NAZIR
Nazir escribía frenéticamente en su escritorio. El lápiz llegaba a romper el papel de tanto que lo cargaba. Esperó un tiempo prudente luego de la partida de los visitantes y entonces, se dirigió directamente al aeropuerto privado donde encontró al piloto y a Joel
-. Toma uno de los vehículos, compra todo lo de esta lista en los lugares que te indico y cárgalo en el avión. Absolutamente todo. – le extendió a Joel una lista, una importante cantidad de dinero y le pasó las llaves de una camioneta. – de prisa Joel! – ordenó exigente – Hay mucho que hacer
-. ¿Vamos a sacar a todos lo que quedan? – dijo el piloto frunciendo el ceño
-. Te daré instrucciones cuando vuelva. Quiero el helicóptero listo y con todo lo que he pedido lo antes posible
Joel asintió y partió. Nazir subió a su vehículo y condujo al hotel.
Una vez que el inspector se había ido tuvo que exprimir su cerebro de prisa para encontrar una solución. Y había dado con ella. No era fácil, ni siquiera sabía que tan bien podía resultar, pero era la única vía posible. Había tomado una decisión a firme porque la continuación de su reputación, familia y bienestar dependía de lo que hicieran él y Adamir a partir de ahora. Su cuerpo estaba totalmente tenso cuando se bajó del vehículo frente al hotel y subió al ascensor en dirección al cuarto de Adamir. Tenía que enfrentarse a su hermano y la cosa no pintaba fácil. No importaba lo que Adamir dijera. No estaba pensando claramente desde hacía semanas. Esta vez se haría lo que él había decidido sin discusión alguna, aunque tuviera que forzarlo. Estaba confiando en que contaría con la ayuda de Santiago.
Adamir escuchó boquiabierto lo que Nazir proponía. La idea era tan descabellada que, fuera de abrir grandes los ojos, no lo interrumpió porque sabía que era una locura que no iban a hacer. Nazir estaba muy alterado… no sabía lo que hablaba… Tal vez su hermano estaba diciendo todo esto para que él dejara de buscar a Max pero… locura… absurdo sin nombre.
-. Deben comenzar hoy mismo – concluyó Nazir – el avión los está esperando
-. ¿Perdiste la cabeza, Nazir?
Adamir tenía una media sonrisa incrédula en el rostro
-. ¿Has pensado alguna vez cómo sería tu vida en una cárcel? – pregunto Nazir con extrema frialdad
Se le borró la sonrisa… ¿Carcel??
-. La policía local y el maldito inspector extranjero quieren hablar contigo ¿estás preparado para hablar con ellos y responder sus preguntas acerca de la isla?
Nazir dejó que sus palabras hicieran efecto y continuó
-. ¿Puedes contar sobre los años que llevas desaparecido en ese lugar? ¿Explicar qué hacías allá? ¿Aclarar las compras de materiales “sospechosos” que has efectuado durante estos años? Ni que hablar que descubrieran que había más gente contigo!!!
El rostro de Adamir había cambiado.
-. ¿Recuerdas acaso cuantos niños han pasado por la isla?
Estaba comenzando a comprender el alcance de lo que podría pasarle a su vida
-. Si hubieras mantenido la boca cerrada, nada de esto estaría pasando. Ahora tienes que marcharte de aquí, ¿entiendes? No puedes quedarte en la ciudad y permitir que la policía te interrogue– había furia y decisión en la forma de hablar de Nazir – Santiago y tu parten ahora mismo
Santiago miraba la escena como si repentinamente todos se hubieran vuelto locos
-. Yo no voy a volver a esa isla – sentenció Santiago
-. Si… sobre eso…
Nazir tomó a Santiago del brazo y lo empujó hacia un rincón para hablarle en privado.
-. Necesito de tu ayuda, ahora. Esta situación podría salirse de control… ya ves como está de… inestable mi hermano. Han sido muchas cosas. La muerte de nuestra madre, los problemas en la isla y sobre todo… Max.
Santiago escuchó en silencio. En el tiempo que llevaba trabajando para Nazir había aprendido a respetar su inteligencia e instinto
-. Si. Me he dado cuenta.
