Capítulo especial 6

Bautizaron al bebe al tercer día de estar en la casa. Fueron a una capilla pequeña y en una ceremonia muy intima, con la asistencia de ellos tres nada más, el bebé recibió el nombre de su progenitor, Hans.

Por insistencia de Roberto, al día siguiente volvieron a la isla. La despedida de Marlene y el bebé fue difícil. Con el niño en brazos, en la puerta de la casa, Roberto la besó cariñosamente y subió de inmediato al auto; Skylar se demoró bastante más.

Roberto estaba aliviado de volver a la isla y retomar el control de su vida. No había vuelto a tocar a Skylar después de aquella noche tan frustrante en que hicieron el amor de forma diferente… el gusto amargo que la experiencia le había dejado lo hizo no volver a acercarse a él mientras permanecieron en el campo. Se sentía frustrado. Por eso, estaba apurado por volver y dejar atrás todo lo relacionado con la muerte de su padre, el engaño, la traición y esa vida nueva que su madre estaba criando.

Apenas lo había observado durante la ceremonia de bautizo. Skylar lo sostuvo junto a Marlene y, muy orgulloso, se proclamó el padrino de Hans. Roberto se limitó a estar presente aunque en realidad, estaba muy ausente.

Suspiró aliviado cuando, después de unas cuantas horas de conducción, llegaron a la isla y  entraron a su hogar. Mirla los recibió cálidamente. Los esperaba con la mesa puesta y la comida preferida de ambos.

Todo quedaba atrás.

Lo primero que hizo fue tomar la mano de Skylar y atraerlo para besarlo en la boca como venía deseando hacerlo durante los 3 últimos días… oh si!!… Si…así… así era como quería tenerlo… respondiéndole de la misma manera de siempre… sonriendo con calidez en sus ojos azules y mirándolo con esa expresión de sabiduría y amor… Lo había extrañado tanto… estar en la misma casa pero no estar juntos había sido muy difícil… una experiencia que no deseaba repetir. Este, a quien besaba ahora, era su rucio de siempre.

Skylar había sentido el alejamiento también. No le había dicho nada porque sabía que el distanciamiento de Roberto tenía relación con su interés por el bebé… A Roberto le molestaba verlo cerca del niño y trataba de alejarlo, invitándolo a salir al campo o a cualquier otra actividad que significara dejar al niño con Marlene.  A veces había aceptado y todo había funcionado bien, pero cuando rechazó la invitación, Roberto había dejado de hablarle reaccionando como novio ofendido.

No fue muy difícil que Skylar comprendiera la realidad…

El niño le recordaba  a Roberto la traición de Hans con su prima y el dolor de su madre… pero lo más importante no era eso… lo que en verdad le molestaba, era verlo a él cerca del niño, ocupando su tiempo, cariño y energías en cargarlo, alimentarlo, jugar con él… dedicándole ternura y amor.

Sintió pena y confusión al mismo tiempo… la actitud de Roberto era errada y casi ridícula… pero… quizás, todas las desgracias que recién habían vivido le estaban pasando la cuenta a Roberto; el dolor de la traición a su mamá, la horrible muerte de su padre y su prima… un nuevo ser que integraba su familia de improviso… sus sentimientos estaban demasiado a flor de piel… Skylar entendió de pronto que, en estos momentos, él simbolizaba la estabilidad para Roberto… y no lo estaba haciendo muy bien. Intentó compartir su tiempo de igual manera entre ambos, pero inevitablemente, el niño resultaba una atracción irresistible y no había nadie más que se pudiera hacer cargo de él; lo necesitaba.

Marlene estaba aprendiendo a llevar el campo y le dejaba a Hans casi todo el día. ¿Qué podía hacer?… su inteligencia le alcanzaba para entender el comportamiento casi infantil de Roberto a pesar de ser un hombre inteligente…   para saber que los sentimientos no siempre son racionales… no siempre son lógicos…

Roberto tenía celos de su cariño por Hans.

