Miguel 2 Capítulo 68

Capítulo 68

CLEMENTE

Estaba la mayor parte del tiempo encerrado en el departamento y con fuerte vigilancia. Tenía  todas las comodidades que necesitaba pero salir fuera del departamento estaba “limitado” tanto por su propia seguridad como por instrucciones del jefe de su nueva familia… Gonzalo.

Cada vez que Andrei podía lo llevaba con él, pero eran pocas las ocasiones en que el día de Andrei no incluía una visita al sitio de custodia de Domingo o la casa de Don Jaime, donde la presencia de un Rojas no sería bien recibida. De hecho, nadie había informado a Don Jaime que había un Rojas bajo el amparo de su familia. El dudoso privilegio de hacerlo estaba reservado para Gonzalo

Con la mayor sutileza posible, Andrei lo había interrogado sobre el paradero de su padre hasta convencerse que, en realidad, Clemente no sabía el destino de su padre ni hermanos. Estaba preocupado por su hermano menor, pero Andrei, solo sabía lo que había hecho que Anselmo subiera a aquel avión y no podía decirle nada aún. Esperaban que Gonzalo regresara a la ciudad cuando Miguel saliera de la clínica. Era él quien decidiría sobre el destino de Clemente. Nunca antes habían acogido a alguien que diera la espalda a su propia familia y tendrían que ir inventando el camino a medida que lo transitaban.

En las horas que pasaba en soledad, Clemente tenía tiempo más que suficiente para pensar en su familia en su vida y en su futuro… y en lo que más le preocupaba en forma inmediata: el destino de sus hermanos Domingo y Anselmo.  No había respuestas para él sobre ese tema. Andrei lo trataba con cortesía pero no soltaba una palabra.

Tenía miedo…  ser un traidor era una carga pesada de llevar a cuesta. Su vida estaría en riesgo constante… a nadie le gustaban los traidores. Estaba consciente de lo difícil que sería ser aceptado en el grupo de personas al que llegaba y el odio que recibiría de los que había traicionado. A veces su recuerdo volvía a la noche del rescate… no tenía dudas. Lo que había hecho estaba bien. Coque habría muerto si no lo hubiera ayudado yNali lo valía… Su pensamiento se perdía recordándola… habían conversado, lo había escuchado… fue un extraño momento cercano el que compartieron y le había gustado.

Mejor la iba olvidando de prisa.  No le permitirían acercarse a ella.

Tanto tiempo libre lo obligaba a pensar demasiado y no encontraba soluciones.

El día que se presentó Gonzalo lo encontró molesto y ansioso

-. Quiero salir de aquí. Dijiste que tu familia me acogería pero estoy prisionero

-. No lo estás. Puedes salir si quieres aunque llevarás compañía

Clemente lo miró gratamente sorprendido. Gonzalo se veía relajado y seguro de lo que decía

-.  ¿Puedo ir dónde quiera?

-.  Dijiste que querías volver a estudiar

-. Más que nada en el mundo

-. ¿No quieres trabajar para nosotros?

-. ¿Puedo hacer las dos cosas?

-. Si. Si puedes. ¿Qué quieres estudiar?

-. Ingeniería Mecánica. Quiero terminar lo que había empezado

Le contó sobre los años que había estudiado y la pasión que sentía por esa ingeniería. Su molestia se evaporó a medida que fue hablando de su predilección por esa carrera. Le hacía bien la compañía de alguien y poder hablar. Clemente era sociable por naturaleza.

De pronto Gonzalo se encontró con que el chico que tenía en frente había dejado de ser el hijo de su odiado enemigo Rojas para convertirse tan solo en un joven corriente, deseoso de salir adelante y ver realizados sus sueños. Hablaba con tanto entusiasmo que despertó su interés por escucharlo.

