Capítulo 52
GONZALO.
– Se lo diré yo mismo a Don Lino- declaró Gonzalo… su padre aún no lograba tranquilizarse… habían peleado y discutido todo el resto del camino, Don Jaime estaba iracundo y no se podía hablar con él.
– ¿Es por ese tal Miguel, verdad?!!- respiraba agitado y su rostro se enrojecía de la pura rabia – como puedes ser tan imbécil Gonzalo?!! No te das cuenta de lo que significa esta unión??!! Te puedes conseguir cien hombres como ese!!! Y mejores!!.. no sé qué le ves!!! Es apenas un…-
– No hables de Miguel… ni siquiera lo nombres!!!– le dijo con estudiada lentitud y tanta rabia… mirándolo tan encima… los dos hombres, padre e hijo, medían fuerzas, se amenazaban…
– Es un hombre!!!- le gritó al borde de los golpes… uno encima del otro… dispuestos a sacarse los ojos…
Daniel se mantenía expectante… miraba sin interrumpir… solo intervendría para evitar una pelea a golpes… aunque también sería interesante ver como Gonzalo golpeaba a su padre… si?.. no, posiblemente no…
-Lo amo!!!- respondió Gonzalo seguro. Se produjo un raro silencio… todos se miraban. Daniel respiró satisfecho… Gonzalo estaba reconociendo todo… por fin. Se sintió orgulloso de su hermano y feliz por Miguel… wow! Que venía ahora?… su padre…
– Lo amas??!!… como que lo amas??!!… escucha lo que estás diciendo Gonzalo… es un chico, un hombre!!! No puedes amarlo!!!- gesticulaba con los brazos y las manos… incapaz de entender lo que decía su propio hijo… reconociendo en voz alta lo que su padre sabía desde siempre… Daniel pensó que le iba a dar un ataque o algo… decidió intervenir…
– Mmhhh creo que si lo ama… los dos se aman… los he visto juntos…- Daniel habló con una calma y un sarcasmo inesperado… casi sonreía. Ambos se volvieron a mirarlo…
– No te metas Daniel!!! Ya me entenderé contigo!!!– le gritó amenazante… su padre no estaba de humor para escuchar estupideces- esta es la gran oportunidad de tu vida… no lo arruines, hijo… no vale la pena por ese…- se detuvo… Gonzalo levantó la mano y lo miraba amenazante… se estaba rompiendo la relación padre e hijo… esa que habían construido tan fácilmente y por tanto tiempo… con cada palabra Don Jaime sentía más y más rabia contra Miguel… ¿cómo diablos se había metido de esa manera en la mente de su hijo?.. de Gonzalo nada menos!!! Del que esperaba todo… del que podía tener todo lo que aspiraban… ¿abandonaba todo por ese mocoso??!! Imposible… No podía convencerse… ahora… podía morir en cualquier momento… Lino estaría en su derecho si cobraba esta ofensa con la vida de Gonzalo… iban a iniciar una guerra… tendría que defender la vida de Gonzalo ahora. Hizo unas cuantas llamadas telefónicas… todo se había vuelto confusión…
– Es definitivo, entonces?- ladró Don Jaime
– Si señor, es definitivo- respondió en voz alta y clara. Se alejaron cada uno a un extremo del vehículo… no había más que hablar.
Su padre llamó a su madre y les ordenó volverse, al menos no quería que las mujeres y su hijo menor estuvieran cerca de este penoso espectáculo… iba a ser el mejor día de sus vida… adquirían todo el poder… y ahora estaba todo arruinado por culpa de ese mocoso… Si tuviera a Miguel nuevamente frente a él lo estrangularía con sus propias manos… no lo dejaría seguir vivo… era la causa de todo esto!!!! al menos iba rumbo al norte… lo sabía porque la información ya había llegado a sus manos a través del teléfono. Miguel se dirigía hacia donde Gonzalo jamás lo encontraría… él se encargaría de que continuara así… tal vez, hasta podría ordenar que desapareciera para siempre…
– Lo vamos a pagar todos, Gonzalo… toda la familia será castigada-
– Asumiré la responsabilidad padre… yo mismo hablaré con don Lino-
– No entiendes… nunca nos perdonarán-
El vehículo avanzaba hacia el lugar de la ceremonia… Gonzalo pensaba intentando buscar una solución a lo imposible… ¿Cómo podía explicarse?… no lo sabía… pensaba a mil por hora y trataba de encontrar una salida a este terrible embrollo… entre medio, estaba preocupado de asegurase del paradero de Miguel… Daniel hacía lo suyo en el teléfono esperando la respuesta de Andrei… pero aún no tenían ninguna certeza.