Fueron casi dos semanas de convivir con el bebé y cuando llegó el momento de dejarlo, Skylar comenzó a sufrir.   Le costó separarse del pequeño Hans y devolverlo a Marlene… Lo abrazó, apegándolo el pequeño envoltorio a su rostro… su olor dulce y suave lo envolvió provocando una sensación agradable y triste… dejó muchos besos en su carita y le murmuró frases en su idioma… luego, bruscamente, se lo entregó a Marlene y dio media vuelta de prisa para despedirse de ella y subirse al vehículo.

El espacio que esa criatura había creado y llenado dentro de él comenzó a sentirse vacío y frío en el momento mismo en que lo depositó en brazos de Marlene.  La mirada de su suegra también fue especial… parecía como si lamentara que el niño no se fuera con ellos…

-. ¿Volverás pronto? – preguntó Marlene esperanzada, reteniendo su brazo

Skylar abrió la boca para responder pero Hans eligió justamente ese momento para mirarlo y mañosear, emitiendo un sonido parecido al llanto… como si no le hubiera gustado dejar su regazo… como si desde ya lo estuviera extrañando…

No pudo responderle… un nudo grueso le cerró la garganta.

Asintió son poder hablar. Subió al auto y no volvió a mirar atrás.

Tuvo que tragarse las lágrimas mientras se alejaban de la casa del campo.  Era absurdo haberse encariñado tanto con Hans.

Las horas de viaje le parecieron más largas que antes. Trataba de concentrarse en la conversación con Roberto pero a cada rato su pensamiento lo traicionaba y se preguntaba si Marlene habría recordado todo lo que tenía que hacer con Hans. No  dijo nada y se tragó solo la pena y la preocupación que sentía…

No era su hermano…

No era su hijo…

Pero si hubiera podido elegir… quería a ese niño en su vida y, sin tener un motivo concreto, sentía que Marlene se lo estaba ofreciendo.

Todo volvía a la normalidad, incluyendo la pasión entre ellos que se habían demostrado esa misma noche al llegar.  Roberto se mostró especialmente amoroso y dedicado a complacerlo. Skylar también lo había extrañado. 3 días sin tocarse era el máximo de tiempo que podían soportar… comenzaron besándose despacio y llenos de ternura… sonrisas dulces y la alegría del reencuentro… era tan bueno estar de nuevo en su hermoso dormitorio, las cortinas abiertas y el crudo paisaje invernal colándose a través de la ventana… solos en la oscuridad, desnudos, respirándose… sintiéndose… enredando sus cuerpos, entregándose. Skylar abrió todo su cuerpo para recibirlo… quería empaparse no solo de su miembro sino de todo lo que Roberto significaba para él… estaba triste y necesitaba el consuelo de su amor… Roberto, por su parte, volvía a extasiarse una vez más mirando el cuerpo de su rubio… acariciaba y besaba su rostro… seguía enloqueciendo de deseo y amor ante este hombre tan hermoso y dispuesto

-. Te eché de menos– confesó Roberto llevado por la pasión

-. Y yo a ti

-. Te necesito siempre– su alma estaba hablando

-. No te vuelvas a alejar de mi 

No necesitaban pelear o discutirlo… con esas palabras daban a entender que los dos sabían lo que había pasado entre ellos y deseaban solucionarlo

-. No puedo alejarme de ti, Skylar… te amo… te amo demasiado

Estaban unidos… le hacía el amor con vehemencia…  la pasión crecía y los movimientos se volvían más intensos y posesivos. Skylar respondía de igual manera. Los días de separación no habían sido buenos. Precisaban el uno del otro para ser felices y se lo estaban dejando claro.

Todo volvía a la normalidad.

SKYLAR

El primer pensamiento de Skylar, al despertar a la mañana siguiente fue para Hans. Tuvo que recordar que estaban de vuelta en la isla, en su propia casa, para no levantarse de prisa y correr a verlo. Se quedó en la cama un poco sofocado por la realidad. Estiró su mano y sintió el cuerpo de Roberto.

