Capítulo 3

Para su decimo quinto cumpleaños le regalaron dinero. Decidió invertirlo en unas cuantas cosas que necesitaba y que no encontraba en su pueblo o que no se atrevía a comprar abiertamente.

Viajó a la ciudad con su madre y mientras ella iba a clases, él fue a comprar a las direcciones que había buscado en internet… volvió con sus trofeos escondidos a la casa, dispuesto a usarlos. Sabía que se estaba arriesgando mucho pero… Pedro no iba a tomarlo si él no lo forzaba un poco…

La siguiente vez que Sofía viajó a la capital, Javier decidió que ya había esperado demasiado. Habían pasado meses desde que tuviera sexo y su propia mano ya no lo satisfacía como antes… quería a Pedro y estaba dispuesto a todo para conseguirlo.

Cenaron juntos mientras la lluvia caía fuerte afuera. Al terminar, Pedro se fue a responder unas llamadas telefónicas de sus pacientes y Javier corrió a su dormitorio.  Se duchó cuidando de limpiar cada parte de su cuerpo y dejó en el cajón de su mesa de noche lo que necesitaba… Estaba nervioso, muy nervioso… pero completamente decidido. Se miró al espejo… le gustó su imagen… confiaba en poder convencerlo

Lo encontró aún hablando en su teléfono… se acercó sonriendo con malicia, sin que él lo viera… lo abrazó por atrás y comenzó a llenar su cuello de besos… aspiró su aroma… lo volvía loco el olor de Pedro… se acercó a su oreja y chupó el lóbulo… tironeando suavemente.

Pedro terminó rápidamente su conversación… no podía concentrarse en otra cosa que no fueran las caricias de Javier

– ¿Qué haces, Javi?

Sonriendo, se giró para buscarlo… la sonrisa se congeló en el rostro… Javi solo vestía el pantalón corto que usaba para dormir… el resto solo era piel…

Preciosa piel…

Se encontró con sus propias manos tocando esa piel sin que lo hubiera pensado… irresistiblemente atraído… se quedó mirándolo como si no lo hubiera visto en mucho tiempo… sorprendido de encontrarlo casi desnudo en la sala… tan hermoso…

Javier se aferró a él y le buscó la boca para perderse en un beso que expresaba todos sus deseos

– Javi…

Pedro intentó separarlo un poco poniendo sus manos en los hombros pero se encontró nuevamente con la piel desnuda bajo sus palmas… tan suave y caliente, aún húmeda de la ducha… Javier lo miro y sonrió de manera diferente. Sin decirle nada tomó su mano y lo llevó despacio hasta su dormitorio… no encendió la luz, se quedaron de pie al lado de la cama. Pedro sintió que había algo diferente en Javier… sabía lo que venía ahora.

– ¿Qué pasa, Javi?

Rodeo su cara con las manos… Javi lo miraba fijamente…  la oscuridad se volvía su cómplice… era más fácil hablarse y acariciarse cuando había poca luz.

-Te deseo… quiero que me hagas el amor

Se lo había insinuado y dado a entender muchas veces pero nunca había sido así tan claro… nunca antes lo había expresado con palabras. Javier pudo sentir como el cuerpo de Pedro se ponía tenso…

– Javi…

 Era una llamada de atención… lo había pillado desprevenido… no estaba preparado para esto pero sabía que… no debía… no..

 – no.. no…

Lo repetía muchas veces intentando que el sonido de la palabra penetrara también en su propia mente … no… no debía, no podía…

Pero Javier no se daba por vencido

– Pedro… sueño contigo todo el día… te deseo a cada rato… deja de negarte… por favor

– Javi… no…

Lo vio alejarse un par de pasos… Pedro estaba haciendo su mejor esfuerzo para mantenerse en control… lo deseaba… era tan difícil resistirse a Javier… pero la confusión y la culpa eran tan grandes.

Javier quedo de pie en medio de la sala… excitado, frustrado, enojado… de pronto las lágrimas comenzaron a caer despacio de sus ojos… la frustración dolía tanto

Pedro volvió hasta él, pero ya más tranquilo y dueño de su persona. Lo abrazó y lo pegó a su pecho

– Javi… esperemos… quiero que crezcas y…

-Esperar??!!!… no quiero esperar!!

– Solo tienes 15 años

Javier perdió la paciencia… la desilusión crecía… quería a Pedro, la excitación y el deseo lo volvían loco

– No quiero esperar más… quiero hacer el amor contigo!!!

