CAPITULO 83
ADAMIR
Ver a Nazir bajar del helicóptero tuvo un efecto fulminante en Adamir. Toda la entereza y tensión que había estado aguantando se le vino abajo, barriendo la poca fortaleza que le quedaba.
-. ¿Cómo están? – Gritó Nazir acercándose aún bajo el ruido de las hélices.
Adamir no respondió ni se acordó que tras él estaba el piloto. Se aferró a su hermano en un estrecho abrazo, sin poder hablar.
Nazir detuvo su caminar, claramente impactado.
-. Cálmate – murmuró respondiendo al gesto con cariño y recordando el tiempo en que él, como hermano mayor, era responsable del más pequeño – ¿Están todos bien?
Adamir negó con la cabeza. El piloto tuvo el mismo gesto y Nazir confirmó que lo que había visto desde el aire era una tragedia de grandes proporciones
-. Hay dos muertos… desaparecidos y la señora Cellis… está… Dios!!
No podía hablar bien. Ahora que la ayuda había llegado y que veía a Nazir, su resistencia se esfumaba.
-. ¿Qué pasa con ella? ¿Hay muchos heridos?
Nazir, siempre lógico y sensato, estaba pensando por anticipado. Habían mencionado muertos y eso era preocupante.
-. La señora Cellis murió de madrugada. Hay tres heridos, señor – respondió el piloto – no tenemos medicinas y pocos alimentos.
Fueron revisando detenidamente los destrozos. Adamir se había repuesto y le contaba lo que había sucedido y la situación actual de la isla.
Cuando se acercaban a la sala de esclavos, Nazir pidió que los dejaran solos
-. Dijiste que hay muertos y desaparecidos – comenzó Nazir de manera grave
-. Si. Cuatro en total.
-. ¿Cómo vas a manejar eso? – preguntó prudentemente, conteniéndose.
-. Nadie sabe que estaban aquí. Contrato solamente a personas sin lazos familiares. Nadie va a extrañarlos.
Nazir asintió en silencio. Al menos esa parte estaba algo resuelta.
-. ¿Esclavos?
-. Cinco. Recién llegados. Uno de ellos está herido.
– Vamos a ver – dijo Nazir encaminándose hacia la sala de esclavos y pensando en el problema que significaban esos cinco chicos en este momento
-. Espera. Hay algo más que es urgente.
Nazir esperó en tensión a que Adamir hablara. Con lo que había visto era más que suficiente. No quería nada más que fuera urgente.
-. Exequiel vendió a Max
Las cejas de Nazir se alzaron.
-. Sergei sabe quien lo tiene. Tengo que ir a buscarlo
Ahora había un medio de transporte y la urgencia crecía en Adamir
-. Un momento. ¿Dices que Exequiel vendió a Max?
-. Si. Se aprovechó el desgraciado. Lo había despedido y vender a Max fue su venganza
La confusión se pintaba más y más en el rostro de Nazir.
-. ¿Cómo que despediste a Exequiel? No puedes…
-. Eso no es importante ahora! Debo ir a la ciudad a recuperarlo
-. Max era un esclavo, no? – de la entonación de Nazir se deducía que venderlo era lo que correspondía
-. NO!!! – el grito le nació del alma y los ojos dorados le brillaron con exasperación – Max no se puede vender. Max es mío!!
Nazir estaba estupefacto
-. Explícame desde el principio – dijo alzando un dedo y pidiendo calma
-. No tengo tiempo ahora. Te explicaré en el helicóptero. Necesito que salgamos ya mismo!
-. No. Espera. No vamos a ninguna parte en este momento. Tienes personas enfermas y…
-. Pero alguien tiene a Max y se cree su dueño!!! ¿No entiendes?!!!-
La impaciencia se hacía patente nuevamente en Adamir
Nazir respiró profundamente buscando calmarse antes de hablarle en voz grave.
-. ¿Qué te pasa? ¿No te das cuenta de la tragedia que tienes aquí entre manos? Hay muertos y heridos y los que están vivos necesitan asistencia.
-. Sí, pero Max…
-. Max fue vendido!!! – replicó Nazir autoritario y moviendo las manos en un gesto definitivo – Fue vendido junto con los otros chicos – recalcó ante el asombro de Adamir que movía la cabeza negando
-. No! No! Fue un error. Max no podía ser vendido. Fue un engaño. Necesito el helicóptero.
Adamir se acercó sujetando a Nazir de los brazos y exigiendo su comprensión.
-. Tienes que ayudarme!!!
Nazir aprovechó el gesto y levantando bruscamente los brazos fue él quien sostuvo fuertemente a Adamir
-. Mira a tu alrededor!! Esto es una urgencia! Vida o muerte! – decretó
Adamir estaba muy agitado y se negaba a entender
-. Si. Yo sé. Pero solo serán unas horas – Adamir estaba irritado – el piloto y tu pueden encargarse. Solo unas horas para traerlo de vuelta
-. ¿Traerlo de vuelta aquí? – Nazir miró la destrucción que los rodeaba y luego se volvió hacia Adamir – Tú no estás comprendiendo nada…
Fue en ese momento que Nazir se dio cuenta del verdadero estado emocional de Adamir
-. No puedes vivir aquí… ni tú ni nadie
-. Voy a reconstruirlo. No será un problema.
