CAPITULO 37
David y Antonio.
David se sentía extraño preparándose para un cita con Antonio… ¿debería cambiar su estilo habitual de ropa por algo menos formal?… ¿parecer más… amigable, tal vez?… menos formal, menos elegante… más casual… diablos!!!, No. Él no era amigable ni dulce ni suave ni femenino ni amanerado… y no pensaba cambiar por agradarlo. Si quería una cita con él, pues que lo aguantara tal como él era. Caminaba por el dormitorio y no dejaba de mirarse frente al espejo. Estaba nervioso… no sabía que esperar… siempre había estado del otro lado… era extraño sentirse cortejado y en el rol cambiado… pero a la vez tenía mucho de novedoso y excitante. Estaba muy asustado… a decir verdad… estaba un poco aterrado.
Había pasado el resto de la noche anterior y casi todo el día siguiente, pensando en lo que había sucedido.
David, desde que podía recordar, había asumido el papel de dominante y protector, de manejar las situaciones e imponer el orden y la razón… lo necesitaba, fue una de las armas que encontró para poder salir adelante y alejarse del mundo de la pobreza y tristeza en el que vivía su familia. No había tenido muchas parejas en su vida… solo un largo y equivocado sentimiento por Emilio y luego Danny… el resto solo habían sido relaciones pasajeras en las que siempre jugó el rol de activo. Eso lo ayudó a salir adelante… se había acostumbrado a tener todo bajo control. Desde adolescente había aceptado ese rol… ahora se preguntaba si en realidad era el que le correspondía. Su actitud frente a lo sucedido la noche anterior, en que Antonio había tomado completamente el control y lo había sometido a su soberano capricho, lo desconcertaba totalmente y le hacía dudar… le había gustado mucho… olvidarse, entregarse… solo sentir tan fuerte… fue muy agradable dejarse guiar y aceptar lo que él proponía… solo tenía que cerrar los ojos y dejarse llevar… sin pensar, sin preguntarse, sin necesidad alguna de tener que justificarse ni siquiera ante él mismo, en el espejo… Cielos! Había sido maravilloso poder hacerlo pero a la vez era aterrador. Eso significaba entregar muchísimo poder y control a Antonio… ¿sabría él lo que estaba haciendo?… alguno de los dos tenía siquiera una idea de en qué se estaban metiendo?… era mucho dominio, mucho control… entendería Antonio plenamente lo que él necesitaba?? Era el indicado para entregárselo??? Podía confiar en él?… Diablos! Ni siquiera sabía él mismo que era lo que quería y necesitaba ahora… hoy no era el mismo de ayer… lo pensaba y analizaba desde todos los puntos de vista posibles pero no lograba llegar a ninguna respuesta… no sabía que es lo que había entre ellos, aparte de una poderosa atracción física y un entendimiento sexual que funcionaba maravillosamente bien… prueba de ello era el dolor que sentía en la parte baja de su espalda y la permanente sonrisa estúpida en su cara, durante todo el día… no podía saber… estaba seguro de que Antonio tampoco entendía lo que les estaba pasando… pero de algo si tenía certeza total… lo quería nuevamente, quería más de lo de anoche.
Antonio estaba alegre. Tarareaba una canción mientras se arreglaba para su cita. Recordaba al rubiecito… su cuerpo contra la pared, sus gemidos cada vez que lo embestía… su cara, mezcla de placer y dolor… ah diablos! Tenía que cambiar el hilo de sus pensamientos o no iban a alcanzar a cenar antes de volver a hacérselo… lo deseaba, lo había pensado todo el día… y se calentaba de solo imaginarlo… quería verlo ya mismo, besarlo, tocarlo… hacerlo gemir nuevamente… no sabía qué era lo que David despertaba en él, solo sabía que no podía quitárselo de la cabeza y que estaba embriagado de la sensación de vitalidad y energía… de sentirse vivo y encantado con la vida.
Llegó a la dirección que David le indicara. Se detuvo un momento frente a la puerta del departamento y tomo aire tranquilizándose, chequeo que su ropa estuviera bien… no sabía porque pero era importante verse bien… David siempre estaba perfecto y él no quería ser menos… Diablos! Tal vez necesitaba ropa nueva… siempre decía que compraría y luego nunca se hacía el tiempo. Golpeó y espero. David abrió unos segundos después. Perfecto, como siempre. Se miraban sin saber bien que hacer. Tontamente, David sintió como el calor subía a sus mejillas. Se enojó mucho consigo mismo por reaccionar así y ocultó su rostro mirando hacia otro lado.
-. ¿Estás listo?- preguntó Antonio
Asintió y comenzaron a caminar juntos dejando el edificio. Subieron al auto. No era necesario preguntar dónde iban. Si había algo que Antonio sabía de David, era que tendría que darle solo lo mejor; el rubiecito era exigente, conocedor y amaba el lujo. Nada de lugares pequeños o discretos, nada íntimo ni secreto. Ya sabía que con él, eso no iba a funcionar. Antonio sonrió mientras lo pensaba… a él siempre le había gustado lo reservado y poco llamativo, nunca quería atraer atención hacia su persona puesto que nadie conocía su condición… pero David?… era demasiado vistoso y provocativo por sí solo… tan rubio y elegante y … mierda!! Qué hacia pensando tanto y dándole tantas vueltas??… ¿Desesperándose por agradarlo? ¿solo quería follárselo, verdad?.. oh si… quería volver a tenerlo una y otra vez… conocer su cuerpo al dedillo, pasar sus manos por toda esa piel que había visto anoche pero no había tenido tiempo de disfrutar como se merecía… quería follárselo duro y que enloquecieran juntos, como la noche anterior…. escuchar sus gemidos ahogados, sentirlo… lo quería no una, sino cientos… miles de veces nuevamente… hasta conocerlo de memoria… Dios! Esto no estaba bien… David lo tenía loco… ¿Se daba cuenta de lo que le hacía?
En el restaurant, fueron recibidos por el maitre y escoltados hasta la mejor mesa, que Antonio había reservado con tiempo. Un lugar hermoso, elegante, de mucha clase. La cena, las bebidas, la atención y el ambiente eran de lo mejor. De lejos, parecían dos antiguos amigos conversando y riendo tranquilos… de cerca… se sentía la atracción y el deseo como una corriente entre ellos
David se sentía muy a gusto y sonreía, alegre. Le gustaba todo el lujo y la atención. Se sentía intrigado por el personaje que tenia frente a él. Apenas lo conocía, nunca habían hablado mucho, sin embargo, había follado con él como si fueran animales primitivos y le había entregado algo que nadie más había conquistado. Ya sabía que era de cuidado y que no se jugaba con él.
-. Háblame de ti- le pidió a Antonio. Quería conocerlo más.
Antonio lo miró ladeando la cabeza… David lo tenía cautivado. Comía con elegancia, se movía de una forma que le encantaba… se quitaba el mechón rubio de los ojos de una manera especial… quería quitárselo él… cuando lo tuviera desnudo bajo su cuerpo… quería tenerlo sudado y excitado, gimiendo y suplicándole… no supo como comenzó a hablar de su vida… perdido en los ojos grises que lo miraban con interés y en las imágenes que su mente fabricaba… habló de todo… lo que nunca antes le había contado a nadie más terminó contándoselo a David aquella misma noche mientras bebían un delicioso vino y comían una cena de lujo… abrió las puertas de su corazón y su mente sabiendo que el hombre que tenía frente a él podía entenderlo sin dar explicaciones… era su igual… era un compañero… no era alguien a quien cuidar y proteger, sino alguien con quien compartirlo todo en un mismo nivel. Hacía muchos años que no se sentía así de cómodo hablando sobre si mismo
David entendía perfectamente, asentía, preguntaba, comentaba en forma inteligente. Le sorprendía la forma en que Antonio manejaba sus negocios y el celo exagerado con el que defendía su intimidad
-. ¿Por qué tanto odio con los periodistas?… eres un personaje público?
Quizás en cualquier otra ocasión, Antonio se habría molestado con esa pregunta, todos sabían de su molestia con las fotografías y las menciones en los periódicos, pero viniendo de David y preguntada con tanta tranquilidad, le pareció aceptable y hasta le gustó que estuviera interesado en su vida.
-. No me gusta que me persigan y me fotografíen… siempre quieren saberlo todo
David lo miró intrigado
-. Pero ¿te das cuenta de la ventaja que eso puede significar para tus negocios?
Antonio lo miró en silencio…. Ventaja?… de qué hablaba el rubiecito?
-. ¿Qué quieres decir?
David se echó para atrás en la silla… Antonio tenía un arma poderosa y no sabía usarla. Le agradó saberlo y explicárselo.
-. Publicidad… es un arma que vende mucho… tu imagen y tus empresas conocida por todo el mundo… venderías más que toda tu competencia
-. Pero… eso suena a espectáculo.. a que no te tomen en serio… es farándula
-. No lo es si sabes usarlo a tu favor
– Explícame, rubiecito- se acercó a él por encima de la mesa, hablándole claramente intrigado y sorprendido… mierda! este rubio se volvía mejor a cada instante
David se acercó a él por sobre la mesa también… sus rostros muy cerca…
-. Si vuelves a llamarme “rubiecito” puedes ir olvidándote de tocarme esta noche- le habló lento y lo miró de frente, sin dobleces ni juegos escondidos… ambos lo querían, ambos lo sabían, pero David estaba harto de escuchar que lo llamaba así.
Antonio se perdió en los ojos grises que lo miraban amenazante… seguían frente a frente, tan cerca, podía olerlo… casi sentía su calor… quería besarlo y que lo besara de vuelta como solo él sabía hacerlo… quería tirarlo al suelo aquí mismo delante de todos y volver a poseerlo… tenía demasiado de salvaje y de animal lo que sentía por él
-. Te voy a tocar igual… me tienes loco, David- la confesión nació del fondo de su alma… como todo lo que había dicho esa noche
David sintió un escalofrío al escucharlo hablar… llamarlo por su nombre, quizás por primera vez… David se derretía frente a Antonio y entendía claramente lo que él le hacía… no podía manejar sus sentimientos ni sensaciones… se le hacía agua la boca por el hombre frente a él… se le notó en los ojos, en la piel que se erizaba entera aun sin ser tocada… solo con su voz y sus palabras. Antonio se dio cuenta. Sintió prisa por estar a solas con él.
-. Vamos- sacó unos cuantos billetes grandes de su bolsillo y los dejó sobre la mesa. De pie, esperó a que el rubio caminara delante de él. Subieron al vehículo. Volvieron a bajar frente al lujoso hotel en que Antonio se hospedaba.
