Capítulo 8

Cristián estaba tan entusiasmado con los nuevos sentimientos que bullían en su interior que sentía que su energía se multiplicaba. Muy temprano revisó los anuncios que ofrecían arriendos. Encontró rápidamente uno que le gustó; no tenía muchas pretensiones por ahora, se conformaba con algo básico… lo único que necesitaba era que estuviera lejos del anterior y fuera un lugar donde Juanfe pudiera llegar fácilmente. Pagó en efectivo varios meses, lo que convenció al dueño de arrendárselo de inmediato. Dedicó el resto del día a empacar sus cosas; no tenía mucho y era ordenado así es que la tarea resultó fácil.

Más tarde, contrató una camioneta de mudanzas que se presentaría muy temprano al día siguiente; de madrugada bajarían sus cosas y desaparecería de este lugar sin avisos ni escándalos.

No fue a la universidad pero ese día no tenía ninguna clase importante. Al menos hoy no tenía que trabajar… Todo estaba organizado y listo. Quizás estaba exagerando.  Las autoridades demorarían al menos un par de días en estudiar y verificar todo y para cuando Adrián o su jefe pudieran relacionarlo con la denuncia, él estaría fuera de su alcance. Tenía tiempo. Pero prefería prevenir. Sabía de lo que eran capaces y no quería que llegaran a él ni mucho menos al chico.

No estaba seguro de si Juanfe vendría, pero tenía muchas ganas de verlo. No le había dicho ni una palabra sobre su mudanza ni mucho menos sobre las razones que tenía para hacerlo.  Su vida cambiaba… se mudaba, se arriesgaba, se involucraba… dejaba de lado la indiferencia que caracterizaba su vida hasta ahora… valía la pena… todo valía la pena porque se enamoraba… río solo al pensarlo… se enamoraba de Juanfe… del crío que daba vueltas por su casa desde hacía meses… del mismo que había encontrado destrozado en la calle… al que había ayudado a reconstruir poquito a poco… Juanfe… Dios!! era una locura… pero estaba feliz.

Recordó lo sucedido el día anterior… tocarlo… besarlo… aún podía imaginarlo temblando bajo sus manos… fue increíble… y estaba seguro de que lo que vendría después sería incluso mucho mejor.

JUANFE

La cabeza no le alcanzaba para poner atención en clases… apenas si le alcanzaba para pensar con cierta lógica y mantenerse despierto.

Había llegado tarde a su casa y en un estado de euforia que no lo dejó dormirse ni relajarse…  se metió a su cama… necesitaba estar solo pero le había costado horas poder dormirse… inquieto, ansioso… y feliz a la vez.

Lo que habían hecho con Cristián ocupaba toda su mente… no podía dejar de pensarlo… se había sentido tan bien…  Cris le había ayudado a abrir una puerta que contenía sensaciones maravillosas… Cielos!! su propio cuerpo era una fuente capaz de entregarle todo eso. Juanfe estaba sorprendido. Hasta ahora, tocar su cuerpo solo había servido para causarle dolor y recuerdos traumáticos… pero ayer… las caricias de Cristián le habían enseñado que también era posible tocar y sentir de otra manera… una que era maravillosa.

Se acarició el cuerpo en la cama… se sentía diferente… un cosquilleo agradable…  su propia mano otorgándole placer… pensaba en Enrique… en su sonrisa y su cuerpo…. en el beso que quedo sin terminar… Cristián se inmiscuía en sus pensamientos y la sensación se volvía más intensa… aceleró sus movimientos… su ultimo pensamiento antes de correrse fue para Cristián.

