Miguel Capítulo 8

Miguel

¡Maldición, maldición y maldición!!!  Esto es mucho peor de lo que pensé…mi mano automáticamente sube a rozar mi mejilla… aún me duele el golpe… no sé si el peor dolor está en mi cara o en mi orgullo… Gonzalo… repito su nombre en mi cabeza y vuelvo a estremecerme..¿Qué mierda es lo que me hace y cómo diablos lo hace?… devolví sus besos.. pero…¡maldición! ¿Cómo lo hace?… sabe exactamente que hacer para dejarme sin aliento y deseando más… llevo mi mano a mis labios… sus besos… no sé lo que hago cuando me besa…  ¿cómo puedo ser tan estúpido?!!!  No sólo estoy molesto conmigo mismo sino que realmente quiero golpear algo… tengo una enorme carga de rabia y frustración… debería haberlo golpeado a él… lo intenté pero… ¿por qué reacciono así cuando me toca?… ¡maldición! Sabe lo que hace… sabe demasiado bien cómo excitarme… Ahora si que estoy asustado y agradezco infinitamente la bendita semana de plazo…siete días… sólo siete días y voy a ser su pu…. Rechazo de inmediato la palabra, recuerdo el golpe, el enojo de Gonzalo y ni siquiera me atrevo a pensar en la palabra. Vergüenza, humillación y frustración… quería que siguiera y él se dio cuenta… no quería que se detuviera… ¿Cómo mierda lo hace?!!!   Siete días… siete malditos días…. Sigo caminando pensando que no puedo llegar en este estado de rabia y frustración a mi casa.

Cuando llego aprovecho que mi mamá esta despierta mirando televisión. La historia que Gonzalo planeó para mi es totalmente creíble… voy a trabajar en su empresa diseñando logos para algunos productos. Es un trabajo importante y exclusivo. Me pagan bien.  Gonzalo incluso tuvo la idea de invitar a mi mamá a conocer la “oficina” donde voy a trabajar…

Me acerco y pretendo estar feliz… entusiasmado. Le cuento la historia que Gonzalo planeó… mi mamá me mira dudando desde principio… no cree una palabra de lo que le digo… pero entonces interviene Nali y me empieza a preguntar detalles… le invento las cosas a medida que me las pregunta… mi mamá mira expectante… aún incrédula

– ¿Es en serio Miguel?

 

– Mamá… totalmente en serio, me van a pagar muy bien- me río al ver su cara de sorpresa por fin

– ¡Pero si eres un niño!

 

– Pero soy bueno mamá, soy bueno en lo que hago

 

– Pero.. si estas estudiando recién

 

– No voy a dejarlo mamá… voy a hacer las dos cosas

La invito a conocer el lugar y a mi “jefe”. Me mira y finalmente cede….  Ya tengo un paso más avanzado. Debo convencerla de a poco de cambiarnos a otro lugar. En mi bolsillo está la llave. Juego con ella mientras conversamos y les cuento aún más mentiras.

Más tarde, solo en mi cama la rabia y la preocupación no me dejan dormir. Gonzalo me asusta… y me fascina… ni siquiera tengo claro si me gusta… pero si sé que su forma de tocarme me hace perder la poca cordura que tengo… ¿voy a terminar cediendo a todo lo que quiera?… no quiero… pero ya es muy tarde… ya acepté… ¿siete días para que?.. para dejarle hacer y deshacer conmigo??!!…. Él sabe… ¡Qué mierda soy! me doy vueltas en la cama… por minutos siento una inmensa rabia contra él y al instante siguiente recuerdo su forma de tocarme… y quiero que me vuelva a tocar… pero la rabia persiste, el enojo conmigo mismo por sentir lo que siento… por dejarme derrotar tan fácilmente.. si, es cierto que Gonzalo debe tener mucha experiencia… no duda en ningún momento pero lo que me hace no tiene ningún sentimiento… no puedo perder de vista la realidad … Gonzalo no está involucrando sentimientos en esto… aunque no le guste escucharlo eso es lo que soy… o voy a ser…su juguete personal.  Dos gruesas lágrimas salen de mis ojos.. frustración, enojo… conmigo mismo más que con él. Me maneja a su antojo… me golpeó… me compró, ¿Qué más puedo esperar de él?. Ciertamente ningún sentimiento agradable… ¡Dios! que imbécil soy… es un negocio, sólo un maldito negocio… me lo dejó claro desde el principio…lo mejor que puedo hacer es, al menos, alegrarme de la parte que me corresponde… el departamento es bonito… me asusta que sea tan bonito, espero no tener problemas con mi mamá… me gusta que no esté tan lejos del instituto y que este cerca del gimnasio de Emilio. Al recordar el gimnasio dos pensamientos vienen a mi mente de inmediato… Gonzalo exigiéndome lealtad y Daniel… Daniel … me relaja el sólo hecho de pensar en él…

