Capítulo 21

La vida volvió a ser una fiesta continua, la mejor de todas, no se detiene nunca… he pasado las dos últimas semanas rodeado de mis amigos, los amigos de siempre y muchos amigos nuevos, todos, excepto Nancy, con ella no quiero hablar aún.  Mi departamento es un constante ir y venir de gente. Todos los días me invento un panorama nuevo, volví a ser como era antes. No me pierdo mis clases, pero uso todo el tiempo disponible para pasarlo bien.  Hoy fuimos a practicarsnowboard, las canchas están a solo una hora… fue fantástico!!!  Siento la adrenalina a mil por hora, quiero volver mañana e intentar nuevos saltos aún más arriesgados que los de hoy, quiero volver a ganarles a todos mientras competimos, me gusta ganar.  Estoy cansado pero igual me ducho rápido y me vuelvo a vestir., eligiendo cuidadosamente los colores y formas que mejor me quedan.  La fiesta sigue en casa de otra amiga.  No está lloviendo así es que tomo la moto y parto a máxima velocidad a su casa.

Cuando llego, está lleno de gente, tiene una casa grande y está celebrando su cumpleaños a lo grande, la música suena fuerte, las risas, el baile. Me mezclo entre todos ellos, me saludan, me abrazan, me dicen que me echaban de menos… me siento bien, aunque lo que quiero no es compartir con ellos. Me voy de cacería y busco una compañía para la noche, no me importa si es hombre o mujer, me da igual, sólo quiero alguien que me atraiga lo suficiente como para no dejarme pensar ni sentir…  Doy vueltas riendo y conversando, buscando… de pronto veo algo que me interesa… una chica jovencita y muy atractiva con un vestido verde casi común pero un escote sensacional; tiene el pelo castaño muy largo, ondulado, unos labios carnosos preciosos, usa lentes que le dan un aire intelectual y me imagino por su forma de moverse y conversar que debe ser una especie de nerd o matea, no tiene el aspecto de una chica carreteada o usada, sino el de una niña casi virgen… la idea me encanta, una chica dulce a la cual pervertir y sin dudarlo me acerco al grupo de personas que están con ella. Los conozco a casi todos, excepto a ella.Margarita … hasta su nombre es dulce y huele a flores. La saludo y le digo alguna idiotez cursi al oído… Margarita sonríe escandalizada y coqueta, sus ojos me comen, le ofrezco algo de beber y la tomo de la mano mientras la llevo a buscar un trago. La siento temblar, asustada al contacto con mi mano, pero me sigue dócil y obediente. Conversamos un rato, bailo con ella y mis manos recorren su pequeña cintura oculta tras el vestido.