Al día siguiente despertó igual de inquieto. La llamada de atención del profesor lo bajó de la nube en la que estaba… pero siguió sin poder concentrarse… volaba lejos de la sala de clases y de sus compañeros… Enrique… quería ver a Enrique. Tenía temor y ganas al mismo tiempo. Quería saber si lo aprendido con Cristián lo preparaba para repetirlo con Enrique…

Durante el recreo lo llamó. Acordaron juntarse en la tarde. Pudo notar la voz emocionada de Enrique. Él también lo estaba. Le gustó escucharlo… hoy estaba extra sensible… aún tenía el recuerdo muy vivo de las manos de Cristián tocándolo… sentía su cuerpo diferente… todo lo maravilloso que había sentido aún revoloteaba en su piel…

Se reunieron en el mismo lugar de siempre. Juanfe lo vio desde lejos y le encantó el aire de chico malo… apoyado en la pared con una pierna doblada y la sonrisa torcida… era la viva imagen de James Dean en su actitud de chico rebelde… solo le faltaba el cigarro colgando de los labios.  Sonrió sintiendo calambres en el estómago. Le gustaba y mucho.

– ¿Qué quieres hacer?

Preguntó Enrique. Caminaban juntos sin ningún destino…

– Lo que tú quieras

Mentía… sabía lo que quería hacer con él pero no se atrevía a pedirlo.

Enrique lo notó diferente desde el momento en que lo había llamado. Era como si Juanfe se hubiera vuelto más accesible… como si hubiera bajado barreras que hasta ayer tenía.

– ¿Quieres… ir a mi casa? podemos comer y… no sé… ver una película… si quieres…

Enrique preguntó receloso…  recordaba lo que había sucedido cuando intento tocarlo… era una especie de prueba…  si aceptaba querría decir que su sensación de queJ uanfe estaba distinto no era errada.

Juanfe recibió la pregunta con una idea parecida…  Si… era lo que quería…  deseaba experimentar…

– Claro- contestó encogiendo sus hombros y aparentando indiferencia.

Ninguno de los dos dijo o hizo algo, pero los dos entendieron que algo era diferente hoy día.

En el camino se distrajeron conversando de cualquier tontera. Enrique quería preguntarle… saber que había ocasionado su reacción cuando quiso besarlo… pero mantuvo silencio, no estaba dispuesto a romper la delgada línea que los estaba volviendo a unir.

Ya en la casa llevaron algo para comer al cuarto y se tendieron sobre la alfombra a mirar una película. Estaban muy cerca uno del otro… casi se rozaban. A Enrique no le cabía duda ahora. Juanfe estaba diferente.  Comían en silencio… sin mirarse. Ambos aparentando estar interesados en lo que miraban… de pronto era Enrique quien lo observaba de reojo y luego era Juanfe quien hacía lo mismo… lo repitieron varias veces… crecía entre ellos una cierta tensión…

Repentinamente Enrique tomó el control y detuvo la película. Ya no quería seguir con este juego de miradas. Quería agarrar el toro por las astas…

– ¿Quieres hablar?

– ¿De qué?

No quería… ese era un tema que no iba a hablar con nadie, nunca… podían intentar un beso, pero no hablar sobre el pasado.

Enrique cruzó sus piernas apoyando su espalda sobre el costado de la cama. Estaba más lejos pero podía mirarlo de frente.

Juanfe se enderezó también… quedaron ambos sentados sobre la alfombra, a un escaso metro de distancia…

– Dime que pasó el otro día

No tenía intenciones de herirlo, solo quería entenderlo.

– Nada- se encogió de hombros – solo fue una tontera

– Juanfe… por favor. Necesito saber

– No hay nada que saber – mintió – solo me asusté– intentó sonreír

Enrique giró sus ojos hacia el techo… suspiró…  de acuerdo… Juanfe no quería contarle… no podía obligarlo… pero  ¿cómo diablos iba a saber a qué atenerse entonces?… quería tocarlo, tenía tantas ganas de robarle un beso… intentaría algo diferente, quizás honestamente avanzaba más rápido.

