CAPÍTULO 21
Leila se retiró a su casa temprano luego de escuchar que Carline llamaría a Bruno. Para ella también había sido un día largo y no tenía ganas de volver a ver al estúpido chico ese parado en su puerta, gritando por Carline y amenazándola. Caminó despacio aprovechando de respirar a sus anchas el aire fresco del anochecer. ¿Había sido un error lo que le pidió a Carlitos? Se lo había preguntado muchas veces. Al principio todo funcionó bien y Carlitos parecía contento y divertido al asumir una personalidad femenina. Ella había podido darse cuenta de cómo cambiaba cuando se vestía de “ella” y sacaba a relucir la fuerte personalidad oculta en su interior. Pero luego, algo extraño había sucedido y Carlitos tomó distancia de Carline permitiendo que “ella” lo sobrepasara, opacándolo y disminuyéndolo. Leila vio como Carline crecía en forma desmedida y Carlitos de quedaba atrás, empequeñecido; Ella conquistaba y deslumbraba… él se volvía trasparente y desaparecía. La aparición de Bruno en la vida de Carlitos era un tema que no entendía y no le gustaba. No le agradaba ninguno de los compañeros de escuela que se burlaban de él y lo hacían sufrir, mucho menos Bruno que era violento y siempre trataba de molestarlo. ¿Qué había estado pensando Carlitos al acercarse e involucrarse con Bruno?… porque claramente Bruno estaba loco por Carline!!… y era de suponer que no tenía idea que se trataba de un chico… de su compañero de curso… Dios!! Su idea inicial de vestirse de mujer para el concurso se había vuelto un soberano lío… Carlitos había enredado las cosas al sentirse fuerte y a gusto como Carline. No sentía que fuera su culpa completamente pero ella había sido la gestora de la idea original. Leila llegó a su puerta y con toda calma procedió a abrirla. El teléfono repiqueteaba en el interior de su casa.
Carlitos necesitaba estar a solas para poner en orden su cabeza antes de efectuar la llamada. Después que Leila se despidió, se cercioró de que su madre estuviera tranquila y hubiera comido. Luego cerró la puerta de su cuarto lleno de cajas, listas para ser transportadas a la casa de Leila. Solo su cama permanecía intacta. Se sentó sobre ella y tomó el teléfono celular sintiendo que, de pronto, se había convertido en su enemigo. Ni siquiera se dignó revisar la cantidad de llamadas perdidas que le mostraba la pantalla. Tenía que inventar algo que alejara a Bruno para siempre y evitara que volviera donde Leila. Dentro de poco estarían viviendo en esa misma casa y sería extraño encontrarse a Bruno en la puerta gritando por Carline. Suspiró y se agarró el estómago que de pronto había comenzado a dolerle. ¿Qué rayos podía inventar que lo hiciera desaparecer con solo una llamada?… su mirada se quedó fija sin realmente ver el punto hacia donde enfocaba… ¿y si le decía que había encontrado un hombre de verdad del que se había enamorado? Un hombre mayor que no era un chico estúpido y desabrido como él… alguien que la trataba como mujer y no la llamaba por nombres tontos como su hada mágica ni nada de eso… vaya! eso sería bueno, no? aprovecharía de darle una estocada final, herirlo donde realmente le doliera… era un buen plan. Un momento ¿Carline había encontrado a un hombre del cual enamorarse perdidamente en solo cuatro días mientras lidiaba con su madre enferma, el abandono de su padre, el cuidado de sus hermanas menores y su trabajo de modelo? Rayos!… ni que fuera super woman. Bruno no se lo creería y el saber de otro hombre solo aumentaría sus ganas de correr a verla. Se puso de pie y comenzó a dar vueltas en el cuarto. Normalmente era muy ingenioso y podía inventar historias creíbles en muy breve tiempo pero ahora no se le ocurría nada. ¿Carline había muerto en un accidente??!! Eso sería genial para que no la buscara nunca más pero tal vez querría conocer a su familia o ir al funeral… No era una buena excusa. Intentó imaginarse que era Carline nuevamente y se encontraba en la situación que le había descrito a Bruno… soportando toda la responsabilidad sobre sus hombros y tratando de sacar adelante a su familia… era fácil suponer que el tiempo no le alcanzaba para nada y mucho menos para un “amigo especial”, pero ¿cómo se lo hacía entender al idiota ese? Aahh… bueno, y ¿Qué tal si a Carline le ofrecían un trabajo fabuloso en el extranjero?.. Rayos! Y la madre enfermas y hermanas sin padre?… no podía dejarlas. Rayos! Se le agotaban las ideas… Le diría que no quería verlo más. Muy en el fondo, era la absoluta verdad. Le bastaba con la imagen que le mostraba su mente en dolorosos chispazos cuando recordaba lo sucedido el último día que lo había visto… cerró los ojos con fuerza y su rostro se torció en una mueca… su respiración se aceleró considerablemente… sentía manos sobre su cuerpo, golpes de puño, pellizcos y arañazos… Bruno estaba entre los que lo agredían… manoteó en el aire como si se los quisiera quitar de encima, espantar la pesadilla que lo atormentaba. Abrió los ojos. Estaba solo en su dormitorio. Se fue achicando hasta quedar acuclillado y encogido. No lloraba pero emitía un gemido parecido al de un animalito herido. Tragó aire en gran cantidad y con un profundo suspiro enfrentó la cruda verdad
-. No puedo…
No era capaz de tomar el teléfono y hablar con Bruno. Se lo había prometido a Leila pero no podía hacerlo. No se le ocurría ninguna mentira admisible y, principalmente, no estaba preparado para escucharle la voz. Explotaría de rabia y le gritaría todo su dolor, le diría lo imbécil y cobarde que era… le haría saber su desilusión y todas las cosas horribles que pensaba de él… ¿Cómo podría contenerse después de lo que le habían hecho? Casi había llegado a confiar en él…
Carlitos se fue resbalando de a poco contra el piso hasta quedar sentado, reclinando su espalda contra la pared. Pasaron varios minutos en que no se movió; el teléfono colgaba de su mano inerte y su rostro era la viva imagen del dolor y la derrota.
