CAPITULO 71
MATIAS
Mati no sabía si era de día o de noche… tampoco le importaba. Seguía mirando al infinito. Su aspecto era desolador; encogido sobre la cama, el pelo desordenado y se abrazaba a sí mismo. Las lágrimas caían de sus ojos sin que él hiciera ningún esfuerzo para derramarlas. La única energía que gastaba Mati era en llenar sus pulmones con el aire justo para seguir vivo… pestañear era demasiado esfuerzo… hablar era impensable.
Habían pasado unas cuantas horas desde que encontrara a Max. Primero se preguntó varias veces si todo había sido real o una pesadilla enfermiza, pero las manchas de helado en su ropa confirmaban lo sucedido.
Santiago estaba muerto.
Santiago no iba a llegar a buscarlo
Nunca
No lo volvería a ver ni a tocar.
Como si tuviera una grabadora automática en su cabeza, Mati podía repetir lentamente cada una de las frases que Max había dicho
“Santiago había saltado del acantilado hacia el mar”
Un gemido lastimero y doloroso salió de su garganta, agotándolo y sorprendiéndolo… Santiago y él habían pasado tantas horas deliciosas tendidos sobre el pasto en la cima del acantilado… recordaba la forma del terreno, las piedras y la briza que soplaba… las manos de Santiago en su cintura desnuda, apretándolo contra su cuerpo… besándolo y entregándose amor… nada ni nadie podía herirlo mientras las manos de Santiago lo rodearan y su cuerpo lo protegiera…
Pero ya no estaba.
Un chispazo de dolorosa electricidad le recorrió el cuerpo al imaginarlo cayendo al mar desde la punta de las rocas… ¿había caído directo en el agua?.. ¿Se había azotado contra las rocas?… su cuerpo despedazado, reventado… Dios!!! ¿Había muerto de forma instantánea? ¿se había arrepentido mientras sus pulmones se llenaban de agua?
“Se enamoró perdidamente de un chico pero él sabía que era malo y no quiso seguir haciéndole daño”
No. Eso no era verdad. Santiago había cambiado. Él lo sabía. Santiago no era malo… NO!!.. no lo era… nunca fue malo con él y el daño al que aludía esa frase no era real… era la forma en que ambos se demostraban su amor… Santiago lo había sumergido en un mundo de mágica rendición… de intimidad total y placer máximo… de éxtasis y dolor… Matías fue consciente de que ya nunca más volvería a sentir a Santiago… no volvería a “volar” de la forma maestra en que él lo elevaba ni volverían a abrazarse con ternura luego de haber hecho el amor… mirarse a los ojos diciéndose sin palabras lo mucho que se amaban y lo felices que eran en esa comunión que solo ellos entendían… un hueco negro y cavernoso se tragaba todo lo que había en el centro de su pecho y la oscuridad parecía llenarlo por completo… estaba vacío… perdido… sin vida…
La realidad era horrible… macabra… escabrosa.
Él era culpable de la muerte de Santiago.
No había sido capaz de hacerle ver a su amo que también lo amaba y que el sufrimiento que le causaba era placentero y maravilloso… El quería ese dolor y todo lo que traía consigo. Recordaba a Santiago pidiéndole perdón y diciéndole que ya no sería el esclavo de nadie durante los últimos momentos que habían pasado juntos… Mati quería ser su esclavo más que nada en este mundo… En verdad eso era lo único que deseaba…
Un nuevo quejido escapó de su pecho… doloroso… el paso del aire le causaba daño… no quería respirar… el aire no era el mismo sin Santiago en este mundo. Lo ahogaba la culpa… se sumergía en el dolor de la ausencia eterna… todo negro y muy helado… como el agua del fondo del mar donde ahora residía Santiago…
Un suspiro necesario lo arrancó de sus pensamientos devolviéndolo a la cruda realidad.
¿Qué haría ahora?… no había nada que quisiera hacer… solo respirar porque Clara estaba vigilándolo de cerca y porque no tenía energía suficiente para dejar de hacerlo. La mujer se había cansado de preguntarle y no obtener respuesta pero se negaba a dejarlo solo… pero estaba solo. Clara no tenía ninguna obligación con él; estaba ahí porque Santiago se lo había pedido… por un tiempo, hasta que él llegara… y ahora nunca iba a llegar…
¿Por qué había abandonado la isla?… era feliz allá. Debió insistir y quedarse con Santiago y así ahora él estaría vivo y los dos estarían juntos. Un pensamiento negro le cruzó la mente… ¿Por qué Santiago no lo había llevado con él?.. Matías comprendió en ese momento lo que pasaba por la mente de su amo todas aquellas veces que Santiago lo llevó hasta el borde del acantilado y su mirada se perdía ausente en el fondo del agua… lo abrazaba muy fuerte y parecía pensar en la idea del suicidio… Debiste hacerlo!!! “Debiste abrazarme y no soltarme… llevarme contigo al más allá… “No quiero estar solo.. no quiero estar sin ti…”
La idea de no volver a verlo le atravesaba el pecho como un hierro al rojo vivo… quemaba su cuerpo… no podía hablar ni moverse…
Las horas pasaban y Matías continuaba tirado en la cama con la vista fija en la nada, sin responder a Clara ni recordar comer o abrigarse…
Santiago se había ido sin cumplir su promesa de buscarlo… no era justo!!… no lo era… le había jurado que estarían juntos y él le había creído… ¿Siempre supo que no vendría?… ¿ya había planeado matarse cuando se despidieron?… ¿cómo iba a vivir sin él? Cómo???!!! cuando lo extrañaba a todas horas y en todo momento, soñaba con él dormido y despierto, anhelaba sus caricias y su compañía, su olor, su voz… todo lo que él le hacía… iban a vivir una vida juntos… iban a ser felices… ese era el plan…
La pena se fue convirtiendo en enojo…
Le había mentido y se había muerto dejándolo olvidado… ¿porqué había sido tan cobarde y no se habían lanzado juntos al mar?… ¿había pensado en él al morir?… mientras caía hacía el mar? Oh Dios… morir juntos habría sido mil veces mejor que seguir aquí sin él… ¿acaso no lo había querido lo suficiente como para compartir la eternidad con él?