Margarita es un encanto. Le digo lo adorable que es y lo mucho que me gusta, beso su cuello, pálido y suave, ella me ofrece su boca. No le doy un beso tímido ni dulce, quiero todo con esta chica y lo quiero rápido. La beso y ella queda agitada y exaltada.  Nos sentamos en uno de los tantos sillones de la casa y seguimos acariciándonos. Ya estoy pensando en todo lo que le haré más tarde cuando de pronto, se abre un espacio entre la gente que circula frente a mí y al fondo del salón la veo, … Ángela Herrera, vestida de fiesta. Solo alcanzo a verla parcialmente pero distingo que su mano esta enlazada con la de alguien que no alcanzo a ver… ¡Roberto!  la sorpresa me deja helado unos instantes… hace ya dos semanas que no lo veía. Roberto se ve muy bien, su pelo, sus ojos, sus gestos al conversar… todo autoritario y seguro… su cuerpo pegado al de Ángela, recuerdo cuando estaba bajo mi cuerpo y su expresión era solo de deseo por mi. Una puntada de dolor me sacude y me molesto conmigo mismo. Me he prometido no dejar que me importe pero verlos así, íntimos, juntos entre tanta gente, me produce una sacudida inmensa. El sentimiento de posesión es muy grande y me lleno de ira al verlo de la mano con esa mujer. No puedo quitar mi vista de ellos. Suelto un instante a Margarita, pero ella está decidida a continuar y me busca y me besa… ¡Qué más da! Roberto y yo ya no somos nada y es probable que lo encuentre muchas veces en mi vida. Mejor comenzar a ignorarlo desde ahora mismo.  Vuelvo a centrar mi atención en mi compañera del momento, ahora mis emociones están mezcladas con rabia y dolor, más intensas aún. Quiero enfocar toda mi atención en ella pero mis ojos se desvían y observan a la tranquila pareja que hacen ambos… tengo que reconocer que se ven bien juntos, pero esa estúpida jamás podrá hacerlo feliz… ¡mierda, mierda, mierda!!! Me molesta verlos… entonces, antes de confirmarlo puedo sentirlo… puedo sentir la mirada de Roberto sobre mí, estoy seguro que sus ojos me están mirando. Margarita me vuelve a besar y me acaricia… abro mis ojos y me cruzo con su mirada de sorpresa y dolor… suelta la mano de Ángela y se la lleva a su boca para cubrirla, Ángela lo mira extrañada, Roberto no despega sus ojos de los míos… le sonrío por solo unos segundos y luego cierro mis ojos y me quedo en el beso con la chica del nombre de flor, la abrazo y paso mis manos por su espalda. La beso con todo. Nos separamos y le digo cualquier idiotez al oído… nos reímos juntos. No vuelvo a mirarlo. Tomo a Margarita de la mano y la llevo a otro salón donde no pueda sentir sus ojos.    Solo entonces siento que me falta el aire. Dejo a mi chica de flor un instante y me voy al jardín.

Afuera esta helado pero necesito estar solo y tranquilizar mi corazón… calmar esta puntada que siento tan hondo… ¡maldita Ángela! Recuerdo sus cuerpos y manos unidas y me vuelve a doler… busco en mi chaqueta, un pitillo de marihuana es justo lo que necesito para calmarme. Lo fumo despacio hasta que logro tranquilizarme. El dolor no desaparece pero se suaviza.  Ya más tranquilo, vuelvo a buscar a Margarita con la intención de llevármela de este lugar lo antes posible. Los salones están llenos de gente. Siento su mano tomar mi brazo y sujetarme firme antes de saber quién es, me giro y me encuentro con sus ojos encima, a solo centímetros de distancia, entre medio de muchísimas personas

-¿Qué crees que estás haciendo?- uhu.. sí que está enojado

– ¡Que te importa!- tiro de mi brazo pero no me suelta…¡mierda!, su voz, tan cerca, me hace sentir… mucho

– Necesito hablar contigo – tira de mi brazo nuevamente pero no me muevo. Lo miro enojado y me acerco muy lentamente hasta quedar rozando su oído, lo siento estremecerse y aflojar mi brazo.

-NO – suave pero firme. Roberto suspira y veo un cambio en su actitud, apenas visible

– Por favor Skylar– no puedo con esa voz y ese tono de súplica, lo miro y veo el dolor en sus ojos, por un segundo siento que voy a abrazarlo y besarlo ahí mismo delante de todo el mundo, por un segundo me duele de nuevo… pero no, .. tiempo y espacio.. esas palabras se han convertido en mi mantra para evitarlo. Esta vez me suelto de su brazo y me alejo rápidamente. Tomo a Margarita de una mano y ante su desconcierto la arrastro fuera del salón. Paso delante de Roberto sin mirarlo y me llevo a Margarita fuera. Nos subimos a la moto y nos perdemos en la noche.

La niña flor resulto ser estudiante de primer año y una verdadera leona … si todo hubiera resultado como lo había planeado. Pero no fue así.  Yo quería una chica a la cual pervertir pero ver a Roberto con Ángela me afectó mucho más de lo que creí y mi interés se desvaneció completamente quedándome un sentimiento de rabia y frustración que me niego a reconocer y aceptar.  Margarita está un poco fascinada conmigo y ahora es ella quien lo quiere todo, pero no puedo, la beso un  par de veces más y ya no quiero nada más. Solo quiero quedarme solo, dormir, no pensar ni sentir. Sospecho que Margarita es deliciosa y sería una compañera ideal si yo no fuera gay y no estuviera estúpidamente enamorado de Roberto.