Faltaban solo unos minutos para llegar… Gonzalo pensó que tal vez ni siquiera era necesario preocuparse de la ubicación de Miguel… tal vez Don Lino montaría en cólera o alguien de su familia sacaría un arma y terminaría muerto dentro de unos pocos minutos… ¿miedo?… no exactamente, no tenía miedo de lo que pudiera pasar en el lugar de la ceremonia… ya había escuchado como su padre ordenaba protección… había demasiadas personas y era muy fácil iniciar una disputa ahí mismo que cobraría demasiadas vidas… Don Lino tenía que preocuparse de otras cosas más urgentes para el tiempo que le quedaba… no temía a lo que venía de inmediato… no tanto como el miedo que tenía de lo que pasaría después, si es que seguía vivo… un miedo terrible de que Miguel cumpliera su amenaza y desapareciera… ¿cómo no se dio cuenta al despedirse de él?… la forma en que se colgó de su cuerpo y lo besó?… la mirada de súplica en sus ojos… se había despedido para siempre… maldición!!!… le había mentido cuando le dijo que hablarían… y él, tan ciego en sus propios deseos de creerle, no se había dado cuenta…
Llegaban tarde. Había muchos autos lujosos estacionados en el lugar. Gonzalo miró a todos lados… ¿estaría María esperándolo dentro?… ¿serían estos los últimos momentos de su existencia? Se bajó del auto y tomó a Daniel muy fuerte del brazo.
– Si no salgo vivo, le dirás que lo amo… te encargaras de que papá no lo dañe y de que viva tranquilo–
– Yo?… pero yo no sé…— Abría mucho los ojos…
– Si sabes… tienes que aprender a usar el poder que tienes, Daniel… Andrei y Lidia te ayudarán… promételo- Estaban al pie de la escalera que conducía al lugar de la ceremonia. Su padre se mantenía aislado y daba instrucciones a sus hombres… podrían necesitarlos de manera inesperada hoy día.
Daniel vio la súplica en los ojos de Gonzalo…
– Lo prometo… me encargaré de que esté bien, pero procura salir vivo, por favor-se miraron y sonrieron tímidamente. Se abrazaron después de tanto tiempo…
– Lo intentaré- dijo Gonzalo recuperando la compostura.
Subió los escalones seguido de su hermano, su padre y unos cuantos hombres de la familia. Tras las enormes puertas de cristal muchas personas esperaban por él. Respondió a los saludos de bienvenida y a las sonrisas… había llegado el novio!!… Gonzalo buscaba desesperadamente a Don Lino con la vista… necesitaba hablar con él.
Don Jaime y sus hombres revisaban con sus ojos cuantos eran los hombres de Lino que alcanzaba a contar con la vista… había muchos, de Don Lino y de las demás familias… sería una masacre si es que no se entendían… muchos hombres, muchas armas…
De pronto una puerta lateral se abrió y Don Lino con algunos de sus hombres salieron… Coque estaba al lado de su padre. Daniel y él intercambiaron miradas, subiendo sus cejas por la sorpresa y la alegría de verse. Luego, algo percibió Daniel en la mirada de Coque que le dijo que no todo estaba bien. Cuando Don Lino vio a Gonzalo se dirigió directamente hacia él… su semblante se veía muy mal… parecía molesto, preocupado… posiblemente no le gustaba que el novio llegara tarde.
– Don Lino… necesito hablar con usted- Gonzalo avanzó a su encuentro.
– Por aquí- el hombre indicó la misma sala de la que había salido unos instantes atrás. Don Jaime, Daniel, Gonzalo, Coque y Don Lino ingresaron solamente. Ante un gesto de Don Lino todo el resto quedo afuera. La tensión cortaba el aire.
