Capítulo 23

 

 

CAPITULO 23

 

Leila no había parado de hablar en todo el resto del día y aunque la quería mucho y estaba muy agradecido, él necesitaba silencio para pensar. Anochecía, y ella le repetía a su madre una y otra vez que estuviera tranquila porque su hijo iba a tener un buen trabajo; le decía que ellas dos vivirían juntas y que todo iba a cambiar para bien. Se lo habían dicho lentamente a su madre, explicándole  en detalle pero omitiendo la parte en que Carline existía desde hacía semanas. Curiosamente, ella había reaccionado alegrándose por su hijo pero llorando a la vez. En su negro mundo de depresión, nada lograba animarla lo suficiente.

-. Voy a dar una vuelta – dijo Carlitos preparándose para salir. Leila saltó de la silla parándose frente a él

-. Pero tienes sesión de fotos mañana temprano – dijo actuando como si fuera la manager de una celebridad

Carlitos se largó a reír. Era increíble como la risa había regresado a él.

-. Vuelvo en 20 minutos. Solo quiero tomar aire

-. Está bien. – dijo ella resignada – tenemos que comenzar a trabajar temprano mañana

-. Si… lo sé. Vuelvo luego

El señor Joao le había preguntado a Leila si podía acompañar a Carline a la sesión de fotos para ser su maquilladora.

-. Por supuesto! ¿Quien más podría hacerlo? – había respondido Leila orgullosa.

Trabajarían juntos mañana. Ya no sería un maquillaje a escondidas para preparar a Carline sino todo lo contrario; Leila posiblemente llamaría a sus ayudantes y de a poco, mucha gente se iría enterando de quienes eran él y ella. Lo que le sucedía era tan increíble que le costaba trabajo imaginar cómo sería o qué podía esperar, pero el sentimiento de expectación era turbador y emocionante. Carlitos y Carline se preparaban para dar sus primeros pasos en el mundo de la moda, revelando su identidad. Todo el mundo lo sabría dentro de poco. ¿Le importaba?…  Carlitos caminaba por las cuadras sin dirigirse a ningún lugar en particular, con la frase que se estaba preguntando quemándole el pensamiento… ¿le importaba que la gente supiera? Se restregó las manos y siguió caminando. No pensaba alejarse mucho… solo quería unos instantes de tranquilidad para poder encontrar la respuesta a esa y  otras preguntas que le daban vueltas en la cabeza. Imaginó a las personas de la tienda de la señora Helena.. Oh Dios! la señora Helena… ¿Qué diría?… ¿seguiría deseando contratarla para el siguiente catálogo? Tal vez ya  no… y las vendedoras?… y… sus profesores? Estaba seguro de que al inspector Jara le daría lo mismo… el hombre le había hecho saber que su sexualidad no le importaba, pero… y al resto de la gente en la escuela? Pensó en la cara que pondría su profesor de química.. o el de matemáticas… se frotó las manos un poco más intensamente… ¿Qué dirían sus compañeros? Oh Dios!! pagaría lo que fuera por ver la cara de Jeffrey cuando se enterara que había estado intentando coquetearle… Ja! Sonrío nerviosamente… apretó sus manos… todos se iban a enterar… todos ellos

-. No me importa – dijo en un susurro

No era el modo que él habría elegido para que Bruno se enterara, sin verle la cara ni disfrutar de su venganza,  pero tampoco le afectaba demasiado, no?… Si de todas maneras él había pensado decirle, más bien gritárselo, cuando estuvieran en medio de la fiesta de graduación… Rayos! le habría gustado tanto verle la expresión de sorpresa, mirarlo fijamente mientras lo dejara en ridículo frente a todos sus amigos y él se derrumbaba… que Bruno y los idiotas supieran que los había engañado a todos y no era un tonto como lo creían.. Rayos!! Eso habría sido genial si no fuera porque… Carlitos, súbitamente, dejó de caminar y se quedó quieto como estatua, aguantando la respiración. Se giró bruscamente mirando fijo hacia las cuadras de atrás donde estaba Leila, como si necesitara verla para confirmar lo que había pensado. Es que… es que sí se cumplía lo que le había dicho el señor Joao se iría del pueblo… Si firmaba ese contrato ya no tendría que ver a Bruno ni al resto nunca más.

Oh Dios!! Oh Rayos!! Oh Rayos!!!  Eso significaba que…

-. Puedo… si puedo!!! – susurró con fuerzas, soltando el aire.

