Miguel Capítulo 48

CAPITULO 48

 

GONZALO.

Abrí la puerta de mi departamento bastante tarde… papá me había insistido muchas veces en que era mejor que pasara la noche en la casa familiar pero no estaba de humor para discutirlo ni pensarlo… fui tajante y cortante al decirle que no… Dormiría donde se me diera la gana… Me bajé molesto del vehículo, la calle estaba casi desierta a esa hora de la noche, aun hacía calor… caminé a tranco firme hacia el edificio… estaba molesto y no sabía con quien específicamente pero de buen humor no estaba… subí al ascensor con una extraña inquietud que no supe identificar… mierda!! lo que sentía aparecían estúpidas mariposas en el estómago… no me había gustado la mujercita esa con la que tendría que casarme… iba a ser mi esposa pero en ninguna parte decía que estaría obligado a tocarla o a ser amable con ella… ocho malditos años… seguía sintiendo extrañas sensaciones en mi estómago mientras caminaba hacia la puerta de mi departamento… tomé la llave para abrir… ¿estaba esperándome?… si, verdad?… tenía que estar… tenía que estar aquí dentro esperando por mi… la extraña sensación en mi estómago aumentó… por un segundo me desconcertó la falta de luces pero mis hombros se relajaron y las mariposas desaparecieron de inmediato al ver la luz del dormitorio encendida. Miguel… Un suspiro enorme de tranquilidad y una sonrisa se pintó en mi cara… Miguel estaba en el dormitorio… todo estaba bien por ahora.

Ya más tranquilo y con la seguridad de saber que estaba aquí, aunque no lo hubiera visto aún, me quité la chaqueta, saqué varios hielos y los puse en un vaso junto a una generosa cantidad de mi trago favorito… tenía calor… abrí unos cuantos botones de mi camisa y me paré en el umbral del dormitorio a mirar el interior… sorbí despacio admirando… la televisión estaba encendida y Miguel dormitaba casi desnudo sobre la cama… sentí que mi respiración se aceleraba un poco de tan solo mirarlo… mierda!! que lindo era mi mocoso… caminé despacio hasta quedar de pie al lado de la cama… lo miré detenidamente… no sé de qué ánimo estaba pero sentí la enorme tentación  de agarrar un par de esposas y sujetarlo… luego… sorbí otro trago…  luego… sacaría un par de juguetes para hacerlo sufrir un poco… solo lo suficiente para que lo disfrutara…  de un solo sorbo me terminé el contenido del vaso… los hielos seguían tintineando… Miguel odiaría despertar amarrado y ver esos juguetes… recordé su cara de espanto y sufrimiento… nunca le gustaron y ahora… debía odiarlos con más razón…  necesitaba otro trago. Volví a llenar mi vaso y regresé despacio… pensando… ¿me odiaría en serio?… de seguro recordaría toda aquella pesadilla…  no…no podía hacerle eso… mierda!! Tenía tantas ganas de hacerlo, de amarrarlo y dejarlo totalmente indefenso para mi… sumiso… tranquilo… obediente…  solo un poco de dolor… le gusta… lo sé… pensar en todo esto me estaba provocando una erección.  Antes de atreverme a esposarlo, me tomé el último sorbo del vaso…  los hielos volvieron a sonar… sonreí… tomé uno de ellos y lo chupé, limpiándolo completamente… me senté a su lado sin despertarlo y comencé a pasar el hielo por su pecho… girándolo alrededor de sus tetillas… Miguel se movió inquieto hasta abrir los ojos completamente…

– ¿Qué…?!!-

Se despertó bruscamente al sentir el hielo en su piel pero lo sujeté con la otra mano impidiéndoselo…

– Ssshhh… tranquilo…- chupé su piel luego de helarla con el hielo… volví a sus botones rosados… dejándolos fríos y sensibles para luego absorberlos en mi boca… Miguel se quedó tranquilo dejándome hacer… solo su respiración cambió… señal inequívoca de que se estaba excitando… me quité la ropa sin dejar de tocarlo… gotas de agua, del hielo derretido, caían por su pecho… las lamí con exagerada lentitud… demorándome en sentir su sabor

– Gonzalo…-

No quería hablar… no quería contarle de la cena y toda esa estupidez… quería más bien alejar todos esos recuerdos de mi mente… anularlos, borrarlos… seguía pensando en la idea de esposarlo y someterlo… tenía muchas ganas… pero…

– Quiero esposarte…- las palabras salieron antes de que las pensara… Miguel saltó alejándose… se quedó en un rincón de la cama mirándome con los ojos muy abiertos… dispuesto a salir corriendo o a golpearme si me acercaba… mierda, lo sabía!!

