Miguel 2 Capítulo 73

Capítulo 73

LIDIA

Se miraron largos segundos… los pensamientos de ambas concluían en que habían pasado unas horas muy buenas en compañía de la otra y no deseaban que terminara… Despacio, descendieron juntas del vehículo caminando abrazadas hacia la puerta del departamento.

– Lidi

La sombra oscura se detuvo frente a ellas… las luces detrás de la figura no permitían ver su rostro pero, por la figura y la voz, pudieron adivinar perfectamente quien era

– Andrei!

Lidia dijo su nombre, sorprendida…

Karina se movió hacia atrás impulsada por una fuerza invisible

Andrei no movió un músculo… se notaba la tensión en su cuerpo… solo permaneció en silencio mirando a Lidia. Desvió sus ojos al sentir algo más intenso que llamaba su atención.

Los ojos oscuros de Karina lo miraban con furia contenida…

Por un segundo Andrei se impresionó con la fiereza que emanaba de la mirada de la mujer… entonces comprendió que estaba mirando a un rival. Sus ojos se movieron rápidos entre Lidia y Karina…  Tuvo la absoluta certeza de que Karina estaba más que interesada en Lidia… en SU Lidia.

– Vamos adentro – dijo cortante, ignorando completamente a Karina  y acercándose a Lidia para tomarla del brazo y guiarla hacia el departamento

– ¿Qué fue lo que vi allá afuera? – pregunto Andrei con exagerada frialdad, manteniendo distancia en un extremo de la sala

– Fuimos a cenar y a bailar juntas…

Lidia dejó la frase sin terminar encogiéndose de hombros para restarle importancia y sin saber que más decir…

– ¿Fuiste con ella? Con tu guardaespaldas?

– Tú no estabas disponible…  – había reproche en su voz.

Andrei reaccionó encarándola

– Estaba trabajando con tu hermano!! Tú sabes que…

– Si, si. Lo sé bien – interrumpió Lidia en un gesto cansado, levantando su mano para callar las explicaciones que había escuchado tantas veces y que, por muy buenas que fueran, no servían de nada.

De pronto se miraron sintiéndose extraños y distantes…  los pensamientos de Andreiestaban confusos… se amaban… él amaba a Lidia con locura… ¿por qué estaba pasando esto? ¿Qué había sucedido con la felicidad de los primeros meses de reencuentro?… se dio cuenta que estaban lejanos. El trabajo, el tiempo de Lidia en el puerto con Daniel…

– Lidia ¿tienes algo con esa mujer? –

Fue inevitable que la mente de Andrei le recordara una verdad que nunca había considerado importante: las preferencias sexuales de Gonzalo y Daniel… ¿acaso Lidia también…?

Sintió algo espeso en las venas…

– No… – había poco convencimiento en la negación de Lidia

– No?-

– Bueno…

El cuerpo de Andrei se tensó. No estaba preparado para escuchar que Lidia tenía a otra persona…

– Karina ha tenido una vida de mierda. Solo quise alegrarla un poco

– ¿Te das cuenta que ella está interesada en ti?

– Ella es más que un simple guardaespaldas. Se está convirtiendo en mi amiga –declaró con simpleza sin saber lo mucho que sus palabras inquietaban a Andrei

– Su interés no es de amistad!!! – Andrei no quería alterarse pero le estaba costando trabajo.

Lidia calló porque no podía negarlo sin mentir. Lo sabía. Había entendido hacía tiempo el cariño y la admiración que Karina le profesaba y le resultaba agradable.

– Me protege y me cuida. Esta a mi lado todo el tiempo

Los pensamientos de Andrei se dispararon al darse cuenta de esa realidad.

Estaba” con su Lidia todo el tiempo…

Desde hacía semanas nadie se preocupaba de la seguridad de Lidia porque todos daban por hecho que Karina y sus habilidades eran para proteger a Lidia… ambas era mujeres, se entendían bien… Maldición!! Desaparecería mañana mismo del lado de Lidia. Iba a mandarla a…

– No se te ocurra alejarla de mi  

Fue como si le hubiera leído el pensamiento.

– Esa mujer tiene sentimientos por ti

Andrei pretendió que eso sonara como una acusación importante pero para Lidia era bueno saber que Karina, además de protegerla, podía ofrecerle lo que le estaba faltando en la vida; compañía, cariño, hacerla sentir que era la primera prioridad en la vida de alguien.. ser necesitada y estimada por sobre todas las cosas

– Karina se queda conmigo – desafió abiertamente. La idea de no verla le resulto inquietante.

