M&M 15

Capítulo 43

MAXIMILIAN

Desperté tarde y muy relajado.  En verdad esta cama me gustaba mucho… me estiré con pereza… silencio… algo no estaba bien. Me senté bruscamente en la cama. La habitación estaba en completo silencio y no había rastros de Adamir.  Mi primera reacción fue ponerme nervioso… ¿por qué estaba solo? ¿había olvidado algo?…  Me esforcé por recordar.

Desde que había decidido que Adamir nunca volviera a castigarme, ponía todo mi empeño en cumplir con todo lo que me indicaba y cuando algo se me pone en la cabeza… admito que puedo llegar a ser mas terco que una mula. 

No podía recordar nada que hubiera olvidado… nada pendiente… solo las cosas usuales de cada día. En el reloj que Adamir me había puesto para que nunca volviera a atrasarme me fijé que ya era media mañana…  diablos!! Demasiado tarde!!!  Con razón había despertado tan bien… no supe que pasaba pero tampoco me detuve mucho a pensarlo. Tomé ropa limpia y corrí a lavarme y a cumplir con los deberes que tenía que hacer cada día.

Dos horas después estaba listo y todo terminado.

Mi estómago comenzó a crujir… Tenía hambre. Mi desayuno siempre llegaba temprano o salíamos juntos con Adamir al comedor… no había desayuno en el cuarto hoy. ¿qué tenía que hacer?…  mi primer pensamiento fue aventurarme al comedor a pedirlo… quizás tuviera suerte y me encontrara con Mati… tenía muchas ganas de volver a verlo… pero no me atrevía. Salir sin autorización equivaldría a suplicarle por un castigo.  Me sentí molesto… era desesperante depender de otra persona hasta para alimentarse… ¿se había olvidado de mi, Adamir?…¿dónde estaba?

Me dejé caer en el sillón con la intención de seguir leyendo el libro gigante que Adamir me había pasado… sin embargo mi pensamiento se había quedado pegado en la última pregunta formulada en mi mente… quizás Adamir sí se había olvidado de mi desayuno… últimamente parecía que no estaba con toda la atención puesta en las cosas que hacía… andaba distraído y pensativo… diferente… a veces, se quedaba largo rato en silencio mirándome sin pedir ni decir nada… 

Algo le preocupaba a Adamir…

En realidad no me importaba mucho si tenía problemas… casi me atrevería a decir que me alegraba… Si Adamir tenía preocupaciones esperaba que fueran grandes y muy malas…

Abrí el libro ignorando los rugidos de mi estómago y comencé a hojearlo con desgano… imágenes de una pareja en pleno acto sexual en papel sedoso brillante aparecieron frente a mis ojos…  el estómago se me contrajo y una ola caliente pasó por mi aparato genital provocándome agradables cosquillas…

Diablos!!! Me estaba pasando de nuevo y no era gracioso.

Es horrible sentir que mi propio cuerpo me traicionaba… la sangre se acumulaba en mi miembro comenzando una erección… me había acostumbrado con demasiada rapidez a tener el sexo constantemente en mi mente.

Me puse de pie ansioso… ¿agua fría?… no… bastaba con distraerme pensando en algo diferente… aunque… odiaba admitirlo… el sexo era… delicioso.

Desde que había aceptado mi supuesto estado de esclavitud, había comenzado a vivir una vida altamente erotizada. Casi todas las actividades de mi diario vivirse relacionaban con algo sexual… todo mi entorno estaba marcado por el sexo… y aunque no era mi elección voluntaria lo que me estaba pasando, tenía que reconocer que había aprendido a disfrutar en secreto de los poderosos orgasmos que sacudían mi cuerpo de adolescente y me dejaban agotado y, a veces, adolorido, pero con una sensación única de satisfacción y una sonrisa que me preocupaba muy bien de ocultar… creo que si Adamir supiera cómo me hace sentir el sexo, se molestaría.    Mi vida entera giraba en torno al sexo… complacer a Adamir y ser objeto de su atención… aprender cada día nuevas maneras de lograr el placer… hasta ahora, haber accedido a ser su esclavo no me había traído consecuencias negativas sino todo lo contrario. Había dejado de sufrir y de ser castigado. Es cierto que la mayoría de las noches me sentía un objeto usado para el placer del que se llamaba mi amo y odiaba esa sensación… pero también era cierto que una buena parte del placer para Adamir consistía en estimularme y llevarme al orgasmo por medio de los más refinados caminos…  al principio intenté resistirme, mi inocencia en el tema no me permitía saber el poder que el sexo tiene… pero mis pocos años y la falta de control me jugaban en contra… la expertisede Adamir le jugaba a su favor… no había forma de controlar las sensaciones que me provocaba y, al final de cuentas, el acto terminaba siempre siendo lo que el amo deseaba… había experimentado mucho en tan corto tiempo… a veces, estaba completamente satisfecho y creía que mi cuerpo  no podía dar nada más cuando ya me había corrido un par de veces y solo deseaba caer en la inconsciencia del sueño… pero Adamir aún no estaba satisfecho y me exigía más… no sabía cómo lo hacía… seguro eran sus años de experiencia y la forma de guiarme y dominarme, tocaba directamente mis instintos con paciencia y determinación… Adamir conseguía siempre lo que parecía increíble…  volvía a retorcerme y mi cuerpo se arqueaba en una nueva sacudida de placer…  a veces tan intenso que al volver a la realidad chocaba bruscamente con la cruda y triste verdad… a mis 14 años, por muy duro y fuerte que intentara parecer, los sentimientos que el placer me provocaban eran muy potentes… la hermosura del placer que me hacía experimentado contrastaba con la mirada fría de Adamir… todo terminaba en unos segundos y me quedaba con una rara sensación de vacío… de necesitar una caricia, una palabra dulce, un gesto de cariño… como el abrazo que me había dado Matías… 

Mati… mi hermano…

La cúspide de todo lo que había sentido hasta ahora había ocurrido justamente la noche en que tuve sexo con Mati… y Adamir… quizás por la libertad que Adamir me había permitido de hacer con Mati lo que quisiera. Al principio estaba asustado y nervioso… pero el juego me fue ganando… era tan agradable sentir el roce del cuerpo de Matías bajo el mío… y luego… Adamirdentro de mi.

Había puesto en práctica todo lo que estaba aprendiendo de Adamir… él me había enseñado… Sin saber cómo, de pronto estaba tranquilizando a Matías y guiándolo para que se relajara y disfrutara también… fui suave pero firme al introducirme dentro de él… como lo hacía Adamir conmigo… procuré causarle el mayor placer posible, entendí cuando Mati necesitaba que alargara los momentos y cuando deseaba que apurara las embestidas… no sé cómo pero fui capaz de reconocer lo que quería… su cuerpo me hablaba con movimientos…

Lo había hecho bien y lo sabía… el rostro de Mati me lo había confirmado y el placer que yo había obtenido también. 

De pronto un pensamiento asaltó mi mente…… ¿es así como él puede dominarme y hacer conmigo a su gusto?… ¿también mi cuerpo le habla a Adamir?

El cuerpo sí tiene su propio idioma… entonces…  solo ahora comenzaba a entender que, guardando las correspondientes diferencias de experiencia, lo que hice con Matías es lo mismo que  Adamir hace conmigo… 

El libro cayó de mis brazos y mi mirada se perdió en el vacío…

¿Cómo era eso posible??… Con Adamir… se sentía tan… distinto

Mi mente intentaba entender…

No. No era lo mismo. Yo solo había aplicado los “conocimientos técnicos” aprendidos con él… pero Adamir no me había enseñado la parte de la ternura y el cariño…. Eso había sido solo de mi…  Matías es un chico como yo y no podría haberlo tratado con la frialdad y dureza que Adamir lo hace conmigo…

Él me toma… me ordena, me enreda y me seduce sin darme tiempo ni espacio para protestar o negarme… simplemente tengo que aceptar lo que quiere hacerme… no importa si lo deseo o no… o si sufro… o me siento usado… no era lo mismo… ¿Qué siente Matías con su amo?… dijo que nunca lo había castigado y parecía feliz… somos tan distintos los dos… yo no podría ser feliz con Adamir, jamás… es un hombre extremo… las cosas que me hace… me trata como si en verdad creyera que le pertenezco… no podría…

Entonces, sentí como un chispazo… un relámpago de memoria iluminó mi cabeza haciéndome ver que estaba equivocado…

Recordé todo lo que había sucedido… recordé haber estado completamente erotizado y embriagado de pasión… perdido en mis propias sensaciones placenteras… volví a ver mis brazos estirándose para atraer a Adamir y besarlo… yo lo había besado!!! la cara de sorpresa que él había puesto… la repuesta vehemente con que me besó de vuelta…

Dios!! yo había hecho eso…

Una pregunta comenzó a molestarme…  una para la cual no tenía respuesta…

¿Por qué había buscado a Adamir para besarlo si pude hacerlo con Mati?… ¿Por qué me dejé caer sobre él y me sentí bien?… ¿qué estaba buscando en él?.

Sentí que me traicionaba a sí mismo con aquellas sensaciones…  era imposible…. no debía ser… pero  la verdad era que… ya me había sentido bien con Adamir.

SANTIAGO

Volvían de su lugar favorito sobre el acantilado cuando uno de los hombres interceptó a Santiago para indicarle que Adamir deseaba verlo.

-. Ve a cenar y espérame en el dormitorio-

-. Pero quiero cenar contigo- 

Casi resultaba irresistible la mirada de cachorrito en los ojitos verdes y la boca fruncida en un gesto delicioso.  Santiago apretó los labios para evitar sonreír y comérselo a besos delante del hombre

-. Haz lo que te digo-  endureció la voz

-. Si amo

Mati sabía hasta donde podía presionar.