– Te asustaste mucho… yo solo quería robarte un beso

Juanfe bajó la vista… de pronto la alfombra se veía interesante… nervios… algo subía y bajaba en su estómago… un beso?… si… quería un beso… dejarse tocar?… si… si podía… ya lo había hecho… con Cris.

– Ya te dije que no fue nada…

La voz era insoportablemente coqueta… las mejillas acaloradas… esperaba… nervioso… pero estaba enviándole todas las señales a Enrique.

No se demoró más de unos segundos en leerlas y entenderlas. Con una sonrisa en todo el rostro, Enrique se acercó…

– ¿Y si lo intento de nuevo?

No respondió…

– ¿No vas a asustarte?

La película seguía sonando pero ninguno le prestaba atención. Lo que estaban viviendo era mucho más entretenido

– No sé… – lo miró, con el rostro bajo… sonreía… – no creo…

Juanfe le estaba coqueteando descaradamente… estaba esperando a que lo besara… lo invitaba con su actitud. Enrique volvió a repetir lo que intentó hacer la vez anterior. Cruzó su brazo por detrás de los hombros de Juanfe y lo atrajo… con mucha cautela tocó sus labios…

Juanfe cerró los ojos… lo que quería estaba sucediendo… el contacto con los labios de Enrique se sentía bien… suave… húmedo… sus brazos lo aprisionaban y su hombro le cubría parte de la cara… estaba nervioso… feliz… su boca se movía… se sentía… sentía… aire… necesitaba aire…

Bastó solo medio segundo para cambiar bruscamente… de la nada le faltaba el aire y se sentía ahogado. No podía respirar… el contacto con los labios de Enrique había dejado de ser importante… el brazo que lo sujetaba era una prisión… quería su espacio… se le agitó la respiración… estaba haciendo un esfuerzo para no gritar y empujarlo… era el mismo sentimiento de unos días antes… solo que ahora sabía reconocerlo y por eso estaba más preparado para manejarlo. Levantó sus manos y empujó suavemente a Enrique… agradeciendo la distancia y poder respirar a su antojo…

– Juanfe…

Enrique había deseado tanto besarlo… ahora que lo había hecho se sentía dichoso. Aun tenía sus brazos cruzándole los hombros…

Juanfe esta conteniéndose a duras penas… estaba a punto de gritar que lo soltara… se refrenaba pero estaba consciente de cada dedo apoyado sobre su ropa… de la cercanía de los cuerpos… no era como con Cristián… era muy diferente

– Juanfe?- insistió Enrique… esta vez no se daba cuenta de nada… el beso le había nublado la capacidad – ¿te gustó?

No estaba resultando como lo había imaginado en su mente… el contacto con la boca de Enrique no le había despertado las sensaciones que deseaba sentir… tal vez necesitaba aprender mejor… solo lo había hecho una vez con Cris… se quedó en blanco… ¿gustarle?… si respondía que “si” posiblemente quisiera besarlo de nuevo… y si contestaba que no… diablos!!! no podía hacer eso…

El sonido del teléfono en su bolsillo lo salvó de tener que responder. Lo tomó de prisa, como quien toma una tabla de salvación y con una sonrisa tonta miró la pantalla… “mensaje de Cristián”…

Deslizó el dedo y buscó el mensaje  “necesito hablar contigo. ¿Puedes venir?”

Quizás era la primera vez que recibía un mensaje de él. El contenido era preciso… importante. Cristián lo necesitaba.

– Tengo que irme

Aprovechó el momento y se levantó, separándose de Enrique.

– ¿Por qué?

¿irse ahora?… justo cuando comenzaban?… no… ¿Qué podía ser tan importante para que saliera tan apurado?

-¿dónde vas?

– Es mi mejor amigo… me necesita

“Mi mejor amigo”… no le gustó el sonido de esas palabras… un sentimiento feo se cruzó por su mente… Juanfe había mencionado a un único amigo pero esta interrupción y la prisa que afectó a Juanfe le molestaron. Sintió que el otro era más importante que los besos, que él.