Había muerto sin llevarlo… Santiago era un egoísta… solo había pensado en sí mismo… egoísta! Egoísta!!! La rabia le devolvió energías a Matías.
Por primera vez en las largas horas que llevaba inmóvil sobre la cama, Matías levantó su vista mirando el cielo por la ventana… Estaba enojado y quería gritárselo… pero Santiago no estaba en el mismo planeta… ahora, él estaba en el cielo…
Quería acompañarlo…
Realizar un último viaje… solo cerrar los ojos y al despertar se encontraría nuevamente protegido y cobijado entre los brazos de Santiago… eso sonaba muy bien…
. ¿Mati?
Clara le extendía un vaso de leche con la cara llena de súplica y preocupación. A él le gustaba la leche… pero en ese momento no podía pensar en tragar nada… tenía el cuerpo reseco de tanto llorar…reseco, marchito, vacío, frío y oscuro… no podía beber
-. Mati, por Dios… Estoy muriendo de angustia.
Clara llorosa y enferma de preocupación se acercaba a él nuevamente. Llevaba tantas horas encerrado en sí mismo, sufriendo lo indecible
-. Dime que te sucede, hijo por el amor de Dios…
Los ojos de Clara estaban rojos… ¿también había llorado?… ¿por él?… ¿sufría porque él sufría? Clara era lo único que le quedaba en el mundo ahora y tampoco era seguro que siguieran juntos. Max seguía bajo el dominio de Adamir y Santiago… lo había dejado. ¿Qué haría Clara al saber que Santiago no vendría a buscarlo?
-. Santiago no va a venir
Lo dijo muy bajito… casi con miedo y sin mirarla
Ella contuvo el aire un momento… alegre de escucharlo volver a reaccionar pero sorprendida
-. ¿qué dices… Cómo lo sabes?
Clara lo presentía. Demasiados días esperando y sin tener ninguna noticia… además, las veces en que hablaron no parecía como si se fueran a encontrar pronto y las preparaciones que su hermano había hecho para Matías, en el banco y en general, no lo incluían a él… Santiago posiblemente seguiría en ese lugar dando rienda suelta a su locura… pero… ¿cómo sabía eso el chico?
Fue un largo silencio mientras Matías se preparaba para decirlo… quería hacerlo pero las palabras se negaban a salir de sus labios… se atoraban en su garganta, raspando… hiriendo… necesitaba fuerzas para expresarlas y no tenía…
-. Santiago esta muerto – exhaló de una sola vez, como un robot.
Clara quedó en silencio…
-. Matías!!! ¿De dónde sacas eso?.. no es.. no puede… Mati! Cómo??..
-. Lo sé, Clara.
-. ¿Cómo lo sabes?
La mujer se movió inquieta, lo miraba asustada exigiendo una respuesta.
Matías se distrajo un instante pensando nuevamente en qué tipo de relación tenían Clara y Santiago. Ella se veía muy afectada.
-. El chico que botó mi helado… Es mi amigo, de la isla. El vio a Santiago cuando murió y vino a decírmelo.
Clara demoró unos segundos en procesar y entender la explicación que le daba
– El chico de la heladería?.. pero..
-. Es uno de los chicos de la isla. Tenía guardias y estaba vigilado pero se las arregló para decírmelo.
-. No entiendo Matías ¿Qué hacía en la heladería?
-. Me vino a buscar para contarme
-. ¿Contarte qué?! ¿Qué te dijo exactamente?
Clara estaba encima de él… esperando. Matías luchaba tratando de emitir las palabras… pronunciarlas en voz alta… volver el hecho una realidad…
-. Santiago se… él se… suicidó.
El rostro de Clara se fue deformando lentamente frente a los ojos de Mati
-. ¿Suicidio?… – respiraba muy rápido – suicidio… – se dejó caer pesadamente sobre la cama – si… es probable que así fuera… Santiago nunca fue… él tenía problemas desde muy chico… yo…
-. ¿Desde chico? ¿Conocías a Santiago desde niño?
Clara pensó en lo que Santiago le había pedido. No debía revelarle a Matías la relación entre ellos pero ahora todo carecía de valor… las promesas que le había hecho a su hermano ya no eran válidas. Ahora la tranquilidad de Matías era más importante.
