Capítulo 9

CAPÍTULO 9

 

Siguieron avanzando unos cuantos metros más a campo traviesa. De pronto entraron a un pequeño bosque tupido. Bruno la tomó del brazo y avanzó sosteniéndola con cuidado. El miedo que Carlos sentía se transformó en algo enteramente distinto al sentir la mano de Bruno en su brazo. Lo estaba tocando…

-. Aquí es – dijo Bruno con la emoción pintada en el rostro. Corrió las ramas de un árbol para que ella pasara.

-. Este es mi lugar favorito

Bruno se adelantó unos pasos, soltando su brazo y mirando hacia adelante. Carlos observó anonadado el lugar donde habían llegado

Había un pequeño claro en el bosque lleno de troncos antiguos y musgosos; unos metros más allá corría encajonado un río, entre grandes piedras. El espectáculo estaba coronado por un puente natural que cruzaba a mediana altura formado por grandes troncos de árboles caídos hacía ya muchos años y desde los cuales habían vuelto a crecer ramas altas y frondosas que formaban un pequeño bosque suspendido en el aire, sobre el río.

-. Oohh… – su exclamación de deslumbramiento también había sido completamente natural. El silencio era casi absoluto excepto por el agua chapoteando entre las piedras en un eterno fluir – Es un bosque encantado!!! – Carlitos estaba maravillado de la belleza extraordinaria del lugar

Bruno se veía satisfecho. Había logrado su objetivo de sorprenderla

-. Si. Es un lugar escondido para hadas mágicas – Bruno la miro a los ojos y Carline sintió que estaba refiriéndose a ella… por un breve segundo Carlitos experimentó lo que significaba tener el poder en sus manos cuando Bruno bajó los ojos, rindiéndose…

Carline daba pasos cortos admirando todo y dejando que las alborotadas emociones se asentaran en su interior… El poderoso Bruno que lo acosaba en la escuela acababa de bajar la mirada sin poder sostener la suya.. wow… esto era de locos. Carline estaba logrando cosas increíbles!!

-. ¿Cómo descubriste este lugar? – preguntó para llenar el silencio que se volvía incómodo – ¿Por qué no está lleno de gente?

-. Es un recinto privado. Estamos en la propiedad de mi familia. Mi abuelo solía traerme aquí. Él amaba este lugar

-. ¿Tu abuelo ya no viene? – Rayos! Lamentó haber preguntado en el mismo instante. La respuesta era obvia!

-. Murió hace cinco años – Bruno estaba pensativo y Carlitos se recriminaba no haber pensado antes de hablar-  Ahora vengo a este lugar cuando quiero estar solo.

 Un momento!… ¿por qué Bruno querría estar solo? No calzaba con lo que sabía de él; siempre rodeado de amigos y siendo el centro de atención.

-. ¿Te gusta la soledad? – preguntó curioso.  Vio como Bruno se volvía serio… quizás triste? Y se demoraba pensando que responder

-. No. Supongo que a veces todos necesitamos un poco de soledad… pero no creas que soy antisocial ni nada de eso – aclaró desechando cualquier pensamiento triste que le hubiera venido a  la mente y volviendo a ser el de antes – Me gusta este lugar porque puedo pensar en silencio

Soledad… bueno, él si podía hablarle mucho sobre lo que se sentía al estar solo en una escuela llena de gente que lo despreciaba… pero no! Ese era Carlos y ahora, ahí en ese claro del bosque, estaba Carline, hermosa, llena de vida y divertida.

-. ¿Cuántos años tiene ese puente? – preguntó Carline dándose cuenta que Bruno no deseaba hablar más de sus motivos y logrando que él sonriera nuevamente. Bruno tomó asiento en uno de los troncos caídos, no sin antes quitarse la chaqueta y ponerla sobre el tronco a su lado para que ella no ensuciara su ropa.

