Capítulo 2

– Ven conmigo, princesa– lo abrazó por los hombros, guiándolo suavemente y rozando su mandíbula con los labios.

Dejaron la pista y se dirigieron a un sector más oscuro… varias parejas se besaban y seducían protegidas por la oscuridad. Adrián se detuvo, afirmado en un espacio en la pared… Juanfe supo que lo iba a besar… su primer beso… Dios!! Se dejó llevar… Adrián lo acercaba hacia él y sus labios lo tocaban apenas… se sentía delicioso… besaba muy bien… Le gustaba el calor de la boca de aquel hombre sobre la suya y la forma dominante en que lo sujetaba…

De pronto las manos de Adrian investigaban bajo su ropa… se movió inquieto… iba demasiado rápido

– Espera…  espera un poco

Lo empujó despacio… con una sonrisa que indicaba que no se oponía… no demasiado… pero no tan de prisa…

– Vamos princesita… no te hagas la difícil ahora

Mantenía su sonrisa y su exagerada confianza

– No… no es eso, es que vas muy rápido… Estaba nervioso… le gustaba, no quería enojarlo… pero necesitaba conocerlo mejor antes de dejarlo tocar su cuerpo… nadie lo había tocado nunca… un beso.. si estaba bien… pero para llegar más allá… no. Aún no.

Adrián volvió a la carga… un nuevo beso cargado de una sexualidad que le resultó chocante… la lengua de Adrián entró en su boca y lo saboreaba con demasiada fuerza y poca delicadeza… se abrazaba a su cuerpo, demasiado juntos y rozaba su zona intima… Juanfe estaba incómodo.  Las manos que intentaban  colarse a la fuerza bajo su ropa… levantaba su camiseta y tocaba su piel… intentaba acercarse al cierre sus jeans.

– NO!! – su voz sonó clara y fuerte –  no quiero…-

protestó negándose e intentando escabullirse de su abrazo.  Pero Adrián no lo soltaba. Ya no le estaba gustando la insistencia del hombre. Era atractivo pero todo pasaba muy rápido. Se estaba asustando.

Algunos de los presentes miraron al escuchar las protestas pero sonrieron ante lo que consideraron un chico haciéndose el difícil… pero interesado.

– Voy a enseñarte… prometo que te va a gustar

Le hablaba libidinoso al oído… decidido.  Su agarre era firme sobre él

Juanfe levantó sus manos y quiso empujarlo pero el otro ni siquiera se movió… plantado firmemente pegado a él.

– Ya suéltame… no quiero estar contigo

Adrian hizo un gesto de fastidio. Lo vio meter una de sus manos al bolsillo. Sacó una pequeña botella oscura… la sostuvo abierta con una mano mientras con la otra lo atraía, sujetándolo fuertemente del cuello y le sonreía con evidente molestia.

– Tengo algo para ti princesa difícil… huele esto y dime si te gusta…- acercaba el frasco a su nariz

– ¿Qué es? – preguntó Juanfe echándose hacia atrás pero sin poder evitar oler los vapores que despedía el frasco oscuro… no era agradable, era fuerte… extraño…

– Solo dime si te gusta

Mantenía el brazo sobre su cuerpo y el frasco bajo su nariz, demasiado cerca.

– No… no  quiero– no le gustaba el olor, no le gustaba que lo sujetara tan fuerte… quería irse rápido – Suéltame, por favor

– Naaaahhh, princesa… Esto te ayudará a relajarte… ya verás lo bien que lo pasaremos

– Que?… no, No quiero.. NO!!!

