Miguel 2 Capítulo 59

CAPITULO 59

CLAUDIO

Claudio siguió pensando en Nali luego de la fiesta de matrimonio. La hermana de Miguel resulto ser muy bonita además de simpática y graciosa… tenía un aire de misterio que resultaba muy atractivo para el menor de la familia. Era diferente a las chicas que conocía.

Un par de días después de la fiesta aquella, Claudio vio a Gonzalo entrar a la casa para hablar con su padre… ahora era el momento oportuno… Reunió valor suficiente para acercarse a su hermano y pedirle el número de teléfono de Nali.

-. ¿Para qué lo quieres?

-. Quiero hablar con ella

Gonzalo levantó sus ojos y los fijó en Claudio

-. Si sales con ella, vas a ser un caballero… no toleraré otra cosa

Claudio tenía una relación distante con su hermano mayor… no era buena ni mala, solo lejana. Pero, desde que conociera a Miguel y lo aceptara, la relación entre ellos estaba cambiando… se habían comenzado a acercar… Claudio deseaba llevarse bien con él.

-. No tienes que pedirme eso…  No podría ser mal educado con Nali… es la hermana de Miguel

-. Por lo mismo te lo estoy diciendo…- advirtió pensando que diría Miguel de todo esto…

Gonzalo le pasó el número a Claudio.

Nali estuvo encantada de saber de él. También le había simpatizado mucho y claro!!! Por supuesto que aceptaba ir con él al cine. Quedaron de acuerdo para salir.

Comenzaron una amistad… los dos se gustaban pero ninguno tenía prisa… deseaban conocerse con calma ya que ambos se aventuraban por primera vez y así quedo claro en todas las llamadas telefónicas y los encuentros que tenían lugar sin que nadie más de la familia de Claudio supiera… no es que se estuvieran escondiendo… es que todos estaban tan ocupados con algún tema urgente que los habían olvidado… No importaba… quizás era para mejor ya que así podían compartir más tiempo juntos… se reían mucho, tenían gustos en común y cada vez se iban acercando más…

Nali, por primera vez, se atrevió a contarle a alguien algunos pincelazos sobre su identidad… era algo que no hacía nunca ya que en el colegio al que asistía sus nuevas amigas posiblemente la rechazarían si sabían de sus humildes orígenes. A veces se sentía sola y sabía que era diferente… lo que Claudio consideraba misterio era simplemente la barrera de protección que Nali no bajaba jamás… excepto, quizás… ahora con él.

Con mucha cautela, le habló brevemente a Claudio sobre el mundo anterior… el peligro de las calles, la pobreza y el lugar terrible donde vivían antes que Miguel cambiara sus vidas…  el agradecimiento y la admiración de Nali por su hermano era muy grande.

Claudio no sabía nada de eso pero no lo asustaba ni lo espantaba saber que ella no había nacido en cuna de oro… al contrario, le parecía que eso era en parte lo que le daba un toque diferente a Nali, la volvía más sabia y atractiva… tal vez el único cambio significativo para Claudio fue que aprendió a mirar a Miguel de manera diferente… ya no era solamente el muchacho con el cual dormía su hermano… era una persona con familia a la que ayudaba… alguien con nombre y apellido propio, con valores y buenas intenciones en un ambiente tan corrupto.

Nali parecía tan ajena a todo lo malo que rodeaba a su hermano… era una muchacha preciosa… su piel clara, tan tersa…  su sonrisa alegre… su pelo largo, su cuerpo delgado y curvo… su gusto por la música y la historia… la alegría de vivir… Claudio se estaba sintiendo cautivado… Cuando luego de un par de semanas, Nali lo invitó a su casa y en ese ambiente tan distinto al lujo de su familia, lo hizo sentir bienvenido y cómodo mientras cenaban algo sencillo preparado por ella y su madre, había mucha calidez en ambas mujeres… Claudio deseo pertenecer en la vida de ella… a cada hora y en todo momento pensaba en ella… todo le atraía cada vez más… sus ojos se llenaban de Nali y no había nadie más perfecto y hermoso en el mundo entero… Se estaba enamorando con la locura propia de los adolescentes y era fácil darse cuenta de ello… tenía 16 años y no sabía ocultarlo.  Su primer amor hacía que le costara mantener los pies firmes en la tierra.