“Todo está bien” se repitió a sí mismo varias veces.

El trabajo se había acumulado durante su ausencia y el día pasó muy rápido. No fue hasta que llegaron de vuelta al hogar que se sintió agotado. No quiso comer y se fue derecho al dormitorio. Luego de una ducha tibia, se durmió hasta el día siguiente.

Muy lentamente a lo largo de los días siguientes, un extraño malestar se fue apoderando de su cuerpo y su mente… una especie de mal genio combinado con episodios de tristeza y decaimiento… se olvidaba de comer, andaba distraído y cuando Roberto le hablaba tenía que hacer un verdadero esfuerzo para salir de su interior y conectarse con la realidad.

-. ¿Qué te pasa? –preguntó Roberto con cariño acuclillándose a su lado y pasándole su mano por el pelo en un gesto tierno.  Skylar estaba tendido en el sillón del living en la oscuridad. La cena se enfriaba en una bandeja que no había tocado.

-. Nada. Solo tengo sueño- respondió encogiéndose de hombros y reuniendo energía para levantarse e irse a dormir de la mano de Roberto.

Pero no era verdad… por primera, Skylar estaba ocultándole algo a Roberto.

Cada mañana, cada instante desocupado del día y justo antes de dormirse en la noche, su pensamiento y sentimientos volaban hasta la casa del campo e imaginaba al niño en brazos de Marlene… sonriendo, alimentándose, balbuceando…  ¿estaría haciendo gestos nuevos que él no conocía?.. ¿Habría cambiado su olor?... el hueco en el centro de su pecho se sentía grande y vacío.  Tenía claro lo que le pasaba. No quería que Hans creciera lejos de él… de ellos.

Los únicos minutos del día en que volvía a ser el hombre lleno de vitalidad y entusiasmo, eran cuando hablaba por teléfono con Marlene y escuchaba la voz de Hans. Le pedía que se lo pusiera al teléfono aunque fuera solo para escuchar su respiración  y que el niño escuchara su voz… que lo mantuviera en su inconsciente… que no fuera a olvidarse de él.

Colgaba el teléfono lleno de congoja…

Salía afuera, a pesar del frío, y se lanzaba en una larga caminata con los perros a su lado.

Skylar tenía todo lo que cualquier persona deseaba en la vida; el amor más hermoso del mundo, una casa grande y confortable, trabajo y comodidades, amigos,  su aspecto era envidiable… hasta hace unas semanas atrás su mundo estaba completo. Tal vez era por eso mismo que su sensibilidad distinta, diferente a la de un hombre común, reaccionaba apasionándose y rindiéndose frente a un bebé indefenso, pequeño… dulce… tierno… una cosita de nada…

Hans le había abierto la puerta al mundo de la paternidad  creando una nueva necesidad que crecía a velocidad vertiginosa en su mente y corazón. No era solo un nuevo desafío… entendía bien que ser padre representaba quizás, el más importante de los desafíos en su vida…No habría imaginado nunca que el deseo de tener un niño en su vida fuera a volverse tan poderoso.  Se preguntaba si tenía derecho… ganas y energías tenía de sobra…. Pero ¿sería justo para Hans crecer con ellos? Eso, en el hipotético caso de que Roberto lo aceptara…

Skylar, tan seguro y arriesgado en su vida, se mostraba indeciso y preocupado…

Es que ese pequeño le había robado la tranquilidad reemplazándola por una necesidad…

Ser padre…

Todo un desafío que anhelaba experimentar

No quería cualquier niño. Quería a Hans… porque tenía la sangre de Roberto,  porque era igual a él… porque olía como lo más hermosos del mundo… porque sus ojitos bailaban brillosos cuando lo miraba… porque aunque no fuera su sangre lo sentía tan cercano… porque Marlene no podía criarlo sola y porque le alimentaba la ilusión todos los días… porque…

Porque…

Porque si, maldita sea!!!

