CAPITULO 13
DANNY 1
La reforma del local estaba avanzando más a prisa de lo esperado y eso tenía de muy buen humor a David; siempre se había enorgullecido de poder terminar sus trabajos a tiempo y jamás se atrasaba en los plazos; ni en el periódico donde trabajaba antes de venirse con Emilio, ni en los deberes escolares cuando era estudiante, ni en nada. A David le gustaba cumplir con lo que le pedían, sentía una honda necesidad de no defraudar nunca a nadie… necesitaba de las personas, su aprobación, y esa era una de las formas de conseguirla. Nadie sospechaba que detrás de su fachada de seguridad, aplomo y confianza, había una necesidad inmensa de sentirse aceptado, amado y querido…
Las siete primeras salas estaban en proceso de construcción y David había decidido hacerse cargo el mismo, personalmente, del resultado de esta transformación en el club, aunque tenía claro que no era su idea sino del chiquillo ese, pero no iba a dejar esto en manos de Emilio, que no entendía mucho del tema, ni mucho menos a cargo de Lucas… tan niño que de seguro no sabría qué hacer… ni pensar en el administrador, No!! él no tenía delicadeza alguna para ver un tema como este… así es que sintió que era su responsabilidad preocuparse del buen resultado de este proyecto. Por naturaleza, David tenía muy buen gusto y lo reflejaba en los objetos que lo rodeaban, la decoración de sus espacios como oficina o dormitorio y en su forma impecable de vestir, fuera un terno elegante o simplemente jeans casuales con un sweater o camisa… en él siempre se veían bien porque sabía cómo llevarlas para darle un toque especial. Tenía buen porte y le gustaba mantener su cuerpo en forma con una buena dieta alimenticia y ejercicios en forma regular… David necesitaba estar bien siempre… el aspecto físico, la belleza, eran parte importante de su vida… también constituían parte de lo que se necesitaba para ser aprobado por las personas.
– Señor – se volvió a mirar al encargado – necesitamos el tamaño exacto de las plataformas
– Si, está bien, se lo entregaré a primera hora- David recordó que tenía ese tema pendiente… dentro de cada sala iba una pequeña plataforma para que el cliente tuviera una mejor visión del bailarín. Era ya cerca de la hora de abrir el local por lo que los maestros se estaban retirando. David se encaminó hacia el salón principal… necesitaba ayuda. Tras cruzar la puerta hacia el salón vio de inmediato la figura de uno de los bailarines. Danny. No sabía mucho de él… solo lo que había escuchado comentar a Emilio y a Lucas… que siempre llegaba temprano para ensayar… era uno de los más responsables y perfeccionistas… además de ser el más atractivo y solicitado. Bien, para el caso cualquiera serviría perfectamente. Se dirigió a él
– Hola, Danny? –
Danny detuvo su baile. No le gustaba que lo interrumpieran cuando ensayaba pero esta era una ocasión extraña… David dirigiéndose a él… David!… que desde que llegara, unos días atrás, no había hablado con ninguno de ellos y los miraba a todos como si fuesen de una clase inferior y diferente. Usando el control remoto detuvo la música que sonaba demasiado fuerte
– Hola – respondió atento a lo que tenía que decir David. Todos ellos habían hablado de David en la sala de vestuario… hacían conjeturas respecto de él y Emilio, preguntándose si eran amantes o no y comentaban lo hermoso que era con su pelo rubio, los ojos grises y esa forma elegante y enérgica de vestirse y moverse.
– Necesito de tu ayuda- continuó David, En pocas palabras le explicó cuál era el problema, calcular el tamaño exacto de la plataforma – ¿Podrías venir conmigo y decirme cuántos espacio es el que necesitarías para bailar cómodamente?
– Claro! – asintió Danny bajando de un salto ágil del escenario. Se dirigieron juntos al sitio de la construcción.
– Muy bien Danny. Voy a poner música y me gustaría que bailaras en esta sala… acá, aquí es donde va la plataforma. Estaré mirando atento para calcular el espacio… –
Danny asintió y así, sin que ninguno de ellos le diera importancia a lo que hacían, iniciaron su tarea. David observó primero los pies desnudos de Danny moverse al compas de la música… los miró durante varios segundos preguntándose cómo era posible que un hombre tuviera pies tan delicados… los movía con mucha gracia y exactitud… pies delicados que continuaban en piernas largas y firmes… Danny se movía con soltura y sensualidad… David no supo en qué momento el foco de su atención se desvió completamente y se sintió subyugado y fascinado por el chico que tenía delante suyo… Danny se movía con exquisita precisión… era un perfeccionista y se notaba que disfrutaba enormemente bailar… David se concentró en los movimientos de sus caderas hasta que comenzó a sentirse aturdido… excitado… Mierda!! Hacía ya tanto tiempo…
David estaba cansado de esperar por Emilio, vivían juntos pero su máxima expectativa se resumía a observarlo salir de la ducha y cruzar la habitación en busca de la ropa… su habitación estaba frente a la de Emilio y muchas veces esperaba el momento para verlo… no se habría atrevido a insinuarle algo ni mucho menos a entrar a su dormitorio. La suya era una relación por demás extraña; Emilio lo necesitaba… su cariño, su apoyo.. siempreque algo importante, bueno o malo, le sucedía, corría a llamarlo y él siempre, desde que se conocían, muchísimos años atrás, había estado disponible para él. David conocía toda la historia y toda la vida de Emilio. Solo una vez, durante la adolescencia, David se había atrevido a dejarle ver a Emilio sus sentimientos… ambos tenían 16 años y unas cuantas copas demás en el cuerpo. Fue al final de una fiesta, mientras regresaban a casa. Iban abrazados, como siempre, riendo y conversando. Entonces, David lo detuvo y su abrazo se volvió más cercano… lo retuvo más cerca de su cuerpo… no había nadie en las calles y aprovechando el minuto de distracción de Emilio, le dio un beso en la boca… en aquella boca que observaba callado y deseaba con tantas ganas desde que sus hormonas habían comenzado a volverlo loco. Emilio lo miro asombrado
-. ¿Por qué hiciste eso?… ¿me besaste?-
David lo miró triunfante… Emilio se limpiaba la boca con el dorso de la mano
-. Porque me gustas mucho… me has gustado desde…-
Entonces Emilio comenzó a reírse…
-. Te dije que no tomarás ese último vaso… ya vez como te pones- y se alejó caminando y riendo sin más… ese había sido un minuto efímero, sin importancia alguna para Emilio… para él había requerido horas de planificación y había significado la consumación de años de doloroso amor no correspondido. Desde entonces sentía la extraña mezcla de profunda frustración y loco amor por Emilio. Lo había intentado casi todo… indiferencia, meses sin hablarle, sacarle celos con otros chicos y chicas, amenazarlo con dejarlo botado… pero al final nunca podía hacerlo… se sentía perdido lejos de él hasta que ya cerca de los 20 años se convenció de que siempre tendrían esta extraña relación de inseparables… como si fueran una pareja de verdad… solo que las muestras de afecto y el sexo no formaban parte de su vida diaria.
Danny no se daba cuenta de lo que estaba pasando por la cabeza de David mientras seguía bailando… si lo hubiera mirado habría visto la dramática mirada de deseo y excitación recorriéndolo entero, el cuerpo tenso, los puños apretados, la boca levemente abierta y la respiración agitada… el bulto que se formaba rápidamente en su entrepierna… y cómo los ojos de David ya no miraban el piso midiendo sino que lo miraban a él… dibujando el contorno de su silueta y tratando de grabándose en la retina los deliciosos movimientos sensuales de su cuerpo… La música terminó y Danny se quedo quieto… sólo entonces miró a David… supo de inmediato, lo había visto tantas veces, en tantos rostros distintos… la misma expresión de deseo… no… se fijó mejor en David, no era igual… esto era diferente, demasiado intenso, demasiada rendición y súplica en esa mirada… sus ojos se cruzaron… Danny supo que él dominaba en ese momento… la situación estaba en sus manos… David estaba confundido, había sido tomado por sorpresa, no lo esperaba… no reaccionaba… lo miraba pidiendo, buscando una explicación, deseo intenso y doloroso… ¿Cuándo fue la última vez que alguien lo había mirado así?… con esa adoración y entrega… ¿lo estaba pensando en serio?… empezó a recordar…
La noticia del embarazo de Danny fue una completa e inesperada sorpresa para sus padres. Nació cuando ellos ya tenían su vida formada, su hijo mayor estaba casi en la adolescencia y él venía a ocasionar todo un revuelo en la ya estructurada y estrecha vida familiar. Su padre, eterno empleado de una tienda, hombre de rasgos duros y frío, nunca tuvo demostraciones de afecto hacia sus hijos pues consideraba que “estropeaban el carácter de los niños” y su madre estaba más interesada en los juegos de azar del casino, donde pasaba la mayor parte de su tiempo, gastando el dinero que no tenían, esperando tener suerte y poder llevar una vida más cómoda, llegando a olvidar a los hijos que la esperaban en casa.
Danny no tenía recuerdos de cenas familiares o celebraciones de cumpleaños con sus padres o amiguitos… para navidad y otras fechas importantes solo existía el recuerdo de su hermano. Julio, su hermano, hacía las veces de padre y madre para Danny. Desde pequeño Julio fue el refugio y la alegría en su vida. Tenían una diferencia de 10 años pero su hermano era muy maduro y responsable… se esforzaba mucho para lograr que Danny se sintiera querido y atendido, y aunque a veces faltaban las comodidades en ese hogar… Julio de alguna manera se las ingeniaba para que Danny se sintiera bien y tuviera lo que necesitaba. Corría desde el colegio a casa para preocuparse de él y nunca lo descuidaba aunque tuviera que estar pendiente de sus deberes escolares y de él, que gateaba por la sala, al mismo tiempo. Julio adoraba a esta criatura llena de rulos color rubio oscuro y de unos preciosos ojazos color miel que sonreían siempre para él. Danny era tan diferente a su hermano y a sus padres, todos de pelo oscuro y rasgos comunes mientras él había sido bendecido con finos y delicados rasgos… cada vez que salían a la calle la gente se detenía a mirar al precioso chiquillo de la mano de su hermano mayor y alababan su belleza… muchos lo confundían con una niñita por el largo de su pelo y sus facciones delicadas.