Se quedó conmigo hasta tarde, conversamos y nos reímos mucho. Luego la llevé de vuelta a su casa, cerca de las 3 de la madrugada.  La noche está fría y oscura así es que me vuelvo de inmediato. Estaciono mi moto y comienzo a caminar hacia el edificio

Skylar me detengo en seco. Se perfectamente quien es. No quiero verlo, no después del pequeño instante de debilidad que tuve hace unas horas atrás. Me quedo quieto pero no me vuelvo hacia él.

-¿Me estas acosando?- escucho sus pasos acercarse. Respiro profundamente juntando valor.

– Si es necesario, te voy acosar- está a mi lado. No sé como pero en un rápido movimiento su rostro esta sobre el mío y sus labios me besan con urgencia… la sorpresa me deja incapacitado y en un maldito acto mecánico abro mi boca y lo beso de vuelta. Roberto gime, y sus brazos me abrazan fuertemente. Quiero soltarme, no quiero seguir… pero mi mente es una cosa y mi cuerpo es una entidad diferente. No puedo separarme, es demasiado rico sentirlo y volverlo a besar, lo estoy disfrutando mucho…no debo, no puedo, …tiempo, espacio… repito mi mantra. Me separo un segundo para tomar aire.

– Dame diez minutos, por favor, escúchame- me mantiene abrazado. ¡mierda, mierdaaaaa! me siento bien en sus brazos y no quiero sentirme asi.

– Diez minutos- es todo lo que respondo y comienzo a caminar hacia el ascensor, mi corazón latiendo extra rápido. Subimos juntos. En los espejos del ascensor puedo ver su cara, mezcla de alegría y ansiedad. Me siento muy tenso teniéndolo a mi lado… sin tocarlo.  Abro la puerta del departamento y paso sin esperarlo. Él entra y cierra la puerta.

– Muy bien, el tiempo corre – le lanzo mientras me siento sobre el mesón que separa el comedor de la cocina, tratando de poner bastante distancia entre él y yo. No me sirve de nada, Roberto se acerca hasta quedar a mi lado. Sus ojos no se desvían de los míos ni un instante. Levanta su mano y toma mi mentón firmemente. Se acerca a mi boca. Intento desviar mi cara pero me sujeta con fuerza con ambas manos. Forcejeamos. Me besa … es un beso diferente…totalmente distinto a todos los anteriores, sus dos manos me sujetan la cara,  hay ternura y cariño en este beso delicioso… esto es lo que yo necesitaba antes, no ahora idiota!!!… ahora no.  Mis instintos pueden más y respondo al beso introduciendo mi lengua en su boca violentamente, aplastando mis labios contra los suyos, invadiéndolo con ganas. No quiero ternura, solo sexo, puramente animal. Me pongo de pie y lo llevo hasta el dormitorio, Roberto y yo nos despojamos mutuamente de nuestras ropas con urgencia, ambos excitados y nuestras erecciones completamente visibles, siento su boca caliente y húmeda en la piel de mi cuello, sus manos recorren mi espalda con …cariño, nuevamente ternura en sus ojos y en su beso. Nuestros miembros se tocan y Roberto une sus manos apresando ambos en un solo abrazo, la electricidad me recorre.  Lo empujo sobre la cama y me quedo a horcajadas sobre su cuerpo, es tan hermoso, tan deseable así, todo expectante y sus ojos llenos de deseo, su cuerpo completamente entregado a mi  ¡mierda! el deseo puede más que cualquier lógica, quiero poseerlo ahora ya, quiero hacerlo gritar y desearme más que nada en el mundo, quiero dejarlo marcado como mío para siempre y que nunca más se le olvide.

