M&M CAPITULO 75

CAPITULO 75

ADAMIR Y NAZIR

Anochecía y se habían encerrado en el escritorio. La situación era delicada. Adamir le explicaba sus encuentros con Santiago y como había perdido la capacidad de controlarlo. Nazir estaba sentado muy atento; Adamir se movía sin cesar.

-. No va a decirme donde está el chico y tampoco quiere volver a la isla

Nazir escuchaba… solo el atento movimiento de sus ojos que seguían los pasos inquietos de Adamir, revelaban su intensa concentración

-. No puedo permitirle irse – declaró Adamir

-. ¿Qué significa eso?

-. Significa que es un peligro!!! – gritó Adamir como si esa explicación fuera suficiente para cualquier cosa. Estaba enojado, dolido… molesto… preocupado.

– La próxima subasta es dentro de pocos días! Y él representa una amenaza a nuestra seguridad.

Nazir lo miró dudando haber entendido correctamente lo que la frase implicaba

-. Déjame ver si entiendo bien lo que quieres decir

-. El chiquillo que escapó puede hablar pero no tiene datos precisos; no sabe dónde está la isla ni conoce el alcance de nuestras operaciones… es un mocoso que nadie tomaría en serio…

Nazir esperó atento a que continuara

-. Pero Santiago sabe todo…  dónde operamos, a quienes vendemos, como trabaja el equipo de tierra… cada cosa que hacemos… es un sádico que va a perder el control tarde o temprano… no puedo fiarme de su silencio, está deprimido… nada le interesa… en cualquier momento abre la boca y… – gesticulaba con las manos explicándose – es imposible que se vaya. Tenemos que asegurarnos.

Nazir se levantó…

-. ¿Y qué sugieres?

-. Le da lo mismo lo que pasa con su vida… no le importa arrastrarnos con él!!! Entiendes??

Se estaba justificando… ¿Para qué exactamente necesitaba justificación, Adamir?

Un tenso silencio se apoderó de la sala…

-. No vamos a matar a Santiago – decretó Nazir

El negro pensamiento puesto en palabras sonaba macabro

-. Hablaré con él – continuó Nazir

-. Yo ya hablé con él!!! Le di plazo hasta mañana

-. No somos asesinos

Nazir levantó el tono de voz para expresar la firmeza de su frase. La sola idea de pensar en dar muerte a Santiago le parecía descabellada. El siempre había participado desde la distancia y en los temas de dinero y aportando nuevos  compradores de confianza. Pero la isla y lo que allí sucedía estaban muy lejos y así debía continuar. Traer cualquier aspecto del negocio a la ciudad no estaba en sus planes. Santiago era un problema serio y, como todo evento complicado,  la mejor forma de enfrentarlo era manteniéndolo vigilado de cerca.

Adamir guardó silencio. No era el momento de confesar que un par de chicos habían muerto en la isla. Era mejor que Nazir no supiera aquello.

-. ¿Qué estas pensando? – demandó Adamir con un gesto cansado. No era de su agrado pensar en dar muerte a Santiago… pero no sabía que otra solución definitiva podía haber.

-. Santiago no tiene amigos ni familia. – Nazir habló mientras pensaba a toda velocidad – Si no vuelve a la isla se quedará aquí, conmigo.

-. ¿Te vas a hacer cargo de él? – no solo había sorpresa en Adamir sino también un leve dejo de arrogancia-  Es un sádico… no puede vivir sin dañar ¿Crees que puedes manejarlo?

Nazir no respondió con palabras. Bastó una de sus miradas de superioridad para dejar todo claro.

-. Mañana iremos a verlo – sentenció Nazir dando por terminada la conversación.

 

SERGIO

Max estaba en la cocina trabajando con Sergio. Se alegraba de tener un tiempo libre para pasarlo juntos. Sergio lo entretenía, le enseñaba y le había agarrado mucho cariño. No era el mismo tipo de amistad ciega y absoluta que sentía por Mati, pero de un modo diferente, también lo sentía cercano y le estaba muy agradecido. De Sergio aprendía algo todos los días; podía hablarle y preguntarle con tranquilidad. Se sorprendía al darse cuenta de cómo estaba desarrollando sus propias habilidades con ayuda de Sergio; hasta hace unos días no tenía idea de cómo preparar un plato de comida y hoy se enorgullecía de saber hacer varias cosas; había descubierto que amaba el postre de manzanas con canela dulce, los croissant dorados y que no había nada mejor en el mundo que las pizzas de pepperoni que Sergio había preparado la noche anterior y le enseñaba a preparar ahora. Era capaz de imitar a la perfección los movimientos de su amigo al cocinar y le resultaba sorprendente descubrir que le gustaba.

-. Qué bueno que vamos a cenar juntos. Ya te echaba de menos

-. Si. Yo también – dijo Max sacando la masa de la fuente-  Adamir no quiere salir esta noche

Sergio lo miró de reojo…

Si había algo que para él resultaba más increíble que la nueva actitud de Adamir, era el cambio de Max. Eso si era digno de notarse. Sergio había gastado una buena cantidad de tiempo pensándolo y analizándolo y se moría de ganas de conversarlo con Max por varias razones, pero hasta ahora, no había tenido la oportunidad. Quería cerciorarse de que lo que veía y escuchaba era cierto. Max parecía feliz y obediente siguiendo a Adamir de buena gana. Los veía sentarse juntos, conversar largo rato, acariciarse, tomarse de las manos como recién enamorados y se daba clara cuenta del afán de ambos por ponerse las manos encimas en todo momento…

Definitivamente, Max no era el mismo chico bélico que llegó a su casa el primer día.