Como no estaba planeada su existencia en la vida de esta familia, Danny compartió la habitación con su hermano mayor desde que llegó a la pequeña casa familiar. Dormir con Julio era la cosa más normal del mundo aunque él tenía su propia cama al lado de la de su hermano pero desde que aprendió a caminar, invariablemente se cambiaba a la de él todas las noches. Julio lo abrazaba con cariño a pesar del sueño y dormían muy pegados. Su mundo comenzaba y terminaba en su hermano, no necesitaba amigos ni a nadie más si lo tenía a él que lo consentía y lo mimaba todo lo que podía. Eso fue hasta los 6 años cuando por orden del padre, Danny debía asistir al colegio y comenzar a dormir en su propia cama, sin derecho a buscar refugio en la cama de su hermano, al que adoraba. Entonces Julio inventó un sistema mediante el cual se despertaba antes que su padre y lo volvía dormido a su propia cama. Nunca dejaron de dormir juntos hasta que alrededor de los 9 años, Danny sintió que la cama les quedo estrecha e incómoda y decidió, por su cuenta, no volver a dormir con su hermano. Fue entonces cuando todo comenzó a cambiar.
La primera vez que notó algo raro en Julio habían pasado dos semanas desde que dormía en su propia cama. Estaba en el baño preparándose para bañarse cuando Julio entró de improviso, mirándolo con una sonrisa extraña y cerrando la puerta tras él. Danny estaba en la edad en que la vergüenza y el pudor eran importantes…
– ¿Qué haces?… me quiero bañar…- protestó tímidamente. Se cubrió con una toalla pero su hermano tiró de ella hasta dejarlo desnudo… se rió de sus protestas infantiles y le recordó que eran hermanos… que él era casi como su padre… luego lo tomó de la mano y lo hizo entrar en el agua tibia. Con una esponja y jabón recorrió todo su cuerpo sin hacer caso de las protestas de Danny.
– Te he bañado desde que eras un bebé.. –se rió Julio y siguió pasando la esponja sobre su piel… tocando con demasiada insistencia la zona más sensible de su cuerpo, haciéndole sentir vergüenza e incomodidad. Danny estaba desconcertado. Hacía mucho tiempo que se duchaba y bañaba solo pero su inocencia y cariño por Julio no le permitieron ver maldad alguna en lo que estaba sucediendo. Esa fue la primera de muchas veces más… Julio estaba ahora siempre ahí para ayudarlo a ducharse, bañarse, vestirse, ponerse el pijama. Lo acariciaba y lo abrazaba, su mano tocaba su piel cada vez que podía y le dejaba besos… lo miraba sonriendo… apretándolo en exceso, mientras lo envolvía en una esponjosa toalla y le decía lo mucho que lo quería… pero aunque Danny se sentía extraño y sumamente incómodo, no lograba rechazarlo en serio… tenía miedo de herir los sentimientos de la persona que más le importaba en este mundo y que tantas consideraciones tenía para con él… siguió dejando que Julio estuviera presente en estas ocasiones que debían ser intimas y solitarias, parecía un precio pequeño a cambio de tanto cariño.
En el colegio era un alumno regular, solo sobresalía en las actividades artísticas y para el resto siempre estaba Julio que le enseñaba con paciencia. No tenía amigos en particular. Cuando Danny cumplió 10 años se aventuró a invitar por primera vez a un compañero a su casa. Llegaron juntos luego del colegio y pasaron derecho a la cocina. Danny estaba sirviendo un vaso de jugo para él y su amigo, ambos reían, cuando apareció Julio. Su cara de molestia al mirar al niño extraño fue muy evidente.
– ¿Y este?… ¿Quién es y de donde salió?- preguntó indicando a su amigo
– Es mi amigo… estamos en el mismo curso. Vamos a hacer los deberes juntos hoy día –Danny se sintió nervioso por la molestia de Julio… le dio todo tipo de explicaciones por la presencia del chico… Julio los siguió con la mirada y no los perdió de vista durante toda el rato que duró la visita de su amigo. Parecía enojado. Finalmente, cuando el chico se fue, Danny subió corriendo las escaleras y se encerró en el dormitorio. Presentía que había hecho algo malo al invitar al chico pero no sabía que… estaba casi seguro que su hermano estaba molesto con él pero no entendía que era lo que había hecho mal. Se quedó sentado en la cama esperando que Julio entrara y lo retara… pero no paso nada. Cuando vio que la puerta no se abría ni nadie entraba a llamarle la atención se sintió tonto y se relajó… no pasaba nada. Tomo su vieja consola de juegos, regalo de Julio, y se puso a jugar su juego favorito olvidándose del tiempo. Pasadas un par de horas comenzó a sentir hambre y salió de la habitación en busca de su hermano. Solo entonces se dio cuenta que estaba solo en la casa… su padre nunca llegaba temprano, su madre seguramente estaba en el casino de nuevo… hasta ahí nada era una novedad… pero que Julio lo hubiera dejado solo era algo no solamente nuevo sino que era algo que lo asustaba… estaba comenzando a oscurecer y él tenía miedo de la oscuridad… Julio nunca… nunca lo dejaba solo… ¿qué le habría pasado?… ¿dónde estaba su hermano?… el miedo y la preocupación lo embargaron… no debió haberse puesto a jugar… él sabía que la visita de su amigo había molestado a Julio pero no sabía por qué… ¿lo estaba castigando?… ¿lo iba a dejar solo toda la noche?… Julio nunca se enojaba con él… empezó a desesperarse… no sabía qué hacer… olvidó el hambre que sentía, quería que llegara alguien y pronto… su papá debería llegar pronto aunque a veces tampoco llegaba temprano… los minutos pasaban y el miedo y el desconcierto crecían en Danny. Hasta que por fin escuchó la puerta de calle abrirse… miró esperanzado y vio a Julio entrar. Un sentimiento de alivio lo recorrió.
Se tiró corriendo a abrazarlo
– ¿Por qué me dejaste solo? – le gritó aún asustado y lloroso
– No estabas solo – respondió con la voz pastosa… ¿a qué olía su hermano?… ¿a alcohol? – estabas con tu amiguito, no?… ¿Qué?… ¿ya te dejó solo el idiota ese??! –
Lo soltó, nervioso… era primera vez que lo veía y lo escuchaba así…
– ¿Qué te pasa? – pregunto abriendo mucho los ojos. Julio lo miro y una de esas sonrisas extrañas, cargadas de algo que no lograba entender, pero que lo asustaba, se dibujó en el rostro de Julio
– Ven conmigo…. Es hora de que te bañes – lo tiró del brazo hacia la escalera
– No quiero bañarme… suéltame! – pero Julio había apresado su delgado brazo y lo arrastraba hacia el baño. Sin soltarlo, comenzó a llenar la bañera y a quitarle la ropa
– No… no quiero… Julio … no quiero – intentaba soltarse pero no podía contra la fuerza bruta de su hermano. Lo levanto como si fuera una liviana pluma y lo deposito en la bañera. Intentó salirse una vez más pero esta vez el tirón en su brazo fue doloroso y la mirada de Julio lo asustó
– Quédate tranquilo Danny… no me obligues a castigarte –
Se quedó tranquilo… asustado por primera vez de su propio hermano… del hermano que lo protegía y lo adoraba… un peso enorme en su pequeño pecho… comenzó a llorar a pesar de no querer hacerlo… Julio había tomado la esponja con jabón y comenzaba a pasarla muy suavemente por su cuerpo mirando embelesado el rastro de espuma sobre su piel cuando reparó en sus lágrimas
– No llores Danny… no me gusta cuando lloras- lo abrazó y acariciaba su pelo… soltó la esponja que tenía en la otra mano y comenzó a acariciar su espalda, dándole pequeños besos…
– No… mi Danny… no llores… ya estoy aquí… no te voy a dejar… sabes que te quiero… lo sabes– con una mano sobre sus hombros lo mantenía fuertemente pegado a él mientras la otra bajaba describiendo figuras imaginarias por su espalda… Danny dejó de llorar… se sentía ahogado y demasiado asustado… su hermano no paraba de repetirle las mismas palabras…
– Te quiero Danny… no llores… no llores más… te quiero mucho –
Su mano finalmente se hundió en el agua siguiendo la línea de su espalda… siguió bajando por sus nalgas hasta llegar a la línea que las divide… se detuvo un momento y volvió a repetir
– Eres tan lindo Danny… te quiero más que a nadie en este mundo… mi Danny…-entonces todo pasó muy rápidamente… la mano de Julio descendió unos centímetros más hasta encontrar su pequeño ano… sus dedos lo acariciaron unos momentos trazando pequeños círculos y de pronto sintió dolor… uno de sus dedos había traspasado su delicada entrada y se había forzado el camino hacia su interior… dolía
– Julio, no, me duele!!!… no quiero!- gritó asustado y adolorido tratando de soltarse y alejarse, sin lograrlo… su hermano parecía no escucharlo… lo sujetaba fuertemente con uno de sus brazos mientras el otro hacía de intruso dentro de su cuerpo…
– Eres mío Danny… yo voy a cuidar de ti… te quiero mucho…- ahora tocaba su rostro dejando pequeños besos impregnados de alcohol… Danny había vuelto a llorar y habría gritado si no estuviera tan asustado y adolorido… Julio seguía besándolo y su dedo se introducía cada vez causándole dolor… ahora lo besaba en el cuello y en los hombros…
– Déjame… déjame!! – gritó una vez más.- nooo por favor…- sintió un fuerte dolor cuando Julio introdujo otro dedo… esta vez gritó y gritó fuerte… lo que hizo que Julio reaccionara. Con brusquedad quitó sus dedos y lo levantó de la bañera… Danny quería que lo soltara y pataleaba y se agitaba sin resultado. En sus brazos lo levantó y lo llevó hasta la cama que habían compartido tantos años, lo tiro sobre ella aún chorreando agua y comenzó a quitarse la ropa sin sacarle los ojos de encima y estirando su brazo cada vez que el niño intentaba escapar.