Todo iba bien hasta que comenzaron los problemas en su familia. Primero fue el accidente de Daniel en otra ciudad… y luego,  no tenía permiso para salir a ninguna parte por instrucciones de Gonzalo… a menos que fuera algo muy importante y, en ese caso, debía ser acompañado por varios guardaespaldas y necesitaba tomar medidas especiales de seguridad… eran ordenes para toda la familia…

Claudio estaba molesto…

Quería ir con Nali al centro comercial, a comer en los restaurants de comida rápida que tanto les gustaban a los dos… ir al cine, escuchar música, pasarse horas sentados simplemente conversando… pero no podía hacer ninguna de esas cosas a menos que estuvieran vigilados y acompañados…  ¿cómo iban a sentirse cómodos con tantas personas vigilándolos??!!!  Pensó en preguntarle a Gonzalo… pero al suponer todo lo que tendría que decir para explicar porque deseaba estar a solas con Nali, se arrepintió… no tenía intención de hacer nada malo con ella… quizás tomar su mano… soñaba con robarle un beso… pero nada más… sin embargo, tenía miedo de lo que Gonzalo pudiera pensar.

No le gustaba estar encerrado… todos parecían alterados y apurados, nadie le explicaba nada y él solo deseaba arrancarse a su lado… ya no le bastaba hablar con ella cada hora… quería verla.

 

GONZALO

Las instrucciones eran claras: se acercaban a uno de los lugares estratégicos de Rojas… cabía la posibilidad de que Coque estuviera ahí.  Debían retrasar los disparos el mayor tiempo posible para aprovechar mejor el efecto sorpresa… Rojas jamás esperaría un ataque de este nivel y tan de prisa… cada uno tomó la dirección indicada… delante de ellos,  varios camiones cargados… uno de esos era el camión que contenía la valiosa mercancía de la Familia Rojas…  el lugar fieramente custodiado… atacaban su fuente principal de ingresos.

Avanzaron sigilosos protegidos por la oscuridad de la noche… pequeños suspiros les hacían saber cuándo una garganta había sido cortada por un cuchillo filoso y la vida se escapaba de aquel cuerpo…

Gonzalo estaba al lado de Miguel… concentrado en lo que hacía pero sin quitar un ojo de él…

Las balas fueron necesarias cuando ya llegaban al objetivo y se encontraron de frente con la gente de Rojas… se refugiaron tras algunos containers y respondieron a los disparos… Miguel quería estar en primera fila… sabía que con su buena puntería podía eliminar a uno o varios de ellos… Sin pensarlo, se movió rápido y pasó por delante de Gonzalo… arriesgándose un poco más de lo necesario, dejó parte de su cuerpo al descubierto… ubicó su objetivo y disparó…  las balas de su arma se mezclaron con el resto de los disparos… los cuerpos caían sin vida.

En pocos segundos el silencio volvió al lugar… tenían que actuar rápido. El lugar se llenó de la voz de Andrei dando órdenes. Identificaron el camión que buscaban.

Abrieron los seguros apuntando… nadie tenía seguridad de que no hubieran más hombres armados adentro o alguna otra sorpresa peor…

Miguel caminó rápido junto a los demás y se puso en primera fila esperando que se abrieran las puertas… Antes de que ellos sucediera, Gonzalo levantó su arma  apuntando justo a las puertas que se abrían y se paró justo delante de Miguel, protegiéndolo con su cuerpo… solo Andrei, que vigilaba celosamente la seguridad de Gonzalo, se dio cuenta de lo que Gonzalo hacía… del súbito desconcierto de Miguel… todos los ojos pendientes de las puertas que se abrían…

Muchas cajas de aspecto inocente… mercancía que circulaba de un país a otro, posiblemente algún tipo de alimentos enlatados… Esteban subió de los primeros al camión y comenzó a tirar las cajas sin dejar de poner atención a lo que podían encontrar tras cada paquete que salía volando…

-. Silencio- pidió Esteban…  el llanto de una de las chicas los alertó de inmediato…

-. Están detrás…- dijo otro

Siguieron limpiando hasta encontrarlas. Gonzalo fue el primero en  iluminarlas con una linterna para ver sus rostros…

Tres muñequitas rotas… ninguna mayor de los 15 años…  todas fuertemente amarradas y vendadas, sus bocas cubiertas y sus cuerpos maltratados… delgadas y desvalidas… lloraban al escuchar voces y ruido… Habían aprendido con dolor, en los últimos días, que cada vez que alguien se acercaba a ellas era con malas intenciones… no eran feas, solo estaban en malas condiciones, pero una vez que las hubieran alimentado y arreglado, volverían a ser mercadería valiosísima.