-. ¿Tu hotel?- preguntó mientras descendía del auto, extrañado de que lo hubiera traído aquí. En esta ciudad era como llevarlo a su propia casa
-. ¿Te conformaría con otra cosa?- preguntó entregando las llaves al chico del hotel que corrió a recibirlas… lo miró esperando la respuesta. David lo meditó un instante…
-. No, en realidad no. Si me quieres, te va a costar caro- caminó raudo frente a él entrando al hotel y dirigiéndose a la suite
Antonio no respondió… lo miró avanzar… en su interior pensó que el rubiecito lo valía… le iba a dar todo el lujo que deseara solo por verlo feliz… ya no se aguantaba… esperaba que no hubiera cámaras en el ascensor.
La suerte no estaba de su lado. Las había. David siguió la mirada de Antonio fija en las cámaras de seguridad… sonrió. Entendía. Él sentía el mismo apuro
-. ¿Por qué nunca lo has hecho público?
-. ¿Qué cosa?
Estaba distraído… malditas cámaras… quería agarrarlo del culo… besarlo hasta que le doliera.
-. Eres homosexual
David pronunció las palabras en forma dura captando toda la atención de Antonio
-. No es algo que quiero divulgar. Prefiero mantenerlo en secreto
– ¿Te avergüenza?
Cada segundo estaba más interesado
-. Supongo que si… me mirarían extraño
Salían del ascensor. Buscaba la tarjeta para abrir su habitación. David lo tomó del brazo, deteniéndolo.
-. No te das cuenta, ¿verdad?
-. ¿De qué?
– Del dinero y el poder que tienes, la fama y todo eso…
-. ¿Qué tiene que ver?
David rió… para ser tan millonario e inteligente, en algunas cosas Antonio era como un niño
-. Puedes ser y hacer lo que quieras. Eres de los pocos afortunados que no necesita de la aprobación de nadie, ¿lo sabías?
David le quitó la tarjeta de las manos y entró a la suite… era un amante del lujo y la comodidad… la habitación simplemente lo deslumbró. Abrió los ojos muy grandes y comenzó a caminar despacio, tocando y admirando…
Antonio se quedó pegado en la puerta unos minutos… ¿Ser y hacer lo que quisiera?… bueno… hacía mucho tiempo que sabía que no necesitaba la aprobación de los demás… sus negocios marchaban cada vez mejor… Siguió a David dentro de la habitación. Era genial estar con alguien que lo hiciera pensar y replantearse algunas cosas… ¿qué podía ver David que a él se le pasaba por alto?… lo encontró en el bar de su suite…
-. No está mal el lugarcito este…- dijo notoriamente impresionado
Antonio sonrió,.. le daba mucho gusto agradarlo e impresionarlo. Pensó en su casa de campo… a David le encantaría. Se acercó hasta abrazarlo, lo empujó despacio nuevamente contra la pared, inmovilizándolo… le buscó la boca
-. Dame uno de esos que tú sabes – pidió.
David lo complació… lo besó con fervor… se moría de ganas de hacerlo desde hacía rato
-. ¿Por qué siempre me tienes así?- preguntó mirando sus brazos y su cuerpo atrapados
-. Me gusta dominarte… hacer contigo lo que quiera… ¿te molesta?
La respuesta de Antonio lo encendió… si lo hubiera dicho otra persona, lo habría golpeado y mandado a la mierda… pero Antonio… tenía esa capacidad de excitarlo con sus verdades y su sinceridad
-. Depende de lo que quieras hacer…
Dejó sus brazos tranquilos… mentía… no dependía de nada… ya no le interesaba moverlos… quería lo que Antonio quisiera hacer con él… fuera lo que fuera…
-. ¿Quieres que te lo diga?- le preguntó al oído… muy bajito… lamía despacio el lóbulo de su oreja… David reaccionaba… Antonio continuó chupando y tironeando suavemente con sus dientes… su aliento dentro de la oreja…
Dios!! Si, quería escuchar y que le dijera todo lo que pensaba hacerle…
-. Dímelo…
David sabía se estaba comportando diferente a quien era… se estaba confundiendo… ya no era el dominante… no al menos en este plano… No podía con Antonio… pero le gustaba ser como estaba siendo… le producía escalofríos y temblor… ansiedad, adrenalina… calor… su cuerpo actuaba por cuenta propia… quería dejarse llevar… era delicioso sentirse deseado de esta manera tan intensa…
-. Voy a desnudarte despacio… esta vez voy a saborear todo tu cuerpo… voy a besarte y chuparte en cada rincón… te voy a enloquecer… te voy a morder y marcar para que no te olvides de mi… – le hablaba lento y profundo… salpicado de besos y lamidas, sus manos lo apresaban y acariciaban- luego, muy lentamente voy a ponerte en cuatro patas y a comerme tu culo… voy a meter mi polla dentro de ti… y…
David se movió liberándose de golpe, buscándolo… lo necesitaba… sentía el calor demasiado intenso por todo su cuerpo… escucharlo era hipnótico… ¿Qué mierda le hacía este hombre?… necesitaba que comenzara ya…
-. Déjate de amenaza y hazlo de una vez…- murmuró justo antes de volver a besarlo… su lengua se mezclaba con su saliva, jadeos acelerados… todo era caliente y mojado… … aferrados el uno al otro…
Antonio cumplió su palabra… le quitó la ropa despacio, entre beso y beso… David se dejaba hacer y cooperaba para facilitarlo… lo dejó desnudo en la cama… Cielos!… como era de hermoso este hombre… le encantaba todo lo que veía… lo iba a saborear muy despacio y entero… quería aprenderse el sabor de su piel… Antonio apenas se quitó la chaqueta y desabotonó su camisa… le quitó las manos cuando David quiso desvestirlo, quería tenerlo desnudo y dejarlo vulnerable. Se excitaba al sentir la diferencia. Así, comenzó despacio a besarlo en todas partes… pasaba despacio su lengua y lamía la piel… le gustaba… era un placer tocarlo… se detenía a observarlo… fascinado con sus gemidos y reacciones… le susurraba suavemente palabras de admiración que nunca antes pensó que podría decir… pero David despertaba cosas diferentes en él… mordió su hombro y la parte baja de sus costillas hasta dejarle una marca… David aguantó… quería esa marca. Luego, en el lado contrario de su cuerpo, Antonio dejó un chupón en su cadera… David era un muñeco entre sus manos, se deshacía como cera derretida… Antonio sabía donde tocar y de qué forma hacerlo para que el rubio dejara de pensar y se abandonara totalmente… De pronto David ya no aguantó más. Quería tocar a Antonio, necesitaba sentir el calor de su piel… esta vez los manotazos de Antonio no lo ahuyentaron… lo miró fijamente… Antonio cedió y se dejó desvestir… desnudo también, se tocaban con lentitud sobre la cama… conociéndose y encantándose… había algo de magia en los dos cuerpos que se miraban y acariciaban por primera vez… la violencia del día anterior se fue apoderando de ellos de a poco… la intensidad de las caricias fue subiendo y pronto estaban buscándose con desesperación. Antonio giró a David sobre la cama y tiró de sus caderas hasta subirlas.
-. En cuatro patas, te lo dije- su voz era ronca y profunda
David se quedó cómo Antonio lo quería… era primera vez que estaba en esa posición… vulnerable y expuesto… tremendamente excitado… lo sintió en su culo, besaba, lamía y mordía… suave, brusco… delicado… caliente… ansioso… sujetaba sus piernas separándolas… sostenía sus testículos… le hacía sentir cosas que nunca antes había pensado iba a sentir alguna vez… mierda!!… era bueno y excitante… David gemía… sentía que perdía el control nuevamente…
-. Eso es rubiecito… gime más fuerte.. me gusta escucharte
-. No me… llames… rubiecito…- pidió apenas, con voz ahogada
Antonio detuvo lo que estaba haciendo. Lo giró bruscamente y de pronto era David quien estaba abajo y Antonio en cuatro patas sobre él… lo miraba a los ojos muy de cerca
-. Dejemos algo claro – Antonio le habló muy golpeado- en la cama eres mi rubiecito, te guste o no. Fuera de aquí, no volveré a llamarte así… pero aquí…- se aferró a su pene, ejerciendo cierta presión, David gimió… le gustaba esa brusquedad y la forma en que lo dominaba-aquí, cuando te tengo así, eres mi rubiecito, ¿entendido?
David no supo que hacía… solo asintió con la cabeza… respiraba muy rápido. Ya estaba advertido… sería el rubiecito en la cama… de pronto, ya comenzaba a gustarle el nombre.
-. Rubiecito – Antonio lo miraba y ahora sonreía – vuelve a ponerte como estabas y no vuelvas a interrumpirme. Tengo un trabajo importante allí atrás
No lo pensó… le gustaba, lo quería… obedeció de inmediato, loco de impaciencia por dejar que siguiera con su trabajo importante.
Antonio de pie al final de la cama movía sus caderas y embestía bruscamente sujetando al rubio firmemente de las caderas… no podía controlar la excitación tan grande que sentía ni las exclamaciones de placer que salían de su garganta… si, si, lo enloquecía, el cuerpo del rubio era perfecto para el suyo… David tenía el poder en sus manos para transportarlo al mundo de un placer maravilloso… tenía la llave y la clave… mierda! cómo lo hacía este rubiecito para encenderlo y tenerlo así…?
David en cuatro patas se dejaba embestir… dolía… el miembro de Antonio en su cuerpo se sentía grande e imponente… se abría camino dentro de él a como diera lugar y él estaba comenzando a aprender a recibirlo… le gustaba… dolía, pero era mayor el placer que le provocaba… su propio pene, duro y tan caliente, reaccionaba como loco y era capaz de correrse apenas era tocado… totalmente bajo el hechizo de ese hombre que hacía y deshacía con su cuerpo y sus emociones… gemía… de pronto se dio cuenta que estaba gimiendo el nombre de Antonio y pidiéndole más… se desconocía… Antonio tenía todo el poder en sus manos para dibujar con él a su gusto.
Explotaban envueltos en una nube de intenso placer… se quedaban muy juntos respirando agitados hasta controlarse… se miraban y sonreían… desconocían esta faceta de ambos… todo era nuevo… se sentían tan a gusto en compañía del otro… fascinados con lo que el otro les hacía sentir y cada uno convencido de que el otro poseía la clave para desatar algo mágico en ellos mismos.
CAPITULO FINAL
DAVID
David abrió la puerta, entró cerrando tras él. Sus ojos grises recorrieron la oficina, admirando en silencio. Si… era perfecto. Le gustaba mucho el resultado de la nueva decoración… más acorde con la personalidad de su… (sonrió con los ojos brillantes al recordarlo)… la personalidad de su novio, desde hacía ya casi de dos años. David creía que lo eran desde la primera vez que estuvieron juntos. Nunca lo hablaron, nunca se dijeron que seguirían saliendo o le buscaron nombre a lo que había entre ellos, simplemente dejaron que las cosas ocurrieran a su propio ritmo… sin forzarlo… pero ambos supieron, desde el comienzo, que lo que tenían era demasiado fuerte e intenso para dejarlo pasar como si fuera solo una relación casual.
