Miguel Capítulo 30

MIGUEL

Esta detrás de mi… su voz suena tranquila pero la de Andrei no… él se ha dado cuenta del peligro. El arma cargada está en mis manos… no estoy pensando claramente… escucharlo me ha alterado… oprimo el gatillo con fuerza, con rabia… el primer tiro sale veloz… el ruido suena fuerte en mis oídos y la fuerza del disparo hace que mi cuerpo se mueva entero… he dado en el medio del blanco… detrás de mí solo silencio… un tenso silencio… ha sido como una advertencia… recuerdo… me besaste y luego me ataste… lo recuerdo claramente… gritabas… sin control… vuelvo a escuchar tu voz… yo no podía gritar… me golpeaste… rompiste.. violaste… después me dejaste tirado como a un animal…. Me acuerdo como me sentí… creo que estoy comenzando a llorar… el recordar esa sensación me hace daño… tu significabas seguridad… mierda… duele tan fuerte… respiro agitado, necesito aire… pongo atención al frente… al blanco… y aprieto otra vez el gatillo… el ruido de la segunda bala es fuerte pero no alcanza a apagar el ruido en mi cabeza… el dolor de recordar la oscuridad, los golpes, la sangre.. MI sangre… el frío…  en la lejanía…

Como proveniente de otro dimensión, escucho la voz de Andrei que me habla despacio… controlado… pidiéndome el arma… me llama por mi nombre, con cuidado… pero no puedo contestarle… estoy demasiado sumido en lo que estoy pensando y sintiendo… está aquí… justo detrás de mí… él también tenía un arma… ¿Por qué no me disparó?… Gonzalo no me disparó…  pero me violó… me rompió… el alma, el cuerpo… la vida… ¿teníamos una vida juntos?… de golpe, y justo al salir la tercera bala del arma que sostengo, siento que algo me inunda el centro de mi pecho… es un sentimiento caliente… arde… quema… me acuerdo así… bruscamente y de golpe, cómo se sentía quererte… cómo me sentía cuando me tocabas y estabas dentro de mí…  cuando era bonito… el sentimiento es demasiado grande… recuerdo el éxtasis que me provocabas… Oh Dios!!! me ahoga… me hace arder…no puedo sacarme a sensación de la cabeza.. se sentía tan bonito estar contigo… me acuerdo… ¿por qué me acuerdo?? No quiero acordarme… Andrei está a mi lado derecho… alcanzo a ver su figura por el costado de mi ojo… me quedan tres balas… necesito ver su cara… ver si lo que recuerdo tiene algo que ver con él… recordar algo de lo que estoy sintiendo,… al mirarlo… relacionar estas dos personas.. el que me hacía tan feliz con el que me dañó tanto…. Despacio me vuelvo hacia él… el arma aún está en mis manos… elevada… mis dedos en el gatillo… Gonzalo frente a mi… por el rabillo del ojo, veo en sueños, como Andrei retrocede y saca otra arma…  me apunta y me grita… pero no lo escucho… es sólo un sonido distante… un extraño murmullo… solo puedo ver a Gonzalo… sus ojos en los mío… pero no está asustado… a pesar de que yo tengo un arma, Gonzalo no está asustado… ¿por qué?… camino otro paso… apuntando… sólo está a unos metros de distancia… las lágrimas me nublan la vista… suelto una de mis manos, que siento agarrotadas al arma, y rápido manoteo en mi cara quitando las lagrimas… Gonzalo hace un gesto y grita algo sin dejar de mirarme, pero no es a mi… es para Andrei… ya no me apunta… pero yo sigo apuntandolo, nuevamente con las dos manos… tomo aire por la boca… ¿y si disparo?… ¿si termino contigo de una vez para siempre?… así ya no voy a volver a ver tu maldita cara… nunca… nunca más… entonces Gonzalo se mueve… muy lentamente se mueve hacia mi… da un paso… tranquilo, seguro… otro… yo no puedo moverme… solo sigo apuntando… sujetando mi cuerpo y sosteniendo fuertemente el arma… los dedos presionan levemente el gatillo… Andrei vuelve a llamarme… desesperación en su voz… pero no quito mis ojos de él… no podría, estoy como hipnotizado… llega hasta mi lado… veo, en cámara lenta, como sube sus manos, envuelve las mías y empuja el arma hasta dejarla exactamente apuntando y tocando el centro de su pecho… mis manos envueltas por las suyas… no puedo quitar mis ojos de los suyos… entonces… ahí está… ahí está ese maldito sentimiento cálido que alguna vez sentí… lo veo en sus ojos y lo siento en el medio de mi pecho… recuerdo claramente como era sentirme querido por él…  recuerdo la risa, la alegría, la pasión… dios!!! Recuerdo cuando me cobijaba en su pecho y me dormía con la falsa seguridad de un amor que no existía… Ahí está todo… en sus ojos…

-. ¿Quieres terminarlo todo de una vez?

