CAPITULO 77
SANTIAGO
Santiago fue dado de alta unos días más tarde. Sus heridas estaban sanas en general, pero no era el mismo de antes; le costaba trabajo caminar, tenía tornillos sujetando su rodilla y cojeaba; varias cicatrices cruzaban su piel, especialmente su mejilla. Requería de kinesiología para terminar de recuperarse. Sin embargo, estaba desarrollando casi una obsesión: Santiago se miraba las manos cada vez que el desánimo amenazaba con ganarle; sus manos estaban sanas y tenía como meta, aprender a trabajar con ellas.
Nazir lo llevó a los astilleros tal cual había ofrecido y le presentó a un supervisor, hombre de su confianza.
-. Él va a enseñarte lo que necesitas aprender
Durante la siguiente semana Santiago observó atentamente todo lo que el experimentado hombre le explicaba, sabía que estaba siendo vigilado pero no le importaba; no tenía ya nada que ocultar. Por ahora no hacía más que seguirlo y aprender; tenía que entender la lógica del proceso partiendo de cero. Quería usar sus manos pero aún era demasiado pronto, se cansaba con facilidad, su cuerpo necesitaba reposo. Al terminar su horario de trabajo, asistía a la terapia de ejercicios. En cierto modo era una bendición que la llegada de la noche lo encontrara muerto de cansancio. Se olvidaba de comer y se dormía de inmediato sin tiempo para pensar. El día siguiente era una repetición del anterior.
El lugar que Nazir le había facilitado para vivir era un piso pequeño cerca del muelle donde vivían muchos empleados. Comía en el casino junto a todos ellos. El cambio con su vida anterior era inmenso pero Santiago no se quejaba ni se rebelaba. Aceptaba lo que fuera porque esta era una nueva vida… Ponía atención a las explicaciones del supervisor ya que Nazir le había prometido que en cuanto aprendiera bien cómo funcionaba una sección lo pondría a trabajar y luego que adquiriera experiencia, lo enviaría fuera del país. Esa era la única meta que Santiago tenía en su vida. Cualquier otro pensamiento que acudiera a su mente era descartado de inmediato. Aprender, trabajar, partir lejos. Para todo el resto funcionaba de manera automática.
Nazir lo mantenía en su radar todo el tiempo, directa o indirectamente. Estaba pendiente de los movimientos de Santiago, que hacía o con quien hablaba. Hasta ahora, no había ninguna señal de que Santiago quisiera algo diferente a lo que tenía
-. ¿Cómo vas? – pregunto Nazir cuando acudió a verlo
– Ya estoy entendiendo como funciona esto
-. Bien. Sigue así y ya pronto podrás quedarte a cargo de un turno
Santiago asintió. Se veía serio e interesado en aprender. El resto de su vida era plana
“¿Qué habrá pasado con el chico fugitivo?”
Nazir pensaba en eso y se preguntaba mientras viajaba de vuelta a su hogar. Había salido temprano de la oficina para visitar a su madre; había sido internada esa tarde con una violenta recaída. Luego de verla y acompañar a su padre unas horas, Nazir se quedó sin ganas de volver a la oficina. No sabían cuánto tiempo más podría resistir ella. Todo era dolor y pesimismo. Sergio y su hogar le parecieron el único lugar donde quería estar en ese momento. Los empleados le informaron que Sergio estaba en la casa pero no lo encontró ni en la sala, cocina, jardín o dormitorio… Comenzó a preocuparse y marcó su número en el teléfono. El sonido se escuchó retumbar cerca de él… en uno de los cuartos de visita.
Nazir entró al dormitorio que había ocupado su hermano y Max mientras estuvieron de visita.
-. ¿Qué haces aquí?
El cuarto estaba en penumbras. Sergio sentado de espaldas a él, con los hombros caídos y la mirada perdida. Se movió inquieto al escucharlo entrar
-. Nada. Estaba… revisando
Nazir podía reconocer todos los estados de ánimo de Sergio con solo observarlo unos segundos. No le gustó la tristeza que percibió en él. Dejó de lado sus propias preocupaciones para asumir su papel de protector
-. ¿Qué sucede?
Ahora que estaba de frente le veía los ojos rojos y evidentes señales de llanto. Se preocupó de inmediato. Sergio era alegre y cariñoso; verlo llorar y decaído lo inquietaba.
-. Nada. No es importante
Sergio no lo esperaba en casa aún. Había sido sorprendido y no tenía preparada una excusa para sus lágrimas.
Nazir se acuclilló poniendo una mano sobre cada pierna de Sergio
-. Cualquier cosa que te haga llorar es importante. Dímelo
Esa voz controlada, exigiendo con dulzura y firmeza… Sergio sabía que era el amo pidiendo explicaciones. Tenía que hablar pero no quería. Iba a llorar de nuevo si lo hacía y además… ¿cómo le explicaba?
-. Estoy triste – partió por lo más simple y evidente
-. Si, ya me di cuenta y quiero saber que te entristece
Sergio respiro agitado. Pensar hacía que su garganta se cerrara y las ganas de llorar volvieran
-. Max se fue enojado – respondió de prisa
Nazir se tomó unos segundos para analizar lo que escuchaba antes de actuar. La explicación era en verdad extraña. Max?… esa era la razón por la que Sergio andado distraído y triste todos estos días… pero ¿qué importancia tenía Max?
-. Ya se le pasará. Es tan solo un adolescente
Nazir sintió el brusco cambio en Sergio; la respiración dura y los músculos tensos
-. Ese es el problema. Es un adolescente… casi un niño!!!
Sergio estaba alzando la voz y claramente estaba molesto. ¿Qué estaba pasando aquí? Algo más importante de lo pensado… Era muy raro ver a Sergio alterado y más extraño aún que le elevara su voz
-. Sergio ¿Cuál es el problema? – Preguntó Nazir de manera gentil y autoritaria, aun acuclillado frente a él.