– Ni se te ocurra…- había amenaza… dolor y pena en su voz… Di vuelta a la cama y me acerque con las manos en alto en señal de paz…

– Lo siento… lo siento mocoso…- lo abracé calmándolo… como mierda había podido decirle eso?… Miguel temblaba un poco pero se tranquilizó rápidamente. Me senté a su lado… sintiéndome un poco culpable… sujeté sus manos entre las mías… creo que las emociones de la noche me habían dejado un poco idiota… tal vez toda esta farsa de aceptar tranquilo mi destino me estaba pasando la cuenta y quería rebelarme… un poco de autoridad, de control…  controlar lo que más me costaba y se me volvía cada vez más difícil… Miguel.

– ¿Fue en serio?-

– Si… lo siento… no voy a hacerlo-

– Se… se que te gusta… pero yo no puedo.. no puedo, Gonzalo-

– Lo sé… lo entiendo… perdóname-

– Prométeme que nunca me lo harás- sus ojos me miraban exigiendo la promesa…

– Te lo prometo… nunca lo haré si no quieres-

Se abrazó a mi cuello… sabe que si le prometo algo es porque voy a cumplirlo… terminé de desvestirlo… Miguel me besaba por todas partes… Dios!! Era maravilloso lo que me hacía con su boca y sus dientes… su lengua… con su cuerpo sobre el mío.

– Cuanto bebiste?- preguntó luego de besarme

– No lo suficiente –

– ¿Así de mal estuvo?-  me pareció notar una nota de satisfacción en su pregunta…

– Peor

– ¿Me vas a contar? –

Miguel me empujó sobre la cama y dejó mis manos extendidas más arriba de mi cabeza… seguía recorriendo mi cuerpo… entero… sus manos en mis bolas… su lengua en mi pene lamía y chupaba… Diablos! Miguel estaba realmente hiperactivo ahora…

– No… ahora no…- me quedé tranquilo.. me estaba gustando mucho todo lo que estaba pasando

Me buscó la boca y me besó dominante… introduciendo bruscamente su lengua dentro de mi boca… sujetándome con ganas… ¿Qué estaba pasando?… lo dejé hacer… estaba acostumbrado a sentirme su dueño y dominarlo a mi gusto, pero en este momento Miguel estaba… diferente…  Seguras y decididas, sus manos me empujaron de un lado

-. Date vuelta Gonzalo – su voz!… nunca le había escuchado hablar así de fuerte y dominante… mierda!!… Ya sabía lo que quería… ahora??!!!… tenía que ser justo ahora??!!!

– Miguel?…- levanté un poco mi cuerpo apoyándome en los codos… quería ver su cara… confirmar lo que estaba pensando… me miraba serio… excitado… su erección sobresaliente entre sus piernas… y en sus ojos decisión… estaba decidido… había aceptado el ofrecimiento que le hiciera en la casa de la playa…

 