Nazir no sabía si reír o golpearlo
-. Limpiar esto tomará semanas y reconstruirlo mucho más tiempo.
-. Si. Entiendo eso, lo sé. Pero Max y yo viviremos en cualquier parte mientras…
-. ¿Max y tú? ¿Y qué hay del resto de la gente? ¿Qué vas a hacer con ellos? ¿Con los niños esclavos? Son cinco… uno herido. ¿Qué harás con todos ellos?!! – Nazir estaba peligrosamente alterado
Adamir no había tenido tiempo de pensar en ello… o tal vez si, lo había revisado en su mente pero lo descartó con rapidez dando prioridad a su única urgencia.
-. Me ocuparé de todo cuando tenga a Max… Yo… solo necesito traerlo y todo estará bien
Nazir comprendió que era imposible razonar con su hermano. Había visto anteriormente la terquedad de Adamir cuando se empecinaba en algo y ahora estaba, además, ansioso. A su mente vinieron las imágenes de él y Max juntos en la ciudad. Si. Él sabía porque Adamir estaba desesperado y que no habría forma de calmarlo, ¿Se daba cuenta Adamir de la realidad?
-. ¿Por qué ese chico es tan importante? – preguntó Nazir expectante ante la respuesta
Adamir lo miró como si la pregunta estuviera demás. Era obvio que Max era importante. Si incluso lo había llevado a su casa en la ciudad!!! Sostuvo la mirada de Nazir por varios segundos teniendo la seguridad de que había mil razones por las que Max era muy importante, sin embargo, ninguna se le venía a la mente en ese instante, no sabía cómo explicarlo… Max era más bien como algo que lo abarcaba todo pero que no podía poner en palabras… recordó su risa, sus labios, sus rizos en movimiento, el aroma de su piel, la humedad de sus besos, el peso de su cuerpo sobre el suyo, sus abrazos cálidos y el sonido de sus gemidos… inconscientemente, la boca se le abrió sin palabras y los ojos se le nublaron mientras seguía mirando a su hermano
-. ¿Adamir? – murmuró Nazir
-. Tengo que ir a buscarlo. Me pertenece. Lo necesito conmigo
Esta vez no había gritos ni exaltación sino plena seguridad en la voz de Adamir. No admitía una negativa.
-. ¿Te pertenece? – repitió Adamir
-. Si! es mío!! – Adamir comenzaba a hastiarse de no ponerse ya en movimiento
-. Y Max, ¿está de acuerdo con eso de “pertenecerte”?
Nazir aguardó atentamente la reacción de su hermano. La pregunta descolocó a Adamir…
-. Max… No tengo que preguntarle. Es mío– repitió autoritario recordando el estado de su relación cuando se vieron por última vez.
Nazir juntó las manos, pensativo. Dio unos cuantos pasos analizando sin quitar la vista de Adamir.
-. Bien. Veamos cómo están aquí dentro y luego iré contigo a buscarlo – Nazir había tomado una decisión- El piloto vendrá con nosotros y volverá con la ayuda necesaria.
La muerte de la señora Cellis fue un alivio y una desgracia a la vez. No parecía posible que la mujer se salvara de esas graves heridas y era un alivio no tener que presenciar su sufrimiento.
-. No tenía parientes
La enterrarían en la isla junto a los otros fallecidos. No había a quien devolvérselos. Adamir pensó que sería muy difícil encontrar un reemplazo para la mujer, pero en la isla necesitaban de alguien que se encargara de las heridas y enfermedades.
-. El helicóptero regresará con ayuda en unas horas
Adamir hablaba con Joel. Era el más joven de los amos y había demostrado coraje extraordinario durante la tormenta. Ahora asumía el liderazgo.
Los rostros de los que se quedaban eran de pesimismo y preocupación. Nazir se encargó de calmarlos y asegurarles que volverían pronto mientras Adamir buscaba entre los restos de su casa, algunos objetos que necesitaría.
-. Vamos – dijo Adamir sosteniendo un bolso
En la nave, además de Nazir y Adamir, viajaban ambos pilotos, la mujer y el menor heridos.
Al llegar a la ciudad los pilotos partieron a abastecerse de lo necesario para luego regresar con la ayuda.
Nazir dictaminó que antes de comenzar la búsqueda de Max, debían llevar a los heridos a una clínica privada de confianza, propiedad de un médico, cliente de Adamir.
El doctor los recibió y procedió a examinar a los heridos.
-. ¿Dónde vas?
-. Necesito ir a tu casa – dijo Adamir que no aguantaba la ansiedad de estar quieto pensando en Max. La sala de espera lo estaba volviendo loco.
-. ¿A mí casa?
-. Si. Necesito un computador – dijo Adamir mostrando un pendrive – Aquí tengo la dirección de Sergei y de todos los compradores.
-. No harás nada hasta que salgamos de aquí
-. Solo necesito la dirección de Sergei – protestó Adamir molesto
-. Pediré que te traigan un computador.