Sergio se llevó de golpe la mano a la boca y luego a los ojos… un gesto que demostraba la intensidad de lo que sentía y que Nazir no entendía
-. El problema es justamente ese; Max es un adolescente… es dulce y bueno… y tu hermano lo retiene en contra de su voluntad!!! – la última frase fue expresada casi en un grito de reproche.
Todo se aclaró en segundos. Nazir se puso de pie y su rostro adquirió gravedad. Esto lo tomaba desprevenido y no le gustaba para nada.
-. Deja a Adamir fuera de nuestro hogar – advirtió Nazir
-. No puedo… él vino con Max a mi casa, trajo a un chico que está sufriendo y que me reprochó no ayudarlo – el enojo de Sergio desapareció momentáneamente y dio paso a una profunda tristeza – si lo hubieras visto… me recriminó por no haberlo ayudado a escapar… dijo que yo era tan malo como… como…
Nazir aguardó en silencio. El tema de la Isla no se conversaba en su casa. Alguna vez años atrás lo habían hablado muy por encima al comentar sobre Adamir pero no era algo que Nazir quisiera traer a su casa ni a su relación. Sabía con toda certeza que Sergio no estaba de acuerdo.
-. Yo quería ayudarlo, en serio quería, pero no pude porque… tu y Adamir…
-. No debes inmiscuirte. No es asunto tuyo
-. Ustedes lo volvieron mi asunto al traer a Max a mi casa!!! – volvió a subir la voz – yo le tomé mucho cariño… y él estaba dolido y enojado conmigo… estaba tan triste
-. Basta, Sergio. No vamos a discutir sobre Adamir y sus chicos
-. Lo que hace Adamir está mal!!!
Escuchar a Sergio gritarle dejó a Nazir momentáneamente en blanco. Jamás había imaginado discutir con él por este o ningún otro tema… Sergio era la prueba viviente de la docilidad… ¿Qué tan profundo había calado Max en Sergio?
-. Los negocios de mi hermano no…
-. Tú también tienes parte en ese negocio!!! – la mirada de Sergio sobre él era intensa y la voz muy dura– quiero que hagas algo por Max
Normalmente Sergio bajaba la vista y respondía sumisamente cuando Nazir lo miraba tal como lo hacía ahora… pero algo había cambiado y Sergio se atrevía a enfrentarlo… Nazir estaba analizando y pensando. Nunca Sergio le había gritado ni se había alterado por otra persona como estaba ahora… ni una sola vez le había pedido que interviniera en algo…
-. ¿Por qué? – Nazir preguntó recuperando la calma. Quería entender.
-. ¿Por qué??!! Oh Dios!!! Porque es casi un niño, porque lo secuestraron y no sé qué cosas malvadas le han hecho!!!… él estaba asustado… Max es inocente de todo esto!!! Yo no quiero que sufra más…- de pronto el enojo de Sergio perdió fuerzas y su rostro se lleno de llanto que le brotaba del alma – tenemos que hacer algo por él… por favor, amo. Es un buen chico… por favor, Nazir, te lo suplico.
Sergio se arrojó a los pies de Nazir en la mas sumisa de las actitudes, con sus brazos le rodeó las piernas mientras lloraba sin control descargando su pena. Nazir observaba la escena atónito… el llanto mojaba sus pantalones y Sergio estaba sufriendo. Se debatía entre el deseo de confortarlo y la molestia de lo que ocurría. La isla y Adamir… maldición!!! No quería más problemas por esa causa, menos deseaba ver sufrir a Sergio.
Pasados unos segundos, posó su mano sobre el hombro de su pareja y le dio un suave apretón
-. Deja de llorar
Su orden pareció surtir efecto. Sergio comenzó a calmarse.
-. Levántate
Con deliberada calma, Sergio obedeció, secándose los ojos y conteniendo los sollozos. Conservó la actitud sumisa.
-. ¿Tanto te importa Max?
Sergio asintió moviendo la cabeza y habló con suavidad pero seguridad.
-. Yo no tengo a nadie más que a mis padres y a ti. No es un reproche… no lo tomes a mal pero tú tienes dos hijos… yo nunca voy a saber que se siente tener un hijo
La turbación de Nazir era casi total… hijos!!! ¿De dónde salía todo esto? ¿Qué había estado pensando Sergio?
-. Continúa
-. Max y yo hicimos muchas cosas juntos… le enseñé a bailar y cocinar y… él me miraba como si yo fuera importante, le gustaba estar conmigo y preguntarme… conversábamos, éramos amigos… pero cuando supo que nosotros sabíamos de la isla ya no me quiso más…
Hablaba atropelladamente y en cada frase dejaba ver lo mucho que Max se había adentrado en su corazón y la necesidad de compañía que él no había detectado… Vaya! Parecía lógico. Sergio pasaba mucho tiempo solo en casa y Max había llegado a mostrarle que la vida con amigos o hijos podía ser más satisfactoria creando una necesidad que antes no existía. No… hijos no… él ya tenía hijos y no estaba dispuesto a compartir el tiempo de Sergio con nadie… pero entendía, en verdad Nazir podía entender a cabalidad lo que Sergio sentía y era conmovedor a la vez que inquietante.
-. De acuerdo. Voy a ver qué puedo hacer por Max
La mirada que Sergio le dedicó fue de absoluta adoración.
-. ¿En serio vas a hacerlo?
Nazir estiró la mano para levantarle la barbilla y obligarlo a sostener la mirada en sus ojos.
-. Cuando digo algo es porque voy a cumplirlo
-. Si… yo sé, lo siento.