– ¿Qué te pasa?… Julio!! Julio!!!- aún adolorido y llorando seguía buscando consuelo y respuestas en el mismo hermano que le había causado el dolor… siempre había sido su refugio y sin pensarlo, seguía buscando su consuelo en él mismo. Pero Julio, totalmente ajeno a la voz de su hermano, se tiró sobre él, y aplastando su delgado cuerpo completamente, sujetó su pequeña carita entre las manos y lo besó brutalmente en la boca, sabor a alcohol, al tiempo que se movía de forma que sus pieles quedaran en contacto y se rozaran…
– No tengas miedo Danny… te quiero mucho-
Danny nunca había sentido tanto miedo en su vida… este no era su hermano… era alguien como él pero no era él… quiso gritar pero lo volvía a besar, ahogándolo con su lengua… no podía parar de llorar gritando porque volviera su hermano de siempre… el que lo protegía de todo y lo colmaba de cariño… tan diferente a este animal que tenía sobre él y que manoseaba todo su cuerpo, inmovilizándolo y causándole dolor… su miedo superaba todo lo posible… entonces Julio lo giró como si fuera una hoja de papel… tan liviano y pequeño…
– Mi Danny… siempre te he querido más que nadie… solo yo te quiero tanto…-
Aplastó su cara contra la cama y volvió a meter sus dedos en su pequeño ano… dolía, quemaba, su piel se rasgaba… Danny lloraba despacio, ahogándose de miedo y dolor… pero hasta entonces no había sucedido nada aún… sintió el cuerpo de su hermano moverse sobre él y de pronto supo que era exactamente lo que planeaba hacer… el terror lo inmovilizó aún más… gritó… desesperadamente gritó tratando de que su voz no se perdiera entre las cubiertas de la cama…
– Eres mío Danny… sólo mío, lo sabes, no? –
Su hermano acomodaba su miembro erecto en su pequeña entrada y empujaba tratando de abrirse camino en tan estrecho canal… lo estaba penetrando y él se estaba rompiendo entero… ahora se iba a morir… dolía… dolía tanto que no podía ni siquiera llorar de tanto dolor… aún para gritar necesitaba tener fuerzas y no las tenía… dolía aún más… no podía moverse, no podía respirar… el dolor era desesperante… Julio entraba y salía de su cuerpo, lo sujetaba fuertemente de las caderas, moviéndolo como si fuera un muñeco… Danny no podía hacer nada más que desear morir rápidamente… no podía tolerar más el dolor físico y el dolor mental que estaba sintiendo… estaba seguro de que faltaban solo segundos para que muriera… su mundo, su seguridad, la base sobre la que su vida se sostenía se había quebrado y ahora todo era solamente dolor.
Cuando Julio termino de moverse Danny estaba casi desmayado del dolor… aún estaba vivo y no sabía por qué… las lágrimas salían copiosamente de sus ojos y aunque quisiera, no podía moverse… el dolor era demasiado fuerte… sollozaba callado porque no tenía fuerzas para nada más.
– Danny… mi Danny… ahora eres mío de verdad… mío para siempre- Julio sonreía tranquilo a su lado mientras quitaba sus lágrimas con la mano. – ya no llores mi niño… te quiero mucho… fuiste muy valiente- le daba besos y lo acariciaba calmándolo. Danny, por instinto, se aferro a él mientras se calmaba de a poco y el dolor disminuía lo suficiente como para permitirle respirar en forma normal. Sentía que de su ano escurría un líquido desconocido… se iba a desangrar hasta morir?. Entonces Julio nuevamente lo alzó en sus brazos con delicada ternura y lo llevó de vuelta al
baño. Volvió a meterlo en la tina llena de agua y revisó su cuerpo constatando todos los moretones y el daño causado. Julio no dejaba de sonreír… estaba entusiasmado y lo abrazaba y besaba sin parar.
– Sólo te va a doler la primera vez Danny… después te va a gustar… eres tan lindo…– Danny se dejo consentir porque este parecía el mismo Julio de antes… se abrazaba llorando y queriendo olvidar lo que le había hecho. Lo secó, lo llevó de vuelta a la cama. Danny no podía hablar… solo lo miraba asustado y las lágrimas rodaban sin parar. Con exquisito cuidado le puso una crema especial en su ano adolorido y maltratado. Una vez que lo tuvo envuelto en su pijamas, se acostó junto a él y lo abrazó con cariño
– Deja de llorar por favor – le pidió delicadamente, mirándolo con sus ojos llenos de amor
– Pero me duele mucho –
– Ya verás que después te va a gustar – lo apretujo entre sus brazos y al poco rato se durmió profundamente… Danny no podía dormirse… las fuerzas solo le alcanzaban para mantener el aire entrando y saliendo de sus pulmones… ¿Qué había hecho su hermano con él?… ¿por qué le había hecho eso?… ¿era su castigo por traer a un amigo a la casa?… ¿pensaba volver a repetirlo?… esa idea lo aterró… no volvería a invitar a nadie a su casa… nunca más… sería bueno de ahora en adelante… haría todo bien y obedecería sin protestar… no quería que lo volviera a castigar así.
Fueron casi cuatro años de soportar una vida torcida y dañina. Al principio Danny creyó que si era un buen niño Julio volvería a quererlo y a tratarlo como siempre… pero nunca volvió a ser lo mismo. Durante el día su hermano era el mejor, lo cuidaba, le ayudaba con los deberes, se preocupaba de su ropa y de su comida… los padres no se cansaban de repetirle lo bueno que era con su hermano pero Danny se sentía agobiado y sin espacio… Julio era el principio y el fin de su mundo… adoraba el cariño y las atenciones de su hermano pero sabía también que tenían un precio y él debía pagar al menos una vez a la semana… se fue acostumbrando a sentir su cuerpo abusado y maltratado… le susurraba palabras dulces al oído mientras lo sujetaba fuertemente con sus brazos y le abría las piernas para poder penetrarlo de mejor manera… le mentía porque nunca dejo de dolerle, aunque cada vez el dolor era menor… de alguna manera extraña Danny quería que se acabara, que no volviera a repetirlo pero cuando sucedía solo esperaba a que todo terminara rápido para que Julio lo abrazara y lo consolara… le gustaba escucharlo decirle que lo amaba y que era lo más importante en su vida… se había vuelto adicto a las palabras de amor y consuelo de su hermano… le gustaba ser el más importante en su vida.
Julio había terminado la secundaría y había entrado a la academia de policía recomendado por algunos jefes de su padre. Ahora, a sus 23 años, lucía orgulloso un uniforme de la policía. Sus padres lo miraban con admiración y la palabra de Julio era ley en su propia casa. Danny también se sentía orgulloso de su hermano… ahora tenía 13 años y ya había descubierto lo extraña y torcida que era su relación… pero no podía hacer nada para evitarla. Sus padres eran perfectos desconocidos que rara vez se encontraba en la casa, no tenía amigos, no sabía cómo relacionarse con la gente… era un chico solitario y apático y Julio seguía siendo todo su mundo. Hasta que un día Julio llegó a casa con Lucía. Ella era tímida, bonita y sonriente. La odió antes de verla… escuchó el revuelo causado por sus padres debido a la aparición de la “novia” de Julio en la casa…. Por fin había venido… ya llevaban tantos meses juntos… estaba bien que se casaran y formaran una familia… … … Danny escuchaba desde su dormitorio sin poder creerlo… sinceramente no podía creerlo, buscaba estúpidamente una explicación lógica para esta confusión monumental… Julio no tenía novia, no amaba a nadie más que a él y no… NO!!! Por supuesto que no iba a casarse con nadie.
Durante 6 meses Julio le aseguró que nadie era más importante en su vida que él… Lucía iba a ser su esposa y la madre de sus hijos pero nunca… jamás tendría su cariño y su amor porque eso sólo le pertenecía a él… Danny se esforzaba en creerle… a veces dudaba y peleaban y se comportaba como un amante celoso y enrabiado pero Julio siempre le ganaba y lo convencía de que nunca iba a dejarlo y siempre lo amaría… Nunca quiso a Lucía y se lo hiso saber en cada oportunidad que pudo mostrándose mal educado y hasta grosero con ella. Sus padres lo regañaban y castigaban… pero Julio lo defendía sutilmente y el castigo y los regañidos quedaban olvidados. Lo vio casarse… entró a la iglesia con su madre y salió del brazo de aquella bruja fea y odiosa… quiso gritarlo en el medio de la iglesia… no era de ella… era suyo y ya se iba a dar cuenta muy pronto. Se fueron de luna de miel y Danny nunca se había sentido más solitario que durante los días de ausencia de su hermano… lo extrañaba y solo quería que volviera pronto. Entonces volvió… pero volvió a buscar sus cosas… había sido trasladado a otra ciudad y se iba, con ella, a vivir lejos. El mundo de Danny desapareció en unos instantes. Todo… absolutamente todo desapareció y no le quedo nada de donde afirmarse y apoyarse… Julio era toda su vida, no sabía cómo vivir sin él… se estaba quedando solo… absolutamente solo
– Pero tú me prometiste…- gritaba desesperado y lloraba golpeándolo. Julio terminaba de guardar las cosas en su maleta y le sonreía con cariño.
– Vendré a verte Danny… en las vacaciones te irás a nuestra casa… sigues siendo lo más importante para mí –
Se fue. Volvió a verlo un par de veces… cada vez mas distanciadas. Danny usaba todo lo que conocía… se mostraba receptivo y dispuesto… se ofrecía para su hermano… sólo quería que todo volviera a ser como antes… pero de pronto había un embarazo de por medio… un ascenso en su carrera… siempre había algo que lo mantenía distante. Danny se volvió un huraño, un chico desastrado, totalmente desinteresado y apático… se volvía un poquito más invisible cada día que pasaba.
Fue tanta la pena y la falta de ganas que sus padres se preocuparon de él por primera vez.
– ¿Qué es lo que quieres? – preguntaron. Necesitaban una respuesta directa para solucionar rápido el problema y seguir con sus cosas
– Quiero vivir con Julio – respondió sin dudarlo… que estúpido… ¿cómo no se le había ocurrido antes??!! Ahora todo iba a estar bien. Era la solución perfecta.