MIGUEL

¿Que sentí? Rabia… Miedo… mucho miedo al pensar en verme nuevamente amarrado y sometido a la voluntad de Gonzalo… a mi mente se vinieron de golpe los recuerdos de aquella maldita noche de horror… las esposas hiriendo mis muñecas y… no… no… ahora no era así… respiré tranquilizándome… ahora Gonzalo es diferente… y yo también…  esposas?… quizás algún día pueda ser capaz de hacerlo… de dejar que me las ponga… por él… porque sé que le gusta  pero no así de sorpresa… no ahora que estoy tan idiotamente sensible… reaccioné como era de esperar, alejándome y queriendo salir bruscamente del departamento… pero… le había prometido quedarme… Gonzalo es incapaz de romper un promesa una vez que daba su palabra… y me acababa de prometer que no iba a esposarme jamás sin mi consentimiento… a su vez, yo iba a cumplir mi promesa de permanecer con él, de la misma manera… me quedé esperando a ver que hacía, con el alma en las manos…  se acercó a pedirme perdón… Dios! Solté el aire y respiré aliviado… creo que lo entendí… Gonzalo estaba enredado… sus sentimientos completamente confusos… de partida me di cuenta que había tomado una o dos copas más de lo que debió… él, que muy rara vez pierde el control… algo feo debió haber pasado… solo una vez lo había visto excederse seriamente con el alcohol… pero no quería recordar aquella vez… no sé en realidad que fue exactamente lo que gatilló en mí el deseo de poseerlo… el susto de pensar en que me podía esposar, la rabia de recordar lo que me había hecho… de saber que venía de vuelta de verla a ella… el saber que si no era ahora tal vez no sería nunca… el verlo arrepentido de haberme asustado… se quedó tranquilo sobre la cama, totalmente dócil a mis caricias… entonces sentí el deseo urgente de penetrarlo…  de hacerle algo que nadie le había hecho antes… de marcarlo como mío… sabía bien que nunca antes Gonzalo se había entregado a otra persona… tenía un tatuaje en su piel con mi letra, pero quería más… tenía hambre de saberlo mío

– Date vuelta, Gonzalo – lo empuje despacio, quería hacerle saber mis intenciones… se levantó y me miró… en solo un par de segundos entendió lo que le estaba diciendo…  nos quedamos anclados mirándonos, leyéndonos sin palabras… no le estaba preguntando… le estaba diciendo lo que quería hacer… me miró serio… por unos segundos me sentí algo intimidado, tragué saliva pero no quité mis ojos de los suyos… habría sido rendirme, claudicar… entonces soltó un sonrisa… de esas sonrisas de medio lado que tiene cuando planea algo que me asusta… saltó como un león y me atrapó entre sus brazos, inmovilizándome

– ¿Quieres hacérmelo, mocoso?-  sentí que desfallecía… me quitó el aliento con un beso feroz aplastando mis labios y ahogándome con su lengua dentro de mi boca…

– si…- respondí apenas… me miró, sus ojos a escasos centímetros de los míos…

– Soy todo tuyo- me volvió a besar dejándome claro quién era el que mandaba aquí… luego me soltó bruscamente, me sentí inestable sin sus brazos a mi alrededor y se tendió de espaldas en la cama… recuperé de a poco la calma… la respiración… su cuerpo… magnifico, tendido en la cama, para mi… estaba asustado, nervioso pero… era mío, quería hacerle saber que era mío, marcarlo como mío… que se acordara para siempre que yo había sido el primero, y esperaba que el único, a quien se había entregado.

Mierda!!! por donde empezaba??… ternura y delicadeza?.. con Gonzalo??.. no, creo que no… aunque… no voy a hacer lo mismo que él hizo conmigo… Tomé lo que necesitaba de la mesa del velador… Sé que Gonzalo me escuchó hacerlo pero no se movió… me subí sobre su cuerpo… comencé a acariciar su trasero… besar su espalda… su cuello… excitado… muy excitado. Me senté a horcajadas sobre sus muslos… mis manos en sus nalgas, tan duras y  firmes… Diablos!! En verdad iba a hacerlo… el corazón me latía muy rápido…

-.Gonzalo?…- quería preguntar… saber

– Hazlo…- me respondió de inmediato… absolutamente consciente de mis miedos y temores… pero incitándome a continuar. Unté mis dedos en lubricante… mucho lubricante… nervioso, sentía mi estómago completamente recogido pero tenía una erección fenomenal… iba a estar dentro de Gonzalo… Dios!!!.  Esto era un sueño… me abrí camino entre sus nalgas, separándolas y besándolo… mordiéndolo y de pronto uno de mis dedos estaba masajeando y presionando su ano para entrar… lo escuché respirar profundamente e intentar relajarse… soltarse… entré… tan apretado y firme… diablos!…  esto sí es estrecho y fuerte… caliente, el interior de Gonzalo es cálido.. mierda!!! Estoy goteando de solo pensar en donde voy a entrar…  Gonzalo no hizo ni dijo nada… solo giro levemente su cabeza, acomodándose… su respiración se mantenía normal mientras yo sentía que la mía se me escapaba de control… inserté otro dedo y comencé a moverlos lentamente… pensé si le iba a causar dolor… esperaba que no pero… nunca nadie había estado en ese lugar antes… me emocioné… era el primero en su vida… sentí mis ojos llenarse de lagrimas… Gonzalo seguía respirando normal… sentí que su canal cedía un poco… lo intenté con un tercer dedo y por primera vez sentí su resistencia y su respiración algo más agitada… subí a su lado sin quitar mis dedos