Su voz es tranquila, segura y… cálida… es como la voz con que me hablaba antes… lo recuerdo todo… sobre todo recuerdo cómo me hacía sentir… tan fuerte… tan intenso… comienzo a temblar… el arma tiembla en mis manos… ya no la sostengo con seguridad… pero Gonzalo insiste, sujeta mis manos fuertemente, moviéndolas, peligrosamente

– Miguel??

De pronto vuelvo a la realidad… veo lo que estoy haciendo… no puedo creer que esté apuntando a Gonzalo… cierro los ojos fuertemente… quizás es sólo un sueño… voy a abrirlos y nada será real… pero no es así… Gonzalo sigue frente a mi… mis brazos pierden fuerza… mis piernas apenas me sostienen… no puedo con esto… en serio no puedo… me supera largamente lo que veo en sus ojos… me suelto de sus manos y dejo el arma caer… no puedo seguir sintiendo su mirada… me doy vuelta y corro.. corro… quiero huir, perderme… no sé adónde voy, no conozco el lugar… sólo quiero alejarme y no volver a ver sus ojos…  Andrei me llama una y otra vez pero no me detengo… escucho la voz de Gonzalo ordenándole a Andrei

– Déjalo!… déjalo tranquilo

Me dejan tranquilo.. correr y correr, por un lugar desconocido…  escapar sin detenerme… hasta que ya no los veo ni los escucho.. lejos… hasta llegar a  un pequeño bosque… estoy cansado, me detengo… el corazón no da más, tanto física como emocionalmente mi corazón está exhausto… afirmo mi espalda en un árbol, quiero dejarme caer al suelo… y despacio me resbalo hasta quedar sentado en un colchón lleno de hojas, hierbas y ramas…  la cabeza me da vueltas… es como un ciclón inmenso que transporta miles de pensamientos difusos… no logro concentrarme en uno solo… son tantos y cada uno me hace sentir algo fuerte y diferente… solo una sensación predomina sobre todas las demás… llanto… llanto a gritos en la soledad del bosque… con sollozos ahogados.. con rabia contenida, con dolor y miedo… miedo de lo que recordé, de lo que sentí… recordé como se sentía estar con Gonzalo… por Dios… recordé lo que era aquello…

GONZALO.

No sé que me iluminó o si fue soberana estupidez, pero sabía que Miguel no iba a ser capaz de apretar el gatillo… tenía que ser así… yo lo había sentido cuando estaba en mis brazos… cuando llamaba mi nombre, perdido en el éxtasis y la pasión… cuando logró ser completamente mío…  lo sabía tan claro como cuando la situación fue al revés y yo tampoco pude hacerlo… Andrei estaba hecho un lío… me pedía disculpas pero también había sacado su arma dispuesto a defenderme y disparar sobre Miguel… gracias a Dios me hizo caso cuando le grité que no lo hiciera… Miguel corrió, desapareció internándose en los potreros… pude entender que estaba terriblemente confundido y asustado…  necesitaba estar solo,  tranquilo y así como tuve la seguridad de que no me dispararía, también tuve la certeza de que no iba a huir. Solo teníamos que darle un rato para que se calmara.  Prendí varios cigarrillos y los fumé despacio, sólo pensando en lo que había pasado… sus ojos.. los ojos de Miguel expresaban tantas cosas.. me miraba directo.. estaba por fin viéndome a mi… vi emociones confusas… no tengo claro que es lo que estaba pensando mientras sostenía el arma, sólo sé que de alguna forma nos comunicamos .

 Andrei 

Mi amigo se gira, ya está un poco más tranquilo. Ambos estamos sentados en el vehículo esperando

– Quiero que le enseñes a disparar y quiero que aprenda bien

– Gonzalo!! que no te basta con el numerito de hoy??!!

– El mocoso apunto dos de los tres objetivos… bajo condiciones extremas… ¿te fijaste?… es muy bueno

– Acertó todos los anteriores… podría haberte dado a ti en el medio del corazón… y adiós tu vida y de paso, la mía!!

– No pasó nada… Solo encárgate de que aprenda a manejar bien las armas… todas. 

– Andrei me mira dudando pero asiente

– No entiendo la relación que tienen, Gonzalo… se me escapa… amor y odio??