MARIA
Estaba lista. Su mamá daba vueltas alrededor suyo, muy emocionada, sin parar de hablar y halagarla. Coque la miraba fijo apoyado en una pared de su dormitorio… María parecía la de siempre, solo que evitaba mirarlo y él sabía porque. Abandonó la habitación de su hermana y salió al patio donde esperaban los autos. Un poco más allá, solo, Esteban miraba hacia el horizonte. No lo resistió. Caminó hasta quedar de pie a su lado. Esteban notó su presencia de inmediato. Lo saludo con un movimiento de cabeza
– ¿Está lista la Señorita?-
Tal vez si Coque no hubiera sabido, no habría notado nada extraño en la pregunta pero como si sabía, pudo darse cuenta de inmediato el timbre de voz nervioso y el movimiento de las manos de Esteban… sintió una pena enorme… Esteban, siempre tan firme y confiable, estaba pasándolo mal pero aun así seguía cumpliendo con todo lo que se esperaba de él… lo miró con una nueva admiración. Recordaría bien este momento cuando fuera el jefe de la familia… recordaría la lealtad de este hombre y el cariño por su hermana. Enojo… le llegó de golpe el enojo y la molestia por lo que ocurría… quería mucho a María, le tenía aprecio a Esteban. Recordó la conversación que había tenido con su padre el día anterior.
– ¿Por qué no puede Esteban dirigir la familia mientras crezco? –
– Me gustaría que se pudiera… pero jamás tendría el respeto de los otros jefes… todos recordarían de donde proviene y como se inició, sería fácil para ellos intentar quitarlo del camino. Tiene que ser alguien que sea parte de una familia y pueda manejar el poder. Gonzalo lo es-
María, su madre y algunas otras personas salían de la casa en ese momento. Observó la reacción de Esteban. Se quedó un instante sin respirar al mirar a su hermana… tan bella… pero no era para él.
Ella no lo miró a los ojos en ningún momento y subió directamente a uno de los vehículos que esperaban. Esteban se dirigió al mismo y con unas cuantas palabras se deshizo del conductor y tomó su lugar. Coque solo podía imaginar lo que este corto trayecto significaba para ambos. Diablos!!… quería llevarla él mismo, le era fiel a su hermana pasara lo que pasara… Si él tuviera que pasar por algo así con Daniel… separarse de él… verlo irse con otro… no quiso ni pensarlo.
Su madre y el resto de las personas subieron al otro vehículo. Coque se acomodó al lado de María. Ella estaba visiblemente incomoda. Comenzaron a avanzar.
– Espera, Esteban – dijo Coque – déjalos pasar a ellos primero-
El otro vehículo avanzó y tomó el camino principal. La mente de Coque funcionaba a toda velocidad… necesitaba decirlo… hacer el último intento por su hermana y si no resultaba… entonces al menos que supieran que él, como futuro jefe de la familia, les daba su aprobación, entendía y los quería juntos
– ¿Ya nos vamos?- preguntó Esteban dirigiéndose a él.
Coque miró a María antes de responder. Estaba empequeñecida en el asiento… miraba por la ventana y su cuerpo, de por si pequeño y delicado, se veía aun mas encogido y apagado… estaba preciosa, toda encaje y bordados, femenina a más no poder… pero en ese momento parecía una niñita de 12 años condenada al sufrimiento. Como le habría gustado tener a Lidia en ese momento a su lado… pero no estaba, estaba solo él para hacer un último intento… recordó lo que Lidia le había dicho… recordó que era el futuro jefe…
– No deberías estar apurado porque entreguemos a mi hermana… tú menos que nadie- respondió Coque mirando a Esteban fijamente, casi en actitud de reproche. Él devolvió la mirada conteniendo el aire en sus pulmones… sin dar crédito a lo que había escuchado… ¿acaso Coque sabía?… ¿cómo?.. ¿Qué…?