Luego de aquella primera cita ambos tuvieron la certeza de que querían más.
David siguió con su trabajo en el club, pretendiendo que la vida no había dado un tremendo vuelco. Trabajaba como siempre y todo parecía igual… por fuera. Por dentro… ni siquiera sabía que nombre ponerle a lo que Antonio le había hecho… todo, absolutamente todo era su culpa… le había trastocado la vida… lo había hecho sentir tan feliz que tenía miedo de no volver a experimentar nunca más lo que le había dado ese maldito huaso… temblaba al recordar… lo que había hecho con él no tenía nombre… su cuerpo respondía de maneras insospechadas al cuerpo de Antonio… se había entregado con los ojos cerrados y las manos vendadas… y quería más. No se lo pidió. No le dijo nada. Solo se despidieron cuando esa cita terminó y cada uno partió a lo suyo al día siguiente, sin un compromiso de volver a verse o de una futura cita… Excepto que… no podía dejar de pensar en él. Cada noche miraba la puerta del club esperando verlo. Mierda!! era desesperante… angustiante no saber si volvería o no.
Hasta un par de días después en que lo vio aparecer tan tranquilo, como si nada le preocupara en el mundo. Sus miradas se encontraron rápidamente… ambos se buscaban… quedaron inmóviles… anclados mirándose. Sonrieron apenas desde la distancia. Solo eso fue suficiente. David suspiró tranquilo, sus hombros se relajaron y supo que había vuelto por él.
Antonio siguió volviendo cada vez más seguido al club. El rubiecito se le había metido en los ojos, en la mente y en el cuerpo… lo extrañaba y se sentía inquieto cuando pasaba muchos días sin verlo. No se preguntó qué es lo que sentía ni qué es lo que quería de esta situación… solamente volvía una y otra vez sin darse cuenta de cómo se estaba involucrando demasiado en lo que él creía era una relación pasajera de sexo… el mejor sexo de su vida.
Al principio no se hablaban dentro del club sino que se esperaban y encontraban fuera. No sabían porque… quizás por Danny… era extraño… ahora ambos lo recordaban, hablaban de él y sonreían con ternura… era tan niño, tan demasiado dulce… ¿cómo pudieron pensar en él como pareja?… ¿Cómo Danny podía darles la brutalidad animal que había entre ellos y que los volvía locos?… nadie, ninguna otra persona era capaz de provocarles lo que entre ellos se provocaban y que disfrutaban muy intensamente.
Poco a poco la gente se fue dando cuenta de la presencia de Antonio cada vez más a menudo en el Club hasta que alguien los vio irse juntos una noche… y la voz se corrió con celeridad. Ya todos murmuraban y se preguntaban que había de cierto en el rumor. Antonio fue el primero en darse cuenta… pero no le importó tanto mientras se mantuviera entre las paredes del club. A David si le importaba y le preocupaba. Su condición había cambiado. Era la pareja de Antonio ahora y lo verían de forma diferente. No estaba seguro de lo que eso le causaba… Seguía pidiéndole a Antonio mantenerlo en secreto. Llevaban meses saliendo juntos y aún no se decidía a dejar que Antonio lo tocara o besara delante de alguien más.
Pero una noche, el dominante huaso se dio cuenta que se había vuelto muy posesivo con David y se cansó de ocultarlo. Entró al club como cada noche. Se sentó en su mesa habitual. Emilio, Lucas y algunos otros invitados lo acompañaban y todos estaban pasando un buen momento. David se acercó a la mesa en su rol de anfitrión, cuidando de no pararse cerca de Antonio.
-.¿Todo bien?
La mano de David se posó descuidadamente en el hombro de Emilio, cerca de su cuello… era su amigo… su hermano. Pero a Antonio le molestó ese gesto tan tonto. Sabía que David había estado enamorado de Emilio durante mucho tiempo, él mismo se lo había confesado… ver la familiaridad entre ellos le hizo calentar la sangre. Diablos!!… estaba celoso… no quería que el rubiecito tocara a nadie más de esa manera. Lo miró fijamente. David sintió la mirada y al verlo supo que había cometido un error… retiró su mano pero ya era tarde… de inmediato entendió lo que Antonio iba a hacer… quiso dar media vuelta y desaparecer pero su voz lo detuvo.
– David
Se puso de pie y esperó a que el rubio fuera hasta él.
Todos en la mesa quedaron en silencio. Habían escuchado los rumores… pero nadie tenía pruebas. Algo estaba pasando aquí.
David se detuvo casi en el aire. Había alcanzado a girar para alejarse. Transpiraba helado… lo iba a hacer… el muy bruto lo iba a hacer… respiró, reprimiendo las ganas de correr.
– Si?
Giro con la sonrisa congelada en su rostro… sus ojos ardían de rabia pidiéndole que se controlara
– Ven aquí
Ya conocía esa voz de mando… aparentemente tan suave y dulce pero Antonio la usaba con él solo cuando estaban en la intimidad… era la voz con la que lo manejaba y conseguía cualquier cosa de él… ¿cómo se atrevía a usarla aquí?… mierda… mierda!!!… lo miró unos segundos… dudando… luego sintió que todo el mundo los observaba. Sería peor desobedecerlo. Antonio lo traería a la fuerza. Sabía de lo que era capaz. Caminó hasta llegar a su lado. Antonio le sonrió complacido. Solo tenía ojos para él.
– Hola, mi rubio hermoso
Con una de sus manos lo tomó de la cabeza y la otra se adueñó de su espalda. Lo sujetaba con fuerzas. Le buscó la boca y se apoderó de ella. Ahí… delante de todo el mundo marcó su propiedad y dejó más que claro cuál era el status de su relación.
David primero sintió horror… enojo… pero a medida que el beso se alargaba, se fue relajando y dejándose conquistar… Diablos!!! … ya que mas daba… todos estaban mirándolos… que hiciera lo que quisiera con él… no tenía fuerza de voluntad cuando se trataba de Antonio. Alzo sus brazos cruzándolos detrás de su cuello y atrayéndolo para besarlo mejor.
Primero fue un silencio casi total en el club… luego los murmullos y gritos llenaron el ambiente.
– David???!!!
Emilio lo miraba con una gran sonrisa desde su lugar… Lucas a su lado no dejaba de reírse y dar gritos emocionados… más allá algunos clientes aplaudían y otros le hacían gestos de aprobación… el rubio de hielo se estaba derritiendo.
– Si.. si.. ya que mas da… este huaso bruto quiere conmigo- dijo David a modo de explicación para todos en la mesa. Estaba sonrojado.
– ¿Yo quiero contigo?… ¿no se te olvida algo?- no lo soltaba, lo mantenía sujeto y lo miraba esperando a que continuara hablando.
– Si, bueno… los dos queremos… y… bueno… es que…
– David y yo estamos saliendo desde hace un tiempo- declaró Antonio en voz alta mirándolo a los ojos-
David se quedó quieto. Por un instante no importó nada más que lo que acababa de ocurrir. Antonio, por primera vez, se atrevía a admitir, frente a un cierto público, su condición de gay… se emocionó. Lo hacía por él y para él. Antonio estaba comenzando a cambiar. Le sonrió dulcemente, como casi nunca lo hacía y se abrazó a él.
– Lo estas admitiendo- le dijo despacio en el oído sintiéndose orgulloso.
– No quiero que nadie crea que puede acercarse a ti- respondió Antonio. Pero no era solo eso. Era mucho más…
Las bromas y sonrisas duraron toda la noche. David se sorprendió de no sentirse molesto… tal vez algo avergonzado, pero finalmente alegre de que ya todo hubiera pasado y fueran libres de vivir su relación… o lo que fuera que tuvieran.
Danny se enteró al terminar su presentación. Escuchó el comentario cuando volvió a la sala de vestuario… todos estaban hablando de ello… ¿David y Antonio?… no… tenía que haber un error… ¿David y Antonio?!!! Pero no podía ser… ellos eran… Oh Dios!!! Se vistió a toda prisa y corrió como loco al salón. Se detuvo en la entrada para ubicarlos. Allí estaban. Sentados, muy cerca uno del otro. Antonio tenía su brazo sobre el hombro de David y lo atraía hacia él, posesivamente. David se dejaba abrazar… Danny miraba todo como si fuera una escena imaginaria… escapada de una loca fantasía… No pudo quedarse quieto y comenzó a acercarse a ellos, sin quitarles los ojos de encima.
– ¿Es verdad?- preguntó cuando estuvo al lado de ellos. Antonio y David saltaron al escucharlo… se pusieron de pie… los tres se miraban… raro… bizarro… muy extraño.
– Si Danny- esta vez fue David quien habló. Por unos segundos Danny no reaccionó ni dijo nada… solo los miraba.
El era tan feliz con Klaus… quería que todos fueran felices y en especial estos dos.
– Me alegro tanto por ustedes… es… es… no sé que es, pero es bueno.. muy bueno…- reía nervioso y los volvía a abrazar.
Al principio de su relación, primaba más que nada el sexo… fuerte, duro, violento y apasionado… pero en las horas que seguían al sexo, lentamente, se fueron vaciando el uno en el otro… se contaron sus vidas, conocieron sus miedos y virtudes, sus cualidades y defectos… comenzaron a sentir admiración por el otro y a desear su compañía… no se dieron ni cuenta en qué momento se convirtieron en amigos verdaderos.
Pasó más de un año para que David fuera el primero en entender que estaba absolutamente enamorado de Antonio. El sentimiento lo asustaba… sabía que el huaso tenía sentimientos por él también, pero no tenía ninguna certeza de que fuera lo mismo que él sentía. Calló sus sentimientos y los oculto de la mejor manera posible… se sentía algo tonto habiéndose enamorado tan descuidadamente y de alguien que siempre querría mantener la relación oculta… con quien posiblemente no tenía ningún futuro. Se preocupó si nuevamente había cometido el mismo error de enamorarse de una causa perdida. Pero era demasiado tarde… sus sentimientos por Antonio eran ya demasiado fuertes. Se armó de valor y disfrutó plenamente de cada encuentro semanal… con algo de temor a que fuera el último cada vez.
Antonio viajaba al menos un par de veces al año fuera del país por asuntos de negocios. No le gustaba hacerlo pero, simplemente no podía evitarlo. Estaba en Asia cuando se dio cuenta con toda claridad lo mucho que extrañaba a David… estúpidamente se preguntó por qué no lo había traído… a él le habría encantado, lo echaba de menos, quería su compañía… ¿por qué no lo invitó? ¿Por miedo al qué dirán?… diablos!! David tenía tanta razón, él no necesitaba la aprobación de nadie para estar con otro hombre… ¿Por qué entonces se seguía negando a aceptar todo esto plenamente?… el amor no era para jugar… amor?… había usado esa palabra?…. amor??… se dejó caer pesadamente en el delicado sillón de la habitación… pensando… entendiendo tan claro como el agua que eso era lo que sentía por el rubiecito… amor.. mierda!!! estaba enamorado… se cumplían casi dos años de su relación con él y solo ahora atinaba a entenderlo… ¿qué sentiría David?. No quiso esperar a volver para saberlo. Tomó el teléfono y lo llamó… eran 12 horas de diferencia… pero necesitaba escucharlo.