– Pero…

Le hizo un gesto con las manos… indicándolos a ambos. Juanfe enrojeció…

– Podemos seguir después…

– Te acompaño, entonces

Dictaminó posesivo, siguiéndolo, sin darle oportunidad a decir que no.

Caminaron hasta la calle, tomaron el bus y unos 40 minutos después tocaban frente a la puerta de la casa de Cristián.

Las horas habían pasado muy de prisa para Cristián, el día se le había hecho corto y todo cambiaba… por Juanfe, con Juanfe… cuando la tarde llegaba a su fin y el chico no aparecía, sintió que necesitaba verlo, contarle que se iba y decirle donde iba a estar. Explicarle como llegar… incluso ponerse de acuerdo para que lo ayudara a desempacar mañana… arreglarían el nuevo departamento juntos… sonaba como algo divertido… los dos… Estaba seguro que le gustaría el nuevo lugar… lo dejaría hacer a su gusto y crear su propio rincón…

Cuando el timbre anunció la llegada de Juanfe, Cris abrió casi corriendo, ansioso…

– Hey!!… ¿Qué pasó aquí?

Como siempre, Juanfe entró sin esperar a ser invitado a pasar… en la puerta quedaron los otros dos… Enrique y Cristián se miraron de frente… ninguno de los dos agradado de ver al otro…

– Ah! él es Enrique

Juanfe le dijo sin prestar atención… el departamento estaba desarmado… los muebles y cosas estaban en cajas… muchas cajas…

-¿Qué pasó Cristián?-  había angustia en su voz

– Enrique…

Repitió Cristián… no estiró su mano para saludar… Enrique tampoco lo hizo. Entró inspeccionando todo con la mirada. Cristián lo siguió de cerca… su casa… su territorio…

– Me voy a otro lugar

Aclaró Cristián de mala gana, volviendo su atención hacia Juanfe…

¿Por qué venía a su casa con ese tipo?… ¿Qué estaba haciendo con él?… no le gustaba… para nada

– No es nada de otro mundo. Solo voy a cambiarme

– ¿Dónde?.. ¿Por qué?

La angustia aumentaba… esto era algo inesperado y lo desequilibraba… la casa de Cristian desaparecía?… pero… no podía ser…

– Cristián!!! ¿por qué te vas?- estaba casi gritando.

La atención de Enrique volvió a centrarse en Juanfe… no le gustaba la extrema preocupación que demostraba por su amigo, estaba al borde de la histeria porque el tal Cristián se cambiaba

– Tranquilo Juanfe 

Enrique necesitaba establecer su propiedad. Se acercó a Juanfe y cuando estaba muy cerca, intentó tomarlo nuevamente de los hombros…

La actitud posesiva de Enrique no pasó desapercibida para Cristián que lo taladró con la mirada… no soportaba ver la mano de ese tipo tocando a Juanfe…

– Es que tú no entiendes…- Juanfe se explicaba con Enrique – Cristián es como mi hermano mayor…  yo no sabía nada de esto

La mano de Enrique permanecía en el hombro de Juanfe… Cristián la miraba hipnotizado… sin atreverse a moverse… herido de muerte… las palabras que Juanfe acababa de pronunciar eran como un cuchillo filoso que atravesaba su piel…

Un hermano mayor…??

Le cortaba las alas… de raíz…

Su hermano??… era así como lo veía???