– Casi alcancé a conocerte Daniel – estoy hablándome a mi mismo – casi alcancé… – me siento triste…  ¿por qué no apareciste un poco antes Daniel? … Antes de venderme… cuando aun tenía tiempo…. Me habría gustado conocerte más… ser tu amigo… reír un poco más contigo… voy a echar de menos su compañía y su simpatía… su dulzura, sus preciosos ojos verdes.

Descartó todos los pensamientos que no me dejan tranquilo, tengo tantas cosas en mi cabeza al mismo tiempo. Me voy al baño a prepararme para dormir… tengo clases temprano. Mientras me cepillo los dientes miro mi imagen en el espejo…  ¡Aún tengo tiempo!! .. Aún tengo siete días para Daniel… es un juego, es sólo un enredo de palabras porque ya no debería …pero… tengo miedo de Gonzalo… tengo rabia con él… no quiero que sea el primero… no quiero que su forma de seducirme y manejarme sean la forma de aprender por primera vez… puede ser un completo idiota o tal vez no… pero me doy cuenta de algo mientras observo mis propios ojos reflejados en el espejo… quiero aprender con Daniel… es la última posibilidad que tengo de elegir y no quiero que sea Gonzalo.  Mi mano sube hasta mi mejilla… no quedan marcas del golpe en mi piel… no en mi piel.

Daniel

Miguel no fue al gimnasio hoy día… lo esperé mucho rato pero no apareció… me siento desilusionado, quería tanto verlo, pensé en él todo el día.. no he podido dejar de pensar en él desde que……. creí que le habría pasado lo mismo. Estuve todo el santo día en un constante estado de excitación, no pude concentrarme en clases, mi mente volvía una y otra vez a Miguel, a las duchas, a las gotas de agua resbalando por su cuerpo y lo único que quería era llegar pronto al gimnasio. En cuanto las clases terminaron le pedí al chofer que me llevara de inmediato al gimnasio… pero no llegó.. no sé donde vive, no se su número de teléfono… lo único que se de Miguel es el Instituto donde estudia… no, no es lo único que sé de él… también sé la forma de su cuerpo, como suena su respiración agitada y el sonido que escapa de su garganta cuando arquea su cuerpo al eyacular… la forma en que sus ojos se cierran y su boca se abre para besar…. su sabor… aaahhh Miguel. Tienes que aparecer mañana. Creo que si Miguel no viene al gimnasio mañana voy a ir a buscarlo al instituto…  Cierro los ojos, no tengo sueño pero debería dormir, ya es tarde.

Entonces los escucho… ¡el idiota de Gonzalo!… sin prender las luces camino como autómata hasta el closet. Abro los cajones inferiores que me sirven de escala para llegar hasta la parte superior… mis ojos fijos en ellos. Gonzalo está con un chico joven esta vez… es muy atractivo, demasiado bonito, tiene una cara preciosa que parece de mujer… están en la cama… Gonzalo arremete contra el cuerpo del chico una y otra vez… le gusta… puedo ver en la expresión de su rostro el placer que Gonzalo le provoca… ambos reflejan placer en sus rostros… Miguel, mi mente vuela hasta Miguel. Ya no quiero ver más… quiero ver a Miguel.

Miguel

Salí corriendo de clases 10 minutos antes que terminara, no quería encontrarme con Gonzalo ni quería que nada me detuviera. Tenía un propósito y una idea fija en la mente. No sé si Daniel estará en el gimnasio a esta hora. Me detengo en una tienda y a pesar de la vergüenza que siento compro lo que necesito y sigo mi carrera.