– Hola?…- David tenía voz de sueño… lo imaginó de mañana, aun en su cama después de acostarse tarde… con el pelo rubio despeinado y esos ojos soñadores de amanecida
– ¿Estás durmiendo desnudo?- no pudo evitar que su imaginación preguntara primero… lo escuchó reír suavemente
– Me llamas desde tan lejos para tener sexo telefónico?-
– No es mala idea… pero no te llamo por eso-
– ¿Qué quieres, entonces?-
– Saber cómo estás?-
David calló unos segundos… algo era extraño en esta conversación… nunca lo llamaba y mucho menos para preguntar algo tan banal
– Estoy bien- respondió con precaución – y tú?-
– Bien… aquí, en este país extraño, a medio mundo de distancia de ti y preguntándome… que estoy haciendo aquí, sin ti – lo dijo de manera casual pero su corazón latía desesperado… quería saber qué opinaba David… estaba confesándose.
David escuchó y sintió un nudo muy ciego cerrarse en su garganta… se llevó la mano a cubrir la boca para evitar gritar… Antonio lo echaba de menos… Antonio le estaba diciendo mucho más de lo que estaba escuchando. Se calmó con un suspiro profundo.
– Bueno… disfruta tu viaje… será el último que hagas sin mi- estaba cruzando una línea y lo sabía… calló esperando la respuesta.
Antonio apretó el teléfono… La felicidad de estar enamorado y ser correspondido lo envolvía de pie a cabeza.
– Será como tú digas de ahora en adelante, rubiecito– admitió su amor incondicional
Ambos sentían lo mismo… a miles de kilómetros de distancia, sentían igual.
– Vuelve pronto– promesa… deseo… ansiedad
– Me voy de vuelta hoy mismo– anticipación… compromiso y excitación.
Lo esperaba en el aeropuerto. No les importó que hubiera mucha gente. Solo importaban ellos dos. En un abrazo de largos minutos cerraron su compromiso.
No volvieron a separarse desde aquel día. Esa misma noche Antonio le pidió que vivieran juntos y fueran novios… lo quería en su vida, quería que trabajara con él y estuviera cerca suyo todo el día. David aceptó sin pensarlo demasiado. Quería ser feliz. Le explicó lo que significaba tenerlo de novio, era celoso, exigente, se metería en toda su vida, sería un verdadero dolor de cabeza… lo amenazaba con lo peor… Antonio reía y lo abrazaba… incontrolables sus ganas de poseerlo, besarlo y callarlo… lo quería todo con él… quería todas y cada una de las molestias y beneficios que David traería a su vida… El era luz, alegría, encanto y atracción, entusiasmo y locura… el le daba la vida que quería y esperaba con ansias que comenzara a intervenir en todo y pusiera su tranquilo mundo de cabeza.
EL PRESENTE.
David caminó dentro de la oficina de su novio… Antonio ya no se molestaba en ocultarlo ni siquiera a la prensa. Habían dejado de ser noticia muy rápidamente. David siempre tuvo razón… nunca fue importante mantener el secreto. No había afectado para nada sus negocios.
David revisaba los detalles de la nueva decoración. Quería una oficina perfecta para su novio… darle un gusto a quien le permitía, le consentía y le animaba todos sus caprichos… dos años después y Antonio seguía aceptándole todas sus locuras… como la de secuestrarlo de sus horas de trabajo y pasar la tarde comprándole un guardarropa nuevo o comprar pasajes para un exótico lugar de vacaciones, o cambiar la decoración de su oficina. En la única parte donde David no había hecho nunca cambios era en la casa de la hacienda… era demasiado hermosa y perfecta. Solo había agregado un closet más grande en su dormitorio… imposible guardar todo en uno tan pequeño. Le encantaba pasar los fines de semana y los días que podían escapar, en ese maravilloso campo… solos al fin… dedicarse el tiempo para ellos y no medir ni contenerse al momento de amarse… las paredes eran gruesas y el personal de confianza… no importaba el ruido ni los gritos ni los gemidos… solo importaba que volvían a enloquecer como animales primitivos… oh si… los días en la hacienda era especiales y memorables. Los esperaban con ansias.
Esas eran las cosas frívolas y banales de las que David se ocupaba y ya ni le preguntaba, sino que simplemente hacía y le encantaba poder hacerlas. Trabajaba con él desde hacía ya dos años encargándose de las relaciones públicas de las empresas y de cuanta cosa se le ocurriera… David era impredecible… se metía en todo lo que creía que podía mejorar y normalmente lo hacía… tenía muy buen ojo para detectar dónde las cosas podían cambiar para mejor. En este tiempo había adquirido suficiente poder como para que todos le temieran en las oficinas y sus órdenes fueran cumplidas con mayor rapidez que las de Antonio. Se paseaba por las oficinas sintiéndose el dueño. Todos sabían bien del temperamento del rubio y nadie quería enojarlo. A veces era una reunión de visitantes extranjeros en la que David era encantador, sobresalía y negociaba con ellos como si fuera el encargado, consiguiendo lo que parecía imposible… otras veces era algo tan simple como el envase de alguno de los productos que producía las empresas de Antonio… David entraba a su oficina y sostenía el envase delante de las narices de Antonio. El lo miraba con suspicacia… ya lo conocía… no se atrevía a desafiarlo porque sabía que David solo actuaba cuando estaba segurísimo de ganar.
– Dímelo de una vez. No soy capaz de ver que tiene.- Por mucho que lo mirara… seguía siendo un maldito envase.
Entonces David le daba una larga y razonable explicación sobre porqué un buen producto como este no se vendía bien… todo era culpa del diseño del envase.
Antonio sonreía… tenía un ejército de personas trabajando para él pero ninguno era capaz de ver lo que David detectaba… lo adoraba… muy rara vez con dulzura y ternura sino mas bien con fiereza y posesividad… adoraba al rubio con locura… le daba toda la libertad para que interviniera donde quisiera intervenir y no permitía que nada ni nadie lo detuviera. Le gustaba verlo hermoso… oliendo al perfume más caro mezclado con su piel, bien vestido y elegante… o mejor aún, completamente desnudo, en su oficina.
A veces, David entraba a tratar con él algún tema de negocios… Antonio se desviaba… ¿era la forma de moverse?… ¿o el gesto que hacía al quitarse el mechón?… ¿quizás ese pequeño detalle que hacía con la boca?… mierda! no sabía que era pero comenzaba a excitarse y a desearlo…
– Rubiecito…- pedía con voz ronca interrumpiéndolo… acercándose y estirando las manos para tocarlo…
David lo escuchaba y de pronto olvidaba de que estaba hablando… lo había llamado por su nombre especial… ya nada era tan urgente como escuchar que Antonio lo llamaba así… con esa voz y mirada lujuriosa… sabía exactamente que quería… solo bastaba ese nombre para que comenzara a sentir hormigueo en su zona íntima… su cuerpo se contraía y empezaba a prepararse… lo miraba con una sonrisa desafiante. Antonio cerraba la puerta de la oficina con llave.
– Quítate ese traje tan elegante, rubiecito, si no quieres que lo haga pedazos–
– No te atreverías– respondía comenzando a dudarlo… su Armani?… jamás!!
– Sabes que si lo haré…- amenazaba sonriendo arrogante y amenazantemente seguro.
Se quedaba reclinado sobre la puerta, esperando verlo obedecer.
David lo hacía con gracia… todos sus movimientos eran sensuales y hermosos… como toda su persona. Desnudo, magnífico… incitante… plantado firmemente frente a él… tenía un magnetismo especial que lo atraía irremediablemente.
Antonio sentía estrecho su pantalón… necesitaba más espacio para su miembro hinchado… comenzaba a besarlo, manoseando descaradamente todo su cuerpo desnudo, sintiendo como el suyo de afiebraba… sabiendo que David lo iba a enloquecer con sus besos en los siguientes minutos… a veces ni sabía lo que hacía mientras el rubio tomaba el control de los besos… era enloquecedor…
Contra el escritorio… David, afirmaba sus manos sobre la mesa… sus piernas firmemente plantadas en el suelo y su culo al aire… ofreciéndoselo a Antonio para que lo destrozara a su gusto. Los envolvía la pasión y el desenfreno…
Antonio de pie tras él, con los músculos tensos, comenzaba por besarlo, morderlo y dejarle las marcas que tanto le gustaban… el trasero de David era muy hermoso… le gustaba maltratarlo… hundir sus dedos en su ano… tentarlo y jugar con él… sabía que el cuerpo de David se volvía maleable entre sus manos… cuando ya no daba más lo embestía duramente, como les gustaba a los dos… entraba su pene de una sola vez, en un movimiento fuerte y continuo, sin detenerse… haciéndolo gemir fuerte y ahogar un grito… otras veces lo hacía tan lentamente que lo desesperaba y lo obligaba a suplicar…
– Rubiecito… tienes el culo más caliente que haya visto en mi vida… – sujetaba sus caderas y se hundía en él… “perfección” era la palabra que venía a su mente al pensarlo.
David respondía como un salvaje… sus movimientos y su forma de amarlo nunca eran tranquilas… se giraba y lo besaba… lo chupaba y mordía… se aferraba a él hasta sentir que ya nada más de Antonio podía entrar en él… completamente empapado de su ser… entonces suspiraba tranquilo… lo tenía todo… siempre estaban los dos llenos de pasión y calentura por el otro.
Se vestían con calma luego de usar la ducha de la oficina. Nadie los interrumpía cuando la puerta estaba cerrada. Antonio lo miraba y sonreía de felicidad genuina. David, aparte de ser su amante y su amor, era la mejor persona que tenía en su empresa. Era su complemento perfecto. Le gustaba mimarlo y consentirlo… David siempre le exigía solo lo mejor y él estaba más que feliz de poder dárselo, le gustaba que no se conformara con nada menos que lo máximo. Consentirlo era su placer secreto.
David le correspondía con todo el amor de su alma… de a poco… con una lentitud y una paciencia asombrosa, Antonio había ido penetrando el alma del rubio hasta cubrirla completamente y hacerse dueño de su vida, sus pensamientos y sus deseos. Le tuvo toda la paciencia del mundo y le aceptó, dichoso, todos y cada uno de sus caprichos y exigencias… incluso fue más lejos que él, al otorgarle poder para intervenir en sus negocios… lo hizo sentir amado, importante y necesario… le ganó el corazón y la mente. Ahora ya no sabía cómo vivir alejado de él. Se complementaban tan bien que era imposible pensarlos por separado a estas alturas.