A Santiago no le gustaba ver a Mati con la cara triste…  se lo compensaría más tarde. No deseaba que lo esperara… por alguna razón presentía que la conversación con Adamir iba a ser larga y difícil.

Se habían reunido en la casa de Adamir cientos de veces en los años que llevaban viviendo en la isla.   Cuando más gente los acompañaba, Santiago era solo uno de los asistentes, el más cercano… pero cuando estaban solos, siempre flotaba en el aire una atmosfera parecida a la que habían tenido cuando aún eran amo y esclavo. Incluso la forma en que se miraban y hablaban era diferente cuando solo estaban ellos dos.

Golpeó la puerta de la casa para anunciarse y luego la abrió

Adamir estaba solo de pie cerca de la ventana. Santiago miró a su alrededor para comprobar que no había ningún esclavo sirviendo de mueble o castigado en alguna esquina. Adamir siguió su gesto y lo entendió

-. Estamos solos– aclaró con una leve sonrisa, divertido por su gesto.

Santiago sonrió de vuelta. Hasta en esos detalles él era capaz de leerlo.

-. Siéntate cerca de mi

Nunca discutía una orden suya, porque, aunque sonara como invitación, Adamir le estaba dando una orden. Se sentó muy cerca.

-. Te estaba esperando – Adamir lo había visto desde lejos por la ventana… también había notado la mano de Matías firmemente aprisionada en la de Santiago… la manera cómoda y confiada en que caminaban juntos y se tocaban con familiaridad… no era propio de un esclavo y un amo… mas bien, parecían una feliz pareja…

-. Lo siento, estábamos en el acantilado

-. Pasas mucho tiempo en ese lugar últimamente

-. A Matías le gusta mucho – respondió Santiago sin siquiera pensar…

A Matías le gusta??!!! A Matías??!!  Desde cuando se hacía en su isla la voluntad de un esclavo?…además, la forma de llamarlo… eran muy pocos y muy casual, quienes llamaban a un esclavo por su nombre…  Adamir ya estaba alterado por lo que había visto por la ventana, quizás los había visto juntos 10 veces antes, pero nunca había estado pendiente de la familiaridad entre Santiago y el chico… necesitaba hablar con Santiago para aclarar sus dudas… para que él negara todo, le diera una buena explicación y la tranquilidad volviera… pero cada palabra y gesto de Santiago lo estaba alejando de esa realidad. Empezó a sentirse inquieto… quizás estaba pasando mucho más de lo que él suponía y no le agradaba…

Detuvo sus ojos sobre él estudiándolo. Santiago estaba tostado y se veía muy bien… de hecho, no recordaba cuando antes se había visto tan bien… inyectado de energía y luminosidad…  como si brillara con luz propia interior… reflejaba algo especial… indefinible, pero muy atrayente.

-. Te ves… bien

Hizo un gesto con las manos indicándole de arriba abajo.

Santiago devolvió una sonrisa… no iba a mentirle diciéndole que él también lucía bien. Adamir parecía venir de vuelta de una guerra, cansado y preocupado. Siempre era un hombre llamativo y atractivo por su porte y altura, por la autoridad que emanaba pero se veía apagado.

-. ¿Por qué me llamaste?

La pregunta sorprendió a Adamir y le dio más motivos para pensar… para él resultaba  muy obvia la razón de esta conversación, pero Santiago parecía no darse cuenta… entonces recordó a Naziry a Sergio… su hermano y su sumiso. Le había tocado verlos juntos muchas veces, sabía que el nexo que existía entre ellos era quizás la conexión más fuerte que hubiera conocido entre dos personas… quizás era amor… Adamir no entendía ese sentimiento, le resultaba extraño y quizás un poco despreciable… no entendía como alguien puede abandonarse tanto a sí mismo para volcarse de lleno en otra persona y sentirse feliz… lo había visto en Nazir… en Sergio y ahora… al mirar a Santiago… ¿estaba viendo lo mismo???

Lo miró fijamente por demasiado tiempo mientras intentaba ordenar sus pensamientos y su asombro…

Santiago comenzó a sentirse incómodo…

-. ¿Hay algo que quieras decirme?- preguntó finalmente Adamir

Santiago sintió que el mundo se detenía un momento… la nube de felicidad sobre la cual flotaba se había roto y el caía por un agujero para estrellarse de lleno contra la realidad.

Lo sabe… Dios!! lo sabe!!…  Sintió una corriente helada recorrerle el espinazo… tragó saliva para poder seguir respirando… la burbuja explotaba y quedaba sin protección frente a Adamir… era ahora… ya no  tenía más tiempo para pensar ni para planificar. Se había dado cuenta y la pregunta era para  darle la oportunidad de hablar y contarle… sus pensamientos se volvieron un caos… desordenados… asustados… Mati… Mati… solo pensaba en que, de la manera que fuera, tenía que protegerlo… pero Adamir seguía mirándolo y esperando que hablara… Santiago cerró los ojos en un gesto de derrota. Tenía claro que Adamir podía leer toda la confusión de su mente a través de sus ojos… bajó la cabeza mientras buscaba la mejor manera de hablar… protegiendo a Matías pero a la vez… Diablos!!! tenía que intentarlo… quizás Adamir fuera capaz de entender y la solución estuviera más cerca de lo que pensaba… tenía que hacer un esfuerzo y hablarlo…

La mano del amo mayor se posó en la barbilla de Santiago con total dominio y la levantó, obligándolo a volver a mirarlo

-. Soy yo, Santiago. Puedes decirme lo que sea

¿Decirle lo que sea?… ¿era capaz de hacerlo?… hablar con esos ojos dorados traspasándole hasta el alma? Se sentía vulnerable frente a Adamir… como cuando lo había encontrado en un oscuro bar mil años atrás y le había enseñado una nueva vida…

-. Matías… es especial- comenzó con la mayor prudencia… de pronto tenía miedo de terminar abriendo su alma y contándole todo… Adamir tenía un efecto muy grande sobre él… lo que habían tenido era imborrable… siempre había ejercido dominio sobre él y nunca tuvieron secretos

Adamir no soltó el rostro de Santiago… al contrario. Lo sostuvo con mayor propiedad…

-. ¿Qué lo hace especial?- su voz controlada.

-. Es muy dulce… es obediente y…  es… diferente a todos los demás

La mano de Adamir sosteniendo su rostro le impedía dejar de mirarlo… en sus ojos se reflejaba mucho más de los que Santiago hubiera deseado mostrar… al hablar de Matías, solo al pensarlo, se llenaba de felicidad…

-.  Todos nuestros chicos son diferentes- respondió Adamir alentándolo a seguir. No le gustaba el rumbo que tomaba esta conversación. Resultaba desagradable escuchar a Santiago diciéndole que alguien le parecía dulce y diferente…  verlo expresar tanto entusiasmo en sus ojos.  Adamir lo soltó de golpe…

-. ¿Te gusta el sumiso?

Su rostro no tenía expresión alguna… estudiaba cada movimiento del cuerpo de Santiago y supo la respuesta antes que la dijera…

-. Si. Me gusta

Adamir sintió el golpe… fuerte… Santiago no lo había tocado con sus puños… pero fue como si le hubiera quitado el aire de un golpe… sin preguntar más supo que ese niño estaba ocupando un espacio mayor al suyo en el corazón de Santiago… había dejado de ser la persona más importante para Santiago… ya no era su incondicional… fue el turno de Adamir de cerrar los ojos para disimular su decepción… Santiago…su mano derecha, la única persona con quien se sentía totalmente libre y bien, lo estaba traicionando por un esclavo… por un mocoso… un crío de la calle que sería vendido y olvidado en cuanto hubiera dejado la isla… no eran pareja desde hacía muchos años, pero Adamir daba por hecho la lealtad a toda prueba de Santiago y ahora sentía que la estaba perdiendo… su único confidente…  justo ahora cuando más lo necesitaba… primero Max lo volvía loco con sus estupideces y ahora Santiago se encantaba con ese mocoso… ¿cómo no se había dado cuenta a tiempo?.. Max… Max… maldito mocoso… lo había distraído tanto que no pudo darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor… 

-. Y el chico?… también le gustas tú a él?

La pregunta era por sí extraña… ¿Qué importaba si al esclavo le gustaba o no el amo?.. nunca había sido importante de considerar… pero Adamir quería saber todo ahora que descubría el problema… necesitaba conocer todos los frentes… solo de esa manera podría atacar mejor el problema y resolverlo de raíz… no estaba dispuesto a perder a Santiago de ninguna manera. Lo necesitaba… su mano derecha… no tenía nadie más en quien confiar ni con quien hablar con libertad… su relación era de amistad ahora… pero aún así, seguía siendo el único que traspasaba las barreras que Adamir levantaba para todo el resto. Lo necesitaba a su lado.

-. Matías no sabe nada

Bien… eso era un punto a su favor… el sumiso seguía creyendo que solo era uno más…

-. Y ¿Qué deseas hacer?

Esta era un pregunta vital… de la respuesta de Santiago dependía crear toda su estrategia para terminar esta estúpida relación…

Santiago no estaba consciente de los pensamientos de Adamir… por el contrario, la actitud serena que él mantenía le estaba dando esperanzas… había esperado que  se molestara mucho y quizás, hasta tuvieran una fuerte discusión… pero lo único que había hecho hasta ahora era preguntar y parecer interesado… hasta deseaba saber lo que quería hacer… un pequeño rayo de luz se filtró entre sus esperanzas… se sintió un poco más tranquilo… la pregunta de Adamir le dio seguridad para atreverse a responder algo impensado

-. Me… gustaría conservarlo

Lo había perdido… en solo unos días de descuido había perdido a Santiago y ahora tendría que hacer un esfuerzo mayor para recuperarlo… era un golpe bajo tan duro… tan sorprendente como repentino. Estaba furioso… pero  era un maestro en el arte de disimular…

-. Eso no ha sucedido nunca en todos los años que llevamos en la isla- respondió – ¿cómo esperas que funcione?