Sergio reconocía que tenía una buena vida, nada le faltaba en cuanto a cosas materiales o cariño, Nazir lo satisfacía en todo sentido y se amaban con pasión; tenían un entendimiento perfecto de los roles de cada uno y los habían aceptado hace mucho tiempo ya… de hecho, cuando pasaba mucho tiempo sin que Nazir se hiciera cargo de él de manera brusca y dolorosa, Sergio comenzaba a preocuparse porque sabía que para su amo y amor eso era importante y parte de la llama que mantenía viva la relación.  Se conocían al revés y al derecho. Su relación no admitía secretos. Y eso mismo hacía que fuera buena y fluyera feliz

Todo esto lo llevaba a preguntarse ¿Qué tan bien se conocían Max y Adamir?… incluso se preguntaba si se conocían bien a sí mismos… No había escuchado a ninguno de ellos hablar de amor o llamarse por nombres cariñosos… no había ningún tipo de declaración que hiciera pensar que eran formalmente una pareja… ¿qué posibilidades había de que esta relación terminara bien para Max? No le preocupaba Adamir… ni en lo más mínimo. Sabía que su cuñado era duro y podría salir adelante siempre… tenía los medios y la fortaleza necesaria, pero… y Max?

MAX

Estos últimos días había pasado cada minuto con Adamir y no había tenido tiempo para estar a solas con Sergio. Le resultaba asombroso darse cuenta de cómo había cambiado su vida… a ratos, se detenía a pensar si todo no era más que un sueño… si las hermosas ropas que lo hacían lucir como un modelo, los paseos, las cenas, los buenos momentos, la forma en que Adamir lo mimaba y complacía, lo escuchaba… ¿eran nada más que una elaboración de su imaginación?. Un sentimiento desconocido le estallaba en el pecho al darse cuenta de que todo era real… una mezcla de ganas de reír como loco y de gritar muy fuerte para deshacer el nudo de nervios y miedo que le mantenía la garganta apretada… ¿era todo en verdad real?… ¿Adamir era la misma persona? ¿Cuánto tiempo duraría? ¿Qué tan serios eran los sentimientos que tenía por él?… Estaba lleno de dudas y temores… pero… lentamente comenzaba a creer, a ilusionarse… sus aristas se suavizaban y muy lentamente alcanzaban a verse trazos de un Max distinto. Adamir lo miraba de una manera especial… como si él fuera importante… a veces, cuando estaban desnudos en la cama, lo sujetaba de la cintura y se perdía en sus ojos, como si quisiera decirle algo más y Max, a través de la mirada dorada, alcanzaba a ver notas de algo que desconocía pero que parecía importante…

-. ¿Qué? – preguntaba el chico sabiendo que el silencio de la intensa mirada era por algo

-. Nada – Adamir sonreía ante la desfachatez con que Max formulaba la pregunta

-. ¿Por qué me miras así? – insistía Max

-. Porque… me gustas mucho – respondía encogiéndose de hombros y atrapándole la boca, acariciándolo y suspirando de placer al sentirlo suyo. Se estaba acostumbrando a las reacciones naturales de Max…  todo lo novedoso de su desfachatez tenía un frescor nuevo con la capacidad de sorprenderlo… sonreía y esperaba ansioso los arrebatos y las libertades que el chico se tomaba

Otras veces, era durante la cena o en algún paseo… Max podía sentir la potencia de la mirada traspasarlo

-. Me estas mirando…- acotaba, bajando la mirada, levemente sonrojado pero interiormente feliz de ser objeto de su atención

-. ¿Acaso no puedo?

-. No… o sea, si… es que…

-. Me perteneces… hago lo que quiero contigo – lo estrujaba contra su torso – y eso incluye mirarte y tocarte cuanto se me dé la gana

Para demostrarlo, chupaba el lóbulo de su oreja y lo sujetaba firme mientras Max reía de las cosquillas y se rendía ante él, permitiéndole hacer lo que quisiera porque también lo disfrutaba… Sentirse querido era una sensación nueva y probablemente, una de las más poderosas que había experimentado.  Por primera vez, Max percibía lo valioso que era sentirse querido y darse valor a sí mismo… importarle a Adamir, que lo abrazara, besara y le repitiera que era suyo… que deseara su compañía desde que despertaban hasta que se dormían juntos nuevamente…

Por todos los dioses!!

Quería creer…

Max en serio deseaba con toda su alma poder confiar en lo que estaba pasando, aceptar sin dudas que Adamir sentía algo por él, creer que las cosas habían cambiado y se mantendrían así.  No podía preguntarle a Adamir… no sabría que preguntar en caso de que pudiera hacerlo…

Pero no podía olvidar…

Por mucho que rieran juntos, hablaran, se acariciaran y compartieran el placer de sus cuerpos, Max no podía entregarse sin reservas; en su mente estaban presente los padecimientos que había sufrido en la isla… podían parecer lejanos… a veces, desaparecían de su mente por unos minutos y era como si se liberara de una carga gigantesca que lo aplastaba… se sentía liviano, alegre y dispuesto a disfrutar… pero súbitamente todo volvía … las cadenas, el látigo, los golpes, el sufrimiento y las humillaciones… el deseo de morir que alcanzó a sentir dentro de la piscina vendado, esposado, amordazado… arrojado como un animal… su lucha por sobrevivir.  Todo parecía remoto ahora… la isla comenzaba a desdibujarse en su mente… intencionalmente evitaba pensarlo y mucho menos hablarlo, con nadie. No quería que Sergio o nadie más supiera. Mantenerlo lejos y en silencio hacía parecer que no existía y le permitía seguir siendo una persona distinta que podía soñar e ilusionarse.