A las 4:30 de la tarde de un día martes cualquiera el gimnasio esta casi vacío. Saludo a Emilio, conversamos un momento y luego voy en busca de Daniel.  No está. Mis ojos recorren toda la sala de práctica pero no está. Recuerdo que dijo algo de un estúpido castigo.. no Daniel, ahora no, ahora necesito que aparezcas aquí… por favor… solo tengo 6 días.

Es temprano aún. Me quedo en un rincón practicando con la mirada pendiente en la puerta de entrada que se divisa a través de los cristales. Cada vez que alguien la cruza mi atención se distrae… ninguno es Daniel. Pasa el rato y me siento a descansar detrás de una de las máquinas de ejercicios, aún puedo ver la entrada al gimnasio.  Daniel cruza la puerta a las 5:20.  Desde donde estoy soy casi invisible… aprovecho de mirarlo con total descaro puesto que nadie me ve. Su forma de caminar es ligera, alegre, se mueve con mucha seguridad, balancea su cuerpo en forma precisa, estirando sus largas piernas que se marcan, musculosas, a través de la delgada tela del pantalón, aún viste el uniforme del colegio lo que lo hace parecer más niño, su pelo oscuro está ligeramente despeinado, como siempre, sonríe a la recepcionista, y saluda alegremente a quienes se cruzan con él, sus ojos también sonríen, la amabilidad y la cortesía parecen ser un gesto innato en él. Sigue caminando y desaparece de mi vista. Me siento tentado de ir hasta los vestidores pero no… me quedo donde mismo estoy esperando verlo aparecer.  Se demora poco en cambiarse ropa y entra al salón… lo veo detenerse cerca de la entrada y su vista recorre la sala… hay un pequeño gesto de desilusión en su rostro…¿me estas buscando?… sonrío contento pero no me muevo… Daniel insiste en observar detenidamente los rincones de la sala, ahora su gesto es abiertamente de desilusión… se dirige al centro de la sala y comienza a practicar. Lo miro moverse un rato… ¿está enojado?… sus movimientos son algo bruscos… no parece el mismo de siempre.  Entonces decido que ya he tenido suficiente y me subo sobre la máquina desde donde soy perfectamente visible. Me quedo sentado observándolo esperando su reacción. No puedo evitar sonreír satisfecho.  Daniel sigue practicando… de pronto se gira y me ve… pierde toda su fuerza y coordinación … se queda observándome sin hacer ningún otro movimiento. Por unos preciosos segundos nos miramos y sonrío con verdadero placer. Luego él sonríe también y se acerca.

– Hola Daniel

 

– Hola

Me extiende su mano y automáticamente la tomo y no la suelto. El no hace ningún intento de quitarla tampoco. Son solo unos segundos más de lo normal pero el mensaje entre ambos está claro. Nuestras manos juntas.

– Ven – me bajo de la máquina de un salto y empiezo a caminar hacia los vestidores. Daniel me mira más que feliz y me sigue de cerca.  Entramos a los vestidores, Daniel pasea su vista rápidamente y comprueba que no hay nadie más que nosotros… suave pero muy decidido me empuja contra la pared… su mano sobre mi pecho, su boca sobre la mía, hambriento… impulsivo. Le respondo de igual forma… es tan dulce su forma de besar

– Te esperé ayer

 

– No pude venir

No sigue hablando, su boca completamente ocupada en besar mis labios y su lengua en explorarme… su mano resbala despacio sobre mi torso… en mis brazos

– Daniel… Daniel…

 

– mmmhhhh?

 

– Quiero que me acompañes a un lugar

Me mira sorprendido con una sonrisa maliciosa en su rostro y sus ojos verdes brillan más de lo normal

– ¿Dónde?

 

– Sólo… ven conmigo.. ¿Quieres?

Es la forma en que se lo digo… y el color que sube a mi cara… creo que adivina lo que le estoy pidiendo

– ¿Ahora?

Me pregunta despacio… me muerdo el labio, es un gesto que hago cada vez que estoy nervioso.

– Si, ahora… ¿Puedes?

– ¡Maldición!… esta el maldito chofer en la puerta… estoy castigado…

No… no.. no puede ser.

– ¿Y Mañana?

Daniel me mira con una sonrisa especial

– ¿Dónde me quieres llevar?