Nazir no estaba dispuesto a perder a Adamir de vista ni un segundo.
-. Y un teléfono celular!!!
-. Si. Un celular también – respondió Nazir resignándose a hacer uso de toda su paciencia
El médico les informó que la mujer debía permanecer internada pero el chico podía irse de alta
-. Tiene contusiones graves y requiere estricto reposo, pero es mejor que se lo lleven – dijo el médico hablándoles de manera reservada – la mujer sabe mantenerse en silencio pero este chico podría comenzar a hablar. Hay mucho personal en la clínica, médicos, enfermeras, auxiliares… – indicó el doctor dando a entender que era un riesgo dejar al chico allí
-. Vendrá con nosotros – decretó Nazir antes de dar tiempo a que Adamir pensara donde lo llevarían
-. Bien. Ordenaré que lo preparen
Al salir de la consulta del médico los esperaba un rostro conocido, computador y celular en la mano.
-. Aquí está lo que pidió – dijo Santiago extendiendo los objetos hacia Nazir.
Fue un momento extraño para Adamir y Santiago cuando volvieron a mirarse. Nazir recibió los aparatos y Santiago, lentamente, extendió la misma mano hacia Adamir
-. ¿Cómo estás? – Dijo el ex amo aguantando la mirada sorprendida.
Adamir estrechó la mano en un gesto automático, antes de responder. No había pensado en volver a ver a Santiago pero ahora que lo tenía al frente se daba cuenta de que lo extrañaba y era bueno verlo. La tragedia recién vivida, la pérdida de Max, la traición de Exequiel y todo lo demás lo hicieron entender lo mucho que Santiago había representado para él. Tampoco olvidaba que la causa de todos los problemas había sido el encaprichamiento de Santiago con un chico, tal como le pasaba a él.
-. Santiago… te ves bien
-. Sobreviví – dijo Santiago algo tenso
-. Santiago va a ayudarnos – informó Nazir rompiendo la tirantez del momento
Adamir pensó que era lógico que Nazir hubiera pensado en Santiago. Ellos dos no serían capaces de hacer todo de prisa y menos aún si tenían que cuidar al chico herido.
Dejaron la clínica minutos después en el auto con chofer de Nazir.
-. El chico se quedará en mi casa por unos días – informó Nazir haciendo referencia al niño herido. Resultaba engorroso buscar otro lugar donde tenerlo y la ansiedad de Adamir los estaba poniendo nerviosos a todos.
Cuando llegaron, Nazir pidió que esperaran y se tomó el tiempo necesario para explicarle a Sergio lo que estaba sucediendo. Desde el vehículo, Santiago vio como Sergio negaba y parecía no estar de acuerdo pero bastaron un par de palabras firmes de Nazir para restablecer el orden y que Sergio bajara la cabeza y accediera. Fue Sergio mismo quien se acercó al vehículo y levantó en sus brazos al niño herido y asustado.
-. ¿Dónde está Adamir?!! – preguntó Nazir alterado
-. Dijo que tenía algo urgente que hacer – respondió Santiago mirando hacia el portón por donde Adamir había partido minutos antes.
-. Mierda! Quédate con el chico y no lo pierdas de vista – ordenó Nazir a Santiago mientras se preparaba para salir detrás de su hermano.
La casa de Sergei estaba en la playa, en las afueras de la ciudad en un sitio con acceso exclusivo. Una casa enorme donde había fiesta, alcohol, drogas y sexo de manera permanente, todo financiado con el dinero de papá que prefería mantener a su pervertido hijo lejos de su círculo familiar y negocios, bajo estricta vigilancia. Adamir bajó del taxi dando al chofer instrucciones de esperarlo. Esperó impacientemente mientras informaban a Sergei.
-. Adamir!! Mi amigo!!!
Sergei vestía solamente un pantaloncillo corto, bronceado permanente y evidentes señales de alcohol y sexo en el cuerpo
-. Sergei. Necesito un favor
-. Pasa, pasa. Lo que sea para ti.
Adamir siguió a Sergei dentro de la casa. Había música y personas que los observaban. Algunos rostros le resultaron conocidos pero Adamir los ignoró a todos
-. ¿Dónde vive el tipo que tiene a Max?
-. ¿Hervé? Tengo sus datos en alguna parte. Ah, un gran tipo, muy generoso.
No! Maldición, No!! No quería escuchar que era un buen tipo. Lo odiaba sin conocerlo y deseaba continuar detestándolo, sobre todo si se le había ocurrido tocar a Max. Pero se sintió intrigado. Sergei era un muchachote arrogante, malcriado y egoísta en el cuerpo de un hombre adulto y escuchar que halagaba a ese tal Hervé era extraño
-. ¿Por qué lo dices? – preguntó Adamir apurando la búsqueda de Sergei entre el desorden – ¿Lo conoces bien?
-. Oh si!! – río Sergei – La tiene enorme – respondió haciendo un gesto obsceno con las manos.
La mente de Adamir colapsó. ¿La tenía enorme??!! Y a quien mierda le importaba eso??? Que no se le ocurriera acercarse a Max!!!
