Frente a frente, Marlene y su hermana.
-. Renunciarás a todo derecho sobre el niño en favor de Roberto. El se hará cargo del niño
-. Pero si tu hijo es mari…?? –
-. NO TE ATREVAS!!!
Marlene dio un paso al frente, dispuesta a dejarle claro a su hermana que nadie le faltaba el respeto a su hijo.
– Aquí tengo un cheque que te solucionará bastante la vida. Pero tengo dos condiciones: le entregarás legalmente el bebé a mi hijo Roberto y la segunda. No quiero volver a verte más en todo lo que me queda de vida
La mujer sopesó sus alternativas rápidamente. No tenía intención alguna de hacerse cargo del niño. Había sido importante mientras Hans estaba vivo, un seguro de vida, pero ahora… le daba lo mismo quien lo criara.
Lo único que deseaba saber era cuantos ceros tenía el cheque.
-. ¿Qué cantidad es?- pregunto con soberbia
Marlene se sintió asqueada de su hermana. Increíble pensar que habían sido criadas con los mismos valores morales y en alguna parte del camino su hermana los había perdido. De su billetera extrajo el cheque y se lo mostró. Por la forma en que ella subió las cejas y abrió grande los ojos, se dio cuenta que estaba impresionada. Lo guardó nuevamente.
-. Te lo entregaré cuando firmes los papeles frente al juez
-. ¿Cómo sé que no me vas a engañar?
-. Porque yo no soy como tú
Abandonó la casa de su hermana para no volver nunca más. Solo tendría que verla una vez más, cuando firmaran los documentos en que el juez decidiría con quien viviría el pequeño huérfano.
-. Pero mamá… ¿Por qué yo?
-. Por el bien del niño. No quiero que crezca junto a mi hermana
– Pero… ¿Estás segura?
-.Si. Muy segura
Roberto no quiso seguir preguntando de momento debido a la actitud cortante de Marlene, pero tenía que pensar en serio lo que su madre le estaba pidiendo… Se había acercado a él a pedirle que aceptara ser el tutor legal del niño. Solo tendría que firmar y nada más, le había dicho. Ella se haría cargo de todo.
Roberto estaba más que sorprendido… estaba anonadado. No esperaba que la generosidad de su madre le alcanzara para tanto… después de todo, ese niño era hijo de su padre y de Luisa… y ambos la habían hecho sufrir demasiado.
-. Mamá, es mucha responsabilidad
-. Y si no lo hago yo… ¿entonces quien? – lo miró directo a los ojos… Roberto desvió la mirada… estaba hecho un verdadero lío con todo esto.
Marlene y Skylar seguían yendo al hospital todos los días. Hablaban del niño frente a él como si ya fuera un miembro de la familia… cómo crecía y se volvía más fuerte… los ruiditos que había hecho mientras lo cargaban… los dos estaban encantados con el bebé y el entusiasmo de Skylar lo seguía sorprendiendo… de alguna manera, Roberto sentía que lo estaban dejando fuera.
El caballo lo esperaba ensillado en el patio de la casa. No dudo en montarlo y salir a dar una vuelta a pesar del frío de la tarde. Cubierto por el poncho grueso y un sombrero de ala ancha, Roberto tomó las riendas, llamó a su perros con un fuerte silbido y, todos juntos, se alejaron de la casa.
Los pensamientos se los llevaba con él… necesitaba analizarlos… la muerte de su padre estaba cambiando muchas cosas en su vida y necesitaba tiempo para pensarlas.
Primero fue descubrir el gusto de Skylar por los niños. Le molestó no saberlo todo sobre quien amaba tanto… pero más que nada, el entusiasmo en la voz de Skylar lo hizo pensar en algo que hasta ahora había dejado escondido en un rincón de su mente para no planteárselo abiertamente. Era un tema delicado que no quería analizar aún… pero ese niño lo había hecho aflorar… un niño… un hijo… alguien que llevara su nombre y continuara su existencia en el tiempo… algo que ellos dos jamás tendrían…
Respiró tragándose el aire perfumado con olor a tierra húmeda y pasto verde… amaba este campo… cuando más joven siempre soñaba con volver a esta tierra… trabajar cerca de sus padres… casarse con una mujer y formar una familia… pero todo eso había sido antes de volverse feliz con él.