-. Te vez feliz – comentó Sergio estirando la masa

Max siguió cortando el tomate en rodajas

-. Si… no sé… –sonrisa boba incluida

-. No eres el mismo chico que llegó a mi casa

Max levantó la cabeza. Por supuesto que no lo era. Nunca antes había sido feliz.

-. Cuando recién te conocí no querías estar con Adamir

-. No

-. Y mírate ahora

-. Es que él es diferente conmigo

Max se expresaba con una timidez que resultaba encantador de observar pero era muy preocupante para Sergio porque dejaba traslucir inseguridad

-. ¿Te ha dicho algo, Adamir?

-. ¿Sobre qué?

-. Sobre lo que siente por ti

Max negó rápido con un movimiento de cabeza

-. ¿Le has preguntado?

Max lo miró sorprendido

-. No… como voy a preguntarle… tu no entiendes

Sergio dejó la pizza en el horno y se giró para mirar de frente a Max

-. Si entiendo

¿Entendía? No. Oh no!!! Esta vez Sergio estaba equivocado; no sabía que había una isla ni lo que sucedía en ella, los abusos a los que había sido sometido él y todos los demás chicos. Vaya! Sergio se desmayaría si supiera sobre la relación de esclavitud y tortura que existía entre él y Adamir hasta hace pocas semanas y como había tratado de someterlo y casi matarlo… no quería explicarle ni hablar del tema…  era imposible que Sergio entendiera…

-. Yo… no quiero preguntarle – era más fácil mentir

-. Está bien… ¿y qué sientes tú?

Sergio no estaba dispuesto a quedarse sin información que le permitiera ayudar a su joven amigo.

Max tuvo un instante de indecisión… Tenía tantas preguntas que hacer para entender lo que sentía, pero si las formulaba tendría que dar explicaciones…

-. No sé…  me gusta… creo

La ayudante de cocina terminó de limpiar la mesa y se retiró en silencio. Sergio sirvió dos vasos de jugo y lo interrogó directamente

-. ¿Te gusta Adamir?

Dios!! era una pregunta simple pero no tenía una respuesta… ¿le gustaba?… bueno… pues… no podía negar que físicamente Adamir era un hombre muy atractivo, no solo por lo magnífico de su cuerpo y rostro sino también por su personalidad segura y arrolladora.  Estos últimos días, cuando sonreía y era amable, cuando lo tomaba de la mano y jugaban… resultaba arrebatador con su modo dominante y seductor… Claro que le gustaba!!! Pero estaba todo el resto… lo que había pasado… y de lo cual no hablaría.

-. Es guapo ¿no crees?  – Se sintió torpe al sonrojarse pero era primera vez que hablaba de “chicos” con otro chico

-. Si, lo es… pero no has respondido mi pregunta, ¿te gusta?

-. No es tan simple…

-. Yo sé – Sergio seguía esperando respuesta

“No. No sabes… ni siquiera imaginas”

Ante el silencio de Max, Sergio decidió probar otro ángulo

-. No te has enamorado nunca ¿verdad?

-. No

-. ¿Pero si te atraen los hombres?

Esa era una pregunta interesante… ¿cómo podía saber si le resultaban atractivas las chicas? Su rostro era todo incertidumbre

-. Ay Dios!! ¿No has estado con una chica?!!

Max volvió a negar con la cabeza. No había tenido tiempo… antes que lo secuestraran era muy chico y luego todo fue Adamir

-. Max, ¿Disfrutas con Adamir?

Ah! eso sí!!  Con toda seguridad podía afirmarlo!!

No fue necesaria una respuesta. El calor en sus mejillas y el desasosiego  con que se movió en la silla fueron más que suficientes

Sergio sonrió lleno de ternura al verlo incomodarse. Max era muy atrevido para algunas cosas pero este tema lo reducía a un chico vacilante e inquieto.

-. ¿Por qué me preguntas todo esto? –balbuceo Max tratando de quitarse la vergüenza del rostro

-. Porque quiero ayudarte

-. ¿Ayudarme a qué?

-. Las relaciones pueden ser complejas si no sabes cómo llevarlas ni que esperar. No creo que él te haya explicado…

-. ¿Hablas de Adamir?

-. Si… bueno, él, al igual que Nazir, puede ser complicado. No quiero que tú salgas herido o lo pases mal

La atención de Max era toda suya

-. No lo estoy pasando mal – se defendió inseguro

-. Si, lo sé… pero… Adamir es especial.

-. Especial, como?

-. Lo conozco desde hace muchos años y puedo asegurarte que estoy sorprendido

-. Sorprendido de que? – la conversación cada vez era más intrigante

-. Bueno… Es raro verlo así… yo solo le he conocido una pareja anteriormente y créeme que era muy diferente a como es contigo

Las palabras de Sergio fueron suficientes para dejar mudo a Max y cortarle la respiración

¿Adamir había tenido una pareja?… ¿quién?.. ¿Qué había pasado entre ellos?… ¿cómo era con esa pareja? ¿Qué hacían que fuera diferente? Era difícil para Max entender la molestia que estaba sintiendo y la creciente ansiedad que lo afectaba… quería saberlo todo… lo necesitaba!!! ¿Quién era ese que había estado con Adamir???