Gonzalo había estudiado economía en la universidad porque era un medio para mejorar los negocios de su padre. Su verdadera pasión radicaba en el trabajo mismo, en la planificación de estrategias, en los negocios que hacía, las ganancias que obtenía y el control sobre todo… miraba a Clemente e intentaba entender cuál era la motivación que lo impulsaba a estudiar una carrera tan distinta como la mecánica. Podía tener los automóviles que quisiera… pero se daba cuenta que no era eso lo que movía el interés de Clemente…

-. Bien. Ve a inscribirte a la universidad. Tienes estudios por terminar

-. ¿Ahora mismo? – pregunto un sorprendido Clemente

-. ¿Tienes algo más que hacer? – sonrió Gonzalo

-. No… no… noooo-

– De acuerdo, entonces. Luego te buscaremos un buen lugar para vivir.

Clemente abrió los ojos…

-. ¿Puedo vivir solo?

Gonzalo se detuvo. Era mejor aclararlo todo de una buena vez.

-. Escucha, Clemente. Coque y Nali están vivos gracias a tu intervención. Si no nos hubieras ayudado… – hizo un gesto que reflejaba el posible resultado negativo –Estoy en deuda contigo y voy a cumplir lo que te prometí. De ahora en adelante puedes hacer lo que desees. La familia pagará tus estudios y tendrás dinero en una cuenta para gastos. Si trabajas con nosotros las condiciones serán mejores. Pero debes entender que durante un tiempo tendrás protección a tu lado, donde quiera que vayas-

-. ¿Protección? no sería más adecuado llamarlo “vigilancia”?

-. Tu padre y tu hermano Leonardo están vivos… – le recordó crudamente… las implicancias de eso que las dedujera él mismo

-. Gonzalo, una cosa más. Quiero… saber algo

Gonzalo lo esperaba. Sabía que era inevitable que Clemente se preocupara de su hermano y no había una buena forma de encarar el tema.

-. Domingo está vivo si es lo que te preocupa

-. ¿Cómo está?

-. Vivo

Clemente asintió lentamente… entendió que no iba a obtener más información ¿Cuánto tiempo le quedaba a Domingo?…

-. Va a morir, ¿no es cierto?

-. Supongo que entiendes todo el daño que Domingo provocó – la respuesta de Gonzalo dejaba ver claramente el destino de Domingo

Si… lo entendía bien. Había muerto gente de uno y otro bando. Las pérdidas en dinero eran altísimas… su hermano era un grandísimo idiota… el más imbécil que conocía.. peroera su maldito hermano y saber que su vida terminaría pronto le causaba pena…

-. Sabes algo de mi hermano menor, Anselmo?

Si. Gonzalo sabía. Todos sabían menos Clemente. Tal vez lo mejor hubiera sido no tocar el tema pero Andrei le había informado sobre lo ansioso que estaba Clemente por el tema de su hermano. Hablar con él ahora había sido bueno. Clemente parecía un buen elemento. Merecía un poco más de atención y respeto. No olvidaba la enorme deuda que tenía con el por Nali y Coque. Además, Clemente posiblemente conocía información valiosa que les permitiría acercarse al paradero actual de Teddy aunque ni el mismo lo supiera.

-. Tu hermano fue tomado prisionero y su vida fue canjeada por la vida de Coque-

Clemente no pudo evitar el dolor que sintió y que se reflejó en su rostro y en la súbita debilidad de su cuerpo que pareció encogerse…

Anselmo… no se había arrepentido ni lo había dejado abandonado… lo habían forzado a irse con su padre…

-. Al menos está vivo… – murmuró dolorosamente… no era mucho pero tendría que ser suficiente.

-. Si. Tu hermano menor se fue con Teddy… tu padre.

Clemente meneó la cabeza con tristeza… Anselmo era un buen chico… no sería feliz con su padre… lo echaría a perder y lo convertiría en una porquería como había hecho con Leonardo o Domingo…  era un buen chico…

-. Quiero ayudarlo… traerlo de vuelta… él quería estar conmigo… –

Gonzalo pensó bien las palabras antes de decirlas.

-. No sabemos dónde están

-. Pero cuando sepamos ¿me ayudarás a traerlo a vivir conmigo?