No le había preguntado si deseaba tener un hijo… nunca lo habían hablado… pero al ver como se entusiasmaba al hablar del bebé, Roberto tuvo un sentimiento que se parecía mucho al miedo…
Quizás Skylar deseaba un hijo en su vida…
Era muy probable que lo quisiera… después de todo venía de una familia numerosa… Sonrió al imaginar a Skylar con un bebé en los brazos. No lo había visto nunca cargar al niño en el hospital pero podía imaginarlo… de seguro se vería precioso… casi angelical…Skylar tenía la virtud de embellecer todo a su alrededor…
Demonios!!… y él?… ¿quería él tener un hijo???
El caballo emprendió el galope impulsado por Roberto… los perros ladraban tratando de alcanzarlo… corría con velocidad saltando los pequeños canales de regadío y pasando entre los árboles y cercos…
Estaba bien como estaba… Tenía casi 30 años y no necesitaba nada diferente a lo que ya tenía. Skylar llenaba completamente su vida… el amor que sentía por él abarcaba toda su existencia… no necesitaba a nadie más… recordó la conversación que tuvieron unas noches atrás sobre dejar entrar a alguien más en sus vidas… no se refirieron a un niño en ese momento pero ahora, Roberto pensaba que un bebé era igual que cualquier otro intruso entre ellos… solo veía imágenes de Skylar robándole tiempo a él para dedicárselo al bebé…
-. Lo quiero solo para mí – gritó al aire enojado y frustrado, deteniendo al animal… jadeaban ambos aturdidos por la loca carrera…
-. Solo para mí – repitió al aire
Egoísta… ahora, con más razón que antes se convencía de que era egoísta en su amor por Skylar. No deseaba compartirlo con nadie… lo quería todo para él… por Dios!! Lo amaba tanto. No quería que nada cambiara.
Volvió a la casa a tranco lento del caballo. Complicando ante la petición de su madre… ¿Con que excusa podía negarse? Marlene no le estaba pidiendo que se hiciera cargo del niño, en realidad. Sería un mero trámite… Firmaría los papeles y luego se irían… volverían a la isla… a su vida normal… ya no quería estar más tiempo aquí.
La abuela materna renunciaba a la tuición así es que no hubo ningún problema en entregar el niño a la custodia de Roberto, su medio hermano y familiar directo más cercano.
Frente al juez, Roberto escuchó la palabra por primera vez…
-. Bien, el niño queda bajo la custodia de su hermano mayor
Hermano…
Firmó los papeles aceptando…
Por supuesto que sabía que legalmente era su hermano… pero… a la vez, no lo era…
Con los papeles en la mano, se dirigieron al hospital a buscarlo. Marlene y Skylar no paraban de parlotear sobre las cosas que habían comprado para el niño y lo que necesitarían… un nombre!!… el niño necesitaba un nombre…
Su hermano aún no tenía nombre…
Les entregaron un bulto pequeño. Marlene y Skylar se encargaron de envolverlo para protegerlo del frío y con él niño en sus brazos, Skylar salió triunfante del hospital.
Roberto manejó de vuelta en silencio… por sobre las voces de los adultos, Roberto escuchaba claramente los pequeños sonidos del niño… parecía un gatito gimiendo…
-. ¿Estás bien, amor?- Skylar lo sorprendió al tocar su brazo
-. Si. Bien
-. Estas muy callado– insistió
-. No. estoy bien
Pero no lo estaba.
Ya en la casa todo se volvió atenciones para el pequeño… preparar su cuarto, su leche, mudarlo, acompañarlo… de pronto Marlene y Skylar giraban completamente alrededor del niño. Discutían nombres y se escuchaban felices.
-. Vamos a cenar- la voz alegre de Skylar hería sus oídos… se sentía mal, culpable, egoísta, malvado…
Se levantó y lo siguió hasta la cocina. Cenó en silencio, sin participar de la conversación intentando no demostrar su molestia y disfrazándola de cansancio.