Antonio le daba todo… los lujos que pensó que solo serían sueños, se volvían reales con él… se sentía completo, confiado y feliz como nunca antes y tenía la seguridad de que este amor era para siempre…
LUCAS
Vivir con Emilio era maravilloso… todavía no se acostumbraba a su nueva vida… cada día, cuando despertaba a su lado, volvía a sentirse emocionado, sonreía al recordar lo hermosa que era su vida ahora… se quedaba mirándolo hasta que lo veía moverse… lo besaba despacio, Sus manos lo buscaban para acariciarlo con delicadeza…
-. Buenos días mi amor-
Se sentía en el cielo desde que despertaba hasta que se dormía… nunca se había sentido tan bien ni la vida había sido tan bonita como ahora. Era un premio… no tenía claro que era lo bueno que había hecho en la vida… pero vivir con Emilio era su premio cada día.
Lucas se duchaba siempre primero y se vestía rápidamente. Preparaba el desayuno para ambos y esperaba a Emilio con su mejor sonrisa. Desayunaban entre bromas y caricias conversando sobre lo que les esperaba durante las siguientes horas hasta que volvieran a estar juntos. Los primeros días, las caricias terminaban con ambos revolcándose en el piso o en la cama… era imposible contenerse cuando comenzaban a tocarse… se deseaban… Lucas nunca tenía suficiente… siempre quería más y Emilio enloquecía con su crío cerca… excitado, los ojos brillantes de lujuria, los labios humedecidos con su propia lengua y esa sonrisa perversa en su rostro… Lucas se iba al colegio con una sonrisa imposible de borrar… le sobraba energía y animo… podía conquistar el mundo si quería.
En las noches, era el primero en volver a casa ya que Emilio no lo dejaba permanecer hasta tarde en el club los días que tenía clases… llegaba a su casa… la casa que compartía con su amor. Tenía sus propias llaves. Curiosamente, en casa de su tío era un desordenado… pero aquí, en este nuevo hogar, se sentía orgulloso cuando todo estaba limpio e impecable… no quería ver desorden. Sabía que a Emilio le gustaba así y él se preocupaba de complacerlo… tanto… que poco a poco se fue dando cuenta que a él también comenzaba a gustarle el orden… reía solo… estaba madurando y estaba feliz, sólo la música era imposible de cambiar… mientras ordenaba o estudiaba, sonaba fuerte en el reproductor.
Emilio estaba igual. Sabía de sobra que la vida con su crío no iba a ser fácil, había vivido solo por tantos años… estaba acostumbrado a la soledad y a la tranquilidad… pero… lo había pensado mucho y siempre ganaba la opción de querer estar con él… lo amaba tanto… su alegría, su olor, su sonrisa, su pelo… su delicioso cuerpo. Quería despertar con él cada mañana e irse a dormir pegado a su cuerpo… cobijarlo en el suyo y dormirse pegados.
Lucas lo sorprendió desde el primer minuto en que cruzó la puerta de su departamento con la idea de vivir juntos. Hablar con su tío no fue un problema. El hombre aceptó la idea y casi se sintió feliz… sentía que era una especie de formalización del compromiso entre ellos y una seguridad para su sobrino. Lucas seleccionó cuidadosamente lo que quería llevar a su nueva vida… dejó atrás todos los recuerdos feos de aquella época en que se vestía para desaparecer… ya no quedaba nada de aquel pobre chico… se sentía otra persona. Se deshizo de todo aquello y con solo una maleta entro a la que ahora era su casa. Pasó la primera tarde acomodando sus cosas en los espacios que Emilio había dejado para él… miraba y se emocionaba al ver sus ropas junto a las de él… los zapatos… todos los pequeños detalles.
Emilio esperaba el desorden con que lo había amenazado y estaba preparado para tener paciencia con ello… pero no llegó jamás. Hasta ahora, Lucas era una pareja perfecta… tan adorable y complaciente. Emilio llegaba a casa cuando cerraba el club. Algunos días lograba arrancarse un poco antes y dejaba a David a cargo. Cuando llegaba, Lucas dormía pero tenía el sueño liviano y se despertaba de inmediato… estiraba sus brazos y acercaba su cuerpo a él… lo quería, lo deseaba… aunque hubieran estado retozando en el sillón de la oficina durante la tarde… Lucas siempre quería más. Emilio solo sonreía y le daba lo que su chico quería… era imposible negarse a su preciosa carita… al pelo revuelto con el que despertaba… y a ese cuerpo de ensueño… lo miraba con esa cara especial
– Hazme el amor… – pedía con voz de sueño
– Estas durmiendo Lucas- le respondía solo para molestarlo
– No. No estoy dormido… mira– tomaba la mano de Emilio y la guiaba hasta su sexo… –ves como no estoy dormido – sonreía y comenzaba a besarlo… a buscar sus tetillas y las acariciaba hasta endurecerlas y dejarlas adoloridas… gemía despacio retorciéndose de puro placer… seguía recorriéndolo… se apoderaba de su cuerpo moviéndose sinuosamente… se montaba sobre él con las piernas abiertas y restregaba su sexo… lo chupaba… Emilio jadeaba, completamente entregado a este niño que sabía exactamente qué hacer con él y como enloquecerlo. Lucas había perdido toda la vergüenza que tuviera al principio… era un amante de lujo que sabía entregar placer y pedir lo que necesitaba…
La vida juntos se desarrollaba muy bien.
EL PRESENTE.
Fue una tarde de verano cuando Lucas ya había salido del colegio y se encontraba practicando en la agencia para una nueva publicidad. Trabajaba horario completo y le estaba yendo muy bien. Pablo lo llamó a su oficina y le dijo que tenía una sorpresa para él. Dentro lo esperaban algunas personas. Tres
en total. Reconoció a dos de ellos de inmediato y quedó mudo de la sorpresa. Los había visto en la televisión y en las revistas de espectáculos. En persona, eran más llamativos aún. El más joven de los tres, completamente rubio y vestido de manera llamativa y perfecta, se puso de pie y se acercó a saludarlo. Era un hombre muy hermoso.
-. Hola Lucas. Soy Giovanni. No sé si me ubicas-
Extendió la mano como un autómata para responder… le sonreía… Giovanni era un guionista de la televisión, pero era famoso por su particular estilo y por lo hermoso que era… tenía su propio público que lo seguía y adoraba.
-. Si… sé quién eres-
¿Qué hacían estas personas en la oficina de Pablo?… saludo a Francisco, el actor… un hombre alto y muy atractivo… la eterna pareja de Giovanni y luego a otro hombre que le presentaron como un director del canal de televisión.
-. Quieren hablar contigo…- Pablo lo miraba como si supiese algo más… Lucas estaba asombrado. Se sentó para poder concentrarse… ¿estaba despierto, verdad?… no soñaba…
Fue Giovanni el que comenzó a hablar. Le dijo que lo había visto en los avisos publicitarios y le gustaba su rostro… Había imaginado un rol y escrito un papel para él, en una nueva teleserie… no era muy importante pero solo sería para comenzar… ¿Acaso le interesaba incursionar en la televisión? Preguntaba Giovanni con una sonrisa muy dulce y traviesa… tenía unos ojos profundamente verdes que cautivaban… era un hombre adulto pero seguía teniendo un aire de niño que lo hacía encantador… Lucas no pudo sino asentir… sentía que todo era tan irreal… lo querían a él y lo habían venido a buscar expresamente. El director estaba de acuerdo. Pablo estaba de acuerdo. Francisco le contaba que era lo que tendría que hacer y que podía esperar… Lucas quería pellizcarse para saber que no estaba en un sueño. Lo miraban esperando su respuesta… era mayor de edad hacía rato… tenía 19 años… podía decidir solo… ¿trabajar en televisión?… ¿Con ellos?… en serio?… Quería gritar!!! Sentía que recibía un golpe de energía y necesitaba pararse, moverse hacer algo… Correr a los brazos de Emilio y abrazarse fuerte… temblaba.
-. Si. claro que si– respondió aparentemente tranquilo.
Eso había sido solo el año anterior. Su vida había dado un giro total. Ahora no solo modelaba para las mejores y más exclusivas marcas nacionales e internacionales sino que su rostro era reconocido en todas partes por la popularidad de la teleserie. Sabía actuar. Le habían enseñado y aprendió con facilidad. Giovanni fue adaptando el guión a medida que su personaje se volvía más popular e importante y le daba mayor participación. Estaba feliz con ellos. Trabajaba muy a gusto y ganaba una considerable cantidad de dinero que le permitía una independencia económica que nunca soñó.
Emilio lo alentaba y lo apoyaba… Lucas sabía que, a veces, Emilio tenía miedo… celos, inseguridad… pero también sabía que no tenía razón alguna para temer. No importaba si él era un simple mocoso de colegio o uno de los jóvenes actores más populares del país… Emilio era el dueño de su corazón y se lo dejaba claro en cada oportunidad que podía.
Habían dejado el departamento y ahora vivían en una hermosa casa frente al mar. El Club había crecido y, tanto él como Emilio, podían tener tranquilidad financiera.
Cenaban tarde en la terraza de su hogar. Emilio llegaba tarde del club y Lucas se había retrasado con algunas escenas… pero ya estaban juntos y a pesar del cansancio, el tenerse frente a frente los ponía de buen humor… Terminada la cena, la chica que los atendía retiró todo de la mesa y los dejó en privado… Había sido un día largo. Lucas se levantó de su asiento y se fue a sentar directamente sobre las piernas de Emilio… llevaba en la mano una copa. Tenía un aire de confianza… belleza, tranquilidad… del chico tímido y dulce no quedaba nada… Lucas exudaba sensualidad y seguridad…
-. ¿Sabes que quiero?- preguntó con malicia, bebiendo un sorbo. Sus labios húmedos apenas rozaron el cuello de Emilio dejando una estela de aliento tibio…
Emilio metió las manos bajo su ropa y lo sostuvo de la cintura… acariciando suavemente
Lucas sonrió abiertamente… sus ojos oscuros tenían chipitas brillantes… era estúpido preguntarlo… siempre quería lo mismo…
-. Sé lo que quieres- la fascinación del mayor por Lucas crecía cada día… lo veía cambiar y crecer… le encantaba el hombre en el que se convertía… sostuvo su delicada mandíbula entre sus dedos y lo acercó para besarlo. El sabor del licor mezclado con el propio de Lucas era delicioso. El beso se volvió más intenso…
-. Dámelo- pidió mirándolo directamente a los ojos.
