Capítulo 40
DANIEL
– Quiero verte
No le dije hola ni ningún otro saludo cuando contestó el teléfono… solo le dije directamente lo que quería… sabía que él iba a entender lo que le estaba diciendo y porqué mi prisa… escuché su respiración al otro lado del teléfono y pude imaginar su carita pecosa agitada
– ¿Ya lo pensaste?
Había excitación y ansiedad en su voz, tampoco hubo un saludo…
– Si… estoy seguro… quiero verte
Supe, por los sonidos que escuchaba, que estaba sonriendo… me lo imaginé y quise, aún con más ganas, estar a su lado para verlo sonreír de nuevo… me había quedado con la imagen de él triste, enojado y desilusionado…
– Yo también quiero verte Daniel… pero tengo algunos problemas ahora… no creo que pueda
– Coque… – protesté
– Es que… no puedo dejar a mi familia ahora… hay cosas que han cambiado… y en verdad tengo que estar con ellos ahora
– Dame un par de horas para estar contigo… necesitamos hablar– le pedí
Se quedó en silencio un rato
– Está bien… veré cómo lo hago. Te llamo cuando lo resuelva
– Gracias
Respiré tranquilo, mi corazón se calmó al escuchar su voz y saber que también quería verme…
– ¿Qué problema tienes?, ¿estás bien?
– No… es que… yo no sabía… son cosas de mi familia.. y… es muy complicado Daniel
Solo ahora pude notar su tristeza y preocupación
– ¿Puedo ayudarte?
– Ya me ayudaste
Nos quedamos en silencio… ninguno de los dos quería cortar… estábamos empezando algo nuevo, no era igual a lo anterior, esta vez teníamos claro que era en serio… sabíamos lo que sentíamos…
– Voy a estar esperando tu llamada
– Te llamaré lo antes posible…
– Coque…
– mmhhh??…
– Te echo de menos
Ya no quería ser como antes. Ahora quería hacerle saber lo mucho que me importaba y estaba dispuesto a ser más trasparente y sincero con él… había aprendido… había puesto en riesgo lo que teníamos y casi estuve a punto de perderlo… me quedé esperando su respuesta… quería saber que también le importaba tanto como él a mi
-Yo también Daniel
Sonreí aliviado… me eché hacia atrás en la cama con el corazón mucho más en calma… no sé si me había perdonado completamente pero al menos estábamos iniciado el camino juntos.
MIGUEL
– Ya van 3 Miguel
Tony sonreía encantado… me estaba ganando y yo tenía que tragarme mi estúpido orgullo…
Habíamos comenzado la noche bastante tarde porque Andrei y yo tuvimos que quedarnos más horas en la calle resolviendo un problema… nos encontramos en un restaurant nuevo, cenamos, luego salimos y como siempre, comenzamos a caminar sin rumbo fijo… conversando… luego de unas pocas cuadras llegamos cerca de la playa… había mucha gente, luces, música y una feria grande de juegos y artesanías… nos acercamos y comenzamos a recorrerla… llegamos a la zona de juegos… había un juego de esos en que hay que disparar sobre pequeños animalitos que desfilan en línea recta… si logras derribar varios obtienes un premio… solo estábamos mirando y conversando cuando de pronto Tony me miro desafiante…
– ¿Te atreves? – preguntó indicando el juego.
Solo me reí… lo miré tan elegantemente vestido… su manos suaves y delicadas… estaba seguro de que vencería fácilmente a Tony… disparar y apuntar era una de mis habilidades… casi sentí que lo estaba engañando
– Claro…- nos acercamos.