– No. No la quiero cerca de ti.-

Todo estaba pasando demasiado de prisa. Andrei sentía que no alcanzaba a salir de una emoción para pasar a la siguiente. El fastidio le estaba ganando. Estaba cansado. Había trabajado hasta tarde entregando a Domingo, una situación tensa. Nada más terminar corrió a buscar a Lidia. Quería su compañía, refugiarse en su cálido cuerpo y compartir amor… mierda!!! No esperaba encontrarla abrazada a otra mujer en actitud de amantes!!!

– ¿Qué es lo que quieres, Lidia?

Andrei pisaba terreno delicado y no sabía bien como caminar sobre el… un segundo estaba molesto y al siguiente tenía temor de perderla…

-. ¿Qué quiero??!!- Lidia casi gritó. Se acercó a él con actitud bélica – quiero ser importante en la vida de alguien, quiero que no me posterguen, quiero sentirme bien todos los días, quiero tener compañía y no sentirme sola o despreciada cuando me voy a dormir…  quiero ser la primera prioridad en la vida de alguien!!!Eso quiero Andrei!!

La confesión de Lidia tomó a Andrei por sorpresa…

Sola?

Despreciada?…

Prioridad??…

¿De qué demonios estaba hablando??!!!

-. Lidi, eres importante para mí. Eres la mujer que amo… eres mi compañera!!! –

Lidia quiso seguir gritándole, echarle en cara todas las veces que la había postergado porque “Gonzalo lo necesitaba”, decirle la inseguridad que la atacaba en su trabajo a veces y saber que no contaba con él para que la apoyara… explicarle cuanto odiaba la sonrisita hipócrita y despreciativa de su padre cuando el viejo la hacía sentir que era incapaz de cumplir sus expectativas por ser mujer… que solo él podía ser su apoyo y su fortaleza sin embargo, cuando le fallaba…  abrió la boca para seguir hablando pero al verle la expresión de pena y desconcierto a Andrei, se detuvo en seco…

Andrei estaba sufriendo por su culpa

Dios!! En verdad él no tenía idea de lo que ella estaba hablando

Se dejó caer en el asiento… ¿Qué estaba haciendo?… algo se estaba rompiendo en su relación con Andrei… su Andrei que había esperado por tantos años… al que le había entregado su corazón y su cuerpo desde que era una niña… Por Dios!! Había peleado porAndrei, era el amor de su vida y lo estaba hiriendo sin que él supiera cual era la causa…Andrei ni siquiera sospechaba lo que pasaba por su cabeza.. ¿Qué le sucedía, por Dios!!!??? ¿Qué clase de mujer era???

Escondió la cara entre las manos sintiéndose derrotada… vencida por su propia estupidez y sobrepasada por necesidades que no podía explicar.

– Lidi… –

Andrei se sentó a su lado sin atreverse a tocarla pero acariciándola con la forma de pronunciar su nombre.

– Lo siento… lo siento mucho Andrei. Soy una persona terrible…

Ella tampoco se atrevió a apoyarse en él… el recuerdo de los besos y la intimidad compartida con Karina la llenaban de una culpa que recién comenzaba a entender

– Lidi… no es cierto. Eres maravillosa, Nunca podrías ser terrible –

La ternura en la voz de Andrei solo aumentaba el peso de su delito y su desilusión… ¿cómo es que nunca pensó en que lo que hacía con Karina podía dañar a Andrei??

– Si. Si lo soy – dijo ella bruscamente cambiando de actitud, despejando su rostro de lágrimas y volviendo a parecer la mujer firme de antes.

El cambio tomó por sorpresa a Andrei. Al verla sufriendo se había acercado dispuesto a olvidar todo. Quería abrazarla, alejar a Karina y dejar este problema en el pasado.

El silencio flotó denso entre los dos…

Lidia se ahogaba en culpa y en sentimientos de frustración…

Andrei estaba resentido, decepcionado, pero con la esperanza viva de arreglarlo todo. Lidia era lo más importante en su vida… ¿y él?? ¿Era él lo más importante en la vida de ella???… esa mujer… ¿qué significaba??

– ¿Te gusta? – preguntó Andrei vacilante… casi temeroso.

Lidia cerró los ojos… no quería responder… no sabía cómo seguir…

– Nos besamos – confesó muy despacio

Durante una riña, años atrás, un maleante había clavado un cuchillo en el muslo deAndrei…

Esas dos palabras se sintieron peor que aquel cuchillo en su carne…  Clavaban más hondo perforando su corazón…

Fue como si el mundo se detuviera…

Debería estar furioso… indignado… sin embargo solo sentía ganas de lanzar un grito agudo y llorar… no podía pensar… se hundía sin tener de donde agarrarse…

Fue su turno de taparse la cara con las manos y presionar fuerte sus ojos para retener las malditas lágrimas que se atoraban por escapar.