Pero lo retenía clavando sus dedos en su cuerpo… muy firme… la botella volvía a estar pegado a su nariz… necesitaba respirar mientras peleaba por soltarse… el olor ingresó por sus fosas nasales… seguía intentando soltarse… seguía aspirando… De pronto comenzó a sentir calor… su corazón había perdido el ritmo y zapateaba como loco dentro de su pecho y el moría de calor… perdió fuerzas y tenía extrañas sensaciones… la mano que lo sujetaba parecía haber aumentado su fuerza… la sentía muy claramente pegada a su piel … en verdad, sentía cada roce, cada toque de Adrián en su cuerpo… como si su fuerza hubiera incrementado… las sensaciones se multiplicaba en su cuerpo… solo era capaz de sentir cosquilleos intensos… no tenía fuerzas para empujarlo…

Adrián se tranquilizó al verlo como se ponía… la mirada un poco vidriosa lo miraba suplicando… sudaba copiosamente.

– Ya estás lista princesa. Ven conmigo

Empujándolo,  lo condujo hasta el final del pasillo.

Juanfe no sabía qué le pasaba pero ya no tenía control sobre su cuerpo…  le costaba caminar pero Adrían lo sostenía e impulsaba… quería dar un paso en sentido contrario pero ningún músculo respondía claramente… parecía que todo estaba pasando en cámara lenta… el tiempo se detenía y el calor lo consumía… Dios!! hacía un calor mortal… le molestaba la ropa… provocaba aún más calor en su cuerpo… quería quitárselo todo.

Entraron al baño… quienes estaban adentro salieron de prisa ante los gestos agresivos de su captor… sentía como Adrián lo tocaba y él se dejaba tocar, era un alivio maravilloso sentirlo en su piel… ya no quería negarse solo  necesitaba que lo tocara más y más… y le hiciera sentir…

– Adrián…- pidió intentando coordinar su mente con sus palabras.

El otro sonreía… y lo sujetaba

– Te dije que lo pasaríamos bien, princesa

Le abrió los pantalones empujando toda su ropa hacia abajo… lo dejó de frente apoyado contra el lavamanos… Sus manos exploraban su culo con agresividad, se sentía extraño… sabía que no estaba bien pero no podía para de restregarse… los bruscos manoseos en su cuerpo resultaban dolorosamente agradable.  Le separaba las nalgas mientras sonreía con lascivia… buscaba su entrada… Juanfé quería protestar pero en vez de eso se sobaba contra él pidiendo más contacto, algo que no podía controlar lo impulsaba a buscar el cuerpo del otro, deseando sus manos, su contacto, que entrara en su cuerpo… Quería decirlo pero no era capaz de articular palabras coherentes… tenía mucho calor en su cara y en su cuello… seguía sudando a mares… quería agua fresca… su corazón había perdido cualquier ritmo lógico y latía desacompasado y fuerte retumbando en su cerebro… pero más que nada quería que lo siguiera tocando… necesitaba ese contacto para calmar la desesperante ansiedad que lo recorría entero y se volvía angustiante.  Adrián besuqueaba su cuerpo. Luego lo empujó contra el lavabo, oprimiéndolo con su propio cuerpo, Juanfe vio su cara en los espejos a través de una neblina… le costaba enfocar…  sus ojos rojizos, al igual que su cara y cuello… tenía que apoyarse con ambas manos de algo para no caer… su cuerpo no respondía a sus órdenes… intentaba tragar más aire, respirar mejor pero se quedaba corto… calor… sensaciones… Adrián se abría los pantalones y sonreía… sintió como su miembro, duro y muy caliente, se restregaba contra sus glúteos… supo lo que iba a pasar… tenía un miedo espantoso… quiso gritar pero no encontraba su voz… solo unas lágrimas calientes que caían de sus ojos… El hombre volvía a sostener la botella bajo su nariz y su corazón casi estallaba…

– Una princesa virgen…– Adrián reía

Dolió cuando lo penetró en forma brutal… no pudo coordinar un grito y solo un extraño sonido salió de su garganta… estaba dentro suyo… había ingresado fácilmente… Adrían lo estaba violando y no era capaz de defenderse… quería gritar y llorar pero en cambio… se sentía bien… un ardor intenso y doloroso…  seguía queriendo más…  bombeaba en su interior, provocando sufrimiento y más calor… Juanfe sentía que caía en una espiral sin fondo… el suelo no estaba firme y el caía… sus piernas se doblaban pero Adrían lo sostenía…