Se retiró a dormir temprano. Skylar prometió acompañarlo en cuanto el niño tomara su última leche y se durmiera.
Aguardó despierto a que viniera a acostarse… necesitaba de Skylar a su lado para dormirse tranquilo. No se le ocurriría quedarse con el bebé, no?… los minutos se transformaron en horas.
Cuando Skylar llegó y se sorprendió de que no estuviera dormido. Se metió a la cama, cansado. Había pasado muchas horas con el niño y aunque eso lo agotaba, se sentía feliz. Lo había dejado en el dormitorio con Marlene… ¿y si el niño despertaba y Marlene no lo escuchaba? Se habría sentido más a gusto si el niño hubiera dormido con ellos.
Roberto lo esperaba… totalmente ajeno a los pensamientos de Skylar. Suspiró aliviado cuando lo escuchó entrar. Comenzó a besarlo y a buscar su cuerpo… apenas se metió en la cama. Pasó las manos por su torso reteniéndolo contra él con una de ella y llevando a la otra directamente hacia la entrepierna de Skylar. No entendía que le sucedía pero esa noche, deseaba toda la atención de Skylar puesta en él… lo quería de una manera distinta a otras veces.
Skylar jamás se había negado al sexo con Roberto… le gustaba mucho y siempre estaba dispuesto a retozar juntos y entregarse placer… es solo que atender tanto rato al bebé lo había cansado más de la cuenta… respondió a las caricias de Roberto con menos entusiasmo que lo usual.
-. ¿No quieres? – preguntó Roberto, sorprendido y dolido
-. No es eso… es solo que estoy cansado
No… no soportaba el rechazo… en vez de girarse y dejarlo descansar, Roberto sostuvo la cara de Skylar entre sus manos y lo besó efusivamente… casi agresivamente…
-. Te deseo – murmuró aun sobre su boca
Skylar accedió… jamás podría decirle que no… pero el cansancio se notaba en su actitud.
Roberto intentó infructuosamente despertar la lujuria y la pasión que siempre había existido entre ellos… Skylar respondía tibiamente dejándolo hacer y Roberto, lentamente, comenzó a sentir la molestia acumularse en él… No le gustaba lo que estaba pasando… puso más empeño y cariño… quería reafirmar su estatus… El era lo más importante en la vida de Skylar… necesitaba confirmación inmediata.
-. Te amo…- había una ligera nota de desesperación en la forma en que lo decía y esperaba respuesta
-. También te amo – Respondió Skylar con una sonrisa exhausta…
SKYLAR
Se había encariñado con el bebé.
Siempre le habían gustado los niños pequeños… bebes, infantes, pre escolares… amaba la inocencia y sinceridad en ellos… no estaban contaminados con prejuicios ni mentían… si tenían hambre, lloraban a gritos; si algo les gustaba ,reían a mandíbula suelta; si tenían miedo, gritaban; si querían algo, estiraban la mano para tomarlo. Le hacía tanta gracia la honestidad de los niños, las preguntas directas y los comentarios sin filtros que lanzaban a veces. Tal vez le gustaban tanto porque le recordaban a sí mismo. A veces sentía que seguía siendo un adolescente eterno. Skylar rara vez necesitaba de mentiras o caretas.
El niño que esa noche dormía en la casa le estaba robando el corazón de manera inesperada.
Todo comenzó cuando Marlene le dijo que se parecía a él y ya no pudo resistirse cuando comprobó que era verdad. Era una cosita preciosa de pelusa rubia y ojos profundamente azules. La primera vez que lo cargó, en el hospital, se sintió raro de inmediato… sintió deseos de acoger al niño entre sus brazos y protegerlo… cuidarlo de todo daño… fue un sentimiento parecido al que experimentó cuando su mamá puso a sus hermanas en sus brazos por primera vez, encargándole su cuidado junto a ella.
Sus hermanas lo habían tenido a él, a mamá y las tías
Este niño no tenía esa bendición…
Corría en sus venas las misma sangre de Roberto… ¿Sería por eso que le estaba resultando tan fácil encariñarse con él?