-. Lo sé… yo entiendo que lo que estoy pidiendo es inusual… pero, puedo seguir haciendo mi trabajo igual… Matías no molestaría para nada. Me encargaré de ello en persona…

-. Los esclavos son entrenados para venderlos y hacer dinero… es un negocio, Santiago

-. Puedo pagarte por él… todos mis ahorros

Esas palabras fueron un grave error… al decirlas, Santiago no solo lo estaba ofendiendo sino que dejó ver a Adamir lo muy interesado que estaba en su esclavo… ya no se trataba solamente de un gusto o un capricho pasajero… Santiago estaba dispuesto a sacrificar sus ahorros para quedarse con el niño… le importaba mucho más de lo que había supuesto… Demonios!!! acaso…??? Sería posible que Santiago se hubiera…???

-.Te enamoraste de tu esclavo

No era una pregunta…

No sonó como una sino, más bien, como una aseveración dicha con molestia y desprecio…  no esperaba respuesta. Ya la sabía.

Adamir se alejó un par de pasos de Santiago

-. ¿Qué tiene de especial? Háblame de él

Santiago pensaba ilusionado en que no le había dicho que no… Adamir no le había dicho que su idea era loca y descabellada, no le había gritado ni parecía alterado… tampoco había aceptado pero al menos seguían hablando y quería saber de Mati… Dios!!! ¿Cómo podía poner en palabras todo lo que ese maravilloso niño le hacía sentir?… intentaría explicárselo… quizás si Adamirentendía mejor los sentimientos que albergaba tendría mayor capacidad para aceptarlo.

-. Matías es… perfecto. No es solo su belleza externa… en su interior tiene una bondad infinita y puede ser completamente obediente. Es alegre… Nunca se niega a nada, acepta todo lo que deseo hacerle y me satisface como nunca nadie lo hizo antes; mi cuerpo y mi alma están en paz con él… Matías es único… – Santiago se detuvo junto a tiempo… las siguientes palabras eran “lo amo”.. pero sonaban demasiado fuertes en presencia deAdamir.. él no entendía el amor…

-. ¿Perfecto?.. ¿Satisface todos tus deseos?

-. Si. Todos – ambos sabían de que estaban hablando… el tema de las agujas y el sadismo de Santiago

-. ¿Soporta tus agujas?

A Adamir no le cabía duda de que Santiago usaba sus agujas con los esclavos y no le importaba nada, pero lo que le estaba dando a entender era que Matías “aceptaba” las agujas… eso si era diferente.

-. Matías acepta todo– Respondió Santiago con orgullo

Una luz se encendió el la mente de Adamir… Santiago mismo le estaba dando la solución…

-. Y.. ¿dices que te gusta mucho?

-. Si

-. ¿Qué vida puedes darle a ese niño?

-. ¿Cómo?

-. Si. ¿Qué vida vas a darle encerrado por siempre en una isla, siendo el objeto de tu sadismo mientras viva?

La pregunta dejó a Santiago completamente helado…

Nunca se había preguntado nada parecido…

O sea… estar juntos era lo único que importaba… ¿no era así?…

-. Estaríamos juntos – respondió despacio sintiendo que un remolino de dudas se formaba en su cerebro

-. Santiago, dices que te gusta el chico pero vas a someterlo a una vida de sufrimiento a tu lado?… bueno.. eso sería un esclavo muy maltratado. Arruinarías su frescura en un par de años

No… no… él nunca le haría eso a Mati.. el… no.. no.. no lo arruinaría… no se le había ocurrido que.. Matías…

-. ¿No has pensado que tal vez estaría mejor con alguien con mucho dinero que pueda ofrecerle una vida mejor, viajes, conocimientos y nada de sadismo?

No. No lo había pensado nunca.

-. Alguien que lo trate con suavidad

De pronto el suelo ya no era tan firme… el remolino giraba vertiginoso en su mente

-. Cada vez vas a querer experimentar cosas más intensas con él… ¿en qué vas a convertirlo?… en un animal asustado y hundido?.. vas a anularlo… a convertirlo en una mierda inservible en un par de años  y luego lo descartaras cuando ya no te sirva

-. No.. yo no le haría eso… no

-. Tu esclavo es bonito. Se marchitaría rápidamente con tu maltrato, Santiago. Eres un sádico sin remedio y lo sabes bien 

-. Pero Mati…

-. Matías… solo lo condenarías al sufrimiento  y al encierro permanente en este lugar

Se sintió mareado de la impresión… los ojos muy abiertos y la mirada fija en Adamir… buscando ayuda… pidiendo comprensión… que retirara esas horribles palabras…  

Santiago esperaba una negativa de parte de Adamir…

Jamás esperó entender que ÉL le hacía mal a Matías… eso lo destrozaba… pero… era verdad lo que Adamir le decía… ¿qué futuro podía ofrecerle a Mati?… nunca dejaría de ser sádico… nunca saldrían de la isla… Matías se marchitaría… se apagaría lentamente a su lado… el causaría la destrucción de su precioso niño…

Adamir sintió el triunfo de su lado… había dado exactamente en el clavo… la expresión de Santiago era desoladora.  A Santiago le importaba tanto ese esclavo que era capaz de sacrificarse por él…  odió saber eso… el niño ese ocupaba todo el corazón de Santiago en estos momentos. Lleno de maldad, Adamir se atrevió a jugarse una última carta de triunfo con la seguridad de saber cuál sería la respuesta…

-. Supongo que finalmente es tu decisión, pero si te importa en algo, creo que deberíamos buscarle un buen amo, alguien bondadoso y que trate bien a sus esclavos. Se ve que el chico es valioso y merece un futuro mejor

Santiago había caído en la desesperación… en sus ojos podía sentir la humedad acumularse a punto de estallar…

Adamir sintió ganas de golpearlo por imbécil… ¿Cómo diablos fue a enamorarse de un esclavo??!!En serio creía que él iba a permitírselo??!!!… su hermano tenía razón… el amor idiotizaba  a las personas volviéndolas estúpidas, creyéndose felices y enamoradas… Santiago!! Por Dios!! unhombre hecho y derecho queriendo vivir una aventura con el mocoso ese!!… vivir juntos en la isla??!!! En que mente cabía eso??!!  

-. ¿Un amo bueno?- preguntó Santiago con el poco de voz que le quedaba

-. Si. Puedo darte el privilegio de elegir a quien vendérselo. Esta el Sr. Hakure… o el Inglés… son buenas personas y de seguro les interesaría un niño como tu esclavo

Si… lo eran… el Sr Hakure venía a comprar chicos con su escavo anterior y lo trataba muy bien… el chico era mimado y querido por el hombre mayor, vivía una vida ideal… y el Inglés… sus esclavos parecían sus hijos o amigos… disfrutaban de riqueza y se les notaba… ¿Matías con alguien así?… sentía un cuchillo cortándole el corazón en pedazos… por supuesto que Matías estaría mejor con alguien así… el… no… el solo lo haría sufrir… no era capaz de dejar sus agujas… no podía evitar desear ver el brillo del dolor en sus ojos para excitarse… siempre iba a querer más…

Santiago se puso de pie aturdido por el peso de la realidad que Adamir había puesto en sus hombros

-. Piénsalo – se atrevió a decir Adamir con todo descaro – si te importa el chico quizás quieras velar por su bienestar

Santiago lo miraba suplicando… no hallaba respuesta en los ojos fríos de Adamir… el no entendía nada… no sabía el dolor que estaba sintiendo… Se despidió apresurado y salió casi a tropezones de la casa en dirección contraria a su dormitorio… no podía mirar a Mati a la cara ahora…

Adamir no le había dicho que no…

Adamir le había destrozado todas sus ilusiones con sus palabras…

Capitulo 44

Adamir

Se había contenido al máximo. Sabía que no había actuado correctamente enredando a Santiago con sus sentimientos, aprovechándose de su sentimiento de culpabilidad..pero él era lo más cercano a un pariente que tenía en ese lugar… su angustia al sentir que podía perderlo era grande.

Adamir nunca había pensado en la soledad en que vivía desde que se había dedicado a esta profesión tan extraña que había elegido para su vida, separado de su familia, sin amigos ni nadie con quien verdaderamente compartir los momentos de su vida..excepto Santiago.  Adamir era, en general, una persona solitaria y autosuficiente.. perode vez en cuando, necesitaba la cercanía de alguien y tener un momento de confianza y amistad que reconfortaba su alma y lo alimentaba de energía que guardaba por meses. Esa persona era Santiago desde hacía ya muchos años…. Los mismos que llevaban en la isla. Era suyo e incondicional. Su amigo. Lo necesitaba y egoístamente quería el cien por ciento de Santiago solo para él.

Ya se le pasaría ese capricho ridículo, un mocoso esclavo no iba a separarlo de él.

Salió de su casa con el ceño fruncido y un gesto de preocupación.. caminaba de prisa..su pelo largo se movía con la brisa fresca. Al pasar cerca del comedor el olor a comida asaltó sus fosas nasales haciéndolo pensar.. demonios!!  Max!! Se había olvidado completamente de alimentarlo hoy día.

Pero ¿Qué demonios sucedía con el? Se recriminó a sí mismo. Nunca se había olvidado de alimentar a un esclavo.

Tampoco recordaba haber tenido la cabeza tan llena de complicaciones antes…

Santiago.. se culpaba por no haber sabido ver a tiempo el problema y dejar que escalara hasta el punto de temer perderlo por un esclavo.. insólito!! Santiago deseando retener un esclavo en la isla… hablando de amor.