Sonrío y lo miro, casi feliz

-. Crees que tenemos una relación?? 

Andrei solo menea la cabeza totalmente negado a contestar la pregunta por considerarla idiota… para él es obvio que la hay

– Solo no vuelvas a aparecerte por aquí sin avisar!!

Reímos… estúpidamente reímos porque ambos sabemos que lo que pasó pudo ser fatal, sin embargo, de alguna manera, nos queda claro que Miguel está con nosotros… es un extraño pensamiento… está con nosotros pero no está conmigo… de a poco se ha ido acercando más y más a la Familia, pero no a mí… ambos confiamos en él… pero él no confía en mí y entiendo perfectamente sus razones..

– Quiero que Miguel sea de los nuestros

– Creo que lo es desde hace unas cuantas semanas

– Tú te vas a encargar de él… es tu responsabilidad de ahora en adelante

– Gonzalo… el chico te odia

Lo pienso un poco… sonrío

– No… ya no me odia…  Voy a buscarlo

Ya han pasado un par de horas. Andrei hace el intento de acompañarme pero le indico que no. Quiero ir solo.

Camino unos 20 minutos siguiendo la dirección en la cual corrió… al ver el pequeño bosque me imagino de inmediato que ahí se debe haber refugiado.  Me acerco confiado… tuvo la oportunidad de matarme y no lo hizo… no creo que me vaya a atacar ahora… más bien creo que ahora es cuando más ayuda necesita… Lidia, me estoy acordando de todo lo que me has dicho y enseñado.  Reclinado sobre un árbol, mirándome con una extraña expresión y jugando con unas ramitas en las manos me encuentro a Miguel… no hace en intento de ponerse de pié.

-. Hola

Me siento a su misma altura, también apoyado en un árbol, a su lado. Tomo unas ramitas y juego a quitarles la pequeña corteza… estamos en silencio pero por primera vez en mucho tiempo, no es un silencio incómodo.

– ¿Cómo estás? – pregunto

– Bien… – se demora en preguntar, pero lo hace – ¿y tú? –

– Vivo – sonrío…

Nos volvemos a quedar en silencio otro rato, solo el sonido de la naturaleza a nuestro alrededor.

– ¿Fue así como te sentiste?… ¿Qué tenías la capacidad de matarme pero no pudiste hacerlo?

Me pregunta con una extraña tranquilidad… está mirando hacia el paisaje… no me mira al hablarme

– Tuve el arma en mis manos… pero te mire y recordé todo lo que habíamos vivido juntos… me di cuenta de algo en ese momento y no pude… me pasó como a ti… también me puse a llorar y caí de rodillas 

Miguel me mira y sonríe… me sonríe!!!…

– Pude haberte matado

– Pero no lo hiciste

– Tú tampoco

– No… no te mate… pero te hice daño… – me giro hacia él.. ahora es cuando debo decirle todo -me volví loco Miguel… me traicionaste… te había pedido tan poco y esa era una de las cosas que te había pedido 

– Y más encima con tu hermano…- sigue sin mirarme

– Si… agrégale eso como un punto extra

Ambos sonreímos al mismo tiempo… solo un leve gesto en la boca suficiente para parecer una sonrisa algo triste y amarga

– Yo no sabía que Daniel era tu hermano

– Lo sé… yo… yo no debí haberte hecho lo que te hice-

– No.. no debiste… 

Despacio ha cambiado la sonrisa por unas cuantas lágrimas…necesarias… que tranquilas y sin escándalo, ruedan por sus mejillas

-. Lo de Daniel fue antes… durante esa semana que te pedí… no debí haberlo hecho… pero… lo había conocido muy poco tiempo atrás… era muy dulce…. Tenía miedo de ti… nunca más lo vi después que… estábamos juntos…

– Te quería solo para mi Miguel… me volví loco de celos…  me habías traicionado y eso se castiga con…

– Lo sé… pero yo no te traicioné… no siento que te traicioné. Me alejé de Daniel…  no lo volví a ver…

– Ahora lo sé…

– ¿Sabes?… yo confiaba en ti…  sé que era un acuerdo… sólo un negocio… pero estabas ahí para mi… sentía que me protegías… me sentía seguro contigo

Mas lágrimas… espero que el dolor y la rabia estén saliendo de él a través de ese llanto

– No era solo eso Miguel… tu sabes que era mucho más

Dios!! Como me duele escuchar lo que me está diciendo… yo nunca supe, nunca me imaginé que Miguel tuviera esos sentimientos hacia mí… seguridad… mierda! la había embarrado en grande… si tan solo me hubiera aguantado… Sujeto firme las pequeñas ramitas para no salir corriendo y abrazarlo… abrazarme a sus rodillas y suplicarle que vuelva a quererme y que vuelva a sonreír para mi… por favor

– Miguel, mírame por favor…

Le cuesta… pero se gira y sus ojos se quedan en los míos

– Perdóname por lo que te hice… te lo suplico

Sus ojos oscuros son dos esferas brillantes de lágrimas… me mira pero no responde… respira muy rápido. Finalmente vuelve a mirar el paisaje… sin contestarme. Los segundos y los minutos pasan… no me va a responder.

