Capítulo 22

Los primeros rayos de luz entran a mi dormitorio hiriendo mis ojos…anoche olvidé cerrar las cortinas…  anoche.. quiero olvidar lo que sucedió anoche. Siento como si mis ojos tuvieran arena. Los cierro para evitar el sol pero cada vez que lo hago sucede los mismo… ahí están sus ojos azules fríos como hielo, mirándome con arrogancia. No Skylar, no era eso lo que fui a buscar de ti … me enredé en los celos contenidos, en tu actitud altanera y en tu hermoso cuerpo… Me usaste para descargar tu rabia y tu frustración y yo me deje usar porque no sé cómo decirte que no, no sé como resistir tus caricias, tu boca y tus manos cuando me tocas… porque la culpa me está enloqueciendo… porque fui un completo imbécil… porque quererte tanto me asusta…  Quería hablarte, aclarar lo que tenemos.. sí.. tenemos… entregarte cariño… no me dejaste…

Me giro hacia el otro lado de la cama, de espaldas a la ventana… sin pensar.. sin desear sentir ni analizar.. solo.. mirar sin ver…  Los minutos pasan lentos… Mis ojos vagan cansados recorriendo la pared, el escritorio y los objetos pasando sobre ellos como si en realidad no existieran… nada me importa… nada excepto Skylar…  Cuando cierro los ojos solo vuelvo a ver los suyos, azules, fríos, hirientes… tus ojos hermosos como no los había visto nunca antes… estoy perdido…  No sé cómo moverme en tu mundo … no tengo experiencia en tu ambiente… no sé si lo que sucedió anoche es normal para ti… pero no era lo que yo quería. Sólo sé que me equivoqué, que no quiero estar sin ti… que no me dejas explicarte… que has erigido un muro alto entre los dos y me está costando mucho encontrar el camino de vuelta a ti.   El peso de todo lo que ha sucedido hasta ahora me deja aplastado, atontado…¿y ahora qué?… ¿Qué hago ahora?, ¿Cómo traspaso la barreras que me estas poniendo y llego nuevamente a ti?.

Erica entra a mi dormitorio, no quiero verla

– Ya sé que estas despierto…¿Cómo estás?- se sienta a mi lado en la cama y su mano me acaricia el pelo.

– Bien.. sólo tengo mucho sueño

– No has dormido nada… te escuché toda la noche… ¿fuiste a buscarla?

– Ahora no Erica…

 Bueno. Desayuno entonces

No quiero comer pero no le digo nada. no quiero hablar.

Mi teléfono suena un par de veces sobre el velador… tampoco quiero contestar, no me importa quién sea porque sé que no es él.  No sé qué hacer, estoy muy confundido.  Yo siempre tuve claro lo que quería hacer con mi vida… hasta que apareciste tú…

Erica vuelve con la bandeja del desayuno y se sienta a vigilarme.  A regañadientes como algo para que me deje tranquilo. El teléfono vuelve a sonar. Esta vez estiro la mano para evitar que Erica lo tome. Es Ángela. Dejo que la llamada muera pero no contesto. Le devuelvo la bandeja a mi hermana y me doy vuelta en la cama.

– ¿Te vas a levantar?

– Más tarde

Erica sale, preocupada. Mis ojos se cierran de cansancio.

El timbre del departamento me despierta mas tarde. No sé qué hora es. El teléfono indica que ya es casi mediodía. Escucho voces femeninas. Erica está con alguien. Golpea la puerta de mi dormitorio. Erica y Ángela entran al mismo tiempo.

– Bueno – sonríe Ángela – ¿Estuvo buena la fiesta?

– No… no anduvo de fiesta – aclara mi hermana rápidamente – Es que… no durmió bien

– Como no apareciste por las oficinas, te vine a recordar que tenemos que prepararnos para la cena de esta noche – comenta Ángela entusiasmada.

Cena… el senador… su casa. No podía ser un peor día pero tengo que ir.

– Esta bien. Denme unos minutos

Salen de mi dormitorio mientras junto fuerzas y ánimo para entrar en la ducha.

– ¿Quieres un café? – pregunta Erica ofreciéndole asiento a Ángela mientras espera.