– No estoy de acuerdo con este matrimonio, Esteban- Coque buscó la mano de su hermana y la tomó entre las suyas – Sé que María nunca va a ser feliz con Gonzalo. Sabemos que está enamorada de otra persona, no?-
– Coque!!!– ella reaccionó gritándole por su nombre… se había roto el secreto y ahora se miraban con Esteban pidiéndose explicaciones… ella negaba con su cabeza queriéndole indicar a Esteban que no había dicho nada… que no sabía cómo Coque se había enterado. Esteban tomó aire y pareció crecer de tamaño. Acto seguido detuvo el motor del auto. Había llegado la hora de dar explicaciones, él secreto se había filtrado y Coque era el futuro jefe… tenía que decir algo pero le estaba costando tanto mantenerse en el papel del hombre enamorado que aguanta todo… la miraba y sabía cuánto sufría en ese momento… quizás cuanto peor iba a ser después al lado de Gonzalo… Demonios!! ¿Cómo podía evitarle el dolor a su princesa pelirroja? Pensó lo que iba a decir… cada palabra
– Si… así es – admitió finalmente – Aún así, debemos respetar lo que ella quiera –pero su voz temblaba…
María lo miraba… lloraba despacio, el maquillaje tan cuidadosamente puesto se estropeaba… pero no le importaba nada… su mente solo era capaz de ver los ojos del hombre que amaba, la fuerza con que sus nudillos se volvían blancos de tanto apretar el volante, el dolor en sus gestos… “no podría hacerle pasar por una humillación así casándome con otro”… las palabras de Lidia bailaban en su mente… estaba humillando al máximo a Esteban, pisoteando toda su dignidad… le estaba pidiendo demasiado… que sacrificara todo y vivieran en el más puro estado de sufrimiento y agonía… destruyendo su orgullo…
– Tienes razón, Esteban. Es su decisión – Respondía Coque con el tono de jefe que ya estaba comenzando a adquirir. Se volvió hacia María -Es tu última oportunidad María… ¿Estás segura de querer casarte?-
Ambos hombres la miraban fijamente ahora y en los ojos de ambos leía lo que querían que respondiera… quiso gritar que no, que no quería casarse con ese hombre… pero… ¿y su padre?!!!… le quedaba tan poco de vida… ¿la familia?!!!.. ¿quién iba a dirigir todo entonces?!!! Perderían todo lo que tenían y eran… no era justo que todo dependiera de ella… no podía ser responsable de eso… no podía.
– Esto es injusto – respondió sollozando – no puedo decidir yo… es nuestra familia Coque, nuestro futuro-
– Escucha… yo voy a encargarme de todo – había una nueva seguridad en la voz de Coque
– ¿Cómo??!!.. no hay nada que…-
– Ssshhh, ya sé lo que tengo que hacer – Coque la miraba tan seguro y confiado –tu solo responde si quieres casarte–
– Pero es que…- su hermano la calló poniendo un par de dedos delante de su boca y mirándola fijamente mientras le secaba las lágrimas
– Son ocho años Mari… ¿En verdad quieres que Esteban te espere todo ese tiempo?-
Su llanto se volvió un poco mas fuerte… tenía atragantado un “no” en la garganta pero se negaba a pronunciarlo… ¿por qué su hermano le hacía esto?… y frente a Esteban que la miraba de esa manera… no aguantaba… quería correr y desaparecer… toda su protección se había hecho mierda frente a estos dos hombres tan importantes en su vida… expuesta y desarmada… reducida a una chica asustada y enamorada… ocho años!! Como si no lo supiera….
Esteban se bajó del vehículo y con calma abrió la puerta del lado de María. Se acuclilló a su lado. Miró a Coque pidiendo permiso y él le indicó con un gesto que lo tenía… tenía su permiso y su aprobación.
– María – la tocó suavemente de brazo y ella se deshizo en llanto y abrazos, en refugiarse en su cuello y besarlo… apretarlo… sin soltarlo ni importarle que toda la preparación quedara estropeada
Coque no se lo había imaginado jamás… su hermana era otra persona con él… era una mujer enamorada a más no poder y Esteban era tan leal que soportaba todo estoicamente.
– Tranquila mi niña… tranquila- le secaba las lágrimas y la besaba despacio… miles de besos cariñosos repartidos por su cara… la abrazaba y consolaba
– No sé… no sé qué… hacer… no puedo fallarle a papá, pero te estoy fallando a ti– estaban tan apretadamente abrazados y ella seguía pensando en su lealtad.
– Esto es muy estúpido!!!- Coque asumía su papel de Jefe – responde de una vez Mari!!!-
Ella se tranquilizó lo suficiente para poder hablar y sin despegarse del abrazo de Esteban, preguntó
– ¿Cuál es la solución, Coque?-
Se demoró un par de minutos en explicarla… María y Esteban lo miraban abriendo mucho los ojos… era tan increíble que dudaban que resultara… era una locura… pero, tal vez, por lo mismo, podría ser que resultara… no había otra opción posible… la vida se le terminaba a su padre y tenía que dejar a alguien a cargo… quizás, después de todo, era tiempo de que sucediera algo así. Se miraban en silencio pensando en lo que había explicado Coque.