Respiraba de prisa… sentía como la adrenalina corría por su cuerpo y se llenaba de energía que no sabía por dónde desbordar. Sus pies comenzaron a moverse en una especie de baile sin sentido

-. Si puedo… si…

Carlitos, apabullado por las noticias, no había tenido tiempo para analizar y solo recién se daba cuenta que sus planes nuevamente cambiaban: con este nuevo escenario en su vida si podía ir a la fiesta de graduación acompañando a Bruno y dar curso a su esperada y merecida venganza. Oh Dios!! Tenía tanto que agradecerle al señor Joao.  Ahora era más fácil ser Carline y darle una muy necesaria lección a quienes lo habían maltratado y abusado, en especial al cabecilla del grupo.

-. Me las vas a pagar… – dijo con una increíble seguridad, aunque nadie lo escuchaba pero él sabía a quién iba dirigida su frase

La sensación de alegría y triunfo anticipado era tremendamente fuerte. Corrió por la calle de vuelta a su casa, dando saltos y aguantándose las ganas de gritar.  Unas cuadras antes de llegar, volvió a detenerse de golpe

. Tengo que planear todo muy bien – dijo recordando la última vez que Carline habló con Bruno. Tendría que volver a llamarlo y no podía equivocarse en lo que le dijera… aunque probablemente Bruno estaría tan feliz de escuchar a Carline que no se daría ni cuenta de nada. Nuevamente la risa brotó espontanea y malévola de su garganta. El teléfono volvía a ser su amigo y aliado. Metió la mano al bolsillo y levantó el celular. No había contado las llamadas perdidas que no se dignó responder. Rayos! Le diría que había estado muy ocupada con su madre y había sufrido mucho sin poder hablarle. Eso bastaría para que Bruno se derritiera. Sonrió con los ojos brillantes de maldad comenzando a sentir un leve gusto a gloria.  Hablar con Bruno seguía siendo difícil aunque ahora la razón era mejor; no tenía que despedirse sino alentarlo a que invitara a Carline a la fiesta y continuara su relación con ella. ¿No se habría cansado?.. o si?… Quizás él ya había invitado a alguien más? Las dudas surgieron de prisa, alterándolo un poco. Tendría que hacerse el tiempo y el ánimo para llamarlo pronto, hoy mismo, antes que la situación cambiara. Su forma de caminar de vuelta a casa no tenía ningún parecido a la forma en que había salido de ella. Ahora sus pasos eran ligeros y elásticos y su estado de ánimo alegre y decidido.  Ya casi llegaba cuando lo vio. Oh Rayos!!! El vehículo de Bruno se estacionaba frente a la casa de Leila. Carlitos detuvo todos sus movimientos. Nada más pensar en él y tenía que aparecer.  Se ocultó de prisa detrás de un árbol y esperó a ver que hacía. Ojalá no bajara a golpear a casa de Leila. La casa de ella estaba a oscuras pues Leila estaba con su madre. No tuvo suerte. Vio como Bruno bajaba del auto muy decidido y se dirigía derecho a la puerta de la casa de Leila. No supo cómo calificar la emoción que sintió al verlo nuevamente… sus sentimientos oscilaban entre el odio y algo mas, difícil de entender y describir. Bruno golpeaba la puerta impacientemente una y otra vez. Se notaba que estaba ansioso. Pasados unos minutos, Bruno comenzó a mirar hacia todos lados incluyendo las casas vecinas.

 – Rayos!! No, no, no. Esto no es bueno

Carlitos se puso nervioso. Sus piernas temblaron cuando vio que Bruno se dirigía a la casa del lado donde había luz… su casa!!! Su casa con su madre y Leila dentro!! Rayos… Rayos!! Tenía que detenerlo.  Sin dudarlo, salió del árbol y se alejó casi corriendo, en sentido contrario. Metió la mano al bolsillo y tomando su teléfono marcó el número de Bruno. Ralentizó su caminar ya que el corazón le latía tan fuerte que parecía haberse alojado en su garganta.

-. Carline??? – Bruno respondió con mezcla de impaciencia, molestia y enorme alivio, todo en una sola palabra que era su nombre.

Carlitos dejó de caminar para poder respirar y sostenerse. Se giró para ver que Bruno se había detenido y ya no iba hacia su casa. Buscó refugio y apoyo detrás de unas plantas y se afirmó para tener fuerzas y ser capaz de responderle.