Bruno la miró con los ojos brillantes como si esperara que ella sacara sus alas de hada y volara a sentarse su lado. Carlos quiso sentir risa interna y burlarse por el gesto tan estúpidamente galante pero no pudo. Más bien le pareció que era tan caballero y adorable… y eso lo enardeció de rabia. No podía olvidar que era el mismo idiota homofóbico que lo acosaba en  la escuela!!! “Concéntrate” se dijo a sí mismo.  Se tomó un momento antes de ir a sentarse a su lado guardándose el enojo pero incapaz de hablar.

-. Mi abuelo me contó la historia. Son siete troncos muy viejos atravesados de lado a lado sobre el rio pero que aún conservan sus raíces, por eso es que les crecen ramas hacia arriba. Mira, algunas son tan grandes que parecen un nuevo árbol… están montados uno sobre otro…

Carlos lo escuchó en silencio mientras Bruno describía su lugar favorito con lujo de detalles. De a poco se le fue disolviendo el calor del enojo. La voz de Bruno sonaba agradable y el paisaje era esplendido y apacible. El sonido del agua fluyendo era como música cantarina. Carlos no había imaginado que en los alrededores del pueblo hubiera sitios así de mágicos… pero claro, el lugar era privado y además, sus exigentes responsabilidades no le dejaban tiempo para pasear o porque se sentía solo siempre sin necesidad de un sitio encantado para rumiar sus penas.

-. Es muy hermoso pero ya tengo que volver – No deseaba dejarse ganar por la magia del lugar ni la voz de Bruno.

En el camino de vuelta él le fue enseñando los lugares típicos del pueblo: la plaza, la calle principal, el mercado, etc. ¿Así es que el idiota si sabía de su pueblo? Vaya! Otra cosa más que no esperaba.

-. Y esta es la mejor heladería del pueblo.- detuvo el auto frente a la entrada – Vamos por un helado

Si había algo que Carlos amaba eran los helados de manjar con chocolate. Eran un premio que se permitía disfrutar cuando hacía muchas horas extras en el restaurant y su sobre de pago estaba un poquito abultado. Estuvo tentado de bajar pero había un problema: a esa hora el local estaba lleno. De una simple mirada Carlos reconoció varios rostros de la escuela, lo que confirmó sus miedos

-. No puedo tomar helados – murmuró

Bruno apretó los labios arrepentido. Se sentía mal por haberlo sugerido.

Carlos se sorprendía de la rapidez con que estaba aprendiendo a entenderle el lenguaje corporal.

-. Claro! Tienes que mantener la línea por tu trabajo. Discúlpame… no lo pensé.

El rostro de Bruno entristecido… Esto era más de lo que Carlos había esperado ver en una Cita. El siempre fachoso, vanidoso y canchero Bruno estaba arrepentido y entristecido, lamentando haberle ofrecido un helado. Dejando de lado el hecho de que Bruno se estaba sintiendo mal, Carlos se quedó pegado mirándolo y no pudo evitar pensar que era muy atractivo. Si, si, si. Ya lo sabía de antes. Habría que ser ciego para no ver los bellos ojos grises, las pestañas y cejas rubio oscuro tupidas, la nariz recta, el pelo rubio siempre bien cortado y el porte y forma de su cuerpo alto y atlético… pero no era posible admirarlo cuando se portaba como un arrogante idiota!!! Sn embargo ahora, con su rostro acongojado y esos ojos tristones…

-. Está bien. Solo uno muy pequeño

Carline??!! ¿Qué diantres estaba haciendo esa loca sin su consentimiento??? Carlos tragó saliva negándose a aceptar que él había dicho eso, cambiado de parecer para complacer a Bruno

-. De que sabor quieres que sea tu mini helado pequeñito pequeñito???- Bruno sonreía aliviado y se portaba tierno dibujando con sus dedos el tamaño enano del helado. Carline río con él

-. Vamos a ver qué sabores te gustan – dijo él y ya no hubo posibilidad de negarse a entrar. Carlos tuvo la extraña idea que él no quería bajarse pero Carline si quería entrar… que idea tan tonta, no?