Amaba a ese niño que había sostenido en sus brazos y solo eso era suficiente.

Tenía un agujero espantoso en su corazón.  Deseaba enseñarlo, quererlo… jugar con él y verlo crecer… abrazarlo y ver sus primeros pasos, cuidarlo cuando salieran sus primeros dientes… guiarlo de la mano por la vida…   deseaba expandir su propia vida a través de ese niño hermoso… ser parte de la vida de Hans y que el formara parte de la suya.

Marlene se lo hacía todo tan fácil… parecía que le estaba gritando que se lo trajera y lo amara. Tenía miedo de preguntarle directamente porque estaba seguro de que Marlene se lo entregaría si se lo pedía. Y eso era terrible…

Roberto…

Suspiró cerrando los ojos y sintiendo a los perros a su alrededor. Respiró dejando el aire frío entrar en sus pulmones… abrió los ojos cuando uno de los samoyedos lamió su mano. Se agachó para acariciarlo y ambos perros se acercaron a olerlo y tocarlo…

-. Sería feliz aquí, ¿no es cierto?… aire puro y saludable, buena gente… hay un colegio cerca…

Los perros miraban y seguían lamiendo y jugando… Skylar los abrazó necesitando contacto… lo había pensado  muchas veces… Hans estaría bien con ellos en este magnífico lugar… le enseñaría que no era malo tener a dos hombres por padres… Roberto y él se amaban y eso era más importante que todo… lo amarían a él también…

Solucionaba los problemas en su mente…

Pero no era una decisión que pudiera tomar solo.

Su vida estaba comprometida con Roberto. No era nada sin él…

ROBERTO

La felicidad de volver a casa y a la supuesta normalidad, le duró solo dos días a Roberto.  Al tercer día, había ido a visitar una de las obras en construcción y cada uno regresó a casa por separado.

Entró sin que Skylar se diera cuenta y al acercarse al dormitorio, lo escuchó hablar animadamente en el teléfono y se alegró profundamente.  Se había dado cuenta que durante los días anteriores, Skylar andaba triste y abatido. Pensó que tal vez se había agarrado un resfriado o incubaba alguna enfermedad… no tenía otra explicación para que un hombre como su rucio, tan lleno de vida y energía, de pronto, se quedara tirado en los sillones, durmiéndose a cada rato o mirando las paredes y el vacío… sin comer y suspirando, se atrasara en el trabajo distrayéndose mirando el paisaje por la ventana. La última vez, esta misma mañana, le había tomado el tiempo. Skylar había estado más de 10 minutos completamente ausente del lugar físico donde estaban, con la mirada perdida a través del cristal…

-. Skylar ¿Qué te pasa?

Se acercó hasta tocar su mano. El rubio volvió su cabeza hacia él y lo miró como si no supiera donde estaba… sonrió apenas

-. Nada… pensaba

-. ¿En qué?

Roberto entrelazó sus dedos con los de Skylar… sujetándolo

-. En… el proyecto

Se soltó de sus manos sin darse cuenta de lo que hacía y tomando los lápices, volvió a intentar concentrarse en el diseño.

Parecía que Roberto pasaba el día intentando averiguar dónde estaba su Skylar. Respondía con evasivas… cansancio… distracción… nada. Había repasado los últimos eventos muchas veces y no encontraba la razón de la actitud de Skylar.

Roberto suspiró sin desear iniciar una discusión. Algo le pasaba… lo conocía tan bien… podía leer casi todo el lenguaje de su cuerpo con tan solo mirarlo… Skylar tenía una sensibilidad exquisita y diferente a todos quienes conocía…  entendía la tristeza y el desaliento que ahora comunicaba en sus ojos azules apagados… en la línea de sus hombros caídos… en los movimientos pausados y lentos… en el pelo sobre los ojos que normalmente se quitaba de un ágil manotazo pero que ahora dejaba estar sin molestarle… entendía y leía todo… pero no podía comprender la razón que le provocaba esto.