-. ¿Adamir tuvo una pareja? – preguntó sin pensar. Tenía que confirmar que había escuchado bien

-. Fue hace muchos años… siguen siendo amigos – respondió Sergio quitando importancia a sus palabras. No intentaba armar un lío en la cabeza de Max. Al contrario. Quería ayudarlo a aclarar las cosas y que entendiera el terreno que pisaba y en qué se estaba metiendo al estar con Adamir. Daba por hecho que Adamir no le había explicado nada a Max de lo que podía esperar como pareja de un controlador dominante que posiblemente estaba enamorado… intentaba advertirle que su relación no tenía nada que ver con lo que Adamir y Santiago habían vivido. Nazir le había contado los detalles del término de la relación de amo y sumiso que tuvieron antaño y le había dado una vaga explicación del porqué.  Ahora,  le interesaba averiguar si Adamir se daba cuenta o podía admitir sus sentimientos hacia Max porque para él, estaba más que claro que esos sentimientos existían y reconocerlos era el primer paso hacia una relación sana para su pequeño amigo.

Max se quedó mirando al infinito… la información de Sergio equivalía a un imprevisto golpe de mazo en su cabeza… “siguen siendo amigos”… ¿quién?… ¿Quién, maldición???? Adamir estaba siempre en la isla, no visitaba a nadie ni nadie llegaba a verlo tampoco…  no se relacionaba con los otros amos ni chicos… no tenía amigos…

Si

Por Dios!!! Si tenía un amigo… pero era imposible… o no?

-. ¿Santiago? – tartamudeó torpemente perdiendo el aire

Sergio asintió incapaz de darse cuenta del efecto de sus palabras en Max. Para él, aquella relación no tenía importancia.

-. Eran amo y sumiso cuando yo los conocí… hace muchos años…

La cabeza de Max daba vueltas… Santiago y Adamir juntos como pareja???… demasiada información repentina haciéndolo caer de vuelta en tierra, inflamando sus inseguridades, alimentando sus miedos y dejándolo boquiabierto…

-. Amo y sumiso??? –repitió vacilante, los ojos muy abiertos. Entendía de eso… en el libro que Adamir le había obligado a leer estaba todo explicado… pero… ellos dos???

Esta revelación explicaba muchas cosas… la docilidad de Santiago frente a Adamir y el porqué no había podido enfrentarlo para defender a Matías… la desesperación y culpabilidad de Adamir cuando Santiago decidió quitarse la vida… no solo eran amigos… los unía algo más profundo… algo a lo que él jamás tendría acceso… igualdad.  Ellos dos eran adultos y seguro se entendían de una manera a la cual él nunca podría aspirar… por eso las visitas diarias de Adamir a la clínica… el cambio de humor cuando hablaba de Santiago… su preocupación constante. Todo adquiría un nuevo sentido…

Por la mente de Max pasó la imagen de Santiago y Adamir juntos…  dos amos en lucha… dos cuerpos fuertes y poderosos en una danza de placer… la imagen era impactante!

-. Max!

Sergio notó la respiración acelerada de Max y las emociones que iban revelando las expresiones de su rostro

-. Nunca estuvieron enamorados

Max tragó saliva… sentía la boca seca… se empinó el vaso de jugo que Sergio había puesto en la mesa.

-. Tú… ¿los conociste como amo y sumiso?

-. Terminaron esa relación cuando se fueron a la isla. No podían continuarla dada las circunstancias

Sergio explicaba lo obvio…

Max entendía lo no tan obvio

-. ¿Cuáles circunstancias?- preguntó alarmado

-. Santiago no podía ser su sumiso si iba a ayudarlo con los chicos

Max apretó el vaso tan fuerte que  pensó que iba a romperlo.

Sergio sabía…

No podía ni pestañear… algo temblaba en su estómago y subía por su tráquea…

Se sintió mareado… el cuarto daba vueltas…

-. La isla… tú… conoces…

-. Nazir y yo hemos estado en la isla un par de veces – la actitud apenada de Sergio le dio a entender que sabía todo.

No podía hablar… la alegría que sentía hacía unos minutos atrás se había ido al carajo… Sergio sabía y, por lo tanto, Nazir también. Todos sabían sobre la isla y ellos, los esclavos!!! Sabían y no les importaba!!! Todos eran cómplices y el era un juguete…

Se sintió desnudo, empequeñecido… como un libro abierto que ellos leían y pisoteaban sin problemas porque a nadie le interesaba que pasaba con él… Creyó que…

¿Por qué era tan tonto?… redomadamente tonto

-. Max

-. Discúlpame…

Se levantó sin ver y se dirigió al dormitorio. Necesitaba estar solo y pensar. Cerró la puerta muy fuerte, como si pudiera aislarlo de los demás.  Su cabeza era un embrollo de preguntas y miedos que tomaban forma concreta…  todos le habían mentido o al menos, le habían hecho creer algo diferente.  Sabían lo que era… Nada de esto era real… ¿por qué se había sentido tan bien todos estos días?  Es que… pensó que era especial y querido.. y… que Sergio era su amigo… y Adamir… Oh no!! pero qué clase de cabeza hueca era!!!  no era más que un muñeco sin valor para ninguno de ellos… jugaban con él…

Ahora desbordaba un sentimiento de estupidez… Eso es lo que era! Ni más ni menos que un soberano estúpido.

No era un invitado en la casa de Sergio ni tampoco eran amigos. Había guardias siguiéndolo a todas partes… Quizás Sergio solo sentía lástima, le daba pena el chico esclavo en su casa… Todos sabían que él era uno de los miserables que Adamir secuestraba y enseñaba… todos estaban al tanto de lo que pasaba en la isla y a ninguno de ellos le importaba un carajo…

¿Cómo se había dejado engañar tan fácilmente por unas cuantas muestras de cariño y amistad?