-. Hola. Soy yo – dijo luchando contra los recuerdos que se activaban al escucharle la voz. Tenía que desecharlos y concentrarse en lo importante.

-. Carline… Oh Dios! Qué bueno escucharte ¿Qué ha pasado? Me estoy volviendo loco ¿Por qué desapareces? ¿Dónde estás?

-. Son muchas preguntas

-. ¿Por qué no me has llamado? No te imaginas como me siento sin saber de ti

La desesperación en la voz de Bruno hizo que los labios de Carlitos se curvaran en una sonrisa maligna

– Lo siento. Tengo mucho que contarte – dijo Carlitos re-encontrándose con Carline y con su voz, volviendo a sentirse tranquilo y empoderado de su papel

-. Cuéntame. Quiero saber de ti y de tu familia. Te extraño tanto.

Carlitos vio a Bruno a través de las hojas; sostenía el teléfono con ambas manos y caminaba despacio de vuelta a su vehículo. Suspiró tranquilo.

-. Mi mamá está mejor y ya todo vuelve a la calma – respondió con seguridad

-. Esa es una noticia muy buena

-. Si. Ya puedo volver a trabajar y retomar mi vida normal

-. ¿Puedo ir a verte, entonces?

La impaciencia en la voz de Bruno hizo que Carlitos se sintiera muy bien y se tomara un largo instante antes de responder… solo por verlo sufrir mientras aguardaba su respuesta. Bruno había dejado de caminar y aguardaba lo que Carline le diría. Por unos segundos, un nuevo sentimiento de seguridad lo recorrió de arriba abajo. Bruno seguía siendo arcilla moldeable en manos de Carline

-. No creo que sea buena idea

Pudo ver los hombros de Bruno encogerse y todo su cuerpo expresar desilusión.

-. ¿Por qué? Quiero verte – dijo Bruno en tono de súplica

-. Es que tengo mejores noticias – dijo Carline ensayando su mejor voz de seducción – Tengo que volver al pueblo por un trabajo

Increíble. Bruno levantó la cabeza, enderezó los hombros y se alegró notoriamente

-. ¿Cuándo?! ¿Cuándo vienes?

Habría podido jurar que Bruno estaba sonriendo

-. Dentro de unos días. ¿No te acuerdas que me invitaste a tu fiesta de graduación?

Carlitos esperó con el alma en vilo y los ojos fijos en la sombra de Bruno

-. Claro que me acuerdo. Yo creí que… tal vez tu no ibas a poder… – la voz de Bruno se fue apagando hasta volverse silencio. Solo se lo escuchaba respirar fuertemente emocionado – Oh dios, estoy tan feliz de escucharte.  Carline. Te echo mucho de menos. Me haces falta

La inesperada confesión, tan vehemente y sincera, sorprendió a Carlitos que no estaba preparado para escuchar algo así. Cerró los ojos y apretó los dientes… No. no podía flaquear ahora. Se había prometido no ser estúpido. Buscó en su mente el recuerdo de Bruno participando junto a los demás en el último abuso del que había sido objeto. Las emociones se calmaron. Solo el odio sobresalía

-. Yo también te extraño – respondió fríamente.  Bruno pareció no darse cuenta, tan entusiasmado en volver a saber de ella.

-. Añoro nuestras conversaciones antes de dormir. Quiero volver a verte, olerte y tocarte… – La voz de Bruno se había vuelto ronca y sugestiva. – Quiero escuchar tu risa y que me cuentes como estuvo tu día. Quiero besarte… quiero todo de ti.

Carlitos se sintió molesto, muy molesto, al escucharlo hablarle así. Su respiración se aceleró y alejó el teléfono de su oído. Rayos!!! estaba tan agitado y alterado. Solo unos días más y ya no tendría que volver a aguantarlo nunca más… necesitaba ser muy fuerte durante los pocos días que quedaban para la fiesta y no dejar que sus emociones le ganaran. Inhaló profundamente antes de responder

-. Estaré en el pueblo unos días antes de la fiesta. Te avisaré cuando llegue.

-. Pero me gustaría verte mañana mismo. Puedo viajar si tu me…

-. No. Mi mamá y el trabajo… ya sabes. Espérame solo unos días más.

-. Ay Carline! Te estaré esperando. Estoy loco por verte

-. Yo también, Bruno. Yo también. – dijo Carlitos dándose cuenta que comenzaba a tener muchas ganas de que la fiesta llegara pronto.

 

 

 

 

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