  1. No podía con esto.

Se puso de pie de un movimiento brusco y comenzó a caminar hacia la salida.

– Andrei

Lidia lo llamaba… su Lidi… que se había besado con esa… esa…

– ¿Cuántas veces? – gruño sin mirarla sujetando el pomo de la puerta abierta

– ¿Qué?

– ¿CUANTAS MALDITAS VECES TE BESASTE CON ESA PERRA?!! – fue como si su corazón explotara y miles de pedacitos sangrantes salieran disparados hacia todos lados… sangre y dolor repartido por doquier…

– Dos…- la voz de Lidia apenas se escuchó

Aunque ella lo esperaba, el fuerte portazo la hizo saltar…

Andrei se había ido…

Lidia temblaba sin saber si correr tras él, echarse al suelo a llorar o enojarse de tal manera que perdiera el control completamente…

Su rostro tenso vacilaba entre las lágrimas y la furia…

Andrei la había dejado sola nuevamente y esta vez era su culpa.

 

DANIEL

Le tomaba bastante tiempo cada mañana adquirir la apariencia de Ray. Solo habían pasado una semana pero ya pronto necesitaría ayuda externa para mantener su fachada; el pelo corto en su cabeza y barba empezaba a crecer y tenía una casi invisible sombra oscura a ras de piel; las lentillas que usaba todos los días para disimular sus preciosos ojos verdes comenzaban a escocer y necesitaba usar gotas lubricantes, además, hoy no necesitaba tomar la medicina que irritaba su garganta  porque, en verdad, sus cuerdas vocales estaban profundamente adoloridas e inflamadas y su voz era irreconocible sin ayuda externa.

No importaba. Su voluntad de seguir al lado de Coque estaba más fuerte que el primer día.

Había visto progresos en estos días y eso lo tenía contento y animado. El apetito de Coque había mejorado en forma evidente; su bandeja solo llevaba alimentos que le gustaban con la complicidad secreta de Carmen, la enfermera jefe, y Ray lo distraía hablándole de temas que le interesaban mientras lo dejaba que comiera sin apurarlo ni poner atención a la comida, como si no le importara que se alimentara o no… eso le daba libertad a Coque y normalmente terminaba comiéndose el plato completo, sin darse cuenta que lo había hecho mientras escuchaba y participaba en la conversación de Ray. Como consecuencia, su apariencia se estaba recuperando; la extrema palidez, poco a poco, era reemplazada por una aspecto más lozano, tenía más energía y posiblemente había recuperado uno o dos kilos.  Pasaba menos tiempo en la cama y accedía voluntariamente a acompañarlo a la sala de terapia física.

Daniel sentía cada progreso de Coque como un triunfo personal. Las pequeñas grietas que se habían hecho en su corazón cuando vio a Coque destrozado estaban sanando rápidamente.

Se colaba en el dormitorio de su paciente cada vez que podía y dentro, encontraba ahora a un chico que levantaba la cabeza para mirarlo y reconocer su presencia, aunque aun no le sonreía ni saludaba, pero Daniel sabía que Coque comenzaba a apreciar la compañía de Ray por la tranquilidad con que seguía respirando… ninguna alteración visible.

Primero fueron monosílabos con los que Coque respondía a su conversación.  Bastaba un “si” o un “no” para saber que avanzaban a pasos de gigante. El día que Ray habló de música fue el primer día que Coque le dijo una frase completa para defender su estilo musical favorito que sonaba en el stereo.  Daniel estaba tan emocionado que fue un verdadero esfuerzo no abalanzarse sobre su pecoso para comérselo a besos. Quizás eso era lo peor de toda esta situación; estar constantemente reprimiendo sus deseos de tocarlo, abrazarlo y decirle palabras dulces que lo hicieran sentir amado.

Daniel pensaba mucho en lo que quería lograr cada día con Coque; cuando lo planeado se hacía posible, su felicidad lo llenaba todo; cuando fracasaba, la tristeza llegaba a dejarlo bañado en lagrimas. Cada noche al volver a la soledad del lugar alquilado tomaba el teléfono y llamaba a la única persona con quien se sentía capaz de abrir su mente y corazón y le relataba los progresos o fracasos del día. Compartir lo vivido con Coque durante el día con alguien más estaba resultando ser su propia terapia de ayuda. Miguel esperaba la llamada cada noche y le dedicaba todo el tiempo que Daniel necesitara. La amistad crecía fuerte entre los dos. Hablar con alguien que hubiera experimentado algo parecido a lo de Coque ayudaba mucho a Daniel. Escuchaba atento y agradecía los consejos de Miguel o el simple hecho de ser escuchado.