Emilio se sintió subyugado por la mirada de sus ojos azul oscuro… podía ser un actor popular y las chicas y chicos morían por él… pero para él, era su crío de siempre… el que lo seguía enloqueciendo y lo tenía completamente enamorado. Lucas era simplemente irresistible para él.
De pie, tomó firmemente la mano de Lucas y se dirigieron al dormitorio.
Grandes ventanales ofrecían una preciosa vista al mar y a la costanera iluminada de la ciudad. Ahí mismo, con el hermoso paisaje de fondo, en la semi oscuridad, Emilio lo desvestía con cuidado… le gustaba descubrir lentamente el cuerpo de Lucas… tan suave y hermoso… sus brazos largos… la suave curva del hombro… lo besaba con delicadeza y se dejaba envolver por su olor… Lucas echaba la cabeza hacia atrás quitando su sedoso pelo cobrizo… le daba acceso total a él…a donde quisiera tocarlo.
– Eres precioso mi crío-
– Tengo 20… ya no soy un crío-
– Que absurdo niño… siempre vas a ser un crío para mí-
En el silencio de la noche solo se escuchaba el sonido de sus cuerpos… Lucas se sentaba lentamente sobre Emilio entrando en su cuerpo la virilidad de su hombre… Dios!! Lo seguía deseando todo el día y cada día… sus entrañas ansiaban sentir el miembro de Emilio dentro suyo… era un pequeño pervertido… se movía lentamente intentando alargar el momento mientras sentía olas de emoción y calor intenso recorrerlo… Emilio sabía perfectamente cómo moverse y tocarlo para llevarlo al orgasmo… si se movía demasiado rápido era capaz de correrse y terminar todo en segundos… Emilio lo acariciaba pasando sus manos por el cuerpo delicado de Lucas… tan hermoso… le decía una y otra vez lo mucho que lo amaba… sentía como su propio cuerpo se tensaba y anticipaba la explosión…
Lucas volvía a sonreír como niño… solo Emilio podía hacerlo sentir así… amaba su vida con él… adoraba ser por siempre el crío de Emilio.
Fuera de estas paredes podía ser cualquier otro personaje, pero solo aquí, abrazado a su cuerpo desnudo y caliente, satisfecho y cansado, era donde se sentía en casa… seguro y amado.
DANNY
Amanecieron juntos, abrazados, en el cuarto de aquel motel… envueltos en una bruma de deliciosa tranquilidad, de paz… de amor… del maravilloso sentimiento que prima después de la satisfacción total del sexo, cuando hay verdadero amor.
Klaus llevaba unos cuantos minutos mirándolo mientras dormía… embelesado en la observación… Danny estaba a su lado nuevamente. Era real. De carne y hueso… su piel tibia… podía ver como su pecho subía y bajaba suavemente al ritmo de su respiración… tranquilo… confiado entre sus brazos… le gustaba el aroma de Danny, su pelo revuelto… la forma en que se abandonaba en sus brazos… no podía quitar sus ojos de él… finalmente todo volvía a ser como siempre debió ser… Klaus respiraba tranquilo… agradecido de la segunda oportunidad que le daba la vida de ser feliz. Lo sintió moverse… despertando.
– Buenos días, mi amor– Acarició su mejilla y dejo un suave beso. En un movimiento lento, le quitó el pelo del rostro para encontrar sus ojos
Danny apenas abrió los ojos se encontró con los celestes de Klaus… su sonrisa fue hermosa… maravillado… emocionado… entreabrió la boca y dejó escapar un suave sonido… mezcla de sorpresa y alegría… Klaus… había dormido junto a él. Sonrió más ampliamente, apretándose contra su cuerpo. Klaus cruzó sus brazos para acogerlo… enredó sus piernas con las de Danny… desnudos los dos, sus cuerpos se comunicaban… amor… solo amor
– ¿Eres real, Klaus?….- muy lentamente movía sus manos y las pasaba acariciando los músculos… se miraban profundamente… entregándose todo lo que sentían.
– Buenos días– saludó de vuelta. Suspiró largamente, su alma en paz… y cerrando de nuevo los ojos se acurrucó en su pecho… estrechándolo y permitiéndose regalarse el placer de escuchar su corazón latir, apoyado sobre su piel tibia… respiró ampliamente… quería llenarse del aroma de Klaus… besó su pecho… se quedó quieto… tan lleno de tranquilidad… de perfección, de alegría infinita… un sentimiento que no tenía desde hacía tanto tiempo… probablemente desde que estuviera viviendo con Klaus mismo hace un millón de años atrás… cuando eran tan críos y no sabían nada de nada… Klaus producía esos sentimientos en él.
Se ducharon juntos… hoy no parecían tener la capacidad de mantenerse separados… se tocaban como si no lo hubiesen hecho nunca antes… se miraban y reían tontamente… volviéndose a besar y acariciar… Klaus hundía sus dedos llenos de champú en el pelo de Danny, acariciando el casco de su cabeza… llenos de espuma… dichosos… extasiados en un sentimiento que los abarcaba por completo y hacía imposible que se contuvieran… necesitaban expresarse todo lo que estaban sintiendo… la emoción de este reencuentro… si no era con palabras entonces sería con los gestos de cariño y devoción que se dedicaban a cada segundo
Klaus intentaba controlar sus emociones… despertar con Danny y volver a tenerlo en su vida, era lo más grande que le había sucedido jamás… no sabía si había un límite para lo que sentía… todos los sentimientos de dolor y tragedia que había acumulado en estos años, se derretían y sentía que Danny era capaz de volverlo libre… de deshacer las cadenas que lo aprisionaban en su interior, de borrar todo lo malo con su sonrisa… de hacerlo creer que existía la posibilidad de felicidad para él también… tan dulce y delicioso… tanta ternura en su persona… tan valioso para él.
Salían de la ducha… Klaus, de pie, detrás de su apetecible cuerpo, intentaba secarlo con la toalla pero las ganas irrefrenables de volver a poseerlo se apoderaban de sus sentidos… las formas de Danny seguían enloqueciéndolo…
– Danny…-
Giró despacio su cabeza… sonreía y cerraba los ojos, ofreciéndole su boca… su cuerpo… su vida… un beso largo y húmedo… sus sabores se mezclaban en la cavidad de Danny… sus lenguas se acariciaban… lo sostenía con firmeza de su pelo húmedo…
– Quiero hacerte el amor ahora, en la tarde… en la noche… siempre…–
Se emocionaba al escucharlo. Era una declaración de amor completa… La erección de Klaus entre sus nalgas… se apretaba contra él… incitante… dispuesto y deseoso también… Klaus siempre iba a tener acceso libre…
Sobre la cama Danny estaba sobre su espalda, con la piernas levantadas sobre los hombros de Klaus… el alemán lo tocaba con ambas manos… sostenía sus caderas y lo penetraba sin quitar la vista de sus ojos profundos… había algo tan etéreo y mágico en el rostro de Danny… sus labios entreabiertos gemían dejando escuchar su gozo… sentía como Klaus ingresaba en él… le gustaba el roce, amaba sentir como Klaus lo llenaba lentamente … el placer lo envolvía impidiéndole pensar… solo sentir… sus cuerpos comenzaban a chocar suavemente… moviéndose cadenciosamente… bailando a un ritmo que solo ellos conocían y recordaban… respiraba agitándose… Klaus lo cogía con movimientos suaves y profundos… el calor se acumulaba en su vientre… el sudor comenzaba a perlar su cuerpo… su rostro se volvía más hermoso aún, si eso fuera posible, en una muestra de placer profundo y felicidad verdadera… entregado… completamente… su cuerpo se abría gustoso de recibirlo… succionaba con sus músculos el pene dentro de su recto y sentía un placer inmenso al estrecharlo entre sus paredes…
Klaus lo miraba embelesado… la belleza de Danny siempre lo había vuelto loco… desde que lo vio por primera vez supo que era especial… ahora, verlo en la cama mientras lo volvía a poseer… mientras lo estimulaba sin darle tregua… era arrebatador… escucharlo gemir de placer era parte de su pedacito de paraíso personal… quería ser, por siempre, el dueño del placer de Danny, proporcionárselo cada vez que quisiera… quería ver su rostro y sentir su presencia a su lado por el tiempo que le quedara de vida… todo adquiría sentido con él a su lado… aceleró sus movimientos al sentir como las oleadas de placer comenzaban a acumularse en su interior… deseosas de explotar en un torrente líquido y desencadenar el placer máximo que solo alcanzaba con Danny…
– Klaus!- jadeaba… pedía
Danny bajó sus piernas y se acomodó sobre las rodillas separadas de Klaus, sin dejar resbalar su miembro fuera de él… lo quería más cerca… piel contra piel… Klaus lo sostuvo apretado contra su cuerpo, hundiendo su rostro en el pelo de Danny… olía a shampoo, a sexo, a puro amor… se movían a un mismo ritmo, sus cuerpos se conocían, se recordaban y respondían… llegaban juntos a la cúspide del placer y su amor se volvía líquido perlado que expulsaban sobre y dentro del cuerpo del otro… intenso y caliente… sus bocas pronunciaban el nombre de su amado y se juraban amor… las fuerzas los abandonaban pero se las ingeniaban para mantenerse unidos… pegados por el sudor pero sin ganas de alejarse… respiraban agitadísimos en brazos del otro.
– Danny… te amo, te quiero conmigo por el resto de mi vida- estaba emocionado nuevamente. La dicha lo volvía sentimental… Danny lo convertía en puras emociones…
Danny se abrazaba a su cuello… aún lo tenía dentro suyo… no quería soltarlo todavía…
– Te amo Klaus… para siempre, te amo-
Se miraban y la intensidad de sus sentimientos los dejaba sorprendidos… solo llevaban horas juntos pero parecía que lo hubieran estado desde siempre… estaban muy seguros de lo que sentían y no tenían miedo de decirlo en voz alta. No eran sentimientos pasajeros… ellos no eran desconocidos y sabían bien que el lazo que los unía estaba hecho del más fuerte metal… esto no era pasajero… era la vida misma. Con un abrazo lleno de suspiros y delicadas caricias sellaban un pacto que ninguno nombraba pero ambos conocían… se amaban y se entregaban por completo al otro.
En el camino de vuelta a su casa, Danny le contó de la existencia de un abuelo en su vida. Klaus lo miraba asombrado escuchándolo hablar con tanto cariño de un hombre que había conocido en un hospital. Acompañó a Danny hasta la casa. Quería conocer al abuelo.