– No, no quiero casarme-
– Lo sabía- por fin hablaba la verdadera María, la mujer valiosa y firme que era su hermana- Esteban, suban en otro auto y llévatela lejos de aquí. Los llamaré por teléfono en cuanto hable con papá –
Se alejaron de la mano… Esteban la sostenía con seguridad, dispuesto a protegerla con su vida. Ella ni se molestó en cambiarse ropa. Coque buscó a un chofer en la casa y partió rumbo al lugar de la ceremonia. Estaba inquieto pero no asustado, Sabía que estaba haciendo lo correcto… ahora, solo tenía que convencer a su padre de no matar ni a Esteban ni a su hermana… de aceptar su loca idea… y de decirle a Gonzalo que su sueño de poder inmenso se esfumaba. Se sentía con fuerzas para lograr todo. Quería a Daniel a su lado… tenía muchas ganas de verlo, lo necesitaba.
Ubicó a su padre rápidamente al llegar. Todos preguntaban por los novios, su padre lo interrogó sobre María… Coque sonrió y empujó la silla de ruedas discretamente y lo alejó mientras le decía que tenían que hablar en privado.
MIGUEL.
El sol brillaba fuerte y el calor era demasiado. Tendría que aprender, acostumbrarme a este infierno del desierto… mi vida iba a ser entre estas arenas de ahora en adelante… y aún no llegaba ni cerca de lo que realmente era el verdadero desierto. Aprovechaba cualquier estación de servicio o caserío que encontraba para detenerme y pasear a Sombra… descansar un rato y apagar la sed. Avanzaba rápido a pesar de las detenciones. La moto era un lujo fantástico.
Sentado a la escasa sombra que nos regalaba un árbol de pimiento bebía un jugo antes de continuar el camino… sin pensar Miguel, sin pensar… me repetía una y otra vez… su imagen volvía a mi mente insistentemente aunque tratara de negarla… la alejaba, pensaba en otra cosa, lo que fuera… pero estaba tan presente, había sido mi todo por tanto tiempo… me resigné a pensarlo… a sentir el dolor de nuevo… llevaba ya un par de horas sin llorar y eso era un record… estúpidamente pensé que mejor lloraba sin el casco que con el… tomé aire… Gonzalo… ya eres el esposo de alguien… a esta hora alguien mas es tu pareja… ¿ya sabes que te dejé?… ¿o aún estas disfrutando del lujoso almuerzo en compañía de tantos invitados?… quizás ni te has vuelto a acordar de mi… tan distraído por la ceremonia, la novia… tu mujer… mierda!!! de que me quejo si ya sabía que iba a llorar… por suerte a esta hora temprana de la tarde no hay personas paseando por las calles de este caserío y la estación de servicio está casi vacía… solo el chico que atiende protegido en su negocio… sombra jadea bajo el árbol… ha tomado mucha agua también.
-Sombra, ven aquí – lo llamo cariñosamente pero el calor lo tiene agotado… no se mueve. Me pongo de pie y lo abrazo… sé que mis brazos están calientes y debe ser insoportable… pero necesito hacerlo… tu abrazas a tu mujer allá en el puerto… yo abrazo al cachorro que me regalaste… es un símbolo del amor que teníamos… solos, bajo el pimiento, sombra trata de soltarse de mis manos y yo lo retengo… mis lágrimas caen sobre su piel… si al menos estuvieran frías para refrescarlo…
DON LINO
Todos se miraban fríamente… solo Coque y Daniel tenían otro tipo de entendimiento, se hablaban con los ojos, se apoyaban, el resto eran, más bien, miradas de desconcierto.
Don Lino movió despacio su silla de ruedas para quedar frente a Don Jaime.
– Supongo que hay que dar explicaciones- repentinamente no parecía el mismo hombre de hace unos minutos atrás… se veía enfermo y apagado. Coque se acercó a su padre y en un gesto que Daniel entendió de inmediato, posó su mano sobre el hombro de Don Lino. Estaba haciéndole saber a su padre que estaba a su lado.