Y que pasaba con él?? dónde estaba la agudeza y la perspicacia de la que se jactaba? Esa que le ayudaba a ver situaciones y resolverlas a tiempo. No había tenido capacidad para observar!! Maldición!! No la había tenido.. ¿estaba perdiendo su habilidad?.. Se distraía fácilmente y su cabeza había estado ocupada por un solo nombre… un cuerpo..un deseo…

Respiró profundo antes de abrir la puerta…

Todo era culpa de Max.

No había abandonado el dormitorio. Lo dedujo inmediatamente nada más entrar. Todo estaba ordenado y limpio como a él le gustaba. NO había rastros de bandeja o alimentos lo que significaba que no había comido en todo el día. Giró sus ojos despacio.. buscándolo.

Sobre uno de los sillones de la sala, Max se había dormido y alcanzaba a verlo de medio lado.

Sintió una mezcla confusa al mirarlo… el blanco de la ropa le quedaba muy bien y resaltaba su piel levemente bronceada.. le producía una sensación que no sabía describir.. algo así como líquido caliente que lo adormecía y lo volvía sonriente..ternura? Verlo dormido.. tan bello y pacífico.. deseo.. ganas de tocarlo.. de pasar sus dedos despacio por la piel de Max…y mirarlo directamente al centro del iris de sus ojos para leer su mente y saber sus sentimientos… verse el mismo reflejado en los ojos de Max…

Que piensas Max… quiero saber

Y a la vez ganas de castigarlo por hacerlo olvidarse de todo, por confundirlo por estar presente todo el dia en su mente.. por.. por… complicarle la vida sin saber como lo hacía… era frustrante.

Recordó lo de Santiago y la molestia reapareció, nuevamente.

Se movió hasta quedar al lado de Max y entonces pudo verlo completamente. Su cuerpo estaba en reposo y por entre los pliegues de la ropa abierta alcanzaba a ver un hombro y el pecho apenas tapado por unos cuantos mechones de su pelo.. subía y bajaba suavemente al ritmo de su respiración… su esclavo era hermoso.. se le antojó besarle la piel descubierta.. sentirla en sus labios. Bajó lentamente recorriendo el camino de la piel desnuda de Max, una sonrisa comenzaba a asomarse en su rostro…

Entonces lo vio… algo que no encajaba y que no debía suceder

Una de las manos de Max descansaba bajo la tela de su pantalón, justamente sobre su miembro

Adamir frunció las cejas.. ¿Qué significaba esto?

Max había estado jugando consigo mismo

No tenía que ver las grabaciones de las cámaras de seguridad para confirmarlo. Tenía la certeza de que así había sucedido.

Max no tenía autorización para buscar el placer por su cuenta. Solo él podía otorgárselo si lo deseaba. Max le pertenecía.

Su reacción no se hizo esperar. Era la gota que rebalsaba el vaso  y hacía que todo lo malo sucedido durante el día explotara en su cabeza.. Max le ofrecía la excusa perfecta.. como si hubiera adivinado que necesitaba una excusa para desahogar toda la frustración que se arremolinaba en su interior.

Sin pensarlo, caminó de prisa hasta el mueble desde donde tomó su fusta preferida.

-. Maximilian!! – gritó con voz de trueno volviendo hasta donde estaba el chico.

Max despertó de un brinco al escuchar el rugido de Adamir. Nervioso, abrió los ojos de golpe y se puso de pie adoptando una posición en forma automática… pestañeaba rápido.. algo mareado y confundido.. se sentía débil. La falta de alimentos le pasaba la cuenta.

-. Si, amo

Adamir caminó un paso más cerca. Las manos de Max estaban correctamente ubicadas en su espalda.. Por los mil demonios!! ¿Por qué diablos tenía que ser tan hermoso?? Sería todo más fácil si no lo distrajera con esa postura perfecta y su cuerpo tan exquisito. Sus ojos se detuvieron sobre la tela del pantalón que cubría los genitales de Max… suyos.. todo era suyo.. le pertenecía porque Max era su esclavo.  Pasó la fusta despacio sobre la zona más delicada del cuerpo de Max sabiendo el efecto que eso tendría sobre el adolescente. Vio los ojos de Max siguiendo el recorrido de la fusta sobre su sensible zona.

-. ¿Qué estuviste haciendo? – preguntó más por mortificarlo que por interés en escuchar la respuesta.. ya sabía…

-. Nada, amo. Te esperaba

-. Mientes!!

El primer golpe fue repentino y fuerte sobre las manos que descansaban en la espalda. Por instinto, Max las retiró asustado, adolorido… no entendía nada. El grito lo había despertado bruscamente y ahora el golpe.. pero Adamir no le aclaraba cual era su delito esta vez.

Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, volvió las manos a su posición original con temor… tuvo ganas de gritarle ¿Qué demonios pasó ahora?

-. Soy tu dueño, Max – toda la rabia de Adamir se manifestaba controlada en esa palabras medidas y frías– no puedes hacer nada sin mi

-. No hice nada, amo

La respuesta de Max lo encendió aún mas.. no era tanto lo que decía sino la seguridad con que lo expresaba

Adamir dejó caer el segundo golpe en las nalgas, con bastante fuerza

Con el impulso Max casi cayó de bruces y sus ojos se inundaron de lágrimas.. sesostuvo de una mesa para no caer. Se recompuso rápido y volvió a su posición original en espera de mas golpes.. estaba sorprendido.. no entendía.. ¿Qué diablos le pasa aAdamir ahora?.. ¿solo tiene ganas de pegarme? ¿o acaso había hecho algo mal?… ¿Qué?. Recordó haberse levantado un poco tarde.. pero nada más. No había comido en todo el día.. estaba hambriento y muy aburrido.. sin energía.. confundido

-. No puedes tocarte sin mi autorización… mucho menos buscar placer!! – le gritaba cerca de su rostro.

Placer?? Era eso?? Pero.. si él solo se había tocado un poco… su propio cuerpo.. y es que.. las imágenes del libro… además, no era todo su culpa. Adamir lo había tocado la noche anterior y ahora lo echaba de menos.. no a él, NO!! por supuesto que no!!.. sin a lo que le había.. se sentía bien su toque… se estaba acostumbrando al sexo.. era tan delicioso.. y sin embargo anoche.. nada.

-. Lo siento, amo – respondió sin realmente sentirlo, sabiendo que de nada serviría pedir disculpas y explicarse.. a al vez odiando haber roto su propio código de no volver a cometer un error.

-. Sentirlo no basta

Adamir estaba endemoniadamente molesto

-. Voy a enseñarte control… Tu placer me pertenece solo a mí!!

Frente a su rostro, Adamir lo había agarrado del pelo y lo miraba taladrando sus ojos – Soy yo quien decide cuando y como puedes tenerlo

Tiro de él y lo llevo hasta una silla frente a la camilla que Max tanto odiaba. De un nuevo empujón, lo dejó sentado.

-. Espera ahí. Ni siquiera respires

Control.. todo se estaba saliendo de control en su isla y eso no estaba bien… Santiago y ese chiquillo con el que se había encaprichado.. eso había dolido..  y Max.. Max era lo peor.. lo que menos controlaba… Le enseñaría lo que era control.. tendría que aprender a la fuerza. Sabía perfectamente que usar para que no se le olvidara nunca más.

-. Desnúdate – gruñó sin mirarlo mientras continuaba buscando.

MAXIMILIAN.

El aburrimiento me había ganado y si, había estado jugando y tocando mi cuerpo.. mipropio cuerpo!!!. Necesitaba hacer algo para olvidar que tenía hambre, que Adamir no había aparecido en todo el día y mi estómago rugía como condenado… el libro y esas imágenes tan sugerente… además.. por que se enojaba tanto si era culpa suya??  El no me había tocado la noche anterior y mi cuerpo reclamaba.. primero me usa como su juguete y me toca todos los días y a cada rato y después.. se olvida de mi como si ya no existiera o fuese un objeto…

Su objeto…

Un esclavo…

Su esclavo…

Me quité la ropa apretando con fuerza los labios y los ojos para evitar gritar mi frustración. maldito!! Mil veces maldito!!.. con Adamir nunca nada es justo.. ni siquiera bajo sus propias reglas!!!

No soy un esclavo.. me repetía en mi mente. La camisa que usaba quedó prolijamente doblada sobre una mesa.

Es MI cuerpo, no soy su propiedad … el pantalón quedó doblado a su lado

Es tu culpa por olvidarme!!!… La última prenda de ropa quedo sobre el resto   No deberías haberme acostumbrado!!!

Desnudo, conteniendo la respiración y apretando fuertemente los labio con la cabeza agachada para evitar que me viera… Esta vez me estaba costando un gran esfuerzo no retroceder y volver a ser el rebelde de siempre

Odiaba sus castigos. Les temía y odiaba de igual manera.

Sentía algo caliente crecer dentro de mi. Una mezcla de impotencia y rebeldía. Volví a sentir esas ganas de golpearlo y matarlo … sin embargo, ahí estaba yo… obediente y en silencio, esperando para dejarlo hacer con mi cuerpo lo que se le diera la gana. Por dentro estaba temblando intentando reprimirme. 

No pude evitarlo. Mis puños y labios se cerraron sin posibilidad de abrirlos y mis ojos irradiaban la furia que sentía. Agaché aun más la cabeza pero no sirvió de nada. En cuanto Adamir se volvió hacia mi notó de inmediato mi actitud. Lo supe por la forma en que se me quedó viendo varios segundos más de lo necesario.

Dejó sobre la mesa lo que traía en las manos, tomó mi barbilla y levantó mi rostro para poder ver mis ojos enfurecidos.. debería haber bajado mi vista en señal de sumisión..pero.. respiré temblando.. miedo y emoción a la vez.. sintiendo que ya no aguantaba tanto control.. me desbordaba… me iba a dar un gusto… supe por anticipado que iba a pagarlo muy caro, pero quería hacerlo costara lo que costara.