-. Pues tienes bastante que sentir ahora
Hablaba el amo
Sergio abrió la boca… como si recién cayera en la cuenta de todo lo que había hecho y dicho… Oh Dios!! le había gritado y reprochado!!! Sus manos cubrieron su boca como si pudiera retener las palabras que ya había lanzado… Bajó la cabeza
-. Amo, discúlpame. No debí gritarte…
Un aire frío corría por la espalda de Sergio.
La mirada de Nazir sobre él era implacable
-. No. No debiste.
Sergio estaba avergonzado más allá de lo que podía expresar con palabras.
-. Ya sabes cuánto te costará esto, no?
Sergio cerró los ojos… Dios!! de seguro no volvería a tener un orgasmo en semanas… pudo sentir el látigo en su piel, las esposas en sus muñecas…
-. Si, amo
Le había dado la razón perfecta a Nazir para castigarlo… Max merecía que él se preocupara y quisiera hacer algo pero no debió gritarle a Nazir ni mucho menos reprocharle nada… podía haberlo conversado sin gritos. ¿Cómo había podido gritarle???!!
-. Si, señor – repitió con más fuerza.
Aceptaría lo que fuera para merecer el perdón. Se sentía mal al pensar que lo había ofendido y aún así, Nazir iba a cumplir su petición y preocuparse de Max.
-. Bien. Voy a hablar con Adamir ahora – el dedo de Nazir subió y bajó por la mandíbula y cuello de Sergio – Tú… espérame en el dormitorio – susurró en su oído
Quince minutos después, Nazir ingresó al cuarto que compartía con el hombre de su vida. Ahí estaba él, desnudo, sumiso y espléndido… arrodillado en posición de espera. Un suspiro de anticipado placer lo tomó por sorpresa… Quizás Sergio lo conocía tan bien que era capaz de leer su pensamiento… de otra forma, ¿cómo se explicaba que recibiera este inesperado premio?… No había nada en el mundo que reconfortara más a Nazir ni le produjera más paz y placer que la dulce tarea de tener a su merced el cuerpo de Sergio y poder dibujar en él. Comenzó a quitarse la ropa saboreando el gozo y la calma
-. Hablé con Adamir. Max está viviendo en su casa. Dice que está bien y tranquilo. Se escuchaba contento
Sergio mantuvo la vista baja. Quería preguntar pero no tenía permiso para hablar.
Pronto, Nazir estaba a su lado, presionaba la cabeza de Sergio contra su pierna desnuda y le acariciaba el pelo
-. Creo que están bien juntos. Adamir está cuidando de Max
Entraban al cuarto de juegos. Nazir paseó la vista buscando… cuando encontró lo que deseaba guió a Sergio suavemente hacia allá.
-. De todos modos iremos a la isla a visitarlos pronto
Sergio no pudo contener un jadeo de alivio. Visitarían a Max!!! Podría decirle todo lo que había estado guardando en su corazón. Max era importante para él y quería que lo supiera… Tal vez no podía hacer mucho más que ofrecerle su amistad pero quería que Max volviera a mirarlo con simpatía.
Nazir ajustaba las correas de cuero en sus piernas. Sergio se calmó, cerró los ojos y se entregó en manos de su amo sabiendo que nadie en el mundo cuidaría mejor de él.
-. Gracias, amo
Sentía la seguridad de las correas sosteniéndolo y la voz de Nazir haciéndose cargo de todo… de su cuerpo, su vida, su problema con Max… todo.
-. ¿Todo bien?
Sus ojos se aguaron al sentir el ajustado anillo que comprimía sus genitales y le impedía la eyaculación.
-. Todo bien, señor
La excitación comenzaba a correr caliente por sus venas. Nazir era el mejor de todos. Lo amaba con locura.
ADAMIR Y GONZALO
-. No debe quedar ningún rastro – dijo Adamir hablando al teléfono y entregándole la ubicación del yate.
-. Nos encargaremos de ello – respondió Gonzalo confiado.
– ¿Algo más?
-. Si. Uno de mis hombres está siendo buscado por las autoridades. ¿Podría protegerlo hasta que se calme el asunto y luego enviarlo fuera del país?
Gonzalo golpeteó la mesa con sus dedos… podía hacer cualquier cosa que le pidieran pero la información que Jorge le había entregado sobre el negocio ilícito que los hermanos manejaban no era de su agrado. Teddy Rojas había estado mezclado en el negocio de trata de blancas… Miguel se había encariñado con una de las chicas que rescataron del último puñado de mujeres que Rojas iba a vender que había quedado a la deriva. No. La venta de personas no era lo suyo y de hecho, el secuestro y venta de niños adolescentes le producía un profundo rechazo. Destruir evidencia como favor a esta familia poderosa era algo fácil y que no dejaba huella; esconder por semanas a uno de los secuestradores de niños era otro tema
-. Eso le va a costar muy caro – respondió Gonzalo, dejando de lado la amabilidad
-. El dinero no es problema
Era de suponer que respondería algo así, pero Gonzalo se iba a cobrar en algo bastante más difícil de pagar
-. No estoy hablando de dinero
-. Bien, ¿Qué desea, entonces?
Por extraño que pareciera, a Adamir le caía bien Gonzalo. Habían hablado ya en tres oportunidades y había podido notar que se trataba de alguien tanto o más duro que él, directo y eficiente.
-. Preferiría que mantuviera sus negocios fuera de mi país.