-. En verdad, nunca pensé que alejarlo de ese chico lo afectaría en tal grado
– ¿Alejarlo? – repitió Santiago
-. Quiero decir, Max fue vendido y se alejaron, ¿no? –respondió Nazir con el timbre de su voz levemente tembloroso
Santiago recordó lo que sintió los primeros días lejos de Matias
-. Perder a quien amas puede volverte loco – comentó más para sí mismo que como respuesta
Nazir movió la cabeza de un lado a otro. Algo comenzaba a molestarle más de lo deseado
-. Amor… – dijo como si maldijera
-. ¿Nunca perdiste a alguien a quien amaras? – preguntó Santiago
Nazir lo miró fijamente por varios segundos antes de hablar.
-. Mucho tiempo atrás creí que había perdido a Sergio.
En la frase que pronunciaba se mezclaban los recuerdos del dolor que había sentido y la comprensión de que él mismo había dejado todo abandonado por ir tras de Sergio para recuperarlo. Eso a su vez, le abría la mente para comprender lo que sucedía con Adamir y como, por su influencia, había empeorado la cosas. Movió la cabeza negando con más fuerza. Se ocuparía de ello más tarde.
Santiago esperaba pacientemente. Nazir extrajo de su chaqueta un abultado sobre
– Esta cantidad te permitirá tener tranquilidad sobre tus finanzas y es la mitad del total – dijo poniéndo el sobre en las manos al sorprendido Santiago– pero hay dos condiciones – recalcó antes de quitar las manos del sobre – volverás a la isla y harás lo que les he dicho y segundo… te encargarás de Adamir durante un tiempo.
Santiago sintió el peso del sobre en sus manos… parecía más dinero del que había soñado volver a tener considerando que ahora no le quedaba nada porque se lo había regalado todo a Matias. Era una oferta tentadora pero aun así no le agradaba
-. ¿Encargarme de él? ¿Que implica eso?
– Tu eres una persona de mi confianza, Santiago. A partir de ahora trabajas para mí y en este momento eres la única persona que puede encargarse de Adamir. No podemos correr riesgos. Te explicaré al volver – había mucha urgencia en las palabras de Nazir
-. Entonces, ¿sí volveremos?
Nazir no respondió. Se limitó a dar un par de golpes al sobre para sellar el acuerdo y lo empujó en las manos de Santiago que, finalmente, lo recibió
-. Bien. Recojan sus cosas. Nos vamos.
Adamir meneaba la cabeza de un lado a otro, confundido, casi perplejo. En minutos su vida estaba patas arriba.
-. Yo… no puedo irme sin Max – gimoteó desalentado
Adamir sabía que Nazir tenía razón, pero lo que sentía por dentro no tenía nada que ver con la razón. No quería irse y dejar a Max en manos de otra persona… no podía… ¿Cómo iba a dejar a Max?. Estaba angustiado. Se sentía horrible, pero no se comparaba con la furia que percibía en Nazir. Podía sentir que su hermano estaba al borde de golpearlo y obligarlo.
-. No puedo dejar a Max – sentenció
Nazir inspiró… extenuado, haciendo uso de sus últimas reservas de paciencia… ambos hermanos podían ser tan porfiados cuando se empecinaban en algo
-. Yo lo encontraré por ti – anunció sabiendo que de no prometer que lo haría, Adamir no partiría. ¡Como se había equivocado con respecto a Max!!! La situación había cambiado ahora. Tenía que arreglar todo este embrollo o se volvería contra ellos
-. ¿En serio vas a buscar a Max?
– Usaré todas mis conexiones para encontrarlo. Creo que puedo hacerlo
-. Volveré lo antes posible – aceptó finalmente Adamir
Santiago guardó las cosas en la maleta y antes que Adamir tuviera tiempo para volver a hablar ya iban camino del aeropuerto. Nazir aprovechó el momento en que ambos hombres entraban sus pertenencias al avión para hablar en privado con el capitán y Joel y darles las últimas instrucciones.
MAXIMILIAN
El cuarto se le volvía pequeño y necesitaba más espacio y más aire; las paredes se le venían encima… estaba confinado en el mismo lugar que el día anterior solo que hoy todo era diferente. No había comido, no hablaba, no miraba la cámara… estaba enloqueciendo. Ya sabía dónde estaba y que es lo que esperaban de él. Las horas pasaban… imaginaba a Sergio observándolo. Recordaba y repasaba en su mente todo lo que Sergio le había dicho y ofrecido. Lentamente, la rabia fue cediendo y dando paso al cansancio
-. ¡Sácame de aquí!!! – gritó finalmente al atardecer, bruscamente alzándose de la cama y mirando fijamente hacia la cámara – Sácame, ¡por favor!