Como en cámara lenta, aguantando la respiración y tiritando entero, levanté los ojos directo hacia los suyos en un abierto gesto de desafío.. choqué bruscamente con su mirada dorada e intensa

Me sorprendió ver la misma respuesta en los suyos.. tan brillantes.. Adamir también estaba en llamas

¿Tanto lo enfurecía que me hubiera tocado? ¿qué hubiera buscado por mi cuenta el placer físico que el me había negado?

Por un segundo nuestros ojos se miraron de igual a igual.. la realidad de lo que estaba haciendo me abofeteó duro… quise arrepentirme pero ya no podía echar marcha atrás… me estaba ganando un castigo ejemplar.. debería haberlo dejado vencer y sentirse mi dueño.. pero no pude.. simplemente no pude hacerlo y seguí pegado a sus ojos furiosos…

Adamir soltó una sonrisa irónica y sus dedos se deslizaron lentos por el hueso de mi mandíbula.. una caricia aterradora… el contacto me quemaba

-. ¿Te atreves a desafiarme?

Su voz me causo una reacción de estremecimiento a lo largo de toda mi columna vertebral.. había algo tan poderoso en su persona.. recordé las esposas, la falta de aire, la piscina. La inmovilización, la jaula.. supe que había hecho algo imperdonable y comencé a sudar muy helado… Ya era demasiado tarde. En medio de mi temor me arrojé al suelo y adopté la mas sumisa de todas las posiciones.. tenía en miedo atravesado en la garganta y amenazaba con asfixiarme.. por unos segundos había cometido la estupidez de olvidar quien era Adamir.. No sé de dónde me salió el valor para dirigirme a él

-. Lo siento, señor, mi amo…- mi voz sonaba como de ultratumba

El había cambiado su rostro de enojado por uno peor.. una sonrisa maliciosa y tranquila.. como si estuviera anticipando algo muy retorcido.. eso me aterró aún más.

-. Esta vez te lo has ganado todo – frió y controlado

Trague un gran nudo y por fin algo de aire pasó por mi garganta.. ¿qué?!! ¿Qué me había ganado ahora??!!.. ¿qué??!!  Así de rápido como habían aparecido mis ganas de matarlo se habían ido dejándome solo con el miedo de pensar en lo que me esperaba por unos segundos de rebeldía… ¿Cuándo aprendería a controlarme??

Sin importarle en lo más mínimo mi gesto de sumisión, Adamir pidió con frialdad

-. Levántate

Me moví con mucho esfuerzo. Me sentía rígido

-. A la cruz

Mis rodillas flaquearon y mis fuerzas me abandonaron y no era por la falta de alimentos.. la cruz.. la única vez que me había amarrado ahí había sido para azotarme..no podía reaccionar.. caminaba con pasos lentos… no quería.. no… pero de pronto estaba frente a la cruz obedeciendo sus instrucciones

Con la rapidez que lo caracteriza, Adamir separó mis piernas e inmovilizó mis tobillos sujetándolos firmemente a las piezas de madera. No hablaba.. solo trabajaba de prisa. Llevó mis brazos hacia arriba y los sujetó con una esposa de metal.. mis ojos querían seguir sus movimientos pero ya lo había enojado mucho. Me quedé mirando al suelo y repitiendo una súplica en mi mente

“el látigo no, por favor.. que no sea el látigo”

Era en lo único que podía pensar sin llegar a imaginar toda clase de cosas peores queAdamir aun no me mostraba

Estaba amarrado de espalda y no podía verlo. Seguía sus movimientos adivinando los sonidos.. caminaba y respiraba cerca de mi… sentía su mirada.. estudiándome.. como si estuviera dándose tiempo para tranquilizarse

-. ¿Por qué te es tan difícil entender y aceptar?- preguntó inusualmente tranquilo

¿Esperaba una respuesta de mi parte?

-. No lo sé, amo

“porque no soy un esclavo ni soy tu juguete”

-. No necesitas saber. Solo obedecer

Algo había cambiado en su voz. Me miraba desnudo y atado en la cruz, completamente a su merced. No supe que pensar.. demasiado asustado. Lo escuché caminar hacia mi. Su barbilla se apoyó en mi hombro y su mano se posó en mi nalga, apretándola hasta causarme dolor. No emití ni un sonido aunque de buena gana hubiera gritado el dolor. Apretó, soltó y luego se movió serpenteando por mi espalda.. se sentía extraño.. fuesubiendo despacio.. calentando mi piel.. su cuerpo sobre el mío.. respiraba en mi cuello.. parecía buscar mi olor… ¿qué demonios?.. estaba excitado? Enojado?

-. Eres tan difícil Max, pero debes aprender

Un golpe brusco y firme propinado por su propia mano sobre mi nalga derecha..totalmente inesperado.. el sonido quedó vibrando en el aire.. una marca caliente.. ungemido se me escapó, más que nada por lo imprevisto del movimiento.  Me había golpeado con su propia mano!!  La mantuvo abierta sobre mi nalga, moviéndola en pequeños círculos, como si quisiera él también sentir donde me había pegado… la marca que había dejado.  Tontamente, me alegré de que no me hubiera dolido tanto como los latigazos.. esto era distinto.. los golpes con su mano, la cercanía de su cuerpo y su voz… se sentía diferente…

-. Yo gobierno tu cuerpo – me habló en el oído y no se porque me hizo estremecer – me perteneces – me apretaba contra él nuevamente

Unas cuantas nalgadas más fuertes me hicieron saber lo equivocado que estaba al creer que no se podían comparar al dolor del látigo.. creí que dolerían menos.. mi culo estaba caliente… el sonido de los golpes era extraño.. todo era extraño en ese momento..hasta lo que estaba comenzando a sentir

-. ¿Qué es lo que no debes hacer? – preguntó entonces con la voz muy ronca

-. Tocarme, amo – respondí estúpidamente sumiso y obediente

-. ¿Lo recordarás Max? – sus dos manos apretando firme mis glúteos y su cuerpo presionando contra el mío – ¿recordarás que solo yo puedo darte placer? – me hablaba bajo.. ya no estaba enojado

-. Si. Si, señor

-. Bien… – suspiró como si mi respuesta lo aliviara. Se separó de mi haciéndome sentir el espacio vacío.

Esperé desconcertado, sin poder mirar ni saber que más sucedería.

Un instante de silencio y luego se estaba moviendo.. oh no!! no podía verlas pero escuché las cuerdas de cuero rasgar el aire. Apreté mis músculos y contuve la respiración preparándome para el dolor. Adamir tenía un maldito látigo en sus manos y lo agitaba en el aire ¿Por qué me había hecho creer que ya no estaba enojado? Su voz había sido tan cercana y de la forma en que lo hizo… desgraciado!! Supongo que disfrutas confundiéndome!!!  Por unos segundos había logrado enredarme… lo odié… No iba a gritar. No le iba a dar la maldita satisfacción de escucharme gritar.  Escché el aire agitarse.. el golpe venía hacia mi culo. Apreté los músculos y cerré la boca y los ojos con fuerza, mordiendo mis mejillas por dentro. Esperaba mucho dolor sin embargo, la sensación que me dejaron las finas líneas de cuero sobre mis nalgas no fue nada de lo que esperaba.. claramente fue un latigazo sobre mis glúteos.. sonó como tal.. pero una sensación nueva y muy potente se esparció por mi cuerpo obligándome a abrir la boca que había jurado mantener cerrada para no gritar. Sin pensarlo, arquee mi cuerpo y mi cabeza se fue hacia atrás… sentí como mi pene se levantaba tímidamente..¿QUEEE??.. no.. no, no, no ¿Qué es esto?!!  Surcaba el aire de nuevo y caía sobre mi culo.. las tiras de cuero se sentían sedosas y calientes.. y deberían estar doliéndome..mi erección crecía.. Adamir no estaba usando toda su fuerza. El calor se expandía desde mi culo hacia todas partes del cuerpo. Mi boca solo se quedó abierta… no grité… no era dolor… era calor… calor delicioso que me recorría por completo

-. ¿Por qué no debes tocarte, Max?

Me costó volver a conectar con la realidad, Estaba sorprendido, respirando de prisa

Respondí sin titubear

-. Porque mi cuerpo te pertenece y solo tú decides cuando puedo sentir placer – recité de corrido

Pensé que volvería a pegarme, que solo estaba comenzando, pero lo que escuché fue un suspiro muy intenso de su parte… como si estuviera exhausto y mi respuesta por fin lo complaciera. Luego, el sonido del látigo al caer y chocar contra el piso y él nuevamente a mi lado. Su mano nuevamente sobre mi culo, tocando, sintiendo. NO me dolía.. no podía creer que me hubiera azotado el culo y no estuviera partiéndome de dolor

-. Eres mío, Max. Este cuerpo es mío.

-. Si, amo – respondí atontado notando con alivio como la erección disminuía entre mis piernas ¿qué??!! ¿soy idiota o qué soy??!!. Quise derramar lágrimas de frustración. Relajé la tensión que sentía en mis músculos al darme cuenta que comenzaba a soltarme. Me mantuve de espaldas a él. Moriría ahí mismo si Adamir se daba cuenta de lo que los golpes me habían provocado.

-. Posición de examen – exigió cuando me hubo liberado de la última esposa

¿Queee?? ¿no habíamos terminado??!!

Levanté los brazos cruzándolos mis manos detrás del cuello y separé mis piernas tratando de mantenerlas firmes. Quizás me había alegrado antes de tiempo.