– ¿El mejor de diez intentos Miguel? – sonreí confiado
– Lo que tú digas…-
Tony tomó el rifle primero… justo antes de disparar se giró hacia mi
-. Pero… hagamos el juego más interesante –
– ¿Cómo?-
– Si te gano me darás un beso…
Me miraba desafiándome nuevamente… muy confiado… sus ojos se centraban en mi boca… había dejado de sonreír… tengo que reconocer que me puse algo nervioso… sonreí mordiéndome los labios… señal inequívoca de que estaba nervioso… ¿tendría la capacidad para ganarme?… no creo… un beso?…
– ¿Y si gano yo? – pregunté
Alzó las manos indicándome que era mi decisión elegir lo que quisiera… ¿Qué quería de Tony?… no sabía que podía querer de él… ¿Quería en verdad un beso?…
– Voy a ganarte…- conteste muy seguro.
Tony solo sonrió y comenzó a disparar… de acuerdo, no lo hacía mal… acertó la mayoría de sus disparos… cuando terminó me pasó el arma muy confiado y seguro de sus resultados
– Me vas a deber tres al menos – me susurró despacio al pasar a mi lado
– No estés tan seguro
Solo erré el primer disparo que fue lo que me tomó darme cuenta del desajuste en el arma de juguete… estaba desalineada… una vez que lo supe acerté absolutamente todos los siguientes disparos
– Creo que no te debo nada
Devolví el arma y pasé por su lado sonriendo con algo de prepotencia… Tony estaba impresionado
– Hey…eres bueno!!!– dijo alcanzándome.
Seguimos avanzando en silencio… yo seguía sonriendo
– Otro?–
Llegamos hasta otro de los puestos… varios cuellos de cisnes sobresalían y había que tirar unas argollas para ponérselas…
– Ya te gané…
Declaré orgulloso, sin ganas de volver a apostar
– Te da miedo perder?
Pagó mientras hablaba y puso en mis manos varias argollas… buenos, si tenía buena puntería con un arma, porqué iba a ser diferente con estas argollas?…
– Tú primero…- me dijo.
Me quedé al frente y lancé despacio mis 10 argollas… parecía más fácil de lo que era… perdí 4 de las argollas que cayeron fuera de los cisnes. ¿podría superarme?… me hice a un lado algo nervioso… Tony comenzó a lanzar sus argollas con mucha precisión y elegancia… había algo especial en sus movimientos…
– Te voy ganando…- anunció sonriendo… aún le quedaban argollas y ya me superaba por una… finalmente acertó todas las que le quedaban… me había vencido.
– Me debes varios besos… – frente a mi sonriendo
– Estamos a mano… yo gané al juego anterior
Me miró dudando… algo desilusionado y tal vez un poco molesto porque no reconocía su triunfo
– Bien… un último juego y un solo vencedor…
– No quiero jugar más
– Entonces ganó yo… te estás retirando
¿Por qué tengo ese orgullo tan terco y porfiado?… supongo que desde niño tuve que pelear cada espacio que avancé… el orgullo y la terquedad eran mis formas de defenderme y volverme amenazante para todos los que se burlaban de mí y me molestaban… yo era así… era parte de mi naturaleza… no iba a cambiar
-El último – dije aceptando – ¿Cuál de todos los juegos?
– Elige un número
– Tres – respondí automáticamente
– Bien, veamos….
Avanzamos rápido entre la gente… pasando frente a algunos stands y de pronto estábamos frente al tercer juego. Varias máquinas ruidosas de Pinball frente a nosotros… no había jugado muchas veces pero al menos sabía usarlas…
–Okay – dijo Tony acercándose a las máquinas- ¿el juego final?
– Claro…
¿Sabía Tony jugar a esto?… lo miré y pensé que se veía demasiado elegante y refinado para conocer este tipo de juegos… simplemente no podía imaginarlo haciendo este tipo de cosas. Comenzamos a jugar mirándonos desafiantes… cada uno escogió su máquina
– 5 minutos…- sonrió antes de empezar – el mejor puntaje después de 5 minutos gana… ¿estás de acuerdo?
No… no estaba muy de acuerdo, pero… no pensaba protestar ni aparentar que estaba nervioso. Me paré frente a la máquina que había elegido y comencé a tirar y soltar las palancas… mi vista de desviaba hacia Tony… veía que lo estaba haciendo muy bien y eso terminó por ponerme muy nervioso. Tiré con más fuerza… pero antes de terminar el juego supe que me había ganado… mierda… ¿por qué había aceptado?…. ¿quería besarlo?