-. Santiago era mi hermano – pronunció Clara con los ojos llenos de dolor…- era mi hermano pequeño… – su boca hacía un gesto extraño al llorar con tanta tristeza
Matías permaneció en silencio un momento mientras digería la noticia…
-. Tu hermano?… ¿Por qué no me lo dijeron antes?
-. Me pidió que no lo hiciera. Él quería… protegerte
-. ¿De qué?.. ¿Cómo me protegía ocultándome eso?
Clara observó el rostro de profundo dolor de Mati, su aspecto enfermizo, pálido y casi espectral… era su responsabilidad protegerlo y amarlo, tal como había querido su hermano.
-. Santiago te quería mucho pero él no era una buena persona y tú sabes eso. Creo que quiso alejarte de él para que tú fueras feliz y él no pudiera dañarte. Quería borrar todo lo relacionado con él para ti.
Escuchar esas palabras de Clara provocaron un fuerte impacto en Matías. ¿Por qué todos le decían lo mismo?!!! Es que nadie entendía???
-. YO ERA FELIZ CON EL!!! NO VUELVAS A DECIR ESO!!!
Matías se había transformado y parecía un loco dispuesto a golpearla. Se alzó sobre la cama en actitud amenazante
-. YO QUERIA ESTAR CON ÉL.. NUNCA DEBI DEJARLO!!! YO ERA FELIZ!!! YO ERA FELIZ!!!
-. Mati…
-. Santiago me amó como nadie… me cuido y me protegió, Clara. Él fue bueno conmigo… yo solo deseaba ser merecedor de su cariño, que me quisiera tanto como yo… él cambió… a mi no me hizo daño… yo amaba todo lo que me hacía… lo amaba… todo… todo… me abrazaba con amor y yo me sentía seguro… muy seguro…
Su voz se fue apagando dando paso al llanto descontrolado
-. Lo siento hijo… yo no sabía… – había verdadera sorpresa en la voz de Clara.
– Él me enseñó a quererme… yo no era nada antes de conocerlo
Con cautela, Clara se acercó a Mati para abrazarlo y compartir su pena. Matías se dejó rodear por los brazos de la mujer y descansó su cansada cabeza sobre el hombro de ella. La impresionaba la fuerza con que Matías defendía a Santiago y la confesión de amar incluso el daño que Santiago le había causado. Matías tenía sorpresas que ella aun no conocía.
-. Me dejó solo… debió llevarme con él…
Clara lo apretó, estrechándolo contra ella.
-. No digas eso, Mati… Santiago te regaló la vida y la libertad. Te dejó los medios para que puedas vivir tranquilo… no pienses en eso… creo que mi hermano te amaba mucho y quería lo mejor para ti
-. Pero yo no sé qué hacer… yo lo estaba esperando…
-. Los dos lo estábamos esperando, Mati…
Lloraron juntos la pérdida de Santiago.
Matías aturdido por el dolor de ver partir a la única persona que lo había querido de verdad, que se había preocupado de él… había sido su protector, su compañero, su amo, su todo.
Clara se despedía dolorosamente de todas las esperanzas que tenía en poder rehacer su relación de familia con su hermano y ayudarlo como no pudo hacerlo cuando era más joven…
Santiago estaba muerto para ellos.
Horas después, ambos se habían calmado. El recién estrenado instinto maternal de Clara la había llevado a la cocina para preparar algo de comer. La vida seguía para ellos y Mati estaba muy débil. Era su deber velar por el bienestar del chico. Sentados frente a la cena, vigilaba atentamente cada trozo de comida que entraba a la boca de Mati
-. Tenemos que irnos – dijo él de pronto como si recordara algo
-. ¿De qué estás hablando?
-. La gente de la isla… vendrán por mi
-. No cariño. Nadie vendrá por ti.
-. Max sabe que estoy aquí. El dijo que tenía que estar en un lugar seguro. Fue una advertencia.
-. Pero es tu amigo, no?- la conversación la estaba poniendo nerviosa – él no te va a delatar
La mirada de Mati le explicó todo a Clara
-. Tú no sabes de lo que ellos son capaces…
Clara se tensó. Podía imaginarlo
-. Crees que pueden obligarlo a decirles? – preguntó temblorosa
-. Adamir es capaz de cualquier cosa
-. Entonces nos mudaremos – respondió de prisa.
Matías asintió. Prefería la muerte antes de volver a la isla con Adamir. A decir verdad, prefería la muerte a cualquier cosa. En la muerte se encontraría con Santiago y la culpa dejaría de doler.
-. Puedo irme yo solo. No tienes que cambiar tu vida por mi.
-. Matías!! – gritó ella alterada como si la hubieran abofeteado.
El dulce chico le había robado el corazón y había transformado completamente su vida. Hasta antes de su llegada, su existencia pasaba monótona y gris, un día tras otro, sin ninguna variación. Mati la había vestido de colores y emociones, de esperanzas y futuro. Nada la ataba a Villa Canela pero sus sentimientos la ataban a él. Era su hijo, la familia que nunca tendría. Santiago se lo había regalado. Tenían que estar juntos.
-. Ni se te ocurra pensarlo.
Matías bajó la vista…
-. Mañana mismo comenzaremos a prepararnos – dijo ella decidida – nos iremos en unos días.
No tenía grandes cosas. La casa era suya pero no era de gran valor. Vendería todo… o lo dejaría… Tenían el dinero de Santiago. Necesitaban un vehículo, Nada más. Ahora eran inseparables. Como madre e hijo.