Rogaba y lloraba al mismo tiempo. Pedro no supo qué hacer… nuevamente Javier le estaba ganando

– No soy virgen… ya lo sabes- lo miraba con sus ojos grandes llenos de agua… – No me hagas buscar satisfacción en otra parte…- lo dijo muy despacio… sufría él mismo al decir esas palabras… pero era verdad… la frustración era inmensa, deseaba a Pedro y él se negaba… iba a enloquecer de deseo insatisfecho

-Javier? –lo miró preguntándose si había escuchado correctamente…

Por primera vez estaban midiendo sus fuerzas… la culpa de Pedro y el deseo de Javier… frente a frente…

– Dijiste que no los volverías a ver

Celos… rabia… no le gustaba ser amenazado, pero mucho menos le gustaba pensar que Javier podía, en verdad, buscar su satisfacción en manos de aquellos chicos

– Cállate Javi…- era un ruego.. no quería recordar eso…– podemos esperar un poco más… eres tan niño aún- lo abrazó… su piel… Dios!! Su piel se sentía tan suave… su propio cuerpo se estremecía al contacto con Javier.

– Podemos?… soy yo el que espera… te escucho cuando estas con ella, ¿sabes?… tú no estás esperando nada

– Por Dios Javier… no es lo mismo… no es lo mismo- y lo decía en serio… Sofía era su mujer, buscaba satisfacción sexual con ella… pero sus pensamientos y sentimientos estaban puestos en Javier…

– Pues a mí me suena a sexo igual!!- gritó por primera vez… cansado y dolido, los escuchaba a veces y se tapaba con la almohada… lloraba de frustración, de rabia… sentía ganas de levantarse de su cama y correr hasta la otra habitación, separar a su madre de Pedro y gritarle que era suyo… que no lo tocara… que lo dejara en paz de una buena vez

– Duele mucho… me duele aquí- se llevó las manos al pecho, sobre el corazón – me duermo cada noche enfermo de deseo. Pedro… dame una razón para no hacerlo… una sola…- le hablaba despacio pero seguro, con el rostro lleno de súplica y lágrimas

– Razón?… tienes 15 años por el amor de Dios!!! Esa es una razón más que suficiente…

– ¿No me deseas?

Desearlo… ¿si acaso lo deseaba?.. ¿si acaso no había pensado mil veces en tocarlo por todas partes y hundirse en su cuerpo?… ¿en besarlo de verdad, con esos besos que dejan aturdido y atontado?… cabalgarlo con furia y descontrol… poseer ese cuerpo tan exquisito… escucharlo gemir y quejarse mientras le abría las puertas al mundo del placer sexual…  lo quería… pensaba en ello casi tanto como pensaba en lo perverso que era… en la culpa que sentía… ¿Qué estaba preguntando Javier?… ¿Cómo podía preguntarle eso?…

Lo seguía mirando esperando a que le respondiera.

– Javi… no es tan simple…-  pero ya era tarde… su mirada lo había delatado… los pensamientos que cruzaron su mente mientras pensaba se reflejaron en su rostro y Javier supo que había ganado una vez más

– ¿Sí o no?- pregunto casi encima de su boca sintiéndose seguro… lo había leído… Pedro lo deseaba también… lo sabía con certeza -¿Sí o no, Pedro?- Solo a un mocoso de 15 años se le ocurría plantear un ultimátum así… con esa voz… con el cuerpo encima suyo… mirándolo de esa manera…

En un movimiento rápido, Javier tomó las manos de su amante y las bajó despacio hasta dejarlas sobre sus genitales… nunca dejó de mirarlo… Pedro sintió las formas bajo sus palmas… sintió a Javier reaccionar y moverse al contacto con sus manos, suspirar, abrir la boca y tomar aire junto a un sonido placentero… Pedro sintió un fuerte golpe de excitación recorrerlo entero y calentarle el cuerpo

– Javi… eres tan chico…- pero no se movía de donde estaba… no podía de dejar de mirar la cara de Javier… llena de deseo y lujuria.

– No lo soy…- las manos de Javier se habían colado bajo su ropa… estaban tocando la piel sobre su estómago… y se movían hacia arriba… Javier hacía rato había soltado sus manos y Pedro no las había quitado de donde el chico las dejara… el cuerpo de Javier se movía sinuoso y sus manos bailaban siguiendo el ritmo que Javier marcaba…

– Javi, no…- era un ruego… estaba perdido y lo sabía

– Deja de decir que no- lo calló con un beso- me deseas también…  lo sé… tómame- la manos de Javier seguían tocándolo… bajaban peligrosamente a su entrepierna.  Pedro no pudo quitar las suyas… estaba sintiendo a Javier de manera diferente por primera vez… ahora quería tocar lo que palpaba bajo sus manos…  no pudo controlarse más… había pensado que este día llegaría tan lejos pero… aquí estaba, con sus manos sobre la ínfima prenda de ropa del chico notando como sus formas respondían a sus caricias… deseándolo y sintiendo que se rendía…