-. Ahora no puedes negarte… te gané – sonreía satisfecho… un beso… no era tan terrible.. osi?… solo un beso
– Ven… vamos
Tony me tomó del brazo e intentó guiarme. Me solté de inmediato. Avanzábamos entre la gente
– ¿Dónde vamos?
Se acercó a mí
– ¿Quieres darme mi premio delante de toda esta gente?
No, en realidad no quería eso… ni siquiera estaba seguro de que quería besarlo
– ¿Dónde, entonces?
– Mi hotel esta a una cuadra…
Su Hotel??!!!… no… nunca hablamos de un hotel. Me detuve en seco.
– ¿Tu hotel?
– Miguel… solo vas a darme un beso…te prometí hace tiempo que me comportaría como un caballero… más aún después de lo que me contaste… confía en mí por favor
Su cara parecía sincera… pero la verdad… más que confiar en él ahora confiaba en mi propia habilidad para defenderme y evitar cualquier cosa que no quisiera… Tony no me parecía un riesgo… Sonreí aceptando y seguimos caminando hasta llegar al hotel.
Entramos a su habitación… elegante y refinada como lo esperaba.
– ¿Quieres algo de beber?
– Champaña…- respondí en forma automática…
No sabía mucho de bebidas pero recordaba haberla bebido muchas veces con Gonzalo y me encantaba. Tony levanto el teléfono y pidió la champaña. Se quitó la chaqueta… se acercó con la victoria pintada en su rostro
– Quiero mi premio
Se paró frente a mi… con suavidad pasó su mano por mi cintura atrayéndome hacia su cuerpo… con mucha ternura y paciencia… su rostro muy cerca del mío… sus labios tocando los míos… en caricias suaves… dulces… delicadas… Tony se tomó todo el tiempo necesario para darme un beso tierno y dulce… … … …
Excesivamente tierno y dulce…
Fue exactamente en ese momento en que me di cuenta… en verdad sentí como un relámpago prenderse en mi cerebro y gritarme con excesiva claridad lo que ya sabía desde hacía tiempo… Tony continuaba intentando convencerme pero ya sabía que era imposible… demasiada ternura… demasiada suavidad… demasiada delicadeza al tomar mi cuerpo para acercarlo al suyo… no era su mano fuerte y brusca que me acercaba a su cuerpo duro y moldeado… mierda!! no era Gonzalo… quería la brusquedad y la fuerza de Gonzalo en mi cuerpo, en mi boca … en mi… quería la sensación de dominio que Gonzalo ejercía sobre mí.
El suave golpe de la puerta interrumpió nuestro beso. Tony suspiró algo desilusionado… se separó para abrir…yo decidí que no tenía nada… absolutamente nada que hacer en esa habitación de hotel con Tony… El camarero entraba depositando la champaña sobre la mesa… me giré rápido hacia Tony
– Lo siento… no puedo
– Miguel…
Negué con la cabeza… absolutamente seguro de lo que estaba haciendo… casi sonriendo de alegría en mi interior… no sabía qué hora era pero de seguro ya era demasiado tarde… quise correr.. alejarme de ese hotel y correr hasta la puerta del departamento de Gonzalo… necesitaba borrar ese beso demasiado tierno… quería sus besos de verdad, esos que me dejaban los labios adoloridos e hinchados… quería sus manos sujetándome con fuerza mientras me obligaba a hacer lo que se le diera la gana conmigo… quería estar con Gonzalo…
Volví a mirar a Tony… le di un beso rápido en la mejilla
– Gracias… estoy en deuda contigo
Quiso decirme algo pero no lo escuché… necesitaba salir de ahí. Pasé por el lado del camarero y salí de prisa de la habitación. Al salir fuera del hotel respiré tragándome todo el aire de una sola vez… sonreía como idiota… solo en la calle… feliz… no quería besos suaves… quería solo sus besos… todo lo que él sabía hacerme… Gonzalo… miré la hora… eran cerca de la 1 de la madrugada… sabía que me recibiría igual si iba a esa hora… pensé en hacerlo… pero me detuve… el corazón me latía con locura… me sobraba adrenalina en el cuerpo… Gonzalo… solo podía pensar en él… todos los recuerdos y los pensamientos que evitaba se vinieron de golpe a mi mente… fue como recibir un cargamento inmenso de emociones y quedar aplastado bajo su peso… Gonzalo… si… si podía perdonarlo… si podía… si… caminé por la calle riéndome… de seguro parecía un loco.. es que estaba loco… como no iba a estarlo si tenía la seguridad de querer estar con el hombre que casi me había matado… pero… quería estar con él… sólo con él. Las emociones me tenían en una montaña rusa… era una deliciosa locura… la seguridad que sentía, las ganas… el deseo… estaba loco… loco de remate. Ya sabía… sabía lo que quería.