Comenzó a llorar… gruesos lagrimones le mojaban las mejillas…

Conquistado por migajas de cariño… ¿se podía acaso ser más tonto que eso??? Hambriento de afecto a nivel máximo…

¿Santiago y Adamir?… si lo meditaba un poco tenía sentido, no? dos hombres adultos… sacudió fuerte la cabeza para borrar la imagen de ellos desnudos y enredados en la danza del placer… no soportaba la visión.

Adamir no era su amante… ni su pareja… ni nada!!! Se había ilusionado en la esperanza de creer que podría verlo de otra manera…  Pero que idiota era!!! La conversación que escuchó de Nazir y Sergio era equivocada… Adamir jamás le había confirmado que tuviera un sentimiento hacia él… no era especial ni diferente… todo estaba en su mente y en su imaginación desbordada… la explicación lógica era que no había nadie más para calmar la ansiedad que Adamir sentía por estar en la ciudad y en espera de noticias sobre Santiago… él era el escape, el alivio del amo mientras esperaba a que se recuperara su amigo!!!…  seguía siendo usado como un esclavo!!!  pero… ¿y todo lo que le había comprado? ¿y las risas juntos? ¿y las miradas? … quizás..

-. Hasta cuándo???!!! – gritó desgarrado en el dormitorio, perdiendo fuerzas y dejándose caer de rodillas al suelo – ¿hasta cuándo sigo siendo estúpido.?

Adamir estaba aburrido y lo había convertido en su diversión porque no tenía nada más que hacer… comprar, pasear, salir a cenar… era una distracción mientras hacía tiempo esperando por Santiago… esa era la verdadera explicación…

Max estaba tan enojado consigo mismo que necesitaba golpearse… cerró ambos puños y los dejó caer con fuerza sobre sus sienes repetidas veces, apretando los labios para no gritar y llorar.   Estúpido, estúpido… mil veces estúpido.

No le cabía en la cabeza la facilidad con que se había dejado embaucar… tantas instancias que había desperdiciado conquistado por una sonrisa o una caricia… hambriento de atención… Habían jugado con él y él se los había permitido… maldición!! Si que era un estúpido.

Se llevó las manos a la cara intentando exprimírsela y causarse daño

Tonto y retonto

Se había desviado del plan original a causa de regalos caros y cariño falso… Seguramente se habían reído de su ingenuidad a sus espaldas… tres adultos experimentados frente a un mocoso… nunca tuvo oportunidad.

-. Max! ¿estás aquí? – Sergio golpeaba la puerta

¿Dónde más podía estar?

Debería estar lejos de todos ellos y aquí mismo seguía como el tonto que era

Su imaginación y necesidad de afecto lo habían confundido…  se había equivocado en grande!!!

Adamir solo se divertía con él

Sergio no era su amigo

Y él se llevaba el premio al más estúpido del mundo

Pero ya no mas…

Ahora sí que iba a escapar como diera lugar!!!

Tenía que prepararse y actuar de prisa.

-. Max!! Abre por favor

Se negaba a responder pero Sergio seguía insistiendo. No quería verlo ni hablar con nadie… que se fuera al demonio!!… él y los malditos hermanos!, todos malditos!!!

No!! no podía hacer eso.

Tendría que hacer un último esfuerzo para no despertar sospechas y hablar con Sergio… pretender que todo estaba bien si quería salir adelante con su plan de escape. Nadie sospechaba de él hasta ahora… Oh Dios!! esto también incluía compartir el lecho con Adamir… no iba a poder hacerlo…

-. Max!!!

Los gritos de Sergio subían de volumen e iban a llamar la atención de todos

-. Ya voy – respondió intentando sonar calmado y corriendo al baño a lavarse la cara. En su mente iba fraguando el plan de escape.

El rostro afligido de Sergio se ensombreció aun  más al ver a Max. Las huellas de las lágrimas eran evidentes en sus ojos rojos

-. ¿Qué pasó? ¿te molestó lo que te conté?… no tenía intención de.. – Sergio estaba apenado y se sentía culpable.

Max se preguntó por qué se molestaba en fingir.

-. No me molestó – respondió forzando una sonrisa – solo me sorprendió

Max comenzó a caminar de vuelta a la cocina. No quería mirar a Sergio, no sabía cuánto tiempo podría mantener la máscara de felicidad en su rostro… no era bueno para fingir

-. Eso fue hace muchos años.

Sergio lo seguía

-. No tiene importancia. ¿Ya está la pizza? – preguntó para forzar un cambio  de tema

-. Cielos! Tu pizza!!

Sergio corrió en dirección a la cocina, adelantando a Max.

-. Ayúdame a sacarla

Sergio mantenía el horno abierto y le extendió a Max un guante para que se protegiera del calor. De mala gana, Max lo recibió y se lo puso de prisa. Sergio sostenía la rejilla mientras Max tomaba el molde de metal con la pizza caliente y dorada. Un olor sabroso llenó el ambiente. De pronto, Max se descuidó y  el guante resbaló de su mano.  Tanto el molde caliente como la pizza aterrizaron sobre el antebrazo de su mano derecha.

-. Max!!!

El molde producía un ruido sordo al chocar con el piso de cerámica pero el grito de dolor de Max era más fuerte

-. Ay no!!! Por Dios!!

Sergio tiró del chico hasta poner su antebrazo bajo el chorro de agua fría y retirar con cuidado los restos de queso fundido que se le habían pegado a la piel.  Max había dejado de gritar para dar paso a un gimoteo callado y lágrimas contundentes por sus mejillas.  Le dolía intensamente. Tenía unas feas marcas de quemadura en todos los tonos del rosa al morado.

-. No muevas el brazo del agua fría!!! – le ordenó Sergio a Max – Tu!.. Ve a buscar a Don Nazir!.. de prisa, niña!!!