-. No le digas a nadie donde iremos – pidió Clara
Matías asintió
-. Termina tu cena. Necesitaras fuerzas para el viaje.
Comieron el resto en silencio
-. ¿Dónde quieres vivir?- pregunto Clara
Elegir un lugar para vivir debería ser una tarea entretenida… sobre todo para Matías que jamás había tenido posibilidades de elegir nada en su vida
-. Me da igual – respondió alicaído alzando los hombros
Clara entendió. Le tocaría a ella decidir. Tenía que elegir cuidadosamente. Un lugar donde la mano del amo de la isla jamás alcanzara a Matías… ¿perderse en el anonimato de la gran ciudad o escabullirse hacia un pueblo pequeño y distante? Debía tomar en cuenta que Mati tendría que ir a la escuela, compartir con más personas… tenía los documentos falsos que Matías trajo a su llegada
-. Lamento causarte tantos problemas
Los ojos de Mati se habían vuelto a llenar de lágrimas. Clara lo abrazó.
-. Somos una familia ahora, Matías. Santiago ya no está pero nos tenemos los dos. Yo voy a ser como tu mamá.
-. ¿No vas a dejarme?
-. No. Nunca – en la mente de ambos resonó la misma promesa hecha por Santiago – voy a quedarme contigo.
-. ¿Me hablarás de Santiago después?
-. ¿Qué quieres saber?
-. Todo.. dime como era cuando niño, que hacía en el colegio… quiero que me cuentes todo lo que sabes sobre él.
Clara recordó la triste infancia de Santiago, los castigos y la incomprensión de sus padres, la soledad en el colegio, los dedos que lo señalaban como culpable y el dolor que ella sentía por no haberlo sabido ayudar. No iba a contarle nada de eso al niño. Ya había sufrido demasiado para su corta edad
-. Claro que sí. Te contare todo lo que hacíamos
Inventaría recuerdos nuevos si era necesario para mantener a Mati en paz.
-. ¿Podemos vivir cerca del mar? – preguntó Mati bajito y con mucha pena
El mar?… claro. Entendió. El mar que guardaba el cuerpo sin vida de su hermano…
-. Si. Buscaremos un lugar cerca del mar si eso quieres.
Matías estaba agradecido pero no podía demostrárselo ahora. La pena lo abrumaba… Después, le haría saber lo mucho que le agradecía estar con él… Clara… la hermana de Santiago… la que pudo ser su cuñada y que ahora le decía que sería como su mamá.
Levantó el tenedor con comida hasta su boca y se forzó a abrirla y masticar. Ella tenía razón. Necesitaba estar fuerte para viajar y comenzar todo de cero. Tenía otra oportunidad de empezar su vida. ¿Esto era lo que Santiago había querido para él? ¿Por esto se había sacrificado? La emoción lo obligó a mantener la comida dando vueltas en su boca sin poder tragarla… Santiago le había regalado una nueva vida… Mati habría preferido la antigua… o cualquier vida en la que estuvieran juntos.
Tres días después, todo estaba listo.
El profesor, amigo de Clara, les vendió su auto rápidamente y sin trámites. El hombre cambiaba vehículo cada año.
-. ¿Vas a viajar? – preguntó él cuando les fue a dejar el vehículo en la tarde del segundo día. Seguía interesado en Clara.
-. No – respondió Clara evasiva – es para movernos en la Villa- Revisó los documentos. Todo estaba en orden. Nunca había tenido un vehículo pero había sido previsora y sabía conducir.
El profesor se retiró y Clara guardó el vehículo en el patio interior, cerca de la puerta de la cocina y lejos de miradas indiscretas Esperaron a que fuera medianoche antes de mover cajas y maletas, sigilosamente.
-. ¿Estás listo? – preguntó ella de pie en el centro de la sala recorriendo su casa por última vez
-. Si. Vamos
Apagó la luz por última vez. Quedaban muchas cosas en la casa pero ninguna era más importante que la seguridad de Matías. Solo cerrarían la puerta sin saber si alguna vez podrían volver.
-. Clara ¿llevas fotos de Santiago? – preguntó Mati de pie frente a la puerta del vehículo
-. Llevo mi álbum familiar
No era necesario decirle que había muy pocas fotos de Santiago. Siempre estaba castigado, enojado o de mal humor cuando la familia se tomaba fotos y además evitaba estar cerca de su padre
-. ¿Ya sabes donde viviremos? – preguntó él
Abandonaban Villa Canela en el más celoso misterio. Clara dejaba su trabajo por medio de una carta sin ningún dato que revelara su nuevo paradero… “Me voy porque no soy feliz aquí y deseo dedicar mi vida a cuidar mi sobrino en otro lugar con mayor futuro”. Era todo lo que había escrito y tendría que bastar para que nadie los buscara.
-. Si. Un pueblo de la costa. Te va a gustar. Queda bastante lejos de aquí. Nos tomará muchas horas de viaje.
-. No importa. No tenemos nada más que hacer…– respondió Mati con un gesto lastimero
Clara le apretó suavemente la mano
-. Duerme si quieres.