“ Tengo que calmarme” fue el único pensamiento lógico que tuve antes de subir a un taxi y bajarme frente a la puerta de mi casa…“tengo que calmarme y hablar con el mañana”. Apenas pude dormirme… estaba muy exaltado… lleno de locura y felicidad… si podía… seguro que si podía. Finalmente me dormí sonriendo, apretando al cachorro entre mis brazos…
Muy temprano a la mañana siguiente, sonó mi teléfono. Era recién de madrugada, aún no terminaba de salir el sol. Me desperté sobresaltado. Era Andrei. Me necesitaba urgente en la oficina. Su voz sonaba grave y preocupada. Me vestí de prisa sumamente intrigado y salí a toda carrera. Cuando llegué había ya varias personas, unos 12 en total, reunidas en la oficina de Gonzalo aunque era muy temprano en la mañana, incluyendo a Don Jaime, su padre, y algunos otros colaboradores cercanos. Gonzalo me dirigió una breve mirada cuando entré a su oficina. Lo miré recordando mis pensamientos de la noche anterior… sentí escalofríos. Gonzalo estaba demasiado concentrado en el problema que tenía entre manos y su cara mostraba preocupación, pero supe que había notado mi presencia. Me acerqué hasta Andrei y aguardé en silencio intentando entender que sucedía. El que hablaba era uno de los hombres del equipo de Gonzalo. Lo había visto un par de veces. El era quien tenía a su cargo algunos de los negocios en el puerto… escuché lo que decía y en pocos minutos entendí de qué se trataba.
-. ¿Y ya sabemos que es lo que Rojas pretende? – pregunto Gonzalo a su hombre
– No está tan claro jefe… pero nunca antes se había atrevido a bajar hasta el puerto… él mismo en persona, con varios de sus hombres–
– ¿Por qué invade nuestro territorio? – preguntó el padre de Gonzalo, mirándolo a él en busca de respuesta, claramente molesto
– Lo estamos investigando… no tengo claro aún que es lo que pretende ni por qué le permitieron circular libremente en territorio ajeno… esto es serio-
– Bueno…- continuó el hombre del puerto – fue de noche don Jaime… anoche estuvo en el puerto-
– ¿Hablaste con Lino? –
– Don Lino me va a recibir dentro de la mañana. Voy ahora mismo al puerto – contestó Gonzalo volviendo a mirarme por unos segundo – Andrei y Miguel vienen conmigo –
– Voy contigo- dijo su padre – más vale llevar compañía
Esas palabras las dirigió a quien era su segundo… debía acompañarnos un grupo importante. nos quedamos todos nerviosos… ¿se esperaban problemas?
Antes de iniciar el viaje Andrei , yo, junto a algunos otros de nuestros compañeros, fuimos rápidamente hasta una pequeña bodega en la planta baja… sacamos varias armas que ya conocía y sabía usar.
-. Con cuidado Miguel. Un movimiento equivocado y podemos iniciar un guerra
Asentí un poco ansioso. Esta vez no era práctica. Era la vida real.