Roberto estaba preocupado. Nunca habían pasado por una situación de este tipo en los años que llevaban juntos. Sentía que Skylar estaba cerrándose y comenzaba a preguntarse si tendría que presionarlo para que volviera a llegar a él y se explicara. Se negaba a hablar o a contarle.

Podía insistir en querer averiguar… solo que Skylar no resistía bien la presión. Reaccionaba rebelándose cada vez que se sentía apremiado así es que Roberto había aprendido a respetar su ritmo… hasta ahora, al menos. Sabía que Skylar le diría cuando estuviera listo para hacerlo… mientras tanto la tensión estaba comenzando a crecer.

Por eso ahora, al entrar a la casa y escucharlo hablar tan animado, se llenó de optimismo. Con cuidado de no interrumpir se acercó despacio al dormitorio…

Skylar, generalmente, llamaba a su suegra cuando Roberto no estaba cerca.

-. ¿Qué mas ha hecho desde la mañana?… si jajajaa eso es genial… ponlo al teléfono Marlene, por favor… déjame escucharlo… hola.. Hans?.. hola cariño… te extraño mucho Había mucha dulzura y emoción en su voz…

Los pasos de Roberto se congelaron en el mismo lugar.

Súbitamente todo hizo “click” y las piezas encajaron a la perfección.

Se sujetó de la pared, necesitando apoyo y comenzó a retroceder… su semblante, alegre hace unos segundos atrás, se volvía incrédulo…

Sin encender las luces y caminando sin ver, Roberto llegó hasta la terraza y agradeció el soplo de aire frío que tranquilizaba su pensamiento.

Todo adquiría sentido ahora… entendía muy bien

Skylar estaba triste a causa de Hans…

Entender cuál era la causa de la tristeza de Skylar lo  impresionaba mucho. Al principio, se lo tomó con sorpresa y negatividad. Era egoísta… se sentía malvado al tener estos sentimientos contra ese niño sin culpa… su hermanastro… pero no podía evitarlo… más ahora cuando Hans se había metido en su propia casa… en su relación intima con Skylar… estaba afectando todo aún sin estar presente…

“Dijimos que no dejaríamos entrar a nadie más, recuerdas??!!!”

Tenía ganas de correr y gritárselo en la ara. Skylar estaba rompiendo el acuerdo… Hans se estaba entrometiendo en sus vidas.

Caminó repetidas veces  a lo largo de la terraza hasta calmarse un poco… si entraba y lo enfrentaba ahora, tal como estaba, terminarían en una pelea feroz y no quería eso…

¿Qué quería entonces?…

La respuesta era fácil… siempre era la misma

Quería que Skylar estuviera feliz a su lado… se lo había prometido años atrás y procuraba cumplirlo siempre…

Mierda!!! … esta vez no era nada fácil.

Esta vez el cariño de Skylar estaba comprometido

-. Esta helado aquí afuera

Mirna se abrió paso en la terraza para entregarle una taza de chocolate caliente perfumado de vainilla.

Roberto la recibió en silencio.  No estaba seguro de si le gustaba ser interrumpido pero no podía ser grosero con las atenciones de Mirna.  La mujer, en vez de cruzar la puerta de vuelta hacia la sala, se tomó el tiempo para cerrarla despacio, acercarse hasta la baranda y comenzar a hablar al tiempo que ajustaba un chal sobre su cuerpo y miraba las sombras del paisaje.

-. Hace frío en Chiloé…  pero a pesar de eso, no me gustaría estar en ninguna otra parte ahora

Roberto comenzó a sentirse molesto. Le tenía mucho cariño a Mirna pero deseaba estar solo para poder desenredar la madeja complicada en su mente… le urgía…

Mirna continuó hablando sin prestar atención a la expresión de su cara

-. Es que no tengo ninguna otra parte donde estar y ustedes son tan buenos conmigo –  se giró hacia Roberto- No tengo hijos… son una bendición… pero Dios no quiso dármelos y una mujer como yo no puede adoptar… siempre fui pobre… ¿cómo habría mantenido a un niño?