-. ¿Dónde vive? – preguntó tan furioso que la voz le salió como un susurro
-. Ya… ya… Espera… no sé donde metí su tarjeta.. – Sergei reía sin darse cuenta
-. ¿Su tarjeta? Pero ¿No has estado en su casa?
-. NO!!! ya sabes que papá no me deja salir mucho por ahí, me tiene vigilado – murmuró como si eso le resultara muy gracioso – Nos conocimos en el club hace una semana y estuvo aquí varias veces. Hervé es todo mimoso con los chicos… no tiene mucha experiencia
Adamir escuchaba y sus alertas se iban disparando una a una. La rabia se transformó en intranquilidad.
-. ¿Dónde lo conociste? – ahora interrogaba
-. En el club. Fue una noche tremenda!!! Todos los chicos solo para nosotros dos!! Ni te imaginas! Hervé corrió con todos los gastos y…
-. ¿Y eso fue hace una semana atrás? – interrumpió bruscamente Adamir
-. Si… Ah! Aquí está!
Le arrebató el pedazo de papel que Sergei exhibía con una tonta sonrisa de triunfo. Adamir sintió que si no fuera por el dinero y poder de su padre este pedazo de imbécil estaría muerto hacía rato. Casi sentía lástima por los encargados de custodiarlo.
-. ¿Y cómo fue que llegaste con él a mi isla? – su curiosidad iba de la mano con las alertas
-. Conversamos y nos dimos cuenta que ambos íbamos a la subasta. Lo invité a que fuéramos juntos. Él es un principiante, sabes? Tu chico es su primer esclavo.
IMBECIL!!! MI CHICO NO ES ESCLAVO DE NADIE!!!
-. ¿Tú lo invitaste a ir contigo a la isla? – necesitaba confirmar esa parte
-. Claro! Fuimos juntos y llevamos de lo mejor…
-. ¿Y llegaron juntos de vuelta a la ciudad?
Sergei dejó de reír y fanfarronear. Por fin notó el tono imperioso con que Adamir preguntaba.
-. ¿Cuál es el problema, Adamir? ¿Qué pasa con Hervé?
Adamir retrasó unos segundos su respuesta.
-. Tiene al chico equivocado.
Veinte minutos más tarde, el vehículo se detenía frente a la dirección que Adamir había leído en la tarjeta que le quitara a Sergei. Durante el trayecto la había estudiado: “Hervé Billalde” en caligrafía oscura junto a la dirección. Nada más. Una tarjeta muy simple.
No había pensado qué haría cuando encontrara a Max. Le devolvería el dinero o le ofrecería otro chico, lo que fuera. No conocía a Hervé pero estaba dispuesto a salir con Max de allí aunque tuviera que usar la fuerza, amenazas o cualquier medio disponible.
-. Esta es la dirección, señor – dijo el taxista apuntando hacia una casa cerca de la playa, en el otro lado de la ciudad.
Adamir tiró el dinero y se bajó de prisa. No era una casa especial como la de Sergei o la de Nazir. En realidad solo alcanzaba a ver el techo porque una reja y un portón de madera ocultaban la casa. Golpeó. Forcejeó con la puerta intentando abrir pero no tuvo éxito. La golpeó con el puño repetidas veces
-. Abre!!! Abre la puerta de una vez!!!
Pero solo había silencio. Demasiado silencio.
De hecho, Adamir observó lo que había pasado por alto; la calle entera estaba vacía y abandonada. Había mucho silencio en todas las casas del sector. Los ojos se le quedaron pegados en un gran letrero
“Ventas. Segunda etapa en construcción”
Giró como desesperado… estaba en un sitio con casas aún en construcción. Nadie habitaba esas casas!! Pero… ¿Qué demonios??!!!
El chirrido de un vehículo capturó su atención. Nazir descendía del auto y no se veía contento
-. Esta es la dirección pero no hay nadie…- Adamir exhibía la tarjeta – tiene que ser en otra parte, otra calle con el mismo nombre.
-. Te pedí que me esperaras!!
-. Max no puede esperar!!! – gritó Adamir que ya no daba más
Nazir leyó la tarjeta y comprobó la dirección de la calle
-. No es un error. Estás en el lugar correcto solo que esto está vacío
-.- No puede ser
Adamir corrió con rapidez y de un puntapié derribo parte de la cerca de madera y siguió corriendo hacia el interior
Nazir elevó los ojos al cielo y luego de comprobar que no había nadie cerca, siguió a su hermano dentro de la casa.
Era una casa apenas terminada. Los vidrios de las ventanas exhibían cintas en forma de X y todo se notaba sin uso.
-. Max!! MAX!!! MAAAAAX!!!
Las puertas y ventanas estaban cerradas pero sin que ello le importara, Adamir rompió una para ingresar.
-. ¿Qué haces??!! – Nazir no podía creer el estado de urgencia de su hermano
Adamir recorrió corriendo el interior de la casa, gritando y buscando en cada recoveco posible. Allí, efectivamente, no había nadie. Estaba como loco
-. No hay nadie aquí!! – gritó – Max no está aquí!!! – su expresión clamaba por ayuda pero Nazir no tenía respuestas
-. Tienes que calmarte. Vamos a pensar cómo encontrarlo, si es que se puede – sugirió Nazir
-. No tengo tiempo para pensar – gruñó Adamir subiendo al vehículo – Volvamos donde Sergei.