Durante el viaje entendí mejor la situación. Rojas era el jefe de otra familia, bastante poderosa también, pero debido a problemas de exceso y traición se le había prohibido el uso del puerto y tenía que dedicarse a negocios que no incluyeran su uso. EL problema había sido especialmente puntual con el padre de Gonzalo y la familia varios años atrás y había requerido de la unión y el conceso de muchas familias para dejar a Rojas fuera del puerto. Había sido un castigo muy severo. Sin embargo, ayer muy tarde, se le había visto a él y a algunos de los suyos merodeando en el puerto. Eso equivalía a una declaración de guerra. El problema peor era que los jefes del puerto, en especial Don Lino, quien tenía más poder, no habían hecho nada para sacarlo de allí inmediatamente pudiendo fácilmente haberlo hecho… Don Lino era un misterio últimamente. De ser un hombre activo había pasado a ser una sombra… nadie sabía por qué había cambiado… todo esto era preocupante, esto representaba un potencial riesgo no solo para el proyecto de Gonzalo sino para muchos de los negocios de su padre que usaban el puerto como punto de partida o llegada. Ahora necesitaban saber con urgencia que era exactamente lo que había sucedido ayer y por qué Rojas se había atrevido a bajar al puerto y los jefes no habían actuado. Don Lino era el hombre clave.
El viaje fue tenso. En uno de los vehículos grandes viajábamos el chofer, hombre muy cercano a Don Jaime, Gonzalo y su padre, Andrei y yo. En otros vehículos más discretos nos seguía un pequeño ejército armado. Iba nervioso y ansioso. Era primera vez que participaba de algo real. A ratos, sentía la mirada de Gonzalo sobre mi… muy fuerte y directa… no me atreví a mirarlo, sentía una revolución de hormonas en mi interior… pensé que si había algún problema serio, en verdad, estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para evitar que lo dañaran… pero eso no debía extrañarme, era parte de la lealtad que tenía por ser miembro de esta familia.
Al llegar al puerto fuimos directamente hasta unas bodegas grandes justo frente a los muelles. Por los letreros supuse que era el negocio de la familia de Don Lino. A los pocos segundos de haber estacionado un par de hombres se acercaron a recibir a Gonzalo y especialmente a su padre. Justo antes de bajar del vehículo Gonzalo me dirigió otra mirada intensa… fueron varios segundos más de lo normal, dibujó una muy breve sonrisa y desapareció detrás de su padre… de nuevo, no supe que responder pero me sentí lleno de emociones fuertes y feliz. N0 era ahora el momento ni la ocasión… pero ya sabía… tenía claro lo que quería
-. Vamos
Andrei me tocó del brazo. Bajamos y los seguimos a cierta distancia. El resto de nuestro ejército permaneció invisible aunque sabíamos que estaban cerca. Caminé al lado de Andrei intentando parecer tranquilo y seguro aunque sentía el corazón latir muy fuerte. Andrei me miraba de vez en cuando. Seguí el camino de sus ojos y me pude dar cuenta que era lo que observaba. Sobre los edificios cercanos y en las pilas de contenedores había gente armada. El golpe de adrenalina fue intoxicante. Lleve mis manos muy despacio sobre mi chaqueta… sólo quería sentir las formas y asegurarme que mis armas estaban ahí por si las necesitaba. No era un juego. Cruzamos el umbral de las puertas. Más hombres nos esperaban frente a otra puerta cerrada. Esta se abrió y un hombre de unos 35 años se acercó respetuoso al padre de Gonzalo
– Don Jaime, Gonzalo, bienvenidos.– saludó cortésmente a ambos– Don Lino los espera. Por aquí, por favor
Andrei no se movió y yo me quede quieto a su lado. Gonzalo y su padre desaparecieron detrás de la puerta frente a nosotros. Los hombres de Don Lino quedaron frente a nosotros. Eran cuatro.