– Javier… ¿Qué te estoy haciendo?- preguntó con el último rastro de cordura que quedaba en su mente, pero sus dedos habían comenzado a meterse bajo la única prenda de ropa de Javier…  acarició lentamente sus pelillos hasta llegar a su pene… duro y erecto, suave…caliente… Javier gimió excitado en su oído… Pedro lo estaba tocando como había soñado tantas veces… el sonido que escapó de la boca de Javier fue su perdición…  Pedro olvidó todo rastro de control…  bajó la prenda de ropa hasta quitarla y temblando, miro a Javier desnudo por primera vez con ojos de amante… sus sentimientos eran tan fuertes y encontrados… Dios… era tan lindo… comenzó a reaccionar fuertemente bajo su pantalón… Javier desabrochaba los botones de su camisa y le dejaba besos húmedos sobre la piel… Cuando sus bocas se unieron y Pedro siguió tocando sus genitales haciéndolo estremecer, Javier supo que nuevamente había ganado… se acercó más aún a él, hasta quedar tan juntos que no cabía nada entre ellos

– LLévame a la cama…- le susurro meloso y acalorado

Pedro obedeció guiado por su instinto de hombre y animal… lo dejó sobre la cama y comenzó a quitarse su propia ropa sin sacar sus ojos del chico… Javier sonreía excitado hasta la última fibra de su ser… cuando iba a quitarse la última prenda, Javier lo detuvo

-. No… déjame hacerlo yo– se sentó en la cama, Pedro de pie frente a él… respirando agitado. Bajó despacio el bóxer oscuro… Javier había soñado con volver a verlo desnudo desde hacía ya casi dos años… recordaba su cuerpo cuando lo vio en la ducha… no quería que nadie le quitara el placer de dejar a Pedro, su amor, desnudo frente a él… era un adolescente, es cierto, pero era un adolescente que llevaba años soñando y esperando por una única persona… y ahora le tenía de pie frente a él. Lo desnudó… respiraba y sonreía… lo miraba de arriba abajo, victorioso… el bóxer cayó al suelo… Pedro era un hermoso ejemplar de hombre…  no supo de donde le salió el valor para tocarlo pero no pudo evitarlo… sus dedos se fueron directamente a su miembro… se deleitó sintiéndolo moverse con el roce de sus dedos… quería besarlo, acercó su boca y depositó suaves besos, su lengua lamió despacio esa suave piel… quería seguir… quería todo. Se buscaron por instinto… chocando sus cuerpos desnudos besándose de manera diferente, un beso total… con todo lo que antes Pedro reprimía… ahora no había nada que les impidiera entregarse por completo… ambos tenían una erección y se rozaban en la piel del otro… descubriendo algo nuevo… algo delicioso… respiraban agitados cuando cortaron el contacto de sus labios.

Javier abrió el cajón y expuso su contenido… condones, lubricante, un dilatador… varios otros juguetes aun envueltos y… esposas?… por qué Javier tenía esposas?… Pedro lo relegó al fondo de su mente… lo pensaría después. Ahora quería otra cosa

– Tengo todo lo que necesitamos…-  sonrió triunfante

Pedro rió completamente vencido… a veces olvidaba lo decidido y firme que era Javier… cuando algo se le ponía entre ceja y ceja no cesaba hasta conseguirlo… lo besó para premiarlo por su ocurrencia… sentados en la cama, tocándose sus cuerpos.

– Javi… está bien… te deseo, pero vamos a hacerlo con calma

– No eres el prim…

Pedro puso sus dedos sobre los labios de Javier, callándolo…

– Lo haremos a mi manera… no quiero dañarte ¿de acuerdo?

No le estaba preguntando sino que se lo estaba imponiendo… había visto tantas cosas feas en el hospital… Javier entendió y asintió. Se miraron y sonrieron… iban a ser amantes en su totalidad… iban a consumar su amor y estaba feliz. Sería como Pedro quisiera… lo dejaría hacer a su modo… daba lo mismo, siempre y cuando le hiciera el amor

Pedro examinó el contenido del cajón… dudó un segundo entre tomar el dilatador o usar sus propios dedos… sus dedos, definitivamente quería tener sus dedos dentro de Javier…

– Tiéndete en la cama…- ordenó con un beso dulce y cuidadoso…  Javier sonrió y obedeció de inmediato… Dios!!!, como le gustaba lo que estaba pasando… se quedó quieto… mudo, sin respirar… su corazón latía demasiado rápido… esperando el contacto de Pedro con su piel… los primeros roces de sus labios fueron con su espalda… le dejaba besos… chupaba su piel… sus manos fuertes lo recorrían y le hacían sentir…

– Javi…- suspiraba… la vista del chico llenaba sus ojos y se moría de placer al solo mirarlo… entregado… suyo