Desde antes de llegar a la puerta fueron objeto de atención del público adolescente.  El auto de Bruno era fácilmente reconocible y su presencia era, por sí sola, un atractivo extra para venir a la heladería. Si a eso le sumaban la compañía de la modelo que estaba haciendo que el pueblo apareciera en las noticias, mucho mejor!!!.    Bruno abrió la puerta del local para que Carline entrara y los murmullos fueron subiendo en decibeles. Estaban eligiendo el sabor cuando Carline sintió un suave golpeteo en su brazo. Se volvió para encontrarse con dos chicas de la escuela de unos cursos menores que la miraban con extasiada curiosidad

-. ¿Eres Carline, verdad? – preguntó una de ellas agitada

Carlos dudó unos segundos… ¿de qué se trataba? ¿Lo habrían reconocido?

-. Si – respondió dudoso

-. AAAhhh lo sabía!! Te vi en el concurso anoche ¿Podemos tomarnos una selfie contigo? Por favor, por favor???!!

Imposible saber si Carlos o Bruno estaban más impresionados frente al acoso de las adolescentes. Dos chicas más se unieron a las primeras y todas sacaban sus celulares para fotografiarla. Otras personas hacían lo mismo guardando la distancia. Toda la gente en la heladería estaba pendiente de ellos. Carline sonreía nerviosa y trataba de evitar los abrazos de las chicas

-. Eres taaaan linda.

-. Por fin nuestro pueblo gana en algo!

-. Gracias por representarnos!! Eres bellísima!

Las chicas se alejaron pero las miradas y murmullos continuaron.

-. No tienes que pagarlo, Bruno. Es un regalo para la señorita Carline – dijo el dueño del local que salió a verla en persona. La evidente falta de glamour en el pueblo la convertía muy rápido en alguien notorio.

-. Gracias– balbuceo Carline recibiendo una gran copa doble de helado de manjar con nueces, chocolate, crema y cerezas. Un festín que deseaba devorar pero no podría porque Carline no debía comer tanto… Que molesto.

-. Volvamos al auto – sugirió Bruno

Si. Por primera vez estaba de acuerdo. No se sentía cómoda entre tanta atención

-. Lo lamento. No debí traerte aquí. Las fanáticas pueden ser molestas – Bruno había puesto música y el mundo quedaba fuera del auto– No esperaba que te reconocieran tus fans

¿Fanáticas?  ¿Carline tenía fans??

Un jadeo asombrado se le escapó sin poder contenerlo… ¿en serio tenía fans?  Qué diría Carline al respecto?

 -. Es parte del trabajo. La gente admira lo que uno representa – dijo chupando la cucharilla de helado apenas llena y deseando poder hundirla golosamente y comerlo a fondo

-. Te admiran a ti porque eres muy bella.

-. La belleza es efímera

-. En tu caso no solo eres bella por fuera… me gusta hablar contigo, eres interesante y entretenida. Eres mucho más que simplemente bella.

Carlos estaba aguantando la respiración. No se atrevía a moverse ni a nada. Bruno estaba diciéndole cosas lindas… no disminuían sus ganas de vengarse y hacerlo pagar porque seguía siendo el mismo idiota pero… ¿podía por favor disfrutar un poquito del momento? Recibir halagos era algo nuevo… ser tratado con delicadeza y dulzura era maravilloso

Como en cámara lenta vio la mano de Bruno coger la suya y acunarla entre sus dedos largos. Su mano se veía tan pequeña…

-. Quiero volver a verte. Siento que conectamos y… esta tarde fue especial. Te dije y te mostré lo que nunca le había dicho a nadie –  wow… Bruno estaba nervioso – Contigo todo me resulta fácil… no sé cómo explicarlo Carline, pero tengo la seguridad de querer verte muchas veces más.

El aire abandono despacio los pulmones de Carlos…

Bruno quería ver a Carline muchas veces más.

¿Cuánto poder le confería eso a Carline?