Pocos minutos después la puerta de abrió y allí estaba Sergio, radiante de alegría.
-. Ven conmigo, Max. Te prometo que nadie volverá a hacerte daño
Sergio estiró su mano, pero Max, reticente, no la recibió ni respondió a su saludo. Se había prometido no creer nada de lo que le dijeran, ni Sergio ni nadie. Solo deseaba salir porque allí sentía que se ahogaba. Afuera de ese cuarto cerrado tendría más posibilidades de planificar un buen escape.
-. De acuerdo – respondió sin estar realmente de acuerdo
Siguió a Sergio pasando por el jardín y entrando a la casa. No pasó por alto la cantidad de guardias que había en el camino que antes no existían. Dentro de la casa estaban, aparentemente, ellos solos. Max reconoció la casa y muy a su pesar admitió que le gustaba. Sergio lo guio por un camino que le pareció conocido
-. Este va a ser tu cuarto – dijo Sergio deteniéndose frente al mismo dormitorio que ocupara la vez anterior con Adamir. Max lo miró asombrado
– Lo lamento, pero fue decisión de Nazir – respondió Sergio mortificado
-. Es por la ventana, ¿no? – preguntó Max, mordaz
Max recordó las ventanas que daban al barranco varias decenas de metros más abajo. Imposible escapar a través de ellas.
-. Nazir dice que es el cuarto apropiado, por ahora.
Sergio mantenía el entusiasmo que le producía estar nuevamente caminando con Max por su casa y dejaba pasar los comentarios mordaces del chico. Sabía que tomaría tiempo construir esta nueva relación, pero estaba lleno de esperanzas y alegría. Max significaba mucho y su agradecimiento hacia Nazir era enorme en estos momentos. Entraron al dormitorio. Sergio había hecho algunos cambios y el cuarto ya no se veía tan serio ni señorial, sino que tenía una decoración más ligera y acorde con la personalidad de Max
-. Tienes ropa nueva en el closet – señaló Sergio entusiasmado
Max sintió un flechazo intenso acudir a su memoria. Había tenido ropas nuevas… Adamir y él habían paseado por las calles comprando… habían sido momentos muy especiales y Adamir lo había consentido regalándole ropas hermosas… añoraba su chaqueta de cuero negro… ese era tal vez el objeto más lindo que había llegado a poseer… aunque en verdad nada de eso era suyo… todos esos regalos habían sido pagados con la venta de personas. Su rostro se contrajo en una mueca involuntaria al recordarlo
-. Si no te gustan podemos buscar otras – se apresuró a decir Sergio, mal interpretando el gesto
-. No. Está bien así – dijo Max encogiéndose de hombros
-. Ya sabes dónde está el baño y mi cuarto. Podremos hacer algunas cosas juntos a partir de mañana. Tu pelo ha crecido mucho y podemos arreglarlo si quieres… o… cualquier otra cosa. Aunque hay algunas reglas que debes cumplir – Sergio sonaba decidido, aunque algo incómodo
Max cruzó frente a él y se dejó caer sobre uno de los sillones recién tapizados en colores alegres.
-. ¿Qué reglas?
-. Básicamente, no puedes salir solo, debo saber siempre donde estas, lo que es fácil ya que hay cámaras en toda la casa, excepto en los baños.
Sergio indicó la esquina del dormitorio señalando la presencia de una de ellas. Max alzó las cejas y torció la boca en señal de disgusto
-. Debes ser respetuoso y obediente
Max asintió con los dientes apretados
-. ¿Solo eso?
-. Creo que si, pero a medida que pasen los día podemos…
La frase de Sergio fue interrumpida por el sonido de un llanto cercano que puso a ambos en alerta
-. ¿Quién llora?