Javier no se aguantó sin moverse… devolvió los besos y los chupones… agregó mordiscos…  se prendó, como si fuera un bebé, de una de las tetillas de Pedro y succionó, chupo, lamió y besó hasta escucharlo gemir… solo entonces lo soltó y lo miró con aire triunfante…

– No quiero saber donde aprendiste eso–  su voz había cambiado… era más ronca… profunda… sujetó su cabeza y lo besó como si se le fuera el alma en ello… un beso húmedo intenso y profundo… un beso de amante deseoso… olvidando la edad… sumido en el deseo… a Javier se le agotó el aire…

– Lo aprendí recién… aquí, contigo- contestó dirigiéndose a la otra. Pedro el sostuvo la cabeza como si fuera un recién nacido… Le gustaba la sensación, le gustaba este Javier apasionado y erótico que chupaba y marcaba su piel… Estuvieron un buen rato besándose y excitándose, conociendo sus cuerpos completamente… cuando ya no daban más y ambos habían probado el sabor del otro en sus bocas, Pedro acomodó a Javier en la cama… se untó los dedos generosamente… separó las nalgas de Javi… Dios!!! Era tan bonito… sus nalgas firmes y suaves… su ano, rosado y estrecho… Diablos!! Era tan pequeño… no quería causarle ni daño ni dolor… pero parecía inevitable… sentía la urgencia de su propio cuerpo, de su pene erecto que el chico había acariciado y besado y que ahora clamaba por estar dentro de Javier… pero se prometió a si mismo que sería cuidadoso y se controlaría. Masajeó con cuidado su entrada… hundió lentamente un dedo  mientras lo besaba por todos lados, se sentía estrecho y caliente… suave… ya quería sentirlo alrededor de su miembro… Javier quería más… se movió indicándolo. Pedro lo complació… haría cualquier cosa que Javier quisiera… le había robado la voluntad… luego de tres dedos, mucho lubricante y varios minutos, Javier estaba más que listo. Era ahora… Pedro lo tomó de la cintura tan pequeña y le indicó que se levantará mientras él quedaba recostado en la cama…

– Javi… te quiero arriba de mí… vas a bajar muy despacio y controlaras lo que sientes..- no sabía cómo podía seguir hablando de esa manera… llevaba tantos años siendo médico que le salía de forma natural pero lo que sentía era tan fuerte

Javier se acomodó sobre él con sus rodillas a cada costado… Pedro sujetaba su pene con una de sus manos y el cuerpo del chiquillo con la otra… Javier usó sus manos para abrirse… lo deseaba con tantas ganas… sintió un escalofrío cuando su ano hizo contacto con el miembro duro y caliente de Pedro… estaba concentrado en lo que estaba haciendo, pero no podía apartar sus ojos de él… se miraban con ternura y deseo… una extraña mezcla… descendió levemente…  Pedro estaba entrando en su cuerpo… recordaba lo doloroso que había sido la primera vez y no quería terminar llorando como un crío con Pedro diciéndole que nunca más…  Una vez que la cabeza de su miembro estuvo en Javier, Pedro usó sus dos manos para sujetar al chiquillo… miraba atento sus reacciones  e intentaba controlar su propia urgencia… notó la primera señal de dolor unos segundos después, Javier abrió la boca y trago aire, agitado… se detuvo

– Javi?

– Estoy bien- respondió demasiado rápido.

Pedro entendió de inmediato el miedo de Javier…

– Javi… no me voy a mover ni te voy a decir que no… hazlo con calma, mi pequeño amor

Javier sentía dolor pero sonrió encantado… amor… lo había llamado su pequeño amor… Dios… todo estaba bien, maravillosamente bien… dolía… sentía como su piel se estiraba y su propio cuerpo lo traicionaba al ofrecer resistencia… siguió bajando despacio hasta sentir que el dolor le ganaba y no podía más… cerró los ojos, sintió el movimiento en el cuerpo de Pedro y sus cálidos brazos alrededor de su cuerpo

– Tranquilo… no te muevas mi pequeño amor- le dejaba besos en todas partes, se sentía reconfortado, nada le importaba si Pedro estaba abrazándolo y besándolo… terminó de descender hasta sentirse completamente lleno de su hombría, dolorosa… real… sensacional… estaban más unidos que nunca. Soltó las lágrimas cuando el abrazo de Pedro se intensificó y sus palabras en el oído se volvieron más dulces

– No te muevas mi pequeño amor… espera un momento– le secaba las lágrimas de la cara y lo acunaba entre sus brazos… su pene completamente dentro suyo… volviéndolo el más enamorado y feliz… no importaba si dolía… también había felicidad en esas lágrimas que rodaban por sus mejillas