-. Diablos!!! No está aquí. Sáquenlas!- ordenó Gonzalo

Todos tenían la esperanza de que Coque estuviera entre las muñecas rotas de Rojas…  Enviarlo a otro país en el cargamento nocturno era una buena forma de ocultarlo y perderlo…  pero no estaba.  Solo eran las chicas robadas de Rojas quien sabe dónde. Aún así era un golpe fuerte para el negocio de Rojas… varios de sus hombres muertos y su valiosa mercadería requisada…

-. Ya saben donde llevarlas…

Gonzalo miró a las muchachitas escuálidas con pena. Ellas se resistían a ser tocadas y si no hubiera sido por las mordazas que cubrían sus bocas hubieran gritado como locas mientras sus hombres las trasladaban a otro lugar. Sabía que ninguno de sus hombres abusaría de ellas…   Si fuera por él las habría dejado en libertad y devuelto a sus hogares… pero hasta entre pillos y ladrones había cierto honor que mantener.

Rojas despachaba su carga cada semana… a veces una chica… otras veces hasta diez… Pagaba muy caro todo el soborno para poder cruzarlas por la frontera pero lo que cobraba por cada una de ellas hacía que todo el riesgo valiera la pena.  Surtía de mercancía fresca a los burdeles de muchas ciudades en diferentes países… las muchachas eran subastadas, vendidas o simplemente usadas como prostitutas, sin posibilidad de escapar o retornar jamás a sus familias.  Algunas se iban por voluntad propia… la mayoría eran engañadas con la posibilidad de un trabajo mejor en el extranjero.

Revisaron minuciosamente el lugar… no había rastros de lo que buscaban.

Lo habían discutido entre María, Gonzalo y sus más cercanos… la prioridad era encontrar a Coque y si salía en el camión de esa noche no volverían a verlo…  Tenían que evitar que Rojas despachara sus “muñequitas”.

-. Volvamos, No está aquí

Todo había durado no más de quince minutos. El lugar estaba aislado y solitario. Dejaron los hombres caídos de Rojas y se alejaron rápidamente. Ninguno de sus hombres había sido herido.

Gonzalo buscó a Miguel. Se alejaba caminando enérgico hacía el vehículo… sin esperarlo.  Respiró profundamente…

De pronto sintió la mirada de Andrei sobre él… acusatoria… pidiendo explicaciones… se miraron fijamente

-. Está a cargo de tu seguridad…- aclaró Andrei

-. No. No lo está- tajante… cortante.

-. Tú le diste ese trabajo, lo preparaste para eso!!! – insistió Andrei molesto… había visto la reacción de Miguel.

Gonzalo apretó los labios y tensó completamente todo su cuerpo… respirando de prisa… el cuerpo lleno de adrenalina… un toro enfurecido y listo para atacar

Andrei reconoció los gestos de Gonzalo y levantó las manos moviendo la cabeza. De acuerdo… no era el momento… que lo arreglaran entre ellos…  No dijo nada más y emprendió rumbo tras el resto de su gente.

Gonzalo hizo un gesto con su cuerpo que demostraba su malestar… no había podido evitarlo… no pudo controlarse al pensar que las puertas se abrieran y una bala perdida fuera a dar sobre Miguel…  ¿lo había vuelto estúpido el amor??? ¿Cómo diablos se lo explicaba ahora?…

-. Mierda!!!-  camino de prisa tras Miguel.

Volvieron todos caminando en silencio. Subieron a los mismos vehículos y regresaron al puerto. María le había cedido parte de sus instalaciones para que Gonzalo se instalara con su gente. Ocupaban gran parte de uno de los hoteles del puerto

-. Voy a ver a Lidi- anunció Andrei desapareciendo con un par de hombres

Ya más despejados, subieron al ascensor junto a más personas.  Gonzalo se daba cuenta…  Miguel no lo había vuelto a mirar y se mantenía en un empecinado silencio… su orgullo en juego… estaba esperando ansiosamente el momento en que quedaran a solas… conocía sus gestos… estaba enojado y conteniéndose… pero no por mucho rato.

Bajaron todos en el piso correspondiente. Guardias vestidos de oscuro en los pasillos, los saludaron moviendo apenas la cabeza.