-. Es un niño… esta herido… tengo que ir a verlo
Sergio se movió de prisa. Cuando fue a cerrar la puerta del cuarto donde Max debía quedar encerrado se dio cuenta que el chico estaba detrás de él
-. ¿Qué niño?- apremió Max
Sergio lo pensó un segundo… que más daba! Si total igual iban a encontrarse en algún momento, viviendo bajo el mismo techo. Permitió que Max lo siguiera a uno de los cuartos cercanos. Sergio entró de prisa y se dirigió a la cama del centro donde un chico de unos 11 años lloraba de dolor. El niño tenía un vendaje que cubría hombro y brazo, además de algunas marcas de heridas en el cuello y rostro.
-. Ya estoy aquí. Tranquilo angelito. Voy a darte tu medicina
Sergio se había vuelto pura ternura y atención. Se sentó con cuidado en la cama del niño y trató al chico con mucha dulzura mientras le daba algo para el dolor.
Max miraba la escena sin entender. ¿Qué hacía un niño en esa casa? ¿Sergio había adoptado un hijo? El niño se calmó, más que nada por la compañía de Sergio. Se notaba cómodo y a gusto en compañía del mayor. De pronto Sergio se volvió hacia la puerta
-. Pasa Max. Este es Ángelo. Ven a conocerlo.
Max se acercó. Ambos chicos se miraron sorprendidos. Ángelo tenía enormes ojos castaños de los cuales aún colgaban lágrimas húmedas. Era un chico delgado, de aspecto dulce y delicado, algunas pecas esparcidas en el rostro
-. Hola – saludó Max todavía extrañado
Ángelo no respondió, sino que se apretujó contra Sergio y escondió el rostro en su pecho. Sergio acarició el pelo castaño oscuro del chico y le habló para calmarlo.
-. No te asustes, angelito. Max no va a hacerte daño. Él es bueno y va a vivir con nosotros ahora. Los dos vamos a cuidar de ti. ¿Qué te parece?
Ángelo miró a Max de reojo, sin soltarse de Sergio
-. ¿Qué te pasó? – preguntó Max acercándose hasta tocar la cama y señalando los vendajes. Su voz asustó al niño que volvió a esconderse en el regazo de Sergio
-. Ángelo tiene fracturas múltiples y algunas heridas en el cuerpo – respondió Sergio.
Max no pudo evitar un gesto de dolor. Era difícil imaginar lo que estaba pasando el chico ya que se veía tan pequeño e indefenso
-. ¿Cómo…? ¿De dónde…? – se le atropellaban las preguntas a Max que, sin darse cuenta, se había sentado al otro extremo de la cama y se inclinaba hacia el niño. Sentía, por puro instinto, ganas de protegerlo y cuidarlo.
-. Ángelo sobrevivió a un huracán… entre muchas otras cosas malas – respondió Sergio, alzando las cejas en un gesto de fastidio
-. ¿Un huracán?
Max nunca había visto uno de cerca ni quería verlo tampoco. Sintió inmediata compasión por el chico…pero seguía sin entender qué hacía en casa de Sergio
-. ¿Dónde? – preguntó con toda inocencia intentando encontrar una explicación
La sala se llenó del sonido de un intenso suspiro de Sergio
-. En la isla – anunció Sergio duramente
Pasaron varios segundos antes que Max comenzara a crear las conexiones mentales para entender lo que Sergio decía. Su primera reacción fue levantarse de un salto de la cama y mirarlos a ambos, asustado
-. ¿La… isla? – repitió atontado
-. Un huracán pasó por la isla hace unos días. Destruyó casi todo. Hubo heridos y…
Sergio no quiso mencionar los muertos frente al niño, pero le hizo a Max un gesto para que comprendiera.
Vaya que si comprendió. Su boca se abrió de sorpresa y sus ojos estaban enormes
-. Volveré en unos minutos Angelito – dijo Sergio levantándose, con una última caricia al chico.
Max se había vuelto pálido y requería de su atención. Sergio lo tomó del brazo y lo guio fuera de la habitación. Sin darse cuenta, estaban en la cocina, como antes, y Sergio le preparaba una taza de algo caliente.
-. ¿Puedes decirme que pasó? – exigió Max
-. Ya te dije lo poco que sé. Un huracán destrozó la isla. Hubo inundación, mucho daño, heridos y fallecidos. La enfermera de la isla murió.