– Andrei–
Saludo uno de ellos con un pequeño movimiento de cabeza
-. Carlos – contestó con igual movimiento Andrei.
Permanecimos en esa sala un lapso de tiempo corto. El ambiente era tenso, aunque se fue relajando levemente conforme pasaban los minutos. Tenía muchas preguntas para Andrei pero ya las haría más tarde. Apenas me atrevía a moverme.
La puerta volvió a abrirse con brusquedad. Don Jaime y Gonzalo caminaban serios… muy serios. Sin ninguna palabra más que las necesarias para despedirse volvimos al auto. Me atreví a mirar a Gonzalo de reojo. Estaba furioso… me sorprendí de poder leer su rostro y su cuerpo con tanta claridad. Aparentaba tranquilidad pero yo sabía y creo que Andrei también, que estaba conteniendo la rabia
-. ¿Gonzalo?- preguntó Don Jaime pasados unos minutos…
¿Qué estaba preguntando en realidad?… ahora si no entendía nada pero primero muerto antes que atreverme a preguntar algo. Gonzalo respiro profundamente buscando controlarse… miró por la ventana antes de responder cortante
-. Ahora no Papá
Y siguió mirando fijamente el paisaje. Don Jaime insistió.
– Esto es más grave de lo que pensamos. Puede afectarnos seriamente. Rojas hizo una movida muy inteligente
Gonzalo no respondió. Me sorprendí. Era la primera vez que lo veía ser descortés con su padre… y que Don Jaime callara… fue raro… ¿Qué diablos había pasado ahí adentro??
Mantenía mis sentidos atentos a las palabras y a los gestos pero no lograba entender mucho más. Si Gonzalo hubiera estado sólo, de seguro estaría en una de sus crisis de furia… sus puños estaban completamente cerrados y sus nudillos blancos, el cuerpo en tensión… su cerebro funcionando a toda velocidad… sus ojos se movían inquietos como si no encontraran tranquilidad en ninguna parte… no me miraba… toda la actividad se desarrollaba en su cerebro. Quise saber qué diablos había sucedido en esa reunión para dejarlo así de alterado pero tendría que esperar. El viaje fue muy tenso.
Cuando llegamos de vuelta, Gonzalo se bajó primero y caminó de prisa hacia el edificio de oficinas, sin esperar a nadie. Nosotros, por respeto, seguimos detrás de Don Jaime hasta bajarnos del ascensor. Ni siquiera me acordé que no quería subir… la curiosidad y la preocupación me estaban matando. Llegamos a la oficina de Gonzalo. Andrei entró primero. Cuando quise pasar…
– Miguel, espera afuera…
Miré a Gonzalo como si me hubiera arrojado un balde de agua fría. Pensé gritarle unas cuantas cosas pero me contuve, no podía… era mi jefe, era el idiota con quien quería estar… moría por saber que le había pasado para dejarlo así…. Cerré la puerta de su oficina por fuera. La secretaria me miró y sonrió amablemente. Me senté a esperar aunque por dentro quería alejarme, mandarlo a la mierda… no quería estar esperando luego de que me echara así… ¿solo Andrei era digno de su confianza???… ¿y qué mierda era yo, entonces?? ¿No que éramos todos una sola familia??
GONZALO
Era una maldita pesadilla… pocas veces había sentido tanta rabia. Por primera vez me encontraba atrapado por mi sentido de lealtad hacia mi propia familia… era un juego sucio… siempre jugábamos sucio, solo que esta vez era yo quien había quedado atrapado en la jugada… atrapado sin ver una salida
-. ¿Qué pasó?- me preguntó Andreí muy calmado conociendo mis reacciones. Tenía un grito de impotencia atorado en la garganta… necesitaba de la tranquilidad y la compañía de mi amigo.