Adamir acusó el golpe. Eran pocas las personas que se atrevían a mostrarse desafiantes con él y mucho menos, a imponerle restricciones. Maldición! Perdería un país… pero no estaba en condición de protestar o mostrarse arrogante. Arriesgaba consecuencias mayores como cárcel, la ruina y condena total. Nazir ya había averiguado que Gonzalo era quien mayor poder tenía en el bajo mundo no solo en esa ciudad sino en ese país; era la persona adecuada para lo que necesitaba. Guardó silencio hasta que pudo controlar su nivel de enojo
-. Usted cumpla con su parte y yo accederé a su petición – respondió apretando los dientes
– Le avisaré cuando todo esté bajo control
Gonzalo cortó el llamado con el ceño fruncido. Nada de lo que le estaban pidiendo era difícil de ejecutar… sin embargo, le molestaba hacerlo. Jorge había hecho un verdadero milagro para encontrar la información oculta en intranet sobre el negocio de Adamir. La venta de esclavos sexuales no era lo suyo. No era un mojigato; sus negocios eran completamente ilícitos pero él no obligaba a nadie a consumir sus productos, mucho menos se metía con menores de edad. ¿Cuántos años llevaban secuestrando y vendiendo niños?… ¿cuántos chicos habían pasado por las manos de esos amos?… ¿Cuántos eran de su país?…
Tomó el papel del escritorio donde había anotado los datos y jugó con la hoja entre sus dedos caminando por su oficina y pensando.
-. Un dólar por tus pensamientos…
Miguel se había reclinado contra el marco de la puerta y lo miraba sonriente.
Gonzalo fijó sus ojos en él… su Miguel podría fácilmente haber sido una de las víctimas de los secuestradores de Adamir unos años atrás… Miguel calzaba con el perfil de chicos que buscaban. Sacudió la cabeza con brusquedad. Se acercó a abrazarlo sintiendo que debía protegerlo de un peligro que no existía pero el pensamiento le había provocado escalofríos
-. Un asunto que debo resolver de prisa
-. ¿Puedo ayudar?
-. Puedes ayudarme con esto…
Gonzalo tomó la mano de Miguel y la guió directamente a su entrepierna.
Sin demora, Miguel respondió al desafío y comenzó a sobarlo intensificando el contacto… cuando notó que la erección crecía, empujo a Gonzalo contra la pared y comenzó a bajar el cierre del jeans… las manos de Gonzalo le sujetaron la cabeza
-. Ahh mocoso… no te detengas ahora
Primero probó jugando con su lengua… la deslizó a lo largo de la vena hinchada consiguiendo que a Gonzalo se le cortara la respiración y emitiera un jadeo… sostuvo en sus manos los testículos amasando lentamente… luego abrió la boca para recibirlo… la lengua húmeda y dispuesta… sabía cómo le gustaba y que era lo que quería en ese momento… Lo conocía tan bien… para Gonzalo, el sexo era distraído y rápido cuando algo lo preocupaba como ahora… casi una vía de escape que lo ayudaba a concentrarse mejor y resolver el problema. Miguel no tenía problema con ello. Sabía bien que cuando estaban en casa y a solas, el sexo cambiaba de nombre y se llamaba hacer el amor y la atención de Gonzalo era toda suya.
-. Y.. ¿puedo ser útil en algo más? – preguntó Miguel saliendo del baño de la oficina
Gonzalo hacía tiempo había dejado de temer por la seguridad de Miguel. Le había demostrado sobradamente que tenía meritos para estar donde estaba y hacer bien su trabajo. Lo que a Miguel pudiera faltarle en experiencia lo compensaba con la extraordinaria habilidad con las armas, explosivos y la agilidad de su juventud.
-. Quiero que te encargues de esto
Le extendió el papel con los datos y le explicó la situación.
-. No deben quedar rastros – remarcó – Quémalo todo, lleva explosivos para volar el yate.
-. De acuerdo – dijo Miguel como si se tratara de algo cotidiano
-. El vehículo está retenido como evidencia. Ya sabes cómo hay que hacerlo
Miguel asintió recordando la cantidad de veces que habían hecho desaparecer información que los inculpaba a ellos o a las otras familias.
-. Al terminar, quiero que me traigas a esta persona. Vamos a esconderlo por unas semanas
-. Oh… ¿No vamos a matarlo? – preguntó Miguel acercándose con un mohín en los labios y jugando a molestarlo
-. No… por ahora no vamos a matarlo – respondió Gonzalo siguiéndole el juego y buscándole la boca – No vas a ir solo – le informó soltándolo
-. Ghiotto! – gritó Gonzalo abriendo la puerta y sabiendo que lo encontraría merodeando cerca de la oficina de Jorge. Era mejor terminar con todo esto de una buena vez.
MAXIMILIAN
El dormitorio era el más hermoso en el que había estado, el paisaje de la playa que entraba por la ventana era espectacular, y por si no fuera suficiente, tras los cristales había una terraza con reposeras para tomar el sol o descansar… disponía de un televisor, música y libertad para ordenar comida o bebidas del casino a gusto, sus ropas nuevas estaban perfectamente ordenadas en perchas y cajones y había recibido la indicación de vestir como quisiera… no tenía ninguna obligación que cumplir más que la de estar disponible cuando Adamir lo solicitara.
Su vida podía considerarse perfecta, no?…
No. No lo era.
Partiendo porque no quería estar en ese cuarto en la isla ni en la casa de Adamir, por cómoda que fuera, porque se recriminaba a sí mismo haberse dejado llevar por el cariño falso mientras estuvo en la ciudad y desperdiciar todas las oportunidades que tuvo de ser libre… como Mati… Matías era otra de sus preocupaciones… habían pasado varios días y pensaba que tal vez Santiago ya lo había buscado y estaban nuevamente juntos… y él encerrado de nuevo en esa isla incomunicada sin posibilidades de salir ni ayudar a Mati ni a sí mismo… ¿Cuánto tiempo iba a estar en la isla?… la perspectiva de pasar el resto de su vida encerrado en este remoto lugar lo aterraba… ¿Qué iba a ser de él?… ¿toda la vida estaría jugando a ser la mascota de Adamir? ¿Aceptando ser el reemplazo de Santiago??… Adamir no había cambiado al llegar a la isla, al menos no de la manera que él había creído. Si algo podía considerarse diferente en él era la manera en que lo trataba y lo buscaba. Aun no había pasado una noche en la cama de su cuarto; se dormía y amanecía con Adamir cada noche. Lo trataba como si aún estuvieran en la ciudad… era… cariñoso
Max se daba cuenta que Adamir tenía mucho trabajo; lo escuchaba conversar con Exequiel y en el teléfono, se oía preocupado y a veces enojado, pero cuando hablaba con él mantenía la calma.