-. No
Matías no quería dormir aunque estaba cansado. Cada vez que cerraba los ojos veía a Santiago caer del acantilado…
El vehículo avanzó por las calles casi vacías. Atrás quedó el pueblo, los amigos que Mati había empezado a hacer en la escuela, el recuerdo de la visita de Max y el sabor amargo de los helados de frutilla…
Atrás quedaban las ilusiones que se había hecho de una vida feliz con Santiago…
MAXIMILIAN
Habían pasado dos días durante los cuales Max pensaba que su vida había entrado en una dimensión paralela, desconocida y… desconcertantemente buena.
Adamir ya no era Adamir.
No había como explicarlo de otra manera.
Seguía siendo la misma persona por fuera, pero… No. Eso tampoco era correcto. Adamir había cambiado incluso su lenguaje corporal. Las células que lo conformaban podían ser las mismas pero se comportaban de otra manera. Había suavizado su persona, su forma de hablarle, de moverse y hasta de comer cuando estaban lado a lado en la mesa y le sonreía… lo había alimentado con su propio tenedor y después lo había acariciado…
Adamir no era Adamir
Su rostro no lucía atemorizante como antes… de hecho lucía peligrosamente atrayente…
Era el mismo pero diferente.
Adamir parecía haberse quitado varios años de encima, andaba alegre, entusiasmado, jovial, nada lo enojaba. Y no se apartaba de él ni un momento.
A Max ya no le cabía ninguna duda sobre lo que Sergio y Nazir habían dicho. Adamir estaba entusiasmado con él. Eso era un hecho indudable. Seguía siendo su amo y teniendo en sus manos el control de su vida… lo dominaba, pero nada era igual.
El día que Sergio y él volvieron de Villa Canela, Max estaba triste más allá de lo que podía disimular. Sergio había intentado distraerlo pero Max cerró los ojos pretextando cansancio. Su pena tenía raíces profundas. Le había mentido a Mati y la carita de pena de su amigo y su estado de debilidad lo perseguían en su mente. Le había hecho creer que Santiago estaba muerto. No se arrepentía de ello, pero compartía la pena que le había causado. Era muy bueno que tuviera a esa mujer que se encargaba de él.
Al llegar a la casa, Max se vio obligado a cambiar su estado de ánimo. Lo peor que podría sucederle era que Adamir se diera cuenta de que estaba diferente y comenzara a indagar. Así es que levantó la barbilla y sonrió. Ayudó a Sergio en la cocina y cuando los hermanos llegaron a comer, todo se desarrolló con normalidad.
Casi.
Adamir lo había besado al entrar, abrazándolo posesivamente, corriendo las manos por su cuerpo sin importarle la presencia de Sergio y Nazir. Luego le había preguntado cómo había estado su día hasta ahora… Max no supo que responder.
-. Fuimos de compras a un pueblito cercano. Trajimos frutillas frescas
Sergio respondió por ambos
Adamir siguió preguntando que le había gustado o no a Max del viaje sin importarle que hubieran ido a un lugar que no había autorizado. Max respondía con monosílabos… sorprendido. No sabía hablar de sí mismo ni compartir. Era muy raro.
Ante la relajada actitud de Adamir, Sergio sintió que podía dar otro paso con Max
-. Adamir, ¿Puedo llevar a Max al Centro Comercial en la tarde? Mi ropa le queda bien pero me gustaría regalarle…
-. No
Corto. Fuerte y claro
-. Pero…
Sergio iba a protestar pero la mano de Nazir apretando la suya lo hizo mantener la boca cerrada
-. Dime dónde tenemos que ir – dijo Adamir sin apartar su mirada de Max
Sergio se atragantó de la sorpresa, Nazir sonrió para sí mismo.
-. ¿Vas a llevarlo tú?!!
Adamir rió ante el asombro de Sergio y la mirada extrañada de Max
-. Si quieres nos acompañas…
-. Con gusto… – replicó Sergio, alegre– Si es que no molesto… Es que yo sé donde esta todo y que le queda bien a Max y…
-. Ya entendí. Acompáñanos, por favor
Al terminar el almuerzo, Adamir tomó la mano de Max y, en silencio, lo guió hasta la habitación y lo sentó en uno de los antiguos sillones de brocato
-. Voy a llevarte de compras
Adamir se mantuvo de pie inclinado hacia él, con ambas manos apoyadas en el sillón, como si estuviera apresándolo… estudiándolo. Había decidido que le gustaba como se veía Max con ropas atractivas que realzaban sus atributos naturales. Sergio había hecho un gran trabajo al mostrarle como lucía Max de bien. Ahora deseaba comprarle cosas, ropa, arreglarlo para que se viera perfecto. Quería disfrutar de Max en toda su hermosura.
-. ¿Quieres ir?
-. Si…
Max respondió muy despacio… sin estar seguro de si debía agregar la palabra “amo” a la frase… o si le estaba permitido opinar sobre lo que deseaba… o si estaba siendo puesto a prueba… estaba nervioso… hasta que…¿Qué estaba haciendo?.. ¿no tenía acaso la seguridad de que Adamir estaba interesado en él?? ¿Por qué dudaba?… Tenía un plan, no? En la jugada más arriesgada de su vida, Max tragó saliva, respiró agitado y se alzó levemente en el asiento para alcanzar la boca de Adamir en un beso suave
-. Si, gracias. Sí quiero ir – dijo volviendo a sentarse con el corazón latiendo en su garganta y el miedo recorriéndolo por lo que había hecho
Adamir fue sorprendido una vez más… Lo miraba fijamente…
Su rostro de asombro lentamente fue dando paso a una sonrisa satisfecha… brillo en los ojos incluido. No podía creer cuanto le había gustado lo que Max había hecho…
Max… su impredeciblemente hermoso esclavo lo había vuelto a besar por iniciativa propia. Era excitante que lo sorprendiera… era fantástico.