Adamir fue hasta la mesa y tomó un objeto que no alcancé a distinguir. Sentí desesperación por saber que me iba a hacer pero no me atreví a levantar los ojos nuevamente.

Una de sus manos se detuvo en mi hombro y comenzó a bajar despacio por mi cuerpo

-. Eres hermoso…

¿qué le pasaba?… su mano deslizándose y el miedo a comenzar a sentir algo me hacíandificil mantenerme concentrado. Tuve que hacer un esfuerzo para mantener mi posición.

-. Esto va a ayudarte

Su otra mano se movió de prisa. Ya era muy tarde cuando me di cuenta que una argolla de metal duro y frío había pasado por mi pene y mis bolas y se encontraba en contacto con mi piel. La miré horrorizado

“no duele”.. fue en lo único que pude pensar “no me duele”

Entonces Adamir sostuvo mi pene con posesividad en una de sus manos y acercó algo en la otra. Mi instinto de protección me hizo retroceder un paso, sin pensarlo

-. Quieto – ordenó posesivo.

Su voz tenía la capacidad de inmovilizarme. Me sujetó con fuerza y continuó con lo que estaba haciendo

-. Esto te enseñará a no olvidar jamás a que me perteneces

Una especie de funda trasparente de material suave envolvía mi miembro, apresándolo y ajustándose a la argolla con un sonido metálico. Mi pene estaba envuelto dentro de una especie de cápsula. Agregó un peso en la parte baja que me hizo saltar.. ¿uncandado?. Bajé la vista para contemplar lo que me había hecho Adamir ¿qué era esa funda trasparente que me envolvía?.. no me dolía nada.. pero por el aspecto no parecía ser nada bueno.

-. No voy a permitir que olvides a quien perteneces

Su mano de dedos largos envolvió todo mi aparato genital, levantándolo, provocándome miedo y un poco de dolor al apretar mis testículos

No. No de nuevo!!! ¿Cómo era posible que en esas horribles circunstancias su gesto tuviera la capacidad de hacerme hervir la sangre de excitación?.. desee que me tocara con más ganas. Sus manos sosteniendo mis bolas se sentían bien… “más” pensé..aunque el miedo no me dejaba en paz.

Se acercó a mi hasta que pude sentir su aliento. Me forcé a mantener mis ojos bajos esta vez. Ya no quería desafiarlo. Su mano en mis testículos y sosteniendo todo lo que envolvía mi pene me tenían excitado y nervioso

-. Esto es solo para mi placer personal ¿lo entiendes, Max?

Volvió a apretar mis testículos como si los estuviera acariciando, enviando una nueva ola de calor hacia mis genitales ¿cómo es que siento odio pero a la vez me excita tan rápidamente?

-. Si, amo – respondí con la voz cargada de preocupación

El material trasparente que enfundaba mi pene era de un material suave pero muy firme a la vez. Se sentía extraño y comprimido. Mi pene cabeceó con un golpe de sangre que lo llenaba… al instante sentí la estrechez del aparato que lo envolvía.. Oh no!! de eso se trataba esto??  Recién  comprendí lo que significaba llevar esa funda

-. Vas a llevar este aparato de castidad día y noche

¿Castidad?? Pero ¿por qué??!!!  Yo no quiero castidad!!… quiero que vuelva a tratarme como antes.. no quiero esto!!

-. Soy el dueño de tu placer

Lo tenía tan encima que parecíamos uno solo.. su cuerpo pegado a mi.. su olor me envolvía, el olor de Adamir.. el olor del sexo y del placer.. En mi mente había aprendido a asociar su cercanía con el gozo sexual

“no quiero esto” “quítamelo!!”  “quiero lo de antes  quiero que me toques!!!”

 

CAPITULO 45

Adamir terminó de asegurar el aparato de castidad y se quedó  observando a Max… su cara de incredulidad y disgusto… claramente no le gustaba la pequeña prisión que había puesto en el… aun así, enojado y sorprendido, se veía hermoso… se llenaba los ojos con las formas de su cuerpo…

Suspiró… ¿Qué le había pasado?… nada había resultado como lo planeó en su mente… su enojo había desaparecido y no había sido capaz de azotarlo por su falta…  no se explicaba porque la voz de Max respondiendo a sus preguntas, lo había hecho detenerse…  sonaba tan asustado… y de pronto eso fue importante…  su brazo se había quedado extendido en el aire perdiendo el impulso de bajar el látigo con ferocidad…

Debería haberlo dejado llorando asustado para que no lo olvidara…

Le habían faltado diez latigazos más sobre su culo firme y esponjado…

Sobre ese maldito culo que lo volvía loco…

¿Por qué no podía quitarle los ojos de encima?… era peor así como estaba ahora después de las palmadas propinadas con su propia mano… enrojecido… llevaba sus marcas… se veía aún más apetecible… el cuerpo desnudo de Max… lo recorrió de arriba abajo… estaban demasiado cerca… se confundía también… Max no lo estaba mirando pero podía ver sus ojos grandes y anegados de lágrimas brillantes y de enojo… levantó su rostro para mirarlo movido por una fuerza ingobernable… la expresión de Max era tan hermosa… sublime… adolorido, vencido… doblegado… húmedo de lágrimas… cometió el error de mirarle la boca… y de acercarse más… y… desearlo… y…

-. Max- deseó que su voz sonara autoritaria… pero no fue así

Se acercó hasta que sus cuerpos quedaron en contacto… el olor del chico inundó su nariz provocándole una reacción instantánea que no supo controlar… a pesar de tener la vista baja, Max levantaba la barbilla orgulloso en una especie de mudo desafío… lo volvía loco su actitud… debería darle la lección de su vida…  borrarle todo rastro de orgullo y altanería… debería alejarlo de su mente…

Debería hacerle tantas cosas…

Pero solo deseaba estar cerca de él y respirar su olor… admirar la hermosura de su postura y altivez… llenarse de él… maldito mocoso… ¿Cómo lo hacía para perturbarlo así?… 

Era él quien estaba perdiendo el control ahora…

Max lo enardecía de todas las maneras posibles…  le anulaba el pensamiento racional… se volvía puro instinto y deseo… alguien desconocido que reaccionaba y actuaba de manera inusual… no se reconocía pero tampoco se detenía a pensarlo… solo sabía que sentía la urgencia de tenerlo…  todo para él…

Adamir respiraba agitado al lado de Max…  no sabía que mierda le pasaba cuando estaba tan cerca de él… cuando los ojos de Max se encontraban con los suyos y algo le apretaba el pecho y lo ahogaba…

El agotamiento, la confusión y la cercanía pudieron  más… Adamir se encontraba en un extraño momento de debilidad y Max parecía ser la respuesta… 

Sin pensar qué hacía, pasó su mano libre por detrás de la cabeza de Max

Se perdió completamente en los labios de Max…

Era un contacto desesperadamente necesario… Su otro brazo lo abrazó por los hombros envolviéndolo contra su cuerpo…  Había ansiedad en el beso que Adamir le daba a Max… había esperanza, deseo… deseos tan profundos que le recorrían el cuerpo por completo y lo obligaban a apretarse contra el delgado cuerpo de Max buscando respuestas… cerró los ojos… anulado el pensamiento… solo sentirlo en su boca… puro deseo exacerbando su cuerpo y su mente… tenía que tenerlo ahora… le era tan indispensable como el aire que respiraba…

Max sintió el fuerte agarre de Adamir en su nuca y pensó que iba a golpearlo nuevamente… se puso tenso… por un instante su desconcierto fue total al sentir los labios sobre los suyos…  ¿lo besaba?… ¿qué… hacía?…  un minuto lo golpeaba y al segundo siguiente lo besaba… ¿Qué diablos le pasaba??… quería llorar de impotencia… empujarlo lejos… escupirlo, morderlo… no entendía y se asustaba… el no seguía ninguna lógica en sus movimientos hoy día… se quedó quieto esperando pero Adamir se lo comía con su boca y su abrazo… lo besaba con todo su cuerpo y todo su ser… el beso lo estaba confundiendo todo… la forma en que lo abrazaba… sin presionarlo… sus labios que se movían expertos sobre los suyos… seduciéndolo… el beso comenzaba a abarcar todo… los brazos de Adamir rodeándolo con delicadeza y fuerza a la vez, eran tan diferentes a cuando lo obligaba y forzaba… parecían más bien  una caricia posesiva… había algo muy distinto en ese beso… era como si  Adamir no quisiera forzarlo sino que estaba esperando su respuesta… convenciéndolo… deseando su consentimiento…  ¿estaba loco al pensar eso???…  la lengua de Adamir curioseaba en sus labios, pidiendo… sin exigir… sin ordenar… ¿era cierto?…  La curiosidad pudo más y Max levantó sus ojos, sabiendo que volvía a incumplir sus órdenes… Adamir tenía los ojos cerrados y estaba completamente entregado a sus sensaciones… no parecía el amo todopoderoso… estaba… diferente… Max empezó a respirar agitado sintiendo calor…  era como el beso de esa noche con Mati… por Dios!! lo estaba sintiendo no solo en su boca sino que comenzaba a expandirse por su cuerpo.

Max era inexperto en besar, solo Adamir lo había besado antes, pero su instinto despertaba y sus labios, curiosos, se entreabrieron permitiéndole entrar… ¿Qué había sido eso?.. Adamir había suspirado fuerte al tiempo que emitía un sonido de satisfacción… intensificaba el beso. Los labios de Max comenzaron a moverse sinuosos bajo los de Adamir, en un contacto caliente y húmedo que lo despertaba excitándolo… se sentía rico… quería mover sus brazos libremente… ¿se atrevería a abrazarlo??

Por todos los dioses del cielo!! Se estaba besando con Adamir y le estaba gustando!!!