Julio pidió un día de permiso y viajo especialmente a hablar con él y explicarle porqué no podía vivir con ellos. La pelea, la escena de celos, los gritos y los llantos fueron tremendos. Danny trató de explicarle que no podía vivir sin él… que no sabía cómo mierda hacerlo sin él!!! Simplemente no sabía… lo tomó en sus brazos… lo volvió a besar como antes… con prisa le quitó toda la ropa… Danny sonreía, Julio tampoco podía vivir sin él… estiró sus brazos y lo abrazó fuerte cuando su hermano lo penetró… aún era bruto y algo animal, pero le gustaba así, se había acostumbrado y no podía estar sin él… todo estaría bien ahora. Julio acabó dentro suyo… de pronto Julio, por primera vez, tenía los ojos aguados y se estaba vistiendo de prisa…
– Esa fue la última vez Danny…- se abrochaba los pantalones y no lo miraba… NO!!..no, no, nooo era así como tenía que ser
– Me voy contigo- le gritó decidido, también vistiéndose… no lo iba a dejar
– No Daniel – Daniel?… era primera vez en su vida que usaba esa forma de llamarlo – te quedas aquí… no volveremos a vernos en mucho tiempo- terminaba de vestirse y salía por la puerta… corrió y lo sujetó aferrándose a sus piernas…
Danny lloró, gritó, suplico… le rogó y cuando vio que nada surtía efecto lo amenazó a gritos con contar todo, terminar con su matrimonio y su carrera… entonces por primera vez Julio levantó su mano y la descargó con fuerzas sobre su hermano menor… una y otra vez lo golpeó hasta que descargó su rabia, el dolor de dejarlo solo y amarlo tanto, la falta que le hacía y la impotencia que sentía por no poder estar juntos… lo amaba más que a nada pero no podía ser… ahora era padre de familia, respetable y con un buen futuro por delante… Danny se había vuelto un doloroso estorbo en su vida que le recordaba que nunca iba a ser feliz.
Sus padres no intervinieron a pesar de todos los gritos. Como siempre la palabra de Julio era más que suficiente y confiaban en él en forma ciega… además, Danny se estaba comportando como un adolescente difícil y molesto desde hacía semana. Tal vez unos cuantos golpes le harían bien.
Con el rostro aún lleno de moretones y cortes, Danny empacó pocas cosas en un bolso pequeño. Esperó a que sus padres se durmieran y vació el contenido de la billetera de su papá y la cartera de su mamá, que justo había tenido una buena racha en el casino, sin una pizca de remordimiento o culpabilidad. Salió de noche caminando sin prisa… se dirigió hacia las afueras de la ciudad, encontró una estación de servicio y se acercó al chofer del primer camión que pasó y le pidió que lo llevara. El hombre lo miró dudando pero finalmente accedió pensando que un adolescente tan golpeado merecía huir de quien lo había dañado así.
Se despidió del chofer del camión y se bajó en la entrada de la capital. No sabía dónde ir… no sabía que iba a ser de su vida… no tenía idea donde iba a dormir la noche siguiente ni que iba a comer durante ese día… no sabía casi nada… sólo sabía con claridad que Julio no lo quería, lo había traicionado y que le daba lo mismo vivir o morir.
CAPÍTULO 14
DANNY 2
Comenzó a caminar temprano con su bolso colgado del hombro… ahora ese bolso era la única posesión que tenía en el mundo. No sabía si tenía motivos o no pero evitó a todos los policías en las calles y volvió el rostro cuando vio alguna patrulla. Caminó mucho… a ratos se sentaba en cualquier parte y algo lograba despertarlo de su apatía y miraba interesado como la gente se apretujaba en un autobús… los grandes edificios, al vendedor ambulante que gritaba tan divertido… los elegantes escaparates que mostraban ropas y cosas tan bellas y tan caras… inalcanzables…. los distintos olores a comida que emanaban de algunos negocios… nunca había estado en uno de ellos y se sentía atemorizado de entrar… Compró unos chocolatines en la calle y siguió caminando casi todo el día hasta que empezó a ocultarse el sol. Entonces se sintió algo preocupado… miró a su alrededor en busca de un lugar donde dormir… un banco… una vereda protegida… un parque con árboles o arbustos… cualquier lugar daba lo mismo, ni siquiera sentía miedo… si moría esa noche no se perdería gran cosa… solo esperaba que fuera rápido.
Caminó un poco más y se encontró con una avenida amplia, llena de restaurants de lujo, muy iluminada y movida. Cansado, adolorido y hambriento se sentó en una de las bancas de madera en la vereda y se dedicó a observar a la gente elegante que entraba y salía. Llegaban en sus autos, se bajaban sonriendo y conversando entre ellos… entonces uno de los chicos de uniforme rojo se los llevaba mientras los pasajeros entraban a uno u otro restaurant. Estuvo ahí varias horas aguantando el hambre, la sed y el frío hasta que sus ojos comenzaron a cerrarse. En algún minuto se durmió.
– Hey!!!… chico… no te puedes dormir aquí- alguien lo tocaba y lo movía. Danny abrió los ojos sobresaltado. Frente a él estaba uno de los chicos de elegante uniforme que se llevaban los autos. Se sintió intimidado. El chico lo miraba fijamente. Era un poco mayor que él, tenía el pelo oscuro y crespo, algo largo, los ojos oscuros y chispeantes y una suave sonrisa amistosa en los labios
– No puedes dormirte aquí… vete para tu casa-
Danny lo miró sin hablar… el chico no parecía enojado sino amigable, pero Danny no hablaba con extraños… hacía mucho tiempo que no hablaba con nadie más…
– ¿Me escuchaste?… ay no!!… ¿eres sordo? – le hacía gestos con la mano…- tienes que irte de aquí– seguía gesticulando tratando de darse a entender
– Ya escuché – dijo despacio sin ninguna entonación particular… solo un tremendo cansancio.
– Ah!! Hablas… bien, sabes?, no puedes quedarte dormido aquí… llamarán a la policía si lo haces-
La mención de la policía despertó completamente a Danny. No sabía si su hermano lo estaba buscando y si tal vez toda la policía estaba tras él… o tal vez nadie lo buscaba y hasta se alegraban de su desaparición. Se puso de pie sin dejar de mirar al chico de uniforme… tenía algo de desesperación en la mirada… mucho cansancio y un enorme vacío… quiso llorar pero se aguantó… con los pies pesados y el bolso casi a la rastra comenzó a alejarse…
– Hey… oye!!… – el del uniforme lo llamaba. Se acercó unos pasos y lo miró curioso
– ¿Tienes dónde dormir?… no es que me importe pero… es que… te ves tan… golpeado y… – nuevamente gesticulaba como disculpándose el atrevimiento de preguntar
– Si…- mintió Danny y se giró nuevamente. El chico del uniforme lo miro dudando… luego se alejó. Danny casi había llegado al final de la cuadra cuando sintió que el chico corría hasta su lado
– No tienes donde ir, ¿verdad?- le preguntó con voz suave y amigable, tomándolo delbrazo … entonces algo se rompió dentro de Danny… un dolor insoportable se apoderó de sus sentidos y una catarata de lágrimas comenzó a rodar por su rostro… no podía explicarse que le pasaba… tan solo no podía controlar lo que fuera que le estuviera pasando. El chico lo miraba un poco asustado pero sin intención de alejarse… lo acompañó hasta uno de los asientos y se sentó junto a él hasta que dejó de llorar y pudo calmarse.
Entonces se miraron nuevamente
– ¿Cometiste algún tipo de delito? – preguntó directamente. Danny negó con la cabeza
– ¿Eres un drogadicto o alcohólico o algo así? – nuevamente negó
– ¿Te escapaste de tu casa? – no contestó. El chico entendió.
– Escucha… quédate aquí un momento. Vuelvo de inmediato – de prisa, el chico se largó corriendo dejándolo en la más completa confusión. Los minutos pasaban y nada sucedía… debido a lo avanzada de la hora, la calle estaba ahora casi vacía, la noche estaba helada y él estaba adolorido y confundido
– Hey chico!!! Aquí!!- desde uno de los autos elegantes, frente a él, en la calle, el chico del uniforme lo llamaba. Danny se acercó nervioso, el chico abrió la puerta y en cuanto Danny se subió, arrancó a toda velocidad
– Te llevaré a un lugar que conozco… no es mucho pero al menos es algo…-Manejaba a una velocidad vertiginosa. Por suerte el tráfico era muy poco a esa hora.
– Soy Leo – sonrió – y tú? –
– Daniel – contestó muy despacio
– Bien Daniel, algunos conocidos míos viven en esta casa… ya te dije, no es gran cosa… pero es mejor que la calle… además es gratis – No perdía la sonrisa
Las calles dejaron de estar tan iluminadas y el barrio cambió totalmente… quizás en otra época se habría muerto de miedo, estaba con un desconocido, en un auto posiblemente robado, que lo llevaba a un lugar que “no era gran cosa”… pero no tenía miedo… no sentía nada en particular aparte del cansancio.
– Y los golpes? – pregunto Leo refiriéndose a su maltratada cara y partes visibles de su cuerpo
– Tropecé – contesto Danny sin querer dar más explicaciones. Leo no preguntó más.
Un rato después el auto se detuvo en una calle oscura, frente a una casa en muy malas condiciones… se veían algunas luces muy tenues dentro. Se bajaron y sin golpear la puerta, Leo la abrió y le indicó que pasara. Lo siguió caminando despacio mirando a todos lados. Era una casona abandonada… en algunas de las piezas se veían algunos chicos en lasemi oscuridad, solo habían velas para servir de iluminación. Se escuchaba ruido al fondo de la casona… en una sala de mayor tamaño habían reunidos unos 8 a 10 chicos. Todos se quedaron en silencio al verlos entrar, pero muy pronto saludaban a Leo
– Este de aquí es Daniel… no tiene donde dormir y pensé que podría quedarse aquí… Creo que lo ha pasado muy mal – todas las miradas se dirigieron a Danny… tan joven, tan cansado, tan bonito…y tan golpeado – Se tropezó con una puerta… varias veces – Leo reía y algunos de los otros chicos rieron también…. Por extraño que pudiera parecer a Danny le pareció que esos chicos lo entendían y no se reían de él… mal que mal, supuso, todos aquí deben tener su historia
– Hola – una chica mayor se separó del grupo y lo observaba atenta, estudiándolo, el resto guardaba silencio – ¿edad? – preguntó fríamente
– Dieciséis – mintió sin dudarlo. Estaba algo intimidado
– Daniel… si te trae Leo te puedes quedar. Soy Gloria – su mirada se suavizo. Usaba el pelo largo castaño tomado en un moño, cero maquillaje y vestía jeans y un sweater abrigado muy raído.