La ayudante de cocina salió corriendo

Cuando Nazir y Adamir entraron a la cocina, Sergio sostenía el antebrazo de Max en el lavadero con agua y hielo.

-. Max se quemó. Necesitamos llevarlo a emergencias!

Adamir empujó a su hermano y corrió hasta Max

-. Mierda!! pero.. ¿cómo?.. ¿qué pasó?… vamos a emergencias..

Envolvieron el brazo en hielo. Adamir lo sostuvo todo el rato. Nazir conducía y Sergio explicaba una y otra vez como había resbalado el guante y se había producido el accidente.

-. Es una quemadura de segundo grado – explicó el médico de la sala de emergencias dando instrucciones sobre la crema que tenía que usar, los medicamentos para el dolor y la prevención de una infección.  El área de la quemadura no era extensa pero Max aun no recuperaba la voz. Todo se reducía a pulsante dolor, ampollas y carne quemada.

Le inyectaron algo para calmarlo, limpiaron y vendaron el área.  Volvieron a casa.  Adamir lo condujo hasta el dormitorio y le ayudó a desvestirse. Se metió con él en la cama y comenzó a arrullarlo con palabras dulces y cariños tiernos… No se explicaba porque el llanto quedo de Max aumentaba en vez de disminuir. Quería tranquilizarlo. El chico se había curvado sobre sí mismo y parecía un ovillo encogido. Adamir cruzó sus brazos con cuidado para mantenerlo acunado.

-. No vas a volver nunca más a la cocina… no te voy a dejar

“pero me gusta… quiero aprender…”

-. Sergio no debió pedirte que lo ayudaras. Para eso tiene personal

Era mi pizza favorita… él estaba enseñándome… o eso creía yo… ya no sé…

-.  No quiero que vuelvas a exponerte a ningún peligro

Debes estar de broma… me arrojaste maniatado a una piscina para matarme…

-. Tranquilo… sé que duele pero estoy contigo… no te voy a dejar

Si… duele… duele por todos lados

El medicamento hacía su efecto y a Max se le cerraban los ojos. Adamir lo mantenía abrazado… sentía el dolor de Max como si fuera suyo… verlo encogido en la cama le hacía sentir impotencia y frustración. Quería quitárselo… protegerlo,  mantenerlo a salvo.  Lo acercó un poco más. Ambos estaban desnudos y el cuerpo de Max seguía siendo el más hermoso y apetecible del planeta, sin embargo, la pena le ganaba en este momento… no había en su mente espacio para pensamientos o deseo sexual cuando Max necesitaba cariño y cuidado. Lo acarició con delicadeza.

-. Dejaremos el paseo de mañana para otro día- sugirió Adamir besándole el pelo

-.No! Por favor. Quiero ir. Voy a estar bien

Le había prometido un viaje en el teleférico de la ciudad. Max se había entusiasmado mucho ya que nunca había subido en uno.

-. Ya veremos cómo amaneces mañana, de acuerdo?

Por favor, por favor.. tenemos que ir, no puedo quedarme más tiempo encerrado aquí.

-. Descansa ahora, Max – Adamir se acomodó manteniéndolo arrullado.

A Max se le cerraban los ojos y se le enredaban los pensamientos… el medicamento surtía efecto… el brazo ardía como el infierno pero él se sentía liviano y cómodo… el cuerpo de Adamir lo envolvía y era muy agradable… era  duro y masculino… como una roca sólida sobre la cual apoyarse… se llevaría la chaqueta de cuero y todo lo valioso que pudiera caber en sus bolsillos… esperaba tener tiempo en la mañana, mientras Adamir se duchaba, para recolectar unas cuantas cosas valiosas… ¿iba a tener una cicatriz muy fea en el brazo? … quizás podía esconder algo bajo el parche…. no podría ir donde Mati… le daba pena saber que mañana tampoco iba a subir al teleférico… escaparía…

-. Es una ocasión perfecta…– murmuró en voz alta, casi dormido

-. ¿Qué cosa? – contestó Adamir también a punto de dormirse

-. El teleférico…

-. Duérmete ya – respondió Adamir, reprendiéndolo con ternura.

 

Quién sabe qué cosa le habían inyectado pero el efecto fue fulminante. Max abrió los ojos cuando ya había transcurrido la mitad de la mañana.  Estaba solo en la habitación.

-. Ay no!

Quiso saltar de la cama pero el dolor le recordó que no podía moverse con libertad.  Como pudo, se lavó y vistió. Se aseguró de estar solo en la habitación y, aguantándose el dolor, preparó su chaqueta de cuero echando algo en cada bolsillo. Se tomó la libertad de investigar entre las cosas de Adamir. Sonrió triunfante al encontrar un poco de dinero en el maletín.  Con la chaqueta preparada, salió del cuarto.

-. ¿Cómo estás?! Debiste llamarme para que te ayudara – Sergio se acercó a saludarlo

-. Estoy bien

-. Adamir salió hace rato. Fue a ver a Santiago pero dijo que volvería por ti.

Claro.  Santiago.  La razón por la que estaban en la ciudad. No importaba. Ahora, lo único que le interesaba era que viniera por él y salieran. ¿Llevarían al guardia también? Daba igual. Estaba listo y decidido esta vez.

 

SANTIAGO

-. No sé dónde está el chico – alegó Santiago con seriedad.

Ni Nazir ni Adamir le creyeron, pero ese no era el punto principal que tenían que tratar.

-. Así es que no quieres volver a la isla – preguntó Nazir usando su mejor tono y estampa de dominio. Era efectiva. Santiago no estaba acostumbrado.