El propósito para el día de hoy era arriesgado pero era uno de los pasos que el médico había sugerido. Lograr que Coque comenzara a abrir una ventana hacia su interior y hablara algo de su vida personal era un gran desafío. Incluso se negaba a hacerlo con el médico; cada pregunta personal que el médico le hacía a Coque era respondida con ostracismo y un completo cierre de comunicaciones; Coque se retraía en su cuerpo y en su mente y se refugiaba en el silencio.

Estaban en los sillones del dormitorio mirando hacía el jardín. Ray se había inventado una familia con muchos personajes curiosos a los que les atribuía complicadas relaciones familiares que le relataba a su paciente para entretenerlo. Comenzó de a poco a hablar de sus parientes ficticios… cuando se dio cuenta que Coque enganchaba con las historias se refirió a su “prima” y sus difíciles relaciones amorosas. Fue entonces cuando Ray se atrevió a preguntar

– Y usted ¿Tiene alguien especial en su vida?-

Un velo oscuro paso por sobre los ojos de Coque y su expresión, hasta ese momento tranquila, se volvió sombría y pensativa… como si su mente hubiera escapado hacia un recuerdo triste. El cambio fue muy notorio.

– Discúlpeme – se apresuró Ray a decir, deseando borrar el negativo efecto de su pregunta – No tiene que responderme

– No… no sé – escuchó que Coque murmuraba bajito mirando al suelo y pareciendo más niño que nunca.

Daniel permaneció inmóvil reteniendo el aire en sus pulmones… quería que Coque siguiera hablando, deseaba escucharle decir que si tenía un novio al que echaba de menos… quería de todo corazón que Coque reconociera su existencia y admitiera amarlo y extrañarlo…

– ¿No sabe? – repitió alentándolo con la mirada para que siguiera hablando

Coque se había quedado hipnotizado mirando el piso…

– Había… quiero decir… antes tenía una… persona especial- no levantó la vista en ningún momento

– ¿Y qué pasó con esa persona? –

Se daba cuenta de lo mucho que le costaba a Coque recordarlo… el dolor era visible en su rostro… pero Daniel estaba desesperado por saber.

– Nada… no se…- un largo y doloroso suspiro en el que Coque dejaba escapar su energía- no sé nada de él – ni siquiera se dio cuenta que reconocía a un hombre como pareja

Daniel apretó sus manos detrás de la espalda hasta que el dolor le hizo soltarlas… respiro tratando de calmar las voces que gritaban en su interior…  “Pero si no me dejan verte!!!Ni siquiera sabes que nadie puede visitarte, verdad?… Estoy aquí amor… estoy contigo!!!!”

– Tal vez está muy preocupado por usted

Coque negó con la cabeza moviéndola lentamente

– O tal vez no quiere verme más después de lo que…

Coque había retrocedido en el asiento y su aspecto encorvado y débil recordaba al chico herido de hacía unos días atrás, sus ojos tenían tristeza infinita

– No lo culpo…- el pequeño nivel de contención de Coque se rompía y a medida que se enroscaba más en sí mismo las lágrimas caían de sus ojos.

Fue entonces cuando Daniel no aguanto más. Su corazón estaba llorando las mismas lágrimas de Coque. Se abalanzó sobre él estrujándolo en un abrazo tembloroso… se emocionó al tenerlo tan cerca como antes, sentir su debilidad y respirar su olor… estaba tan frágil que si lo apretaba demasiado lo rompería…  quería inyectarle vida… energía… quería gritarle que jamás lo dejaría, que estaba y siempre estaría con él.

Coque se dejó abrazar sin moverse.

– Estoy seguro de que ha preguntado por usted muchas veces

Daniel le habló muy suavemente acunándolo en sus brazos y moviendo su mano a lo largo de la delgada espalda en un gesto de cariño largamente anhelado. Lo mecía con dulzura y se enternecía al tenerlo tan cerca nuevamente… sonreía y lloraba al mismo tiempo.

Coque lo escuchó pero sus lágrimas no se detuvieron

– No quiere saber de mi…

– Pero… nadie puede visitarlo – afirmó Ray, rotundo.