Los amigos de Adrián entraron en el baño… todos reían y celebraban lo que sucedía… ¿ninguno se daba cuenta?… ¿por qué nadie lo ayudaba?… más sonidos extraños e incoherentes salían de su garganta cada vez que intentaba gritar… su cara mojada de lágrimas desesperadas

-. Mi turno- dijo uno de los amigos, abriendo el cierre de sus pantalones

Adrian salía de su cuerpo… algo corría por sus piernas… todas las sensaciones se multiplicaban y la botella nuevamente estaba en su nariz

-. No seas esquivo, preciosura

Otro hombre penetraba su cuerpo… lo sujetaba con fiereza y tiraba de su cabello.

-. No- fue capaz de gemir… muy despacio… iba a vomitar del esfuerzo que le había costado coordinar su mente y sus músculos para emitir una sola silaba

Estaba mareado… le dolía lo que le hacían… los huesos de sus caderas chocaban estrellándose contra el lavabo cada vez que era empujado…  aire, quería aire porque se quemaba… el amigo lo embestía y los otros reían…  se acercaban… lo tocaban y cada ciertos minutos lo obligaban a respirar de la botella… el olor penetraba hasta su cerebro… volvía a aumentar el calor y la necesidad de quitarse hasta la piel para que lo tocaran en todas partes… lo desnudaron completamente… uno le mordía el cuello, otro lo masturbaba… un tercero entraba y salía de él con brutalidad… Dios, estaba tan mal y  se sentía tan bien todo lo que le hacían… luego cambiaron y fue otro… el frasco en sus narices nuevamente… nauseas profundas…Dios.. que terminen esto de una vez…  se sentía morir, flotar en un mar de sensaciones dolorosas que los despedazaban… incapaz de articular palabra o coordinar movimientos… solo las lagrimas que seguían saliendo de sus ojos  que miraban desenfocados y vidriosos y su boca abierta en un mudo grito de auxilio…

 La triste sombra de un niño intentaba sostenerse de pie bajo el mismo árbol que lo cobijara unas horas atrás pero sus piernas se doblaban… se caía, volvía a intentar levantarse rasguñando la corteza del árbol… se arrastraba unos cuantos pasos para volver a caer torpemente en la vereda…

Era de madrugada, no quedaba nada del bullicio y la alegría de unas horas atrás… vomitaba todo lo que alguna vez estuvo en su estomago… y cuando ya no tenía nada más que botar, seguía teniendo arcadas y queriendo vomitar… la saliva  espesa corría de su boca… le dolía todo el cuerpo como nunca antes había sentido dolor, especialmente en su parte baja…  estaba sangrando… sentía el líquido tibio escurrir… no podía dar un paso… ni siquiera ponerse de pie, sin que las lágrimas llenaran sus ojos a causa del malestar, dolía como el infierno… su cuerpo temblaba entero… la sangre empapaba sus nalgas… su ropa mal puesta y toda mojada en sangre, semen y vomito…  sentía los músculos de su cuerpo tiritar con cada movimiento… no podía controlar nada… la cabeza le iba a estallar en cualquier momento…  tenía que levantarse…

-. Te lo dije

No tuvo fuerzas para levantar la cabeza y ver quien era… pero reconoció la voz… el chico del pelo negro y los ojos intensos estaba cerca de él, sin atreverse a acercarse demasiado.  Se asustó mucho nuevamente… era un trapo arrojado en el piso… Lloraba como el niño que era… lo habían violado entre tres hombres… y él no había hecho nada para detenerlos…  habían  abusado violentamente de él… y él se había quedado quieto… o restregándose como una puta caliente deseando que siguieran haciéndolo… lloraba sin poder hablar ni controlarse… las arcadas interrumpían  haciendo que la saliva corriera de su boca… tenía que moverse, escapar.. pedir ayuda…  hacer algo, pero no podía… ahora era muy tarde y ni siquiera sabía si podía ponerse de pie para intentar volver a su casa… por Dios!!… su casa.. su mamá… no podía volver a su casa así… Se quedo tranquilo, sobre el pasto bajo el árbol… encogido como un bebé… su único deseo era morir