La noticia impactó a Max. En su mente desfilaron imágenes inventadas de lo que creía podía haber pasado. Recordó que Miki y los otros chicos habían abandonado la isla el mismo día que él y se alegró de ello… la enfermera Cellis estaba muerta… vieja del demonio… la odiaba. Se alegraba de saber que ya no estaba… pero… ¿Quién más había muerto?
-. ¿Quiénes murieron? – preguntó Max de golpe, saliendo del shock
Sergio dejó la taza frente a él
-. No sé sus nombres
-. Pero… sí sabes… si es que…
Max miró suplicante… reteniendo el aire en sus pulmones, anhelando…
Sergio se irritó sobremanera.
-. ¿En serio, Max?
Max preguntaba con la mirada ansiosa y Sergio se debatía entre responder o no.
El silencio se hizo largo y espeso.
-. Esta vivo
Jamás Max iba a entender porque se le había escapado una larga exhalación y un estúpido amago de sonrisa lo había hecho sentir aliviado. Se llevó una mano al pecho y la otra a la boca para evitar un jadeo.
Nada de eso pasó inadvertido para Sergio
-. Max, una nueva regla. Esta es la única y última vez que vamos a referirnos al hermano de mi esposo en esta casa. No volveremos a mencionarlo – dijo levantando un dedo amenazador – ni a él ni a nada que se relacione con él
Max asintió de prisa. ¡Por supuesto! No tenía interés alguno en hablar sobre él tampoco
-. No quiero saber nada de él nunca más en mi vida
Sergio asintió y frente a la taza de té comenzó a contarle sobre la salud de Ángelo. Max preguntaba y Sergio respondía. De pronto estaban conversando como si nada malo hubiera pasado jamás entre ellos y volvieran a ser los mismos de la primera vez que se conocieron.
-. Ángelo tiene muchos problemas para dormir y no le gusta que lo toquen. Me costó mucho que me permitiera cambiarle las vendas. De a poco se ha ido soltando conmigo. Ahora ya entiende que no le haré daño
-. Es comprensible. Lo estaban entrenando… debe ser uno de los chicos nuevos – Dijo Max con el rostro deformado de pena y dolor. A su mente acudieron de golpe los recuerdos de sus primeros días en la isla… se estremeció, fue como sentir una cachetada en el rostro.
-. ¿Cuánto tiempo alcanzó a estar en la isla?
-. No sé. No quiero presionar… es decir… Angelito llora cada vez que intento que me cuente algo así es que ya no le pregunto
-. Yo lo entiendo. Sé por lo que debe haber pasado – replicó Max con voz trémula, mirando al vacío, sumido en sus horribles recuerdos
Sergio estaba preocupado.
-. ¿Podrías ayudarme con él? Me cuesta imaginar lo que debió sufrir y cómo puedo ayudarlo
-. Si quieres puedo contarte como fue conmigo – dijo Max punzante.
Estaba siendo agresivo a propósito. Sabía que Sergio estaría muy choqueado si le contara lo que Adamir le había hecho en la isla.
Pero si había algo que Sergio dominaba era el arte de hablar y guiar una conversación. Sonrió suavemente
-. Sé que debes haber sufrido mucho y pronto podrás contarme. Quiero escucharte y saber. Creo que será bueno para los dos que hablemos de ello un día de estos – en ese momento, Sergio estiró su mano y tocó la de Max que, a pesar de la sorpresa, no rehuyó – pero en este momento estoy tan feliz de que estemos hablando y hayas querido salir. Ahora eres parte de mi familia, Max. No te imaginas lo difícil que fue esperar a que te decidieras.
Nuevamente la dulzura de Sergio ponía a Max en problemas porque… porque le estaba diciendo que era su familia… era tan fácil creerle y dejarse llevar y aceptar el cariño que le ofrecía… los ojos dulces de Sergio eran tan transparentes…
No. Así mismo había caído la vez anterior
-. Si. Claro. Tenemos muchos días por delante – dijo Max retirando su mano
Sergio entendió. Nada sería fácil con Max.
-. Angelito está confiando en mi ahora. Me gustaría que me ayudaras con él
Sergio sabía lo que hacía. Nada mejor que una causa en común para que Max comenzara a confiar también.
-. Y Ángelo… ¿vive aquí ahora? ¿Por qué llegó a tu casa?