Miraba sus pequeñas manitas, su nariz de botón, las delicadas facciones y se enamoraba cada momento un poquito más de él. Le parecía tan frágil y delicado… el niño necesitaba de alguien que lo cuidara y Skylar había aceptado el reto sin que nadie se lo planteara. Deseaba hacerlo. Estaba lejos de su casa y su trabajo, no tenía ninguna otra ocupación por ahora y, más que nada, estaba cautivado por ese cuerpito en miniatura y todo lo que representaba.
También había pensado en lo mismo que Roberto, sin discutirlo con él.
El bebé le había hecho pensar en la paternidad.
Un tema complicado que no habían conversado nunca. Hasta ese momento, jamás se había planteado la posibilidad de ser padre. Su vida estaba bien como estaba. Tenía casi 27 años y una vida estructurada que le agradaba mucho.
No… un bebé nunca había sido tema entre ellos. Parecía algo lejano y que le sucedía a otras personas… excepto que… el niño se quedaba tranquilo cuando él lo sostenía… movía su carita siguiendo su voz… tenía un olor a bebe que era mejor que cualquiera de sus caros perfumes.
Skylar no necesitaba preguntarse si deseaba tener hijos. Estaba acostumbrado a una familia numerosa y entendía claramente como, en el corazón de cada persona, el amor crece en forma infinita para dar cabida a muchos amores, incluyendo pareja e hijos. En su alocada vida antes de Roberto nunca lo pensó siquiera… y luego llegó él…
Roberto llenaba su vida…
Su casa y su trabajo en la isla representaban estabilidad, seguridad y felicidad…
No creía necesitar nada más… hasta que tuvo en brazos al niño y sintió un hueco abrirse en su corazón… nacía una nueva necesidad que no había buscado conscientemente.
Marlene y él dedicaban mucho tiempo a atenderlo y acompañarlo. El niño, al menos tendría a Marlene para que se hiciera cargo de él.
Skylar se preguntaba si eso era una buena idea…
Si… el niño sería una ocupación para ella y le haría compañía… pero Marlene era una mujer mayor con otros intereses… estaba el campo del que tendría que hacerse cargo… el chico crecería e iría al colegio… jugar con amigos… muchas actividades… demasiado para una mujer de su edad.
Lo había pensado mucho… Marlene contaba con él para ayudarla mientras estuviera de visita en su casa y lo hacía con gusto… pero ellos partirían en cualquier momento y se quedarían solos… Eso lo preocupaba… tanto por Marlene como por el niño.
También se había dado cuenta de la distancia de Roberto son el bebé.
No se acercaba a verlo ni le interesaba nada relacionado con él. De hecho, había firmado de mala gana aceptando ser el tutor legal solo porque su madre se lo había pedido.
¿Qué le pasaba a Roberto?… no lo había mirado en ningún momento, siempre tenía una excusa para alejarse…
¿Le recordaba la traición de su padre?…
¿Le molestaba un hermanastro de otra mujer?… Skylar deseaba que esa fuera una de las razones porque la siguiente pregunta y la posible respuesta lo inquietaban mucho más de lo que habría supuesto
¿Era que simplemente no le gustaban los niños?…
Pensarlo le producía un extraño dolor… a él si le gustaban mucho y este, en particular, le gustaba más que ninguno… se parecía a él… era inocencia pura en un envase de humano pequeñito… ¿cómo podría alguien no quererlo cuando era adorable? Apenas hacía ruiditos con su ridícula boca de miniatura… lo miraba con los ojos grandes cuando lo alimentaba y Skylar de preguntaba si en realidad lo veía… cuando el bebe sonreía algo sonreía dentro de él también produciéndole una alegría diferente y muy satisfactoria.
Se estaba encariñando mucho con el bebé…
Culpa del tiempo libre, de no tener nada que hacer… culpa de la carita exquisita del niño… de su desafortunado destino…
Se sentía culpable de haber descubierto una nueva necesidad importante para él que Roberto parecía no compartir.