– Escucha, tengo que devolver el auto… volveré uno de estos días. – Leo desapareció de prisa.
Era una “Okupa”… chicos callejeros que se tomaban ilegalmente una casa desocupada y la usaban como vivienda hasta que alguien los echara a la calle nuevamente. Ninguno tenía un trabajo estable… muchos sobrevivían el día a día y eran de naturaleza desconfiada y poco abierta… costaba quebrar esas caparazones que cada uno tenía para llegar a conocerlos… casi todos tenían mil caretas que mostrar antes de poder llegar a sus verdaderos corazones. Danny estaba comenzando a ocupar caretas al mentir sobre él mismo.
Se quedó en ese lugar. Los primeros días se limitaba a estar solo en la pieza que le habían indicado. No tenía muebles ni nada, sólo un pedazo viejo de alfombra gruesa sobre la que se tiraba a descansar. Sólo salía a comprar algo para comer y caminaba un poco conociendo el triste barrio donde estaba la okupa… pasaba el resto del tiempo tirado sobre un pedazo de alfombra vieja en la casa, esperando que la vida pasara de él… ¿algún día volvería a tener ganas de hacer algo?
De a poco fue comenzando a conocer a la extraña manada de habitantes que ocupaban el lugar y que cada noche se reunían para preparar una “olla común” en la que los que podían aportaban con algo para que todos pudieran comer. Gloria llamaba a Danny cada noche y le entregaba un plato de comida. El agradecía pero comía solo en un rincón. Los veía conversar… reírse y en algunas ocasiones alguien sacaba una guitarra, otros agitaban unos tarros y cantaban hasta tarde. Él se mantenía a distancia. Sabía que lo observaban y lo estudiaban… no le importaba.
Una de esas noches conoció a una de las chicas de la okupa… ella y su novio ocupaban la pieza al lado de la suya y a veces en la noche los había escuchado… en esta casa no había privacidad. Ella se llamaba “Luna”, era bonita, delgada y tenía una personalidad algo fuerte, pelo largo oscuro y varios piercings en la cara y en el cuerpo… nunca sonreía y usaba unas botas de estilo militar… nadie sabía su historia… simplemente no hablaba de su pasado pero uno podía adivinar que había tenido una buena educación… curiosamente, fue ella la que se acercó a su puerta.
– Hola… Daniel? – avanzó un par de pasos. Mirándola de cerca no debía tener más de 15 o 16 años pero parecía mayor – ¿quieres venir con nosotros? –
– Donde? – pregunto sin mucho interés
– Aquí mismo… sólo vamos a conversar un poco… ya sabes… contarnos nuestros dramas… – le indico con la mano un cuarto mas allá
– Claro – No tenía nada más que hacer… no había hecho nada en varios días… ¿Por qué no?.
El grupo de chicos era de lo más extraño… Luna y su novio figuraban entre los más llamativos; ella por su personalidad fuerte y agresiva, su extraño maquillaje casi gótico en contraste con “el alemán”, su novio… un chico de unos 20 años, que había dejado tiempo atrás la milicia, aún vestía algunas prendas del uniforme combinadas con jeans rotos o camisas de colores… era rubio, Luna mantenía su pelo muy corto dándole ese aspecto de militar, los ojos muy claros y un porte y estampa muy atractivo. Luna era terriblemente celosa, no dejaba que ninguna otra chica se sentara cerca suyo ni les permitía hablarle. Danny había visto a Luna salir temprano en las mañanas mientras el alemán seguía durmiendo… ella era una de las que volvía con algo de dinero o cosas para comer y a pesar de su agresividad, era capaz de compartir los alimentos con el grupo. También había visto al alemán en varias oportunidades. A veces pasaba delante de su puerta y se quedaba mirándolo… parecía que le iba a hablar pero seguía de largo sin decir nada. En otras ocasiones, cuando Danny se levantaba al baño o circulaba por la casa, el alemán se paraba en la puerta de su cuarto y lo seguía con la vista. Incluso una vez, al despertar lo encontró observándolo con algo de molestia y luego se fue sin decir nada. Luna no estaba presente en ninguna de esas oportunidades. Eran, en verdad, una manada extraña.
Se sentó en el suelo, un poco alejado del resto, pero sin quedar completamente fuera del círculo, en torno a un improvisado fuego sobre unas latas y piedras… estaban en la sala más grande y eran alrededor de 12 chicos. La mayor y quien al parecer hacía de jefe del lugar era Gloria. Todos conversaban y parecían animados. Alguno de ellos tenía un celular del cual se escuchaba música. Luna y su novio se fueron a sentar cerca de él.
– ¿Cuál es tu historia Daniel? – pregunto Luna encendiendo un pitillo de marihuana y dándole una fuerte aspirada. El resto no había escuchado la pregunta… nadie le prestaba atención más que Luna y el alemán
Danny se encogió de hombros… no quería contarla
– No tengo historia… no vale la pena –contestó con algo de irritación, pensando en volverse a tirar sobre su solitaria alfombra. No iba a hablarle a nadie de Julio.
– Esta bien… toma- le quito el pitillo al alemán y se lo pasó a Danny. Había escuchado, sabía, pero nunca había tenido uno en sus manos… Julio no lo habría dejado probarla… Julio… Julio y toda su estúpida familia se podían ir a la misma mierda… incluyendo a su imbécil esposa y a esa criatura recién nacida que no conocía pero odiaba… y su par de estúpidos padres que nunca se habían preocupado de él… tomó el pitillo y lo quedo mirando… no sabía cómo se hacía. Luna lo miró y el alemán estalló en risas.
– Es así hombre..- le mostró cómo hacerlo. El alemán lo miraba fijamente. Repitió lo mismo… el humo espeso se deslizo por su garganta… sintió ganas de toser pero se aguantó… Luna le indico que lo retuviera y luego lo expulsara suavemente… lo hizo… aparte de la sensación de escozor en la garganta no sintió nada especial… se quedó atento vigilando sus reacciones pero no sucedió nada… el pitillo siguió pasando por las manos de los tres chicos… Luna, el alemán y él… pasados unos minutos ya se había consumido entero y Danny sintió pena… no sabía por qué razón tenía tanta pena… había sido bonito ver la brasa ardiendo, tan naranja y brillante… se había acabado… era triste… no volvería nunca más a ser una brasa brillante… ya no existía
– ¿Daniel?..-Luna lo miraba. Le devolvió la mirada y entonces se dio cuenta que estaba llorando… por una pequeña brasa extinguida. Nuevamente se reía el alemán al tiempo que no le quitaba los ojos de encima… tanto que empezó a sentirse incómodo. Luna sacó otro pitillo y lo encendió
-OHH!! otra brasa – Danny se alegró… estiró su mano para tomar el pitillo de las manos del alemán… Luna miraba hacia otro lado… el alemán no soltó de inmediato el cigarro… estiró sus dedos y en un gesto casi imperceptible acaricio la mano de Danny mirándolo fijamente… tenía unos ojos claros hermosos… cristales celestes, brillantes y mansos… aguados, dulces… duró solo unos instantes pero Danny quiso perderse en esos ojos tan hermosos… sintió el suave roce en su mano y quedó maravillado como la sensación de un leve toque se extendía y ramificaba por todo su cuerpo… Finalmente el alemán soltó el cigarro y Danny aspiro profundamente… no era cierto que hacía daño… se sentía maravillosamente bien.
– Hola mi buena gente- Leo hacía su aparición por la sala… venía cargado de paquetes y bolsas. Las dejó en el piso y rápidamente todos se acercaron dándole la bienvenida. El delicioso olor a comida de verdad se esparció asaltando los sentidos de los moradores de la okupa.
-Hola Danny – Leo se sentó a su lado. Le entregó directamente una de las bolsas que había traído.
– Son del restaurant- aclaró – ya no sirven para mañana- abrió la bolsa agradecido y encontró varios sándwiches… mordió uno con ganas y hambre. Comió en silencio agradeciendo al cielo y a Leo
– Ya no te ves como un perro apaleado – Leo comentó respecto de sus golpes. Casi todos habían desaparecido o quedaban apenas señales visibles.
– Estoy mejor – siguió masticando el siguiente sándwich
– Y… ¿qué has hecho Daniel? –
– Nada –
– Escucha… no es gran cosa, pero si quieres puedo ayudarte con un trabajo un par de veces a la semana –
Danny se interesó de inmediato… hasta hace poco se estaba preguntando si alguna vez volvería a sentir interés en alguna cosa y ahí estaba el alemán acariciando su mano y despertando extrañas sensaciones con esos ojos melancólicos y dulces y luego aparecía Leo ofreciéndole una oportunidad de ganar dinero
-. ¿Haciendo qué? –
– Tengo un tío que trabaja en uno de los restoranes… necesita un ayudante… se está haciendo viejo…. Me pidió que lo ayudara pero no puedo… y me acordé de tí-
– No sé nada de restaoranes-
– No necesitas saber… solo tienes que hacer lo que te diga-
– Está bien –
Leo sonreía… Danny quiso sonreír, responder a la cálida sonrisa de Leo, pero no pudo… por alguna razón tenía el alma y el cuerpo llenos de pena.