– ¿Todo bien?- le pregunté muy cerca. Abrió los ojos y me miró… aun tenía esa sonrisa torcida… quizás un poco más forzada que antes, pero con una ternura increíble… Dios lo amo!!… Amo todo de él incluyendo esa sonrisa perversa… todo, maldita sea…

– Considerando que estoy a perdiendo mi virginidad… todo bien mocoso – me beso y volvió a sonreír… continué con lo que estaba haciendo… pensé en lo que me gustaría que hubiera hecho conmigo… lo que se debía hacer para preparar a alguien… Gonzalo seguía tranquilo, solo su respiración cambiaba de frecuencia de repente pero nada me indicaba que le molestara o doliera. Después de un rato quité mis dedos, me estaba poniendo el protector…

– No… Quítate eso… –  de acuerdo… pura piel entonces… el lubricante paso directo a mi pene… ahora… era ahora cuando yo penetraba a Gonzalo… al hombre de mi vida… al que significaba mi todo… mis mayores alegrías y mis peores dolores…  mi pene hizo contacto con su entrada… me estremecí anticipando… presioné empujando con fuerzas hasta sentir que estaba dentro suyo… sentía sobre mi miembro la resistencia natural de su cuerpo a la intrusión… empujé un poco más fuerte… ya estaba dentro de Gonzalo… caliente, apretado, delicioso… demasiado bueno…  me detuve y escuche atento su respirar…  bastante más agitado que antes… seguí presionando hasta que ya no pude entrar ni un milímetro más… nuestros cuerpos tan juntos… mi pelvis contra sus nalgas… me acerque lo que más pude a él… no pensaba moverme aún

– Estoy dentro tuyo- le susurré despacio

– Te siento mocoso… te siento– estaba emocionado… Gonzalo estaba emocionado!!! Pude sentir toda la emoción en su voz… me llené de un sentimiento de calor inmenso… lágrimas, deseo… amor… puro y genuino

– ¿Te duele? – pregunté tontamente…

– Tolerable…- se dio vuelta despacio y su boca buscó la mía… no puedo describir la sensación de besarlo y estar dentro suyo al mismo tiempo… Gonzalo seguía mandando en mi boca, en mi vida… en todo mi mundo… pero yo estaba dentro de él ahora…

– Muévete… lo quiero todo-  me ordenó

Sonreí… lo besé acariciándolo…  seguí su orden al pie de la letra. Comencé lentamente pero necesitaba más y más… sus paredes me apretaban y me sentía morir de placer… no fue demasiado rato… la emoción y los sentimientos me ganaron rápidamente… estallé en un remolino de mil sensaciones susurrando fuerte su nombre… mi simiente dentro de su cuerpo… imborrable… mío… solo mío.  Me dejé caer agitado a su lado… me había corrido dentro de él… estaba lleno de mí y yo estaba llorando como un niño… lo abracé desesperado, me recibió y cruzó sus brazos acogiéndome y calmándome

– No llores… fue hermoso Miguel-

– Lo sé… fue demasiado hermoso-

– Te amo…-

¿Alguna vez llegaremos a estar más unidos que en este momento?… Cuando me ha entregado todo?… Cuando su piel y la mía están pegadas de sudor y de necesidad y somos uno solo… sentimientos, mente y cuerpo…  Mi respiración volvió a la normalidad y me tranquilicé en sus brazos… nos miramos… sonreímos… como niños pequeños… se lo había hecho!!.  maldición!!!… “Hermoso” no era una palabra que alcanzara para describir lo que acababa de suceder…  recién me había corrido pero estaba lleno de excitación y sentimientos… nos besamos, primero suavemente y con ternura… rápidamente nos fuimos volviendo más intensos y apasionados…

– ¿Ahora sabes lo que siento al estar dentro de ti? – preguntó sobre mi boca abierta… sus labios tocando los míos, su lengua en mi boca…  asentí moviendo mi cabeza… lo deseaba de nuevo… lo quería dentro de mi… me acomodé buscando la mejor posición, Gonzalo también lo quería… de un manotazo alcanzó a tomar el lubricante sino… creo que me habría dado lo mismo… me penetró con fuerza… sujetando mi cuerpo pegado a su piel…  me hizo el amor con una mezcla de ternura y agresividad… yo totalmente abandonado y entregado a su amor… lo sentía entrar y salir de mi… sus labios repetía mi nombre… en su cuerpo había quedado mi marca… estaba condenado a morir de amor por Gonzalo… ahora más que nunca… para siempre.