Volvieron y pidieron hablar con él, solo que Sergei, muy nervioso, no tenía más información, solo ofrecía disculpas
-. Lo conocí hace apenas una semana. No sé donde trabaja ni que hace pero tenía dinero. Te aseguro que pagó bien por ese chico – se excusó Sergei
Nazir sostuvo a Adamir por el brazo y lo sacó de la casa, casi por la fuerza.
-. Heinrich fue quien lo recomendó!!! – dijo Adamir en cuanto estuvieron de vuelta en el automóvil. Nazir miraba de soslayo, muy preocupado.
Adamir marcó el número en el teléfono. Heinrich respondió tras el tercer timbrazo y luego de rápidos saludos protocolares, Adamir exigió saber sobre Hervé y su ubicación.
Heinrich suspiró largamente antes de responder
-. Lo conozco hace años. Hicimos negocios en el pasado, pero es una persona muy reservada – informó
-. Dime dónde puedo encontrarlo ahora – exigió Adamir casi siendo descortés
-. No sé dónde pueda estar. Hervé viaja mucho.
-. Pero dices que lo conoces hace años!!! – protestó Adamir
-. Puedo garantizarte que él es una persona confiable
-. No se trata de eso – rechistó Adamir. le daba igual si era confiable y la tenia gigante. No quería saber mas de ese tipo, solo encontrarlo y con él, a Max – Compró a un esclavo equivocado y lo quiero de vuelta!!!
-. Veré que puedo hacer – respondió Heinrich solemne – te llamaré más tarde
Heinrich colgó y Adamir se quedó con la mirada vacía, como si estuviera perdido en el mundo. Estaba desquiciado de enojo pero no tenía contra quien desquitarse. Estaba loco por recuperar a Max pero no sabía dónde buscarlo ni tenía a quien más acudir. Sergei y Heinrich parecían ser todas las conexiones posibles.
-. Quiero ir al club que frecuenta Sergei – ordenó a Nazir
Nazir no se movió
-. ¿Y qué planeas hacer cuando llegues al club?
-. Encontrar a Hervé
-. ¿Vas a preguntar a cada uno de los asistentes?
Adamir guardó silencio, enfurruñado y furioso. Por supuesto que no podía hacer eso. No sabía cómo lo haría… pero ya se le ocurriría algo.
-. Tengo que encontrarlo. Tú no entiendes…
-. Si. Yo si entiendo. Eres tú el que no entiende – Nazir estaba molesto y su voz era severa
-. ¿Qué es lo que no entiendo? – respondió Adamir desafiante
-. Todo lo que sabemos de Hervé es que tiene dinero, es confiable, muy reservado y tiene a Max. Él lo compró y ahora es su dueño.
-. NO! Yo no lo vendí!! – gritó enojado – Fue una…
-. Una venganza de Exequiel. Ya lo sé pero Hervé no lo sabe y cree que es suyo
Nazir hablaba con fría calma.
-. ¿Qué me estás diciendo? – preguntó Adamir sin mirarlo
Nazir se quedó callado y dejó que Adamir digiriera sus palabras y sacara conclusiones
-. Alguien tiene que saber dónde encontrarlo – Replicó Adamir negándose a aceptar lo que Nazir sugería con su silencio.
– No voy a dejar que se quede con él – insistió más agitado
-. NUNCA!!! – gritó como si fuera necesario convencer a alguien.
Nazir asintió despacio y finalmente encendió el coche.
-. Iremos al club en la noche – dijo poniéndose en marcha hacia su casa – preguntaré discretamente y tú te mantendrás en silencio. No vas a hacer ninguna tontería. – Nazir no estaba sugiriendo sino ordenando.
MAXIMILIAN.
Se negaba a probar la comida que le llegaba en la bandeja aunque se veía deliciosa. Dos veces más alguien había abierto la pequeña puerta y aunque se Max se movió rápido, no alcanzó a ver nada hacia el otro lado. Le gritó que quería saber dónde estaba y que harían con él, pero no obtuvo respuesta. Solo una bandeja que no tocaba.
A lo largo de las horas fue pasando por diferentes etapas: le gritó a la cámara, luego se enfurruñó y pateó las paredes y la puerta hasta que se cansó… entonces se sentó en el suelo y se sostuvo la cabeza entre las rodillas vencido por la frustración. ¿Por qué todos querían hacer con él lo que se les daba la gana sin preguntarle?
-. No soy un esclavo. No soy un esclavo. No soy un esclavo.. no lo soy…
Lo repitió más de 100 veces, balanceándose hacia atrás y adelante. Solo se calló cuando se le secó la boca y sintió sed. Miró la botella intacta sobre la bandeja. Apretó los ojos y escondió la cara. No iba a beber ni comer nada.
Despertó más tarde con el ruido que hacía la persona misteriosa que cambiaba la bandeja. Se despabiló rápidamente. Una nueva bandeja descansaba sobre la saliente de la puerta pero la trampa estaba abierta. Max se levantó y se acercó. Del otro lado solo había oscuridad
-. Hola.. Hola!!!