-. Gracias- murmuró despacio mirándolo. Leo era de naturaleza alegre… siempre parecía sonreír
– Por nada hombre, yo te aviso cuando y como-
Leo se levantó y se fue a conversar con el resto de los habitantes… Luna se había parado y buscaba entre las bolsas que había traído Leo… todos estaban pendientes de las bolsas… habían descubierto cerveza y estaban felices… excepto el alemán, con sus intensos ojos azul claro, que se había quedado a su lado. Danny seguía sintiéndose profundamente triste… tal vez ese era el efecto de lo que acababa de fumar. Volvió a afirmar su cuerpo contra la pared… cerca del alemán, sentado y sus rodillas cruzadas rozaron levemente las del alemán… él había dejado de mirarlo y sus ojos buscaban ahora a Luna y al grupo… por entre sus cuerpos y sin que se notara, el alemán movió su mano…. Sintió cuando su mano tocó la suya… no lo miraba pero su mano estaba aprisionando sus dedos y envolviendo su mano, disimuladamente…
-. ¿Qué haces? – preguntó Danny en un susurro alarmado
– ¿Qué mierda me haces tú a mi?- respondió el alemán molesto, agresivo, dándole una breve mirada enojada
– ¿Yo?… yo no hago nada- Danny no entendía nada, pero se sintió aún más triste
– Existes… y con eso basta – apretó sus dedos fuertemente, Luna volvía con algo de comida en sus manos. El alemán lo soltó. Danny se paró de un salto, tomó la bolsa que Leo le había pasado y se fue a esconder a su cuarto… ¿qué mierda le pasaba a ese idiota??.Más que nunca deseó tener una puerta para poder cerrar su cuarto… pero allí no existían. Seguramente las habían utilizado como leña durante algún invierno frío. Se sentó sobre la alfombra, con las rodillas tocando su pera y se quedó meciéndose suavemente. Al rato después apareció Leo.
– Daniel… no me vayas a fallar, le voy a contar a mi tío- estiraba su mano para estrecharla
– No… no te fallo. Sólo avísame – le habría gustado marcharse con él…
– De acuerdo – Leo se marchó.
– No es su tío – el alemán estaba recostado contra el marco de la puerta
– ¿Cómo sabes? – se había puesto nervioso, a la defensiva… el alemán lo ponía nervioso cuando lo miraba tan fijamente… más aún después de lo que había pasado
– Lo ha hecho con casi todos… él te consigue trabajo pero se queda con la mitad de lo que tu ganas – bueno, esa era una noticia nueva que tendría que asimilar lentamente… igual tendría algo de dinero… ¿Leo hacía eso?… parecía una buena persona…
– ¿Puedo entrar? – pregunto el alemán ya entrando
– ¿Y Luna? – preguntó nervioso esperando verla aparecer en cualquier instante. Le tenía algo de respeto
– Se durmió… demasiadas cervezas-
– ¿Qué quieres? –
– Resolver una duda… una inmensa duda- por su voz parecía cabreado… molesto
– ¿Qué duda? – el alemán se estaba sentando al lado suyo… en su pedazo de alfombra… demasiado cerca
– Quiero saber qué mierda tienes… y por qué te ando persiguiendo como perra en celo… ¿Qué tienes Daniel?… ¿Qué me haces? –
Lo miraba fijo, en verdad parecía molesto…
-. No sé de qué estás hablando – se había puesto a la defensiva… no le gustaba lo que estaba escuchando… le recordaba a Julio diciéndole que todo iba a estar bien.
– Tienes algo… no sé qué mierda es… pero desde que te vi que te quedaste metido aquí– se tocaba la cabeza – y aquí – puso su mano sobre sus propios genitales. Danny se erizó entero. No quería escucharlo ni quería saber… sólo quería que se fuera
– Sal de aquí… no quiero escucharte – intentó empujarlo pero el alemán era mayor y sabía mucho más que él. Lo esquivó sin problemas y se pegó a su lado, sujetándolo con fuerza
– No te voy a hacer daño… solo quiero saber qué tienes que me haces sentir así… eres un maldito hombre y a mi jamás me han gustado los hombres–
Nuevamente era Julio diciéndole que no le iba a hacer daño en su oído mientras sus manos lo perforaban, lo dañaban…
-. Déjame tranquilo… por favor – pidió con voz suave pero firme… aunque por dentro tiritaba entero
– Si, claro… pero entonces déjame tranquilo tú a mi también!!! – lo soltó molesto… pero no se alejó
– Pero si no te he hecho nada!!! – gritó comenzando a desesperarse
– No es necesario que hagas nada… solo basta con mirarte y saber que estas ahí…-el alemán se llevó las manos a la cabeza… – En verdad no sé qué hacer Daniel… te tengo metido en la cabeza… no sé que me sucede contigo…- ambos se quedaron en un incomodo silencio
– Danny – de pronto había dejado de sentir ese miedo profundo. El alemán, al parecer, no pensaba dañarlo… parecía de verdad desesperado. Él entendía bien cómo era la desesperación.
– ¿Cómo? – lo miró extrañado
– Me llaman Danny, nadie me dice Daniel- el alemán lo miró de manera diferente… ahora sus ojos parecían aún más suaves y dulces.
– Soy Klaus… aunque nadie lo sabe aquí- se miraron, un poco nerviosos. Klaus estiro su mano y Danny se la estrecho con cuidado, temeroso. Lo soltó de inmediato, sin problemas. Klaus, aún sentado sobre su alfombra, se reclinó contra la pared y habló sin mirarlo..
– No quería asustarte… es solo que… no sé qué me pasa contigo… estoy con Luna pero pienso en…-
– No me lo digas… no quiero saberlo – Danny se llevó las manos a los oídos, tapándoselos.
– Mierda… ahora si la hice buena… ¿te asusté, verdad? – Danny no contestó. Era tan obvio el susto que se había llevado – Lo siento… soy un idiota… es que… nunca antes me había pasado algo así… eres un hombre… a mí me gustan las minas… ya sabes… y de pronto apareces tú… todo bonito y misterioso… y..-
Danny levantó una mano para callarlo… no quería escucharlo decir esas cosas… se había dado cuenta que Klaus no era malo, solo estaba terriblemente confundido o terriblemente loco o tal vez, terriblemente volado… además… cuando lo escuchaba le recordaba a Julio.
– Ya… ya no digas nada más, por favor- le dijo en forma exigente… ya no lo asustaba. Se quedo sentado de igual manera a su lado, sin tocarlo.
– Yo… lo siento Danny… si quieres me voy ahora – hizo el intento de ponerse de pie
– No… quédate, pero no vuelvas a decirme… eso –
– Pero lo sigo pensando y sintiendo – sonaba molesto, como si de verdad eso lo tuviera cansado
– No quiero escucharlo… me recuerdas a alguien –
Otro incómodo silencio
– ¿Al que te golpeó? –
– Si –
– No quiero recordarte a ese… ¿Por eso viniste a dar aquí? –
– Si… algo así –
– ¿Quieres contármelo?… me gustaría golpearlo de vuelta – Danny sonrió imaginándolo… le gustó escucharlo, aunque fuera una estupidez. Klaus sonrió apenas… era la primera vez que lo veía sonreír. Le gustó… apoyado contra la pared, con su pelo rubio corto, sus ojos azules tranquilos y su rostro interesado en él… Danny pensó que era bonito… era terriblemente bonito mirarlo, vestía los pantalones del uniforme militar, botas del mismo estilo y una camisa oscura… no le tenía miedo… le estaba gustando conversar con él… necesitaba a alguien con quien hablar.
– Cuéntame de ti mejor-
Klaus se quedó con él varias horas esa noche, le contó la historia de su vida, familia normal de clase media, padre y hermano militares… se había sentido obligado a seguir la misma profesión pero le gustaban otras cosas… a él le gustaba la música, la pintura, el arte… después de dos años reventó y dejó botado todo… su familia lo repudió y él a su vez, se alejó de todos ellos. De eso hacía más de dos años. Desde entonces había vivido con algunos amigos o parientes pero había terminado quedándose solo… no hacía nada, no tenía dinero para estudiar… vivía en la okupa desde hacía muchos meses y Luna lo había recibido como amigo y amante… ella lo había elegido y era una maldita perra celosa que no dejaba que nadie se le acercara… pero estaba bien, él no necesitaba a otra… Luna se encargaba de él… y todo estaba bien…
-. Hasta que apareciste tú – los ojos azul cielo lo miraron ya sin rabia… ahora expresaban otro tipo de emoción.
CAPITULO 15
DANNY 3
Esa conversación fue el inicio de una extraña amistad. Quizás, en circunstancias diferentes, Danny jamás se habría vuelto amigo de Klaus, pero tal como estaba su vida… un amigo, alguien que se interesara un poco en él, parecía un precioso tesoro. Danny, de a poco, comenzó a abrirse con Klaus y al cabo de una semana ya le estaba contando algunas partes de su vida, a veces, sin querer, contaba un poco más de lo que debía.… se distraía mirando los ojos celeste tan hermosos y luego se avergonzaba de haber hablado más de la cuenta. Klaus intentaba comportarse normal con él, pero se sentía miserablemente atraído por el chico de cabello rubio oscuro con ondas, ojos miel, una inocencia robada y tristeza permanente. Se sorprendió al saber que solo eran 14 y no 16. Un sentimiento de protección nació en Klaus respecto del chico al notarlo tan perdido y dolido, pero, aún así, no podía evitar deslizar frases y miradas que le daban a entender a Danny que no solo quería su amistad. Sin embargo, no había vuelto a intentar tocarlo y cuando Danny hablaba, Klaus lo escuchaba con atención.
Había comenzado a trabajar con el “tío” de Leo… en realidad era un trabajo duro lavando y limpiando mugre en un restaurant de baja categoría… pero no se quejaba, a pesar del mucho trabajo que había, y trataba de hacerlo bien… empezaba a las seis de la tarde y Leo lo llevaba de vuelta cerca de las dos de la madrugada, generalmente en alguno de los lujosos autos que tomaba “prestados” en donde trabajaba… recibía su dinero de inmediato. Leo le entregaba cada vez una cantidad de dinero que a Danny le parecía mucha dado que nunca había tenido dinero propio en su vida… jamás, hasta entonces, había necesitado comprar algo, Julio se encargaba siempre de él… Danny estaba agradecido… tal vez era cierto que Leo se quedaba con la mitad de lo que le correspondía, pero también era cierto que lo estaba ayudando y sin eso, seguiría echado en la alfombra mascullando rabia y tristeza.