Tomó aire antes de volver a hablar
-. Vamos a buscarte ropa nueva y bonita
Salieron los tres en compañía de varios guardias. Adamir habló en privado con ellos antes de dejar la casa, recalcando las instrucciones de siempre: mantener a Max vigilado en todo momento.
Max estaba encantado. Había relegado la pena de lo sucedido con Mati a un rincón de su cerebro para recordarla más tarde, cuando estuviera solo. Por ahora, ir a un centro comercial era una aventura mayor, sobre todo porque iba con Sergio que sabía de todo y era divertido y Adamir estaba de buen humor. Se daba perfecta cuenta de que había guardias acompañándolos pero… tal vez habría mucha gente en el centro comercial, muchas tiendas y puertas y maneras de perderse… suspiró ruidosamente, soñando y atrayendo la mirada de Sergio y Adamir
-. ¿Por qué suspiras tanto? – preguntó Adamir acercándose a él y olisqueando su pelo y cuello. Max sintió cosquillas y se estremeció
-. No sé… hace mucho tiempo que no voy a ninguna parte… – era una frase arriesgada que contenía un reproche.
Adamir tomó nota de ello. Lentamente, sin dejar el cuello de Max, le tomó la mandíbula y lo giró hacia él
-. Vas a estar a mi lado todo el tiempo, Max – Su voz sonaba a amenaza y Max lo entendió.
Si. Adamir estaba feliz pero no era estúpido.
-. Si, amo – respondió Max, maquinalmente
Sergio observaba atentamente. Tomaba notas en su mente de lo que sucedía entre su cuñado y Max. Le llamaba la atención la forma en que Adamir sometía y dominaba a Max con solo unas palabras o gestos. No era como lo que sucedía entre él y Nazir. Aquí alcanzaba a ver una oscura agresividad y toques de violencia que no existían en su relación con Nazir.
Era el mejor centro comercial de la ciudad; las mejores tiendas de marca nacional e internacional. El lugar al cual Sergio acudía a comprar su ropa y arreglar su cabello. Un lugar de impactante elegancia que impresionó a Max. Este lugar no tenía comparación con los centros comerciales que él había conocido en donde vivía antes.
Avanzaban los tres juntos por los amplios pasillos, entre fuentes de agua, restaurants y tiendas exclusivas. Adamir mantenía la mano de Max firmemente entrelazada con la suya, ya fuera para no perderlo de vista o porque simplemente le gustaba hacerlo, ajeno por completo a la opinión que eso podía despertar en los clientes del centro comercial. Los guardias se habían repartido estratégicamente delante, a los lados y detrás de ellos. La gente se daba vueltas a mirarlo. Los tres hombres formaban un grupo llamativo, sobre todo Adamir con su porte, su largo cabello y su forma de caminar.
-. Aquí! Esta tienda tiene los mejores pantalones
Sergio detuvo al grupo y entraron. Comenzaba la tarea de escoger ropa para Max.
SANTIAGO
Mati le sonreía y rodaban juntos sobre el pasto entre abrazos y besos. Matías olía deliciosamente, a verano, a juventud y a amor. El sol hacía brillar su pelo oscuro pero le molestaba en sus ojos verdes. Entonces Mati se protegía los ojos con su mano en la frente y dejaba de reír para mirarlo enojado y triste a la vez
-. ¿Por qué me abandonaste? – le gritaba
El pasto y el paisaje desaparecieron y Santiago se encontraba sumergido en aguas frías y oscuras… se hundía más y más… trataba de detenerse pero no podía… algo lo succionaba y hacía que su cuerpo doliera mucho… quería subir a ver a Mati una vez más y quitarle el enojo pero era imposible… su cuerpo se partía en pedazos, reventaba…
Santiago abrió la boca para gritar pero algo le obstruía la garganta… se agitó y comenzó a moverse furiosamente… el dolor lo traspasó, asustándolo. Sus manos y piernas estaban sujetos y protegidos, un tubo pasaba por su garganta…
Santiago abrió los ojos bruscamente al sentir que alguien lo sujetaba gentilmente.
-. No se mueva, por favor
No supo de quién era ese rostro borroso ni esa voz… tampoco podía decir donde estaba… todo era blanco y nublado… el infierno no podía ser blanco…
-. Doctor! Despertó el paciente – dijo emocionada la mujer de uniforme que lo sujetaba
MAXIMILIAN
Max jamás pensó que comprar fuera tan agotador. Tres horas después, lo único que deseaba era sentarse a descansar y no volver a probarse nada más ese día. Adamir había inspeccionado cada prenda de ropa. Su opinión había sido la única válida y aunque había elegido lo mejor, Max estaba molesto porque no le había preguntado. Sergio si pudo opinar y en general los dos estaban de acuerdo. Pero era él quien iba a usar la ropa y su opinión no había importado.