Cuando supieran dónde estaban Teddy y Leonardo dejarían caer todo lo que tuvieran sobre ellos… Quién sabe si Anselmo sería una víctima circunstancial… Clemente lo miraba esperando una afirmación…

-. Nos preocuparemos de eso más adelante. Por ahora, será mejor que te concentres en tus planes inmediatos.  Andrei se encargará de que haya un vehículo a tu disposición

-. Si. Eso es lo que debo hacer – respondió levantando la cabeza

Se despidieron. Había dado instrucciones para que pudiera moverse por la ciudad. Estaría vigilado hasta que demostrara su lealtad. El trabajo con la familia podía esperar por ahora. Tenía una deuda que pagarle a Clemente.

Domingo era un tema diferente.

La vieja bodega seguía siendo usada como el sitio para ejecuciones. Desde que Lidia había rescatado a Miguel del mismo lugar se habían tomado medidas de precaución y aunque seguía pareciendo abandonado, la seguridad estaba oculta y era mayor.

Domingo intentaba dormir tirado en el suelo… llevaba días permanentemente cansado y con una molestia extraña que calificaba de dolor. No se explicaba por qué lo mantenían con vida… si hasta había sido tratado por un doctor para extraer la bala que se alojara en su hombro… le habían dado un shock de antibiótico pero ni un solo maldito analgésico… no importaba… ¿no sabían acaso que a él le daba lo mismo el dolor?… era solo dolor… no tenía valor alguno… podían volver a golpearlo cuantas veces quisieran y arrojarle agua fría y aplicarle electricidad hasta que su corazón estallara… no diría una sola palabra… ya estaba muerto y lo sabía… nadie vendría a rescatarlo ni ayudarlo… todos los suyos se habían ido… nada le importaba… solo había una razón por la cual lo mantenían respirando y esa era la información que tenía…  pero él nunca traicionaría a su padre ni a su sangre…  ah si!… después de todo si había una razón por la cual le gustaría poder vivir…  encontrar al traidor de Celemente y matarlo con sus propias manos.

 

DANIEL

Daniel entró a la consulta privada del siquiatra acompañado de Andrei. El médico los saludo amablemente demostrando la seguridad que le otorgaba su profesión. Era un hombre de unos 50 años, estatura promedio, y que aún conservaba muy buen aspecto. Tenía una barba algo canosa bien cortada, ojos claros que miraban muy directamente. Exudaba confianza y seguridad.

-. ¿Qué puedo hacer por usted?- preguntó mirando amigablemente a Daniel y preguntándose por qué este chico venía acompañado de un amigo hasta su consulta…

-. Verá doctor… tengo un problema serio y necesito su ayuda. Mi novio tuvo un accidente, fue secuestrado y maltratado y ahora está en un lugar donde no puedo verlo…- Daniel hablaba con tranquilidad y manteniendo la mirada fija en los ojos claros del doctor.

-. A ver… Daniel… no estoy entendiendo… ¿el problema es tu novio… dijiste “novio”, verdad? – estaba confundido

-. No. El problema son las personas que no me dejan verlo…

El médico se reclinó en el asiento… algo estaba oliendo mal en esta consulta. Los dos hombres delante de él se veían distintos a sus pacientes habituales… demasiado graves y decididos… y lo que decía Daniel no tenía ningún sentido… a menos que…

-. No sé cómo puedo ayudarte. Creo que has venido al lugar equivocado – su amabilidad se había evaporado

Andrei metió su mano al bolsillo de la chaqueta y extrajo un sobre. Lo arrojó sobre el escritorio frente al doctor que se sobresaltó

-. ¿Qué es esto?

Ninguno de los dos respondió pero tampoco se movieron en espera de que él investigara el contenido del sobre.

Lo abrió con mucha calma… mirando constantemente a los dos hombres frente a él… pensó que esto parecía una escena de una película de gánster… por un segundo pensó en su esposa y sus hijas…  pero no. El contenido del sobre no tenía relación directa con su familia.  El rostro del médico se volvió pálido… tragó saliva con dificultad varias veces… leyó con rapidez los papeles…

-. No me importa dónde va a parar el dinero que evade de sus impuestos ni tampoco lo de sus amantes… pero de seguro las autoridades y su familia lo encontraran interesante – Daniel hablaba con soltura. Había aprendido. El también podía jugar.