Alguien esperaba del otro lado
-. Maximilian, el señor ordena que se alimente y beba.
Voz de hombre, plana, lenta, mecánica, sin entonación particular.
-. ¿Cuál señor? ¿Por qué sabe mi nombre?
-. También dice que puede usted ver televisión. El control está sobre la repisa
-. ¿Cuál señor? ¿Dónde estoy?
Max se dio cuenta que quien fuera estaba del otro lado no iba a responder sus preguntas, así es que en un gesto atrevido cruzó su mano por la pequeña ranura de la puerta y manoteó tratando de agarrar a la persona. Pero no había nada. Su mano buscaba infructuosamente
-. ¿Dónde estoy? ¿Quién es el señor? Dígame!!!
-. Una cosa más, si desea ir al baño golpee tres veces la puerta
Entonces, alguien con mucha fuerza empujó su mano de vuelta hacia atrás y el pequeño pórtico se cerró de golpe
-. Espere!! ¿Quién es usted? ¿Por qué estoy aquí? Respóndame!!!
Pero ya no había con quien hablar. Max retrocedió hasta la cama y miró la cámara que parpadeaba en el techo. Seguramente por eso no había muebles en el cuarto. Los habría puesto uno sobre otro hasta alcanzar la cámara y destruirla. Muy bien; la persona que le habló lo llamó por su nombre y en esas escasas frases le había pedido alimentarse, distraerse con la televisión y golpear la puerta para ir al baño ¿Por qué parecía como si nadie quisiera hacerle daño? Su mente lo traicionó y pensó en Adamir. Él amo no lo habría dejado tranquilo tantas horas. Quien lo había comprado parecía no tener prisa por tocarlo ¿sería eso cierto? Su estómago se quejó ruidosamente. El olor de la comida recién dejada era bueno… llevaba demasiadas horas sin comer… suspiró cansado, a punto de rendirse. Algo no seguía una lógica aquí. Estaba cautivo pero no lo trataban mal, al menos no hasta ahora. Tomó la bandeja y comenzó a comer mirando la cámara en el techo.
-. No está envenenada, ¿o sí?
Wow, eso sabía delicioso. Sintió más hambre luego de probar el primer bocado
-. Sería estúpido que me compraras para matarme con la comida
Se hubiera reído de su propio chiste pero estaba demasiado ocupado tragando
-. Nada mal tu comida – anunció a la cámara cuando terminó
Max dejó la bandeja de lado y fue hasta la puerta. Le dio tres sonoros golpes y esperó impaciente. Minutos después la pequeña apertura se abrió
-. Deme sus manos, por favor
Max sonrió reticente a la cámara. Lo trataba bien pero no era tonto. De mala gana estiró ambas manos y sintió las frías pulseras de las esposas metálicas.
-. Retroceda – ordenó la voz
La puerta se abrió. Estaba oscuro al otro lado pero había tres personas esperándolo, sin máscaras ni antifaces. Le tomaría unos segundos poder ver claramente sus rostros
-. Por aquí – dijo el hombre más bajo de los tres. Eran adultos, de rostros comunes muy serios y vestían de oscuro.
-. ¿Quién es el señor? – Preguntó Max avanzando por el pasillo oscuro rodeado de los tres hombres – Por favor, quiero saber quién es – repitió pero ellos permanecían impasibles. Se detuvieron y uno de ellos abrió una puerta y le indicó entrar.
-. El señor dice que puede tomar una ducha si lo desea. Hay ropa limpia dentro.
La puerta de cerró a sus espaldas. Lo habían dejado entrar solo. El baño, al igual que el cuarto donde estaba, se notaba nuevo y luminoso. Nuevamente la ventana alargada estaba en lo más alto, inaccesible. Revisó de un vistazo. Estaba bien equipado, ropa simple, accesorios de limpieza, cepillo, jabón y toallas, pero no había nada que pudiera usar para escapar o cortar la larga cadena que unía sus muñecas.
-. ¿Dónde instalaste la cámara? – Preguntó en voz alta, buscando, pero no pudo encontrar ninguna aunque revisó por todos lados – La escondiste bien – dijo dándose por vencido y haciendo uso de las instalaciones.
La ducha era un espacio grande con puerta acrílica. Max, dejó que el agua corriera por su piel durante mucho rato. La sensación del agua tibia y el aroma del jabón y shampoo eran relajantes y le ayudaban a sanar el dolor de su torso, aunque constantemente miraba la puerta del baño para comprobar su seguridad.
Al terminar, tomó una de las toallas y la estiró para envolverse. Olían bien…
-. Estoy listo – dijo abriendo la puerta. Los tres hombres esperaban atentos. Nuevamente la oscuridad del pasillo no le permitía a Max ver más allá de la silueta de los hombres. Se detuvieron frente a la puerta del cuarto y entonces Max hizo algo inesperado. Sujetó al hombre que le hablaba por la solapa y le buscó los ojos
-. Dígame donde estoy y con quien, por favor – suplicó
Los ojos del hombre parpadearon y le devolvió a Max una mirada cargada de lástima y simpatía, como si quisiera decirle que nada malo le pasaría pero no podía hacerlo. El hombre no dijo ni una palabra pero la expresión de su mirada tuvo un efecto calmante sobre Max.