Coque levantó la cabeza para mirarlo con ojos interrogativos

– ¿Cómo? – preguntó pestañeando seguido

– Tiene prohibidas las visitas. Solo su hermana puede verlo

El llanto se detuvo en los ojos de Coque. La respiración se le aceleró pero aún así su expresión era de dolor…

– ¿Quiere que averigüe si ha llamado para saber de usted? ¿Cómo se llama?-ofreció Ray

Coque lo miró con los ojos muy abiertos y el temor plantado en el rostro… ¿y qué pasaría si Daniel nunca hubiera llamado?... o peor aún… ¿si hubiera llamado preguntando por él?…

– Deme su nombre – exigió Ray impaciente

– Daniel – murmuró casi inaudible en un gemido

– Vuelvo de inmediato

Ray abandonó la habitación y corrió hacia la estación de enfermería. Tomó el libreto donde se apuntaban las llamadas de los parientes y amigos y comenzó a llenar hoja tras hojas. Usó lápices diferentes y procuró cambiar la letra…

– ¿Qué haces?

Gracias a Dios era Carmen

– Está triste por su novio…

– Ooohh… pero él no ha llamado. Qué pena

– No entiendes. El está pendiente de todo lo que sucede con Coque

Carmen lo miró confundida pensando que no era bueno mentir al paciente y permitir queRay le mostrara registros falsos

– Ray. No puedo permitir que lo engañes – era más bien un ruego que una orden

– Carmen ¿Has visto como mejora cada día desde que estoy con él?

– Si… pero

– Confía en mí, por favor.

– Ray…

– Por favor – suplicó Daniel sujetando las notas en su mano

Carmen suspiró vencida y asintió con la cabeza. Daniel le besó la mejilla

– Te juro que sé lo que hago. Conozco bien a su novio.

Corrió de vuelta al dormitorio. Se detuvo para calmarse antes de entrar aparentando indiferencia

– ¿Daniel dijo?… estos son mensajes de él…

Ray levantó la mano victorioso, sosteniendo un montón de papelitos que dejó a su lado.

Coque los miró como si quemaran…

Daniel…

Había rehuido pensar en él… evitaba su recuerdo porque resultaba demasiado doloroso. Sin embargo Ray le traía la evidencia de que Daniel estaba bien, vivo y pensando en él… Esto era inesperado y  maravilloso… aterradoramente maravilloso…

Cerró los ojos, húmedos de emoción, y apretó fuerte los labios por donde intentaban escapar numerosos suspiros…

Daniel se preocupaba de él…

Daniel no se había dado por vencido ni lo había abandonado como creía…

Tocó los papeles con cuidado…

Daniel observaba desde el otro extremo del cuarto. Se había alejado sabiendo que no podría disimular su emoción frente a Coque… había encontrado la forma de hacerle saber que lo quería y pensaba en él… mantendría vivo su amor aun a costa de María y de todo el daño que le habían causado a su pecoso.

Daniel sonrió emocionado cuando Coque finalmente apretó los papeles entre sus dedos dejando correr las lágrimas por su precioso rostro lleno de pecas…

“Voy a besar una por una todas tus pecas cuando esta pesadilla termine… te lo prometo, Coque

 

El horario de Ray casi terminaba cuando fue llamado a la oficina del médico director.

– Buenas tardes, Daniel

El cambio de disposición del doctor era notorio. Se puso de pie para estrecharle la mano y le indicó un asiento.

–     Lo llamé para… bien… debo reconocer que ha hecho una gran labor con el paciente.

Daniel no esperaba un comentario halagador así es que su sonrisa brotó genuina y reconfortante

– Coque ha comenzado a hablar. El cambio es importante y creo que se debe a..bien.. a.. usted

– No quiero sonar majadero señor, pero yo lo conozco mejor que nadie y sé lo que necesita- el cambio de actitud del médico fomentaba el cambio en Daniel. Volvía a ser el chico siempre respetuoso y agradable con la gente.

– Si. Ya lo he entendido. Trabajaremos juntos de ahora en adelante, si está de acuerdo.

-. Claro que si!

Limaron asperezas y se pusieron de cabeza a conversar sobre la mejor forma de continuar la terapia en conjunto.

Cuando la pequeña reunión terminaba y Daniel se retiraba, el médico informó de forma casual

-. He tenido que avisarle a su hermana de esta mejoría. Ella vendrá mañana a visitarlo

Maria!!!…  las alarmas sonaron fuerte en la cabeza de Daniel… tendría que estar preparado para enfrentar a María.

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