– Te está estafando – Klaus lo esperaba despierto todos los días… Luna estaba dormida a esa hora y aunque se había enterado de su amistad, no se sentía celosa de un chico… el alemán se instalaba sobre su nueva colchoneta, que habían comprado juntos recién, y lo esperaba hasta que llegara… muchas veces cansado y con sueño. Entonces el alemán se quedaba con él, sentado con la espalda apoyada en la pared, y Danny se acurrucaba para dormir. Klaus le acariciaba el pelo, las mejillas, los brazos y la espalda con una suavidad y un cariño que reconfortaba mucho a Danny, todo era por sobre la ropa, hasta que estaba profundamente dormido… habían llegado a un acuerdo… de esos que no se conversan ni tienen palabras, pero que ambos entendían perfectamente… Danny creía entender lo que le pasaba a Klaus y le permitía acariciarlo pero Klaus nunca debía intentar hacer nada más que eso… Danny confiaba en que Klaus respetaría este extraño trato… esperaba que así fuera porque en verdad, le gustaban sus caricias… era rico que lo esperara cuando llegaba cansado en la noche… casi dormido, y lo acompañara hasta que se durmiera. Conversaban mucho durante el día… no tenían más que hacer, Klaus le hablaba de lo frustrado que se sentía por no poder estudiar o tocar música… amaba la música con todo su ser… pero no tenía dinero para costear ninguna de esas cosas… Danny se preguntaba cómo es que no trabajaba o por qué no lo hablaba con su familia, pero no se atrevía a preguntarle directamente.
Klaus quería saber más pero Danny no tenía mucho más que contar… se había ido dando cuenta de lo pobre y limitada que había sido su vida hasta ahora… comenzaba y terminaba en su hermano… reducida solo a él… nunca había experimentado las cosas de las que el alemán le hablaba… loa amigos cercanos, las bromas, las fiestas… las relaciones cercanas con otros parientes… nada de eso le resultaba conocido. Cuando al cabo de un tiempo, Klaus entendió la historia completa se sintió indignado… ¿Por qué no lo había denunciado? ¿Porqué se había dejado abusar por tantos años?… Danny también se preguntaba ahora por que había aguantado?… no tenía una respuesta. Lloraba al sentirse tan idiota e ignorante. Se daba cuenta ahora del daño que le habían hecho y cómo nunca supo defenderse.
De a poco, Klaus le fue enseñando cosas tan básicas como ir a un supermercado, comprar ropa en una tienda, ir al cine a ver una película, escuchar música gratis en las plazoletas y centros comerciales y más que nada, a relacionarse con la gente; lo obligaba a saludar y a buscar conversación con las demás personas, se reía un poco de él… pero también lo ayudaba, lo animaba y lo presionaba para que lo hiciera… con lentitud y al lado de su único y nuevo amigo, Danny empezó a salir del cascarón. Todo esto sucedía cuando Luna no estaba… Era amigo de Klaus, pero no de Luna. Danny no sabía que hacia ella durante el día, salía temprano y cada atardecer regresaba con algo de dinero y algún tipo de alimentos para compartir. Pronto Danny también pudo comprar alimentos. Le habría gustado comprar más cosas… una cama, una puerta… algo de ropa… pero allí, en la okupa, todo eso estaba fuera de discusión… no era una vivienda permanente.
Aquel día despertó tarde… Leo lo había traído cerca de las 3 de la madrugada y durmió hasta 11 de la mañana. A pesar del frío se duchó con agua helada, la única que había, y pensó en salir a buscar algo para desayunar o almorzar… lo que fuera, solo comida. Pasó frente a la habitación vecina y vio a Klaus. Se detuvo
– Acompáñame a comer– lo habían hecho muchas veces ya, a Danny no le molestaba compartir su dinero con él… Klaus siempre accedía y hoy no fue una excepción. En un negocio cercano compraron algunas cosas y regresaron caminando lento a la okupa. En el cuarto de Danny comenzaron a comer… Klaus estaba inusualmente callado…
– ¿Te pasó algo? – preguntó Danny mientras bebía leche chocolatada de una caja. Klaus lo miró algo molesto
– Lo mismo de siempre- Respondió mirándolo fijo. Ya sabía que era… era él. Klaus seguía sintiendo cosas fuertes por él y a veces eso lo ponía de mal genio, su frustración era inmensa aunque Danny sabía que el sexo con Luna era muy seguido….
– No es lo mismo – le había contestado Klaus días atrás – lo hago con ella… pero estoy pensando en ti-
– Te pedí que no me dijeras – le dijo molesto, no quería saberlo
– Pues quiero que lo sepas…- se acercó a Danny hasta que se miraron de frente, muy cerca uno del otro – quiero que sepas que tengo sexo con ella pero en mi mente estás tú… solo tú, quisiera que fueras tú en vez de ella – sus ojos irradiaban rabia… Danny se quedo quieto hasta que lo soltó
– Lo siento Klaus… en verdad lo siento – casi lloraba… un poco de miedo por la violencia del deseo de Klaus y otro poco porque había recordado la violencia de su hermano… odiaba cuando Klaus se ponía así
– Oh mierda!! Danny… – lo abrazaba y lo acariciaba – perdón… perdón… me pongo tan idiota contigo a veces… se me olvida que eres tan chico…. es que ni yo me entiendo… no sé qué me pasa contigo… yo no soy así…– volvía a ser el Klaus tranquilo, su amigo, con el que podían hablar de todo y entenderse hasta en los extraños sentimientos que experimentaban…
Klaus no sabía pero Danny le había dado muchas vueltas… el alemán era bonito… no podía negar que se sentía algo atraído por él y más que nada, se sentía halagado de gustarle… era su único amigo… Leo no contaba como tal, nunca hablaba con Leo. Dejo la leche de lado.
– Klaus… ¿Qué… – suspiro profundo y agitado – ¿Qué es lo que quieres?-
Los ojos celestes se abrieron desmesuradamente… sólo le tomo un segundo saltar a su lado… tener sus labios sobre los de Danny y saborear su boca con gusto a leche y chocolate… no lo tomó con cuidado y delicadeza sino con la violencia de la furia contenida… sus labios presionaban fuerte los de Danny… chupaba, y lamía… se abría paso en su boca y se desesperaba al darse cuenta que no era suficiente… quería más aún… se estaba volviendo loco… tenía a Luna y podía tener a cualquiera de las minas del okupa… o de la cuadra… sabía que era atractivo y que las mujeres lo miraban con deseo… pero sin embargo, ahí estaba él, el muy idiota, suspirando y babeando por un mocoso… un hombre para peor!!!… pero no podía dejar de pensar en él… no sabía qué diablos tenía que le parecía tan deseable… adorable y atractivo… su físico… se le había quedado pegado en los ojos y moría por tocarlo… su forma de caminar… de moverse, de hablar… mierda!! le gustaba todo de Danny… quería tocarlo… tocarlo por todas partes y hacerle todo tipo de cosas sucias que habían pasado por su mente… estaba enojado con él mismo y con Danny por tener y despertarle esos sentimientos … era otro hombre… Klaus pensaba que si alguna vez llegaba a fondo con él, seguro se iba a dar cuenta de lo idiota que estaba siendo… un hombre no iba a satisfacerlo como una vagina y un par de generosos senos… ni siquiera sabía cómo mierda tener sexo con otro hombre!!! Pero ahí estaba, emocionado hasta el dolor por un beso de él.
Sujetó fuerte a Danny de los hombros y profundizó el beso… creyó … estaba seguro que el día que lo tocara de forma un poco más íntima iba a sentir repulsión y asco… pero para su sorpresa estaba sintiéndose maravillosamente bien… Danny estaba respondiendo a su beso… estaba separando sus labios y le permitía ingresar su lengua y saber cómo era y a qué sabía el interior de su cavidad… mierda!!!, sabía deliciosamente bien. Al contacto con su lengua sintió que su cuerpo se erizaba entero y ondas de excitación pura lo recorrían dejándolo agitado y ansioso. Se separó y lo miro asombrado… en verdad sorprendido de lo que había sentido
– Danny!…- Danny sonrió… Klaus aprovechó. Estiro sus manos y comenzó a tocar… lo había tocado antes pero ahora era diferente… comenzó con su pelo largo, lo tomó entre los dedos y sintió la suavidad… su rostro, el cuello, la fina línea de la clavícula… habría podido seguir así toda la tarde, escuchando cómo Danny se estremecía y emitía pequeños gemidos, movía su cabeza hacía donde estaba su mano…
– Quiero verte…- dijo Klaus comenzando a levantar su ropa para quitársela… estaba absolutamente excitado y no se iba a detener… tenía que saber de una buena vez que era lo que le pasaba con este chico antes de perder la poco cordura que le estaba dejando. Danny lo pensó un segundo, no tenía puerta y cualquiera podía verlos… pero estaban en las piezas del fondo y a esta hora había muy pocas personas en la okupa… además, aquí nadie se metía en los asuntos de los otros… levantó sus brazos y la ropa salió de su cuerpo… Klaus se acercó aún más, arrodillados, frente a frente… se quitó su propia ropa del torso… El alemán era un hombre hermoso… aun tenía músculos marcados, recuerdo de su paso por la milicia, y su cuerpo tenía una hermosa forma… Danny era precioso, delicado… parecía una niña… su cuerpo delgado… lo tocó casi con miedo… no porque fuera hombre sino porque le parecía increíble lo que estaba sintiendo. Juntó su pecho con el de Danny y el calor del roce fue delicioso… Danny lo abrazó un poco extrañado, no esperaba esto… pensó que iba a tratarlo igual que Julio… brusco, sin ningún tipo de consideración… Julio solo lo consolaba y acariciaba después de dañarlo… pero esta deliciosa sensación al sentir el pecho de Klaus contra el suyo era nuevo… ahora le besaba la piel sobre los hombros y subía por su cuello, le sujetaba con fuerzas la nuca… como si le costara convencerse de que lo tenía en sus brazos y temiera que fuera a escaparse o a arrepentirse… lo volvía a besar, con algo de violencia y dulzura por partes iguales… lo miraba a los ojos y lo hacía sentir avergonzado… extraño, estas muestras de cariño eran algo nuevo y maravilloso
– Esto va de mal en peor Danny- le dijo Klaus mirándolo de frente, con los ojos claros llenos de lujuria y la sangre agolpándose en su sexo. Él, solo respiraba agitado.