Los bruscos golpes en la puerta de su dormitorio lo asustaron mucho. Saltó del piso imaginando que algo malo le sucedía a su madre. Abrió bruscamente. Del otro lado estaba Leila. En su mano aun sostenía la llave con que había abierto la puerta de su casa
–. Carlitos!!! Ay, Carlitos no lo vas a creer!!!
¿Era alegría eso que sonaba en la voz de Leila?. Ella lo tomó del brazo y tiró de él hasta que estuvieron sentados en la sala. Leila estaba impaciente y su rostro había dejado atrás la huella de la tristeza
-. ¿Qué pasó? – preguntó confundido mirando de reojo la puerta del dormitorio de su madre
-. No es tu madre!. Ella está bien… es otra cosa!!.. es que.. aaahh no lo vas a creer.
-. ¿Puedes decirme de qué se trata?
-. De Carline!! – respondió Leila con voz triunfante.
Carlitos retrocedió de inmediato rechazando de antemano cualquier cosa relacionada con Carline,
-. No. No te asustes. Déjame explicarte – Leila reía al hablar – me fui a casa y recibí una llamada telefónica. No. No era Bruno – aclaró de prisa – era el señor Joao, el fotógrafo, ¿lo recuerdas?
Carlitos asintió impaciente y curioso
-. El señor Joao consiguió mi número telefónico en el salón. Estuvimos hablando y el caso es que él quiere hablar con Carline – Leila sostuvo a Carlitos de los brazos antes de continuar – Dice que quiere ofrecerle un trabajo
Por varios segundos Carlitos se perdió mirando los ojos de Leila y aclarando el impacto en su cabeza
-. ¿Un trabajo?
-. Si. Un trabajo!!! – Leila casi gritaba de la emoción
-. Pero… Leila!!!… estamos olvidando algo básico. Carline no existe
Carlitos borró la ilusión que alcanzó a pintarse en su rostro, contagiado por el entusiasmo de Leila
-. Yo creo que… bueno.. creo que eso no es importante porque él sabe que no existe – declaró Leila
Carlitos se quedó con la boca abierta y los ojos como platos al escucharla…
-. ¿Cómo que lo sabe? ¿Qué te dijo? – preguntó en vilo sintiendo que el piso se tambaleaba bajo él.
-. Mencionó que el parecido entre la modelo y el hijo de mi amiga era asombroso. Que le gustaría hablar con ambos.
Carlitos aun no podía cerrar la boca.
-. Agregó que las personas andróginas tienen un gran campo en el modelaje porque pueden ofrecer mucha variedad de estilos… o algo así. No recuerdo bien
-. Leila!! ¿Qué le dijiste??!!
-. Que iríamos a su estudio mañana temprano – respondió alegre
-. Pero no!! ¿Qué le dijiste sobre que Carline y yo seamos una misma persona??
-. Ah No. De eso no le dije nada. Él fue muy amable y se mostró interesado
Carlitos había cerrado la boca al punto de no encontrar su voz para replicarle a su amiga y a la tranquilidad con que hablaba y aceptaba lo que ocurría
-. Ya deja de mirarme así. Es un trabajo. Puede ser una oportunidad magnífica. El señor Joao habló de sus conexiones en la ciudad. Las modelos ganan mucho dinero ¿Sabias eso?
Carlitos pestañeó tres veces
-. Una modelo profesional, con un buen contrato, puede llegar a ser millonaria ¿te das cuenta?
-. Yo no soy una modelo ni soy mujer!!! – gritó de pronto Carlitos, poniéndose de pie bruscamente
Leila tuvo el buen tino de guardar silencio hasta que Carlitos se calmó
-. Yo sé que no eres mujer ni modelo. Creo que el señor Joao también lo sabe y está dispuesto a ofrecerte un trabajo de todas maneras. Esta oportunidad podría ser la solución a todos los problemas.
Volvieron a sentarse en silencio… preguntándose con miradas y analizando lo que pasaba. Dejaron pasar unos cuantos minutos antes de volver a hablar
-. No pierdes nada con ir a verlo y escuchar lo que tiene que ofrecer – lo tranquilizó Leila. El silencio de Carlitos parecía otorgarle la razón
-. ¿Me vas a acompañar? – preguntó él finalmente.
Leila soltó un largo suspiro de alivio
-. No me lo perdería por nada del mundo
Se tomaron de la mano y sonreían nerviosamente
-. Una pregunta – dijo él ya más calmado y casi sonriendo – ¿Me visto como Carlitos o Carline?
Necesito mássss 😭❤️
Hola Consuelo!. El viernes, sin falta, el siguiente cap.
Gracias!! Saludos, Nani.
Espero se vista cómo Carlitos, ya es hora de que brille por ser él.
Hola! Tienes toda la razón, Carlitos tiene que aprender a brillar por sí mismo porque tiene todo lo que se requiere para hacerlo; solo debe desarrollarlo y adquirir mayor seguridad.
Gracias!! Saludos. Nani.