 

– Quiero … 

 

Mierda… pensé que era más fácil decirlo, miro al suelo, cohibido, pero al instante vuelvo a mirar sus ojos.. hay algo en ellos… puedo hablar con Daniel, sin problemas…

– Quiero estar a solas contigo

Su rostro y su cuerpo se agitan. Me abraza fuerte hundiendo su rostro en mi cuello.

– Yo también quiero estar contigo… no he dejado de pensar en ti

Un abrazo así… me confundes Daniel. Lo abrazo yo también… el calor de su cuerpo se traspasa al mío, siento cada uno de los músculos de Daniel pegados a los míos… ¡Dios! qué fácil es cerrar los ojos y dejarse llevar por su calidez…por sus brazos fuertemente cerrados alrededor mío.

– No voy a clases mañana… quiero ir contigo

Me dice muy despacio en mi oído… mañana… faltan tantas horas para mañana.

– ¿A qué hora?

 

– ¿Tienes clases?- niego con la cabeza… no sé ni me importa nada más que esto – ¿a las 9?

Sonríe con picardía… ¡Dios! me encantan sus ojos verdes llenos de chispitas brillantes… le sonrío de vuelta y me acerco a su boca. Abrazados, apretados, mis labios contra los suyos… Daniel empuja mi cuerpo con el suyo… mueve sus caderas buscando rozar mi sexo y el suyo

– A las 9 – contesto en un suspiro.

El sonido de unos pasos acercándose nos vuelven a la realidad. Nos separamos y volvemos a la sala de ejercicios.

Me voy derecho a una de las máquinas… no podría practicar con Daniel ahora… creo que todo el mundo se daría cuenta si nos viesen juntos. Daniel lo entiende también.  Me cuesta mantenerme ocupado en lo que estoy haciendo. Me desvío a mirarlo a cada rato sólo para encontrar sus ojos fijos en mi. Pasado un buen rato Daniel toma sus cosas y con ellas en la mano se acerca a mi. No hay nadie cerca, por suerte.

– No voy a dormir pensando en ti

Estamos separados, nuestros cuerpos no se tocan pero lo siento tan cerca. Vuelvo a morder mis labios… Creo que tampoco voy a dormir pensando en mañana.

– Te veo a las 9

Daniel se aleja… lo miro.. me gusta ver su cuerpo moverse… me gusta mucho. No puedo evitar sonreír.

Dejo el gimnasio un rato después de Daniel y me voy derecho a mi casa. Tengo que estudiar… me cuesta mucho estudiar, no soy bueno para ello, me olvido fácilmente de todo y me cuesta mucho concentrarme… pero si tengo algo bueno es que soy muy terco… y si me propongo aprender algo, como sea lo saco adelante. En todo caso, ahora es mucho más fácil estudiar porque son temas que me interesan y me entretienen; cuando aún estaba en el colegio sólo estudiaba por orgullo, para que mis compañeros no se rieran de mis malas notan ni se burlaran de mi.

Nali está sola en casa.

– Miguel… cuéntame más de tu trabajo

Está muy entusiasmada con la noticia. Le invento todo lo que quiere escuchar… me gusta cuando Nali se ríe.  Está tan feliz que hasta se preocupa de servirme comida

– ¡Yay!… ahora tengo que atenderte porque vas a ser el responsable de esta casa

 

– No… creo que no – mi respuesta la intriga y me mira curiosa – ¿Te gustaría vivir en otra casa?

– ¿Podemos?… ¿Cuánto te van a pagar?… ¡cielos! Mi hermano es un genio y yo pensando que era un tonto

Termino de comer y antes de ir a estudiar me paro frente a ella, muy serio

-Nali… voy a llevarte a vivir a una casa nueva y después voy a cambiarte a otro colegio… y vamos a ir a comprar ropa y… quiero que tengas una vida mejor

 

Nali me mira un poco asustada

– Miguel, eres un chico también… no puedes hacer todo eso por mi

 

– Si, si puedo y voy a hacerlo – la abrazo – te quiero mucho Nali 

 

En el abrazo que me devuelve y en su carita de felicidad siento que se me va un poco la rabia de hacer lo que estoy haciendo por ellas….venderme.

– Y yo a ti… pero…

 

– Sin peros, ¿bueno?

 

– Miguel…  

 

Desaparezco en mi pieza y me encierro a estudiar.  Me duermo temprano. Mañana… quiero que ya sea mañana.

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