Caía en picada y se reventaba contra el suelo…  la sorpresa y el malestar se volvieron una debilidad física… se afirmó en una de las cajas… como era tan estúpido!!! Por el amor de Dios!!!… su hermano???  Cómo se le había ocurrido suponer otra cosa!!!… por qué diablos se había estado ilusionando… Juanfe mismo le había hablado de Enrique… pero nooooo… él quiso suponer que podía cambiarlo todo…. ¿no le había advertido su antiguo mentor sobre el riesgo de enamorarse de otra persona??… le había dicho muchas veces que lo podían herir… que no debía enamorarse… pero él había insistido en querer seguir a su corazón… y ahí estaba el resultado… con solo un par de palabras Juanfe lo despojaba de toda ilusión, le quitaba el derecho de amarlo como lo estaba haciendo… su hermano mayor??…

Respiraba apenas… muy lento… Se giró para no verlos… ni a Juanfe ni a Enrique… no quería verlos…

Juanfe, totalmente ausente a lo que sus palabras provocaban, continuaba exigiendo

– Cristián… ¿adónde te vas?…

Seguía preguntando, pero Cris ya no quería escucharlo. Solo quería que desaparecieran de su departamento lo antes posible, necesitaba estar a solas para desahogar su frustración, su pena… el nudo que lo estaba ahogando por dentro.

– Necesito cambiarme de casa

Por ti!!! Lo hice por ti!!!  Que idiota, no?.. ni siquiera me preocupé de preguntarte antes… solo supuse que tú también sentirías lo mismo… casi tenía ganas de reírse de su propia estupidez… reírse y gritar…

– Solo quería avisarte que me voy… luego te daré mi nueva dirección

– Pero explícame.. quiero saber qué…

– No tengo tiempo ahora… tengo que terminar de empacar. Te hablo luego

Cristián no soportó más. Abrió la puerta y les indico el camino de salida.

– En serio tengo que terminar de arreglar todo esto

No necesitaba justificarse… los estaba despidiendo

– Quiero ayudarte

-. NO!!… no, gracias. Lo que me queda, puedo hacerlo solo

Enrique quitaba su mano del hombro de Juanfe pero no se alejaba. El chico estaba tan conmocionado por los acontecimientos que apenas se había dado cuenta de que Enrique lo tocaba…  sin embargo los otros dos lo sabían perfectamente… las miradas que cruzaban no dejaban lugar a dudas. Enrique marcó su territorio y su propiedad, dejando claro que la relación entre él y Juanfe era cercana, íntima y posesiva… lo había tocado frente a Cristián y Juanfe había aguantado ser tocado…

Cris sonrió amargamente ante tamaña estupidez… el mismo le había enseñado ayer!!!  Él mismo lo había tocado para demostrarle que podía soportarlo… disfrutarlo… como lo había hecho él… si… le había dicho que pensaba en Enrique… que había tratado de besarlo, que por eso quería aprender… y que esperabas idiota!!! ¿Que dejara todo por ti??… ¿que con solo tocarlo y excitarlo ibas a enloquecerlo?  ¿Hacer que se olvidara de este… de ese… imbécil?? Le estaba costando controlarse…

-. Ya vete… va a oscurecer y tengo mucho que hacer

Juanfe le tenía miedo a la oscuridad… cualquier excusa era válida… pero seguía sin moverse del medio de la sala… aturdido.

– Dijiste que querías hablarme

recordó el mensaje recibido

– Si… bueno, era para decirte que me voy… ya lo sabes… me voy

El tono de su voz daba por terminada la conversación

– Pero… no entiendo…

– No hay nada que entender. Se terminó el arriendo y voy a vivir en otra parte. Luego te doy la dirección

– Dámela ahora-

– Luego Juanfe… en serio… me queda mucho por hacer. Te la envío por mensaje más tarde, No me la sé de memoria y no recuerdo donde la escribí   

Disculpas tontas… excusas… quería que se fueran…

Enrique había entendido hacía rato. Cristián los quería fuera… se había dado cuenta de todo… absolutamente de todo, el desconcierto de Cristian al verlos llegar a los dos… la molestia porque tocó a Juanfe y ahora las ganas de echarlos de su casa. Lo tocó suavemente del brazo… temeroso de provocar un rechazo frente a Cristián y retroceder todo lo que había avanzado hasta ahora.