-. Fue el único niño que resultó herido en el huracán y.. bueno… tuvieron que traerlo por las fracturas… pero no era posible mantenerlo en un centro de salud porque es chico e incontrolable y… tu sabes
-. Y te trajeron el problema a ti
-. Ángelo no es un problema. De hecho, me agrada mucho y me gustaría ayudarlo
-. ¿Te vas a traer de a poco a todos los niños de la isla? – preguntó Max con sarcasmo
Sergio levantó su taza y bebió un trago. Si. Sería tan fácil y bueno contarle a Max todo lo que había pasado con el huracán y que el daño era muy grande y ahora no quedaba ningún niño en la isla… las casas y construcciones destrozada… seguro que Max se alegraría, pero si lo hacía estarían obligado a hablar de Adamir y no… no iban a mencionarlo. No por un largo tiempo al menos. Adamir estaba vetado de todas las formas posibles en su casa
-. Te tengo a ti y a Ángelo. Me basta con ustedes.
Nazir se desocupó tarde. Había sido un día extenuante. Estaba cansado y preocupado. Llegó a su hogar de noche, pensando en varias de las decisiones que había tomado y en las muy difíciles que aún le quedaban por tomar. Le extrañó entrar a su casa y que Sergio no estuviera para recibirlo. Dejó sus cosas sobre una mesita y se dirigió al interior de la casa a buscarlo. La luz y los sonidos de conversación lo guiaron derecho al cuarto donde estaba el niño herido. Nadie lo escuchó llegar pues, dentro del cuarto, Sergio, Max y el chico estaban riendo y conversando cómodamente sobre la cama mientras le enseñaban un juego al pequeño. Se quedó en el umbral de la puerta observando… Así es que Sergio había logrado que Max saliera del encierro y ahí estaba… como si hubiera aceptado ser parte de su casa sin problema alguno… ¡mierda! suspiro derrotado. Nazir sintió que el peso sobre sus hombros se volvía más pesado… Había pensado que podía dar un paso atrás, pero encontrar esto complicaba todo
-. ¡No te escuché llegar!
Sergio se levantó de prisa y se acercó a saludarlo. Nazir pudo sentir la felicidad fluyendo a través de su amado. Sergio irradiaba energía y alegría. Dios! Estaba perdido. Aun con Sergio abrazado a él, Nazir encontró la mirada de Max… desconfiada… nerviosa. Max… el chico que había enloquecido a su hermano.
-. Hola, Max – saludó grave
-. Hola… –respondió Max – ¿Cómo debo llamarte? – preguntó
Luego de un segundo, Nazir agachó la cabeza y rio. Era segunda vez en el día que alguien no sabía cómo referirse a él… definitivamente no era un buen día y posiblemente se habría puesto furioso de no tener a Sergio abrazándolo con cariño.
-. Puedes llamarme por mi nombre, pero siempre me hablarás con respeto
-. Si, señor … quiero decir, si, Nazir.
Era muy raro escuchar a Max llamarlo por su nombre… Sergio fue el primero en reír estrechando su abrazo sobre Nazir… Max no pudo evitar que una risa nerviosa le llegara al rostro, Ángelo sonrió porque vio que sus nuevos amigos sonreían y Nazir… aaahhhh… Nazir sonrió porque su día de mierda acababa de volverse peor y estaba viendo que era demasiado tarde… no podría dar marcha atrás… así es que no le quedaba otra que reír también de su maldita mala suerte.
Maldita sea, se borro mi comentario antes que lo publicara :'(
Va de nuevo:
¿Ya se va a morir Adamir?
Era mas, pero ya pasa de la 1am y ya tengo más sueño que otra cosa jijijiji. Vuelvo mas tarde para comentar apropiadamente 😉
YA SE VA A MORIR??? En serio tu no fuiste capaz de agarrarle ni un poquito de cariño?? jajajajajaaa eso habrá que esperar para ver si sucede o no. Por lo pronto… no lo está pasando muy bien.
Duerme bie!. Besos. Nani.
Sorry, pero no. No encuentro ni un poquitito de simpatía en mi, hacia Adamir. Jijijiji
Qué tensión! Se les fue un poco de las manos! A ver qué pasa! Ánimo 🦠🦠💪💪
Hola Rous! Yo diría que se les está escapando completamente de las manos… Estan comenzando a sentir presión y no se que tan bueno sea eso. Gracias. saludos!