Miguel entró a la suite… Gonzalo entró lentamente y cerró la puerta despacio…  se quedaron mirando de frente

-. ¿Por qué mierda hiciste eso?!!…- La furia escapaba por los ojos de Miguel… se veía tan hermoso enojado… lleno de energía…

– ¿No me crees capaz de hacer mi trabajo??!!! ¿Qué demonios, Gonzalo?.. ¿Qué te pasa??!!!

Tragó saliva en silencio… Miguel alterado, lo alteraba a él… lo calentaba… verlo furioso, gesticulando y despeinado… los ojos brillantes y sus músculos en tensión, despertaba su excitación… era inevitable querer callarlo con besos violentos y gritar más fuerte… apoderarse por la fuerza de ese cuerpo lleno de electricidad… sujetarlo… poseerlo… amansarlo con sexo hasta volverlo dócil y sonriente nuevamente…   solo suyo y de nadie más… Mierda! Miguel lo mataría si sabía lo que estaba pensando justo ahora. Necesitaba calmarlo primero… aunque…

-. Lo siento

Unos segundos de desconcierto tras las breves palabras de Gonzalo

-. ¿Lo sientes??!!… LO SIENTES??!!! ESO ES TODO??!!!-

Miguel se acercaba hacia Gonzalo con las manos en alto y la cara de furia. Cuando estaba a punto de llegar, Gonzalo salió a su encuentro y le sostuvo ambas manos por las muñecas, apresándolas en el aire y dejándolo quieto

-. Dije que lo siento-  estaba haciendo uso de su auto-control

-. Dime por qué lo hiciste??!!

Miguel no lograba contenerse… ¿Qué le pasaba a Gonzalo?  Desde hacía semanas andaba como idiota vigilándolo y molestándolo… ¿Pensaba que no era capaz?… siempre le había demostrado que podía hacerlo tan bien como cualquiera de sus hombres… mejor, de hecho!!! su trabajo le gustaba… ¿Qué había cambiado?!!

-. No volveré a hacerlo– dijo para calmarlo.

Gonzalo estaba mintiendo y lo sabía… la vida de Miguel le era demasiado valiosa ahora y no estaba dispuesto a arriesgarlo de ninguna manera…  necesitaba protegerlo…

Soltó las muñecas de Miguel y se encaminó hacia el baño…  mejor se alejaba… un poco de distancia entre ellos ahora…

-. No he terminado…- Miguel lo siguió… – respóndeme… dime porque lo haces?!!… ya no confías en mi??  Disparo mejor que todos ellos… tus hombres confían en mi!!!… aclárame qué diablos te pasa??!!!

No se iba a calmar tan fácil… Gonzalo pensaba en una respuesta adecuada… No quería decirle todo lo que le estaba pasando… no sabía si Miguel sería capaz de entender los cambios que estaba experimentando si ni él mismo podía entenderse con claridad… lo amaba tanto… nunca se creyó capaz de experimentar un sentimiento tan maravilloso y aterrador… Miguel constituía su todo ahora… la razón por la cual la vida valía la pena… y ellos vivían al borde del peligro y del riesgo todo el tiempo… sobre todo ahora… en cualquier momento podía suceder algo… Miguel era arriesgado, le gustaba estar en el medio de la acción, se sentía tan seguro y confiado en sus habilidades… y él… Dios!!!  su vida sin Miguel… no… ni siquiera quería imaginarlo

Al salir del baño, Gonzalo intentó pasar por el lado de Miguel pero el menor se puso frente a él impidiéndole el paso.

-. Respóndeme!!- exigió a gritos empujando su cuerpo en un movimiento rudo que a Gonzalo le pareció electrizante…  Miguel quería su atención y respuestas… no sabía lo que le estaba provocando.

Todo se confabulaba para hacerlo perder el control… la adrenalina que había quedado dando vuelta de los sucesos de la noche… el miedo de que algo pudiera pasarle a Miguel… el verlo tan deslumbrantemente furioso e incitante…

Miguel no esperaba el movimiento que pasó a continuación… Gonzalo lo tomó por la cintura y en un movimiento brusco lo levantó del suelo apoyándolo contra la pared como si fuera una pluma liviana… lo sostuvo ahí afirmándolo con su propio cuerpo… pegados… su rostro estaba furioso también…