– Vamos Juanfe. Tu amigo tiene mucho que hacer todavía

Lo empujaba despacio hacia la puerta… también quería salir de ahí cuanto antes

– ¿Cuándo te vas?…

Todo se veía tan… listo… empaquetado… como si fuera a desaparecer de inmediato

-. Pronto

Fue la misteriosa respuesta de Cris

– ¿Qué tan pronto??!

Casi gritaba… Enrique lo guiaba hacia la puerta y Cristián no hacía nada por detenerlo…

– Te aviso luego…

Volvía a tocarlo… la mano de Enrique volvía a tocar a Juanfe… apretó con fuerza la madera de la puerta entre sus dedos mientras pasaban frente a él…

Ya a punto de cerrar, Juanfe se volvió…

-. ¿A qué hora me avisas?

Era tan raro… Cristian y él eran tan cercanos… como decidía algo así sin consultarle, avisarle, decirle…  no podía irse así nada más… desaparecer sin que él supiera… ¿por qué lo hacía?… quería quedarse, sentía que tenía que estar ahí… con Cristián…

–  Cuando encuentre la dirección…

Cris vio a Juanfe dudar… pudo anticipar el siguiente movimiento del chico… no lo quería en su casa ahora… estaba cabreado y molesto… celoso y enojado… dolido… sintiéndose estúpido…

– Te envío un mensaje más tarde, ¿de acuerdo?

Juanfe titubeó… se detuvo frente a la puerta que Cris intentaba cerrar.

Entonces Enrique tuvo su momento de oro… detrás de Juanfe… lo sujetaba apenas del brazo pero estaban muy cerca… tan cerca que se estiró apenas y alcanzó la cabeza de Juanfe con su boca… un leve roce parecido a un beso en su pelo… una caricia tan leve y sutil… los ojos de Enrique puesto en Cristian, desafiándolo,  pero las palabras dirigidas aJuanfe…

– Vamos Juanfe… ya te dijo que te va a avisar… tu amigo está ocupado ahora

Ocupado??… Desarmado… desolado… perdedor…

Enrique tiró despacio de Juanfe hasta que se alejaban por el pasillo… se iban… los dos juntos… Enrique con una sonrisa vencedora…

Contrario a lo que Cristián quería hacer, cerró la puerta muy lentamente. Apoyó su espalda contra ella… solo respiraba… su mirada paseaba por entre todas las cajas que contenían un resumen de su vida… un hermano mayor… cambiaba su vida por él… y eso es lo que representaba para Juanfe… lo quería… como se quiere a un hermano… cerró los ojos porque algo le molestaba demasiado en la garganta… no podía ser verdad… él no lloraba nunca… nunca… jamás…

 Enrique quería volver llevarlo a su casa pero Juanfe había cambiado de opinión. Estaba muy alterado. Se dirigieron a la casa del chico.

No tenía intenciones de invitarlo a entrar, pero sin saber cómo, de pronto, Enrique saludaba a su mamá, ella sonreía y se mostraba encantada con la visita de un amigo… toda una novedad, les ofrecía jugos y ellos, finalmente, se quedaban a solas en su cuarto.

El rato se le hizo eterno. No quería que lo volviera a tocar ahora… cuando aún no aprendía bien… necesitaba más tiempo… no solo por la sensación de ahogo que había pasado cuando lo beso sino porque su mente estaba ausente… necesitaba pensar..ordenarse… Cristián… se iba… se mudaba y no le había dicho una palabras… era como una traición… ayer nada más habían estado tan juntos, tan cercano… recordarlo lo hacía sonreír…

– Hey… planeta tierra conectando con Juan Felipe…

Enrique hacía ruidos raros e intentaba lograr su atención.

– Lo siento… estoy preocupado– terminó confesando

– ¿Por tu amigo? 

No le había gustado Cristián… tal vez eran ideas suyas pero no había conexión entre ellos… lo sentía como un rival.