Isaías lo recibió con tranquilidad y curiosidad cuando Danny se lo presentó. El viejo, tan astuto, notó algo diferente en la forma en que ellos se relacionaban… Isaías los miraba y se dio cuenta de inmediato que estaba viendo algo especial… la forma en que Danny tocaba a ese chico… como se miraban con complicidad… su nieto se abandonaba por completo, reposando en el cuerpo del rubio… se dejaba llevar… y Klaus… la misma historia, respondía de igual manera al contacto con Danny. No le cupo duda alguna. Lo que había entre su nieto y ese chico no era algo nuevo. Ese nivel de intimidad entre ellos era algo que no se lograba en un par de días. Entonces supo que estaba conociendo al mismo Klaus del pasado de Danny. Su actitud cambió de inmediato… a la defensiva… desconfiado… atento a saber que estaba pasando. Recordaba al Danny del hospital…
Escuchó la explicación del abandono pero seguía sin terminar de aceptar al chico que reclamaba a Danny como suyo con los gestos, las palabras y la mirada. Por primera vez Isaías se sintió algo molesto con una pareja de Danny. Lo había herido en el pasado y no quería que volviera a hacerlo.
Pasarían varias semanas para que aprendiera a aceptarlo. Klaus se daba cuenta y hacía lo imposible por complacer al abuelo. Fue una ocasión especial y triste la que le brindó la oportunidad de conocer mejor a Klaus y terminar de aceptarlo.
Danny estaba en el club. Seguía bailando y siendo un éxito… solo que ahora bailaba para Klaus… sonreía para él y se arreglaba solo para él… enamorados hasta en las miradas que se daban mientras bailaban. Al terminar su función se fue a la sala de vestuario. Cuando golpearon la puerta abrió rápido, convencido de que encontraría a Klaus, pero no. El guardia le avisaba que alguien lo buscaba y quería hablar con él. El hombre decía que era su hermano… Lo esperaba afuera. Danny sintió que el piso se movía y el cuerpo se volvía de gelatina, el color desapareció de sus mejillas… ¿Julio?… ¿estaba su hermano nuevamente afuera?… su humor cambió rápidamente… recordó la violencia de la última vez… estaba Felipe, estaba Don Mauro… ahora solo tenía a Klaus.
– Voy en un momento- respondió al guardia tratando de sonar firme. Se sentó un momento en la sala. Necesitaba tranquilizarse y prepararse mentalmente. Se tenía a si mismo también… tenía que ser fuerte. Julio era su cruz, su maldición… el hombre que lo había dañado de por vida… No escuchó cuando la puerta se abrió y entro Klaus. Lo abrazó por la espalda. Algo en el olor de Klaus, en su forma de abrazarlo y en su exquisita ternura, lo hicieron romper en llanto.
– Danny?!. ¿qué pasa?- Klaus se acuclillaba delante suyo y le sostenía las manos…
– Es mi hermano… esta esperándome afuera-
El rostro de Klaus se endureció. Él había sido el primero que escuchó la historia del daño a manos de su propio hermano. Danny solo era un mocoso de 14 años, recién llegado a la ciudad… recordaba claramente como sufría mientras le contaba a medias palabras… sentía un odio visceral contra aquel hermano abusivo. Se puso de pie, decidido a enfrentarlo. Danny lo tomó sujetándolo, conocedor de las intenciones de Klaus. Le sonrió tristemente.
-. No, Klaus. Déjame hacerlo a mí. Ya es hora de aprender a defenderme– lo besó con la dulzura que solo él podía poner en un momento así y cubriendo su cuerpo con una gruesa chaqueta larga, salió a encontrarlo. Pasó frente a los guardias y entre los grupos de jóvenes en la entrada. Se detuvo y lo buscó… un poco alejado veía en las penumbras la silueta de alguien que lo miraba fijamente. Caminó decidido. Sus pasos fueron perdiendo fuerza al acercarse a su hermano. Sus ojos se fueron abriendo cada vez más grandes…
– ¿Julio?- preguntó creyendo que tal vez se equivocaba
– Hola Danny– era la voz de Julio en aquel hombre extraño… envejecido, desarreglado y mal agestado… Danny sabía exactamente la diferencia de edad entre ellos… diez años… pero el hombre que tenía frente a él parecía 30 años mayor… su espalda curvada… su rostro ceniciento y arrugado prematuramente. Lo miró sin entender que había pasado para que Julio estuviera así…
– Estas muy bien… me da gusto verte– incluso la voz de Julio era diferente… avejentada
– No puedo decir lo mismo- sabía que estaba siendo cruel… pero si había alguien merecedor de su crueldad era su hermano… recordar lo que le había hecho cuando era un inocente que no sabía nada…
Julio se miró a sí mismo y sonrió amargamente.
– ¿Qué quieres? – preguntó Danny muy frío y controlado. Julio lo miraba y le costaba hablar…
– Vine a avisare que murió mamá… ayer… por si quieres ir-
La noticia lo impactó de forma inesperada. Su madre se había ido y ya nunca tendría la posibilidad de volver a verla… su madre… la que nunca lo buscó ni le demostró cariño… la mujer que lo trajo al mundo pero nunca se ocupó de él… la mamá que lo desechó… Sus ojos se llenaron de lágrimas y sintió que tambaleaba… las piernas de lana.
– Danny?- la voz de Klaus y sus brazos que los sostenían firmemente.
– Estoy bien- respondió como autómata apoyándose en él.
Allí, de pie en los estacionamientos del club, Julio continuó la historia y Danny se enteró que su padre había fallecido el año anterior y su madre moría luego de una larga enfermedad. Julio estaba solo. Su mujer e hijos lo habían abandonado y había perdido su trabajo hacía ya largo tiempo. Era un don nadie… desengañado y desilusionado… un hombre amargado que vivía en el dolor y la tristeza. Miraba a Danny como quien ve a su salvación. Klaus lo mantuvo protegido en todo momento, impidiéndole acercarse. A medida que Julio relataba la penosa historia de su familia, Danny se sentía cada vez mas lejos de aquello… su mundo no eran ellos… su propia sangre no le era cercana… él se había ido y lo habían excluido… nadie lo echó de menos lo suficiente para buscarlo y Julio… no valía la pena.
Cuando terminó de hablar, Julio desapareció en la noche de la misma forma misteriosa en que llegó. Danny no le preguntó dónde estaba quedándose ni nada de eso… su hermano era un completo extraño.
Una vez a solas con Klaus, se derrumbó en llanto y dolor… frente a la casa de Danny, Klaus lo sostenía y acurrucaba. Lo calmaba pero a la vez le permitía dejar correr, en lágrimas, la pena que lo agobiaba.
– Era mi mamá, Klaus… aunque no me quisiera, era mi madre-
– Lo sé Danny. Lo sé-
Entraron de madrugada, juntos a la casa del abuelo y por primera vez Klaus pasó la noche junto a Danny, acariciándolo y estando a su lado. En algún momento de la noche el abuelo despertó con el llanto de Danny. Se levantó asustado y se sorprendió al encontrarlos juntos, abrazados y vestidos bajo el cobertor. Klaus le contó los detalles. El viejo abrazó a su nieto y lloró junto a él. Una madre, por muy fría y dura… era importante en la vida de todos. Esa fue la primera vez que el abuelo miró con ojos diferentes a Klaus. Estaba con su nieto cuando lo necesitaba. Eran momentos difíciles y Klaus estaba con él preocupándose de atenderlo y acompañarlo, con exquisita ternura.
Al día siguiente, temprano, viajaron al sur en el primer avión. Klaus los acompañaba. En la tarde, los tres juntos entraron a la pequeña iglesia en que despedían los restos de su madre. Danny quiso ir solo a despedirse de ella. Miró fríamente el rostro inerte en el ataúd. No la reconoció. La mujer que estaba enterrando no tenía relación alguna con la imagen que tenía guardada en su memoria. Fue una ceremonia triste. Al terminar, Julio se acercó a Danny.
– Hay cosas que entregarte Danny. Te corresponde la mitad de todo–
Danny lo miró con desprecio. No quería nada de ellos ni de su hermano. Había perdido el miedo que Julio le inspiraba. No le quedaba sino rabia y dolor contra él.
– Puedes quedártelo todo. No me interesa-
– No es tan fácil. La ley dice que es tuyo. No me lo puedo quedar- La actitud de Julio era diferente. Actuaba desde la incomodidad de su pobreza y difícil situación. La vida se había encargado de hacerle pagar el daño que cometiera. Su familia lo despreciaba, no le quedaban amigos, no conseguía trabajo desde que lo echaran en forma deshonrosa… su madre enferma era lo último que le había quedado y ahora… no tenía nada. Miraba a Danny y lo veía tan bien, tan altivo y diferente… con un aura de seguridad y confianza que lo atemorizaba… acompañado de personas que lo amaban. Como deseaba volver a ser parte de la vida de Danny…
– No lo quiero. No puedes obligarme- fueron las últimas palabras que cruzó con su hermano.
Partieron de vuela rumbo a la ciudad esa misma tarde, sin despedirse de Julio ni visitar su antigua casa ni la ciudad… Danny no quería revivir recuerdos. Solo quería regresar pronto a lo que era su vida actual.
De a poco la vida se fue normalizando y retomando un buen curso. Klaus y él se juntaban todos los días, cada vez que podían. Danny lo visitaba en su trabajo y lo acompañaba. Klaus acudía cada noche a estar con él y lo dejaba en la puerta de su hogar. El momento de despedirse cada noche se volvía cada vez más doloroso para ambos. Querían estar juntos, vivir juntos y ser solo uno… dormirse y despertar pegados… pero Danny jamás sería capaz de abandonar a su abuelo y Klaus lo entendía. Pasaban juntos algunas noches en un motel pero la ansiedad de separarse cada vez comenzaba a consumirlos y a molestarlos. Las despedidas en el auto se alargaban y terminaban con ambos excitados y frustrados.
Fue Isaías mismo quien se encargó de resolver la situación. Era viejo, pero no tenía un pelo de tonto. Los chicos llegaron de madrugada, como cada noche. Estacionaron el auto y antes de comenzar la ronda de besos y caricias, Isaías los llamó y les indicó que pasaran. Quería hablar con ellos. Una vez los tres estuvieron sentados en la sala, Isaías comenzó a hablar.
– Estoy viejo pero no soy tonto Danny. Todo lo que poseo en este mundo será tuyo, cuando yo no esté– se acercó a Danny y le hablaba directo, solo a él…- no lo sabes nieto, pero la casa y todo lo que poseo en el mundo está a tu nombre- había dulcificado su voz y le hablaba ahora con cariño
– Cómo?!- Danny no tenía idea de lo que Isaías le contaba
– Así es. Eres el único familiar que me importa en el mundo y todo lo mío es tuyo ¿está claro?-
– Abuelo, yo no puedo aceptar…-
– Ya es muy tarde para eso niño. Don Mauro dejó todo arreglado antes de morir y los documentos están firmados hace tiempo- No le daba otra opción más que aceptar callado
La emoción hacía presa de Danny. Enterarse de que el abuelo le dejaba todo a él era increíble… se emocionaba hasta las lágrimas. Ese viejo era, en verdad, su única familia. Klaus sostenía fuerte su mano y lo abrazaba conocedor de la extrema
sensibilidad de Danny, sabía que lo necesitaba cerca, aún cuando estaba feliz.