Miguel se sorprendió de los movimientos…  pero no bajó su cuota de rabia ni en lo más mínimo… estaba dispuesto a una buena pelea… quería respuestas… abrió la boca para exigirle que lo bajara de inmediato pero en un segundo todo había cambiado…  Gonzalo se había hecho espacio y se metía entre sus piernas, presionaba su pelvis contra la suya en forma obscena… le había cubierto la boca con un beso demandante y su lengua de internaba a través de sus labios abiertos… lo sujetaba con fuerza impidiéndole moverse… lo ahogaba con sus besos…  la furia de Miguel crecía a la par de un creciente rugido de excitación… lo enojaba sentirse así pero no podía evitarlo… Gonzalo lo enloquecía… su cuerpo aplastándolo era suficiente estímulo para hacerlo olvidar todo… para sentir odio mezclado con deseo incandescente… caliente y violento…  se le volvía turbio el pensamiento…  Devolvió el beso buscando su lengua y su saliva…  Pasó sus manos detrás del cuello hundiéndolas en el cabello de Gonzalo y sujetándolo con fuerza… tiró fuerte del pelo obligándolo a gemir y se deleitó con el sonido hecho por Gonzalo… todo era brusco y áspero en ese momento… Miguel lo apresó con sus piernas sintiendo como ambos miembros comenzaban a levantarse de golpe… Gonzalo lo estampaba contra la pared y con una mano libre tironeaba y quitaba su ropa para morder y besar su carne sin una gota de suavidad… se hundía en su cuello.  Miguel sentía sus dientes… el dolor era insoportablemente delicioso… le erizaba la piel… quería gritar de placer y de rabia… Gemidos y jadeos se mezclaban con suspiros y gritos… roces suaves y dedos deslizándose sinuosos se alternaban con mordiscos y rasguños…

-. no…no!!.. res.. ponde.. me..

-. Shhh… cállate…-  le ordenó

Lo levantó en brazos y, sin soltar su boca, lo llevó sujeto hasta la cama… lo dejó caer bruscamente y se lo quedó mirando…

Gonzalo sentía que algo estaba a punto de ser diferente en su vida…  su amor por Miguel lo estaba cambiando… no sabía si los cambios eran buenos pero no tenían marcha atrás… este amor lo abarcaba todo… Miguel era su vida… deseaba protegerlo, amarlo y cuidarlo… deseaba someterlo y darle todo el placer posible… a través del dolor… enseñarle que era lo que se estaba perdiendo al no dejarlo hacer con él todo lo que quería… solo él… nadie más podría tocarlo… jamás lo dañaría de verdad, al contrario, lo protegería con su vida si fuera necesario… pero el control de Miguel se le escapa entre los dedos… Le había dado libertad para elegir y decidir… Miguel estaba con él pero era independiente… y eso lo estaba volviendo loco… lo quería bajo su amparo y protección… quería guiarlo, enseñarle… Mierdaaaa… quería todo con este mocoso orgulloso y obstinado… arriesgado y… delicioso…

Lo miró tendido en la cama… seguía enojado pero estaba irresistible… con el torso desnudo y rabioso… Miguel le devolvía miradas de furia y desafío…

Gonzalo  se quitó la camisa de prisa y se acercó a  besarlo… por Dios… lo necesitaba ahora mismo.. le urgía reclamar su propiedad… su dominio y su control… nunca más dejarlo arriesgarse…

Miguel intentó desviar su rostro para evitar el beso… Si… quería sexo… pero también quería hablar el tema.

El gesto de Miguel molestó a Gonzalo… Si había algo que lo llevaba de inmediato al límite de su paciencia era cuando Miguel se negaba… su sentido de dominante sufría un martirio cuando eso pasaba… y ahora… justo ahora, con toda la mezcla de pensamientos y sentimientos que tenía, no estaba para soportarlo.

Subió rápido a la cama ubicándose sobre su cuerpo… sin prestar atención a su boca sino a los brazos de Miguel… la camisa en sus manos se convirtió en una cuerda… Enceguecido y sin escucharlo, unió ambas muñecas sujetándolas firmemente, impidiéndole moverlas y luego pasó el resto de camisa por el respaldo de la cama… amarró fuerte… respiró agitado y lo contempló…

Mejor… mucho mejor así… suyo…

Miguel se movía inquieto… lo había inmovilizado y comenzaba a sentir algo de pánico… luchana por soltarse pero él, aplastándolo con su cuerpo, lo sujetó para terminar de desvestirlo… Miguel desnudo sobre la cama… sus manos atadas… Gonzalo sobre él con esa sonrisa torcida que conocía tan bien… la escena se parecía demasiado a otra que tenía ribetes horribles en su memoria

 

MIGUEL

Comencé a moverme inquieto… todo lo que hasta hace unos segundos era importante, desapareció por arte de magia de mi mente… no podía pensar en nada más que en mis brazos amarrados, en que estaba usando su fuerza conmigo…  me había inmovilizado y mis palabras rebotaban en el aire pues no me escuchaba ni me contestaba… sentí miedo y desconcierto… no quería… traté de enfocarme en la realidad para no sucumbir en la desesperación… ¿por qué me estaba haciendo esto?….