 Skylar…-

Roberto intenta levantarse y abrazarme pero lo empujo de vuelta sobre la cama, cubro su boca con mi mano, no quiero que me diga nada ahora … mis labios y mi lengua en su rostro, en la firme línea de su mandíbula, en la artería que palpita en su cuello, mordiendo, chupando y marcando propiedad, luego, descendiendo por su estomago. Mis manos en su pene, frotando lentamente y desviándose de vez en cuando para apresar sus testículos y masajearlos, pasar mis dedos por el perineo y cerca de su ano, haciéndolo reaccionar. Él solo gime y jadea, pidiendo más.  Lo siento mío, muy mío, sé que puedo hacer con él lo que quiera en este momento. Estoy loco de deseo.  Tomo un protector del velador y lo desenrollo sobre mi pene. Roberto me mira y una sombra de duda cruza por sus ojos pero lo giro bruscamente para dejarlo con su espalda frente a mi, intenta girarse pero no lo dejo, no quiero ver su rostro hora. En un pequeño instante de cordura recuerdo el lubricante y estoy tentado de dejarlo pasar pero no lo hago;¸lo pongo en mi dedo y lo esparzo sobre su ano al mismo tiempo que introduzco mis dedos en él, lo escucho gemir y cerrar sus músculos firmemente alrededor de mis dedos ante esta violenta intrusión. Eso solo consigue excitarme aún más. Con precisión busco el punto exacto en que mis dedos hacen contacto son su próstata y lo acaricio una y otra vez mientras Roberto no puede hacer nada más que abandonarse en mis manos.

 Skylar Sky…lar-   No, aun no es el momento de terminar. Rápidamente retiro mis dedos y con una mano aprieto su pene justo bajo la cabeza mientras con la otra presiono el perineo, se que ambos puntos detendrán su eyaculación. No quiero terminar tan pronto. Roberto protesta pero no lo escucho. Pasados unos segundos tiro de sus caderas para levantarlas y dejarlas en el aire, Roberto intenta decir algo pero mis manos sujetan muy fuerte sus caderas y me deslizo dentro de la tibieza de su cuerpo en un solo movimiento, se siente glorioso, maravilloso. Lo escucho gemir, dolor… placer, no  sé, no me importa… estoy dentro suyo y es lo mejor que me puede pasar. Embisto su cuerpo una y otra vez buscando mi propio placer, estoy en el mejor lugar del mundo, estoy dentro suyo, estoy … estoy enamorado de ti… el sentimiento se apodera de mi…¡mierdaaaa! ¿Qué estoy haciendo?. En un último instante de lucidez, me apego completamente a su cuerpo, tomo su miembro entre mis manos y lo abrazo, busco su boca mientras me corro en su interior y Roberto eyacula en mis manos.

Nos quedamos así unos instantes mientras mi respiración vuelve a la normalidad y mi mente intenta recuperar su funcionamiento normal. Me separo de él sintiendo un pequeño aguijonazo de culpabilidad. Roberto se queda tendido sobre la cama, no veo sus ojos ni quiero verlo tampoco. En una situación incómoda

– ¿Qué fue eso Skylar? –  gira su cara hacia mi y veo sus ojos llenos de lágrimas y una expresión de mudo dolor. No, tú no tienes derecho, tu me has herido a mi mucho más.

– ¿Eso? … eso fue lo que viniste a buscar aquí esta noche, ¿no?- sus ojos infinitamente tristes me miran sin responder. Me levanto de la cama y me dirijo al baño. Desde la puerta del baño le digo sin mirarlo

– Se acabaron tus 10 minutos – y cierro la puerta. No puedo pensar en su dolor, sólo me interesa el mío… él vino hasta mi, yo no lo invité esta vez. No debería haber sucedido nada..¡mierda!, no debí ser tan débil.

Desde el baño escucho los pasos de Roberto en el dormitorio y luego la puerta del departamento que se cierra.

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