– Si… es que todo es tan repentino

– Ya te dirá…- se acercó un poco… sabía lo que quería– tranquilo… es solo un amigo que se muda

Sus palabras molestaron a Juanfe… NO!… Cristian no era “solo un amigo”… era mucho más que eso y se había quedado tan preocupado de ver todos los cambios, de no estar a su lado… sentirse desplazado… era algo importante y Cris no lo había tomado en cuenta…

Sintió la mano de Enrique al tratar de capturar su brazo… su tensión aumentó… no estaba de humor…

-. Yo… no quiero

Era un niño chico amurrado

-. Juanfe… todo va a estar bien. Deja de preocuparte

-. Es que no entiendes… Cristián nunca había hecho algo así… siempre me dice… me cuenta todo – a la angustia que sentía se había agregado la pena…

Enrique estiro sus brazos con la intención de cruzarlos en su espalda… Dios!… quería tocarlo… le gustaba mucho y el beso lo había dejado con gusto a poco… el chico era tan lindo.

Juanfe sintió los brazos y el cuerpo cerca suyo… cerró los ojos… tenía que aprender… tal vez solo necesitaba relajarse y dejarse llevar… estaba pendiente de su respiración… no era real que se ahogara… solo era una sensación estúpida en su mente… no se ahogaba… todo estaba bien… era solo Enrique que lo abrazaba… eso es… así… respira tranquilo… no te aceleres… tranquilo… ya basta… tranquilo…

– No…

No fue el grito desesperado que le nacía del alma… fue un murmullo suave algo asustado acompañado de sus brazos que empujaban a Enrique haciéndolo retroceder…

– Por favor… no…

Lo superaba… no lo soportaba… sentía cada caricia como si tuviera una serpiente enroscándose en torno a él… lo apretaba y le impedía respirar, moverse… se asfixiaba.

Enrique lo vio encogerse y alejarse… estaban en su casa, en su cuarto… en su propio ambiente donde debería sentirse más seguro… había pensado que sería una buena idea intentarlo en su propio dormitorio.

– ¿Me vas a decir de una buena vez que te pasa?

Lo enojaba la actitud de Juanfe… se cerraba y no le hablaba… ¿cómo podía entenderlo?… ¿es que no se daba cuenta que solo quería ayudarlo?

– Nada…

El efecto de la molestia de Enrique fue fulminante… sus palabras duras le dolían y se quebraba… la gota que rebalsaba el vaso… se encogió más y más hasta que una lágrima comenzó a rodar por su mejilla

– No me pasa nada

Enrique no alcanzó a ver la pena ni a escucharla en su voz… estaba excitado y frustrado…

– Llámame cuando quieras contarme

Se le agotó la paciencia. Salió del cuarto y abandonó la casa.

Juanfe no se molestó en seguirlo y calmarlo… se quedó donde mismo estaba sintiéndose miserable… Enrique se había molestado con él… pero su pensamiento estaba ocupado por la  “traición” de Cristián… no le había dicho nada… de seguro lo sabía hacía mucho tiempo… quizás… oh Dios!!! quizás era verdad lo que él creía… se había convertido en una molestia para Cris y no quería seguir siendo su amigo… se mudaba y no le había dicho nada.

Tomó su celular y lo chequeó con desesperación… no había mensajes ni llamadas de Cris… nada.

Se sentó donde primero cayó su cuerpo…

No debió dejar solo a Cristián.

¿Por qué había sido tan estúpido?

Miró el reloj… era demasiado tarde para volver… pero no para llamarlo…  tomó el celular y marcó su número… quería escucharlo y decirle que iría mañana, después del colegio,  a ayudarlo y a hablar con él, a conocer el nuevo lugar… quería acompañarlo… pero el teléfono sonaba y sonaba hasta pasar a casilla de mensajes… Lo intentó varias veces… Cristian no respondió.

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