-No puedes quedarte ahí

El chico de pelo oscuro se quitó el cigarrillo de la boca y con cuidado lo levantó… Juanfe reaccionó muy lento y tarde… se puso a gritar desesperado con las pocas fuerzas que tenía. Por mucha fuerza que hiciera,  solo murmullos incomprensibles salían de su garganta… el chico lo llevaba, lo sujetaba fuerte obligándolo a caminar, pero Juanfe no quería que nadie lo tocara… inútilmente intentaba manotear y alejarlo… no era capaz de coordinar nada… las calles estaban vacías… lo subió a un taxi que lo esperaba

Cerró los ojos. El miedo lo dominaba… ¿Qué más ahora?…. intentaba controlar las nauseas y sujetarse la cabeza… estaba seguro de que en realidad sus huesos estaban partiéndose… no podía hacer nada… ni siquiera pensar con claridad… se quedó encogido en un rincón del vehículo, esperando.

No supo cuanto tiempo pasó. Llegaron a un departamento. No sabía quién era el chico, ni donde estaba, ni que quería… no era capaz de hacer nada más que dejarse caer y llorar.

– Tienes que darte un baño… luego dormirás

Al darse cuenta que las intenciones no eran de más violencia, algo se desató dentro de él y cayó al suelo, vencido. Lloró hecho un ovillo. El chico lo dejó tranquilo. Lo observaba atentamente pero no se volvió a levantarlo.  Unos cuantos minutos después, cuando estuvo más calmado, le indicó el baño. No pudo levantarse y caminar por sí mismo.

– Voy a ayudarte

Sintió miedo de que lo tocara y lo manifestó en un gesto con todo su cuerpo, pero el chico del pelo negro no hizo caso y lo sostuvo… esta vez con más delicadeza.

En el baño, le ayudó a quitarse la ropa contra su voluntad… no quería que lo vieran ni lo tocaran, pero no podía hacerlo solo… no tenía energía ni para levantar los brazos… estaba lleno de cardenales y marcas… la sangre seca y otros fluidos manchaban sus piernas y sus nalgas y la ropa se pegaba a su piel…

El chico lo ayudó a meterse a la tina con agua tibia… dolía, escocía…

– Déjame solo- pidió haciendo un gran esfuerzo al darse cuenta que no iba a dañarlo… nunca había dejado de llorar…

– No te ahogues… no en mi casa- salió del baño sin cerrar la puerta.- te ayudaré a salir cuando termines

Seguía asustado pero se calmó un poco al ver que lo dejaba solo… El agua calmaba un poco su adolorido cuerpo… pero nada calmaba lo que sentía dentro… el agua corría sola de sus ojos sin que él hiciera ningún esfuerzo. De a poco comenzó a ctranuilizarse y a recuperar el movimiento. Se limpió lo mejor que pudo todos los restos del maltrato que quedaban en su cuerpo… a ratos sollozaba y otros solo lloraba callado… dejó que el agua corriera por su cuerpo durante mucho rato…

– Te vas a dormir en la tina – el chico había vuelto a entrar y llevaba algunas piezas de ropa limpia.  Juanfe se dormía en el agua aun sollozando

Lo ayudo a salir, lo envolvió en una toalla y lo dejó sobre una cama para que durmiera… el mundo se oscureció casi al instante.

Despertó al día siguiente, temprano y asustado… con el mayor dolor de cabeza del mundo y la lengua pastosa y reseca. Quiso moverse y le dolió todo el cuerpo. Como pudo se levantó… llevaba ropas que no le pertenecían pero no le importó… nada tenía importancia…

El chico del pelo largo estaba en la pequeña salita frente a unos cuantos libros.  No era de sonrisas ni demasiados gestos, sino más bien algo frío y directo. Tenía los ojos muy oscuros que miraban intensamente y no era dado a sonreír.