Gonzalo continuaba haciendo su gusto conmigo; vi como sus ojos subían y bajaban por mi cuerpo… tenía la palabra deseo escrita en ellos… no me tocaba… solo me contemplaba disfrutando…  con sus piernas inmovilizó el resto de mi cuerpo y tiró de mis pantalones y ropa interior… estaba desnudo y amarrado… Gonzalo sobre mi… No!!..todo era tan parecido… las imágenes de aquella noche del horror se me aparecieron en la mente como relámpagos de dolor y empecé a agitarme… recordé su cara deformada por la rabia… el miedo empezaba a reptar por mi cuerpo… pensé que en cualquier momento iba a comenzar a temblar de manera incontrolable y a largarme a llorar… me sentía estúpido por asustarme tanto… pero no podía evitar el recuerdo amargo…

Entonces, cuando estaba a punto de perderme,  Gonzalo volvió sus ojos hacia los míos y me habló con ternura…

-. No te asustes… no te asustes, mocoso…

Escuchar su voz tranquilizándome fue un bálsamo que comenzó a calmarme… me trajo de vuelta al momento actual y me alejó de los recuerdos dañinos… tuve la certeza de que el Gonzalo que estaba conmigo ahora no tenía nada que ver con el desequilibrado de aquella noche…  lo miré a los ojos aun deseando que me soltara… pero entonces vi mucho más en sus mirada… había tanto amor en sus ojos… anhelo, cariño… ternura… me perdí en la oscuridad y el deseo que veía en sus ojos oscuros…

-. Gonzalo…- pedí…

-. Mocoso… te amo… no te resista… déjame, por favor

Comenzó a darme besos pequeños y cariñosos… a acariciarme con sus manos mientras seguía pidiéndome…

-. Tranquilízate… no voy a dañarte… lo prometo, mi mocoso

Me quedé esperando casi sin respirar… al menos era Gonzalo… “mi” Gonzalo el que estaba conmigo…

-. Suéltame…-  pedí tan despacio que no estoy seguro de que me haya escuchado… no tenía más voz…

– Sshhhh- me hizo callar… miró mis ojos una vez más para darme la seguridad de que quien estaba conmigo era él… el hombre que me ama… abrí mi boca para volver a pedirle que me soltara pero la suya se prendía de una de mis tetillas y chupaba con fuerza… un jadeo fue lo único que pude emitir… de pronto estaba en todo mi cuerpo tocando con sus labios y su boca semi abierta… sus manos se multiplicaban y me estimulaba retorciendo y tironeando mis tetillas con sus dedos hasta que dolían… otro nuevo jadeo, más fuerte que el anterior cuando la humedad de su boca envolvió mi pene… primero con suavidad para luego succionar con ganas…  caliente… al borde del dolor…

Hice fuerza con mis brazos para intentar soltarlos… necesitaba de mis manos para tocarlo… era una tortura estar así… mi cuerpo se sentía como una hoguera caliente… mis piernas se separaban y mi pelvis se arqueaba buscándolo… el deseo enfebrecía mi cuerpo… tiré más fuerte y la cama crujió pero la tela no cedió…

-. No voy a soltarte…- me miraba fijamente muy cerca de mi rostro… había algo diferente en su mirada… una seriedad inusual para el momento…

-. No voy a soltarte nunca mocoso… nunca – repitió con la voz ronca y los ojos oscuros anclados en los míos…

Creo que mi boca se abrió y dejé de respirar…

De pronto entendí que no estaba hablando del momento… Gonzalo estaba declarándome algo mucho más importante… mis ojos se llenaron de lágrimas al comenzar a entender pero él ya había vuelto a torturarme con sus caricias brutas y deliciosas… un par de lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas y me sentí lleno de una calidez que me envolvió por completo…