Adamir no estaba pensando… necesitaba mantener ese contacto con los labios de Max aunque no le respondiera… ni siquiera le molestaba que Max se mantuviera inmóvil… por primera vez tuvo claro que era él quien necesitaba besarlo y tocarlo para satisfacer esa urgencia que requería calmar… había algo reparador para su alma en el calor que emitía el cuerpo de Max… en su olor… en su cuerpo firme aplastado contra el suyo… lo sentía respirar más rápido y el corazón le saltaba en el pecho… sonrió satisfecho mientras lo seguía besando… su lengua deseaba entrar en la boca contraria… dominarlo y poseerlo… pero…  por primera vez, no deseaba forzarlo… no iba a tirar fuerte de su pelo para obligarlo… se asombró mucho al descubrir lo que realmente deseaba: quería que Max abriera su boca para recibirlo sin ser presionado… si.. si.. eso quería… era su desafío personal lograr que Max lo aceptara. Esperó con paciencia haciendo uso de toda su habilidad y experiencia… tenía que lograr que Max lo complaciera…  tenía que hacerlo…  más empeño y delicadeza… cuando lo sintió suspirar rendido y sus labios cedieron abriéndose, Adamir experimentó una ola caliente de intensidad que lo llevó a abrazarlo aún con más fuerza e internarse en su boca para recorrerlo con ímpetu… no quería dejar ni un milímetro sin tocar y saborear… como le gustaba lo que estaba sintiendo… nunca un beso le había hecho sentir de esta manera

Se separó solo cuando el aire se agotaba y comenzaba a marearse de entusiasmo… sonreía… sus ojos estaban llenos de felicidad…

-. Max… Max…

Se escuchó a sí mismo sin creer que repetía el nombre de su esclavo… el instante se le hizo eterno hasta que volvió a tomar contacto con su boca…

Esta locura que Adamir sentía, desataba en él una pasión que rara vez experimentara. Estaba acostumbrado al sexo… los sentimientos que surgían ahora con Max eran algo diferente. Uno de sus brazos dejó el cuello del chico para bajar acariciando su torso y finalmente detenerse envolviendo sus genitales…  fue su turno de suspirar excitado… la sonrisa bailó en su rostro… su excitación burbujeara caliente en su sexo que se había endurecido sin ningún estimulo más que el contacto de sus bocas y la observación del cuerpo desnudo de su esclavo…  sostuvo los testículos con delicadeza y los acarició con el pulgar arrancando un gemido de la garganta de Max que murió dentro de su propia boca… su excitación aumentaba… se tragaba las emociones de Max y se llenaba de ellas…

Lo empujó hasta el caballete. Max se dejó llevar.  Le soltó la boca para poder girarlo pero mantuvo sus manos en el cuerpo de Max

-. Dóblate. Culo hacia afuera–  pidió… no ordenó

Max obedeció de inmediato… casi antes de que Adamir terminara de ordenar, Max había adoptado la posición que deseaba. 

Se quitó de prisa la ropa… estaba tan duro… solo Max lograba ese efecto en él.  Le tomó un segundo encontrar un protector y una lata de lubricante… estaba a punto de agarrar un dilatador cuando quedó mirando sus propios dedos… ¿Cuándo había sido la última vez que dilató a un esclavo con sus propios dedos?... repentinamente, la idea de hacerlo con Max sonaba muy excitante…  

Untó sus dedos y los introdujo… le agradó ver su mano en medio del precioso culo y sus dedos hundirse en él…  estaba pendiente de la reacción del chico… le gustó ver el salto involuntario, cómo giró su cara para mirarlo… su rostro sorprendido… que mierda,.. no podía mantenerse lejos de su boca, de sus labios y su sabor… Volvió a buscarlo sin quitar sus manos… entonces lo escuchó gemir… un sonido diferente… algo no estaba bien

-. Max?- pregunto a dos centímetros de sus ojos

Lo vio morderse el labio inferior en un claro gesto compungido… siguió la trayectoria de sus ojos hasta los genitales de Max…

-. Es tu castigo… – susurró volviendo a besarlo.

No obtuvo respuesta esta vez… Max estaba molesto y entendía la razón. Seguramente su miembro se sentía comprimido dentro del aparato. Evitaba su erección y podía ser muy incómodo

-. Tendrás que aguantarlo… ya jugaste contigo… sin mi… 

Adamir había dejado de gritar y ordenar… estaba susurrando las frases cortas en el oído de Max como si explicar el castigo fuera un juego de amantes, al mismo tiempo que besaba su cuello, lamía el hueso de su mandíbula y una y otra vez encontraba su boca… era delicioso ver como Max lo esperaba y respondía a sus besos girando su cuello para buscarlo… todo era diferente entre ellos en ese momento… parecía… ah diablos!!! respirómás agitado y sonrió.. parecía como si los dos estuvieran de acuerdo en lo que deseaban… ¿Max estaba de acuerdo?? Adamir abrió sus ojos y encontró los de Max suplicando sin hablar… sostuvo su barbilla acariciándola y le habló pegado a sus labios

-. No, Max… hoy no volverás a correrte- murmuró siguiendo con su lengua el contorno de la boca…

Quitó sus dedos… lo tomó sin prisa ni brusquedad. Se hundió entre sus glúteos sin dejar de besarlo…  acariciándolo en todo momento… le gustaba el cuerpo de Max en movimiento, brillando de sudor… conteniendo su propia excitación debido al aparato que lo restringía… hoy todo era diferente… embestía el cálido interior de Max con su polla… su boca y manos se encargaban de poseer el exterior de Max… lo quería todo, absolutamente todo de Max… aumentó el ritmo… cambió la velocidad… lo besó de muchas maneras… leyó las emociones en sus ojos… se perdió en lo que sentía… Llegó al orgasmo mientras miraba fijamente los ojos de Max… fue algo muy intenso que lo tomó por sorpresa… había algo más que no solo era su semen dentro del agujero de Max… tuvo la ardiente sensación de querer mirar para siempre sus ojos,  abrazarlo y decirle cosas que no sabía de dónde llegaban a su mente… por largos segundos, Adamir sintió que todas las preocupaciones que tenía en el mundo desaparecían cuando estaba unido con Max y sintió que todo era perfecto… estaba en paz… y eso… lo aterraba.

Su mirada cambió bruscamente…

Con el mismo ímpetu que había sentido al besarlo, se alejó de Max mirándolo como si no lo conociera…  por un segundo sus ojos reflejaron algo parecido al temor…

Adamir estaba descubriendo una nueva forma de sentir y se sorprendía, asustado, de lo que estaba naciendo en su interior… era muy grande lo que su mente ambicionaba y no tenía control alguno sobre lo que sentía… ¿cómo funcionaba esto y que era?… se sentía poseído por sensaciones fuera de su dominio… no se entendía a sí mismo… Adamircomprendió de golpe la causa de la inquietud que lo venía enloqueciendo desde hace semanas y hacia que su humor subiera y bajara como una montaña rusa… observó a Max teniendo la certeza de haber encontrado finalmente una respuesta… siempre había sabido que él era la causa de su inquietud pero no tenía una explicación… ahora sabía…  

Mirando los ojos de Max en el momento del clímax su mente le había revelado dónde se encontraba la fuente de su desasosiego y a la vez de su tranquilidad… de su felicidad…

Quería tener a Max con todo el cuerpo y toda el alma, con la mente y el corazón…  necesitaba satisfacer no solo sus genitales sino algo mucho más profundo y más grande… un vacío que no sabía que tenía dentro de él hasta que ahora lo había sentido llenarse por unos instantes…

Así como Max le había abierto voluntariamente la boca para profundizar el beso… Adamirdeseo que le abriera su cuerpo y su corazón para dejarlo ser parte de él y que los dos fueran como uno solo… quería fundirse en él… compartirse…

Un sentimiento tan nuevo y tan intenso que le producía miedo

Dio un par de pasos hacia atrás… se sintió más desnudo que la falta de ropa sobre su cuerpo…

Era su alma que estaba expuesta…

Arrojada a los pies de Max en espera de que él la levantara…

Era terrorífico saber que en él estaba el poder de tranquilizarlo o amargarlo.

MATIAS

Las lágrimas corren despacio por el costado de mis ojos… me cansa tratar de retenerlas. El dolor se acumula en mi garganta y detrás de mis ojos… parece que voy a explotar tratando de aguantarlo… el gemido escapa al abrir mi boca y dejo que el agua salada corra libre por mi cara…   No puedo limpiarlas ni me importa hacerlo… mis manos están atadas  en la parte delantera del caballete sobre el cual estoy desnudo y arrodillado… mis piernas están separadas, muy abiertas y sujetas por una barra para impedirme moverlas…  mi amo me ha permitido prescindir de cualquier máscara. No quiero nada que le impida ver mi dolor… sé cuánto le gusta… y a mí me gusta complacerlo. 

La segunda aguja atraviesa premeditadamente lenta… la siento rasgar mi piel… una onda de aflicción me recorre el cuerpo… esta vez todo es particularmente doloroso y no puedo evitar gemir entremedio de las lágrimas… el amo se detiene. No me ha prohibido gemir… ¿por qué se detiene?

-. ¿Estás bien, Matías?

Sonrío entra jadeos al escuchar su voz profunda y penetrante… reconozco el sonido…  es un murmullo que me acaricia y me tranquiliza… mi  amo esta excitado conmigo y se preocupa por mi…

-. Si, señor. Estoy bien-  hago un esfuerzo para que mi voz de niño no suene tan entrecortada por el llanto. Pero él sabe reconocer que es verdad lo que le digo.

-. Matías. Recuerda que puedes detenerme…

-. No!!- respondo apresurado. No quiero detenerlo- No, amo- repito más tranquilo.