– Don Lino, permítame expli…- Gonzalo comenzó a hablar pero la mirada seca y poderosa de Lino lo detuvo. El hombre levanto la mano pidiéndole que se callara.
– No sé cómo explicar este desaire Gonzalo… nunca esperé que esto sucediera…-
– Don Lino, yo puedo explicarle… –
– Ella siempre fue tan obediente… no me imaginé que podría suceder algo así… mi hija…- se notaba que le costaba hablar… de pronto se quedaron todos en silencio… Gonzalo no estaba seguro de entender que estaba pasando… Ella? ¿se refería a María?.. ¿dónde estaba María?… ¿Qué era lo que había hecho?.
Don Jaime fue más rápido y avanzó un paso. Habló con fuerza
– ¿Qué sucede con tu hija?-
Lino levantó la cabeza y miró a Coque. Pareció calmarse. Suspiro profundamente
– Hubo un cambio de planes. Creo que no tendremos ceremonia de matrimonio-
– ¿Cómo?- esto era un milagro. Don Jaime sintió que todo volvía a estar bien, más que bien… ahora podían usar todo en su favor… pensaba rápidamente la mejor forma de usar esta ventaja… cuando fue interrumpido
– Yo tampoco lo deseo, señor- Gonzalo se plantó frente a Don Lino. Se miraron en silencio.
Las palabras y pensamientos se atravesaban en la mente de Don Jaime… ¿Cómo se atrevía Gonzalo a echar todo a perder de nuevo?!! ¿Qué demonios tenía en la cabeza este hijo suyo??!!!
– Pero estas aquí- dijo Don Lino
– Si señor… estoy..-
– Está aquí porque es un hombre de palabra… aunque no lo deseaba, Gonzalo iba a cumplir su compromiso- Don Jaime interrumpió a Gonzalo descaradamente. En su mirada había una amenaza tan grande que Gonzalo y Daniel tragaron saliva y esperaron en silencio. No podían callar y desmentir a su padre delante de otras personas… se notaba la molestia entre ellos.
– Eso hace menos difícil romper este compromiso, aunque es igual difícil lo que tengo que pedirte– Don Lino acercó su silla de ruedas a Gonzalo. Le tomó la mano… no era un jefe de familia en ese momento, era solo un viejo enfermo y algo asustado…
– Perdonaras a mi niña… yo no sabía lo que pasaba con ella… nunca lo sospeché-
Gonzalo devolvió el apretón de manos… respiraba a sus anchas… los dioses estaban de su lado… estaba tan agradecido y tranquilo… no se esperaba esta buena noticia… agradecido de María… lo que hasta hace unos minutos atrás era una amenaza de muerte se había transformado en lo contrario… ahora era él quien tenía que perdonar en vez de ser perdonado…
– Señor… por supuesto que si… no sé qué razones tiene María, pero al parecer ninguno de los dos quería este matrimonio-
– Me equivoqué, Gonzalo… me equivoqué y no sabía. Te agradezco tu comprensión. Ya veremos la forma de compensar esto-
– No me agradezca. Entiendo perfectamente-
– ¿Qué razones tiene para no casarse?– Don Jaime aun quería sacar provecho de las circunstancias… no se resignaba a perder la magnífica oportunidad que tenían… Lino había mencionado una compensación…
– No creo que sea necesario explicar nada– La voz de Coque sonaba alta y clara… diferente. Daniel lo miró… admirándolo y a la vez sintiendo que estaba diferente… se veía más grande, más sabio y maduro. Si hasta le estaba respondiendo a su padre – Ninguno quería casarse y eso es lo importante-
– Si, es cierto- Gonzalo habló mirando a su padre… en su mirada le advertía que cambiara de actitud… no estaba dispuesto a soportar más… se había librado con facilidad de una muerte segura, de un matrimonio equivocado… ahora solo quería terminar con todo esto de una vez…
– Aún así, a pesar de este problema… necesito tu apoyo, Gonzalo- Don Lino aún no soltaba la mano de Gonzalo… Don Jaime sintió que algo no estaba bien… el viejo estaba hablando con Gonzalo como si algo dependiera de él. Él era el jefe de la Familia… ¿no tendría que dirigirse a él?