Un suspiro grande salió de mi pecho… mezcla de risa y lágrimas…

Odiaba que me hubiera amarrado… pero me entregaba a él en cuerpo y alma… Gonzalo no me iba a soltar jamás… estaba entendiendo de que se trataba todo esto…

Separó y levantó mis piernas para poder penetrarme cuando a la excitación nos estaba enloqueciendo a los dos…  logró la dosis justa de agresividad y ternura al hundirse en mi, sujetándome posesivamente… frotando mi miembro,  dejándome sin aire cuando me embistió con fuerza y el dolor se expandió como un reguero caliente y gozoso por todo mi vientre… no pude controlar los gemidos que subían de nivel en mi garganta y las ganas de pedirle aún más… Gonzalo hizo y deshizo con mi cuerpo en ese momento… así, atado y sin poder moverme, le dio forma y sentido diferente a la entrega mutua convirtiendo esa noche en uno de nuestros momentos inolvidables.

-. Te amo, mocoso…- murmuró aún respirando agitado, cayendo a mi lado… cubierto de sudor… sus ojos brillantes de placer y la satisfacción reflejada en todo su cuerpo

-. Te amo… – respondí

Me dolían los brazos… y todo el cuerpo… pero por sobre todo tenía la sensación de haber experimentado algo distinto… sentía que habíamos subido un peldaño en nuestra relación pero aún no entendía claramente cómo ni porque… solo sabía que estábamos más cerca y Gonzalo me había dicho algo importante…

 

COQUE

Sus heridas y golpes físicos habían sanado, solo quedaban pequeñas cicatrices en su cuerpo…

Su estado mental era otra cosa.

Respiraba con calma y trataba de pensar en algo agradable cada vez que sentía que iba a ponerse a gritar o llorar como loco… lo habían preparado para muchas cosas pero no para esta aventura de horror… entendía que  no podía demostrar el terror que sentía… era el futuro jefe de una familia y no podía parecer un niño asustado… tragaba aire a raudales… controlaba las lagrimas y el temblor de su cuerpo… pensaba en Daniel… tenía que estar bien…  en su padre y en su hermana… en todas las cosas buenas de su vida… y luego pensaba que en cualquier momento todo se acabaría y despertaría de este horrible sueño… imaginaba en lo que le haría a todos estos malditos que lo mantenían amarrado y vendado… sabía quiénes eran…

Recordaba haberse dormido durante el primer día y haber despertado más tarde cuando sintió que alguien tocaba su cuerpo… el miedo se apoderó de él…

-. No voy a dañarte… no más de lo que estás

Era la misma voz que le había hablado antes… parecía una persona joven…

Coque se quedó quieto esperando, muy asustado. La venda sobre sus ojos no le permitía ver. Un algodón suave con algo húmedo y con olor a desinfectante sobre su piel… luego una especie de crema y una venda protectora… estaba cansado y adolorido… deseaba seguir durmiendo pero sus sentidos estaban demasiado alertas

-. ¿Te duele mucho? – preguntó la misma voz tocando muy despacio el costado de su frente, donde había recibido un fuerte golpe

Si… le dolía mucho pero no respondió.

Le había ofrecido algo para tomar, un medicamento. Se resistió a tragarlo pero la persona que estaba con él le había jurado que no era nada malo.

-. No me obligues a hacer que lo tragues por la fuerza- amenazó aun manteniendo la voz tranquila… más bien rogándole

¿Se atrevería?… ¿sería capaz?… Dios!! que pregunta más tonta… lo habían secuestrado, lo mantenían cautivo… se atreverían a cualquier cosa…

-. ¿Qué es?- preguntó a punto de llorar

-. Es un analgésico… por favor, tómalo

Dudó… si quisieran matarlo no lo harían con un veneno… le dispararían o lo arrojarían de un edificio o quizás que otra cosa horrible… pero en su bajo mundo, el veneno era considerado una muerte de baja clase… aún así…

-. Toma…- insistió la voz con urgencia…

-. Está bien-  estiró la mano hacia el lugar desde dónde escuchaba la voz…  un contacto suave sobre su piel. Sintió una pequeña pastilla en su mano.

-. Agua- dijo la voz poniendo un vaso en su otra mano, la que estaba amarrada…

Coque se resistía a tomarlo… aún tenía miedo… no podía tragar nada…  con ambas cosas en sus manos se quedó temblando y comenzó a llorar muy despacio…

-. Diablos!!!- escuchó jurar cerca suyo. De pronto las manos de quien hablaba estaban sobre él, lo giraban y desataban la venda sobre sus ojos.