– Te amo… Pedro, te amo- repetía en palabras entrecortadas de la emoción, del sollozo y del dolor… del sentimiento tan inmenso que lo envolvía

Pedro se sentía de igual manera y se lo hacía saber repitiéndole palabras dulces de amor una y mil veces en su oído… le causaba una pena inmensa el dolor de Javier pero sabía que era necesario… Javier lo quería sentir… no podía hacer más que calmarlo y sostenerlo… adorarlo… se sentía más y más excitado con la cara y el cuerpo de Javier respondiendo a cada uno de sus toques y soportando la penetración con valentía… Dios!!Amaba a Javier… lo amaba con locura…  sería esclavo de este niño maravilloso por el resto de su vida… de esa carita llena de lágrimas, pidiendo ser besada y deseando el dolor de tenerlo dentro… estaba en el paraíso… quería estar así con Javier.  Se quedaron abrazados tranquilos unos instantes… Javier, guiado por las palabras de Pedro respiró como le indicaba e intentó tranquilizarse… relajarse…  el dolor bajó de intensidad hasta ser manejable. Se movieron despacio… probando, sin soltarse del abrazo de sus cuerpos… la mano de Pedro en el pene de Javier lo masajeaba suavemente… de pronto todo adquirió un ritmo más rápido y apasionado… la urgencia de lo que sentían los impulsaba a moverse y buscar satisfacción en el otro… Javier gemía y jadeaba… Esto no tenía comparación alguna con lo que había vivido antes… esto era maravilloso… puro sentimiento y placer… el líquido blanco salió expulsado de su pene dejándolo temblando en olas de placer… Pedro lo siguió embistiendo despacio hasta lograr su satisfacción en un sonido ronco y profundo… gimió su nombre… lo volvía a llamar “mi pequeño amor” Javier sintió que moría de felicidad… acababa de vivir el momento más mágico de su existencia.

Pedro estaba completamente desnudo, estirado sobre la cama y Javier, son los ojos cerrados y una sonrisa permanente en su rostro, estaba recostado sobre él… sus piernas enredadas entre sí… la mano de Pedro vagaba con lentitud recorriendo el cuerpo desnudo de Javier…

– Me llamaste tu pequeño amor…- recordó Javier

– Lo de pequeño es solo por tu edad… eres mi gran amor Javi

 Javier respiro a sus anchas absorbiendo el olor de su amado Pedro… no le cabía mas felicidad en el cuerpo y aunque ahora se sintiera adolorido daba las gracias por ese dolor. Pedro lo había obligado a tomar algo para calmarlo pero él no necesitaba nada… habían hecho el amor… se habían duchado juntos… se miraban diferente… pudo ver el cambio en los ojos de Pedro… lo miraba como amante… con ternura y amor… su relación había adquirido otro nivel… mucho más serio e importante.

Pedro suspiro acariciándolo con un poco más de fuerza… había cedido una vez más a las exigencias de Javi y, tal como la vez anterior, no se había equivocado… el chico casi lo había obligado pero Javier sabía… tenía tan claro lo que esperaba de su relación con él… se había quedado admirado de su fuerza y decisión, del dolor que soportó feliz por él… de todo lo que había pasado recién… Javi le demostraba tanta fortaleza… ¿era verdad todo el amor que decía sentir?… era tan niño, apenas tenía 15… ¿qué podía saber del mundo, de las emociones?… de todo el futuro que le esperaba por delante…  él, por su parte, nunca antes había sentido tan intensamente… nadie había llegado a su corazón y su mente como Javier… estaba loco por este niño, estaba enamorado de Javier hasta la última célula de su cuerpo… de su pequeño amor de apenas 15 años…

La relación a partir de esa fecha sufrió un cambio drástico; se sentían muy unidos y a veces, llegaban a olvidar que lo suyo no era una relación normal… tanta confianza, tanto cariño… tantas ganas de compartirlo todo, reír juntos… tocarse y perderse en el cuerpo y los ojos del otro… habían pasado a una etapa de relación total que les abarcaba casi toda la vida, sin embargo,  en otro sentido se volvió más difícil; no porque su amor sufriera problemas, sino porque de pronto, la presencia de Sofía y lo que significaba, se volvió un obstáculo enorme… les estorbaba, les molestaba… lo que existía entre ellos se había vuelto demasiado vivo e intenso… Javier había desarrollado un fuerte sentido de propiedad sobre Pedro y cada vez que su madre tocaba a su marido, le tomaba la mano o le daba un beso casual, las miradas de reproche, celos, frustración e impotencia eran claras en Javier… generalmente se alejaba muy rápido de ellos, dejando a su madre desconcertada en el medio de una cena o conversación y a Pedro con unas ganas locas de salir corriendo tras él y abrazarlo y consolarlo… recordarle que era su pequeño gran amor y que nada ni nadie le hacía sentir como él…   a veces lo hacía, salía tras él cuando lo veía demasiado alterado, pretextando una excusa. Generalmente lo encontraba encerrado en su cuarto, llorando de rabia o tan enojado que tenía que hablarle despacio para evitar una guerra… sujetarlo y calmarlo, hasta hacerlo entrar en razón… sus 15 años le jugaban en contra y olvidaba la lógica y la razón…  era puros sentimientos a flor de piel… posesivo, enamorado, celoso. Pedro se sentía mal…odiaba todo lo que hiciera sufrir a Javier, no quería nunca más ver una lágrima en sus ojos.. Dios!! Como adoraba a ese niño.