– Si, gracias… te acompaño

Ambas entran en la cocina. Erica no puede evitar sentirse preocupada y angustiada por su hermano. No lo había visto nunca sufrir por amor y eso es algo que la enternece y enfurece por igual medida. ¿Cómo esa chica no va a ser capaz de ver lo magnífico que es su hermano?

Saca las tazas, pone el agua a calentar mientras una luz se enciende en su cabecita

 Ángela, ¿tú conoces a  Skylar?  – Pregunta descuidadamente.

El rostro de Ángela es de sorpresa total

 S..ssi.. ¿a Skylar?. Si – se ríe despacio pensando que Erica ha caído en las redes del rubio

– ¿Qué sabes de Skylar?

– Bueno… Skylar estudia lo mismo que Roberto pero está en tercero, es muuuuy inteligente, atractivo y encantador– Ángela ve la cara de Erica desdibujarse,  una mueca de asombro y disgusto se planta en su rostro

– ¿Atractivoo? ¿encantador? – repite lenta y maquinalmente, toda su atención en Ángela

 Si… tu sabes,  estos chicos gay son así… ¡adorables!

El azucarero resbala de las manos de Erica y se estrella en mil pedazos al chocar con el piso. Ella no hace ningún  intento de recogerlo y Ángela se agacha a recoger los pedacitos

– ¿Gay? – desesperación en su voz

 Aah!! Pero Skylar es un encanto… no sé, creo que tal vez pueda ser bisexual… no se tantoDame un día y si quieres te averiguo todo sobre él.

En el minuto mismo en que se cerró la puerta tras su hermano y Ángela, Erica corrió hasta el dormitorio de Roberto y comenzó una frenética búsqueda entre sus cosas, el closet,, la cajonera, el escritorio Y el velador … y ahí, bajo una carta, encontró la foto de quien ella suponía era Skylar. Incrédula, aterrada … la tomó entre sus manos y la levantó para verla mejor. La descripción física que su hermano había hecho sobre él calzaba perfectamente: Rubia, pelo largo, delgada, preciosa … sólo olvido decirle que era un hombre… ¡Dios mío!!! Comenzó a reír en forma un poco histérica… No sabía si llorar, romper la foto, gritar o correr a golpearlo,

¡Su propio hermano!… Roberto!!!  Sufriendo por este… este…   ¡por Dios! Roberto se había involucrado con un… un… y le confesó lo enamorado que estaba…  ¡Dios!  ¿Porqué Roberto?…

Miro la foto repetidas veces apelando a sus estudios de sicología… respirando con calma… quiso ser capaz de ver lo que realmente había en esa foto… Es verdad que es muy atractivo… pero no es razón suficiente… mi hermano  con un… con otro… ¡Dios!  Erica pensó que esto era mucho más complicado de lo que había supuesto… ni con sus estudios de sicóloga se sentía preparada para esto.

El senador Rabbs nos recibe en su casa junto a una serie de otros personeros políticos. Ángela puede ser  impresionante cuando se lo propone y esta es una de sus noches; sabe manejarse perfectamente con la esposa del senador y ser muy agradable con el resto de los invitados, circulamos y nos movemos entre el selecto grupo. La cena es deliciosa, la conversación de un alto nivel.   Durante la sobremesa algunos de ellos se retiran al escritorio del senador y me invitan a unirme a ellos.

Concluida la reunión,  salgo sonriente de su escritorio. Aún soy demasiado joven, pero se me ha solicitado que participe oficialmente en el partido como representante de la juventud, ha pasado a ser miembro de la elite y cuando se presente la oportunidad adecuada, más adelante, será mi nombre uno de los que estará entre quien postule para un cargo a diputado, con el apoyo del partido. El senador pide un minuto de silencio y anuncia mi integración total dentro del partido, aplausos… felicitaciones, abrazos y cariñosos saludos. La noche ha sido un éxito. Siento que he comenzado un camino diferente y que me gusta mucho.  Creo que este es el rumbo que debo seguir. Pienso en Skylar, quiero correr a compartir este triunfo con él.