-. Al Salón de belleza – dijo Sergio haciendo un movimiento con la mano. Max no pudo reprimir un gesto de cansancio. La mano de Adamir tiró de la suya junto a una severa mirada. Max se enderezó y camino de prisa.
Joao solo atendía clientes de su pequeña lista pero a petición de su amigo Sergio hizo una excepción con Max… por la cual indicó un precio exorbitante. Adamir movió la mano indicando que aprobaba el precio y que Joao podía comenzar. El hombre se deshizo en amabilidades y, muy pronto, Max estuvo en una silla alta, rodeado de varios chicos que atendían sus manos, sus pies, su pelo y su rostro.
-. Voy a comprar algo y a buscar un café. ¿Vienes conmigo? – sugirió Sergio a Adamir – esto tiene para largo y Joao sabe bien qué hacer. Es el mejor.
-. Ve tú – respondió Adamir sin ser descortés pero no estaba dispuesto a perderse ni un segundo de la visión que tenía por delante. Lo enojaba y lo excitaba la visión del pie desnudo de Max sostenido por otro hombre mientras lo atendía… las manos de Max se veían hermosas sobresaliendo de la capa que lo envolvía mientras Joao en persona trataba su cabello; las máscaras y cremas sobre el rostro de Max lo hicieron reír. Adamir tuvo paciencia para esperar y observar todo el proceso. Era nuevo para él y le encantaba porque era para Max. A medida que pasaban el rato, Adamir fue deseando con más ganas que terminara pronto… no porque estuviera aburrido sino porque no hallaba la hora de ser él quien sostuviera esos pies en sus manos… le besaría los pies… chuparía y lamería cada uno de esos dedos hasta que Max le suplicara que se detuviera, sostendría unidas esas manos delicadas y perfectamente arregladas cuando pasara una esposa por las muñecas para que las mantuviera inmóviles… le alborotaría el pelo brillante y oloroso al desnudarlo y poseerlo… le besaría las mejillas húmedas y suaves… oh si. Quería que Joao y su tropa terminaran pronto para poder poner él las manos encima de Max.
-. Siempre lo supe…- dijo Adamir al aire, sin percatarse de que Sergio había vuelto y lo escuchaba
-. ¿Qué supiste siempre? – preguntó Sergio, curioso
Adamir se sorprendió al escucharlo pero respondió con entusiasmo, indicando a Max
-. Míralo… ¿ves lo hermosos que es?… Max no solo es hermosura. Es mucho más que eso… yo siempre supe que Max tenía todo lo necesario para ser el mejor esclavo que ha pasado por mis manos.
😱😱😱😱😱
Capitulazo!! Gracias!!! 😍 Naniiiii I miss youuu!! 😳 Pensaba que te había pasado algo 😓
Pufff Qué penita me da Mati! 😭 Espero que Santiago pueda encontrarlo pronto!
Me encanta el cambio de Adamir y Max!
Está on fire la historia, bueno pienso lo mismo en cada capítulo! 😝
Hola Rous!! Muchas gracias. I miss sharing my stories… Lo que me pasó fue que la vida se me interpuso en el camino y tuvimos una pequeña batalla pero ya todo está bien.
Mati… Si fuera un chico normal con una vida normal tendría mas intereses y personas cerca de él.. pero es Mati y su vida ha sido una maldita miseria.. dentro de todo lo terrible, Santiago fue bueno con él, al punto de regalarle la libertad. Esta desconsolado y rondando la estupida idea del suicidio… por suerte Clara esta cerca y atenta.
Adamir… enamorado como idiota pero actuando de manera inteligente… no por nada ha sido el puto amo durante casi toda su vida. Max no sabe que terreno pisa. Tiene un plan: escapar, pero todo se va a la mier… cuando Adamir lo excita y juega con él. Ya veremos que pasa ahí.
Continúo escribiendo. A veces demoro pero jamas la voy a abandonar. Promesa solemne.
Abrazos. Nani.
Me alegro que esté todo bien entonces!! 😘😘
Es que nos tienes enganchad@s con tus historias 😍, y merece la pena la espera la verdad! Capitulazos!!
Gracias Nani por a acordarte de max Matías ya estaba agonizante de tanto esperar esta hermosa novela la verdad me da mucha pena lo que pasa con mati y max esta que se la juega adamir no es ningún idiota sabe que movimiento va a dar el que va a terminar completamente enamorado es max estoy segura
Y en esta historia va mi vida, creí que la habían olvidado y sufrí, por suerte no es así y me ha encantado. Me gusta que aunque esté feliz, Adamir no se vuelve estúpido, la verdad el personaje me cae bien a pesar de que es un maldito proxeneta.
Por otro lado, creo que Mati puede ser feliz y espero lo logre.
Gracias por tu trabajo 😀
Hola Mactans! Olvidarla jamás. Me demoro por problemas de vida pero siempre sigo. Adamir está enamorado y enloquecido.. como si recién estuviera «descubriendo» a Max.. pero no puede dejar de ser quien es. A mi también me gusta que sea así; un cambio brusco de su personalidad (más de lo que ha cambiado) sería poco creíble y lo dejaría mal parado… no quiero eso para él. Adamir es, como bien dices, un maldito proxeneta, pero con clase y estilo.. jajajajaaaa
Mati… ay Mati.. si supieras como sufro con él. Yo también espero que logre salir adelante bajo el cuidado de Clara que lo quiere para bien.