Al cabo de un tiempo de repetirse esta escena una y otra vez, Pedro comenzó a plantearse, por primera vez, la posibilidad de terminar su matrimonio con Sofía… de a poco se habían ido alejando y a ninguno de los dos parecía molestarles eso… el sexo entre ellos era muy esporádico; Sofía vivía en un mundo aparte y más bien era como una extraña visitante en su propia casa… siempre estaba pensando en sus estudios, su trabajo… su mundo era otro… con otras personas…  ya no tenía sentido alguno seguir con ella… no era la persona que amaba…si, le tenía cariño pero Javier ocupaba todo su mundo. Entonces, pensaba en que si ella se alejaba lo más probables es que quisiera llevarse a Javier con ella… y el chico solo tenía 15 años… ¿cómo podía separarlo de su madre?… hasta ahí llegaban sus intenciones y seguía dándose vueltas en preguntas sin respuestas.

A este problema, había que agregarle que, ahora que compartían todo y que el sexo cada vez se volvía mejor y más dulce entre ellos, habían vivido unas cuantas situaciones límite en las que se dejaban llevar por la pasión y  parecía que estaban desafiando a su buena suerte… olvidaban la hora en que Sofía llegaba a la casa y seguían encerrados en el cuarto de Javi, desnudos, comiéndose a besos… tenían que correr sintiéndose enojados y violentos de haber sido interrumpidos… nunca se lo plantearon de otra manera… jamás creyeron que eran ellos los que estaban equivocados o haciendo algo incorrecto. A veces parecía como que Javier lo hacía a propósito, con la clara intención de desafiar a su madre…

Había llegado solo del colegio a la casa. Pedro tenía un turno largo ese día y sabía que no llegaría a casa hasta las 7 al menos. Comió algo, se sentó frente a la mesa del comedor y se puso a hacer sus deberes escolares, seguía siendo uno de los mejores alumnos de su clase y nada le costaba estudiar. Luego, tomo una larga ducha… volvió a su cuarto, se tiró sobre la cama a pensar en Pedro… su cuerpo respondía solo… se entusiasmaba de inmediato cuando se trataba de pensar en él y recordar lo que le hacía… cómo lo tocaba… bastaban esos pensamientos… la imagen de su cuerpo sobre él… comenzó a tocarse despacio… bajando su mano hasta llegar a su pene semi erecto… recordó los labios de Pedro en su miembro… el calor y la humedad de su boca…  el agradable dolor que sentía cuando lo penetraba para luego embestirlo con delicadeza… gemía su nombre y lo llamaba“mi pequeño amor”… sus brazos fuertes cruzados sobre su cuerpo…  sus manos se movían rápida y con fuerza sobre su erección, ahora total… sentía el calor acumularse… lo hacía con calma, disfrutando y alargando el instante…

A pesar de tener los ojos cerrados sintió su presencia en el cuarto… Pedro había llegado y él no se había dado cuenta hasta que lo vio de pie en el umbral de su puerta… lo miraba serio… con los ojos llenos de deseo y lujuria… la visión de Javier masturbándose era provocadoramente excitante… perturbadora… lo asaltaba el deseo… se había quedado inmóvil afirmándose en el umbral de la puerta…

Javier se detuvo… avergonzado. Se miraron unos segundos. Pedro logró moverse y llegar a su lado…

Javier respiraba agitado y estaba sonrojado hasta la punta de las orejas…

– Sigue…- le pidió

– Pedro… yo…

– Sigue Javi…- volvió a pedir, casi ordenando

Javier sintió un golpe intenso de calor recorrerlo… estaba desnudo en la cama… tocándose… seguir?.. frente a él?… entonces vio la excitación en los ojos de su amante… a Pedro le gustaba mirarlo… podía hacerlo… si Pedro quería, él podía hacer lo que fuera para complacerlo… sonrió mordiéndose los labios y dejando de lado la inmensa vergüenza que sentía, se acomodó nuevamente en la cama, separó un poco sus piernas y con sus ojos anclados en los de Pedro continuó lo que estaba haciendo… ahora con mucho más intensidad… ahora su respiración era más difícil y su mano parecía proporcionarle más placer… Pedro lo miraba extasiado… había dejado los ojos de Javi para observar todo su cuerpo… se fue excitando más y sacando la ropa de a poco, sin darse mucho cuenta de lo que hacía… Javier movía su mano más rápido y se arqueaba levemente… gemía despacio su nombre y el placer se le escapaba por los poros…

– Javi!!