-. Déjame a mi
Y Adamir esparcía con delicadeza la crema sobre los restos de la quemadura y le besaba el hombro con cariño.
A veces, llegaba de improviso al cuarto y se sentaba junto a él en el suelo… lo abrazaba y besaba como si tuviera urgencia de hacerlo
-. ¿Qué estas mirando?
Max respondía y Adamir se acomodaba a su lado, le contaba algunos detalles de la película o de los actores… parecía desconectarse de sus preocupaciones y no tener nada más que hacer que pasar el tiempo con él… correr sus manos por su cuerpo y tomarle la boca por asalto hasta saciarse
-. Tengo mucho trabajo. Vuelvo después.
Y de la misma forma desconcertante en que había llegado, se iba…
Max se preguntaba a cada rato cual era la razón de tratarlo así y tomarse todas las molestias… ¿Qué sentido tenía preparar detalles que compartía con él como si fuera… importante? Le hablaba de cosas que Max muchas veces no entendía y luego, se tomaba el tiempo para seducirlo antes de volverlo loco con sus besos y osadas caricias hasta tomarlo. Max intentaba resistirse y no caer en su juego pero la habilidad del amo le ganaba siempre y terminaba excitado, deseando lo que calificaba como satisfacción sexual… era un esclavo y la verdad era que no podía negarse pero se cuestionaba su incapacidad para no sentir… quería ser como un robot pero se descubría deseando ser tocado y acariciado de la forma en que lo había acostumbrado.
Lo que más le molestaba era lo que sucedía después
-. ¿Siempre tuviste este lunar?
Con su dedo, Adamir le recorría la piel deteniéndose en cada detalle y dejándole besos suaves… le decía cosas hermosas con voz suave y adormilada… lo mantenía abrazado hasta que se dormían.
La confusión de Max era muy grande… su deseo de dejarse convencer por las caricias y mimos era muy grande… se preguntaba una y otra vez… ¿para qué se molestaba si de todas maneras era su esclavo y estaban en su isla donde podía obligarlo y someterlo como ya había hecho?… ¿Qué pretendía cuando le hablaba y contaba de sus cosas?… era desconcertante cuándo sonreía al verlo y le tomaba las manos con familiaridad y simpleza delante de Exequiel… como si le gustara hacerlo y se estuviera acostumbrando… o cuando se acomodaba a su lado y su mano subía y bajaba por su costado y su estómago acariciandolo mientras hablaba… parecía necesitar tocarlo en todo momento… ¿para qué?.. ¿por qué?… Eso que hacía de ordenar al casino algo especial para comer, o dejarle un dormitorio enorme, libertad para vagar por toda su casa y dejarlo usar sus ropas… ¿Qué esperaba de él cuando lo miraba como si le pidiera algo?
La situación para Max escapaba de su comprensión ¿Qué quería Adamir de él?… ¿solo era el reemplazo de Santiago que no había querido volver?
Por momentos, la actitud de Adamir con él parecía tan real… honestamente lo hacía dudar y volver a preguntarse si aquella conversación que escuchara tendría algo de cierto…
-. Ahí vas de nuevo, tarado – se recriminaba en voz alta.
No podía olvidar que estaba retenido contra su voluntad ni todo lo que Adamir le había hecho antes y de seguro volvería a hacerle si se negaba.
No quería olvidar que Sergio y Nazir sabían y no les había importado
No debía creer que Adamir albergara algún sentimiento por él porque no existían!!! … era su esclavo… Acaso le había dicho que algo era diferente ahora??? No!!! Seguía siendo su esclavo solo que ahora reemplazaba a Santiago o algo así…
Max estaba tan sumido en su enojo consigo mismo que no era capaz de darse cuenta del enorme cambio que se había producido en Adamir… incapaz de ver toda la atención que le prodigaba, de notar como el amo interrumpía sus preocupaciones para dedicarle tiempo y volverlo su constante foco de atención…. su rostro cambiaba al verlo, se daba un momento para mirarlo y sonreír… buscarlo… preguntarle cualquier cosa… abrazarlo… tocarlo. Estaba agobiado por los problemas que intentaba resolver y Max constituía su fuente de energía y paz.
Ciertamente Adamir notaba la inquietud de Max y lo atribuía al cambio de la situación.
-. ¿Te pasa algo? – preguntaba cuando lo veía mirándolo de manera extraña
-. No
Y se lo comía a besos hasta escucharlo gemir y rendirse. Max era lo más delicioso del mundo. Se escapaba de las obligaciones y se daba el tiempo para llevarlo a la playa y se tendía con él sobre la arena, hablando de temas que nunca había compartido y que Max no sabía apreciar ni entender.
El día que habló de su familia, Max no pudo controlar su curiosidad
-. ¿Qué pasó con tu mamá?
Adamir fijó la vista en el horizonte… el sol se ocultaba en un hermoso atardecer
-. Está enferma. Debería llamarla… – y en un gesto inesperado se volvió hacia Max abrazándolo con fuerza
-. ¿Se va a morir?
Max no tenía noción de familia ni lazos fuertes con nadie más que con Matías. La pregunta era básica y carente de emoción. Max no estaba capacitado para entender la importancia del momento
Adamir suspiró en su oído… la pregunta lo afectaba más de lo que quería admitir.