No estoy seguro de que me gusten las nuevas reglas que el amo me ha impuesto. Tengo una palabra de seguridad que puedo usar para detenerlo…

Yo… detenerlo a él…

No sé si eso me agrada…

Soy feliz cuando el amo me usa para su placer aunque me haga llorar. Me gusta abandonarme completamente en sus manos sin tener la autoridad para detenerlo… no quiero  ese privilegio… podría ser muy fácil de usar… en cierto modo, si sé que puedo detenerlo es más simple asustarme y ponerme a gritar la palabra que me ha dado… no lo quiero, quiero ser el objeto de su voluntad y de su placer sin tener la opción de controlar algo de lo que sucede cuando estamos así… someterme dócilmente a sus deseos de hacer de mi lo que a él le plazca… pero él insistió hasta que dije que si, que entendía.  Entiendo.  Pero he olvidado la palabra… no la voy a usar jamás.  Confío en Santiago más de lo que confío en mí mismo. Sé que nunca me va a exigir más de lo que puedo tolerar. Sé que él se preocupa por mí y me cuida mejor que nadie más en este mundo. El me conoce mejor que nadie y sabe todo de mi… nunca me dañaría de verdad. El es mi amo… mi dueño… le pertenezco…

-. Mírame Matías

Busco sus ojos en una comunicación silenciosa. El es poderoso y yo le entrego lo que soy. No sonríe pero sé que está complacido. Sus ojos se han vuelto oscuros y brillantes

-. Tu dolor es hermoso, Mati

-. Gracias, amo

Siento su mano pellizcar un nuevo trocito de mi piel entre sus dedos… inspiro profundamente intentando tranquilizar mi corazón que se ha acelerado más de lo normal… sé lo que viene… está creando un círculo alrededor de mi ano… la tercera aguja entra limpiamente dejándome una estela dolorosa que se inicia aguda en mi ano, sube por mi espalda, baja por mis piernas… Como siempre, el amo me besa exactamente dónde ha clavado la aguja… dejo salir el aire despacio de mis pulmones al percibir su cariño… no quiero llorar… caliente… algo caliente me envuelve y me abandono a la sensación… totalmente entregado… lo esperaba… dejaré de sentir dolor en tan solo unos segundos… puedo reconocer la sensación de hormigueo en mi cuerpo… todo se vuelve diferente, como si hubiera ascendido a un plano diferente donde sus caricias y su amor me envuelven como un capullo y todo lo que me hace es placentero y agradable… el calor aumenta y mi pene despierta de golpe cabeceando, lleno de sangre, hasta pegarse a mi estómago… lo sabia… el dolor ha desaparecido…

-. No puedes correrte hasta que te autorice

Su voz me llega lejana… estoy a su lado pero a la vez estoy tan lejos… mi cuerpo es liviano…

Responder… tengo que responder…

-. Si, amo. Lo sé

Sé cuáles son sus instrucciones y lo que le gusta que yo haga… no puedo tener un orgasmo sin su permiso… no sería importante si no fuera así… he aprendido a controlar mi cuerpo para responder a su voz, a sus miradas, a sus manos tocándome, a las agujas y al dolor,  a su miembro dentro de mi cuando nos volvemos uno solo… su cuerpo y el mío unidos… me llena con su polla y con todo su ser… me envuelve con sus brazos y soy como una extensión de su persona…  un orgasmo de verdad debe ser autorizado por él para que tenga sentido… soy el objeto de su placer y el solo hecho de pensarlo me llena de regocijo… mi vida tiene un propósito… Santiago me ama… me lo ha demostrado muchas veces esta última semana aunque nunca me lo ha dicho con palabras… pero yo lo sé… puedo sentirlo.

Las siguientes agujas se abren paso rompiendo mi piel… ya no duele… solo son sensaciones que se mueven serpenteando por mi piel para desembocar exactamente en mis genitales convertidas en una fuente poderosa de placer… mis gemidos me sorprende… no fui consciente de emitirlos… no sé cuantas agujas ha clavado ni me importa… su mano sujetando mis glúteos se mueve despacio en una última caricia, el calor de sus labios cuando me besa sobre las agujas me emociona… su lengua lame la entrada de mi recto… jugosa.. llena de saliva que va dejando dentro de mi…  no soy capaz de hablar… quiero retorcerme por las cálidas ondas de placer que me recorren pero mi cuerpo esta inmovilizado… solo puedo rogarle deseando sentir más.

-. Amo… más por favor…

-. Mati.. Mati… me enloqueces…

Sus manos se pegan con fuerzas a los pequeños huesos de mis caderas sujetándome… su boca sube lenta reptando por mi espalda hasta que se aloja en el hueco de mi cuello

-. Eres maravilloso, Matías… eres perfecto

Mi boca se curva en una sonrisa completa que abarca todo mi cuerpo… sus palabras me trasportan aún más alto… ¿Cuánto placer se puede llegar a sentir?

Su miembro duro y caliente empuja decidido, abriéndose paso entre mis glúteos…

-. Amo… más..- vuelo a pedir

Continúa entrando en mí hasta que ya nada más cabe. Suspiro en éxtasis… esta vez las lágrimas son de alegría, de placer, de pura emoción…

-. Te adoro, Mati

Sus manos cambian de ubicación y abraza mis hombros. Sus estocadas son profundas… siento cada una de ellas más placentera que la anterior… no puedo moverme… estoy a merced de sus movimientos en mi…

-. Amo… amo…- no quiero nada en especial… solo necesito repetir su nombre para dejar escapar por alguna parte todo lo que siento

-. Di mi nombre, Matías

Me toma unos segundos comprender lo que me acaba de ordenar

-. Santiago

-. Si… eso es Mati. Repítelo muchas veces

-. Santiago… San..tiago… San.. tia.. gooo- repetir su nombre es cómo producir música con mi voz

-. Puedes correrte, mi niño hermoso

Me dice buscando mi boca con un nivel de sensaciones casi tan alto como el mío. Lo siento agitarse con fuerza… sus músculos empujando en tensión, sus manos se aferran enterrándose en mis hombros y su boca en busca de más aire… muerde y chupa mi cuello… siento el eco de su gemido en mi oído… el orgasmo lo consume.

Mi liberación me toma solo unos segundos… mi cuerpo responde a cada orden de Santiago como si estuviera programado por él y para él… los sonidos de mi garganta, no puedo controlarlos y el semen fluye por mi uretra explotando en libertad. Dentro de mí, siento como mi amo deposita su líquido placer mientras pronuncia mi nombre

-. Mati… Matías… – me aprieta contra su cuerpo sudoroso y me llena de besos. Mi cara esta toda chorreada de lágrimas… es hermoso… no cambiaria ni un segundo de lo recién vivido con mi amo…

Pasados unos minutos, cuando su respiración se normaliza,  me suelta del apretado abrazo.

-. Tranquilo Mati. Voy a quitarte las agujas

-. Está bien, amo

-. Mi nombre…

Me dice pensando en lo que me pidió hace unos instantes con la intención de aclararlo.

-. ¿Deseas que te llame por tu nombre, amo?-

-. Si. Solo cuando este dentro de ti y por el tiempo que nos queda, te pediré que me llames por mi nombre. Me gusta escuchar cómo suena en tu boca-

-. Si, Santiago– respondo saboreando el sonido de su nombre en mi paladar y en mis oídos.

-. No abuses, pequeño insolente- me reprende al notar que he usado su nombre fuera de las reglas que ha establecido pero sé que está sonriendo.

-. Me gusta cómo suena tu nombre, amo- me gusta todo de él…

Santiago quita las agujas con eficiencia y el olor de algún alcohol o desinfectante llega hasta mis fosas nasales… algo frío moja mi piel donde estaban las agujas…  no me molesta… estoy ocupado intentando retornar a la realidad y pensando en lo que el amo recién dijo… “el tiempo que nos queda”… nos queda para siempre, no?… siempre vas a estar conmigo, amo. No quiero que me dejes nunca.

Primero suelta la barra de mis tobillos y luego todas las otras amarras. Me toma entre sus brazos pues soy incapaz de sostenerme de pie. Me acuna como a un bebé y yo me dejo sujetar y querer. Entre sus brazos y pegado a su cuerpo me siento protegido y amado. Es el mejor lugar del mundo. Su olor me envuelve. Cierro mis ojos tranquilizándome y me abandono una vez más. He volado muy alto gracias a su guía y él cuida de mi mientras aterrizo nuevamente en la realidad. El agua tibia limpia mi cuerpo. Sus palabras cariñosas sellan las emociones de mi alma. 

En la cama, con él al lado, acariciando mis mejillas y besándome con cuidado.

-. Amo… ¿siempre vamos a estar juntos?- pregunto justo antes de quedarme dormido… quiero saber por qué dijo esas palabras

Santiago se queda en silencio… estoy exhausto y apenas siento mi cuerpo pero espero su respuesta… No llega nunca… con esfuerzo me giro para mirarlo. Está apoyado contra el respaldo de la cama, sus manos se mueven despacio en mi pelo… sus ojos están cerrados pero a pesar de la penumbra, puedo ver el brillo de las lágrimas que bajan por sus mejillas y el rictus amargo de su boca

-. ¿Amo?- pregunto sorprendido olvidando hasta respirar – ¿amo?!!-

-. Si Mati. Si

-. Si que, Amo?- el impacto de verlo llorar me ha llegado hondo…

-. Estaremos siempre juntos…- ensaya una sonrisa que no parece real pero me tranquiliza escucharlo.  Le preguntaré más tarde.

Vuelvo a mi posición casi fetal pegado a él con un sentimiento de quietud y satisfacción. Mis ojos se cierran y me duermo profundamente en pocos segundos

-. Mi alma siempre va a estar contigo, mi amor…- explica Santiago con voz desgarrada cuando yo ya me he dormido y no puedo escucharlo.

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