El médico se llevó las manos a sostener su cabeza… Su carrera estaba arruinada… su familia… sus ingresos… su reputación…. durante tantos años había estado funcionando bien que se había despreocupado del asunto y ahora, de golpe, todo estallaba frente a su nariz…  iría a la cárcel…

-. Esto es un atropello a mi privacidad ¿Dónde consiguieron esta información?

Daniel y Andrei sonrieron… Jorge era una maravilla. Había buscado incansablemente hasta encontrar bastantes cosas fuera de la ley que afectaban al médico. Una abultada cuenta en un banco de un país caribeño donde ocultaba gran parte de sus ingresos para evitar los altos impuestos que debería estar entregando al estado; y por último, los gastos sin justificación de un lujoso departamento en la mejor zona del puerto que correspondían a una de las amante que mantenía desde hacía varios años. Jorge había podido determinar que era muy estricto en seguir un horario para sus visitas a las mujeres con quienes se relacionaba fuera del matrimonio.

-. Usted desea mantener esto en privado… yo deseo ver a mi novio

-. No sé quién es su novio!!!- el médico había perdido toda la calma

Daniel le dio el nombre completo, el lugar y hasta el número de habitación donde podía encontrarlo.

El doctor se calmó volviendo a sentarse…  tomó los papeles y los dobló volviéndolos al sobre que guardó en uno de los cajones del escritorio.  Ya sabía de quien le hablaban.

-. ¿Sabe los que me está pidiendo?… ¿Tiene idea quien es ese chico? – no solo le preocupaba la familia del paciente sino también su condición

-. Es mi novio y quiero verlo – Daniel estaba decidido

-. Si es su novio y siente algo por él, debería dejarnos tratarlo hasta que se recupere

Las palabras del doctor, pronunciadas con convencimiento, hicieron gran efecto en Daniel… la actitud vencedora que sostenía hasta ese momento se fue desvaneciendo

-. Dígame que tiene… hábleme de él – pidió con un tono de voz muy diferente.

El médico entendió con quienes trataba. A su memoria vinieron las conversaciones que había sostenido con su joven paciente. Supo quién era el Daniel que estaba frente a él y de dónde provenía. Suspiró dándose por vencido. No quería arriesgar nada de lo que tenía. Quería continuar con su vida como era hasta ahora. Mezclarse en los asuntos de estas familias no era de su agrado.

Le dio todos los detalles a Daniel. Le habló de lo que Coque había sufrido y de cómo respondía su cuerpo ahora. Le sorprendió ver las diferentes emociones reflejadas en la cara de Daniel. Se notaba que el joven estaba afectado.

-. Y ese es su estado. Por eso necesita estar tranquilo. Será por poco tiempo más-

Daniel estaba en silencio…

Andrei no sabía que decir… era una lucha entre la obstinación de Daniel contra las sugerencias del médico que ni aún bajo amenaza dejaba de proteger a su paciente.

-. Permítame verlo…

-. Puede obligarme si lo desea, pero no le hará bien a mi paciente

-. Entonces que sea sin que él me vea a mi

-. Eso puedo arreglarlo.

Quedaron de acuerdo en reunirse en la clínica dentro de unas horas.

Cuando Daniel y Andrei llegaron a la Clínica eran las 6 de la tarde. El doctor los esperaba. No perdieron tiempo en saludos ni explicaciones. No era necesario. Los guió directamente a una sala pequeña desde la cual se podía ver hacia la habitación contigua a través de una pequeña ventana disimulada como espejo del lado contrario.

-. En este tipo de habitaciones tenemos a nuestros pacientes más críticos y que requieren vigilancia –

Daniel se paró solo frente a la pequeña ventana y el médico la abrió.