– ¿QUÉ PASÓ??… PASÓ UNA MALDITA PESADILLA!!! ESO ES LO QUE PASO- respondí gritando…
Tenía que tranquilizarme… Andrei no tenía la culpa de nada de esto… lo peor era saber que Miguel estaba afuera… me senté en uno de los sillones y él se sentó cerca. Andrei era al único a quien podía contarle… mi vida… mi destino había dado un giro completo… todo estaba patas arriba ahora… Respiré profundo y traté de calmarme… Andrei me esperaba con paciencia.
– Voy a contarte
LA REUNIÓN
Don Jaime y Gonzalo entraron a la sala de reuniones de Don Lino. Él hombre se puso de pie con dificultad y los saludó con un beso en la mejilla, como correspondía. No era muy alto, tez blanca, ojos claros, de contextura un poco delgada y mirada penetrante. Parecía más viejo de lo que realmente era. No recordaban a Don Lino así, aunque hacía varios meses que no se lo veía mucho… Parecía enfermo… frágil, quebradizo.
Se sentaron después de los saludos. Sólo eran ellos tres más el hombre de confianza de Don Lino que permanecía de pie cerca de su jefe. Tanto Don Jaime como Gonzalo lo conocían, se llamaba Esteban y llevaba más de 15 años con Don Lino. Era su mano derecha. Antes de que Don Jaime o Gonzalo pudieran preguntar o decir algo, Don Lino tomó la palabra
-. Ah! Jaime… eres muy afortunado, no sabes cómo te envidio –
– ¿Por qué?- preguntó el hombre con cautela
– Bueno. Mira a tu hijo, sentado a tu lado… conocedor del negocio… tienes alguien muy valioso contigo-
– Si… Gonzalo es un buen hijo – contestó Don Jaime un poco confundido, sin saber hacía donde iba esa conversación pero siguiendo el ritmo que Don Lino estaba marcando. Gonzalo permanecía en silencio.
– Gonzalo será tu sucesor… es una tranquilidad muy grande para un padre saber que su hijo sigue sus pasos-
– Tu también tienes varios hijos – aventuró Don Jaime con precaución…
-Si… si, son muy buenos… aunque los dos mayores… bueno, ellos han decidido seguir rumbos diferentes… Ya tengo un médico en la familia… – había cierto sarcasmo en su voz cansada – El mayor ha comenzado su propia clínica y el que le sigue…– sonrió con afectada alegría- también está estudiando y quiere independizarse… ¿has visto que tontera??… independencia!!! cuando puedo ofrecerles lo que deseen pero ellos quieren independencia
El desconcierto en Don Jaime y Gonzalo era mayor. Escuchaban atentamente mientras Don Lino hablaba de sus hijos y evitaba dejarlos exponer el problema que traían entre manos.
-. Los hijos a veces, resultan una desilusión… todo esto… tanto trabajo y esfuerzo… y no lo quieren…- le costaba hablar… se cansaba con facilidad
– Aunque si tengo un hijo que desea seguir mis pasos… pero es tan joven aún… ¿a qué edad empezaste a trabajar con tu padre, Gonzalo?-
-. A los 15, Don Lino- respondió Gonzalo respetuoso pero desconcertado
– Si… si… eres un hijo ejemplar… y tu hermano Daniel también… supe que estuvo trabajando contigo… debes sentirte orgulloso Jaime
– Lo estoy
– Sin embargo yo estoy preocupado… Ya me estoy haciendo viejo y mi sucesor es demasiado joven aún…
¿A dónde iba esta conversación?… ya no era simplemente educación… Don Lino intencionalmente seguía en el tema de la familia
-. Aún le quedan muchos años – intervino Gonzalo
– Tal vez no tengo tanto tiempo
El silencio fue total. ¿Estaba declarando que estaba enfermo e iba a morir pronto?… ¿a eso se debía su aspecto cansado y débil?… Gonzalo quedó mudo tratando de dar forma a ideas en su mente, pero su padre de pronto pareció entender un poco más.
-. ¿Y qué edad tiene tu sucesor ahora?
Don Lino hizo en gesto para indicar sorpresa…
-. Solo 15 años… es muy inteligente y capaz, pero demasiado joven por ahora
– ¿Entiendo que tienes una hija adulta también?