Carlos estaba pensando con frialdad y no permitía que Carline se adueñara del rol en ese momento. Ya le había hecho pasar un par de sustos

-. Fue una tarde muy agradable. – respondió de manera evasiva.

No era lo que Bruno quería escuchar.

-. ¿Podemos repetirla? Yo… he esperado por ti mucho tiempo

Ahí estaba de nuevo esa extraña declaración.

-. ¿Por mi? ¿Cómo es eso?

Carline suavizo sus gestos y se volvió amigable. Ya había descubierto que de esa manera Bruno se sentía más cómodo con ella

-. Esperaba por una chica especial. Tenía que estar en alguna parte. Necesitaba encontrar una chica que me hiciera sentir que todo estaba bien… y tú eres esa chica.

Esa declaración le había costado trabajo a Bruno por lo que era importante. “una chica que le hiciera sentir que todo estaba bien”… no era fácil entender a que se refería

-. ¿Yo soy esa chica especial? – pregunto con cierta deliciosa arrogancia

-. Mucho. Muy especial… Yo estaba seguro de que algún día llegaría una chica diferente a todas las demás.

-. ¿Qué me hace especial?

Bruno sonrió volviendo a levantar la guardia que había dejado caer tan brutalmente para mostrarse vulnerable segundos atrás.

-. Todo – contestó pero ya había cambiado y sonreía dejando atrás el momento de sinceridad

-. Ya debo irme.

-. Te llevaré donde me digas.

Carline indicó la casa de Leila

-. Entonces… ¿Puedo verte nuevamente?

Carlos esperaba la pregunta. Llegaba caída del cielo para poner en sus manos el poder de la deliciosa venganza…

-. Si- accedió Carline – Nos volveremos a ver

Bruno suspiró grandemente satisfecho y la sonrisa le encendió la cara. Le dio su número de celular y Carlos tuvo que frenarse e inventar una excusa para no darle el suyo. Aun estaba en propiedad de Bruno.

-. Yo te llamaré – dijo ella bajando del auto. Bruno se le acercó de carrera.

-. Promete que me vas a llamar – suplicó con una sonrisa que rogaba

Esto era tan bueno que Carlos estaba experimentando dificultades para controlar la risa y la satisfacción. Solo la seriedad con que se tomaba el rol de Carline lo mantenía bajo control.

-. Lo prometo – declaró como si se rindiera

Bruno soltó un suspiro de alivio y se acercó confiado. Carlos se puso tenso en espera de lo que sucedería

-. Lo pasé muy bien – dijo él muy cerca volviendo a tocar su antebrazo con sus dedos. Por lo que veía en sus intenciones no la iba a dejar irse así nada más La sostenía y se preparaba para… ¿Qué…? Rayos!! NO! por todos los cielos NO!! No le iba a regalar a Bruno su primer beso. Tenía que escapar de esto sin ofenderlo. Carline!!! Qué harías en mi lugar??

 

 

5 comentarios sobre “Capítulo 9

    1. Hola! Imagina que Carlitos recién está aprendiendo y por muchas ganas que tenga de vengarse tambien está nervioso y a la vez, disfrutando de todo esto nuevo. Dale un poco de tiempo y veremos hasta donde llegan con esto. Gracias!! Nani.

  1. Esperó que el maldito de Bruno lo pague muy caro, se lo merece por Hipócrita e imbécil, solo esperó que recapacite y entienda que Carlitos siente y que no lo vuelva a hacer, también esperó que no sufra Carlos, ya que se nota que se esta enamorando.

    1. Hola Gaby! Bruno es todo un misterio; tan idiota en la escuela y tan diferente cuando esta a solas con carline… uno llega a preguntarse quien es realmente, no? Me preocupa.. ¿en serio crees que Carlitos se está enamorando de Bruno?.. tal vez solo está encantado por que es la primera vez que alguien lo trata bien y con ternura… amor’.. este… no,. no creo… ay noooo carlitos no puede enamorarse de ese idiota!!!!
      Gracias!! Saludos cariñosos. Nani.

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