– Abuelo… son las 3 de la madrugada. ¿Por qué me lo cuentas ahora?-
– ¿Por qué?!!.. te diré porque…- se sentó frente a ambos y les habló golpeado– Una de las desventajas de usar audífonos es que los escucho cada noche mientras se quedan en el auto y se besan y se despiden cien veces antes de decidirse a soltarse!!!…- el color inundó las mejillas de Danny y la vergüenza en las de Klaus… no sabían que el abuelo los escuchaba– los viejos dormimos poco… luego, me paso el resto de la noche pensando en que me vas a decir, en cualquier momento, que te quieres ir a vivir con este alemán y dejarme botado.
– No abuelo.. nunca te dejaría- Danny aclaró rápidamente…
– Lo sé hijo.. lo sé. Pero también sé que quieres estar con Klaus. – Los miraba fijos a ambos – ¿no es así?-
Klaus tragó saliva… era cierto. Danny miró al suelo. No era un niño. Era un hombre pero se sentía como un adolescente pillado en falta.
– Ya soy viejo Danny. Ustedes no necesitan pasar por esto por mi causa– Su voz era extrañamente decidida. Les comunicaba una decisión, no les estaba preguntando. Esta vez le habló directamente a Klaus.
– Me has convencido Klaus. Creo que en realidad quieres a mi nieto. Eres bienvenido en mi casa, la casa de Danny-
Danny y Klaus se miraban… ¿Qué era lo que Isaías estaba diciendo?… ¿estaban entendiendo bien?… no se atrevían a hablar…
– ¿Abuelo…? – confundido
– Puedes vivir aquí Klaus… con nosotros. Esta casa necesita un poco de amor. Danny y yo estamos muy solos– Isaías sonreía con picardía y ternura
– Abuelo?!!- Danny cada vez estaba más sorprendido… su abuelo ni siquiera le había preguntado…
-. Los dejo para que piensen– el abuelo se ponía de pie y se retiraba, dejándolos en la más absoluta sorpresa…- Ah! me olvidaba – se volvió a mirarlos. Con cuidado se quitó los audífonos y los retuvo en sus manos… los miraba divertido– Pueden hacer lo que quieran chicos… como dije… esta casa necesita amor y yo no escucho nada sin esto– Levantó los audífonos, mostrándoles que ya no los tenía puesto. Se dio media vuelta y desapareció en su habitación.
Pasaron unos segundos antes de que alguno de los dos reaccionara. Danny quería explicarle, decirle a Klaus que no se sintiera forzado ni obligado… que su abuelo había decidido por su cuenta… que bien podían esperar… pero no alcanzó a terminar sus pensamientos… un Klaus ansioso y excitado lo tomaba de las mandíbulas y cerraba sus labios en torno a los suyos… se ponía de pie y apretaba su cuerpo firme contra el de Danny…
-. Tu dormitorio…- exigió Klaus. Danny se dejó llevar… Klaus lo deseaba ahora y él estaba más que dispuesto a complacerlo. Se desnudaron despacio… hacerlo en la propia casa tenía un sentido diferente… era como casarse… adquirir un compromiso serio… se abrazaron y se amaron con ternura. Klaus lo tomó con cuidado y lo arrastró con infinita dulzura hasta el climax… esta noche, hacer el amor con Danny, en su propia cama, tenía un sentido especial.
– Vamos a ir de compras más tarde– dijo Klaus. Las palabras aun le salían agitadas por el esfuerzo del sexo…
– ¿Qué vamos a comprar?- Danny quería reír… en su cama… con su abuelo aprobando su relación… con Klaus que no había querido esperar ni un segundo más para comprometerse y amarlo… su relación con Klaus era oficial… firme, estable…sellada con ambos cuerpos encontrándose y satisfaciéndose bajo ese techo… se sentía diferente… adulto, maduro, real… más feliz de lo que podía recordar. Ahora solo tenían que seguir creciendo y amándose… madurando juntos. Klaus se subió sobre él… reía también. Lo sujetó de las costillas… a punto de hacerle cosquillas…
– ¿No lo sabes?..- sus dedos se movían despacio… incitándolo…Danny comenzaba a sentir las cosquillas y se retorcía despacio, negaba con la cabeza… ¿Qué necesitaban comprar?-
– Una cama grande Danny… para los dos-
Se besaban dulcemente… la felicidad escapaba por todos sus poros. Se quedaron abrazados, estaban en paz… tenían lo mejor de la vida.
– Klaus… –
– Si?-
– ¿Recuerdas lo que hicimos con mi primer sueldo en la okupa?-
Klaus cerró los ojos y recordó. Claramente los vio a ellos mismo, varios años más jóvenes, casi unos mocosos, comprando una colchoneta para cubrir el duro suelo donde Danny dormía sobre un pedazo de alfombra… había pasado mucho tiempo de aquello. Eran tan inocentes y niños entonces… Ya no eran esos chiquillos inmaduros… el tiempo les había enseñado a valorar lo que ahora tenían.
– Compramos una colchoneta…- sonrió para Danny, quitándole el pelo de los ojos en una caricia llena de ternura que acostumbraba hacerle
– ¿Y mañana será una cama completa?… ¿para ti y para mí?– Klaus entendió… a su manera, Danny estaba preguntando si se arriesgaba con él… si quería vivir junto a él.
Klaus le buscó los ojos…
– Si amor… una cama completa para ti y para mi… en este dormitorio y junto a tu abuelo. Es perfecto para mi… ¿Estás de acuerdo?-
La felicidad era como un torrente líquido que circulaba a toda prisa por el cuerpo de Danny… no podría dormir… lo sabía… estaba demasiado feliz. Klaus y él juntos nuevamente… y esta vez harían bien las cosas y sería para siempre.
EL PRESENTE.
La empresa de Klaus crecía rápidamente. A través de Lucas y sus nuevos amigos, se había contactado con la televisión y le ofrecían cada vez nuevos y mejores contratos. Era un excelente profesional y lo demostraba en cada uno de sus trabajos. Ahora tenía mucho más gente trabajando para él pero a Klaus le gustaba supervisar todo personalmente. Nada quedaba del chico irresponsable del pasado. Cuidaba su nombre y su reputación con trabajos de excelente calidad y profesionalismo a toda prueba. Su vida giraba en torno a Danny. No sabía cómo lo hacía… solo sabía que estaba muy enamorado y que cada día que pasaba se sentía más y más atraído por él. Respiraba tranquilo cuando llegaba a casa y lo encontraba. Lo abrazaba hundiéndose en su cuello, respirando su olor y el mundo volvía a adquirir todo el sentido necesario. Danny era su seguridad y su refugio, su fortaleza y su amor.
Danny había dejado de bailar hacía un par de años atrás, cuando David se retiró para trabajar con Antonio. Emilio le ofreció reemplazarlo. Seguiría en el club pero sus funciones y su cargo serían diferentes. Aceptó algo asustado. Reemplazar a David no era fácil. No tenía su personalidad ni sus conocimientos… pero tenía, sin embargo, algo nuevo y diferente, que encantó a los clientes… la dulzura y ternura de Danny eran una nota de frescura en el club. Aprendió lo que le faltaba y muy pronto desarrollaba una personalidad más fuerte que solo utilizaba en su trabajo. Conocía todo en el club, de principio a fin y aunque su modo era diferente al de David, supo llevar todo a cabo a la perfección. Al principio se sentía extraño, pero aprendió lo que le faltaba y muy pronto desarrollaba el trabajo a la perfección. Emilio estaba feliz con él en este nuevo cargo.
Lucas y Danny continuaban su amistad. Ahora que Lucas se volvía famoso, mucha gente se acercaba a él. Sin embargo, el chico se aferraba cada vez más a sus amistadas verdaderas. Danny siempre estuvo cerca. Compartían mucho y cuando ya eran hombres adultos, tenían entre ellos un lazo de amistad que atesoraban como algo muy valioso. Nunca perdieron contacto.
Klaus estaba agradecido con Emilio por haber sacado a Danny del escenario. Jamás lo habría pedido ni se lo habría insinuado, pero su ego masculino se resentía al ver todas las miradas posándose sobre Danny… el cambio de trabajo fue ideal para todos.
La vida en casa del abuelo fue un cambio que solo aportó cosas buenas para todos. Klaus tenía una personalidad tranquila y se adaptaba a todo… muy pronto estaba alabando al abuelo por sus deliciosas comidas y pasaban mucho rato conversando. A Klaus también le gustaban los juegos de cartas y fueron muchos los atardeceres que compartían los tres, sentados en el precioso jardín, jugando cartas, conversando o escuchando al abuelo contar sus historias mientras ellos dos se acariciaban… nunca habían sido tan felices.
Klaus estaba sentado sobre el pasto y conversaba distraído con el abuelo… el jardín estaba, esa primavera, en su máximo apogeo… Danny, también sobre la hierba, con su cabeza sobre las piernas de Klaus, su pelo claro desparramado, miraba el movimiento de las hojas en el árbol sobre ellos… la mano de Klaus lo acariciaba… suspiraba profundamente… sus ojos se cerraban… estaba en el mejor lugar del mundo, con la mejor compañía y en completa tranquilidad… su alma, su corazón… su vida entera estaba bien.
– Klaus…- lo llamó despacio. Klaus desvió su atención del abuelo para mirarlo con profundo amor…
– Qué?
– Te amo-
Klaus sonrió… ya conocía tanto a Danny que sabía lo que le estaba pasando… era solo la felicidad que rebalsaba su corazón y necesitaba escapar en forma de palabras… estiro la mano y tomo una flor… había miles en el jardín ese año… quito los pétalos con cuidado y los fue dejando caer despacio sobre el rostro y el pelo de Danny mientras lo miraba sonriente… Danny sentía los suaves pétalos caer sobre su piel… como una caricia de Klaus… respiraba el aroma de la flor. Cuando terminó de adornarlo, se acercó hasta depositar un beso en sus labios
– Te amo también, Danny-
Isaías los miraba y sonreía muy quieto… llevaban varios años juntos. Su nieto estaba feliz y tranquilo como nunca antes. Klaus le había demostrado en este tiempo que era un buen hombre. Se había ganado totalmente su corazón. Se sentía agradecido con la vida. Tenía por compañía a dos personas maravillosas que se ocupaban de él de la misma forma en que él cuidaba de ellos. Sabía que en la intimidad estos dos no tenían nada de la tranquilidad que ahora demostraban, aquí, sobre el jardín… pero le gustaba saber que se amaban y que lo aceptaban y compartían su vida con él… era un anciano… no sabía cuánto tiempo le quedaba en este mundo, pero el que fuera, sería muy agradable compartirlo con Danny y con Klaus y la felicidad que destilaban.