-. No voy a volver. Quiero hacer algo distinto

-. ¿Y ya sabes que quieres hacer?- demandó Nazir.

Santiago se buscó las manos con la mirada. Estaba obsesionado con aprender a usarlas

-. No. aun no sé… pero aprenderé cualquier cosa – podía construir algo con sus manos… o cargar cosas o quizás manejar una máquina…

-. Voy a darte un trabajo – decretó Nazir haciendo que tanto Adamir como Santiago lo miraran asombrados

-. Cuando salgas de aquí, te daré un puesto en los astilleros. Empezaras de abajo… aprendiendo de a poco, pero al menos tendrás un trabajo seguro

Santiago no tenía palabras… Nazir le ofrecía un trabajo de verdad!!! Era una oferta muy generosa, sobre todo considerando que él no sabía hacer nada ni tenía estudios

-. Un trabajo… en los astilleros??… – balbuceó aturdido

-. Si. Le pediré a uno de mis hombres de confianza que te enseñe.

Santiago había estado entre ellos el tiempo suficiente como para oler que esta oferta no era causada por la simple bondad.

-. ¿Por qué? – preguntó Santiago

Santiago y Nazir intercambiaron miradas

-. Porque necesitas un trabajo…

Santiago sintió la tensión en el ambiente

-. Y porque de esa manera me puedes mantener vigilado… – concluyó dirigiéndose a Adamir

-. Han sido muchos años juntos – replico Adamir – me preocupa lo que pase contigo

Cierto. Él era una preocupación ahora. No le tomó demasiado esfuerzo entender como calzaban las piezas de este ajedrez. Los hermanos estaban en su cuarto porque necesitaban encontrar a Matías y además, muy importante, asegurarse su lealtad y silencio. He ahí la verdadera razón del generoso ofrecimiento de Nazir.

Santiago echó la cabeza hacia atrás con un ademán de cansancio… no era una mala oferta… no pensaba traicionarlos… no le importaba mucho que pasara con su vida pero la traición no figuraba en sus planes…  mucho menos buscar a Matías. Había hecho todo este sacrificio para regalarle la preciada libertad y no iba a estropearlo ahora apareciéndose a reclamarlo y echandole a perder su vida… Dios!! Moría de angustia al pensar en él… estaba con Clara… tan cerca … Villa Canela… una hora de distancia. Maldición!!! Tendría que ser fuerte… extremadamente fuerte para estar viviendo solo a sesenta minutos de él y no ir a buscarlo…

A menos que…

-. Acepto, pero tengo una condición

Adamir iba a replicar molesto pero el gesto de Nazir fue para que Santiago se explicara.

-. ¿Qué condición?

-. Trabajaré para tu empresa, no me importa que me vigiles ni que trabajo insignificantes me des para comenzar. Quiero aprender, sé que puedo hacerlo – hasta ahí todo iba bien –  pero… no quiero vivir aquí. Envíame a cualquier parte del mundo… tienen sucursales en otros países… no te costaría mucho enviarme lejos

La petición resultaba inesperada… ¿acaso había enviado a Matías a otro país? Cómo es que deseaba ir a “cualquier parte del mundo”? ¿O solo quería alejarse de ellos?

-. ¿Qué tan lejos quieres ir?

-. Cualquier parte. Si me envías a otro continente me iré feliz – había un poco de suplica amarga en las palabras de Santiago

Si tenían sucursales en otros países y distinto continente. Nazir analizó de prisa en su mente, la solicitud de Santiago. No era mala idea que se alejara…  Habría que planear específicamente dónde y de qué manera enviarlo y mantenerlo bajo control

-. Nos pondremos de acuerdo cuando salgas de aquí – la voz de Nazir seguía siendo firme pero estaba aceptando.

Santiago suspiró con alivio y pesar a la vez cuando se quedó solo.  Era lo mejor… tendría un trabajo seguro y un océano de distancia entre él y Mati. Cerró los ojos… las lágrimas derramaron igualmente por el costado de sus ojos. Su niño… su precioso niño esclavo de ojos verdes, carita tierna y piel de terciopelo. Nunca más. Sería como si hubiera muerto en aquel acantilado.

 

MAXIMILIAN

Adamir se dirigió directo hacia Max al volver a la casa. Lo abrazó por la espalda y sostuvo su brazo herido

-. ¿Cómo estás?

Adolorido, pero no quiero esperar

-. Bien. Casi no me duele

-. Eres un chico valiente – Suspiró Adamir aliviado. Le alegraba escuchar eso, su preocupación disminuía y las molestias de la conversación con Santiago se disolvían ante la hermosa visión. Hundió su cabeza en el cuello de Max, oliendo y besando

-. Entonces… aún quieres ir al teleférico

Max se estaba aguantando todo… por un lado el dolor del brazo, por otra parte intentaba reprimir las emociones contradictorias que  Adamir provocaba en su cuello… no quería sentir el agrado que le despertaban los besos suaves y el que sus brazos le cruzaran la cintura… NO!!!… todo era falso.. solo lo seguía usando como un objeto… Quería empujarlo lejos pero no podía. Sin poder soportarlo, se giró de prisa dando un paso atrás, para quitarlo de su piel

-. Si. Por favor. Vamos

¿Qué? ¿Era su tono de voz?, ¿la mirada? ¿había hecho algún gesto sin querer?…

Adamir lo miraba como si supiera que algo había cambiado.

-. ¿Qué te pasa?

Maldición!! ¿Cómo podía saberlo con tan solo mirarlo unos segundos??!!!