 

LIDIA

María  y su extensa comitiva legaron muy temprano al día siguiente a la tienda de Lidia; estaba su madre, su hermano, un par de guardaespaldas que esperaron afuera y Esteban, el hombre de confianza de Don lino que había acompañado a las mujeres y al heredero.  En la tienda de Lidia esperaba ella, su madre y Daniel… Gonzalo ni siquiera se dio por enterado del trámite de buscar el vestido de la novia apropiado para la ceremonia. Durante el viaje de vuelta la noche anterior, Lidia le había tocado el tema pero Gonzalo ni siquiera respondió…  Lidia suspiró sabiendo que sería ella misma la que tendría que correr para encontrar algo para su hermano… él no iba a mover un dedo para prepararse para el matrimonio.

Cinco minutos después de haber entrado al local, Daniel y Coque desaparecieron en el interior pretextando aburrirse de ver a María probarse vestidos… ciertamente tenían cosas más interesantes que hacer… fue entonces cuando Esteban se sintió dividido en su trabajo… o seguía a Coque o se quedaba con las mujeres…

– No vamos a salir del lugar – dijo Coque al ver que comenzaba a seguirlo– solo vamos a conversar tranquilos- algo tenía de especial el tono de voz de Coque… era suave pero a la vez dominante… estaba aprendiendo. Conocía a Esteban desde niño, siempre había estado cerca de la familia. Esteban asintió y volvió a su lugar junto a las señoras.

Lidia le mostraba a María lo mejor de su colección… tenía todo tipo de vestidos preciosos y todas estaban entusiasmada… Lidia seguía estudiando a María mientras la ayudaba a probarse… sus ojos atentos a las pequeñas reacciones al mencionar la ceremonia, el lugar… la vida de casada… a Gonzalo… pero la muchachita era de hielo… siempre correcta y dueña de su persona.  Lidia sabía que ella y Gonzalo no habían congeniado… pero ni aun así obtenía algún gesto que delatara su molestia o desagrado.

Luego de un par de horas, María había seleccionado 3 modelos diferentes y se los volvía a probar intentando decidirse

– Te ves muy bien con todos… pero solo uno debe ser especial… ya sabes, solo te casas una vez…- Lidia intentaba lograr emociones de ella… María sonreía con cortesía y se miraba al espejo…  Lidia sentía ganas de abofetearla… de agarrarla del pelo y preguntarle si tenía sentimientos… maldita mocosa de hielo!! No soportaba pensar que sería la esposa de su hermano.

 

Daniel y Coque estaban en la parte de atrás de la tienda… el mismo sofá que alguna vez sirvió para cobijar a Miguel los recibía a ellos ahora… Hacía tantos días que se deseaban y no podían tocarse… Daniel lo llevó despacio hasta atrás… sabia que las mujeres iban a demorarse horas y estarían demasiado ocupadas con la ropa… él quería a su pecoso… Cerró la puerta de la habitación y se giró mirando a Coque con toda la intención marcada en el rostro… Coque tenía peores intenciones que él… lo besó con furia, sin darle tiempo a pensar ni a reaccionar… Diablos!! Tenía una necesidad urgente de Daniel… todo en su vida se había vuelto doloroso y complicado, su padre moría lentamente, su hermana estaba condenada a una vida de mierda junto a un hombre que no le agradaba, al que necesitaban desesperadamente y a quien no podría mandar jamás a la mierda si se ponía desagradable porque era el hermano de Daniel… pasaba cada minuto de su tiempo ocupado aprendiendo… tal parecía que querían que entendiera todo en unos pocos días… tenía instructores a toda hora y sus horarios eran estrechamente controlados por Esteban, por su hermana y por su padre… mientras él… solo quería estar con Daniel… si quería ser el jefe de su familia…. Aceptaba y le gustaba la responsabilidad pero también necesitaba a Daniel, su ternura y sus ojos verdes… la sonrisa que siempre le sacaba… sus manos suaves acariciándolo y lo que le hacía sentir cuando lo tomaba… Coque estaba enamorado de Daniel… y ahora, finalmente, tenían un rato de libertad para reconocerse y entregarse amor…