Unos segundos después, los otros hombres lo habían despegado del primero y estaba de vuelta en el cuarto del principio. Alguien había estado allí. La televisión estaba prendida y sobre la cama había una cesta acompañada de un nuevo sobre.
“La comida no está envenenada. Le dije al chef que te gustó su comida. Espero te agraden”
Max sonrió sorprendido. Sí lo había estado escuchando y le respondía. No sabía quién era pero se estaban comunicando. Revisó con cuidado el contenido de la cesta: cajas y bolsas con chocolates y caramelos. Le gustaba mucho todo aquello pero se negó a permitir que lo supiera quien lo espiaba por la cámara.
-. Quiero saber dónde estoy y quien eres- dijo hacia la cámara fingiendo que ni la cesta ni la nota importaban.
Dejó la cesta en el suelo al lado de la cama y se tendió en ella. La televisión mostraba una película de acción… por supuesto que no era primera vez que veía televisión! Lo había hecho muchas veces… pero nunca tenía él la posibilidad de elegir que ver o hacerlo desde una situación tan cómoda. Se removió acomodándose en la cama y apretó los botones del control hasta descubrir donde subir el volumen. Veinte minutos después los vehículos escapaban veloces de la policía y Max estaba enfrascado en la película. Quizás de la pura tensión estiró la mano y tomó una de las cajas de chocolates y la abrió de prisa, sin despegar los ojos de la tele. Sabían deliciosos. Se comió varios antes de que la película terminara, la oscuridad entrara por la ventana y Max cerrara los ojos, dormido.
Al otro extremo de la cámara alguien estaba relajando sus hombros y aliviando la tensión. Empezaba a sonreír con cada gesto de Max. Sabía que no era una tarea fácil. Estaba comenzando a conquistarlo aunque no podía cantar victoria. Un chico esclavo como Max era delicado y no quería ni podía estropearlo. Tenía solo una oportunidad de hacer las cosas bien. Le diría a Max donde y con quien estaba a su debido momento.
NAZIR
Se había encerrado en su oficina con instrucciones de no ser molestado por ningún motivo. Nazir estaba de pie, las manos unidas por detrás y la vista fija en la nada. Necesitaba pensar. Adamir estaba muy mal y él lo sabía. El infortunio del huracán en la isla había empeorado aún más las cosas pero él notaba que las cosas iban mal con su hermano desde hacía bastante tiempo y eso lo preocupaba en distintos niveles: por un lado estaba la seguridad y el secreto que debía rodear al negocio y que se había roto peligrosamente con la detención de sus hombres y la información que había obtenido ese detective del computador rescatado. A Nazir le llamaba profundamente la atención y le chocaba la poca importancia que Adamir le había dado a remediar el tema, y no se trataba de que no entendiera el peligro, sino que parecía burlarse del riesgo. Quizás Adamir no comprendía del todo lo que significaba que se descubriera su negocio. Sería el fin de la vida que conocían. No quería ni pensarlo. Por eso, Nazir estaba dispuesto a hacer lo que fuera para no poner su nombre y sus negocios en peligro. Algo en la isla ya no funcionaba como antes; desde el accidente de Santiago todo iba cuesta abajo y la preocupación se acrecentaba sin ver una solución en el horizonte. Un hecho era claro: Adamir había cambiado y eso era parte del otro tema de preocupación de Nazir. La historia comenzaba años atrás cuando tuvo un momento de debilidad y llevó a su hermano pequeño al club BDSM. No olvidaba nunca que había sido él quien lo inició en ese mundo aunque jamás imaginó que aquella visita desencadenaría en un cambio total de vida para Adamir. A veces se preguntaba que habría sido de su hermano si no lo hubiera introducido en esta locura. Sabía bien que era inútil preguntárselo porque no había respuesta ni modo de volver el tiempo atrás. La interrogante resurgía ahora que había problemas y Nazir se daba cuenta de lo mucho que Adamir no había vivido ni experimentado en su vida por estar encerrado creyendo que todo funcionaba de maravillas. Adamir se vio contento con su estilo de vida durante muchos años, pero Nazir no podía dejar de preguntarse si esa supuesta felicidad alguna vez fue verdadera. Él conocía la intensa sensación de estar enamorado y ser correspondido. Nada en el mundo reemplazaba lo que Sergio significaba para él. Lo veía en su otro hermano, también enamorado de su mujer y en algunos de sus amigos y conocidos; nada es más poderoso que el amor. Entonces Nazir había llegado, sin mucho problema, a una simple conclusión: la explicación de todos los cambios y problemas de Adamir tenía nombre: Max. Hasta el más ciego se daba cuenta de lo obvio excepto su obtuso hermano: estaba enamorado hasta los huesos de ese chiquillo pero era completamente incompetente en el tema del amor. Adamir no podía trazar una línea que dividiera sus sentimientos de corazón por Max separándolos de lo único que conocía: sumisos y esclavos. No sabía cómo amarlo, no tenía herramientas que le permitieran hacerlo así es que seguía recurriendo a lo conocido e insistía en catalogar a Max como su esclavo perfecto o favorito, sometiéndolo a la fuerza y de paso causándose su propia infelicidad. Lo había escuchado al teléfono días atrás y le sorprendía que Adamir todavía no entendiera que cada vez que el chico era infeliz, él también lo era. Era lamentable que Max fuera tan joven y no tuviera experiencia en el tema. Recordaba que Sergio había sido su maestro en lo que a sentimientos se refería; le había enseñado como amar y expresar lo que sentía, pero en el caso de estos dos, estaban más que jodidos. Simplemente condenados al fracaso. Nazir no tenía sentimientos especiales por Max; solo le preocupaba el papel que el chico representaba en la felicidad de Adamir. El rol de hermano mayor, protector y causante de la “perdición” de Adamir se había exacerbado luego de la muerte de su madre. Adamir no tenía a nadie más que a él y tal vez a Santiago, razón por la cual él se había hecho cargo de él. El resto de personas que se relacionaban con Adamir solo eran conocidos, por lo tanto, Nazir sentía que estaba en sus manos ayudarlo a encontrar su verdadero bienestar. Su hermano ya no era el mismo, estaba confundido, en riesgo y no se daba cuenta. Le había dado muchas vueltas al tema, preocupado profundamente tanto por la seguridad como por la felicidad de Adamir. Era un tema personal que se había propuesto resolver.