– . Si. ella… va a morir
-. Yo no conocí a mi mamá… no tengo familia
Max no podía extrañar a quienes no había conocido… sonaba frío y distante
Adamir lo observó bajo la luz anaranjada del sol, sus sentimientos a flor de piel…
“Yo soy tu familia ahora”
Sin embargo no lo dijo en voz alta. Solo se quedó mirándolo hasta que el sol se ocultó
-. ¿Puedo ir a ver a Minkim? – preguntó Max una tarde entrando a la sala donde Exequiel y Adamir se encontraban. Se detuvo intimidado al ver la mirada de reproche que Exequiel le dedicó… lo estudió de arriba abajo.. Max vestía sus ropas nuevas y se veía fabuloso.
-. ¿Quién? – preguntó Adamir levantando la cabeza del computador en que trabajaba para la subasta, sin entender de quien hablaba.
-. Es uno de los chicos… – su voz perdió fuerza al sentir la actitud de rechazo de Exequiel.
-. Ah! Uno de los Asiáticos. ¿Por qué quieres hablar con él?
-. Nada en especial… Es solo que… me aburro – murmuró
Adamir pensó en la enorme cantidad de trabajo que ellos tenían… La calidad del trabajo de Exequiel no se comparaba con lo de Santiago y Max tenía tanto tiempo desocupado… tal vez… por supuesto!! ¿Cómo no se le había ocurrido antes?!!
-. Bien. Tienes una hora para verlo. Luego vuelves aquí y voy a enseñarte algo para ocupar tu tiempo – respondió entusiasmado
-. Gracias, amo – respondió Max usando esa palabra que odiaba nada más que para calmar la persistente mirada de Exequiel.
Salió de prisa, ansioso ante la perspectiva de ver a su amigo.
-. ¿Por qué le permites tantas libertades?
Adamir se había dado cuenta hacía ya varios días de la incomodidad que la situación le producía a Exequiel
-. Max puede hacer todo lo que yo le autorizo – respondió girando la pantalla del computador que enfocaba la cámara de la sala de esclavos. Quería ver a Max en todo momento.
-. ¿Cuánto tiempo va a estar contigo?
La pregunta de Exequiel molestó a Adamir. La simple sugerencia de que la estadía de Max con él pudiera tener un tiempo de término era desagradable.
-. Max estará aquí de forma permanente. Voy a enseñarle a usar todo esto para que pueda trabajar conmigo
Adamir se había acercado peligrosamente a Exequiel. Vio como su respuesta encendía aun más la molestia de Exequiel
-. Trabajar contigo?? Pero…
-. Es joven, puedo moldearlo a mi gusto. Será un buen ayudante
-. Pero ya cumplió más de un año!!
-. Y eso qué importa? – la conversación era irritante
-. Entonces… ¿no vas a venderlo?
¿Venderlo?…
Era lo lógico que Exequiel preguntara. Max pertenecía al grupo de chicos que habían llegado el año anterior y su tiempo de educación había terminado
-. Max no se vende – pronunció Adamir lentamente, muy indignado, dando por terminada la conversación.
MAX Y MIKI
Abrió la puerta de la sala de esclavos con la sensación de que le molestaban sus ropas nuevas… no quería usarlas frente a los otros chicos que habían sido sus compañeros pero estaba demasiado alegre por volver a verlos. Cruzó el umbral lleno de entusiasmo
Los seis chicos escucharon el ruido de la puerta. Ninguno de ellos lo miró detenidamente sino que al ver que alguien entraba, cayeron de inmediato al piso en actitud de sumisión.
-. No!! Soy yo! – gritó Max contrariado
Ninguno de ellos levantó la cabeza para mirarlo
-. Soy yo – volvió a repetir a punto de llorar – Soy Max
Lentamente algunas cabezas se elevaron y un murmullo con su nombre llenó el silencio.
Max ubicó a Minkim y se dirigió directo hacia él
-. Miki!!! – gritó logrando que el chico se levantara
-. Max…
El instinto de abrazarse fue más grande que la preocupación de ser observados. Se estrecharon necesitando el afecto del uno por el otro
-. ¿Dónde estabas? ¿Qué pasó contigo?
Miki se atropellaba preguntando. Las respuestas tuvieron que esperar hasta que Max saludó a cada uno de ellos y finalmente pudo sentarse con Miki en un rincón apartado
-. Estar tú muy diferente – Miki lo examinaba
Max sabía que se veía diferente pero a él lo sorprendía como su amigo, al pasar unas cuantas semanas, se había vuelto aún más hermoso… Miki tenía algo fino, etéreo, delicado y exquisito que incluía no solo su cuerpo sino sus movimientos y su voz… su belleza provocaba una especie de placidez en el alma de quien lo observaba y escuchaba.
-.Tú también estás distinto – dijo Max
-. No. Yo igual
-. Nada de eso… estás increíble.
Max tomó la mano de Miki… se observaron con cariño… el rostro de Max se dulcificó y una bella sonrisa hizo brillar sus ojos
-. Tengo mucho que contarte – dijo Max comenzando a hablar
Adamir había dejado de prestar atención a los últimos comentarios que ingresaban al foro de la subasta y de exasperarse por esperar impaciente la llamada de Gonzalo. Estaba absorto observando a Max… se preguntaba cuantas miles de veces más iba a sorprenderlo como ahora… cuando creía conocer todo de Max se encontraba con que aún había más gestos y lenguaje que no le conocía… la sonrisa que le brotaba del alma.. la cercanía con que tocaba y se acercaba al asiático… la dulzura en sus ojos y los gestos que hacía al hablarle… como ladeaba la cabeza y su pelo caía en cascada… sonreía sin dejar de hablar… se le notaba la comodidad y alegría al estar con su amigo.
Nada de eso lo hacía con él, pensó sintiendo una espinita clavarse en su corazón.