Se desnudaron riendo sobre el sofá… comiéndose a besos y caricias…  la urgencia de su juventud y el fuerte deseo llevó a Daniel a meter sus dedos muy rápidamente dentro de la cavidad pequeña y estrecha de Coque… lo preparaba y lo besaba al mismo tiempo… Coque se dejaba hacer… ahí en la intimidad no era el heredero ni el futuro jefe de nada… era solamente un chico enamorado… uno que sonreía con dulzura a Daniel y volvía a parecer un crío pequeño… se necesitaban… Daniel se había vuelto sinónimo de alegría, de esperanza, de amor… era todo lo bueno y dulce que tenía en su vida ahora… gimió en su oído… Daniel enloquecía al escuchar su voz de nena decir su nombre y pedir más.. a veces pronunciaba sonidos tan dulces que el amor lo inundaba y otras veces su voz era puro éxtasis y excitación… gemía delicadamente en su oído… le hacía saber el momento de dolor y de placer a través de sus sonidos… Daniel amaba eso de Coque… escuchar su voz cuando hacían el amor era sinónimo de más placer aún.

 

Estaban vestidos tirados sobre el sofá… aun cansados del sexo pero satisfechos y felices… se habían puesto la ropa de vuelta pensando en el lugar donde estaban y que alguien podía aparecer a buscarlos en cualquier momento… Daniel reposaba sobre el pecho de Coque… La pequeña mano de Coque acariciaba a Daniel con delicada ternura… a veces sus roles eran extraños… Daniel era más grande físicamente y el dominante de la relación, físicamente… pero Coque tenía una mezcla de niño y adulto que lo convertía en el más fuerte de los dos… una personalidad más serena y segura… Descansaban en silencio…  se sentían cómodos solamente estando juntos… no tenían dudas ni problemas ente ellos… solo amor

– A María no le gustó Gonzalo…-  Coque le había dado muchas vueltas al tema…  La noche anterior luego de que la familia de Daniel se fuera de su casa había hablado con su hermana y aunque ella no se quejó pudo ver claramente que Gonzalo no le había agradado. María era fuerte pero igual odiaba ver como su hermana se amarraría a un matrimonio que la haría infeliz… para todo el resto de la gente María era dura y fría, pero con él era diferente… con él rebosaba de ternura y cariño… se querían mucho

– Lo sé… creo que fue mutuo… Gonzalo tampoco estaba feliz-

– He estado pensando… pero…-

-¿Qué… qué cosa?- se levantó y lo miró interesado.. se agotaba el tiempo y cualquier idea… por loca que fuera, podía ser una solución.  Coque sonrió mirando a Daniel con ternura… como amaba su cara… sus ojos verdes y su pelo desordenado

– Bueno.. quiero decirle a María que no se sienta obligada a casarse con tu hermano…-

– ¿Crees que serviría de algo?-

– Ella me escucha y me respeta… soy su hermano menor pero a la vez soy el futuro jefe… ella será mi mano derecha y si… creo que me hace caso-

Daniel se quedó callado pensando… le costaba tanto ver a coque de otra manera… entendía toda la teoría y tenía claros los roles…  pero para él, seguía siendo su adorable pecoso…  sintió un extraño malestar… Coque sería el jefe de una familia… de pronto eso lo afectaba un poco…

-. Hazlo… dile, si crees que va a escucharte dile… aunque la veo muy decidida-  ¿por qué de pronto lo estaba afectando esto?… era el mismo Coque de siempre… no.. no lo era… estaba diferente…

– Si… está decidida porque es muy obediente… mi padre se lo pidió y no es capaz de decir que no… pero, aunque la convenciera… yo no estoy preparado para dirigir esto aún… seguimos dependiendo de Gonzalo

El silencio cayó sobre los dos… convencer a María parecía misión imposible, pero si por un milagro eso ocurriera… ¿quien se hacía cargo de dirigir su familia sin que los lobos se la comieran y la destrozaran completamente??…

 

GONZALO.