Durante el camino de vuelta Ángela y yo no podemos para de de hablar de lo sucedido una y otra vez, muy entusiasmados. Cuando llegamos a la casa de Ángela me bajo y la acompaño hasta la puerta. Ángela se acerca y me besa en la boca con toda naturalidad… es curioso que después de tantos años relacionándonos como pareja sea este el primer beso. Mi primera impresión es de desconcierto pero segundos después la beso de vuelta… creo que sin Ángela me habría costado mucho más llegar donde estoy, ella me ha apoyado  y acompañado. El beso se intensifica, Ángela siente que está tomando lo que desde hace mucho consideró suyo pero que nunca llegaba a concretarse. Nos separamos y ella me despide con una cariñosa sonrisa.

– Buenas noches cariño – su rostro iluminado de ilusión

No respondo pero le sonrío de vuelta.

En el camino hacia mi casa me siento tentado de desviarme… las ganas de verlo me muerden por dentro. Detengo el auto en un cruce en el que debo elegir qué camino tomar… es tarde y estoy cansado pero no puedo dejar de pensar en él. Quiero urgentemente compartir con él todo lo que me acaba de suceder… quiero verlo, … y entonces recuerdo lo que me grito… que ya no soy parte de su vida. No es cierto Skylar … no puedes patearme fuera de tu vida tan fácilmente.  Elijo el camino hacia mi casa. Me meto en mi cama … el cansancio me supera y me quedo dormido rápidamente.

Erica no ha podido dejar de pensar en su hermano y en lo que descubrió temprano. Ha estado dando vueltas en su cabeza todo el día. Inútilmente ha intentado concentrarse en las materias que debe estudiar con su grupo de compañeros de universidad. Es tarde, mas de medianoche. Han estado estudiando desde las 7. Erica reúne sus cosas, se despide de sus amigos y se vuelve a su casa, cansada, preocupada.  Al bajar del taxi ve la silueta por primera vez… le llama la atención por lo atractivo del conjunto y ,,, porque reconoce a la persona de la foto… esta a una distancia prudente… media cuadra tal vez y a pesar que es de noche y no está en la zona más iluminada de la calle, Erica sabe que es él. Sentado sobre la moto detenida fuma un cigarro con tranquilidad y, de vez en cuando, alza la vista y observa su edificio… ¡por Dios!  es  el mismo chico de la foto… Skylar.  Lo mira disimuladamente.  Es casi la una de la mañana.  Está impresionada de verlo. Sube al departamento y sin encender las luces lo mira a través de la ventana, protegida por la oscuridad.

Skylar termina el cigarro o lo que estuviera fumando, mira una vez más hacia arriba y luego se pone el casco y se va a toda velocidad.

La confusión de Erica es ahora mayor; no sólo su hermano está enamorado de él sino que. al parecer, Skylar también está buscándolo.  Abre la puerta del dormitorio de Roberto. Está a oscuras y su hermano duerme dentro un sueño intranquilo. Lo mira un instante intentando imaginar….

Erica solo menea su cabeza, con rabia y desconcierto… ¿por qué tenía que pasarle esto a Roberto?.

Al día siguiente se debate entre conversar o no con su hermano y contarle lo que ya sabe… pero no se atreve aún, lo ve triste, preocupado, el brillo y la luminosidad que tenía hace unas semanas ha desaparecido.  Roberto le cuenta de su reciente éxito en la casa del senador y sobre futuros planes que deberían alcanzarle para volver a  ser feliz, pero Erica se da cuenta que tampoco le alcanzan… sigue sin estar feliz.  La rabia de Erica lentamente comienza a mutarse en pena.

Dos noches después lo vuelve a ver.  Nuevamente es muy tarde, pasada la medianoche. Fue al cerrar las cortinas del dormitorio, sin encender las luces, algo la hizo  mirar hacia abajo y lo vio… la misma moto, el mismo aire y la pequeña luz del cigarro. Skylar nuevamente esta cerca de su edificio mientras Roberto duerme. ¿Qué es lo que sucede?… ¿Por qué no se hablan de una vez?.

La moto se pone en marcha y Skylar se aleja. Erica se sorprende al desear que ya se hablen de una buena vez y volver a ver alegría en el rostro de su hermano.

 

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