esa parte en este momento… es un campo de tiro y Andrei ha venido a practicar. Debe tener que ver con lo que hablaban hace un rato sobre “estar siempre preparado”. Del vehículo saca un par de armas… lo observo, detrás de él, fuera de su alcance… las armas me atraen. Es bueno, muy bueno… rara vez falla el blanco. Entonces se vuelve y me busca
– Ahora tú
Me extiende el arma… ¿es en serio??. La tomo… Andrei está confiando totalmente en mi… había visto bastantes pero nunca había tenido una en mis manos.
-¿Sabes cargarla?, ¿Cuál es el seguro?… ¿entiendes de esto?
Niego con la cabeza. Me explica todo. Me hace quitar la carga y volver a ponerla… Una vez listo me ubica frente al blanco…
– Piernas separadas Miguel… párate firme, los codos hacia adentro… no aprietes hasta estar seguro…
Estoy seguro, disparo… me sorprende la fuerza que mueve mi cuerpo… disparar es un sentimiento poderoso … me gusta. Me doy vuelta sonriendo… he apuntado al objetivo..
– Le di… le di!!!
Andrei sonríe de vuelta
– Suerte de principiante… inténtalo de nuevo con una carga completa
Disparo una… otra y otra vez hasta que ya no quedan más balas en el arma… ninguna ha fallado…
– Esto no es suerte!!! Se hacerlo… le di todas las veces!!
Algunas veces jugaba video juegos cuando era más chico y la sensación era parecida… peros solo parecida, ésta es mucho más fuerte y poderosa… un arma entre las manos.
Andrei me pasa otra carga completa y recordando lo que me enseñó la pongo y estoy listo para comenzar… me siento mejor de lo que me había sentido desde hace mucho tiempo… ubico el objetivo, recuerdo lo que me dijo sobre cómo hay que pararse y estar seguro… me concentro… veo el objetivo al frente… … … y entonces escucho su voz…
Gonzalo…
No lo escuché llegar pero está hablando con Andrei, justo detrás de mí.