Primero, Sergio pensó que la gravedad del semblante con que andaba Nazir últimamente se debía a la muerte de su madre y lo dejó tranquilo, atendiéndolo con más cariño y sin inmiscuirse, pero con el correr de los días se fue dando cuenta que algo más sucedía y él no estaba enterado
-. ¿De qué se trata? – exigió saber
Nazir no estaba obligado a hablarlo con Sergio, pero había llegado a un punto ciego en que no sabía cómo proceder y si había algo para lo que Sergio tenía mucha habilidad, era para entender sentimientos.
-. Siéntate. Voy a contarte
Nazir habló sin interrupciones durante largo rato; quizás nunca antes le había explicado tanto a Sergio sobre la relación con su hermano y lo mucho que le importaba que estuviera bien. Se sintió bien compartiendo el peso con su amado, tanto así que no omitió el problema que tenían en la ciudad ni ningún otro detalle.
Mientras Nazir hablaba, Sergio se limitaba a tomar notas mentales de las preguntas que haría al terminar y a hacer gestos con casi todas partes de su cuerpo cuando escuchaba algo que no sabía ni esperaba. Cuando Nazir casi había terminado de hablar y Sergio se preparaba para darle las mil ciento una soluciones que el fácilmente veía, escuchó una frase que lo hizo retroceder en el asiento y olvidar todo lo que había pensado
-. ¿Me estás diciendo que Adamir volvió a atar a Max y a tratarlo como esclavo cuando volvieron a la isla?
Después de tantos años de relación y de conocer bien todos y cada uno de los gestos y entonaciones de Sergio, Nazir supo de inmediato que había cometido un error al mencionar ese detalle y que ahora tenía un nuevo problema.
Me da miedo que Salir no encuentre a Max. Pobre Nazir le va a llover xD
YA MUÉRETE, ADAMIR!!!
Listo! Aquí mi comentario jijijiji
Ay, perdón! Casi olvido a los demás jijijiji
Chan chan chan chaaaaaaaan!!! Mati se topó con algo… interesante? Qué va a pasar ahí? Este suceso me dejó con algo de incertidumbre…
Ojalá esto nuevo que está pasando con Max no sea el mismo infierno que vivió can Adamir (que por cierto, ya debería estar muerto). Ese chiquillo merece alguien que entienda su rebeldía… si es que eso suena con lógica jijijiji
Entiendo que Nazir tiene que buscar mantener ciertos cosas de su vida a salvo de los hechos que se avecinan, pero como me encantaría que dejara que Adamir (que por cierto, ya debería estar muerto) arreglara su propio desastre MUUUAAAAJAJAJAJAJAJAJAJA!!!
Verdad que Cris va a lograr encontrar algo contra Adamir? (que por cierto, ya debería estar muerto) Oh tal vez no, pero es que este crossover me tiene muy emocionada jijijijij
Eso es todo lo que se me ocurre en este momento. Gracias por dejarnos leer! <3
Hola Nani, soy una fan fiel, paso con frecuencia por aquí para buscar actualizaciones de tus historias, y desde hace tiempo dejaste de actualizar, extraño tus historias, tienes pensado publicar con una editorial? ojala pueda de alguna forma poder seguir tu trabajo
Muchas gracias 🙂
Hola Tere!!! Creo que no te has fijado que esta misma historia va, actualmente en el capitulo 91. Estoy actualizando desde hace un tiempo y pienso seguir haciéndolo con todas mis historias. Con respecto a tu otra pregunta, no. Lo siento. No me interesa publicar con una editorial pero si quieres seguir mis historias, vas a encontrarlas todas aquí, siempre. Muchas gracias a ti por tu cariño. Saludos! Nani.