Caminaba con las manos juntas sobre mi boca… medía cuidadosamente los pasos que lentamente daba en mi oficina… no sabía cuantas vueltas había dado pero tenía claro que no podía quedarme sentado…  estaba demasiado inquieto… María… estaría con ella por los próximos ocho años de mi vida… aprendería a manejarla… una chica de 19 años no podía ser un obstáculo en mi vida… mierda!!… ya lo era… era el peor obstáculo para mi amor por Miguel… Sonreí… Miguel… aún sentía una pequeña molestia en la parte baja de mi espalda…  me había tomado un analgésico en la mañana, muerto de la risa, pero al despertar algo me dolía e incomodaba.

-. ¿Qué tomas?- me preguntó Miguel curioso e inocente al verme echar una pastilla en mi boca

– Me molesta… algo… – contesté mirándolo fijamente… de a poco vi el color rojo subir a su cara… simplemente hermoso

– Lo siento…- murmuró sonriendo y mirando hacia abajo… sin realmente sentirlo para nada… se le notaba que estaba disfrutándolo mucho

– Pues no lo sientas… fue especial Miguel… – levante su rostro para mirar sus ojos- no sé que mas tuyo puedo ser… soy completamente tuyo-

– Lo sé…- ahí estaba la tristeza en sus ojos nuevamente… entonces supe que es lo que tenía que hacer… Andrei! Tenía que hablar con Andrei urgentemente… necesitaba que me ayudara con Miguel… no quería perderlo de vista mientras estaba en esa maldita ceremonia… Andrei tendría que acompañar a Miguel y ayudarme a convencerlo. Vigilarlo por mí mientras yo cumplía con lo que tenía que hacer… Iba a perder de vista a Miguel por unas cuantas horas, pero no estaba dispuesto a dejarlo desaparecer de mi vida como tantas veces me había amenazado.

 

LIDIA.

María y su comitiva se habían marchado… La princesa de hielo había elegido dos vestidos… ambos preciosos y necesitaban muy pocos ajustes… volvería al día siguiente para probárselos, una vez arreglados. De solo imaginar otro par de horas con ella, Lidia se sentía agotada…  Entregó los vestidos a la mejor de sus modistas para que hiciera los arreglos correspondientes.  Volvió a su oficina, se sirvió un café para reanimarse un poco y se sentó a pensar…  se estaba comenzando a sentir derrotada… tal parecía que no habría manera de detener esta locura…  mientras más la trataba y conocía, mas mal le caía María… definitivamente no le gustaba, le recordaba un bloque de hielo… fría e inanimada, tan políticamente correcta que daban ganas de remecerla… sacudirla hasta hacerla perder su perfecta compostura y helada sonrisa… le daba doble pesar saber que estaría ligada a ella por ambos hermanos… Coque era un encanto, el chico se había ganado el corazón de Lidia en muy corto rato… Daniel se veía muy feliz con él y eso hacía que lo quisiera un poco más… pero ¿Qué diablos iba a hacer Gonzalo con esta mujer por ocho años?… Miguel!!!… sintió una pena honda… como era posible que fuera a dejarlo?… no quería que se separaran… Miguel iba a sufrir tanto… Lidia sintió la urgencia de la pena recorrerla…  Sentía por Miguel casi tanto cariño como por sus hermanos… no podía terminar así.  Se armó de valor una vez más y comenzó a repasar mentalmente todo lo que había conversado y visto de María… no lograba ver algo especial en ella… entonces recordó… su tienda estaba llena de cámaras de seguridad que la protegían contra robos… quizás… si volvía a revisarlas…   encendió su computador y se conectó al sistema de seguridad… retrocedió el tiempo hasta la llegada de María… tomaba su café con lentitud mirando como la chica se movía sin perder la tranquilidad jamás… sus ojos no delataban sentimientos ni nada… después de un rato se estaba comenzando a aburrir de mirarla… estaba a punto de apagar la imagen cuando se quedó boquiabierta mirando la pantalla… pestañeó rápidamente… Dios!!!… retrocedió unos instantes y volvió a mirar… sus ojos se llenaron de emoción y sus manos en la boca contuvieron un grito… lo sabía!!. Sabía que había algo!!! y lo acababa de encontrar… solo que había estado mirando a la persona equivocada!!!

 

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