– ¿Qué es lo que quieres?- interrumpió
– No me queda tiempo Jaime… me veo obligado por las circunstancias… he decidido nombrar a mi hija como mi sucesora hasta que mi hijo pueda asumir plena responsabilidad-
El silencio fue total… nunca una mujer había ocupado un cargo tal… ninguno hablaba, solo se miraban…
– ¿María?- Daniel no aguantó más y se acercó a Coque… lo miraba sorprendido
– Si, ella. Apoyada por Esteban y yo- Coque le hablaba con la mirada, le pedía su apoyo.
– ¿Y qué es lo que necesita de nosotros? – Daniel siguió hablando… estaba dispuesto a ayudar a Coque en lo que necesitara… la pregunta los trajo a todos de vuelta a la realidad.
– Necesito tu apoyo Jaime… el tuyo y el de tus hijos… será muy difícil obtener el respeto y la aceptación de todo el resto si no cuento con el de ustedes primero-Don Lino retomaba la palabra
Don Jaime no hablaba… pensaba en esa niña delgada y frágil… ¿iba a dirigir la familia de Lino? ¿Qué diría el resto?… ¿Necesitaba de su aprobación?… ¿cómo podía obtener un beneficio adicional?…
– Don Lino… ¿Qué espera de nosotros?… Gonzalo estaba analizando lo que escuchaba…
– Es mi hija Gonzalo. Conoce el negocio tan bien como yo y es muy fuerte. Quiero vuestro apoyo frente a las demás familias –
Todos se miraban en silencio. Gonzalo recordó a Lidia… tan capaz pero inhabilitada para actuar solo por ser mujer… le pareció injusto… María podía ser una buena opción… Además, estaba tan aliviado de cómo se desarrollaban las cosas…
Coque miraba de frente a Gonzalo… de pronto, en una actitud totalmente extraña e inesperada, Gonzalo sonrió y estiro su mano para estrechar la de Coque
– Cuenta con mi apoyo. Estoy seguro que entre los tres sabrán hacerlo muy bien – Coque sonrió también y estrechó la mano de vuelta. Gonzalo quiso decirle más… hacer más patente su apoyo, pero de pronto se dio cuenta que había cometido un error al no esperar a que su padre hablara primero.
Todas las miradas estaban fijas en Don Jaime. El hombre sintió en particular las miradas de sus hijos… ambos se habían adelantado sin esperar a que él hablara… eso lo molestaba pero entendía… sabía todo sobre Daniel y Coque… sabía del apoyo incondicional que Daniel expresaría para ese chico y la familia de Lino… de Gonzalo ni hablar… se había librado de la muerte y de seguro estaba tan agradecido que apoyaría a esa niña y a su hermano… Quizás era hora de cambiar táctica y mostrarse como el mejor amigo de esta nueva familia… quizás debía ser magnánimo… Lino iba a morir y estos chicos jóvenes iban a necesitar de un líder experimentado que los apoyara…
– Es una opción arriesgada Lino… una mujer tan joven a cargo de una familia… pero los tiempos han cambiado, Quizás sea hora de aceptar los cambios – caminó pausadamente hasta quedar al frente de Don Lino – cuenta con nosotros. Nuestra familia apoya a tus hijos y la nueva Jefa de Familia– estrechó su mano para sellar el pacto– Será interesante- sonrió brevemente
Los ojos de Don Lino se cerraron en un momento de calma… se le agotaban las fuerzas…la vida se le escapaba del cuerpo… hoy había sido un día particularmente agotador… María y Esteban… Esteban, su hombre de confianza… un buen hombre, y su niña preciosa… mientras más lo pensaba menos le disgustaba la idea… no era Gonzalo, no era miembro directo de una familia pero Coque había dicho que se amaban… ¿su María estaba feliz?… tal vez ya podía irse en paz…
Aprovechando el minuto de emoción y que todos estaban distraídos, Daniel se acercó hasta Coque, detrás de don Lino y tomó la mano del menor sosteniéndola entre sus dos manos
– Haremos lo que sea para apoyarlos. Pueden contar con nuestra familia–
Se miraron de frente… Coque entendió claramente lo que Daniel le decía… conocía tan bien sus ojos y su expresión… había tanto amor en los ojos de ambos. Había proyectos, esperanzas, un futuro… juntos… ganas, deseos… promesas… ya vendría todo… más adelante.