Roberto se quedó en silencio… su enojo lentamente se disipaba…  las palabras de Mirna comenzaban a atraer su atención

-. Allá en la población donde vivía… veía a las otras mujeres que tenían 3 o 4… hasta 6 niños!! y no sabían cuidarlos… qué pena sentía y con qué gusto me habría hecho cargo de esos niños como si fueran míos… uno los quiere igual, sabes?… no es quien los da a luz sino quien los cría y les entrega cariño…

Los ojos antiguos y sabios de Mirna lo miraban fijamente… estaba hablando de algo más que su propia vida… Roberto comprendió que su presencia en la terraza frente a él no era casual.

-. ¿Por qué me lo cuentas ahora?

Sorbió el chocolate, intrigado…

-. Porque es triste no tenerlos… es una de las desgracias que ya nunca podré reparar en mi vida… me habría gustado que alguien me llamara “mama” y entregarle amor, cariño y cuidados… todos los seres humanos queremos ser padres… criar… es la ley de la vida

Esa última frase la dijo encarándolo directamente

Se quedaron mirando en silencio…

-. ¿Qué es lo que sabes?

-. Nada… solo lo que observo y escucho.  Skylar no es el mismo desde que volvieron. Se le quedó un pedazo del corazón en casa de tu madre… con tu hermano

No era lo que quería escuchar… la verdad que Mirna exponía frente a él… no le gustaba.

– Cuando tú no estás en casa me habla del niño… si vieras como se pone…

-. ¿Cómo?

-. Contento, ansioso… necesita hablar de él con orgullo y cariño… sé mucho de Hans por lo que Skylar me ha contado

¿Hablaba de Hans con Mirna?… eso si era una novedad… primero su madre, luego Mirna…

Quiso replicarle… responderle que no había más espacio en sus vidas… pero sus palabras murieron atoradas en la garganta cuando se fijó que tras Mirna estaba la hermosa y amplia sala de su casa… con mucho espacio… a su alrededor había un patio muy grande con un cuidado jardín… en toda su casa había espacio más que suficiente…. Y al parecer, en el corazón de Skylar también…

Se llevó la mano a la boca en un gesto que callaba las palabras negativas que amenazaban con salir… no sabía que sentir… que pensar… estaba muy confundido

Mirna era una mujer mayor y con bastante experiencia en la vida. Veía con preocupación cómo Skylar estaba cambiando y angustiándose a causa del niño… Leía la preocupación en los ojos de Roberto y veía la grieta que  comenzaba a crecer entre ellos… era primera vez que intervenía para atreverse a decirle algo. Los respetaba y quería mucho y la entristecía verlos como estaban ahora.

-. Ya me voy a dormir

-. Y tu marido… ¿qué habría hecho él?

Mirna se detuvo para evocar el recuerdo del que había sido su compañero

-. ¿Con un niño ajeno?… se habría resistido al principio… por orgullo… amor propio… pero sé que habría terminado amándolo más que a su propia vida

Nuevamente se miraban en silencio…

-. Tú no entiendes…

No… Mirna no entendía nada… Hans era hijo de su padre y de Luisa! ni siquiera él terminaba de entender cómo su madre lo estaba criando… ¿Por qué no había dejado que se fuera con su abuela real y desapareciera de sus vidas??!!

-. No… yo lo único que entiendo es que Skylar está cambiando y está triste  

Tan suavemente como había llegado, Mirna desapareció tras la puerta de cristal…

El chocolate se enfriaba en sus manos…

Skylar estaba cambiando y estaba triste…

No soportaba verlo triste… significaba todo en su vida…

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