– ¿Este campo es de tu familia?

– Si, era de mis abuelos

– Me gusta este lugar… sobre todo este bosque

Volvemos a quedarnos en silencio… ambos sabemos que no me ha respondido pero no insisto…

-. ¿De qué te diste cuenta?- me pregunta de pronto

– ¿Cómo?

– Dijiste que cuando me ibas a disparar te diste cuenta de algo… ¿de qué?  

Mierda!! esto es difícil… yo solo me metí en este lío por contárselo.. pero nunca en mi vida he declarado mis sentimientos… menos a alguien que no sé si me odia… me siento un poco ridículo… pero no puedo mentir ahora… es importante la verdad en este momento aunque … mierda!! aunque quizás se ría de mi… o me mande a la mismísima mierda.  Creo que hasta ahora no sabía lo que era sentirse torpe y no encontrar las palabras adecuadas.

– Bueno… cuando estabas ahí.. yo.. me di cuenta que… sentía algo por ti

Diablos!! que patético.. ¿Por qué no soy capaz de decirle directamente que lo amo.. que me vuelve  loco, que me llena la vida con su presencia… que lo necesito más que al aire?… Dios, de donde salieron todos esos pensamientos?? de mi propia cabeza!!???… en realidad estoy loco… loco por este mocoso.  Miguel sigue tranquilo, me mira

– ¿Qué sentías? – respiro profundo…

– Amor – contesto con voz firme y mirando directamente en sus preciosos ojos. Quiero aclararle más, quiero decirle, explicarle todo lo que siento pero la expresión de su rostro me frena

– ¿Amor?… ¿dices que sentías amor… por mi?

– Si Miguel… yo…-

Es una mezcla de un resoplido y una media sonrisa… como si hubiera escuchado algo gracioso e increíble. Se pone de pie y comienza a caminar

– No creo que tú sepas que es el amor… todo lo que me hiciste… ¿de qué amor hablas??!! 

Por un segundo pienso en correr tras él, tirar de su brazo y estamparle el beso que tantos deseos tengo de darle… pero NO puedo tocarlo… camino a su lado.

– ¿No me crees?

No me responde y sigue caminando más de prisa. Cuando estamos llegando cerca de Andrei se detiene, se da vuelta y me mira muy serio

– Aunque fuera verdad… tu amor es dañino y duele… es tan malo y violento como tú…

– Miguel… déjame demostrarte que…

Sin pensarlo, en un acto totalmente instintivo, mi mano está tocando su brazo y él reacciona de inmediato negativamente. 

– Lo siento!.. lo siento!!- quito mi mano de prisa – déjame demostrarte que puedo cambiar  

Estoy rogándole… mierda!!! Yo, Gonzalo, estoy rogándole a Miguel que me permita quererlo… ¿Qué ha pasado conmigo?… pero necesito que me dé una oportunidad de demostrarle mi amor

– No me interesa. Solo no vuelvas a tocarme. Lo prometiste. A ver si puedes cumplirlo

Se aleja… despacio… no le interesa??!!!… maldición, mocoso de mierda… ¿cómo te atreves??!!! Debería… yo debería……  Te atreves…. Te atreves porque ya sabes, no??… ya te diste cuenta del poder que tienes sobre mi… de cómo estoy estúpidamente rogando por tu amor… me sujeto la cabeza entre las manos… ¿a esta mierda te reduce estar enamorado???… y lo peor es que no me importa… quiero seguir rogándole hasta que me permita, hasta que me vuelva a querer… tengo tan claro en mi mente que somos el uno para el otro… somos perfectos, él para mí y yo para él… fuimos hechos a la medida… lo quiero… lo quiero de vuelta… mierda!!!   Camino rápido de vuelta a mi vehículo y sin mirarlos me subo y me voy rápidamente. Sé que Andrei lo llevará de vuelta a mi casa más tarde… por ahora… quiero estar solo… siento rabia, pena, angustia… amor… siento que me muero de amor por ese mocoso de mierda que acaba de rechazarme… me rechazó!!! Que esperaba?? Después de todo lo que le hice… mierda…  no le importó lo que le dije… primera vez en mi vida que le digo a alguien que lo amo y no le importó nada…. Ni siquiera puedo tocarlo, ….……. bien!! No pienso hacerlo… puedo vivir con eso… ¿puedo?… recuerdo la maldita puerta cerrada cada noche y las ganas que tengo de abrirla a patadas y…. entonces me doy cuenta… de la nada mi humor cambia totalmente y empiezo a reírme como un loco… me habló!! Estuvimos hablando!!… nos miramos y hablamos… le dije lo que sentía… le expliqué por qué no había podido disparar y… entonces suelto algo parecido a una carcajada de felicidad… Mierdaaaa!! Miguel tampoco pudo dispararme!!!