– ¿Quién eres?

Preguntó Juanfe sabiendo que el de las explicaciones debía ser él y no el otro, pero su mundo se había roto anoche y no estaba para gentilezas

– Me llamo Cristián. Estas en mi casa

Caminó apenas, parecía que sus huesos, sus caderas y toda su parte baja, crujía con cada movimiento. Aguantó hasta sentarse con cuidado en el sillón. Cristian le acercó un tazón de leche tibia y un poco de comida

-Bebe con cuidado

– No quiero nada…

– Tienes que comer algo… toma, para tu cabeza…- frente a él dejó un par de pastillas rojas en sus envases sellados

– ¿Como sabes?

– Te drogaron con poppers… duele la cabeza

– Poppers?.. pero… yo… solo aspiré

– Una aspiración es suficiente para convertirte en una perra sedienta… te dieron mucho. Debes dar gracias que tu corazón resistió. Podrías haber muerto anoche

Las lágrimas habían vuelto a salir de sus ojos y caían calladas por sus mejillas, miraba a Cristián con incredulidad y horror… Cristián confirmó moviendo su cabeza. Juanfe se tomó la leche despacio, luego tomó las medicinas. Se recostó en el sillón  Pensó en su mamá… no podía volver todavía, así como estaba… no era capaz de enfrentarse con ella… la culpa y la vergüenza lo consumían junto al dolor y la humillación

– ¿Cómo te llamas?

-Juan Felipe… Juanfe-  respondió pensando que ya no era más el mismo chico que había salido de su casa anoche… solo hacía unas cuantas horas atrás… toda su vida se había ido a la mierda en solo unas cuantas horas… recordó las advertencias de su mamá… al dolor físico se sumaba más dolor emocional aún…. si tan solo pudiera regresar el tiempo…

– Puedo… quedarme un rato más aquí?

Cristián lo miro, asintiendo y entendiendo

– No fue tu culpa

– No hice nada para detenerlos…

– Es la droga… te deja así. No te culpes

– ¿Sabes quienes fueron?- preguntó Juanfe – Tú me viste con. ese Adrián…  sus amigos… ¿los conoces?

– Los he visto… – Cristián se acerco un poco a él– Oye… ¿Quieres hacer una denuncia?… si quieres te acompaño-

– NO!!… no quiero… no  

Imaginaba las muchas explicaciones que tendría que dar, iban a volver a tocarlo y a examinarlo… a preguntarle… su mamá… moriría de la humillación y la vergüenza.  No podía pasar por eso ahora. Cristián no insistió. Pareció entender sus razones.

Juanfe se quedó ahí, tirado en el mismo asiento casi todo el día, incapaz de reaccionar… emocionalmente quebrado y físicamente estropeado. Apenas se movió del sofá, mirando al vacío.

Cristián entró y salió del lugar varias veces. Le trajo alimentos y mantuvo la distancia… parecía entender que Juanfe no quería que nadie volviera a tocarlo ni acercarse a él nunca más.

Cuando el sol comenzó a bajar en el horizonte, Juanfé reunió el valor necesario para levantarse y decidirse a encaminarse hacia su hogar…

– Si quieres te quedas otro día

Cristián no sonreía pero en las pocas horas que habían pasado juntos, aunque sin hablar demasiado, Juanfe se dio cuenta que simplemente era así… sonreía y hablaba poco pero cuando hablaba, lo que decía era verdad.

– ¿Qué haces Cristian?

Lo veía sumergirse en unos libros grandotes y tomar apuntes…

– Estudio…  computación

– ¿Vives solo?

– Si… trabajo y estudio, nadie me regala nada ni me mantiene

La respuesta de Cristian le recordó a su madre… demonios!!! … su madre debería estar volviéndose loca… sintió el teléfono en su bolsillo. Se había acabado la batería la noche anterior… Cristian entendió y le pasó el suyo. Llamó a su mamá desde el dormitorio… reunió mucha fuerza antes de hablarle… solo dijo unas pocas palabras muy rápidamente para hacerle saber que estaba bien y volvería al día siguiente. Cortó antes de seguir escuchándola porque estaba a punto de llorar.