De pronto era una petición y la entendió de inmediato… Javi quitó sus manos y Pedro lo tomó en su boca… caliente y húmeda… lo chupaba fuerte… esta vez gimió con ganas haciéndole saber lo mucho que le gustaba… no se demoró mucho en correrse en su boca… Pedro sonreía complacido… el espectáculo que Javier acababa de darle había sido magnífico… su precioso cuerpo auto-gratificándose mientras pensaba en él…

– Mira como me has puesto- no le habló como si fuera un chico… era de un amante excitado a otro, haciéndole saber el efecto que le causaba… Tomó la mano de Javier y la puso sobre su erección, notoriamente dura bajo su ropa… Javier abrió el pantalón, quitó todo lo que le estorbaba para llegar hasta su piel, hasta su sexo… con rapidez y algo de brusquedad, cambiaron sus posiciones y esta vez Javier chupaba y lamía… le encantaba el sabor suavemente salado… le gustaba a rabiar tenerlo en su boca y dominar por un rato la situación…  Pedro gruñó… lo abrazó, lo giró en la cama, se metió entre sus piernas y se hundió despacio pero decidido, entre sus nalgas… de alguna manera, siempre recordaba controlarse con Javier… lo amaba demasiado y jamás quería dañarlo… sonreían mientras se besaban y se movían al mismo ritmo… sus cuerpos se comenzaban a conocer perfectamente y sabían lo que el otro necesitaba… olvidaron todo lo demás… el mundo no existía más allá de esas cuatro paredes… de esa cama… de sus respiraciones entrecortadas y sus gemidos en el oído del otro… todo comenzaba y terminaba en ellos dos.

Sofía se sorprendió de entrar a su casa y encontrar todo en silencio y a oscuras. Venía cansada, los viajes la agotaban pero todo lo que hacía le gustaba demasiado y no iba a dejarlo… amaba lo que estaba aprendiendo, ya le quedaba muy poco para terminar sus estudios, en su trabajo había ascendido mucho y tenía un puesto de mucha responsabilidad… además… además estaba aquello que la hacía sentir feliz… y triste a la vez.  Encendió varias luces y vio el maletín de Pedro… ¿Habrían salido?… siguió caminando descuidadamente hacia su dormitorio, se quitó el traje de chaqueta y se cambió por ropa más cómoda. Entonces escuchó un extraño quejido… un sonido familiar y raro a la vez…

– ¿Javier?… preguntó en voz alta, un poco nerviosa… ¿habría alguien más en la casa?… se demoro un minuto en terminar de vestirse y se encaminó hacia el cuarto de Javier. Cuando estaba a punto de llegar, la puerta del cuarto se cerró de golpe, asustándola.

– ¿Javier?!!- gritó esta vez

– Estoy bien… me estaba duchando… voy a vestirme

La habían escuchado en el último momento… si Sofía no lo hubiera llamado en voz alta los habría sorprendido. Se quedaron en silencio… esperando.

– Está bien, hijo

Escucharon los pasos alejarse… volvieron a respirar… estaban ambos aún desnudos.

Luego de eso, Pedro llegó a su límite… no quería seguir viviendo esta doble vida, se sentía bajo y despreciable… no le gustaba engañar… tenía claro que su única y definitiva opción era Javier… lo había pensado mucho y tenía un miedo atroz… iba a dejar la estabilidad y seguridad de un matrimonio por un chico de 15 años que posiblemente lo amaba ahora pero cambiaria de modo de pensar al pasar los años… a Pedro siempre le costaba mucho convencerse de que los sentimientos de Javier eran verdaderos … estaba seguro de que, cuando creciera, se alejaría de él… que de pronto, un día cualquiera, Javier se iba a enamorar de otra persona más joven y de su mismo estilo… y él no haría nada para retenerlo, al contrario, lo dejaría ir en libertad, más que agradecido de haber tenido la oportunidad de amarlo y sentirlo suyo… lo amaba tanto que le concedería lo más preciado que podía darle.. su total libertad… sabia que Javi tenía mucho que vivir y posiblemente él no sería parte de todo eso… tenía tanto que aprender y cambiar y experimentar… Javi iba a cambiar, a madurar a crecer y Pedro se volvería mayor, aburrido y poco interesante para él… sentía temor ante aquella realidad que veía para su futuro… pero quería que Javier lo viviera todo y no fuera él quien lo privara de ninguna cosa… pero por ahora… eran los dos, eran su mundo y quería aprovecharlo… estudiaba mucho lo que tenía que hacer… Javier era su pareja y se amaban, debería conversar sus planes con él, incluirlo en su toma de decisiones…  pero por otro lado era un niño de 15 años al que le iba a destruir su propio núcleo familiar… durante varios días anduvo taciturno y alejado… Javier le preguntó muchas veces al verlo diferente y pensativo, pero aún no se sentía preparado para responderle…

– No estás aquí conmigo…- estaban en su cuarto… semi vestidos, acariciándose. Pedro había pasado por él al colegio y habían llegado hacía muy poco rato de vuelta.