– Quiero más de ti… quiero sexo contigo… ahora… no me puedo detener – lo miró esperando su respuesta… Danny se había excitado también pero estaba asustado… sexo… recordaba… era algo usualmente doloroso y desagradable. Klaus pego su frente a la de Danny y le hablo casi encima de su boca
– No me pidas que me detenga Danny… por favor… no puedo…- había verdadera súplica y dolor en sus palabras
– ¿Lo harías si te lo pido? –
Klaus apretó fuerte los labios y cerró los ojos. Suspiro profundamente y se alejo un poco. Cuando abrió los ojos, los tenía completamente aguados…
– Si… está bien… solo… eres cruel, ¿lo sabes?-
Danny había preguntado por curiosidad… necesitaba saber si existía algún control o si él iba a obligarlo como Julio… se emocionó al ver los preciosos ojos de Klaus llenos de lágrimas… mucho dolor al ser rechazado… frustración.
– No soy cruel – respondió con una leve sonrisa y acercándose de vuelta a Klaus y dirigiendo su mano al botón del pantalón – dime por favor que tiene un condón a mano- susurró en su oído. Klaus, brusco, lo tomo de los hombros para poder mirarlo… sus ojos brillaban de emoción
– Te mataría… si no fuera porque quiero follarte – Se levantó y sin ponerse la camisa corrió hasta su habitación… de uno de los bolsos de Luna extrajo un par de protectores y volvió a toda prisa. Se arrojó sobre él y rodaron riéndose y besándose por la colchoneta… cuando se acabó la risa y los besos y caricias intensas más el roce de sus sexos por sobre la ropa, ya no alcanzaban para calmar el deseo, Klaus habló primero
– No sé qué hacer, Danny – lo tenía apretado contra él y le hablaba mirándolo a los ojos. Danny sonrió suavemente y le devolvió una caricia sobre el pelo y arrastrando su mano por la espalda de Klaus hasta el borde del pantalón… se sentían tan bien el cariño y los roces.
– Yo sí sé qué hacer – Pensó en el dolor, pensó que tal vez, solo tal vez, podría hacer que fuera diferente esta vez … después de todo él iba a enseñarle a Klaus. Le quitó el pantalón e hizo lo mismo… la ropa interior… desnudos… ambos… Klaus no sintió vergüenza… tenía un cuerpo que valía la pena ser mostrado… más bien no se dio cuenta de su propia desnudez… sólo tenía ojos para mirar a Danny… se acercaron el uno al otro… Klaus claramente quería todo… pero no estaba claro como comenzar. Esta vez Danny fue el maestro y Klaus se dejó hacer… nervioso y excitado como nunca… Con calma Danny hizo lo que Julio tantas veces le había enseñado… Con su mano firme y segura agarro fuerte el pene de Klaus… frotó de arriba abajo… necesitaba algo de semen para que sirviera de lubricante… tenía claro que podía usar saliva… pero era menos doloroso si estaba mejor lubricado con semen… al principio sus movimientos fueron maquinales… automáticos… esperaba que en cualquier momento Klaus se volviera contra él y lo tomara a la fuerza… Julio lo hacía siempre… por eso se sorprendió mucho cuando Klaus comenzó a acariciarlo de vuelta, repitiendo sobre su miembro lo mismo que él hacía y dejando sobre su pecho y su piel pequeños besos que se sentían muy bien… demasiado bien… eso era tan nuevo y tan dulce… Danny reaccionó… cambió de inmediato su forma de masturbarlo… ahora había una especie de sentimiento, mezcla de sorpresa y gratitud… algo de alegría también… estaba “sintiendo” lo que pasaba en Klaus cada vez que movía su mano… y le gustaba saber lo que estaba causándole… le gustaba el gesto de placer… el leve jadeo en su boca… la forma en que lo miraba… la mano de Klaus imitaba sus movimientos y se sentía deliciosamente bien… sintió su mano húmeda… calmó el ritmo ganándose una mirada reprobatoria de Klaus… Esperó lo peor… pero no paso nada malo… Klaus lo esperaba… él dirigía… se sintió genial. Cuando sus dedos estuvieron suficientemente húmedos llevó su mano a su parte posterior… Klaus lo miraba fascinado… su pene tenía vida propia y saltaba y brincaba anticipando el placer.
– ¿Qué haces?-
– Dilatar… expandir… tienes que meter eso dentro de mi… no quiero que me duela – contestó con naturalidad. Danny nunca supo el torrente de emociones que esas simples palabras aclaratorias habían desatado en Klaus… mierda!!! dentro de Danny… dentro de la criatura que le estaba robando el sueño y la tranquilidad desde que lo viera, no podía esperar más
– Mierda Danny… me tienes ardiendo!- se movió con cuidado hasta quedar detrás de Danny… no podía aguantarse tocarlo, deslizar su mano por su piel y sentirse completamente enardecido por el espectáculo erótico que era Danny penetrándose con sus dedos… quiso ser él… acercó su mano a la de Danny y la mantuvo ahí sintiendo el movimiento de sus dedos… su pene estaba tan duro que dolía y el liquido perlado llenaba la cabeza de su miembro
– Klaus… el protector-
Reaccionó al fin, quitando su vista y sus manos, se puso el protector… moría por hacerlo ya. Volvió a ponerse detrás de Danny, acercó su pene a la partidura entre sus nalgas… su piel era suave… parecía de bebé… separó hasta encontrar el orificio donde antes estuvieran los dedos y comenzó a presionar con lentitud, sintiendo algo nuevo y especial… apretado, estrecho… fantástico. Danny tomo las manos de Klaus y las puso en sus propias caderas… luego doblo su torso hacia adelante… y se quedo quieto esperando el dolor…
-¿Danny?- la voz de Klaus era entrecortada y ansiosa – ¿no te duele? –
Danny no supo que decir ni hacer… Klaus entraba lentamente y apenas sentía una leve presión… Klaus iba llenándolo de a poco y no… no le dolía. ¿Se estaba preocupando de que no le doliera?…
– Estoy bien – respondió completamente extrañado. Klaus se movió un poco más, gimió palabras sin sentido lógico y entro completamente en Danny… lo supo no por el dolor sino porque sintió sus testículos y huesos chocar suavemente contra su piel y se sintió completamente lleno… agradablemente lleno… nuevo, diferente… bueno.
– Mierda Danny… quiero quedarme a vivir aquí– dijo Klaus totalmente extasiado, intentando una especie de abrazo con el que lo acarició haciéndolo sentir bien. Danny rió… río porque no le dolía, rió porque lo que Klaus decía era una estupidez… pero era lindo escucharlo y sentir como sus manos lo acariciaban y trataban con cariño.
– Muévete despacio alemán loco–
Klaus estaba en otro cielo… Danny lo apretaba y lo cobijaba en su cuerpo y él quería todo… ahora sabía lo que quería de Danny… ahora de pronto, al ver su cuerpo de niño expuesto y preparado para él, había entendido que finalmente estaba consiguiendo lo que lo había buscado desesperado durante tantos días… ahora quería estar dentro de Danny, en ese lugar apretado, estrecho y caliente cada día por el resto de sus días… no había ningún lugar mejor en este mundo que dentro de él. Empujaba y se retiraba con suavidad al principio, pensando en no dañarlo más que en su propio placer… recordó las historias del maldito hermano, que Danny contaba a medias, y no quiso recordárselo… fue cuidadoso y gentil… hasta que la necesidad lo obligó a ir más y más rápido… necesitaba más … roce, calor… mierda, esto era mejor que el paraíso…. pero Danny no estaba adolorido, cada minuto estaba más sorprendido y excitado… gemía y jadeaba al mismo ritmo que él… en algún momento el alemán entro profundamente dentro de Danny tocando un punto que cambió su percepción del sexo para siempre… Klaus había dado contra su próstata y la sensación fue lo mejor que había experimentado en su cortos 14 años… gritó de placer y de nervios… no sabía que había pasado pero quería más… su cuerpo buscó a Klaus y él entendió… lo volvió a tocar una y otra vez, se reía solo, gemía con fuerzas, su respiración se cortaba… Klaus siguió haciéndolo hasta que Danny llegó al clímax perdiendo sus sentidos en el verdadero placer, por primera vez. Klaus por su parte, estaba maravillado de lo que sentía, estaba saciando la sed que lo atormentaba desde que lo había visto… expulsó su semen dentro de él, en el protector, y supo que nunca más Luna podría volver a complacerlo como lo había hecho Danny… ahora era peor… había aclarado su duda solo para descubrir que quería más… necesitaba más de Danny.
Agotados, sonriendo como idiotas y mirándose con una extraña mueca de cariño, quedaron rendidos sobre la colchoneta… Danny tomó unas servilletas de la bolsa de la comida y comenzó a limpiarse… Klaus tomó otra y le ayudó… lo miraba y sonreía… había algo de ternura y vergüenza en ambos… hasta ahora no habían dicho una palabra. Luego se pusieron la ropa interior y los pantalones y se tiraron uno al lado del otro… sin tocarse. Estuvieron así un rato hasta que su ritmo respiratorio volvió a la normalidad
– Danny…
– Klaus…
Hablaron al mismo tiempo. Se miraron, serios… muy cerca uno del otro… Klaus se levanto, quedando apoyado en un codo y su mano recorrió el dibujo de los labios de Danny, con mucha ternura y suavidad… mirándose a los ojos… se acercó, estiro su lengua y volvió a recorrerlos, aún sin besarlo…
-. Danny… ahora no se qué hacer… estoy peor que antes… te voy a querer a cada rato – Danny solo sonrió… quería decirle algo parecido… estaba dichoso, había descubierto recién el maravilloso placer que brindaba el sexo… solo recién… se lo diría después… cerró los ojos y sintió la boca de Klaus besarlo… se dejo llevar por ese beso… ya pensaría después como iban a solucionar el drama que habían comenzado.