“Es de esperarse. A Max le va a tomar tiempo aprender a confiar en mí y estar completamente a gusto a mi lado”
Siguió mirando la pantalla que lo mostraba. Tal vez se habría sentido celoso si no supiera que Miki sería vendido dentro de unos días. Quería esa actitud relajada y abierta de Max… su confianza total y que le hablara como lo hacía con ese chico. Se esforzaría por conseguirlo… era importante para él
-. Heinrich está haciendo una oferta por el asiático
Exequiel lo interrumpió a propósito. Estaba más que harto de lo que estaba pasando con Adamir y su esclavo. Se había saltado todas las reglas que les exigía a ellos y había instalado al chico en su casa… si hasta lo trataba como si tuviera derechos!!! y más encima estaba pensando en ponerlo a trabaja con él. Inaceptable!!! Exequiel Llevaba años esperando ser el hombre de confianza del Amo. Lo había intentado cientos de veces pero siempre se encontró con Santiago de frente y salió derrotado. Pero ahora el puesto estaba vacío y solo él podía ocuparlo… no esperaba que un esclavo del montón entorpeciera sus expectativas… ni siquiera era tan bonito!!! Su esclavo asiático era diez veces más bello!
-. ¿Cuánto ofrece? – preguntó Adamir reconectándose con la subasta
-. Mira! Creo que es la mejor oferta que hemos recibido jamás – respondió asombrado.
La hora autorizada por Adamir pasó demasiado de prisa. Max se despidió de Miki a regañadientes, prometiéndole volver cada día a visitarlo y conversar con él… fraguando planes en su mente de lo que podrían hacer juntos. Quizás Adamir le concedería permiso para que Miki estuviera con él en la casa o los dejara ir a la playa. La perspectiva de compartir tiempo juntos lo alegraba y le hacía parecer que su estadía en la isla podía ser menos pesada.
Exequiel se había ido y Adamir lo esperaba con un abrazo. Sus manos incansablemente sobre él, como si hubiera pasado días sin verlo
-. ¿Cómo estuvo?
-. Bien.
-. Max. A partir de mañana vas a trabajar conmigo
-. ¿Qué voy a hacer?
-. Te mostraré
Pasó la siguiente hora enseñándole a Max de qué forma iba a ayudar. Tal como había pasado con Mati, la idea de aprender a usar un computador fue excitante y muy pronto se dejaron absorber por el aprendizaje
-. Tomas nota de cada nueva cifra y la agregas al lado del nombre, entiendes?
-. ¿El nombre que está a la izquierda? – Max aún tenía problemas para mover el mouse pero había comprendido todo fácilmente
-. Exacto! Ese nombre… cada cifra va junto al nombre.
Adamir sonaba complacido. Esperar las ofertas de los compradores y estar pendientes de cada una era un trabajo fácil pero que consumía mucho tiempo. Que Max se ocupara de ello y le permitiera tiempo libre para atender sus otros problemas era muy bueno… y si a eso le sumaba el hecho de que estaría cerca suyo… era doblemente bueno. Se sentía orgulloso de lo rápido que Max dominaba lo aprendido
-. Si es un nombre nuevo lo buscas en esa lista… todos están ahí… sí, eso, ahí mismo… pinchas el nombre, se abre una ventana y pones la cifra al lado, entiendes?
Max sonrió sin poder evitarlo… le demostró que había aprendido y se sintió satisfecho. Jamás se había imaginado a sí mismo manejando un computador… era fácil! Claro está que solo estaba haciendo algo muy básico pero se sentía importante y contento
-. Ya entendí lo que hay que hacer
-. Vas a ser muy útil estos días entonces
-. ¿Para qué sirve esto? – preguntó Max con inocencia, señalando la pantalla con los nombres de los compradores y las ofertas
Adamir enmudeció y lo miró confundido
¿Cómo que para qué sirve?… es decir...
Sus cejas se alzaron al comprender lo que sucedía: Max nunca había escuchado de las ventas, la subasta y el destino final que tenían los esclavos de la isla… Nadie le había hecho saber que su suerte era ser vendidos a un amo. Adamir retrocedió un paso sin dejar de mirarlo… se pasó las manos por el pelo antes de responder
-. Sirve para llevar un orden – respondió sin entender porqué le ocultaba la verdad a Max
-. Si, pero un orden de qué?
No era el momento de hablar de ese tema con Max. Se lo explicaría más adelante cuando estuviera más a gusto en su casa, con él y su trabajo de ayudante… cuando Max dejara de andar nervioso y se relajara y volviera a ser como había sido en la ciudad…
Optó por sujetarlo de la cintura. Tenía una sorpresa guardada para Max y era un buen momento para usarla.
-. Ven, vamos a comer
Cerró el computador, lo tomó de la mano y lo condujo hasta la terraza de la casa donde lo sorprendió con una mesa decorada con flores y velas. Max miraba asombrado
-. Esto es para ti
Adamir le extendió una pequeña caja envuelta en papel de regalo brillante. Max la recibió con desconcierto… la abrió rasgando todo… dentro estaba su viejo arete
-. Feliz cumpleaños, Max
-. Cómo… yo no…
-. No tienes idea, verdad?
-. No.. no sé
-. Estas aquí hace más de un año. No sé cuando fue tu cumpleaños pero ya tienes un año más
El rostro de Max fue una mezcla de pena y sorpresa… nunca había celebrado su cumpleaños y la mesa era muy bonita con todos esos adornos… miraba su arete, contento de que le fuera devuelto… pero también significaba que hacía más de un año que había sido traído a la isla y privado de su libertad… su boca se abrió para decir algo pero Adamir lo calló con un beso largo y apasionado… con sus manos lo fue girando hasta que Max quedó de espaldas a él
-. Este es mi regalo especial para ti
Le levantó el pelo con suavidad… besó su cuello y aspiró su aroma.
Max sintió el olor del cuero y el frío del metal en su garganta… Adamir abrochó el collar ceremoniosamente… no le había costado nada decidir que quería regalárselo con todo el simbolismo que conllevaba.