– Gracias… gracias- el hombre estaba emocionado…- Bien… es hora de anunciar los cambios. Llama a tu hermana –
Coque obedeció y se retiró a un lado para llamarla.
MARIA.
Llegó con Esteban a su lado. Habían pasado por un infierno juntos mientras esperaban sin saber que ocurría… se habían prometido amarse pasara lo que pasara… dispuestos a morir si ese era el final que su padre estimaba conveniente. Defenderían su amor por sobre todo. Pero entonces llegó la llamada de su hermano. Tenía que volver. Su padre quería hablar con ellos, si, con los dos, y no, no estaba enojado… no demasiado al menos.
Iniciaron el camino de regreso, muy juntos, tomados de la mano. Solo se separaron al llegar al recinto donde esperaba su padre y su hermano, al ver a tantas personas. Nadie se había movido, pendientes de las personas que entraban y salían. Todos suponían que algo había sucedido pero aun no sabían nada. Todos esperaban a que Don Lino anunciara algo importante.
Coque los llevó directamente a la sala donde esperaban todos los jefes de las familias presentes. El silencio había sido total cuando Don Lino anunció lo que casi todos ya sabían; que estaba enfermo, que le quedaba poca vida. Luego miró a Gonzalo y le agradeció haber librado a su hija del compromiso del matrimonio… se había cancelado. Hubo murmullos y comentarios. Casi todos de aprobación y alivio… las fuerzas volvían a estar como siempre debieron ser. Entonces Don Lino pidió respeto para su reemplazante temporal. Todos los ojos puestos en él esperando escuchar el nombre… muchos de ellos rogando que no fuera Gonzalo a pesar de no ser el esposo… El nombre de María los volvió a dejar mudos. Don Lino decía que duraría unos cuantos años hasta que su hijo pudiera hacerse cargo. Los hombres se miraban… María??… mujer, tan joven… muchos de ellos ni siquiera la conocían o recordaban.
Fue justo en ese momento en que la puerta se abrió e ingresó ella… volvía a ser la de siempre. Caminando con dignidad y firmeza, recubierta en toda su capa de frialdad y control. Sintió todas las miradas posarse en ella. Camino hasta quedar de pie al lado de la silla de ruedas de su padre. Detrás de María, Esteban y Coque. El primero en ponerse de pie fue Don Jaime. Se acercó hasta ella y tomando su delicada mano, depositó un beso sobre ella.
– Mi reconocimiento Señora y el de toda mi familia-
María estaba tan sorprendida como todos los demás jefes presentes en la sala… pero reaccionó rápido… por Dios!!! Había resultado el plan de su hermano!!… ella… ella era la nueva jefa de familia. Levantó más su pequeña barbilla y estiró su mano para encontrar la de su padre sin quitar la vista de Don Jaime frente a ella.
– Gracias, Don Jaime- contestó segura
Detrás de Don Jaime estaban Gonzalo y Daniel quienes repitieron la acción. Gonzalo tomó la mano de María en la suya y la acercó a sus labios. Sonreía… y esta vez la sonrisa no era ni sarcástica ni burlona.
– Mi reconocimiento María… Cuenta con todo nuestro apoyo- Recibió de vuelta una leve sonrisa, también limpia y sincera
– Gracias Gonzalo – Ahora que ninguno de los dos era una amenaza para el otro eran capaces de mirarse sin rencor y ser agradables. Se necesitaban para los negocios.
Poco a poco se fueron levantando el resto de los hombres… algunos aún confundidos con el brusco cambio que todo había experimentado pero aun así, sintiendo alivio de saber que las fuerzas volvían a quedar parejas. Miraban a la joven mujer y se daban cuenta de lo pequeña y frágil que parecía… una mujer!… extraño, desesperado de parte de Lino… quizás la enfermedad lo había afectado… pero al mirarla de cerca podían apreciar la determinación y frialdad en sus ojos claros… la forma segura en que les devolvía la mirada directo a los ojos y los llamaba a cada uno por su nombre… veían a los dos hombres detrás de ella… a Don Jaime y sus hijos a su lado… y ya no les parecía ni tan débil ni tan frágil. Definitivamente estarían pendientes de cómo se desarrollaba todo esto. Después de todo, en esas manos pequeñas y suaves descansaba ahora el control del puerto.