-Gracias- devolvió el teléfono que rápidamente comenzó a sonar – debe ser ella… mi mamá, lo siento.

Cristián apagó el teléfono con toda tranquilidad. Se sentaron en el sillón

– ¿Estás mejor?- preguntó Cristián demostrando al fin un poco de interés en su rostro.

Eso fue suficiente para iniciar una nueva ola de dolor y tristeza en Juanfe… Sentir la lástima y la compasión de ese chico desató sus sentimientos.  Cristian escuchó atento y en silencio todo lo que el chico tenía que decir… como se sentía culpable, el dolor físico que aunque era mucho… era pequeño comparado con el dolor que sentía dentro, había sido su primera vez… y lo habían violado y drogado… él no era malo… ¿por qué le habían hecho eso?… siempre le tocaba la parte más dura de la vida… no era justo

Cuando Juanfe sintió que se desarmaba nuevamente y sus pedazos se desparramaban por todos lados, Cristián se acercó despacio, con los brazos abiertos y lo tocó como si fuera a quebrarse aún más, pasando apenas un brazo por su espalda… era una extraña muestra de cariño pero tal vez era justo lo que necesitaba en ese momento

– No fue tu culpa… no sabías lo que hacías

Lloró en su hombro sintiéndose un poco mejor. Cuando se calmó, miraron televisión, comieron palomitas en silencio pero de alguna manera estaban unidos. Se miraban a ratos y Juanfe intentaba una sonrisa de agradecimiento que más parecía una mueca rara. No sabía que habría sido de él si Cristian no lo hubiera recogido. Cuando se hizo de noche, Juanfe se acomodó en el sillón y Cristian se fue al dormitorio.

Al día siguiente amaneció un poco mejor y se ayudó con una par de pastillas que le entregó Cristián. Se despidieron sin muchas palabras, Juanfe no sabía qué decirle. Estaba agradecido, triste, asustado… todo se revolvía en su interior junto a los restos del dolor físico.

Regresó a su casa con un hondo vacío en su interior. Todo era como una película… se sentía un espectador de su propia y asquerosa vida.

Su mamá no había ido a trabajar ese día, esperándolo.   Al entrar, caminando lentamente y disimulando su dolor, ella le gritó y lo regañó… como se le ocurría desaparecer así!!!… era solo un mocoso!!!  había estado a punto de ir a la policía!!… lo miró de arriba abajo… de quien era esa ropa que traía?… por qué vestía ropas de otra persona???!!! Casi la mata del susto!!! No le había dicho que no saliera??!!  Estuvo gritando y recordándole todos los sacrificios que hacía por él y lo mal que se estaba portando. Se alegraba de verlo pero no toleraría esta desobediencia.

A Juanfe, por primera vez, no le importaron ninguna de sus amenazas ni gritos… lo que le había pasado era peor… ahora miraba casi con indiferencia como su mamá lo gritoneaba y esperaba tranquilo deseando que terminara de estar enojada de una vez… quería desesperadamente un abrazo y una caricia de su mamá, unas palabras dulces que lo hicieran sentir niño de nuevo, un poco de calor y cariño… se habría quebrado completamente con tan solo una mirada dulce, con un poco de protección, pero solo había más y más gritos y reproches

– Ya estoy de vuelta

Fue todo lo que dijo antes de encerrarse en su cuarto al darse cuenta que esperaba en vano.

Su mamá hablaba con el mismo Juanfe de antes… el de hace dos días atrás. Ese que había desaparecido al ser violado en una disco.  El había cambiado y no le importó nada lo que ella decía. Ni su propia madre era capaz de darle lo que necesitaba.

Ella golpeó y gritó durante mucho rato, pidiendo una explicación, pero Juanfe nunca abrió la puerta.

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