 DANIEL

Estábamos saliendo de los comedores, Coque detrás de mí, muy juntos pero sin tocarnos, cuando los encontramos en la puerta de salida… nosotros íbamos de salida y ellos venían entrado… supe quien era antes que me lo dijeran… Coque me lo había descrito… es alto, muy buenmozo, el pelo oscuro un poco largo y sus ojos verdes, curiosamente tienen un parecido con los míos… su expresión es molesta al verme con él…  es el ex de Coque y me puedo dar cuenta que no le ha gustado nada verlo conmigo… recuerdo que fue Coque quien terminó con él, aunque él tampoco está solo… hay un chico a su lado, muy rubio, ojos claros, delgado y un poco menor que él, que lo mira con adoración. Coque no levanta la vista y espera pacientemente a que el paso quede libre, pero el idiota no se mueve.

– Hola Coque

Lo saluda pasando la vista sobre mí con total arrogancia. El chico rubio que lo acompaña se molesta y da un paso adelante para entrar, pero él lo sujeta del brazo

– Nos vemos chico lindo 

Le dice a Coque con una sonrisa y entra al comedor siguiendo al rubio.

– ¿Ese era tu ex?  

Caminamos por el pasillo rumbo a los jardines… el día esta precioso, como para tirarse sobre el pasto a dormitar un rato, solo que ese idiota me ha puesto de mal humor

– Si… no le hagas caso, le encanta pelear y buscar problemas 

Pues ya lo tiene conmigo, pienso pero no le digo nada a Coque. Sé que le molestan las peleas y discusiones… él siempre trata de encontrar la solución pacífica a los conflictos.

Llegamos al lado solitario de los jardines y nos tiramos sobre el pasto… Hay varios chicos en las cercanías así es que nuestro contacto físico se reduce a cero, pero podemos permanecer juntos en un cómodo silencio… Coque es especial.

-. ¿Sabes que a muchos de ellos no les importaría que nos besáramos aquí mismo?- me dice con una sonrisa pícara en el rostro

– ¿Cómo… que quieres decir?

– Bah… mira. Ese de allí también tiene un novio… pero es bastante menor… y esos dos de allá también están juntos– me indica diferentes grupos de chicos

– No es cierto??!!! O si??? 

– Vale, te lo juro… te lo dije el día que te conocí, aquí no hay chicas… así es que hay muchos chicos juntos… aunque no sé si son gay o sólo están experimentando por la falta de muchachas… para muchos es sólo un asunto de necesidad

Curioso… lo primero que se me viene a la mente son las palabras de Gonzalo.. me dijo que iba a tener muchos chicos con quienes experimentar o algo así, y no se equivocó. He aprendido con Coque… son él todo es fácil, sabe lo que quiere y lo pide… me gusta exigirle más de lo que quiere, está aprendiendo a disfrutarlo… me gusta su compañía y su cuerpo tan pequeño y moldeable… lo que más me excita de él es escuchar su voz cuando tenemos sexo… esa voz que parece de niña chica y que pide más y más… realmente me calienta de sólo recordarlo .

En sólo unos cuantos minutos, Coque me da una lección entera sobre la comunidad gay del internado.  Me deja pensando… pero…

– ¿Cómo se llama tu ex?

Coque reacciona de un salto y me mira algo molesto… levemente, porque creo que él no sabe enojarse de verdad

– ¿Y para qué te interesa?

– Curiosidad

 mmhhh… se llama Alexis… Alex 

Alex… bien Alex, ya me molestaste, ya me caíste mal y ya tengo pensado como molestarte a ti

– Cuéntame de Alex… ¿siempre es tan prepotente?

A Coque no le gusta mucho el tema pero me cuenta unas cuantas cosas… y entre ellas me cuenta lo que verdaderamente quería saber… Nico … el nombre del rubio que acompaña a Alex es Nicolás.

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