– ¿Cómo que no, mi pequeño amor?..- sonrió un poco forzado, Javier tenía toda la razón… estaba ausente en sus propios pensamientos

– ¿Me quieres decir de una vez que te pasa?

– Nada… problemas… el trabajo, ya sabes

-Me  estas mintiendo… no me gusta que lo hagas

 Javier lo miraba serio. Sus ojos azules lo taladraban… conocía tan bien a Pedro… los problemas de su trabajo los dejaba fuera de la casa… nunca los había llevado a la cama que compartían. Pedro se perdió unos instantes en esa mirada tan limpia y tan azul… en la calidez, en el amor que había en ellos…  este niño lo conocía mejor que él mismo a veces… lo leía tan claramente. Estiro sus manos y acarició sus hombros desnudos… puso la mano en su cuello y Javier ladeó su cabeza para atrapar el cariño… Respiro profundamente dándose por vencido… como siempre, Javier ganaba

– Javi… he estado pensando en tu madre y yo

Javier se sentó en la cama de inmediato, nervioso… era su madre, pero era su rival y el tema le daba escalofríos. Siempre tenía temor de que Pedro le dijera que quería alejarse de él… que Sofía era importante… que no quería herirla… que ellos estaban mal y equivocados… que no podía más… cualquier idiotez que significara separarse o alejarse, aunque fuera un poco

– ¿Qué pasa con ella? – no era capaz de llamarla “mamá” o “madre”

Pedro se sentó a su lado

– ¿Qué pensarías si te dijera que… estoy pensando en divorciarme de Sofía?

Javier tragó aire rápidamente… lo retuvo… no podía ser verdad… sería la culminación de todos sus más locos sueños… Sofía lejos… solo ellos dos

– Pensaría que… sería maravilloso…- se midió al responder… habría gritado de felicidad pero se contuvo

– ¿En serio?

– No la quiero cerca de ti… cerca nuestro

Asintió entendiendo… en la mente de Javier, Sofía pesaba más como su rival que como su madre.

No volvieron a hablar de aquello hasta unas semanas después… aunque increíblemente el tema surgió por otro lado totalmente diferente.

Fue Sofía la que habló con Pedro… era ella quien quería la separación. Pedro se sorprendió, por supuesto… no lo esperaba pero secretamente se sentía aliviado.

– Si… estoy de acuerdo

– Lo siento Pedro… es que… necesito mi vida de vuelta

-. Esta bien Sofía, lo entiendo

En verdad entendía demasiado bien que ella se fuera e hiciera lo que quisiera.

Se miraron como extraños… ya no quedaba nada de lo que habían compartido.

– Nos iremos a vivir a la ciudad- fue lo último que dijo Sofía

Pedro alzó la cabeza, todos sus sentidos muy alerta

– ¿Se irán?… pero… No puedes llevarte a Javier!!!

Sofía lo miró extrañada

– Es mi hijo, Se irá conmigo– dura, decidida

– Es mi hijo también… su vida, el colegio y sus amigos están aquí!-  estaba dispuesto a pelear por él… Entonces escuchó una confesión que no quería saber… algo que echaba por tierra casi todos sus planes.

– Pedro… quiero separarme de ti porque… porque tengo una historia con otra persona… en la ciudad… lo siento, es el padre de Javi… quiere conocerlo y que vivamos los tres juntos

Le daba pena decírselo a Pedro, él había sido tan bueno con Javier, pero su verdadero padre quería conocerlo y vivir como familia con él… Pedro sobraba en esta situación… y así exactamente fue como se sintió… no esperaba este chorro de agua helada… Javi tenía la posibilidad de tener a su verdadero padre… de conocerlo y convivir con él… se quedó mirándola con tanto dolor en los ojos… ella creyó que estaba dolido por la traición

– Lo siento Pedro… Él me encontró y…

– No te vas a llevar a Javier– le respondió con frío y con algo de crueldad en la voz

– Es mi hijo!!!- gritó ella alzando un poco la voz

– No vas a llevártelo, legalmente YO soy su padre – respondió aun más frío y seguro.

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