-. Mira!!!.. ves??

Parpadeó varias veces tratando de despejar sus ojos y enfocar su mirada… por unos segundos solo vio puntos brillantes… Lentamente, comenzaron a tomar forma… frente a él, un chico un poco mayor exhibía una caja de analgésicos… era un chico atractivo, bien vestido… miró rápidamente alrededor… estaba en el dormitorio de una casa desconocida… un lugar elegante…  volvió a mirarlo.. el rostro le era familiar

-. Te conozco… – escapó de la boca de Coque… lo había visto antes… ¿dónde?.. ¿Dónde diablos lo había visto???

-. Si… mejor te callas y te lo tomas…- insistió Clemente – ese chichón en tu cabeza está bien feo-

Esta vez hizo caso y prestó atención a la caja… efectivamente era un analgésico. Levanto su mano y se tocó la cabeza… dolía y se sentía muy grande. Tomó el medicamento junto a un poco de agua.

Cuando hubo terminado, Clemente levantó la venda con la intención de cubrirlo nuevamente

-. NO!!… por favor… no me tapes… prometo no hacer nada… pero no me tapes…

Su vocecita de niño suplicaba junto a una cara de miedo… se reclinó hacia atrás alejando su rostro.

Lo vio dudar… Clemente seguía sosteniendo la venda en alto pero estaba pensándolo… finalmente bajó las manos

-. Te dejaré así un rato… solo un rato, peo te quedas tranquilo y callado

-. Gracias-  murmuró Coque más calmado.

Se volvió a encoger sobre la cama… sus ojos miraban todo con detención. Buscaba desesperadamente un indicio del lugar, de la gente que lo tenía en su poder… cualquier cosa que pudiera servirle… pero no había nada. Coque estaba en una de las casas para visitantes que rodeaban la casa familiar de la familia Rojas. No había nada personal. Parecía la elegante e impersonal habitación de un hotel.  Descansó sus ojos un rato… la ventana estaba cubierta por una gruesa cortina… no había forma de saber qué había afuera.

Miró a Clemente repetidas veces. Sabía que lo había visto antes… su memoria, finalmente, conectó las imágenes con los recuerdos… bien vestido.. en la fiesta del matrimonio de Lidia… uno de los hijos de Rojas… no pudo evitar preguntar sorprendido

-. ¿Eres hijo de Teddy Rojas?- murmuró aseverando… seguro de saber quién era…

Clemente había vuelto a su lectura. Tenía frente a él un laptop y estaba en medio de un libro interesante. Era la forma que había encontrado para matar las horas mientras acompañaba al chiquillo.  Le molestó la pregunta… sabía que estaba cometiendo un error al dejarlo descubierto… pero no había tenido corazón para negárselo… Después de todo, era el hijo de Don Lino, por Dios!!! Nadie le había explicado nada… Leo lo puso a cargo de la seguridad pero nunca le explicó nada… solo que lo cuidara y eso estaba haciendo… el chiquillo no era un cualquiera… era uno como él mismo… iba a ser jefe de una familia!!!…  Sin embargo, la pregunta de Coque ahora confirmaba que estaba haciendo una estupidez. Leo no le perdonaría un error.

Molesto, se levantó y esta vez sin dudarlo, volvió a ponerle la venda sobre los ojos sin hacer caso de las protestas y súplicas del menor… no quería más preguntas. Coque volvió a quedar en la oscuridad… el miedo se acrecentaba cuando no podía ver.

No volvieron a quitar la venda en varios días…

Lo alimentaban, le daban agua, lo llevaban al baño y pasaba las horas tirado sobre la cama… lo habían cambiado de lugar pero había sido un trayecto muy corto… estaba totalmente perdido… no sabía cuando era de día o de noche… Clemente no había vuelto a hablarle ni respondía cuando él le hablaba o gritaba… a ratos no se controlaba y lloraba callado con mucha vergüenza… sentía que enloquecía de a poco… había llegado a contar hasta 15 mil antes de quedarse dormido… era un manojo de nervios, de angustia, de preguntas sin respuesta… comenzaba a sentirse enfermo…

La comida no era mala pero la última vez que comió, vomitó todo… no retenía nada en el estómago y se sentía débil… Daniel… ¿Qué había pasado con Daniel?… María… lloraba al pensar en ellos… esperaba… hora tras hora esperaba en compañía del silencio y del miedo.

 

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