Movió a Max para poder admirar la joya que lucía en su cuello. Suspiró satisfecho.
-. ¿Qué es? – preguntó Max llevándose una mano a tocar lo que le había puesto en el cuello
-. Es algo importante, Max. Más adelante vas a entender lo que significa. Debo decir que se te ve muy bello
-. Quiero verlo
-. Después de cenar… vas a tener toda una vida para verlo
-. Pero…
-. Sin “peros”. Ahora cenaremos y luego apagaras las velas de tu pastel cumpleaños.
Un pastel?… para él?… había visto pasteles hermosos en las vitrinas de las tiendas y también a otras personas apagar sus velas de cumpleaños en la televisión… y Adamir ahora le iba a dar un pastel de cumpleaños…
Max olvidó lo que llevaba en el cuello…
Se sentaron a la mesa a cenar… Max estaba impaciente al tener que esperar por la torta… tenía 15 años.
Por breves segundos la perspectiva de quedarse en la isla con Adamir no se sintió tan horrible… Estaba Miki para compartir tiempo y entretenerse, no era Mati pero podía ser su amigo… además pasaría horas aprendiendo en el computador y Adamir seguía siendo gentil con él… Max sonrió sinceramente por primera vez en muchos días… sus ojos brillaron de alegría y se preguntó si quizás existía la posibilidad de que Adamir no pensara en él como un reemplazo de Santiago…
Me siento como Max :,c cuando Adamir tiene esas actitudes para con el olvido todo u_u pero me da mucha pena lo niños de la isla
Olvide decir que presiento que mi burbuja de la felicidad va a explotar en cualquier momento 🙁
TU burbuja.. este… explotar… bueno… mejor cuida bien esa burbuja porque está en serio peligro.
Max ha pasado por muchas cosas fuertes y malas en su vida pero sigue siendo un mocoso de 15 años que es presa fácil para toda la experiencia de Adamir. El amo sabe como doblegarlo, convencerlo, seducirlo y hacerlo caer una y otra vez. Los niños de la isla.. que horrible, verdad?. Ya veremos que pasa con eso. Gracias ! <3 Un saludo cariñoso. Nani.
Wow May no sabe que se irá Miki que lo venderán será un duro golpe para su corazón. Me cae mal Adamir solo piensa en el, me pasa como a todos siento que es el indicado para May cuando lo trata bien pero después me acuerdo y me cae mal hummm me encanta saber que Gonzalo no apoya eso de la trata de blancas y se preocupe tanto de Miguel jejeje espero que más se entere de lo que hace en la computadora y le reclame a Adamir hummm
Jejeje gracias por el capituló me gusto mucho
Pd espero que Santiago encuentre pronto a Mati
Feliz cumpleaños a Max!? … que triste es lo que le esta pasando…
Me encanto que unieras la historia con la de Miguel!! Èl pudo ser uno de los chicos de la isla!!
Me encanta Miki… espero que no lo vendan… tambien ha sufrido mucho…
Espero que actualices pronto… tambien la historia de Miguel!!!
Hola Camila!!
Es bien triste lo que le pasa a Max. Le voy a decir que le enviaste un saludo de cumpleaños, seguro le va a encantar!. <3
MIguel bien pudo ser no de los chicos y también me acordé de Danny (en Lucas) otro candidato posible. Me alegra que Adamir no los haya descubierto.
Miki es un chico tan lindo y dulce... con su aspecto tan delicado y hermoso.. te juo que lo veo tan claro en mi mente y es increible. Esperemos que tenga buena suerte. Actualizo lo antes posible. Gracias. Un abrazo de oso polar!! Nani.
Ooooooh Nani tan linda como siempre no esperaba que max empezará a trabajar tan rápido con el a un que si se me pasó la idea también quiero que se salve Miki pero bueno es casi imposible cuando max se de cuenta de todo se sentirá a un más enojado usado y engañado dios, y luego estos nuevos celos de Ezequiel son un peligro, en cuanto a Sergio huy se siente como si hubiera hecho lo peor del mundo sin ver qué siempre termina dándole a nazir lo que quiere y Santiago ya escapadita y date cuenta que Mati te ama o algo así. Bueno Nani gracias por como siempre darme mi dosis de felicidad inesperada 😂😂😂😘 espero con ansias la continuación
P.D Mati dónde estás?
O sierto el collar me da algo de temor espero no sea algo que dañe emocionalmente a max 😣bueno hasta la próxima
Hola Idalia.
Comienzo por contarte lo más fácil: Mati está en el nuevo pueblo al lado del mar, aprendiendo a hacer amigos, asistiendo a clases, tímidamente juntándose con sus compañeros de clases y comenzando a sentir estabilidad y eso es gracias al maravilloso trabajo de Clara que se siente su madre y se esfuerza por él. No deja las agujas ni la pena pero está cambiando y eso es muy bueno.
Sergio.. jajaja como puede alguien oponerse a Nazir y salir victorioso? Te has dado cuenta que Nazir siempre sabe que hacer? a mi me encanta su personaje!!! es dominante, decidido, controlador pero a la vez dulce y muy preocupado de la felicidad de Sergio.
Max… no sé como describir la situación en la que se encuentra; si lo analizas un poco está en un momento en que todo puede decidirse para bien o para mal en tan solo unos segundos… Max tiene algo de poder en estos momentos pero no sé si sabrá usarlo.. Exequiel es su enemigo pero Adamir esta loco por él… es un momento clave de la historia y ya veremos que pasa.
Gracias por el cariño!!! <3 Un abrazo grande. Nani.
No, Max!!! Corre, correeeeeeeee!!! T_T
Ah! Se me olvidaba… Creo que estoy viendo ese algo que tú ves, que está cambiando mi idea de lo del yaoi… jijijiji Sorry sorry!