-. Nada… – encogió uno de sus hombros, ladeó la cabeza y se obligó a sonreír – quiero salir

Su gesto pareció surtir efecto. Adamir volvió a calmarse.

-. Está bien. Te lo prometí

Bien!! Todo estaba saliendo como quería. Por fin la balanza se inclinaba a su favor

-. Voy por mi chaqueta

-. No hace frío

-. Es… para proteger mi brazo

Si claro,  pensó Adamir.  Max está enamorado de su nueva chaqueta de cuero y la usaría aunque hubiera 40 grados

-. Estoy listo

Miraba expectante. Quería partir de inmediato… tan de prisa que Adamir olvidará el guardia.

El amo sintió que se le ablandaba el corazón y las rodillas al verlo de pie ilusionado, esperando… “Es adorable… parece un niño… diablos! Es un niño… es menor que los hijos de Ilam que están en la universidad!!” El pensamiento fue muy molesto en su mente. ¿Por qué tenía qué importarle eso ahora? Max estaba bien a su lado, estaba feliz, hermoso y mejor que cuando andaba robando en la calle.

-. Ven acá – no aguantó las ganas de tocarlo. Sin embargo, fue él quien se acercó a Max para abrazarlo, cuidando de no rozar su brazo.

Max se puso rígido… tenía los bolsillos de la chaqueta llenos y podía notarlo… una distracción!!… rápido!!!. Levantó la cara y usando su brazo izquierdo atrajo a Adamir para besarlo… no quería hacerlo… solo era porque tenía que distraerlo… en verdad no quería…

-. Max

“La despedida… un  último beso”, pensó Max cuando los labios de Adamir le mostraron lo expertos que eran y  se sintió atrapado en su propio juego. La pasión fue emergiendo peligrosamente

-. Quiero arrastrarte al dormitorio – susurró Adamir sobre su boca, bajando las manos hacia sus nalgas.

No.. no!! el teleférico! con mucha gente y espacios…

-. Solo te salvas porque ofrecí llevarte

Max sonrió nervioso y aliviado…

-. Vamos. El teleférico nos espera.

Adamir lo tomó de la mano izquierda y lo condujo hacia la salida.

Subieron al automóvil. Solo estaban ellos dos y el chofer. Max no podía creer su suerte.

-. ¿Hacia dónde, señor?

– Vamos al teleférico – Adamir seguía mirando a Max

Max le devolvió la mirada… se estaba despidiendo.

 

 

7 comentarios sobre “M&M CAPITULO 75

  1. Oh! Por dios esto está buenísimo! Pero tengo miedo por max, me da miedo que adámir se de cuenta que max quiere escapar y le haga algo. Esperaré con ansias el próximo cap, saludos.

    1. Hola! Gracias. También creo que a Adamir no le haría ninguna gracia que Max quiera escapar pero lo veo muy decidido. Adamir se está sintiendo muy a gusto con el chico y se esta ganando su confianza. Ciertamente no espera una traición. Trataré de actualizar pronto.
      Saludos cariñosos.
      Nani.

  2. Escapaaaaaaa!!!!!! esto se tiene que descontrolaaar! 😀 , Adamir prepárate para perder otra cosa importante en tu vida y entender lo que es no poder vivir sin la persona que mas amas ahora si sentirás lo mismo que Santiago, pobre de Max si que se le unió el rompecabezas mental aunque si yo fuera él también me hubiera cabreado.
    esperare con muchas ganas el capitulo aunque creo que todavía falta la perspectiva de Matias 😀 saludos desde Mexico Hasta el siguiente un abrazo.

    1. Hola Mrs Drama Queen!!! Espero estés bien junto a tu familia en Mexico. Un cariñoso abrazo <3
      Yo también creo que se tiene que descontrolar; Max está llegando al límite y Adamir, a pesar de todo lo que han vivido, es incapaz aún de reconocer lo que siente… Que tipo más cabeza dura!!! Y ahora, con los problemas que tiene con su familia y Santiago se ha refugiado en Max pero ni así es capaz de ponerse a pensar lo que siente por él. Está cómodo con la situación. No representa un problema para él… hasta ahora.
      Intento escribir rápido el próximo cap. Ahí veremos lo que está pasándole a Mati.
      Gracias!!! Saludos cariñosos desde Chile!
      Nani.

  3. OMG!!… Espero que Max pueda escapar!! Creo q si no lo logra, Adamir lo castigara horriblemente!!
    Me da mucha tristeza que Mati este sufriendo tanto!!… pobre bebé…

    1. Hola Camila! Si Adamir llega a darse cuenta, seguro el castigo sera horrible puesto que esta vez si habrían sentimiento involucrados, Adamir esta confiando cada vez mas en Max y se sentiría muy traicionado. Por su parte, Max solo está pensando en irse lejos de una buena vez; se siente herido, engañado y tonto por haberse dejado conquistar por las muestras de cariño y amabilidad.
      Mati… descubrió que él mismo puede usar las agujas.. es fuerte pero el chico es un masoquista y necesita el dolor para calmar su tristeza.
      Gracias!!! Actualizo pronto. Un abrazo cariñoso.
      Nani.

  4. hola!! soy nueva lectora…. y me encanta esta historia, enserio llore cundo pensé que Santiago había muerto, odie a Adamir por haberle dicho todas esas cosas a Santiago y aun lo culpo, porque aunque no tenga tal vez… toda la culpa, cierta parte de lo que dijo hace que Santiago no busque a Mati… Enserio, NECESITO QUE SANTIAGO Y MATIAS ESTÉN JUNTOS… ellos son como Sergio y Nazir…… Necesito que Mati sepa que Santiago esta vivo, que lo busque… algoooo !!!

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