Una habitación simple de aspecto cálido con una gran ventanal…

Coque estaba en la cama en posición fetal… empequeñecido… encogido… su rostro no reflejaba ninguna emoción… parecía mirar hacia el jardín pero en verdad sus ojos no veían nada… pálido, ojeroso, sus ojos enrojecidos y hundidos… como si estuviera a punto de largar el llanto… muy delgado y débil…  sus manos descasaban sobre la cama… su pelo opaco y sin brillo… no hacía nada más que respirar… y hasta daba la impresión de que eso era un gran esfuerzo…

A Daniel se le llenaron los ojos de lágrimas y el corazón se le apretó en el pecho… se mordió fuerte los labios para no llorar… no lo esperaba… no estaba preparado para ver así a su alegre pecoso…

Cuando su respiración se calmó y sintió que podía hablar sin llorar, se atrevió a preguntar…

-. ¿Por qué requiere vigilancia?

Se veía tan extremadamente débil… ¿Qué tenían que vigilarle si apenas se movía?

-. Bueno… este tipo de pacientes deja de tener interés por vivir…

Las palabras del doctor quedaron dando vueltas en el aire…

-. ¿Suicidio?… – la voz de Daniel se elevó varias notas al preguntar… no se convencía… Coque no…  no…

-. ¿Por qué está solo?

-. No quiere compañía… tiene muchas horas de terapia obligatoria pero él desea estar a solas

Se llevó las manos a la boca para contener un sollozo… no era posible que esa figura pequeña y oscura fuera su mismo chico sonriente y entusiasta que le había ayudado a salir adelante cuando él llegó al internado… ¿qué le habían hecho esos malditos???!!! Quería matarlos a todos… sentía como su corazón se llenaba de grietas…

Volvió a mirar por la ventana. Un auxiliar vestido de blanco ingreso al cuarto de Coque con una bandeja. Le dijo algunas palabras que no logró escuchar y a la cuales Coque no reaccionó… tal vez no lo había escuchado… El hombre dejó la bandeja sobre una mesa y volvió a hablarle. Tampoco se movió. El auxiliar se acercó y lo levantó con mucho cuidado, como si temiera romperlo… Coque se dejó hacer… todo le diera lo mismo… parecía un muñeco… el hombre lo sostuvo mientras lo acomodaba. Acercó la bandeja sobre la mesa con ruedas y sin dejar de hablarle lo fue instando a comer. Fue entonces cuando Daniel pudo ver el primer gesto en Coque… movió sus ojos enfocando al auxiliar…

-. No quiero…-

No lo escuchó pero pudo leer lo que sus labios decían

El hombre no hizo caso y acercó una cuchara con alimento forzándolo levemente a recibirla… entonces, de los ojos tristes de Coque empezaron a caer lágrimas de manera continua y su rostro se volvió una mueca de dolor… muy parecida a la que tenía Daniel desde el otro lado de la pared… podía sentir en su cuerpo el dolor de Coque…

Daniel se alejó de la ventana. Era demasiado doloroso verlo tan desvalido y diferente… ese que estaba ahí no era su Coque… su novio precioso… No era  esto lo que esperaba encontrar… No… Se estaba aguantando las ganas de gritar y golpear… de correr hacia la otra habitación, envolverlo en sus brazos y no soltarlo nunca más hasta que volviera a ser el de siempre.. Curarlo a fuerza de besos, caricias, dulzura y palabras tiernas…

Andrei y el médico esperaba en silencio… Daniel intentaba calmarse…  respirar profundamente y contener las dolorosas emociones.

-. ¿Quién es ese hombre? – preguntó finalmente refiriéndose a la persona que estaba con Coque en esos momentos

-. Es un auxiliar. Le ayuda a comer, lo baña y lo saca al jardín. Es un profesional. No tienes nada que temer-

No. El médico estaba equivocado. No eran celos lo que Daniel tenía

-. ¿Qué más hace?

-. Le da sus medicinas, lo acompaña  e intenta sacarlo del ostracismo en que se ha refugiado en su mente-

-. Me va a enseñar a hace todo eso…- dictaminó Daniel decidido

-. ¿Cómo? – preguntaron ambos al mismo tiempo sin entender que pasaba por la mente de Daniel

-. Yo voy a cuidarlo – dijo girándose y enfrentándolos con la determinación absolutamente pintada en su rostro

-. No puede – dijo el médico – Coque no toleraría su presencia

-. Nunca sabrá que soy yo…

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