Muchas gracias a ti!!! Sigo escribiendo. saludos cariñosos. Nani.
_¿Por qué suspiras tanto?_me encantó! <3 también me pregunto lo mismo a mi cada que terminó un capítulo; escucho mi propio palpitar y cada que leo un diálogo tengo que gritar como fangirl jaja 😀 aunque por el horario nocturno tengo que contenerme (-m-), nuevas experiencias para Max, un "nuevo" Adamir, escapar, Mentiras a Mati, nuevo look,escapar, Santiago \(TuT)/, Clara de cunada a madre, escapar….escapa Max! , Esto se tiene que descontrolaaaar.
Saludos y bienvenida Nani, te extrañe.
PD. Recordé una duda existencial 😀 en la historia siempre la has llamado frutilla, suena lindo, en mi país se conoce como fresa en Chile solo le dicen frutilla o hay más formas.
Hola!! Gracias por todo el hermoso fangirleo, me encantóoooooo!!!! <3
Que pena que tengas que contenerte cuando lo fantástico es gritar de emoción, pero cuando no se pude.. nada que hacer 🙁
Max y Adamir… no sé cual de los dos está peor.. Max queriendo escapar pero fascinandose con la seducción de Adamir y el puto amo actuando como hombre enamorado.. me da rabia que nunca pierda el control, enamorado y todo sigue teniendo mano de hierro… pero ya caerá… en todo caso igual es lindo verlo babeando por Max, me encanta cuando lo veo asi en mi mente.. si, los veo, te lo juro.
Tu duda existencial: en Chile se las conoce por frutillas, si hablas de fresas creo que la mayoría de los Chilenos entiende de qué estas hablando pero no las llamamos así en ninguna parte de Chile. Es un detalle que se me escapo.. uno más de muchos; los Chilenos en general hablamos MUY MAL el idioma español, realmente pésimo… asi es que en mis historias trato de evitarlo y generalizar evitando "chilenismos".. y créeme que es difícil porque en mi mente estoy acostumbrada a hablar chileno. Lo intento pero por supuesto se me escapan frases, palabras y expresiones.
Sigo escribiendo la historia de los chicos y sus amos… Gracias!. Un abrazo cariñoso. Nani.
Naniiiiiiiiiiiii!!! Cómo haces par plasmar tantas emociones? Pero sobre todo, cómo haces para realmente transmitirlas??? Es casi increíble leer los comentarios y darse cuenta que en verdad nos envuelves y nos haces sentir con lo que escribes! Gracias por compartir con tod@s nosotr@s y de forma totalmente desinteresada, a parte de todo! jijiji
Creo que amo a Mati, y deveritas deveritas quiero que sea feliz con o sin un amo… Aunque luego de leer sobre Santiago… OMG!
No me gusta Adamir y no quiero que Max esté con él. …MAAAAAAAAX, ESCAPA YA!!! >_<
Hola!! Muchas gracias por tu opinión tan bonita.. no sé lo que hago.. solo escribo lo que veo en mi pantalla. Me alegra muchísimo ser capaz de transmitir los sentimientos de los personajes y de provocar emoción en quienes leen sus vidas. El honor de ser leída es todo mío.. en serio. Sin lectores no tendría sentido alguno escribir.. Soy una eterna agradecida por eso.
Yo también amo a Mati; es mi personaje favorito en esta historia y también quiero que sea feliz. No sé que va a pasar con Santiago aun… tendremos que esperar para ver.
Max… bueno.. ganas de correr tiene. No te olvides que tiene un plan en su hermosa cabecita.. aunque a veces se le olvida y se confunde.. jajajajajaa.. pobre Max… cae redondido cuando Adamir quiere jugar con él.
Mil gracias. Besotes grandes y cariñosos. Nani
Hola Nani la verdad si estaba desesperada por leer gracias fue genial.
Mati decide ir a vivir cerca del mar espero que como dicen y la sangre llame que a clara se le aya ocurrido ir a vivir en el mismo pueblo de la costa donde esta Santiago y adamir oh! Dios su mente tan brillante no es tonto pero poco a poco cae más ante max
😆😆😘Estoy esperando con muchas ansias el próximo capítulo 😘😘😆 gracias
Hola Idalia!! Trataré de no volver a demorar tanto nunca más. Yo entiendo lo que es esperar impacientemente. Mis disculpas.
Clara esta pensando en el bienestar de Matías; el chico se ha vuelto muy importante para ella y desea protegerlo a toda costa. En los próximos caps sabremos más del lugar donde están viviendo ahora. Adamir.. cierto. muy cierto. No tiene un pelo de tonto.. pero has escuchado decir o te ha tocado ver personas muy inteligentes que se enamoran y se vuelven ciegos?.. la persona amada pasa a ocupar todo su mundo y horizonte.. parece como si se hubieran vuelto idiotas… Aun no hemos visto hasta donde puede llegar Adamir… cada día se acerca un poquito más. A mi, honestamente, me preocupa lo que hará cuando se de cuenta de que está enamorado de Max y su corazón «depende» de él. No sé como va a reaccionar. Ojalá no enloquezca.
Gracias!! Saludos cariñosos. Nani.