Gonzalo y su padre sabían exactamente todo lo que Don Lino estaba contando respecto de su propia familia… pero se había cuidado bien de no revelar su estado de salud… ¿por qué lo estaba haciendo ahora?
-. Ah si!!… mi hija… María es muy bonita e inteligente… una buena hija – sonrió demostrando el orgullo que sentía – Es una lástima que no pueda nombrarla como mi sucesora. Tiene 20 años, sería una buena negociante… pero ya sabemos que las mujeres no pueden dirigir el negocio… tienen otras funciones más importantes que cumplir
– Si. Así es
¿Estaba su papá entendiendo algo??… porque Gonzalo honestamente quería preguntar las cosas directo… sin tanto adorno… quería entender claramente… ¿estaban haciendo vida social??… ¿conversando de la familia cuando acababa de declarar que no tenía tiempo… que estaba enfermo??? Guardó silencio… todos sus sentidos doblemente alertas
– La maternidad, por ejemplo. Se casan y deben formar una familia… los hijos no deben descuidarse… su deber como madre está primero. Aunque María aún no tiene esposo ni novio, pero me gustaría mucho verla casada antes de partir…- Don Lino hizo una generosa pausa antes de continuar– con un buen hombre que pueda ocupar mi cargo temporalmente, hasta que mi hijo crezca y pueda hacerse cargo
La mente de Gonzalo quedó congelada un instante para luego comenzar a funcionar con la velocidad de un rayo… ¿Don Lino estaba ofreciendo el cargo de jefe de su familia al futuro esposo de su hija? … ¿un esposo que aún no existía ni siquiera cómo novio?… Rojas tenía 4 hijos… todos adultos… ninguno casado… mierda!! Estaba entendiendo demasiado rápido
-. Me imagino que su hija debe tener muchos pretendientes– se atrevió a preguntar inquieto y ansioso… necesitaba respuestas… había mucho en riesgo… muchísimo. La mayoría de sus negocios, legales e ilegales pasaban por el puerto… era indispensable contar con ello… vital, esencial…
– Si… si, siempre hay jóvenes alrededor…- Don Lino se volvió a mirarlo directamente con sus ojos claros, fríos y penetrantes – pero yo preferiría que se casara con un hombre que conozca el negocio, ya sabes, una unión de familias es un lazo muy fuerte y poderoso… Dos familias importantes unidas se vuelven casi invencibles…
Gonzalo sintió un estremecimiento recorrerlo… no necesitaba más explicaciones… había entendido claramente… o eran ellos o era Rojas, pero alguien debía desposar a esa hija para hacerse del control del puerto… uno de los cargos más importantes a los que se podía aspirar… Don Lino estaba muriendo y quería un reemplazante temporal… por varios años… el beneficio era inmenso, pero había que casarse…
El corazón latía en sus sienes, en su mandíbula apretada… su respiración agitada… hacía muchos años que no se quedaba mudo… sin saber qué hacer ni que decir… ni pensar…¿casarse???
– Entiendo – dijo su padre. Su voz había cambiado también.- es una preocupación muy natural
-.Cuando yo no esté, quiero que mi familia y mi negocio queden protegidos
– Espero que aún tengas mucho tiempo de vida
Don Jaime había entendido claramente y ahora necesitaba saber de cuánto tiempo disponían para tomar una decisión. Don Lino hizo un gesto al aire
-. Ya llevo varios años peleando con esta enfermedad… puede ganarme en cualquier momento
No había tiempo… tenía que ser una decisión rápida… Gonzalo sentía que se ahogaba en esa sala… Sus manos se habían contraído fuertemente aunque su rostro parecía normal…quería salir a respirar afuera… quería ver a Miguel…
– Es una pena Lino. Volveré a visitarte dentro de unos días. Nos vamos muy preocupados por tu salud. Debes cuidarte
Don Jaime se ponía de pie. La reunión había concluido… todo quedaba muy claro.